Capítulo 16

Blanco y negro

Tras un ratito más de asueto en el jardín, regresó a su habitación, recogió todas sus cosas, dejándola libre, y devolvió la llave en recepción. Aunque Camila no le dijo a dónde podía ir a continuación, se hizo una idea aproximada consultando en el mapa. Dado que hacia el este no se podía ir puesto que el puente Progreso se encontraba en reparación desde el terremoto, la única dirección posible era ir hacia el oeste, concretamente a ciudad Fayenza, por lo que se dirigió hacia allá a no más tardar.

En dirección hacia la salida oeste, específicamente hacia la ruta 5, pasando al lado del gran estadio se encontró para su sorpresa con un grupito de soldados del equipo Plasma, siendo encarados por nada más y nada menos que Matís, el cual tenía cara de quererlos asesinar a todos allí mismo.

-¡Por fín os encontré! ¡No dejaré que os salgáis con la vuestra, basta de huir, entregaos por las buenas u os entregaré yo!

-Qué tío más cansino, encima nos pide cosas que apenas tienen sentido… mira, chaval, nosotros somos el equipo Plasma y pensamos apoderarnos de todos los pokémon del mundo para dominarlo con puño de hierro, y no vamos a dejar que chicos como tú vengan aquí y se crean los reyes del mambo ¡esfúmate ya!-le espetó uno de los soldados en ese momento.

-Vosotros, especies de… robasteis el purrloin de mi hermana y cometisteis un gravísimo error al hacerlo. Y por eso mismo juré que lo pagaríais caro… no pienso pasaros ni una más, se acabó.

-Oh, ya veo, el hermanito mayor furioso planea darnos una lección… qué tierno.

-Estamos perdiendo el tiempo con esto, vámonos-le instó una mujer en ese momento.

-Sí, adelantaos vosotros, yo os cubro.

-¡No iréis a ningún lado!-gritó entonces Matís, sacando a un servine.

En ese momento el chico miró a su alrededor, viendo entonces a su amigo y exclamando de seguido.

-¡Rizzo, ayúdame a detener a estos malnacidos!

El chico ahogó como pudo un suspiro, casi arrepintiéndose de haber llegado en ese justo momento, pero al final se lo pensó mejor y murmuró.

-Está bien, te ayudaré.

El soldado del equipo Plasma sacó a un watchog y un trubbish y atacó primero, Rizzo optó rápidamente por rufflet y se unió a la lucha de seguido.

-¡Watchog, superdiente! ¡Trubbish, disparo lodo!

-¡Servine, látigo cepa!

-¡Rufflet, cara susto!

Las lianas de servine pudieron parar los proyectiles de lodo de trubbish, al tiempo que rufflet ponía tal cara que consiguió ralentizar tanto a watchog como a trubbish, aprovechando entonces para contraatacar.

-¡Ciclón hojas!

-¡Golpe aéreo!

Un tornado de hojas succionó al pokémon veneno, haciéndole daño en el proceso, mientras que rufflet se abalanzaba sobre un indefenso watchog y lo golpeaba dos veces seguidas.

-¡Maldita sea! ¡Híper colmillo, púas tóxicas!

-¡Hoja aguda!

-¡Cuchillada!

Servine se abalanzó con su cola brillando y le asestó un duro golpe a trubbish, que ni tiempo tuvo de atacar, cayendo KO; por su parte, rufflet se lanzó con sus garras brillando y acuchilló a watchog con ellas, acabando igual de KO que su compañero.

-Dita sea, toca retirada… ¡nos volveremos a ver!-masculló el soldado, tirando una bomba de humo negro y huyendo.

-¡No huyas, cobarde! ¡Vuelve aquí!-chilló Matís, echando a correr tras él y en dirección a la ruta 5.

A Rizzo no le dio tiempo ni a echar a correr, por lo que lo dejó estar; teniendo en cuenta el temperamento de Matís y lo rápido que corría lo alcanzaría enseguida. Aun y con todo, seguía sin entender del todo las motivaciones de su amigo para ir a por esa gente. Puede que en su momento hicieran ruido y pusieran en evidencia al cantón frente al partido, pero visto lo visto esa gente no tenía ni media torta. Cómo lo harían para robar a la hermana de Matís era algo que se le seguía escapando, aunque por su parte se refería ni pinchaba ni cortaba en todo ese asunto, optando por dejárselo al propio Matís.

