Capítulo 9

En la gran ciudad

Al día siguiente, Rizzo se levantó temprano ya que anoche, ojeando la guía telefónica, encontró la dirección de aquel reportero que realizó aquel artículo de investigación acerca del equipo Plasma. En circunstancias normales no se tomaría tantas molestias, sin embargo Matís le había pedido ayuda para investigar al equipo Plasma y él aceptó un poco a regañadientes, ya que después de todo le debía un par de favores de otras veces que le había cubierto las espaldas con sus correrías. Por lo que, haciendo de tripas corazón, se dirigió al lugar sin más dilación para quitarse cuanto antes ese encargo de encima.

El tipo vivía en el 566 de la calle Porcelana, estuvo llamando al 12 A, el piso del reportero, pero no le abría.

-Qué raro… igual no está…-pensó el chico, llamando de nuevo por el telefonillo.

En ese momento abrió por dentro una mujer cargada de maletas y le dejó pasar; subió en el ascensor hasta el decimosegundo piso y estuvo llamando al timbre, pero nadie le abría.

-Qué raro que no esté…

Miró el resquicio de la puerta por un momento y pudo ver que estaba ligera y casi imperceptiblemente entornada; la empujó levemente y las bisagras chirriaron un poco al abrirse, nadie pareció reaccionar dentro.

-¿Señor Kirkou? ¿Está usted ahí?-inquirió Rizzo, tocando a la puerta con los nudillos.

Sin embargo nadie salía a recibirle, cosa que le extrañó aún más si cabía, sobre todo teniendo en cuenta que la puerta estaba abierta. La abrió un poco más hasta que finalmente entró en la casa.

-¡Con permiso! ¿Está usted ahí, señor Kirkou?-inquirió el chico, pasando dentro sin descalzarse siquiera.

La puerta daba directamente hacia un pasillo blanco, muy poco decorado y de parqué de madera; daba directamente a un salón amplio y muy iluminado, donde todo estaba un tanto desordenado. Fue allí donde vio al periodista frente al ordenador en una posición extraña, como si se hubiera dormido sobre su escritorio.

-Igual está dormido… ¿señor Kirkou? ¿Está bien?-inquirió Rizzo, tratando de despertarlo.

Con algo de recelo se acercó hasta él y le zarandeó levemente; como vio que no se despertaba lo zarandeó un poco más fuerte y, en ese momento, perdió el equilibrio y se calló hacia su lado izquierdo, mostrando una mirada perdida y unos labios amoratados. Rizzo soltó un grito y dio un salto hacia atrás, asustado.

-¿Está… muerto?

Se acercó un poco a él y le tomó el pulso para confirmarlo; definitivamente estaba muerto.

-Ay, madre… tengo que llamar a la poli-masculló el chico, haciendo mano de su videoemisor.

La policía no tardó mucho en llegar y estuvieron tomando declaración a Rizzo y revisando tanto el cadáver como posibles pistas por todo el piso.

-Por lo que hemos visto hasta ahora estaba tomando café cuando se desplomó sobre el teclado del ordenador; hemos llevado el café al laboratorio, lo están analizando, en cuanto tengamos algo le avisaremos. Usted es el principal testigo y descubridor del cadáver, por lo que debe quedarse con nosotros hasta nuevo aviso-le explicó el policía que llevaba el caso.

-Claro, lo comprendo… qué mal, y yo que quería preguntarle un par de cosas acerca de su artículo de investigación…-masculló Rizzo, frustrado.

-Sí, bueno, el hombre era conocido por ser particularmente incisivo a la hora de investigar, se había granjeado bastantes enemigos debido a ello, tal vez esto puede ser algún tipo de represalia… aunque por ahora no deberíamos echar las cartas al vuelo-añadió el oficial.

El chico estuvo esperando unos minutos más, pero en ese momento oyó una fuerte discusión en el pasillo y fue a ver a qué venía tanto revuelo; un hombre vestido con gabardina marrón era increpado por un chico joven, rubio, rellenito y con gafas.

-¡Te lo dije, mira que te lo dije Handsome, que esto no está acabado, que hay cabos sueltos, que no debemos de tomárnoslo a la ligera! ¡Y mira, asesinato, y precisamente a ya sabes tú quien!

-¡Para el carro, Cheerful, hasta que no se presenten todas las pruebas no podemos hablar de asesinato!

-¿¡Ves?! ¡Ya estás otra vez con esas, me desesperas Handsome! ¿¡Qué diablos te pasa?! ¡Antes no eras así!

-¡Me ciño a los hechos, que no es lo mismo! ¡No tengas tanta jeta!

-¡Ja! ¿¡Jeta yo?!

La discusión fue interrumpida por el oficial, quien los cortó cortésmente.

-Perdonen, señores ¿Quiénes son ustedes?

-Detectives de la Interpol Handsome y Cheerful, sección trotamundos. Nos hemos enterado de lo sucedido y hemos venido a echar un vistazo y ayudar en todo lo posible-anunció el tal Cheerful, enseñando sus credenciales.

-Ah, bien, pueden pasar agentes… el chico de allí fue quien encontró el cadáver y nos llamó-añadió el oficial, señalando al aludido.

Cheerful clavó la mirada en él, como escrutándole, pero Rizzo no se sintió intimidado.

-Échale un vistazo a nuestro amigo, a ver que me cuenta el chaval-indicó a su compañero.

Handsome no puso reparos y se acercó al cadáver, el cual no había sido movido desde que Rizzo lo encontró puesto que el juez tenía que emitir la correspondiente orden para hacerlo. Por su parte, el agente Cheerful se acercó al chico y comenzó a hacerle una serie de preguntas mientras iba anotando cosas en su libreta.

-Vale, veamos… ¿quién eres tú y a qué habías venido aquí?

-Soy Rizzo, un entrenador de viaje. Leí el artículo de investigación que escribió en su blog acerca del equipo Plasma y todo lo que había averiguado, quería preguntarle un par de cosas por encargo de un colega que está interesado en todo el rollo del equipo Plasma.

-Ya, ese artículo ha dado mucho de qué hablar últimamente… ¿sobre qué hora llegaste?

-A eso de las siete y media, estuve un cuarto de hora llamando al telefonillo, pero una señora me llegó a abrir por dentro; descubrí el cuerpo a eso de las ocho menos cuarto.

-Vale… ¿Cuando llegaste a la puerta notaste algo raro?

-No me di cuenta hasta poco después, la puerta se encontraba entornada, casi cerrada, pero se podía ver que estaba abierta; entré llamando al señor Kirkou, pero como no me contestaba me preocupé y entré.

-Sí, bueno, quizás no fue la mejor forma de actuar en estos casos, pero es comprensible… no tocaste nada ¿verdad? ¿Dejaste todo como estaba?-quiso asegurarse el agente.

-Sí, claro, aunque antes toqué al señor Kirkou pensando que igual se había dormido, fue cuando se me cayó y le vi ahí, en plan zombi, me dio un buen susto. Le comprobé el pulso y llamé a la poli.

-De acuerdo… a ver qué me cuenta mi compañero-murmuró Cheerful, cerrando su bloc.

-Envenenamiento por cianuro potásico, sólo el cianuro deja esas marcas violetas en los labios. A juzgar por el rigor mortis que acabo de comprobar, debió morir ayer por la noche, aunque sólo es una estimación, el forense tendría que confirmarlo-explicó Handsome, llegando en ese justo momento.

-Ayer por la noche… extraño momento para tomar café-observó su compañero.

-Bueno, igual necesitaba mantenerse despierto por alguna razón en concreto, a lo mejor estaba investigando algo...

