Capítulo 18

Mala baba

Rizzo se despertó debido a que alguien se encontraba rascando cada grano de su espalda; antes de que pudiera decir algo al respecto, soltó un grito y exclamó.

-¿¡Quieres estarte quieta de una vez?!

-Tienes un montón de espinillas… ¡tengo otra!

El chico profirió otro grito adolorido y se dio la vuelta, molesto.

-¿¡Quieres parar?! ¿Qué haces que no estás dormida?

-Quería dormir, pero con la nochecita que me has dado me ha costado conciliar el sueño…

Ante eso el chico esbozó una sonrisa de satisfacción, orgulloso del deber cumplido; sin decir nada más, la chica se levantó y Rizzo la siguió con la mirada, sin perder ni un solo detalle, aunque en ese momento ella preguntó con gesto pícaro.

-Por cierto, ¿sigues sin haber resuelto el misterio de mi nombre?

-Para nada, mi querida Aurora-murmuró él, mirándola con chulería.

La chica le miró arqueando una ceja, como si no se esperara que le fuera a contestar tan rápidamente, aunque enseguida le dio la razón, inquiriendo de seguido particularmente interesada.

-Así es… ¿cómo lo supiste?

-Bueno, nada que un buen esfuerzo tras los hechos pudiera hacer… y nada que mi larga mano pudiera coger de entre tu ropa-anunció el chico, sacando su tarjeta de entrenadora bajo la almohada, donde se podía leer su nombre, apellidos, dirección y otros datos personales.

-¡Eres un tramposo y un manos largas!-le acusó ella, un tanto molesta y arrebatándosela rápidamente.

-Yo también tengo mis trucos… Aurora.

-Sí, sí… muy bien pensado… Rizzo-murmuró ella, haciendo exactamente lo mismo que él y cogiendo su tarjeta de entrenador de su cartera, aunque el chico no hizo nada por detenerla, observándola hacer en todo momento.

Los dos se sostuvieron la mirada tras unos segundos, ella con gesto airado y él con una sonrisita condescendiente pero intensa; por un instante pareció que todo se detenía en seco, al tiempo que una incipiente tensión comenzaba a acumularse entre los dos lenta e imparablemente. Rizzo la echó otra de sus miradas y Aurora reprimió como pudo morderse un labio, buscando una salida, viendo entonces el baño y anunciando de seguido.

-Me voy a duchar…

La chica salió disparada hacia allí, aun así el chico se levantó y fue tras ella comentando.

-Espera ¿nos duchamos juntos? ¿Quieres que te frote la espalda?

-Eres un salido compulsivo adorable ¿lo sabías?-inquirió ella, desde el fondo de la ducha.

-Sí, sí que lo sé-afirmó el chico, antes de cerrar la puerta.


-Tengo que hacerme más fuerte, mucho, mucho más fuerte... y éste podría ser un buen punto de partida.

Desde que llegó a la ciudad, Matís no se había quedado parado ni mucho menos. Y es que después de la decepción que fue hablar con el equipo Plasma blanco, el cual ni siquiera le dio una solución, lo último que quería era depender de otros a la hora de solucionar los problemas que se le presentaran, ya fuera en forma de equipo Plasma negro o bien de cualquier otra cosa. Por suerte, había encontrado algo que se alineaba con sus intereses.

-Pokémon World Tournament... el nombre ya suena bien, eso desde luego.

Se topó con él de casualidad mientras exploraba la ciudad, estando situado al sur justo al lado del puerto, siendo un complejo bastante amplio compuesto por bastantes pequeños y medianos comercios, así como zonas verdes y un total de tres estadios contiguos en los que, al parecer, se iba a organizar un evento importante, aunque no había conseguido averiguar mucho más al respecto puesto que parecía estar cerrado temporalmente al público.

-Vaya, qué palo, pensaba que estaría disponible...-murmuró el chico en voz alta en ese momento.

-Ya, yo también...

Esa súbita y familiar voz hizo reaccionar al chico, mirando a su diestra y viendo entonces de quién se trataba.

-¡Ah, Nanci!

-¡Oh, hola Matís, qué sorpresa! No te había visto...-murmuró la aludida, esbozando una gran sonrisa.

-Ni yo... ¿de dónde has salido?

-Del muelle, estaba contemplando las vistas... ¿has venido a participar?

-Sí, bueno, había oído algo al respecto en la ciudad, pero no parece estar abierto...

-Vaya, hombre, a mí también me habían hablado del lugar y por eso vine a verlo.