Atravesó la ruta 5 entera hasta llegar al puente de Fayenza, que en ese justo momento se estaba terminando de bajar. Su amplia y roja estructura hecha de acero reforzado resaltaba su figura y la hacía ver fuerte y resistente, por lo que fue normal que pudiera resistir sin problemas el terremoto y las réplicas posteriores; ahora, gracias a eso, su fama había crecido aún más, viéndose ahora inexpugnable. Rizzo fue por la acera mientras que varios coches lo cruzaron por la calzada, tardó varios minutos cruzarlo de un lado a otro ya que se caracterizaba por ser bien largo.

Una vez que lo cruzó se encontró directamente en ciudad Fayenza, un monumento a los marinos mercantes con forma de una antigua vela de barco pesquero le dio la bienvenida. Un corto puente de piedra cruzaba una pequeña ensenada que se adentraba en esa parte de la ciudad y al llegar justo al centro se encontró con una escena un tanto inusual; y es que un soldado del equipo Plasma estaba hablando con lo que parecía una especie de caballero templario que, para su sorpresa, también llevaba el símbolo del equipo Plasma en su pecho.

-No me puedo creer que todavía estéis remoloneando por aquí… ya no tiene sentido que sigáis existiendo…

-¿Ah, sí? Pues en ese caso tampoco tiene sentido que estéis robando a la gente sus queridos pokémon sólo para vuestro propio beneficio; el señor N estaría sumamente decepcionado con vosotros.

-¿El señor N? ¿El mismo señor N que os abandonó a todos como una colilla mal apagada? Ese niñato era un simple pelele que sólo servía como excusa, nada más, no tiene ningún mérito. Que lo uses como pretexto justifica tu debilidad.

-No sois más que una panda de ladrones y matones sin escrúpulos. Nosotros no somos así, el equipo Plasma blanco jamás tolerará vuestro comportamiento, no dejaremos que os salgáis con la vuestra.

Frente a eso, el soldado negro le respondió con un empujón que casi hace caer al caballero templario; en ese justo momento Matís reapareció como una centella y se echó sobre el soldado negro.

-¡Aquí estás, desgraciado!

Sin avisar siquiera, el chico le asestó tal placaje que esta vez el que se cayó fue él; el soldado del equipo Plasma se levantó apresuradamente, espetándole de seguido.

-¡Tú otra vez! ¡Eres más pegajoso que una etiqueta de rebajas!

-¡Ya basta de huir como un vulgar rattata, da la cara, vamos!-le espetó el chico, fuera de sus casillas y rojo de rabia.

-Bof, como si no tuviera bastante con el plasta blanco y ahora este piltrafilla… nada, que estoy perdiendo el tiempo, me largo ¡ya nos veremos las caras!-exclamó el soldado negro, soltando una bomba de humo.

Matís trató de agarrarlo antes de que se escapara, pero no fue lo suficientemente rápido y se acabó esfumando en un abrir y cerrar de ojos.

-¡Maldita sea, estoy harto!-musitó el chico, al borde del colapso.

-Tranquilo, tío, ya los cogerás…-trató de tranquilizarle Rizzo, sin muchos resultados.

-¿¡Y cuándo, Rizzo, cuándo?! ¡¿Me lo puedes decir?!

-Pues…

Antes de que la cosa fuera a más, el caballero templario tomó la palabra para imponer un poco de tranquilidad.

-Perdonad por semejante papelón, esa maldita facción negra apenas nos deja respirar y no hace más que emborronar nuestra escasa reputación.

-¿Y a mí que me cuentas, tío? ¿De qué película histórica sales?-inquirió Matís, mirándole de arriba abajo.

Sin embargo, en cuanto vio el ya sabido y conocido símbolo en el pecho abrió mucho los ojos, mascullando de seguido.

-Plasma… Plasma… tú eres uno de ellos…

-No, espera, no saques conclusiones precipitadas…-murmuró el caballero, pero Matís le cortó de golpe.

-¿¡Conclusiones precipitadas dices?! ¡¿Eres o no eres un miembro del equipo Plasma?!

-Sí, pero deja que te explique…

-¡No hay nada que explicar! ¡Vosotros robasteis el purrloin de mi hermana y lo vais a pagar!

Antes de que el furibundo chico se echara sobre él, Rizzo le detuvo a tiempo, exclamando de seguido.

-¡No, Matís, quieto, déjale hablar! Parece que no tienen nada que ver con ellos…

-¡Así es! Dejadme que os lo cuente todo para que podáis entender mejor la situación, por favor.

-Muy bien, habla pues-pidió el chico, sujetando a su amigo para que no se lo comiera vivo antes de tiempo.

-De acuerdo. Supongo que estaréis al tanto de lo que pasó hace dos años, nuestra irrupción aquí en Teselia y todo eso…

-Sí, estamos informados.

