Capítulo 13

Perdido y encontrado

Los siguientes días pasaron lenta y anodinamente, como si algo se hubiera quedado con él y no le dejara de molestar por mucho que tratara de distraerse con otra cosa. Intentó enfrentarse a la líder de la ciudad, pero resultó ser más complicado de lo esperado, puesto que su trabajo como modelo la tenía bastante ocupada últimamente, teniendo a otra persona que la llevaba una agenda de lo más apretada que no le pudo conceder un día para combatir debido a que estaba hasta arriba de trabajo. Eso repateó de cierta forma al chico, el cual trató de evadirse un poco entrenando, pero tampoco se sentía especialmente motivado al respecto, por lo que lo dejaba pasar siempre que tenía la ocasión, pasando la mayoría del tiempo en el centro pokémon vageando, viendo la tele y pasando las horas muertas en la sala de ordenadores.

Una tarde, mientras zapeaba en la tele del salón sin ver nada en particular, escuchó una conversación cerca de él que le llamó la atención.

-¿Has oído lo que andan diciendo últimamente por aquí cerca?

-No ¿el qué?

-Parece que alguien ha visto un pokémon muy raro merodeando por el Bosque de los Perdidos, intentó capturarlo, pero resultó ser excepcionalmente fuerte.

-¿Ah, sí? suena como el típico rumor que se inventan para que la gente vaya a visitar el lugar…

-Puede ser, pero siempre te quedas con la duda ¿no? Podríamos pasarnos alguna vez.

Las cejas de Rizzo se levantaron en un gesto repentinamente interesado. ¿Un pokémon excepcionalmente fuerte? Eso sonaba como una carta ganadora de cara a futuros desafíos de gimnasios. Como bien decían, apestaba a rumor inventado, pero ¿y si al final resultaba ser cierto? Por primera vez desde que llegó a la ciudad se sintió verdaderamente motivado, por lo que no se lo pensó mucho más y se dirigió para allá a no más tardar tras recoger su bolsa.

Siguiendo las indicaciones del mapa, salió de la ciudad hacia el este por la ruta 16, al poco de adentrarse vio varias hondonadas y arboledas que coronaban las partes altas de esa ruta, y como pudo ver en el mapa, vio que allí cerca había un acceso al bosque de los Perdidos; atravesó todos los valles hasta llegar al acceso al bosque. Nada más entrar vio un riachuelo alimentado por una cascada que caía desde lo alto de un cerro cercano, al cual no se podía acceder por ningún lado posible. Un pequeño puente de madera ayudaba a cruzarlo y un poco más adelante, tras pasar una cepa de árbol cortado, se encontró con una gran pradera, llenas de flores, verde y color. Era ancha y muy frondosa, varios grupos de árboles desperdigados decoraban el césped y tardó varios minutos en atravesarla desde un lado hacia el otro; cerca de allí vio a un chico joven, con una gran mochila a sus espaldas, mirando entre dos árboles de un conjunto de ellos muy apiñados los unos de los otros.

-¿Busca algo? ¿También está aquí por los rumores?-inquirió el chico al verle.

El mochilero se dio la vuelta y le miró fijamente con un gesto que no denotaba nada en particular, permaneciendo en un impertérrito silencio.

-¿Hay algo ahí?

El chico no cruzó palabra alguna con él, volviendo a mirar entre los dos árboles insistentemente, como si estuviera buscando algo.

-¿Ha perdido algo? ¿Quiere que le ayude?-inquirió Rizzo, extrañado por tanto silencio por su parte.

El mochilero no respondió, pero estuvo rebuscando un poco en su mochila hasta sacar un pico de escalada, tendiéndoselo; el chico lo cogió por hacer algo y lo observó por un momento con gesto confuso en sus manos, inquiriendo de seguido.

-Oiga ¿y para qué quiero yo esto?

Alzó la vista y vio que el mochilero se iba sin decir nada más al respecto.

-¡Eh, un momento, se deja su pico!-exclamó Rizzo, yendo a dárselo.

Pero para su gran sorpresa, de golpe y porrazo el chico se echó hacia delante de un salto, desembarazándose de la mochila, y, al segundo siguiente tras un destello morado, se convirtió en una especie de criatura oscura y con una gran melena roja. Rizzo se quedó de una pieza al verlo, mascullando de seguido.