-¿Tú también quieres participar? Pensaba que no te interesaba nada de esto...-murmuró Matís en ese momento, visiblemente sorprendido.

-Bueno, no estoy del todo segura, hay veces que me entra la morriña, pero luego recuerdo mis resultados en mi liga regional y se me pasa enseguida...

El chico entornó los ojos, como si pensara en una alternativa, al tiempo que su mano se posaba en su cinto. Fue entonces cuando, sin pensarlo siquiera, murmuró.

-En ese caso... ¡combatamos tú y yo!

Nanci abrió mucho los ojos, como si no hubiera oído bien, al tiempo que le miraba atentamente con gesto inquisitivo, a lo que él murmuró.

-Bueno, sólo si tú quieres, quiero decir... ya sé que tienes más experiencia, pero dado que parecías igual de decepcionada que yo pensé que a lo mejor...

-No, está bien, hagámoslo, así veré por mí misma cuánto has mejorado-le animó ella en ese momento.

Una sonrisa se asomó al rostro de Matís, colocándose en posición rápidamente justo enfrente de la entrada cerrada del complejo, listo para combatir. Nanci le imitó, sintiendo algo que hacía tiempo que no sentía y emocionándose en el proceso. Al segundo siguiente, las poké ball volaron y salieron de ellas ambos servine, enfrentándose entre sí.

-¡Drenadoras!

-¡Páralas con recurrente!

Ambos pokémon planta atacaron al mismo tiempo, chocando entre sí las semillas y bloqueándose mutuamente. Matís optó entonces por pasar a la ofensiva, indicando de seguido.

-¡Hoja aguda!

-¡Tú también, servine!

Las colas de ambos pokémon brillaron al mismo tiempo, lanzándose el uno sobre el otro e intercambiándose golpes, haciéndolas chascar en el proceso y soltando chispas, tanto literal como metafóricamente hablando. Ninguno de los dos parecía tener intenciones de ceder, sin perderse la vista en todo momento. Nanci aprovechó entonces para contraatacar.

-¡Cógelo con látigo cepa!

Sin dejar de atacar con hoja aguda, la servine de la chica sacó sus lianas y, aprovechando que el del chico seguía atacando, lo cogió con ellas y lo inmovilizó, teniéndole así a tiro.

-¡Eso es, de frente, hoja aguda!

Sin romper el ritmo en ningún momento, la servine de Nanci flexionó su cola y le asestó un fuerte golpe en la cabeza que, si bien no fue muy eficaz, lo notó en sus carnes, dejándolo un tanto mareado y sin soltarle en ningún momento. Matís frunció el ceño, un tanto intimidado, por lo que decidió rápidamente y retiró a servine, sacando en su lugar a un simisear.

-¡Pirotecnia!

-¡Esquívalo!

El proyectil de fuego fue directo hacia servine, pero éste se hizo a un lado en el momento justo contorsionando elegantemente su fino cuerpo, para luego contraatacar rápidamente.

-¡Energibola!

-¡Intercéptala con pirotecnia!

Una vez más, otro proyectil ardiente chocó contra la esfera verdosa, ardiendo con rapidez y formando una densa nube de humo blanco que envolvió a ambos pokémon por unos breves momentos. En un visto y no visto, una mancha verdosa apareció de improviso delante de simisear, agarrándolo rápidamente con sus lianas y teniéndole a su merced.

-¡Ahora, atizar!

-¡No te rindas, simisear, lengüetazo!

Servine atacó primero debido a su gran velocidad, golpeándole en el pecho con la parte superior de su cabeza, pero simisear aprovechó entonces la cercanía para asestarle un lametazo en la cara que le pilló tan de improviso que el pokémon planta se detuvo en seco debido a la impresión. Simisear se agitó con fuerza, logrando liberarse de su agarre y logrando aestarle de lleno otro pirotecnia que la arrastró hacia atrás, notándolo en sus carnes.

-¡No te achantes, servine, desarrollo!-exclamó Nanci, sin perder la calma en ningún momento.

Poniendo distancia entre los dos rápidamente, el cuerpo del pokémon planta resplandeció en un aura blanquecina, al tiempo que mejoraba su ofensiva en el proceso. Por su parte, simisear siguió asediándola desde la distancia lanzando más pirotecnias pero cuidando de que no se le acercara demasiado, ya que en distancias cortas había demostrado una gran destreza. Aun así, y mostrando su gran agilidad, servine no tuvo muchos problemas para esquivar la mayoría de los proyectiles que la lanzaba, pero en un momento dado la parálisis regresó abruptamente y la dejó clavada en el sitio. Matís vio su oportunidad y exclamó.