-Por aquel entones todos nosotros teníamos un objetivo común: liberar a los pokémon de las manos de sus entrenadores para que estos pudieran llevar una vida plena. Pero como bien sabréis, eso era una simple excusa para encubrir algo que ni nos llegamos a plantear la mayoría de mis compañeros y yo. Ghechis, el que fuera el líder de los siete sabios, nos traicionó a todos.

-Espera, espera… ¿quieres decir que os creíais toda la palabrería de la liberación?-inquirió Rizzo, alucinado.

-¡Claro! ¡Ghechis nos convenció enseguida, no sabéis el carisma que tiene! Y más aún cuando el señor N lo secundaba, claro. Muchos de nosotros, entre los que yo me incluyo, admirábamos a N, lo veíamos como un modelo a imitar y seguir, era nuestra referencia; muchas de mis compañeras se enamoraron de él irremediablemente incluso. Era nuestro líder, nuestro sustento ideológico-explicó el caballero templario.

-Pero os abandonó-recordó en ese momento Rizzo las palabras del soldado negro.

El caballero templario bajó la cabeza, un tanto dolido, pero les siguió contando.

-Muchos de mis compañeros lo vieron así y por ello desertaron y, por lo que pude saber después, se unieron a la facción negra. Pero unos pocos, entre ellos yo, no lo vimos así. Nosotros comprendimos al señor N, su tristeza y dolor al conocer la verdad, por lo que no le guardamos rencor; y por ello, los pocos que quedamos decidimos seguir siéndole fieles, pasase lo que pasase, y además acordamos cambiar nuestro objetivo. Siguiendo las enseñanzas que nuestro señor N nos instruyó acerca de los pokémon, convenimos que cuidaríamos de todo aquel que estuviera sufriendo para aliviar su dolor y así ayudarle a ser feliz. Ésa es nuestra línea de actuación ahora.

-Ya veo, os habéis hecho una ONG-resumió Rizzo de forma rápida.

-En términos generales sí, somos lo que debimos ser en un principio. Ahora esperamos a que nuestro señor N regrese de su viaje enseguida para poder hacer frente a esa facción negra que ha surgido hace poco y apenas nos deja respirar. Nos enfrentaríamos a ellos, pero somos tan pocos…

-¿Y no tenéis ningún líder provisional o algo así mientras N está fuera?

-Oh, sí, está el sabio Ruga, en cuanto salió de la cárcel regresó inmediatamente aquí para reencontrarse con nosotros y organizarnos un poco. Él fue el único de los siete sabios que siempre creyó en el señor N y tuvo el valor necesario como para enfrentarse a Ghechis si se presentaba la ocasión.

La explicación llamó la atención de Rizzo, no por la historia en sí, sino porque le costaba creer que alguien sería tan ingenuo como para creerse todo eso a pies juntillas y seguirlo así sin más. Si hubiera sido él no hubiera permitido de ninguna manera que le manipularan ni le dijeran lo que tenía que pensar ni nada por el estilo, eso iría en contra de sus principios. Nada ni nadie le decía lo que tenía que hacer, por muy persuasivo ni influyente que fuera. Y en cuanto a N, seguía sin entender su figura ni sus motivaciones por mucho que se las explicaran. Tal y como él lo veía, no pasaba de ser un chico ingenuo y débil al que no le daría ningún crédito, al menos por su parte se refería.

Por otro lado, Matís no parecía del todo convencido al respecto, conservando en todo momento un gesto inquisitivo en su rostro, como si no terminara de comprar del todo lo que ese caballero templario le estaba contando, inquiriendo en ese justo momento.

-Me gustaría hablar con ese tal Ruga ¿podría?

-Claro que sí, te atenderá encantado. Estamos en la casona en lo alto de la colina, pásate cuando quieras, siempre estamos allí.

Y, tras ese último apunte, el caballero templario se fue de allí, dejándolos solos en el puente; los dos amigos se miraron por un momento, con mirada inquisitiva y sin saber muy bien qué pensar de todo eso. Matís fue el primero en romper el hielo inquiriendo.

-¿Y ahora qué?

-¿Y a mí que me cuentas? Eres tú el que quiere cazar a esa gente, no yo, igual te dicen una cosa o dos al respecto...

-No sé yo, no me fio… ¿y si solo es una fachada?

-Haz lo que consideres, yo antes me voy a pasar por el centro pokémon ¿te vienes?

-No, quiero mirar un par de cosas antes… nos vemos-se despidió Matís, cruzando el puente.

Rizzo le siguió al poco rato y, tras terminar de cruzarlo, se encontró con una ciudad que había crecido mucho desde los últimos dos años.