-Puede ser… ¿Esperaba a alguien acaso? ¿O quizás había algo por la tele a altas horas de la madrugada?-murmuró Cheerful, pensativo.

-Sugieres demasiado, Cheerful-murmuró Handsome, observando el lugar.

Su compañero le lanzó una mirada llena de desdén y se apartó un poco para seguir investigando. Se dirigió a la cocina y estuvo observando todo con suma atención, la cafetera estaba enchufada y aún quedaban restos de café en el fondo.

-Se lo tomó entero… debía de gustarle mucho el café…

Abrió varios cajones para mirar su contenido, no vio nada anormal excepto un bote de café molido que le llamó la atención.

-Mph, apenas se ven restos de cianuro… tendrían que analizarlo en el laboratorio-se dijo, apartando el bote.

Fijó la vista en la mesa de la cocina y vio entonces un paquete de papel de color blanco, abierto por un lado y sin remitente.

-Vaya, vaya…

Movió el paquete ligeramente y del interior de éste salieron varios restos de café molido y una notita en la que ponía: De su mayor admiradora secreta, sé que le gusta el café colombiano. Espero que nos podamos conocer en persona muy pronto. Además, adjuntaba una foto de una mujer de metro ochenta despampanante y con un vestido ceñido que dejaba poco margen a la imaginación. Las cejas del agente se elevaron, en un gesto analítico.

-Se pone interesante… espera.

Llevado por su instinto, se acercó a la papelera y la abrió con el pie, encontrando lo que buscaba: un paquete de café colombiano vacío y arrugado. Enseguida comenzó a encajar las piezas mentalmente.

-Lo recibió, guardó el café aparte y tiró el resto… pero ¿por qué conservó el paquete? ¿Quizás por querer averiguar el remitente? La tipa está de buen ver, pero yo habría dudado…

Abandonó la cocina pensando a toda velocidad varios escenarios, y en ese momento se rencontró con su compañero, dirigiéndose directamente a él.

-¿Alguna novedad?

-Esto te va a gustar, una supuesta admiradora secreta le mandó un paquete de café colombiano sin remitente y él, confiado, se hizo un café a su salud. Tenemos que averiguar quién mandó ese paquete y por qué.

-Te haces demasiadas preguntas, Cheerful.

-No las suficientes, Handsome, no las suficientes…

Rizzo estuvo esperando un rato más hasta que el agente Cheerful le indicó que se fuera.

-Ya puedes irte, chico, ya seguiremos investigando nosotros por nuestra cuenta.

-Bien… ah, por cierto…-murmuró el chico, algo inseguro.

-¿Sí?

Rizzo le miró por un momento, pensando en todo lo que le comentó Iris, pero al final se lo pensó mejor. No era algo que le atañera directamente, por lo que prefirió no mojarse demasiado. Después de todo no era su lucha, simplemente llegó al lugar en el momento menos indicado.

-No, bueno… cojan al que haya hecho esto.

-Por descontado… gracias por tu ayuda-agradeció Handsome.

El chico se fue rápidamente mientras Cheerful le observaba irse, observándole atentamente con los ojos entrecerrados. Había algo en todo ese asunto que le inquietaba especialmente. Sólo esperaba que estuviera equivocado.


Esa misma tarde Matís recorría la ciudad a pasos agigantados, como si tuviera prisa; no había vuelto a tener noticias de Rizzo, y eso en parte le molestaba, puesto que él no había podido averiguar gran cosa. Según la policía no había habido nada sospechoso en ningún lugar desde principios del verano, y además no pudieron darle ninguna información al respecto al no ser un empleado público o un investigador privado. En ese sentido era de esperar, puesto que la administración se guardaba mucho en ese sentido por mediación del partido, aunque por lo menos le dieron algo de lo que tirar, dirigiéndose para allá a no más tardar.

-Joder, si es que lo tengo que hacer todo yo… ¿dónde se habrá metido Rizzo?-se preguntó el chico, un tanto molesto.

En cuanto giró y dobló la esquina hacia la calle de la moda, se dio de bruces contra alguien.

-Oh, mierda… lo siento, iba distraído…

-No ha sido na… ah, hola Matís.

En cuanto alzó la mirada vio entonces quién era, murmurando de seguido.

-Anda, Nanci, hola. Vaya, ya va siendo costumbre que nos choquemos...

-Ji, ji, pues sí… ¿Vas a algún lado?

-Sí, voy a ir al registro para mirar un par de cosas.

-¿Al registro? ¿Y qué quieres mirar?-inquirió ella, extrañada.

-Datos acerca de los últimos reportes relacionados sobre el equipo Plasma-explicó él, mientras retomaba la marcha. Nanci le siguió mientras seguían hablando al respecto.

-¿Y para qué? ¿Por qué del equipo Plasma? Tengo entendido que se disolvió hace dos años...

-Sí, pero ahora han vuelto, y son mucho más radicales que antes.

-¿En serio?

-Sí, es por eso voy a ir allí, necesito comprobar ciertas cosas sin que me estén echando el aliento tras la nuca constantemente y sin tener que ser un investigador privado ni nada por el estilo, por lo que me contaron en comisaría. ¿Quieres acompañarme?

Por un momento la chica se quedó callada, como si tuviera dudas al respecto, hasta que finalmente aceptó, para sorpresa del muchacho.

-Está bien, no tengo nada que hacer ahora mismo.

-Vaya, gracias, pensaba que a lo mejor me dirías que no…

-Bueno, sí es verdad que no es mi idea de cita ideal, pero ayudaste mucho la última vez en el Pokéwood, así que…

-Sí, bueno, era lo menos que podía… espera ¿cita?-inquirió el chico en ese momento, sin esperárselo en absoluto.

-Ah ¿no lo es entonces?-inquirió ella, con gesto coqueto y particularmente mono.

Por un instante el chico no supo muy bien qué decir al respecto, al tiempo que su cara enrojecía por momentos, a lo que ella se rió, divertida.

-Tranquilo, solo te estoy tomando el pelo…

-Ah… ya, bueno, está bien…

Nanci no pudo evitar esbozar una sonrisita, ya que el chico se veía adorable por momentos, pero enseguida se recompuso y le acompañó hasta el registro, situado en el centro de la ciudad y en uno de los pocos edificios de aspecto clásico de la localidad.

Una vez allí, estuvieron reuniendo información tanto en soporte físico como en digital, ocupándose Nanci del físico, mientras que Matís consultaba la base de datos local.

-Tienen que estar por aquí… a ver, a ver… vamos, aparece…-musitaba Matís por lo bajo, mientras sus ojos buscaban posibles nombres relacionados con el caso Plasma, como se conocía oficialmente.

Mientras Nanci iba guardando aparte posibles archivos buenos para consultarlos después, ella le preguntó en un momento dado.

-¿Y a qué viene todo esto? Quiero decir… ¿por qué quieres saber más acerca de ellos?

-Para poder combatirlos eficazmente… ah, creo que tengo algo-anunció el chico, haciendo doble clic en un archivo adjunto a un fichero principal.

-¿Combatirlos? ¿Y eso por qué? ¿No eran peligrosos ahora según tú?

-No me dan miedo. Además, tengo motivos para ello. Robaron el purrloin a mi hermana delante de mis narices, un purrloin que además recibió de su abuelo poco antes de morir, y yo… no pude hacer nada por evitarlo. Dejé que se lo llevaran y esos malnacidos se salieron con la suya, hicieron llorar a mi hermana. Y eso… no se lo puedo perdonar. Jamás. Pagarán por lo que han hecho, palabra-musitó el chico, dibujando un gesto amenazante en su rostro y cambiando la voz de forma drástica, asustando a Nanci en consecuencia.