-¿¡Pero qué coño?!

La criatura soltó un alarido tremendo que resonó por toda la pradera, desapareciendo a los pocos segundos.

-¿¡Qué demonios ha sido eso?!-masculló Rizzo, aún sin creerse lo que había visto.

Se acercó a la mochila que había soltado y buscó alguna pista que le ayudara a comprender mejor lo ocurrido, pero no encontró nada más dentro, estaba vacía. Por un instante pensó en la posibilidad más segura de que fuera un pokémon, por lo que trató de buscarlo en su pokédex, pero sin una forma concreta ni nombre por los cuales filtrar toda la base de datos poco pudo hacer al respecto. Aunque lo que más le extrañaba de todo ese asunto era el pico que ahora tenía consigo.

-¿Para qué me daría esto? No tiene sentido…-pensó el chico, aún durándole la incredulidad.

Observó por un momento el lugar donde estaba antes la criatura y, en ese momento, una leve brisa proveniente del norte le trajo un curioso y familiar olor que le llamó la atención.

-¿Huele a hielo?

Se acercó a los árboles y pasó la mano entre el hueco; pensó entonces en la posibilidad de que fuera un claro oculto y metió la mano para comprobarlo, confirmándolo al segundo siguiente. Aunque enseguida notó que el interior se percibía muy frío y seco, por lo que se puso de lado para poder entrar y se coló en el interior del hueco, dispuesto a desentrañar el misterio. Una vez dentro se encontró con un ambiente excepcionalmente frío, sin apenas luz y no se veía nada más allá de los altos matorrales que siempre decoraban el interior; los atravesó todos hasta llegar al claro del hueco, donde se encontró con algo que no se esperaría encontrar ni en todos los días de su vida.

-¿¡Pero qué…?!

Y es que un enorme montón de hielo recubría el otro lado del claro, y en el centro de ese montón, congelado, se encontraba una especie de potrillo de piel de color amarilla, pelaje azul y melena roja; la capa de hielo era tremendamente gruesa, la tocó un poco y casi se quema la mano por lo fría que estaba. Sacó la pokédex, inseguro de que ésta pudiera identificarlo, pero curiosamente lo pudo describir.

-Keldeo, el pokémon potro; pokémon singular que desprende agua de sus pezuñas para deslizarse sobre cualquier superficie. Corre por todo el mundo en busca de aguas limpias.

-Keldeo…-repitió el chico, guardándose el dispositivo.

Observó atentamente al pokémon congelado en el hielo y en ese justo momento se acordó del pico, mirándolo por un instante y recordando lo sucedido hace escasos minutos.

-¿Será posible…? ¿Acaso sabía que esto estaba aquí?-pensó el chico, intrigado.

Dado que haciéndose preguntas no iba a ningún lado, no se lo pensó mucho más y comenzó a picar el hielo para tratar de sacarlo de allí; dudaba de si seguiría vivo o si directamente estuviera muerto, pero en tal caso no quería que siguiese ahí, sin una sepultura digna. Sacó a magneton para que le ayudase y resultara más fácil.

-¡Aquí, magneton, bomba imán!

El pokémon acero eléctrico lanzó los trozos metálicos, los cuales incidieron sobre el hielo resquebrajando las primeras capas; acto seguido el chico siguió picando hasta arrancar un buen pedazo de hielo del lado derecho. Repitieron la combinación varias veces, hasta el propio magneton embistió el hielo un par de veces con su duro cuerpo para que éste cediera. Lucario también ayudó usando palmeo y arrancando los trozos más grandes. Para la hora de comer lograron sacar un pedazo más pequeño en el cual keldeo aún seguía congelado, pero Rizzo había pensado en otra cosa para descongelarlo.

-Tenemos que sacarlo de aquí… lucario, esfera aural, ensancha el hueco de entrada.

El pokémon lucha acero preparó la esfera azulada entre sus patas y, una vez que estuvo lista, la lanzó. Se sucedió entonces una abrupta explosión que ensanchó por completo el hueco de árbol, y entre los tres pudieron sacar el bloque de hielo; una vez fuera, Rizzo sacó a todos sus demás pokémon y les dio indicaciones.