Gracias a una buena gestión y explotación de los recursos mineros colindantes, ciudad Fayenza había prosperado a pasos agigantados y así lo atestiguaban sus calles y edificios, remodelados con los últimos y más novedosos materiales y diseñados por los diseñadores más vanguardistas y modernos. Edificios con formas curiosas y redondeadas, cristaleras de colores azules mates o verdes brillantes y muros amarillos pálidos constituían la nueva concepción de ciudad Fayenza; un par de hoteles también tenían presencia al lado del mercado, que era el único vestigio de la antigua Fayenza. Rizzo se mostró ciertamente asombrado con lo moderna y vanguardista que se había vuelto la ciudad más comercial de toda Teselia.

Reservó una habitación en el centro pokémon y, una vez que estuvo instalado, salió a la calle para decidir qué hacer a continuación; los más recientes acontecimientos aún seguían resonando en su cabeza, sin poder comprender siquiera cómo tanta gente pudiera ser tan estúpida como para dejarse engatusar de esa forma. Fue entonces cuando, al alzar la vista, vio la colina que nombró antes el soldado, con la casona en su parte más alta dominando el lugar. No las tenía todas consigo, frunciendo el ceño en el proceso como si se lo estuviera pensando mejor, pero finalmente se encaminó hacia allá.

Nada más llegar a la base de la colina vio unas escaleras que subían y las siguió; a mitad de camino se encontró con un pequeño sendero que bajaba hasta una gruta cercana, pero estaba siendo vigilada por un operario y no se podía pasar. La casona estaba un poco más adelante y era de piedra berroqueña, de diseño señorial y muy vistosa, aunque se notaba que ya tenía muchos años; junto a su puerta principal se encontró con el soldado que antes vio acompañado por un hombre de avanzada edad, ataviado en una larga túnica de color marrón claro y un sombrero alargado de igual color. Llevaba el signo del equipo Plasma en la parte superior del pecho, poseía un frondoso bigote blanco bajo una aguileña nariz y una barba igual de blanca que acababa en punta a ambos lados de la cara. En cuanto el soldado lo vio, le comentó al anciano.

-Ése es el chico, señor… se mostró interesado por nosotros y le recomendé a usted.

Rizzo se acercó y el anciano le saludó.

-Hola, encantado de verte por aquí. Soy Ruga, sabio y líder provisional del equipo Plasma blanco. Me ocupo de todos los pokémon sin familia ni hogar que nos encontramos o nos traen y les ayudo en todo lo posible, acogiéndoles y alimentándoles mientras les buscamos un nuevo hogar.

-Yo soy Rizzo. A decir verdad, no tenía intención de venir, pero supongo que la curiosidad me ha podido. Tengo entendido que el equipo Plasma se ha dividido en dos…

-Sí y no, ya que nosotros no tenemos nada que ver con ese grupo de ladrones que últimamente está haciendo estragos de un tiempo a esta parte. De hecho, nos gustaría enfrentarlos si tuviéramos la ocasión, pero al ser tan pocos tenemos escasas oportunidades-explicó Ruga.

Antes de que Rizzo pudiera decir algo al respecto una voz conocida se adelantó, comentando de seguido.

-En tal caso, quizás podáis saber algo sobre el purrloin que le robaron a mi hermana…

Matís se había personado de golpe y porrazo, mirando a Ruga con los brazos cruzados y gesto serio. Ante su abrupta entrada el sabio le miró un tanto extrañado como si no supiera muy bien a qué se refería, inquiriendo de seguido.

-¿A qué te refieres, jovencito?

-El equipo Plasma negro robó el purrloin de mi hermana y estoy tratando de recuperarlo por todos los medios. Odio con toda mi alma a esos desgraciados y haré lo que sea por atraparlos. Pero primero necesito saber algo del paradero del purrloin de mi hermana-explicó el chico, conteniéndose bastante.

-Entiendo tu situación, más me temo que no puedo ayudarte. Lo siento si las acciones de esos ladrones te hayan afectado, comprendo tu dolor…

-¡No, no lo comprende! ¡Qué listo, con disculparse cree que lo soluciona todo! ¡Puede que ustedes no tengan nada que ver con ellos, pero fueron uno solo una vez y no pienso dejar pasar esta afrenta! Está claro que no me pueden ayudar-masculló Matís, rabioso.

-Lo siento, de verdad, me siento responsable. Ojalá pudiera ayudarte de alguna forma, pero…

-No se moleste, ya me buscaré la vida.

Y, tras esas contundentes palabras, se fue de allí pisando fuerte. Rizzo rodó los ojos, sin saber muy bien qué decir al respecto, aunque en ese momento Ruga murmuró.