En cuanto vio la cara de la chica, el chico se disculpó enseguida.

-Agh, perdona, es que… me crispan mucho.

-No, está bien, entiendo cómo te sientes, yo en tu lugar estaría igual de cabreada. Aunque me sorprendes, Matís…

-¿Y eso?

-No me esperaba que tuvieras una vena tan justa. Cualquier otro se lo dejaría en manos de la policía, pero has decidido por ti mismo coger el tauros por los cuernos y ocuparte tú mismo del asunto. Es realmente admirable.

-Ah, tampoco es para tanto, sólo hago lo que debería, es decir… ¿quién sería capaz de dejar pasar algo así? Lo que significa ese pokémon tanto para mí como para mi hermana es algo especial, es un recuerdo que nuestro abuelo nos dejó. Dejarlo pasar sería como abandonar ese grato recuerdo que nos regaló, no sólo a mi hermana, sino también a mí. Por eso… es por eso que tengo que hacer esto.

Las firmes y consecuentes palabras del muchacho, así como la cara que puso al decirlas, impresionaron visiblemente a la chica, al tiempo que un ligero rubor se asomaba a sus mejillas. Apartó la mirada, al tiempo que murmuraba.

-Te entiendo perfectamente…

-¿Ah, sí?

-Sí… yo… mi madre murió hace ya años atrás por una enfermedad rara incurable. Sufrió muchísimo, pero aun así nunca perdió su sonrisa hasta el mismísimo final. Me hizo prometer que yo tampoco la perdería pasara lo que pasara, y que nunca dejara a mi padre puesto que me necesitaría. Desde entonces no he dejado de sonreír, y siempre he estado ahí para mi padre ayudándole en todo lo posible.

Matís se quedó muy impresionado al escuchar todo eso, más aún cuando vio que la chica esbozaba una gran sonrisa, la cual se la antojó perfecta y muy brillante. Por un momento no supo muy bien qué decir, murmurando al poco rato.

-Ah, vaya, yo… lo siento mucho…

-No pasa nada, perdona, no suelo contarlo así sin más, pero…

-No, está bien.

Ambos se quedaron en silencio por unos breves instantes, mirándose a los ojos y compartiendo entre ellos un mismo sentimiento. Un sonido de notificación del sistema les sacó en ese momento del ensimismamiento, al tiempo que Matís retomaba el hilo.

-Ah, vale, ya se ha descargado, a ver qué es esto…

Encontró algunos archivos más interesantes que se descargó para leerlos con más calma, y pidió una copia de reprografía de los físicos para llevárselos, teniendo que pagar una pequeña tarifa, pero no le importó, puesto que estaba dispuesto a lo que sea con tal de encontrar a purrloin.

Por su parte, Nanci le estuvo acompañando varios minutos más hasta que Matís terminó.

-Vale, tengo lo que necesito… muchas gracias por tu compañía, Nanci-agradeció el chico, mientras salían del registro.

-Oh, no ha sido nada…

-¿Te quedarás en la ciudad?-inquirió en ese momento el chico.

-Ah, sí, unos cuantos días ¿por?

-No, lo digo para quedar alguna vez…-murmuró él, un tanto cortado.

-Ah, claro, vale… llámame y quedamos…-asintió ella, con una gran sonrisa.

El chico le devolvió el gesto, despidiéndose de ella, y, una vez sola, empezó a caminar sin rumbo fijo, pensando en todo lo que le contó acerca del equipo Plasma y lo que le pasó a su hermana. De buenas a primeras ella no era una chica que contara sus intimidades a cualquiera, sin embargo hubo algo en su historia que la conmovió y la animó a abrirse a él, aunque sólo fuera un poquito. Ahora se sentía un poco más cerca de él, y eso la alegraba un montón, dándola más motivos para sonreír.

Sin embargo, en ese momento su tren de pensamientos fue cortado en seco por unas abruptas voces que la llamaron la atención.

-¡Ahí está!

-¡Atrápala, vamos!

Nanci levantó la vista vio a dos tipos vestidos cual cazadores internándose en un callejón cercano; se asomó para ver a qué venía tanto escándalo y los vio cazando a un pokémon que no había visto nunca capaz de flotar en el aire. Lanzaron una red metálica, atrapándolo y haciéndole caer al suelo en el proceso.

-¡Te tenemos, guapa!-masculló uno de ellos.

-¡Esta vez no te escapas!

En un intento desesperado por zafarse de la red el pokémon se zarandeó, obteniendo como resultado cortes y arañazos tanto en su fino y delicado cuerpecito como en su vistoso pelo, que parecía brillar con luz propia.

-Eso es cruel… ¿qué pokémon es ese?-se preguntó ella, ocultándose.

Dado que tenía consigo los medios para informarse sacó el dispositivo que le dio su padre, probando por primera vez sus funciones de pokédex y funcionando a la perfección.

-Meloetta, el pokémon melodía; pokémon singular que controla los sentimientos de los que escuchan las melodías que emite con su particular vocalización. Se han creado innumerables canciones inspiradas en las melodías que emite.

Los ojos de Nanci se abrieron de par en par, incrédula por lo que veía. Un pokémon singular ahí y ahora, era como un sueño hecho realidad. Sin embargo, sus pensamientos fueron detenidos en seco en cuanto los cazadores recogieron la red, donde meloetta seguía encerrada y algo magullada. Su expresión asustada y dolorida hizo que algo se revolviera en su interior, decidiendo intervenir y encarándoles directamente.

-¡Eh, vosotros!

Los cazadores se sobresaltaron, dirigiéndose hacia ella duramente.

-¿¡Pero qué…?!

-¡Métete donde no te llaman, niña!

-¡Soltadla ahora mismo!-ordenó ella, sacando la ball de su snivy.

-¡Va a ser que no!-masculló uno de ellos, sacando a un golem.

Nanci sacó a su snivy y el combate dio comienzo, preparándose previamente para la ofensiva.

-¡Desarrollo!

-¡Pedrada, golem!

El pokémon roca tierra lanzó una serie de piedras contra su oponente, pero Nanci indicó.

-¡Esquívalas!

Desmostrando una agilidad y unos reflejos envidiables, snivy fue saltando de roca en roca usando sus lianas para desviarlas y así evitarlas con facilidad.

-¡Movimiento sísmico!

El golem se aproximó hacia snivy para cogerla, pero Nanci indicó.

-¡Por debajo, snivy!

Antes de que pudiera alcanzarla, el pokémon planta se arrastró bajo los pies de golem y le encaró por detrás en menos de cinco segundos.

-¡Ahora, látigo cepa, cógelo!

Haciendo gala de su desarrollada fuerza, cogió al pesado pokémon con sus lianas y se lo lanzó a los cazadores, dándoles de morros.

-¡Acaba con energibola!-exclamó Nanci.

Snivy formó una verdosa bola de energía en su boca y se la lanzó con fuerza, golem echó a rodar llevándose consigo a los cazadores calle abajo hasta que se perdieron en la lejanía.

Una vez que el peligro pasó, Nanci le quitó de encima la red al pokémon y trató sus rasguños y magulladuras con una superpoción.

-¿Mejor?-inquirió ella.

El pokémon singular asintió con gesto agradecido, aunque aún algo asustada, por lo que la chica decidió rápidamente.

-Será mejor que nos escondamos de esos desgraciados… vamos a tomar algo en ese café.