-Muy bien, necesito leña, mucha leña, y cuanto más seca mejor. Buscad por aquí cerca, pero no os vayáis muy lejos ¿vale?

Todos asintieron y se desperdigaron rápidamente; mientras los demás buscaban, el chico rebuscó entre sus cosas de la bandolera hasta encontrar lo que buscaba, un mechero y varios periódicos fuera de fecha que le iban que ni pintados. Antes de que los demás llegaran con la leña preparó un poco la fogata, colocando una serie de piedras alrededor del bloque de hielo y limpió la zona de hierbajos y rastrojos; tras unos pocos minutos de espera, todos sus pokémon vinieron y dispusieron la leña en torno al bloque. Una vez lista, Rizzo prendió los periódicos con el mechero y los usó para encender la leña, la cual ardió enseguida y comenzó a fundir el hielo poco a poco. Mientras el fuego hacía su trabajo, Rizzo estuvo haciendo tiempo comiendo en compañía de sus pokémon; dado que la leña se consumía enseguida y no tenía ningún pokémon de fuego que le ayudara, tuvieron que estar reponiendola constantemente.

Debido a esto el bloque tardó toda la tarde en descongelarse, al menos hasta las nueve de la noche. Gran parte del hielo que le envolvía la parte superior de la cabeza y el lomo ya se había derretido, dejando libre su frondosa pelambrera pelirroja y parte de una cola igual de abundante de color azul claro. Ya sólo le quedaba la parte inferior del tronco y el resto de la cabeza. Mientras esperaba a que terminase de descongelarse, observó que keldeo había sido congelado con una expresión grabada en su rostro un tanto llamativa; sus ojos estaban muy abiertos, con los músculos de la cara apenas flexionados salvo por las cejas que estaban muy arqueadas, en un gesto claramente horrorizado y lleno de temor, como si hubiera visto algo inenarrable antes de su súbito final.

-¿Quién le haría esto?-pensó el chico, pasando la mano por su frondosa melena roja.

En ese momento, en cuanto el hielo que le recubría la cara se desprendió, keldeo pestañeó y, como si hubiera estado aguantando la respiración durante muchísimo tiempo, aspiró aire de golpe e hizo fuerza hacia los lados, librándose del resto del hielo.

-¡Ah, está vivo!-masculló el chico, alucinado.

El pokémon comenzó a temblar como un flan y se tiró al suelo, como si estuviera convulsionando.

-¡Lucario, las mantas, pásame las mantas!-exclamó Rizzo en ese momento.

El pokémon cogió todas las que pudo y se las dio a su entrenador, comenzando a secar a keldeo, el cual no dejaba de temblar; entre lucario y Rizzo le secaron bien y keldeo se dejó hacer, mirando fijamente al chico mientras éste le tranquilizaba.

-Tranquilo, ya está, estás a salvo, nadie va a hacerte daño.

Por alguna extraña razón le dio la sensación de que keldeo asintió con la cabeza aun a pesar de sus incesantes temblores, relajándose acto seguido y dejándose hacer por él.

-Vamos a llevarlo junto al fuego-indicó el chico en ese momento.

Le pusieron justo al lado de la fogata y envuelto en todas las mantas que tenía en ese momento; todos los demás pokémon se acercaron para ver a keldeo, eevee se acurrucó a su lado para darle calor, al igual que rufflet, que sacudió sus plumas antes de recogerlas, envolviéndole con ellas. Por su parte, dewott y magneton se encargaron de mantener vivo el fuego en todo momento, cortando madera con sus vieiras y encendiéndola después con sus chispas.

-Gracias chicos.

Entre todos consiguieron que keldeo entrara en calor rápidamente, dejando enseguida de temblar; una vez que estuvo cómodo y mullido Rizzo se puso a su lado y le dio algo de comer.

-Toma, come, debes de tener mucha hambre.

Keldeo no se hizo de rogar y se comió toda la comida de una semana, dejando sin nada a los demás.

-Lo siento, chicos, compraré más mañana…-aseguró el chico, disculpándose ante todos sus demás pokémon, que no se lo tuvieron en cuenta.

Fue en ese momento cuando de repente, una voz suave y tierna resonó en su cabeza dirigiéndose directamente a él.