-Comprendo perfectamente a ese muchacho, pero no tenemos constancia de ningún purrloin, al menos aquí. Apenas tenemos recursos y sobrevivimos como podemos. Aunque antes de nada ¿querrías combatir contra mí? Me gustaría ver los vínculos que tienes con tus pokémon.

-Está bien, si insiste…

Se apartaron un poco y el combate dio comienzo, el soldado se puso de árbitro; Ruga sacó a un herdier y Rizzo optó por rufflet.

-¡Herdier, triturar!

-¡Esquívalo y cuchillada!

Rufflet hizo un tonel volado en el aire para evitar a herdier y luego le asestó una fuerte cuchillada con sus garras, notándolo en sus carnes, contraatacando rápidamente.

-¡Avivar y derribo!

Un aura roja cubrió el cuerpo de herdier antes de que se echara contra rufflet para embestirle con toda su fuerza.

-¡Cara susto!

El pokémon volador puso tal cara que intimidó a herdier, ralentizando su marcha y dándole tiempo para esquivarlo con suma facilidad.

-¡Ataque ala!

Las alas de rufflet se envolvieron en un intenso brillo blanquecino y golpeó a herdier con ellas con contundencia, arrastrándolo hacia atrás.

-¡Triturar!

-¡Golpe aéreo!

Como herdier se movía más despacio, no tuvo problemas para atacar primero y le golpeó dos veces seguidas, acabando en el suelo, KO.

-¡Herdier está fuera de combate, el ganador es rufflet!-indicó el soldado rápidamente.

Ruga lo recogió, al tiempo que decía.

-No está mal… veamos ahora con este.

Y, al segundo siguiente, sacó a un swoobat, el cual contraatacó rápidamente golpeando a rufflet con su abultada nariz en forma de corazón, amedrentándole de seguido y evitando así que atacara de seguido. Ruga aprovechó entonces para tomar la delantera.

-¡Tajo aéreo!

Sacudiendo sus alas con fuerza, varias corrientes de aire incidieron repetidamente sobre rufflet, haciéndole daño continuo y obligándole a retroceder.

-¡No te achantes, golpe aéreo!

El pokémon volador se lanzó rasgando el aire hacia swoobat, pero en cuanto estuvo a punto de alcanzarle sus ojos brillaron intensamente, al tiempo que un aura de igual color se echaba sobre él y le apartaba de golpe, esquivando el ataque, para luego zarandearlo en el aire repetidamente mientras le hacía daño en el proceso. Tras eso le soltó y rufflet cayó al suelo duramente, de donde no se volvió a levantar.

-¡Rufflet está fuera de combate, swoobat es el ganador!-dictaminó el soldado.

Rizzo lo recogió rápidamente y optó por magneton, contraatacando rápidamente.

-¡Aire afilado!

-¡Páralo con bomba sónica!

El pokémon psíquico volador atacó primero, pero magneton pudo interceptar el ataque con las ondas sónicas y se bloquearon mutuamente. En todo momento swoobat no perdió de vista a magneton, teniéndolo todo el rato encima, a lo que Rizzo indicó rápidamente.

-¡Aléjalo con bomba imán!

Mediante trozos metálicos que salieron despedidos de su cuerpo lo golpeó repetidamente, obligándole a poner distancia entre ellos. Aun así, Ruga no cejó, indicando de seguido.

-¡Arrumaco!

-¡Esquívalo y lánzate con chispa!

Su contrincante se acercó a él para poder atacarlo con su nariz, pero con un rápido movimiento lateral magneton lo pudo evadir y, acto seguido, se cargó de energía mientras se echaba sobre él. El impacto fue directo, dándole una fuerte sacudida que le dejó hecho un trapo e incapaz de seguir.

-¡Swoobat está fuera de combate, el ganador es magneton! ¡La victoria es para Rizzo de ciudad Engobe!-indicó el soldado.

Ruga recogió a su pokémon, asintiendo con la cabeza y comentando sus impresiones.

-Vaya, sin duda alguna tienes unas muy buenas aptitudes. Tratas a tus pokémon con respeto y los diriges muy bien, creo que podrías enfrentarte al equipo Plasma negro si se te presentara la ocasión.

-Sí, bueno, ya me he enfrentado varias veces a ellos antes-reveló el chico, para su sorpresa.

-Ya veo, se nota, a decir verdad. Pasa, te enseñaremos nuestras instalaciones.

El sabio abrió entonces la doble puerta de la casona, dejándole pasar a su interior.

El hall era bastante amplio, estaba decorado con madera de ébano y una amplia escalinata llevaba hasta el piso superior, balconado y con varias habitaciones visibles desde la planta baja; dos puertas situadas a ambos lados de la planta baja llevaban a un amplio salón a mano izquierda y a una limpia y espaciosa cocina a mano derecha. En ese momento, Ruga habló.