Dicho café estaba justo al lado donde se encontraban y se llamaba Café Sonata; era un establecimiento pequeño, con motivos decorativos de madera y muy familiar. No le pegaba para nada el lúgubre callejón donde se ubicaba, pero se notaba que tenía clase; se sentó en una mesa con el pokémon en brazos y el camarero vino enseguida.

-¿La señorita que va a tomar?

-Una limonada… ¿quieres otra tú?

Meloetta asintió muy animada, a lo que ella añadió.

-Que sean dos.

-Dos limonadas-repitió el camarero, tomando nota.

La espera fue muy breve, regresando con lo pedido enseguida junto con algo para picar.

-Dos limonadas por aquí.

-Muchas gracias-agradeció la chica, dando un sorbo a la suya.

El pokémon singular la imitó y estuvieron pasando el rato; uno de los pocos clientes que había allí, un guitarrista de pelo rubio, gafas azules oscuras y ropa un tanto ajada, en plan hippie, les estuvo observando atentamente durante unos buenos minutos hasta que finalmente se acercó a ellos.

-Perdone, señorita… ¿ese pokémon es suyo?

-Ah, bueno, pues no exactamente pero…-murmuró Nanci, aun así el chico la cortó.

-Perdone que la interrumpa, pero es que la brisa que trae lleva consigo un aroma que me trae muy cálidos recuerdos… y mira que me ha hecho recordar una melodía muy dulce que le solía gustar mucho a mi madre. ¡Ay! ¡Cómo añoro los viejos tiempos! ¿Serías tan amable de escucharme?

-Ah, claro, adelante.

El chico preparó su guitarra y, una vez que estuvo listo, comenzó a tocar. Una suave y bella melodía inundó todo el café, las pocas personas que había allí se giraron para poder contemplar como el chico joven tocaba. Las primeras notas hicieron calmarse a Nanci y olvidarse de todo, comenzando a bucear en un mar de recuerdos; sin embargo, el pokémon miró con una cara muy rara al chico, como si se hubiera acordado de algo que hubiera olvidado hace mucho tiempo. Saltó entonces del regazo de Nanci y para sorpresa de todos los presentes, se puso a bailar al ritmo de la música; y para más inri, también comenzó a cantar, a la par del ritmo. Su voz era tan suave como las notas de la guitarra y transportó a todos a un estado de calma total. Pero lo mejor vino después; al poco de ponerse a cantar, el pokémon comenzó a brillar con intensidad y todos pudieron ver en primera plana como el pokémon se transformaba. Su pelo verde y con forma de pentagrama se empezó a recoger sobre su cabeza, cambiando de color a un marrón claro; el pasador con forma de micrófono también cambió de lado y se dispuso en el otro extremo de su nuevo pelo. Sus ojos azules se volvieron rojos, la perla azul en su frente se volvió naranja y su cuerpo se volvió más estilizado, rematado con un frondoso pelaje que se asemejaba a un pequeño tutú que precedía a sus cortas y delgadas patas. Una vez que el chico terminó de tocar, el pokémon regresó a su anterior forma y se puso a aplaudir, con gesto feliz, al igual que todos los demás.

Tras eso, el guitarrista agradeció los aplausos, al tiempo que comentaba.

-¿Sabes? Mi madre siempre me decía: Las melodías de los pokémon llenan los corazones de la gente poquito a poco. Sin embargo, cuando nuestro mundo se sumió en una gran tristeza, los pokémon perdieron su melodía. En aquella ocasión… me pregunto a donde fueron a parar mis zapatos rojos…

-Ha sido muy bonito, muchas gracias por la performance-agradeció Nanci.

El chico sonrió, agradecido, y siguió hablando.

-En cuanto entraste por la puerta me vino una melodía a la cabeza y tu pokémon comenzó a bailar con energía, usando unos pasos de baile que ya apenas se utilizan. ¡Y todo gracias a ti! Eres una criatura sorprendente.

-Oh, no ha sido nada… ha sido cosa de ella, nada más-argumentó Nanci, mientras que el misterioso pokémon volvía a su regazo.

-Qué bien… espero que encuentres tu propia melodía-murmuró el chico, acariciando al pokémon.

Meloetta se recreó en los mimos, esbozando una radiante sonrisa que animó de cierta manera a Nanci, recordando irremediablemente a su madre.

Una vez que se terminaron las limonadas, la chica pagó y las dos se fueron del café. Pero por desgracia, nada más salir vieron que los cazadores habían vuelto y las estaban esperando.

-¡Por fin, ya íbamos entrar nosotros mismos!

-¡Ésta vez meloetta será nuestra, no hemos estado meses buscándola para fallar ahora! ¡Onix, atadura!-masculló el segundo cazador, sacando a uno, mientras que el otro volvía a la carga.

-¡Golem, pedrada!

Nanci fue a hacer mano de la poké ball de snivy, sin embargo, en ese momento meloetta reaccionó, envalentonándose, y saltando de su regazo. Una vez en el aire se puso a cantar de nuevo la misma melodía que aprendió del guitarrista del café; una onda expansiva salió entonces de su boca, la cual detuvo en seco tanto a onix como a golem por unos instantes. Acto seguido, tras el breve canto que ya conocía, cambió de forma una vez más y se lanzó sobre onix primero; sin que el enorme pokémon roca se diera cuenta siquiera, y con gran velocidad, meloetta comenzó a golpearle repetidamente con gran fuerza usando casi todas las extremidades de su cuerpo. Puñetazos, patadas, cabezazos y placajes le llovieron a onix desde todas direcciones a una velocidad mareante, sin poder hacer nada por defenderse.

-¡Eso es a bocajarro!-observó Nanci, alucinada.

Sin detenerse en ningún momento, justo después de darle un repaso tremendo a onix fue a por golem, dándole en la cabeza un sonoro golpe, seguido de otros tantos más; el último consistió en una vistosa patada a la altura del pecho, lanzando a golem contra onix, el cual se puso a rodar arrastrando a sus entrenadores calle abajo por segunda vez.

-¡Que no queremos rodar de nuevo!-gritaron los cazadores antes de desaparecer en la distancia.

Una vez solas Nanci, aún con la boca abierta, se apresuró a dar su opinión.

-¡Eso ha sido una pasada!

Meloetta regresó a su forma normal y se puso colorada por el halago.

-Bueno, supongo que ahora no tendrás problemas si esos pesados vuelven a molestarte; una buena tunda y listos-añadió la chica.

Meloetta asintió, divertida y flotando en el aire, con gesto feliz.

-Bueno, pues encantada de conocerte, meloetta… nos vemos-le dijo ella, antes de irse.

El pokémon singular observó a Nanci durante unos pocos segundos, como si la apenara que se marchara así sin más. Ahora que volvía a recordar la antigua melodía que la daba acceso a su poder no tenía nada que temer por su integridad, sin embargo sentía que se lo debía. Si no hubiera sido por ella, estaría en manos de esa gente horrible que la llevaban persiguiendo desde hacía mucho tiempo. Y más aún, si no hubiera sido por ella, seguiría sin recordar dicha melodía y apenas podría hacer gran cosa por defenderse. Por ello, no necesitó mucho más para decidir nada. Se acercó a ella y la tiró de una de sus coletas, parándola.

-¡Auch! Oh, eres tú… ¿Qué pasa?-inquirió la chica.

Meloetta la miró fijamente, diciéndoselo todo en nada y acercándose a ella con gesto decidido. Por un momento Nanci se quedó callada, como si no terminara de creérselo del todo, pero finalmente murmuró.

-Espera… ¿quieres venir conmigo?