-¡Ahora, a por ella, pirotecnia una vez más!

Ésta vez no hubo oportunidad de escape, recibiendo de lleno el ataque y cayendo al suelo severamente dañada; trató de levantarse de nuevo, pero su propio peso la acabó venciendo y cayó al suelo agotada.

-¡Bravo, simisear!-exclamó Matís, más animado.

Por su parte Nanci la recogió rápidamente, al tiempo que comentaba.

-No está mal, te has repuesto enseguida... creo que voy a poder soltarme un poco más contigo...

-¡Por mí adelante, vamos, no te cortes!-exclamó el chico.

Ante eso la chica esbozó otra de sus radiantes sonrisas, al tiempo que sacaba a meloetta; Matís se puso en guardia enseguida, ya había visto antes al pokémon singular pero no en combate, por lo que optó por ir con pies de plomo.

-¡Bostezo!

-¡Ataque rápido!

Antes siquiera de que el pokémon fuego pudiera abrir la boca, meloetta se lanzó como una centella hacia él, moviéndose de un lado hacia otro para evitar que la tuviera a tiro, y golpeándole de seguido con todo el cuerpo.

-¡Ahora, lengüetazo!

-¡Aléjate, ida y vuelta!

La lengua de simisear ya estaba fuera, preparada para atacar, pero meloetta fue más rápida y, en un visto y no visto, le asestó un rápido y leve golpe para luego alejarse rápidamente de él, evitando así caer paralizada.

-¡Es muy rápida! ¡Pirotecnia a discreción!-indicó Matís.

Ésta vez los proyectiles de fuego se multiplicaron, asediándola desde la distancia casi sin parar y obligándola a seguir moviéndose en todo momento, sin lograr tenerlo a tiro en ningún momento. El ceño de Nanci se contrajo por un momento, sin embargo se lo pensó mejor y, finalmente, indicó.

-¡Canto arcaico!

Sin mayor dilación meloetta comenzó a cantar extendiendo una onda expansiva hacia delante que detuvo en seco todos los proyectiles, al tiempo que cambiaba de forma para sorpresa de Matís, el cual observó la transformación alucinado.

-¡Ah! ¿Y esto?

-Vamos a ver si puedes con ella... ¡a bocajarro!

Antes de que pudiera decir o hacer nada más, el pokémon singular se abalanzó sobre él y comenzó a asestarle una serie de fuertes golpes que dominaron y arrastraron a simisear en el proceso, cayendo al suelo duramente y sin volverse a levantar. Meloetta dio una vuelta sobre sí misma en un pequeño baile improvisado. Matís se quedó de una pieza, un tanto intimidado por la fuerza esgrimida y mirando a Nanci, la cual le devolvió el gesto con una intensidad que no se esperaba ver en ella para nada. Aun y con todo el chico, lejos de rendirse, recogió a su pokémon y sacó en su lugar a un tranquill, Nanci, sin dudar en ningún instante, exclamó.

-¡Psíquico!

-¡No tan rápido, detección!

Adelantándose rápidamente a su rival, los ojos del pokémon volador destellaron por un instante, viendo venir el ataque y deteniéndolo en seco; acto seguido, Matís indicó.

-¡Mofa!

Tranquill hizo entonces un gesto con la punta de su ala, doblándola hacia atrás y provocando a meloetta, la cual se centró en él rápidamente, con visible gesto molesto en su rostro y lanzándose directa hacia él.

-¡Ah, espera meloetta!-exclamó Nanci en ese momento.

-¡De frente, aire afilado!

Las alas del pokémon volador se agitaron con fuerza, lanzando hacia delante fuertes corrientes de aire que incidieron sobre ella, haciéndola algo de daño en el proceso. Aun así meloetta no cejó, acercándose a él rápidamente mientras preparaba otro a bocajarro. En cuanto estuvo delante de él, Matís exclamó.

-¡Contoneo!

Esto cogió por sorpresa a Nanci, viendo cómo tranquill volvía a provocar a meloetta haciéndola mucho más fuerte pero, al mismo tiempo, cayendo presa de una gran confusión que la dejó clavada en el sitio sin apenas poder moverse.

-¡Es tuya, aire afilado!

Una vez más meloetta fue azotada repetidamente, sintiendo cada golpe en sus carnes y luchando contra la confusión que la atenazaba. En un momento dado dio un paso hacia delante y, al segundo siguiente, se lanzó contra el pokémon volador, el cual ni la vio venir. La paliza fue de impresión, dejándolo echo un trapo y cayendo al suelo duramente.