-La casa perteneció a una hermandad afincada en esta ciudad hace ya bastante tiempo, pero hacía dos años que estaban en números rojos y se trasladaron a otra ubicación; conozco al propietario y nos dejó usarlo durante el tiempo que necesitáramos. Es grande, aunque a veces pienso que nos sobra bastante espacio.

-Desde luego…-afirmó el chico, asomándose un momento a la cocina, donde varios soldados del equipo Plasma blanco se encargaban de hacer la comida, tanto para humanos como pokémon.

En el salón había más personas, aparte de unos cuantos soldados más, tanto hombres como mujeres; todos ellos se encontraban con varios pokémon, cuidándoles y atendiéndoles. Un soldado se encontraba cepillando a un galvantula y un montañero pulía la dura piel de un roggenrola.

-Ese montañero de allí nos ayuda como voluntario de vez en cuando, como ves tenemos cierta aceptación en la ciudad, aunque no demasiada-explicó Ruga en ese momento, poniéndose cómodo en un sillón cercano.

-Hombre, cuantos más mejor, digo yo…

-Pues sí, sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a arrimar el hombro o a darnos una oportunidad. De vez en cuando nos dan algún que otro donativo, aunque apenas hay implicación en cuanto a trabajo se refiere…

En ese preciso instante, un zorua apareció de improviso y saltó a su regazo, al tiempo que el anciano le acariciaba con ternura. Rizzo se sentó en un amplio sofá justo al lado, al tiempo que inquiría.

-¿Y qué hay de ese tal N? ¿No saben nada de él?

-Nada de nada, desde que se marchó hace ya dos años nadie ha vuelto a saber nada de su paradero. Hemos intentado llevar nuestra palabra más allá del cantón a modo de efecto llamada, pero hasta ahora no ha dado resultado.

-Y… ¿cómo es ese N? ¿Qué tiene de especial?-inquirió Rizzo, aún sin comprender del todo a qué venía tanto revuelo con él.

Ante esa pregunta, el anciano sonrió con gesto alegre, como si se hubiera alegrado de que le preguntaran eso, comentando rápidamente.

-El señor N es una persona maravillosa que tiene un don no menos portentoso: es capaz de comprender y hablar con los pokémon.

-¿Qué? Venga ya…-murmuró el chico, incrédulo.

-Es la pura verdad, el señor N creció y se crio rodeado de pokémon durante toda su vida, sin otro contacto más allá del humano. Era de esperar que al final desarrollara una capacidad así-asintió Ruga, sin dejar de acariciar a zorua.

-Pero… según tengo entendido, fue usado por ese tal Ghechis Armonia-recordó él en ese momento todo lo que leyó en aquel artículo de investigación escrito por el ahora fallecido periodista freelance.

Al oír ese nombre Ruga cambió el semblante de su rostro, tornándose más afligido, y continuó hablando.

-Cierto, todos éramos parte de su malvado plan, incluso yo mismo, tan sólo fui una herramienta más. En pos de inculcarle todo tipo de conocimientos dignos de un rey, Ghechis fue a buscarme a mi casa en Taipéi y me convenció irremediablemente. Ocultando el verdadero objeto de su educación, le instruí junto con el resto de mis compañeros en todos los campos precisos para que pudiera llevar a cabo la tarea de volverse el héroe de Teselia y poder invocar al pokémon legendario zekrom. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió. Pero no contamos con cierta persona que llegó a demostrar las mismas cualidades heroicas que el señor N. Fue entonces cuando se descubrió toda la verdad y… decidió irse.

Rizzo se quedó callado, tratando de comprender un poco a la persona que le estaban describiendo, pero seguía sin entender cómo podía existir alguien así. Sonaba tan perfecto y genuino que simplemente se le antojaba irreal. Al verle tan pensativo, el sabio comentó en ese momento.

-Yo no podría contarte gran cosa acerca del señor N, al menos desde el punto de vista más íntimo y personal, pero hay dos personas con nosotros que sí que pueden hacerlo. Ven conmigo.

Los dos se levantaron y Rizzo siguió al sabio; atravesaron todo el amplio salón y salieron por una puerta que estaba al fondo de la estancia, la cual daba directamente a un bonito jardín, lleno de árboles frutales y amplios terrenos. Varios pokémon jugaban entre ellos y dos mujeres de la misma altura se encontraban tendiendo un cesto de ropa lavada entre dos frondosos árboles. Una de ellas era rubia, de pelo largo y recogido en una larga coleta trenzada; de ojos claros y piel tan clara que parecía de porcelana, vestía con una blusa azul claro y una larga falda amarilla. La otra mujer era de pelo rosa chicle, liso y algo más cortito, con dos pequeñas coletas que le caían a ambos lados de la cara; de ojos marrones y piel igual de clara, vestía con una camisa blanca y un chal verde por encima, y una falda similar a la de la otra mujer, sólo que de color rosa.