Meloetta asintió con energía y Nanci sacó una lujo ball que guardaba en su bolso; dio un toque con ella al pokémon, el cual entró en la misma sin oponer ninguna resistencia. La ball dio varios toques antes de saltar el seguro. Nanci se guardó la ball y continuó su camino hacia el puerto muy satisfecha al respecto.


-¿Y bien? ¿Hay progresos? Que no me digan que han vuelto a fracasar o me enfadaré, y mucho…

-Pierda miedo, señor, he estado supervisando personalmente las últimas adquisiciones y todo va como la seda. He puesto también a vigilar a alguien en la ciudad, por lo que si vemos algo interesante, lo sabremos enseguida.

-Bueno… quiero resultados ¿me oyes? Que no tenga luego que arrepentirme.

-Tiene mi palabra, señor. Eso por descontado.


Al día siguiente, después de desayunar, Rizzo se sentó en el sofá del centro pokémon, completamente aburrido. Camus no lo había llamado desde entonces para una batalla de gimnasio, ya se conocía la ciudad y no tenía nada más que hacer, por lo que se aburría bastante. Sopesó entrenar, pero enseguida lo desechó, puesto que hasta el momento no había visto a nadie lo suficientemente fuerte como para justificar un enfrentamiento en condiciones. Buscaba a gente fuerte con la que medirse en serio, pero nadie alcanzaba sus expectativas, por lo que al final desistía rápidamente.

-Me aburro… me aburro mucho… me aburro…-murmuró en voz alta y sin ganas.

-¿Te aburres, dices? ¡Entonces no te pierdas la noche de las estrellas!-exclamó una voz delante suyo.

Levantó entonces la visera de su gorra y vio a un chico algo más mayor que él, de pelo castaño y ojos oscuros.

-¿La qué?-inquirió el chico, que no se había enterado del todo.

-¡La noche de las estrellas, una edición especial de la discoteca de la ciudad, Beyond! ¡Con motivo de la lluvia de estrellas Ariétidas pronosticada para esta misma noche, la disco se va a preparar con una noche temática! ¡No habrá razón para aburrirse, si tan aburrido estás! ¡Anímate!-explicó el chico, ofreciéndole un folleto.

Rizzo le mantuvo la mirada durante unos breves segundos y al final cogió el folleto que le tendía.

-Bueno, espero que merezca la pena...

-¡Por supuesto, te esperamos esta noche! Toma, con estos pases podrás entrar con una copa gratuita, te doy más, para que lleves a tus amigos. Di al portero que vienes de parte de Luigi-añadió el chico, antes de irse.

Rizzo le despidió con la mano y se quedó mirando los pases, todos con el logo de Beyond impreso en ellos y diseñados expresamente para el evento con motivos estelares muy coloridos. Ya que no tenía nada mejor que hacer, iría seguro. Pero lo malo fue que el tiempo empezó a pasar lentamente, como si le diera pereza o algo parecido; los segundos se convirtieron en minutos y los minutos en horas, o eso al menos le daba esa sensación a Rizzo. Se obligó a levantarse del sofá y dar al menos un paseo, por hacer algo; pasando por la plaza central se reencontró con Nanci, la cual al verle llegar empezó a recoger sus cosas para irse.

-¿A dónde vas, tanta prisa tienes?-inquirió el chico con parsimonia.

-Sí, muchísima por estar lejos de ti-asintió ella, guardándose ese curioso dispositivo portátil que siempre llevaba consigo en el bolso.

-Ah, desde luego, eres más borde… ¿por qué te incomodo tanto?

-Oh, pues no lo sé, mira, tal vez sea porque… eres un rematado idiota, por ejemplo.

-Hala…-murmuró el chico, fingiendo indignación.

-Sí, sí, di lo que quieras… te di una oportunidad en ciudad Hormigón y la desperdiciaste, olvídame, ahora sí que no quiero nada contigo-le espetó ella.

-¿Nada? Pero… ¿nada de nada? Es una pena, porque pretendía invitarte-anunció el chico, como quien no quiere la cosa.

-¿Invitarme tú a mí? ¡Ja!

-Pues sí, tengo pases de sobra para la noche de las estrellas en Beyond, es hoy a partir de las doce de la madrugada. Pensé que a lo mejor querrías ir conmigo para bailotear un poco y ver las estrellas juntos…-explicó el chico, acercándose a ella con pose chula y elevando las cejas.

-¿Y por un momento pensaste que te diría que sí? Eres más tonto de lo que en un principio pensé…

-¿Rechazas mi cortés invitación? Eso es de mala educación…-comentó Rizzo, sin alterarse.

-¿Cortés? ¿En serio? ¿Te crees cortés cuando en realidad sólo eres un ególatra que piensa que puede tener de todo a sus pies, incluidas a las más guapas? Mira, imbécil, te lo diré de nuevo para que te entre en tu dura mollera: no soy como tus otras chicas. Ahora, déjame en paz-le espetó ella, antes de irse.

Pero aun así, el chico la paró cogiéndola de la muñeca y anunciando con gesto particularmente serio.

-Tú no te vas a ninguna parte.

-Claro que me voy, suéltame.

-No, no te vas.

-Suéltame o te juro que no responderé de mis actos-le espetó ella duramente.

-Tú y yo tenemos una cuenta pendiente-le recordó entonces.

Nanci le miró extrañada, como si no terminara de comprender del todo lo que la decía, pero entonces enseguida supo a lo que se refería, murmurando de seguido con tono altanero.

-Oh, ya veo… el nene está molesto porque le vencí fácilmente...

-Me dejaste en ridículo… ahora me toca a mí-masculló el chico, mirándola duramente.

Nanci se zafó de él y dejaron espacio suficiente como para que sus pokémon pudieran moverse; la gente comenzó a agolparse para ver el inminente combate. La chica sacó a su snivy y Rizzo optó por eevee, siendo ella la primera en atacar.

-¡Snivy, desarrollo y látigo cepa!

-¡Ataque arena!

Snivy se preparó para el combate envolviéndose en un aura verdosa, aumentando sus características, pero eevee atacó acto de seguido, lanzándole un puñado de tierra a la cara y cegándola momentáneamente.

-¡Ahora, ataque rápido!

Eevee se lanzó rápidamente y consiguió embestir a snivy, la cual fue arrastrada hacia atrás.

-¡Cógelo con látigo cepa, vamos!

-¡No la dejes, mordisco!

Las lianas de snivy latigaron hacia el pokémon normal, pero éste se movió deprisa y se las mordisqueó, atrapándola y haciéndola daño.

-¡Vamos a cogerla, lánzala!-indicó Rizzo.

Eevee hizo fuerza hacia los lados y la estuvo balanceando durante un buen rato hasta soltarla, cayendo en el interior de la fuente, de donde salió empapada y mirándolo con fiereza, como si la hubiera molestado muchísimo haberse mojado.

-¡Recurrente!-ordenó Nanci.

Desde el borde de la fuente, comenzó a lanzar la ristra de semillas contra él.

-¡Esquívalo con ataque rápido!

Eevee se lanzó como una bala y pudo esquivar sin problemas las ristras de semillas; además, continuó atacando y se lanzó contra snivy para devolverla al agua, pero Nanci contraatacó rápidamente.

-¡Páralo con placaje!

Snivy se lanzó también y los dos se encontraron, bloqueándose mutuamente.

-¡Dale con energibola!

-¡Contraataca con última baza!

Los dos pokémon atacaron a la vez; snivy lanzó la bola verdosa al tiempo que eevee lanzó la energía en forma de estrella. Hubo una sonora explosión que empujó a ambos pokémon hacia atrás.