-Muchas gracias, de verdad…

-Ah, no ha sido nada, uno ha hecho lo… que… tenía…

Rizzo se le quedó mirando por un momento, inseguro de lo que acababa de pasar, hasta que en un momento dado exclamó.

-Espera ¿¡Has hablado?! ¿¡Has sido tú?!

-Sí, soy yo… mediante telepatía-anunció keldeo, para su eterna sorpresa.

-Telepatía…-repitió el chico, sintiéndose por momentos en una peli de ciencia ficción.

-Sí, es la primera vez que la uso… nunca había hablado con un humano antes.

Rizzo se quedó por un instante en silencio, como si dudara de que estuviera hablando con un pokémon. De por sí el día había empezado aburrido, pero desde esa misma mañana todo había dado un vuelco y no parecía real. Sin embargo ahí estaba, hablando con un pokémon salido de un pedazo de hielo sacado de un claro oculto. Ver para creer.

-Y… una cosa, así, si no es mucha indiscreción… ¿qué hacías congelado en un trozo de hielo en plan Walt Disney?-inquirió en ese momento el chico, retomando la conversación.

Por un momento Keldeo miró hacia otro lado, como si le diera apuro hablar, pero finalmente murmuró.

-Bueno, me has salvado, por lo que puedo explicártelo… aunque es una historia muy larga.

-Bueno, puedes contármela, tengo tiempo.

Ante eso keldeo cerró los ojos brevemente, reacomodando por un momento sus pensamientos. Y, tras abrirlos, comenzó a bucear en sus recuerdos mientras hablaba.


-¿De verdad van a enseñarme todo lo que saben? No sé si seré capaz, son ustedes tan fuertes y yo soy tan débil… además… ahora yo… estoy solo…

-Nunca se está sólo, ahora estás con nosotros, y aunque tú no lo creas, cualquiera puede ser tan fuerte o más que nosotros, con paciencia, integridad y mucho entrenamiento. Pierde miedo, entre los tres te entrenaremos, y una vez que estés listo nos enfrentaremos todos juntos a nuestro enemigo.

-¡Muchas gracias por la oportunidad, maestro!


-¡Sé veloz como el viento, preciso como una hoja! ¡Tu espada es parte de ti, siéntela, nótala surgir de tu interior, siente cada estocada, salta más alto con cada caída! ¡Así serás capaz de sacar todo su potencial!

-¡Sí, maestra!


-¡Sé inamovible como una roca, resistente como un peñasco, no cejes en ningún momento, no huyas ni te eches atrás, muestra tu tesón! ¡De esta forma, podrás superar cualquier obstáculo en tu camino!

-¡Así lo haré, maestro!


-¡Nunca te precipites, sé prudente, muévete con brío y resolución, piensa en todo momento cómo abordar la situación, vacía tu mente y observa lo que te rodea, sólo así serás capaz de superar hasta al enemigo más fuerte! ¡De nada sirve la fuerza y una buena espada si no sabes cómo usarlas!

-¡No le fallaré, maestro!


-¿Y por qué debemos luchar contra nuestro enemigo?

-Porque es una amenaza para esta tierra. Aún recordamos el día que cayó del cielo, llevándose por delante la vida de muchas criaturas. Ha estado amenazando a todo el mundo constantemente desde su baluarte, poniéndose muy violento más de una vez, y no se lo podemos permitir. Bastante tenemos con los humanos luchando entre sí cuando más les conviene y haciendo daño a los demás en el proceso. No podemos permitir que se salga con la suya. Por eso luchamos. Juramos derrotarle, y él sabe que algún día nos enfrentaremos a él puesto que le desafiamos en su momento, pero era demasiado poderoso y nos vimos obligados a retirarnos. A lo largo de estos años nos hemos estado preparando a conciencia, pero ahora contigo a nuestro lado nuestras posibilidades de éxito aumentan considerablemente. Con más práctica y entrenamiento, estaremos listos. Y cuando lo logremos, serás uno de nosotros.

-¿¡En serio?! ¡En ése caso entrenaré cuanto pueda!

-¡Ése es el espíritu! ¡Venga, vamos allá!