-Son esas mujeres de ahí, habla con ellas, conocen de primera mano a N más que a nadie-indicó Ruga, entrando de nuevo en la casa.

No muy seguro de si hacerlo o no, finalmente Rizzo se acercó a ellas para saludarlas y se presentaron rápidamente.

-Yo soy la musa de la Paz, me llamo Helena-murmuró la mujer rubia.

-Y yo la musa del Amor, me llamo Verbena-hizo lo propio la otra.

-Encantado, soy Rizzo… he estado hablando hace poco con Ruga y me comentó que vosotras conocisteis bien a N...

-Así es, nosotras le educamos correctamente bajo las órdenes de Ghechis-asintió Helena.

-¿Y ya está, eso es todo? ¿En serio nadie cuestionó absolutamente nada?-inquirió Rizzo, todavía incrédulo al respecto.

Las dos mujeres negaron con la cabeza al mismo tiempo y la musa de la Paz continuó.

-Nosotras somos hermanas, nacimos en Grecia y no tuvimos ni padres ni hogar, vivíamos de la caridad y pásabamos de orfanato a orfanato. Ghechis nos encontró y nos sumó a su causa, como sustento femenino y fraternal para N.

-Pero… tengo entendido que el tal Ghechis no era en realidad su padre ¿Quiénes son sus padres?-quiso saber Rizzo, cada vez entendiendo menos.

-No lo sabemos-murmuró Helena.

-Nadie lo sabe. Lo único que sabíamos era que Ghechis se encontró con N siendo tan solo un niño pequeño y decidió adoptarlo. Y usarlo para sus propios planes-añadió Verbena.

Para entonces Rizzo ya no sabía ni qué pensar, toda esa situación le sobrepasaba de lo ridícula que parecía, al menos a sus ojos. Todo parecía tan aleatorio que no podía ser real por mucho que le diera vueltas. Sin embargo, ahí estaba, frente a dos personas que parecían ignorar por completo sus obvios gestos, cosa que Helena no tardó mucho en recalcarle.

-Nos es indiferente si nos crees o no, tú has venido buscando respuestas y nosotros te las hemos dado. Si quieres seguir escuchándonos, eres bienvenido, si no, puedes irte ya.

La contundencia con lo que le dijo todo eso dejó desarmado por unos breves instantes a Rizzo, el cual se vio obligado a quedarse por no hacerles un feo demasiado evidente, murmurando de seguido.

-Está bien, supongamos que todo es tal y como me lo estáis contando… N… ¿cómo es?

Esta vez fue el turno de Verbena para hablar, sonriendo dulcemente y comenzó a hablar con tono jovial y alegre.

-N siempre fue un chico feliz, sensible y cariñoso. De pelo verde y cara redonda, facciones rectas y tez pálida, jamás en mi vida vi a un niño tan guapo como él y llegué a quererlo como si mi propio hermano pequeño se tratara. Desde el principio mostró una aguda inteligencia y una tenacidad digna de admiración. Le chiflaban las matemáticas y siempre que se aburría resolvía ecuaciones, funciones y matrices con tanta facilidad que hasta asustaba. Decir que N es un genio es quedarse corto.

-Pero toda esa inteligencia y genialidad eran opacadas por Ghechis, el cual le empezó a traer pokémon que eran maltratados por los humanos. Desde que tuvo uso de razón le llenó la cabeza de pájaros acerca de lo malvada y mezquina que era la gente del exterior; de esta manera consiguió lavarle el cerebro y lo convenció de que los demás sólo querían hacerle daño. Convirtió a N en un niño solitario y marginado, que rehusaba la compañía de las personas y sólo quería estar con pokémon; se volvió entonces ciertamente inestable y caótico, a veces le daban ataques de ansiedad y de pánico. Y ahí es donde entraba yo, me encargaba de tranquilizarlo cuando eso sucedía-siguió con la explicación Helena.

-Tan sólo fuimos dos herramientas más para la consecución de sus objetivos; nada le importaba más que él mismo. Y nosotras no teníamos elección.

Aun a pesar de las serias y sentidas palabras de las musas, Rizzo seguía sin comprenderlo. Por mucho que lo intentaba, no lograba darle una explicación lógica. Lo único que sentía por N, esas mujeres o todas esas personas que estaban allí era una total y absoluta indiferencia. De hecho, sólo podía pensar en lo pardillos que eran al haberse creído todo eso. Si hubiera sido él nunca hubiera permitido que le manipularan, eso por descontado.