-¡No te rindas, snivy!-masculló Nanci, apurada.

-¡Lánzate, ataque rápido!

El pokémon normal obedeció y se abalanzó sobre snivy, embistiéndola y haciéndola tamablear; fue justo entonces cuando el pokémon planta, negándose a ser derrotada, chilló con gran fuerza y comenzó a brillar con intensidad.

-¡Venga ya!-masculló Rizzo, alucinado.

-¡Oh, sí!-exclamó Nanci, encantada.

Tanto su cabeza como su cuerpo se abultaron, estilizándose en el proceso, al tiempo que su cola se hacía más larga y sus patas tanto traseras como delanteras se hacían algo más pequeñas en contraposición. En cuanto el brillo pasó, se mostró el pokémon con una forma distinta.

-¿Será posible?-musitó el chico, informándose rápidamente.

-Servine, el pokémon serpiente hierba; cuando su cuerpo está sucio no puede realizar la fotosíntesis con sus hojas, por lo que cuida mucho su higiene personal.

-¡Vamos, servine, demuéstrales de lo que eres ahora capaz!-le animó su entrenadora.

Fue entonces cuando el pokémon planta hizo brillar su cola en forma de hoja y la usó como una cuchilla, al tiempo que se envolvía en un aura verde intensa, golpeando a un eevee totalmente desprevenido. El golpe fue de impresión, cayendo a los pies de Rizzo completamente KO.

-¡No, eevee!-masculló el chico, contrariado.

Lo recogió rápidamente y sacó en su lugar a magnemite, el cual se movió rápido nada más salir de su super ball.

-¡Magnemite, bomba imán!

El aludido lanzó una serie de trozos de metal que se pegaron a servine y la golpearon repetidamente.

-¡Látigo cepa!

-¡Bomba sónica a discreción!

Magnemite giró sobre sí mismo rápidamente y lanzó una serie de ondas de choque blancas que incidieron sobre servine, repeliendo sus lianas y golpeándola repetidamente. El pokémon planta trató de ponerse en pie, pero finalmente se dejó caer al suelo, agotada. Nanci la recogió y sacó esa vez a un pokémon desconocido para Rizzo.

-¿Pero qué es eso?

-¿Quieres saberlo? Pues ven a por ella-le espetó ella, con gesto encendido.

Meloetta canturreó levemente como respuesta, a lo que el chico exclamó.

-¡Verás lo melodioso que soy yo! ¡Impactrueno!

-¡Cantoarcaico, meloetta!

Sin embargo, el pokémon singular fue mucho más rápida y se puso a cantar la melodía que aprendió en el café, deteniendo en seco a magnemite; para sorpresa tanto de Rizzo como de todos los que veían el combate, comenzó a transformarse mientras cantaba y, en cuanto terminó, se mostró con un aspecto diferente.

-¿¡Cambia de forma!?-musitó el chico, alucinado.

-¡Eso y más! ¡A bocajarro!

Sin que magnemite ni Rizzo se dieran cuenta, meloetta se lanzó sobre el pequeño pokémon acero eléctrico y lo vapuleó desde todos los ángulos posibles hasta dejarlo hecho un trapo en el suelo; sin embargo, aun a pesar de los golpes, magnemite pareció aguantar el golpe y trató de contraatacar con onda trueno, pero meloetta le vio venir y esquivó fácilmente la descarga, para luego rematarlo rápidamente con otra patada. Todo el mundo soltó una gran exclamación de asombro y aplaudieron a rabiar, regodeándose meloetta con los aplausos y bailoteando un poco entre medias.

-¡Esto no ha terminado, señores! ¡Riolu, esfera aural!-gritó Rizzo tras recoger a magnemite, sin creérselo.

Nada más salir de su ball, el pokémon lucha formó el ataque con muy mal pulso y fue a lanzarlo con algo de dudas, pero Nanci se adelantó.

-¡Psíquico!

Los ojos del pokémon melodía brillaron y riolu se encontró rodeado por un aura brillante que le hizo un daño tremendo, hasta caer al suelo, agotado. Rizzo lo devolvió a su poké ball, cada vez más y más ofuscado.

-No, no… ¡Dewott, hidropulso!

El pokémon agua actuó deprisa y lanzó la burbuja, cogiendo desprevenida a meloetta, la cual se encontró encerrada en ella antes de que pudiera reaccionar. Acto seguido, varios pulsos acuáticos la azuzaron duramente en su interior hasta que el final la burbuja estalló, lanzándola hacia un lado un tanto mareada.

-¡Acua jet!

Acto seguido, dewott se envolvió en agua y salió volando cual torpedo en dirección hacia una atontada meloetta.

-¡Muévete, ataque rápido!-exclamó Nanci, algo apurada.

Meloetta hizo todo lo posible por recuperarse y, en cuanto estuvo a punto de interceptarla, reaccionó y gracias a la velocidad del ataque rápido pudo evitar el golpe apartándose a tiempo. Pero eso no detuvo a Rizzo, contraatacando de seguido.

-¡Concha filo!

Dewott hizo mano de sus dos vieiras, las cuales se envolvieron en un filo acuoso intenso, y se preparó para golpearla con ellas, pero la chica fue más rápida.

-¡Ida y vuelta!

Meloetta se lanzó como una centella, golpeó fugazmente a dewott y regresó con Nanci enseguida, permaneciendo en combate al ser la única que quedaba; debido al golpe, las dos vieiras salieron volando, cayendo lejos de donde estaba. Por un instante Rizzo tuvo un horroroso déjà vu, mascullando de seguido

-¡No, recupéralas, rápido!

-¡No le dejes, a bocajarro!

Dewott hizo todo lo posible por recuperarlas, echando a correr hacia ellas todo lo rápido que pudo, pero Meloetta fue mucho más rápida y le alcanzó a mitad de camino; en cuanto lo tuvo a tiro le vapuleó por todos los lados posibles, el último golpe consistió en una patada tan fuerte que dewott salió volando hacia arriba y terminó aterrizando en la fuente, donde se quedó flotando y sin moverse.

-¡Dewott, no!-masculló Rizzo, yendo hacia la fuente.

Meloetta regresó a su forma normal y se apoyó en el hombro de Nanci, al tiempo que la gente aplaudía a rabiar por el gran despliegue de fuerza exhibida.

-Bien hecho, pequeña-la felicitó ella, acariciándola, al tiempo que el pokémon singular se recreaba en sus mimos.

Rizzo recogió a dewott, sosteniéndolo en brazos, y mirando fijamente a Nanci con mucho rencor.

-¿Estás contento ahora?-le espetó ella, con dureza.

Ante eso el chico no dijo nada y se fue de allí dando fuertes pisadas; Nanci le observó irse hasta que desapareció calle abajo, negando con la cabeza, pero un papel en el suelo cerca de donde él estaba la llamó la atención. Lo recogió y vio que era un pase adscrito a las listas de un tal Luigi para la noche de las estrellas, en Beyond. Nanci entrecerró los ojos, pensando en una improbabilidad. Aun así, se guardó el pase en el bolso y se fue de la plaza.


Esa misma noche, a eso de las doce y cuarto, Rizzo se pasó por la discoteca sin pena ni gloria y con una cara larguísima; mostró el pase al portero y éste lo dejó pasar de inmediato sin necesidad de guardar cola.