-¿¡Cuándo nos enfrentaremos a nuestro enemigo!? ¡Estoy preparado!

-Paciencia, keldeo, aún no estás listo.

-¿Cómo estás tan seguro? ¡Llevamos meses entrenando sin parar, me siento más fuerte que nunca, seguro que si le atacamos ahora no se lo esperará y le pillaremos desprevenido!

-¡No, eso es una imprudencia, además de una temeridad! La guerra entre los humanos se recrudece últimamente, mucha gente va a necesitar nuestra ayuda, no podemos abandonarlos cuando más nos necesiten.

-¡Pero…!

-¡He dicho que no y se acabó! ¡Sigamos entrenando!


-¡Ha habido otro ataque al oeste del Yangtsé, las fuerzas humanas se repliegan hacia el sur para repeler la invasión extranjera, debemos aprovechar ahora y evacuar los bosques aledaños antes de que entren en batalla!

-¿¡Y qué hay de nuestro enemigo?! ¡Cuanto más tiempo pase más posibilidades tiene de hacerse más fuerte, debemos atacar ya!

-¡Aún no, es demasiado pronto!

-¡Siempre es demasiado pronto! ¿¡No se supone que hemos estado entrenando tan duro para hacerle frente y derrotarlo?! ¡Dejad que los humanos se maten entre ellos y vamos a por él!

-¡No! ¡Lo que hagan los humanos afecta directamente a nuestro entorno y a las criaturas que lo habitan, no podemos permitir que hayan más bajas inocentes que nada tienen que ver con sus tontos conflictos!

-¿¡Desde cuándo os importan tanto los humanos?! ¡Pensaba que vuestro objetivo era nuestro enemigo!

-¡Por supuesto que lo es, pero no debemos perder de vista lo que es verdaderamente importante!

-¿¡Y nuestro enemigo no lo es?! ¡Es ridículo!

-¡Ya basta! ¡Aquí soy yo quien decide lo que haremos y dejaremos que hacer, y si digo que iremos a evacuar los bosques, iremos a eso y punto! ¿¡Me has entendido?!

-Yo… pero… entonces ¿para qué…?

-¿¡Me has entendido?!

-Sí… sí, señor…

-Bien. Adelante pues.


-¡Por aquí, seguidme todos, rápido!

-¡Nos os separéis de ella, haced lo que os dice, yo despejaré el camino!

-¡Vamos, sin miedo, estáis a salvo ahora, no hay nada que temer!

-Esperad un momento… ¿dónde está keldeo? ¡Se supone que debería guardar la marcha!


-¡Aquí estoy, he venido a derrotarte de una vez por todas!

-Ah, pequeño infeliz… vienes aquí tú solo y me desafías así sin más. ¿Y a ti te han entrenado esos tres? Patético…

-¡Me subestimas! ¡Enfréntate a mí!

-Así son las cosas pues… bien, en tal caso cumpliré tu deseo. No digas que no te avisé…


-¿A dónde crees que vas? ¡Vuelve aquí, pequeño infeliz! ¡Termina lo que has empezado!

-No… no… ¡Atrás! ¡Eres… eres un monstruo! ¡No te acerques a mí!

-¡Cobarde e indigno, esto es inadmisible! ¡Puedes correr pero no esconderte! ¡Te cazaré como a una simple presa!


-¡Pequeño infeliz! ¿Dónde estás? ¡No podrás huir de mí eternamente! ¡Puedo oler tu miedo! ¡Te encontraré donde quiera que vayas! ¡Seré tu sombra! ¡No pararé hasta que hayamos terminado!


-¡Ah, al fin! ¡Ahí estás, pequeño infeliz!

-¡No! ¡No, no!

-¡Ah, mírate, escondiéndote en un vil agujero e incapaz de enfrentarte a mí y a tus pecados! ¡No tienes honor, me enfrentas para luego huir y evadirme durante todo este tiempo! ¡Pues eso se acabó! ¡Esto terminará aquí y ahora!

-¡No, no, por favor, por favor!

-¡Débil y despreciable, cobarde e indigno, no mereces haber entrenado al lado de esos tres! ¡Espero que no te encuentren nunca, pues no mereces su compasión! ¡Voy a disfrutar contemplando la desesperación en tu rostro!