-¡No, aguanta ahí, tranquill, respiro!

Sin embargo el aludido ya estaba KO, por lo que no le quedó más remedio que retirarlo rápidamente. En ese momento, Nanci habló.

-Te arriesgaste mucho ahí, quizás demasiado... aunque ha sido muy osado, todo sea dicho...

-¡Tenía que intentarlo, aún tengo una oportunidad! ¡Vamos, servine!

El pokémon planta regresó al combate, consciente de la situación y dispuesto a todo. Aprovechando entonces que meloetta volvía a estar confusa, el chico exclamó.

-¡Drenadoras!

Ésta vez no hubo nada que pudiera detenerlas, cayendo a los pies del pokémon singular y germinando rápidamente, infectándola de seguido. El ceño de Nanci se arrugó, exclamando de seguido.

-¡Vamos, meloetta, espabila, ida y vuelta!

-¡No la dejes escapar, megaagotar!

Aprovechando que seguía afectada por la confusión, servine se acercó a ella y absorbió parte de su energía, recuperándose un poco más gracias a los efectos de las drenadoras. Sin embargo, en ese momento el pokémon singular abrió los ojos y, en un parpadeo, se acercó a él y le asestó un rápido golpe en el pecho, haciéndole trastabillar en el proceso debido a la fuerza esgrimida. Aun así servine siguió en pie, lanzando un agudo chillido retador.

-¡A bocajarro!

-¡Hoja aguda con todas tus fuerzas!

Ambos pokémon se lanzaron al mismo tiempo, meloetta comenzó a avasallar a servine mientras éste trataba por todos los medios de interceptar sus golpes con su cola, pero eran tan fuertes que apenas podía bloquearlos y mucho menos devolvérselos. Ni siquiera espesura, que se activó eventualmente, pudo ayudarle mucho, el último golpe le empujó hacia atrás dejándole medio derrotado. Aun así el pokémon planta hizo todo lo posible por mantenerse en pie, usando su cola para ello y aún envuelto en el aura verdosa de espesura. Sus ojos se clavaron en los de meloetta, la cual mantuvo en todo momento la guardia alta.

Por su parte el gesto serio y concentrado de Nanci se relajó, esbozando otra gran sonrisa y anunciando en ese momento.

-Muy bien, suficiente.

-¿Eh? Pero...

-Tranquilo, está bien, después de todo tampoco quiero abusar, no estamos al mismo nivel. Aun así se nota que has mejorado, bien hecho.

Las palabras de la chica hicieron reaccionar a Matís, sin poder evitar sonrojarse un poco al respecto y murmurando en ese momento.

-No me hubiera importado seguir hasta el final, aunque hubiera perdido...

-Lo sé, pero de nuevo, no quiero abusar, he visto lo suficiente y estoy satisfecha del resultado. Me trae buenos recuerdos, a decir verdad...

La sonrisa de la chica no se apagó en ningún instante, alimentando un poco más el rojo imperante en la cara del chico, el cual no dijo nada mientras recogía a servine. La chica le imitó, al tiempo que comentaba.

-Tienes mucho potencial, Matís...

-Sí, concuerdo.

Esa voz pilló a ambos desprevenidos, mirando hacia atrás y viendo entonces a un hombre corpulento y de edad media, vestido cual vaquero tejano y con un vistoso sombrero blanco con una joya verde incrustada en la parte frontal del mismo. Se dirigió directamente a ellos, añadiendo de seguido.

-Estoy de acuerdo con la señorita, sin duda alguna apuntas maneras.

-Vaya, muchas gracias, supongo que nos ha visto...

-Así es, estaba por aquí cerca y no pude evitar escucharos. A la señorita se la nota experimentada, eso desde luego, pero tú prometes mucho, te ves como un recio candidato a competir aquí...

-Oh ¿qué sabe de este sitio?-inquirió en ese momento Nanci, interesada al respecto.

-Pues una cosa o dos, eso desde luego, después de todo soy el principal promotor del mismo. Me llamo Yakón, soy un hombre de negocios, además de líder de gimnasio de la ciudad.

Eso cogió por sorpresa a ambos adolescentes, aunque en ese momento Matís murmuró.

-Así que usted es el líder... ¿podría enfrentarme a usted por la medalla?

-Me encantaría, pero para eso vas a tener que ir al gimnasio y pedir cita, debido a mis negocios estoy muy ocupado y he de llevar una agenda.

-Entiendo, eso haré, muchas gracias-añadió el chico.