Beyond era la discoteca más grande de todo el cantón y desde su inauguración hace ya dos años atrás no había dejado de crecer; situada en un antiguo edificio de oficinas que ahora está en desuso en la calle hacia la ruta 4, ocupaba las últimas tres plantas. Antes sólo ocupaba una sola gran planta diáfana, de más de doscientos metros cuadrados y en la que una pista de baile de tamaño similar a la de una piscina olímpica gobernaba la estancia; ahora, con sus tres plantas, tiene más de tres pistas, un salón en plan loft con karaoke, varias salas privadas y el ático del edificio, acondicionado como súper salón VIP. Además, poseía una amplia claraboya por la que poder el cielo estrellado, hoy más que nunca. Rizzo se pidió un coctel de ananá que le llamó la atención y estuvo oteando el horizonte por la primera sala, para alegrarse lo poco que quedaba de día. No vio nada significativo y se pasó a la última planta, donde había una sala donde sólo se pasaba música reggaetón y de pachangueo. A Rizzo no le gustaba demasiado este género, pero tenía que admitir que para pescar algo era perfecto; sin embargo no le gustó lo que vio y se tuvo que pasar a otra sala.

La ambientación y la decoración para el tema de la noche de las estrellas estaba muy currado, toda la disco parecía un sitio psicosideral, con estrellas de colores, planetas colgados y paredes fluorescentes. En una sala contigua donde pasaban música mixta y de todo un poco estaba sonando en ese justo momento Let me hit it de Sporty-O y Rizzo comenzó a moverse enseguida, ya que le había parecido ver algo; se acercó al centro de la pista y vio a una chica morena, de pelo liso, ojos claros y cara redonda, preciosa. Había un chico con ella, tratando de convencerla con torpes movimientos.

-Menudo notas… le voy a dar un repaso-pensó Rizzo, preparándose.

Se movió de forma sincronizada y de un solo golpe le apartó con la cintura, mirándole con desdén; se situó en medio de la pista, justo delante del objetivo, y la echó una de sus miradas. Vio que el chico iba a reclamar, por lo que empezó enseguida; ajustándose a los ritmos adecuadamente y moviéndose con seguridad, le indicó al chico que nada tenía que hacer. El chaval, en cuanto lo vio moverse, comprendió del todo y se apartó un tanto humillado; la chica sonrió levemente y se acercó a él, para acompañarle.

-Vaya, bailas de miedo, chico guapo…

-Te has dado cuenta tú también ¿verdad?-inquirió él, sin apartar la mirada.

-Me llamo Tania… ¿y tú?

-Rizzo… estoy enteramente a tu disposición.

Tania se rio tontamente y se acercó un poco más a él.

-Muy bien…

El resto fue coser y cantar y nada que unos buenos pases de baile y seducción pudieran hacer; al cabo de unos pocos minutos se apartaron para hablar. Estuvieron hablando largo y tendido durante varios minutos hasta que ella propuso algo.

-Oye, dentro de poco va a empezar la lluvia de estrellas, como no podemos ir arriba he pensado en ir a la sala del karaoke, donde está la claraboya… ¿vamos juntos?

-Claro guapa, vamos a ver las estrellas… aunque ya hemos visto unas cuantas ¿eh?-inquirió él, guiñándola un ojo.

Tania se rió como una tonta, arreglándose como podía el rojo de los labios, y cogiéndole del brazo se dirigieron hacia allí; de un hueco en penumbra, cerca de donde ellos habían estado, salió Nanci, mirando con una mezcla de asco y pena a Rizzo.

-No merece la pena… no sé ni para qué he venido.

Y, tras ese cavilo, abandonó la estancia, perdiéndose la lluvia de estrellas.

Por su parte, Rizzo y Tania volvieron a casa bastante después, a eso de las tres de la madrugada después de los affaires no planeados en uno de los baños de la discoteca. Lo malo de ese tipo de sitios era que no acompañaban mucho, teniendo que ser bastante rápido puesto que les podían descubrir y echar, aunque por lo que pudieron escuchar no fueron los únicos en pensar lo mismo, cosa que en parte ayudó para crear algo de ambiente. Aunque no se consideraba para nada alguien morboso tuvo que admitir que tuvo su puntillo, añadiendo más intensidad al momento y con un final apoteósico.

-Me lo he pasado de miedo…-murmuró Tania una vez fuera de la discoteca.

-Ha estado bien ¿eh?

-Cuando quieras repetimos… vivo aquí cerca, si quieres pasarte a tomar un café…

-Tal vez otro día, te daré un toque si eso.

Rizzo se despidió de ella con un rápido y profundo beso y se dirigió de vuelta hacia el centro pokémon, teniendo de por si un largo camino ya que tenía que atravesar toda la ciudad para ello. Iba bastante cansado y con ganas de tocar la cama, por lo que aligeró el paso.

La noche era muy clara, había una luna menguante que parecía una cuchilla de lo menguante que estaba y unos solitarios jirones de nubes la cubrían levemente. Pasando por la plaza central, le pareció ver a alguien cerca de la fuente y al fijarse mejor pudo ver de quién se trataba. El tipo extraño del flequillo azul que vieron aquella vez en las alcantarillas se encontraba de lo más ocioso, puesto que llevaba consigo un dispositivo que le era extrañamente familiar, pero iba tan cansado que apenas le prestó atención. Aun así cruzó la plaza y como eran los únicos que estaban allí, se vieron enseguida. Al verle pasar cerca el hombre se fijó en él con cierta mirada analítica que no se le escapó, Rizzo trató de ignorarle, sin embargo el hombre se dirigió a él para su sorpresa o mala suerte, no supo muy bien distinguirlo en ese momento.

-Vaya, pero si eres el chico con el que me encontré aquella vez en las alcantarillas, qué casualidad más fortuita.

-Eh… sí, supongo…-murmuró el chico, sin saber muy bien qué decir al respecto.

-Te ves cansado.

-Fatigado es la palabra correcta… si me disculpa, anhelo una cama…

Por un momento el hombre no le dijo nada, sopesando algo, aunque antes de que se marchara llegó a comentar.

-Perdona mi intromisión, pero estoy buscando entrenadores con gran potencial que me puedan ayudar con un proyecto de investigación que llevo años realizando. Quizás tú puedas ayudarme…

Ese comentario llamó la atención de Rizzo, el cual se vio irremediablemente atraído por sus palabras. Aun a pesar de esto, y con ciertas reservas, el chico inquirió.

-¿De qué se trata? Y a todo esto ¿quién es usted?

-Disculpa mis modales, no me he presentado. Me llamo Acromo y soy científico.

-Ya. Yo soy Rizzo, entrenador. ¿En qué consiste exactamente ese proyecto?

-Muy buena pregunta, muchacho, me alegro de que me la hagas. El proyecto consiste, principalmente, en sacar a relucir el potencial latente y la fuerza de los pokémon, así como darle una respuesta al origen de dicho poder-explicó Acromo, con voz melosa.

-¿La fuerza de los pokémon?-repitió el chico, extrañado.

-Así es, es el principal objeto de una investigación en la que llevo metido muchos años. Siempre he visto a los pokémon como unas criaturas asombrosas, con unos poderes extraordinarios y siempre me he hecho las mismas preguntas: ¿De dónde proviene ese poder? ¿Qué hace que sean tan poderosos? ¿Y de dónde sacan tanta fuerza? Me gustaría averiguarlo, años de estudios me han llevado hasta los más variados derroteros, pero incluso ahora no tengo una respuesta concluyente. Es por eso por lo que busco a gente capaz que me ayude a encontrar una respuesta a todas esas preguntas.

-Entiendo… ¿y qué necesita exactamente?

-No mucho realmente, simplemente ayuda para probar y testear un mecanismo de mi invención en el que he estado trabajando los últimos años.