-¡No, no, aaaaaaaaaaagh!


Tras terminar con el relato keldeo no pudo más y se echó a llorar sobre Rizzo, cosa que pilló completamente desprevenido al muchacho, que trató de consolarle como buenamente pudo.

-¡Ah! Oh, vamos, tranquilo, al menos sigues vivo…

-¡No, nada está bien, seguir vivo sólo me hace sentir peor! ¡He defraudado a mis maestros, no soy digno de ellos ni de su fuerza, nada merece la pena ahora! ¡Soy un idiota!

Por un momento Rizzo no supo qué decir, sosteniendo al pokémon entre sus brazos y mirándole con gesto inseguro; sin embargo, sus palabras calaron de cierta forma en él, como si hubiera algo en ellas que le hiciera pensar al respecto. Usualmente no era de los que se abrían así sin más, pero aun así decidió pronunciarse al respecto.

-Bueno, no sé muy bien qué decirte, pero… si sigues vivo aquí y ahora es motivo más que suficiente. Quiero decir, podrías haber muerto directamente, de hecho yo mismo pensaba enterrarte tras sacarte del hielo, sin embargo me diste toda una sorpresa al despertar de esa forma. Yo creo que deberías aprovechar la oportunidad.

-¿Qué quieres decir?-inquirió keldeo, un tanto confuso por lo que le estaba diciendo.

-Que vivas. Estás aquí y ahora, has vuelto a nacer. Si yo tuviera la oportunidad, la aprovecharía sin dudar, me permitiría volver a hacer todo lo que no pude hacer una vez. Incluyendo lo que me has contado.

Ante ese punto de vista keldeo se quedó ciertamente pensativo, ya que no se esperaba para nada una actitud así para con su situación se refería. Aun a pesar de sus esfuerzos por tratar de derrotar a su enemigo no pudo hacer nada para vencerlo, y en su momento se dejó dominar por el miedo que le invadió, no por el hecho en sí, sino más por el tener que volver con sus maestros después de semejante fracaso. Ni siquiera sabía si seguirían en esa tierra después de tanto tiempo dormido, y menos aún su enemigo. Pero si siguiera ahí… la misma posibilidad le hizo estremecerse de la cabeza hasta la cola. No era lo suficientemente fuerte. Sin embargo, ese chico humano había conseguido desarmarle por completo con unas pocas palabras. ¿Cómo era siquiera posible?

-Pero bueno, al final eres tú quién decide lo que hacer con tu vida. Siempre puedes empezar una nueva lejos de todo eso. Ahí ya depende de ti-añadió Rizzo, levantándose en ese momento y comenzando a recoger sus cosas.

-¿Tú lo harías?-inquirió keldeo en ese momento.

Por un momento el chico se quedó callado, pensándolo detenidamente, hasta que finalmente se pronunció.

-A lo mejor… pero conociéndome, al final no me acobardaría. Después de todo, no soy de los que se achantan cuando me humillan. Si tuviera la oportunidad de vengarme, no la desperdiciaría. Eso por descontado.

Otro denso silencio se instaló entre los dos, al tiempo que Rizzo terminaba de recoger todas las cosas, además de a sus pokémon. Se recolocó rápidamente la bolsa y anunció con gesto queda.

-Bueno, me marcho ya, que casi son casi las nueve y ni he cenado. Ha sido un placer.

El chico se despidió con un rápido gesto con la mano y empezó a caminar hacia la salida; por su parte el pokémon singular le observó marcharse, sin saber siquiera cómo sentirse. Aun a pesar de que no era su caso el chico lo tenía muy claro, sin embargo él no sabía ni qué hacer llegado a ese punto. ¿Realmente podría dejarlo todo atrás y vivir una nueva vida como si nada hubiera pasado? ¿Volvería a ver a sus maestros? ¿Y a su enemigo? Cerró los ojos tratando de poner en orden sus pensamientos y, en cuanto los abrió, supo entonces lo que tenía que hacer, echando a correr y exclamando de seguido.

-¡Espera, no te vayas!

El chico se detuvo, dándose la vuelta y viendo como keldeo corría hasta su lado.

-¿Qué pasa?