Aun así, el chico les agradeció a las musas por toda su historia y regresó a la casa. Ruga se encontraba en el salón, jugando con zorua, aunque al verle llegar se dirigió directamente a él.

-¿Y bien?

Por un momento el chico se quedó callado, inseguro de si soltar lo que pensaba o no. Aunque en un principio había llegado hasta allí por simple curiosidad, ahora no estaba del todo seguro de si quería seguir estando allí o no. Sin embargo, y dado que Ruga esperaba una respuesta por su parte, finalmente murmuró.

-Es… toda una historia, desde luego.

-Entiendo que sea difícil de procesar, hasta yo sigo preguntándome a día de hoy hasta dónde hubiéramos llegado si no hubiera habido nadie más para detenernos. Al final me alegro de estar aquí, con mi gente, tratando de hacer las cosas bien, tal y como debieron ser desde el principio. Si en algo soñamos aquí es con ver a un auténtico y genuino equipo Plasma luchando por lo que verdaderamente importa: los pokémon.

Rizzo asintió con la cabeza simplemente por quedar bien con él, pero seguía igual que cuando entró. Sólo veía a un grupito de gente ingenua tratando de reparar un error que, a todas luces, arrastrarían para el resto de sus vidas. No era algo que le involucrara directamente, por lo que en ese sentido quiso levantarse e irse, pero en ese momento se presentó una soldado proveniente de la cocina, exclamando.

-¡Atención todo el mundo, la comida ya está lista!

-Ah, a comer… ¿quieres unirte a nosotros, Rizzo?-inquirió Ruga en ese momento.

-Está bien, por qué no…

No iba a decir que no a una invitación, y menos aún con comida de por medio, siempre y cuando estuviera buena y mereciera la pena.

Se dirigieron todos a la amplia cocina, donde una alargada mesa ya estaba puesta, y ocuparon sus asientos rápidamente. En total contándole a él eran veinte personas. Dado que todos los pokémon que allí había se reunieron aparte para comer ellos también, Rizzo sacó a los suyos para que comieran todos juntos, y en cuanto Ruga vio a keldeo se quedó gratamente sorprendido, inquiriendo al respecto.

-Vaya, ese pokémon… ¿Dónde lo atrapaste?

-En el bosque de los Perdidos, se encontraba congelado en un bloque de hielo.

El chico no dijo mucho más y el sabio se le quedó mirando fijamente, como si estuviera pensando en algo en concreto.

Tras la comida, Rizzo se despidió de ellos y se marchó tras despedirse de Ruga.

-Gracias por escucharnos, Rizzo, eres bienvenido por aquí siempre que quieras.

-No ha sido nada… ya nos veremos.

Tras esas palabras, el chico regresó a la ciudad aún sin saber muy bien qué pensar de todo lo que le habían contado. Sin embargo, no era algo que le inmiscuyera, así que prefirió centrarse en su viaje. Después de todo, había una medalla que ganar.


¡Más Pokémon! Ésta vez con un capítulo que empieza a mover la trama más deprisa, a partir de aquí iré cogiendo más ritmo, puesto que no requiere de tantas correcciones. Hablemos un poco del capítulo.

Por un lado he preferido llamar a los dos respectivos equipos Plasma por el color correspondiente, blanco y negro, porque bueno, ya sabéis, dualidad, simbología, Tao... el tema de la generación, vaya. En los juegos al equipo Plasma original se le llama ex equipo Plasma, pero no me gusta nada ni cómo suena ni como concepto, por lo que opté por algo más simple. Por otro lado he aprovechado para seguir dibujando a Rizzo, al cual seguiréis queriendo colgarle de un pino, y sí, está hecho expresamente. Originalmente era más comprensivo y empático, pero preferí descartar eso porque no se corresponde con lo que he ido mostrando de él. Y sí, éste chico tiene serios problemas de personalidad que van más allá de un simple comportamiento inmaduro o infantil, rozando incluso la sociopatía, ya iremos profundizando más en esto conforme vayan pasando los capítulos.

Por otro lado, para las musas he optado por usar sus nombres en japonés, Helena y Verbena, los dos de origen griego. Al principio pensé en usar los nombres basados en sus títulos que el doblaje en español del anime usó, Paz y Amor, pero preferí ir más a la base con ellas, resultaba más cómodo.

Y nada más de momento, a ver si me da tiempo a sacar el siguiente antes de marcharme de viaje, si veis que no subo nada, es que estoy fuera. Comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!