Tras eso, Acromo oprimió un botón trasero del dispositivo que llevaba consigo, al tiempo que tres pantallas se alineaban, mostrando una gran pantalla panorámica y táctil, al tiempo que comenzaba a explicarse.

-Este dispositivo permite analizar y evaluar la fuerza de los pokémon y, en última instancia, despertar los poderes latentes de cada espécimen. Funciona mediante escáneres y ondas electromagnéticas, el sensor de la parte posterior escanea al pokémon pertinente y lo analiza en profundidad, sacando todos sus datos posibles, como peso, altura, masa corporal, encefalogramas, actividad neurofísica, características fisiológicas y coercitivas…

-Vaya… ¿en serio hace todo eso?-inquirió el chico, asombrado.

-Oh, ya lo creo… además, es capaz de emitir unos pulsos electromagnéticos especiales que actúan directamente en la parte occipital del cerebro de cada espécimen, despertando todo el potencial latente en ellos-añadió Acromo, como puntilla.

Rizzo se quedó ciertamente asombrado, aún con la sensación de que ya había visto antes ese aparato antes, aunque no conseguía recordar muy bien dónde lo vio, cosa que enseguida se lo comentó.

-Una pregunta…

-Claro, adelante.

-¿Hay más dispositivos como éste? Es que me pareció ver uno muy similar hace ya varias semanas atrás pero no consigo recordar donde…

Ante eso Acromo le miró extrañado, como si hubiera soltado un improperio, hasta que al final contestó.

-Pues no, de hecho éste es el único prototipo que tengo, es imposible que haya otro… igual solo era un IPad.

-Supongo…-murmuró el chico, algo inseguro, pero tenía tanto sueño que desistió de volver a pensarlo bien.

-Entonces ¿te gustaría ayudarme? Mira, si quieres puedo hacer una prueba con uno de tus pokémon… saca al que quieras, yo lo analizaré-le sugirió entonces el investigador.

Rizzo optó por riolu y Acromo puso su aparato delante de él, mientras tocaba varios comandos; al cabo de unos pocos segundos, Acromo habló.

-Riolu, el pokémon emanación. Peso: 20,2 kilos; altura: 0,7 metros; constantes cerebrales normales y estables, lecturas típicas y regulares. Sus neuronas están trabajando al 57% de su actividad, está ligeramente cansado, viene siendo normal teniendo en cuenta la hora que es. Pulso normal, tensión ligeramente alta, me atrevo a decir que ha tenido un combate del que no debió salir muy bien parado. Restos de la cena digerida… todo lo demás normal. Tiene un poder base bastante superior a la media, y por algunas trazas de energía residual en su patas puedo deducir que sabe hacer esfera aural… vaya, qué espécimen más interesante.

Rizzo se quedó alucinado; mediante la maquinita de marras había sido capaz hasta de saber el día que habían tenido.

-Mola ¿eh?-inquirió el investigador, recogiendo el dispositivo y guardándoselo.

-Lo cierto es que sí…

-Aunque aún le falta rodaje, por lo que tu contribución en el proyecto sería precisamente esa, ayudarme a probarlo con distintos especímenes, además de hacer varias pruebas de fuerza. Como puedes ver, mediante esta pequeña maravilla se puede observar y detectar la fuerza, pero apenas nos explica de donde procede. Me gustaría profundizar aún más en ese aspecto de cara a futuros nuevos modelos una vez que esté a punto.

-Ya veo… bueno, podría ser interesante, aunque ¿qué saco yo de todo esto si decido ayudarle?-inquirió el chico en ese momento.

-No tengo mucho que ofrecerte, no podría pagarte, me temo, ya que gasté mucho dinero en sólo crear éste prototipo, pero si me ayudas con mi investigación cuando lo requiera tal vez pueda hacer algo por ti llegado el momento…

-¿Y ya está, eso es todo? No sé yo, tengo mejores cosas que hacer, además, ahora mismo estoy de viaje, preveo irme de la ciudad más pronto que tarde, no podría quedarme mucho más tiempo…

-Oh, eso no es problema, yo también estoy de viaje, por así decirlo… pero entiendo que no te convenza, después de todo se trata de un proyecto muy personal, y comprendo que tú también tengas tus propios objetivos en mente. No tienes por qué darme una respuesta ahora, piénsatelo y ya me la darás.

-Está bien, gracias por la consideración… al menos no ha tratado de venderme la moto.

Ante eso Acromo esbozó una ligera sonrisa, inquiriendo de seguido.

-Vaya, vaya, así que tú también has oído hablar del equipo Plasma ¿eh?

-Bueno, sí, pero… ¿qué tiene que ver el equipo Plasma con todo esto?

Acromo se quedó callado por unos instantes, reuniendo sus pensamientos antes de volver a hablar.

-Hace ya dos años, el equipo Plasma proclamaba: Debemos de buscar el verdadero potencial de los pokémon y liberarlos de los humanos para que sean dueños de su propia fuerza. Podría decirse que era una forma de vender la moto, después de todo ya sabemos qué ocurrió al final, sin embargo yo no lo veo así. Los pokémon necesitan de la ayuda de los humanos para poder alcanzar las más altas cotas; mi dispositivo nos da una idea aproximada de ese poder, sin embargo no puede hallar una réplica acerca de su origen. Me gustaría hallar una respuesta a tan acuciante cuestión.

Ante eso el chico no supo muy bien qué decirle, un tanto confuso al respecto; estaba demasiado cansado como para hacerse preguntas filosófico existencialistas en ese momento, y si bien no parecía un mal tipo, se le antojaba un tanto extraño rayando incluso lo excéntrico. En ese momento, y como si le hubiera leído la mente, el tal Acromo comentó.

-Bueno, tampoco quiero calentarte la cabeza con mis cuestiones científicas, gracias por escucharme de todos modos, espero que puedas darme una respuesta en cuanto te lo hayas pensado mejor…

-Está bien, de nuevo, gracias por la consideración…

-Espero volver a verte, me has resultado un chico de lo más interesante…-añadió el investigador.

-Gracias, supongo… hasta otra.

Rizzo se marchó y Acromo se quedó en la plaza, observándole hasta que desapareció calle abajo.


¡Y seguimos con Pokémon! Éste capítulo me ha llevado su tiempo ya que habréis visto que pasa de todo un poco, hablemos de ello.

Continúa la subtrama policial, dándole un tono más adecuado para la ocasión, y sí, soy fan de Detective Conan, por si alguien se lo haya preguntado XD lo he hecho expresamente y para darle más variedad a la trama, iremos viendo más cosas, eso por descontado.

Por otro lado tenemos el evento de meloetta, el cual me lo había guardado para éste momento en concreto, con otra no cita previa entre Matís y Nanci de la que para nada se ven monos XD he de admitir que el detalle de su madre no se revelaba tan pronto en la trama, pero supe que necesitaba algo para darle más empaque tanto a la relación como a la trama, por lo que decidí rápidamente usarlo aquí. También he añadido una revancha entre Rizzo y Nanci, en la que el chico vuelve a salir escaldado, ésta vez con algo más de desventaja de poder (y porque Nanci es más hábil también), pero tranquilos que habrá otra en la que las cosas se compensen, y hasta ahí puedo contar.

Finalmente tenemos momento discoteca, no podía faltar, con detalles sabrosos entre medias, y primera toma de contacto directa entre Rizzo y Acromo, comenzando a perfilar un poco el personaje.

Y nada más de momento, para el siguiente capítulo, combate de gimnasio, así que esperadlo más pronto que tarde. Comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!