-Yo… no sé lo que hacer, no creo que pudiera irme así sin más. Después de todo hice un juramento y no puedo romperlo. Pero por otro lado tampoco puedo volver, no así, después de lo que ha pasado.

-¿Entonces?-inquirió el chico, con gesto neutro.

Keldeo bajó la cabeza por un momento, con gesto trémulo, pero luego la subió, devolviéndole la mirada fijamente mucho más decidido y murmurando de seguido.

-Tú… tú eres capaz de enfrentar una situación así sin titubear. Eres realmente fuerte, y sin embargo yo no lo soy tanto. Quiero aprender de ti. Quiero ser fuerte, tanto de mente como de músculo. ¡Por favor, enséñame! ¡Hagámonos fuertes juntos!

Ésta vez fue el turno de Rizzo para sorprenderse, ya que no se esperaba para nada una petición semejante, inquiriendo de seguido.

-¿Cómo? ¿Quieres venir conmigo?

-¡Sí, por favor! ¡Estoy seguro de que contigo me haré mucho más fuerte!

El chaval le sostuvo la mirada por unos pocos segundos, su expresión más segura y resuelta en parte le agradó, aunque por otro lado no las tenía todas consigo, aclarándolo rápidamente.

-Si me lo preguntas a mí creo que tienes una concepción equivocada de mi persona… pero si se trata de hacerte más fuerte puedo ayudarte con eso.

-¡Genial, muchas gracias!-exclamó el pokémon singular, muy animado.

Sin más demora, el chico sacó una ultra ball que guardaba para algún momento importante y la agrandó pulsando el botón; al verla, keldeo la miró extrañado, inquiriendo de seguido.

-¿Qué es eso?

-Una ultra ball, tranquilo, quédate quieto.

Sin decir nada más el chico se la lanzó y la ball le golpeó en la cabeza, cogiéndole de seguido y cayendo al suelo; se sacudió varias veces con inusitada fuerza y, para su sorpresa, keldeo salió de ella con visible gesto asustado.

-¿Qué haces?-inquirió el chico, visiblemente confuso.

-¿¡Cómo que qué hago?! ¿¡Qué haces tú, qué ha sido eso?! ¡Por un momento estaba en un espacio muy pequeño y me he asustado!

-Pero vamos a ver ¿quieres o no quieres venir conmigo?

-¡Claro que quiero ir contigo! ¿¡Qué tiene que ver eso con encerrarme en un espacio tan pequeño?!

-¡Es una ultra ball, capturo a pokémon como tú en ellas! ¿Qué tiene de malo?

-¿Pokémon?

Ante eso Rizzo ahogó como pudo un suspiro. Iba a ser una explicación muy larga.


¡Más Pokémon! ¿Alguien se lo esperaba? Seguro que sí, después todo el prólogo era muy claro al respecto, aunque he preferido seguir jugando un poco con la "intriga" de cara a que haya alguien que, por un casual, no haya jugado a los juegos, cosa improbable, pero bueno, siempre es bueno tocar todos los palos posibles a la hora de escribir. Hablemos un poco del capítulo.

Está todo bastante íntegro a cuando lo escribí en su momento, aunque he reacomodado algunos detalles provenientes de la precuela y así tenerlos en cuenta aquí también. En un principio el propio keldeo explicaba él mismo con sus propias palabras todo lo sucedido, pero quedaba muy seco, por lo que opté por otra manera de mostrar lo sucedido usando sólo diálogos, me gusta el resultado final, queda mucho mejor que un soliloquio más largo y escueto, y ayuda un poco más a la inmersión. También he aprovechado para definir un poco más a Rizzo y su actitud personal para con la vida en general, haciéndole ver como lo que es, un chico un tanto frío e indiferente que hace las cosas según mejor le parece en todo momento. Contrasta bastante con keldeo, el cual será uno de los principales pilares para la construcción de un nuevo y renovado Rizzo, aunque aún es muy pronto para hablar de eso, falta mucha tralla en ese aspecto, así que poco a poco.

Por último tenemos un poco de comedia, y es que keldeo se ha marcado un Capitán América, básicamente, lo que me da pie a crear situaciones graciosas mientras se va habituando poco a poco al nuevo mundo en el que se encuentra.

Y nada más de momento, esperad el siguiente más pronto que tarde, comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!