-Bien, bien, buenas maneras, así me gusta... en cuanto a este lugar será abierto en breve, estamos ultimando los preparativos, dentro de una semana y media habrá un torneo de prueba para probar las instalaciones, así que si os interesa os podréis apuntar. Espero veros a los dos, especialmente a usted, señorita, se nota que tiene experiencia.

-Ah, muchas gracias, señor-murmuró ella, algo turbada al respecto.

Tras eso Yakón se despidió de ellos y entró en el estadio principal de las instalaciones. Una vez solos, Nanci y Matís se miraron por un momento, sin saber muy bien qué decir, aunque el chico enseguida comentó.

-Muchas gracias por el combate, aunque haya perdido he aprendido mucho.

-Ah, no ha sido nada, me alegro de haberte ayudado. ¿Vas a estar por aquí?

-Sí, claro... si quieres quedar alguna vez, avisa.

-Por supuesto, te llamaré.

-Genial. Adiós, Nanci...

-Chao, Matís...

El chico se marchó en dirección hacia la ciudad y ella le observó alejarse, esbozando otra sonrisa sin poder evitar que algo en su interior se revolviera. Tras perderle de vista, se dio la vuelta y se dirigió de vuelta hacia los muelles.


Por lo general la gente no solía estar mucho tiempo en una ciudad cuando viajaba por las medallas, aunque en ese sentido Rizzo prefería tomarse las cosas con calma, sobre todo ahora que tenía algo con lo que entretenerse. Aunque, por supuesto, no podía irse sin antes retar al líder, por lo que esa misma tarde buscó el gimnasio a no más tardar.

Preguntando a los propios de la zona, se dirigió hacia la misma colina donde la casa del equipo Plasma blanco se encontraba, pasándola de largo hacia el este y encontrándolo rápidamente. Entró en él como una exhalación, pero entonces se vio repentinamente detenido por un mostrador a pocos metros de la entrada, con una señorita que, antes de que pudiera decirla nada, inquirió.

-Nombre y hora de su cita, por favor.

-¿Cómo?-soltó Rizzo, sin comprender.

-Nombre y hora de su cita, por favor.

-Eh... yo he venido por un combate de gimnasio... ¿no es éste el gimnasio?

-Sí, así es, pero aquí trabajamos con citas, el líder es una persona muy ocupada y necesita llevar una agenda, sin cita previa no te podrá atender.

Esa información cogió completamente desprevenido al chico, que no se esperaba nada así ni en todos los días de su vida. Un tanto molesto al respecto, murmuró.

-Oh, venga ya, esto es ridículo...

-Me parece muy bien, pero sin cita previa no hay combate de gimnasio. Puede pedir una ahora mismo si así lo desea.

Por un instante el chico quiso decir algo, pero se contuvo en un aparente gesto de cordialidad, aunque sin borrar el evidente gesto molesto de su rostro. Finalmente no tuvo más remedio que ceder.

-Está bien...

-De acuerdo, dígame su nombre y lugar de residencia, por favor.

-Rizzo, ciudad Engobe.

-Vale... no hay cita hasta por lo menos la semana que viene, el dos de julio está libre, si quiere le pongo a primera hora...

El gesto del chico se torció, procurando de todo su auto control para no estallar allí mismo y haciendo unos cuantos aspavientos en el proceso; aun así la mujer le miró con gesto queda, lo cual le encendió un poco más, pero aun así finalmente masculló entre dientes.

-Vale.

-Muy bien, pues tiene cita para el dos de julio a las nueve de la mañana, será el primero en abrir la jornada.

-Qué bien...

-¿Verdad que sí? Otros no pueden decir lo mismo, que tenga un buen día.

Rizzo salió de allí rápidamente antes de cometer alguna estupidez de la que luego se pudiera arrepentir. Una vez fuera pateó una papelera cercana, esparciendo todo su contenido por el suelo y mascullando en el proceso.

-¡Agh, joder, su puta madre, qué daño me he hecho!

Quejándose y gruñendo por lo bajo, el chico regresó a la ciudad pasando de largo la subida hacia la casa del equipo Plasma blanco, aunque cerca de allí vio un acceso que llevaba hacia una cueva cercana que no estaba vigilada. Se acercó a ella para seguir descargando su frustración rompiendo cosas, antes de entrar asomó la cabeza y vio que se trataba de una especie de mina, con vías para vagoneta y con iluminación artificial.

-Genial, voy a reventar unos cuantos peñascos, a ver si se me pasa...-pensó el chico en voz alta.

Sin embargo, antes de que pudiera siquiera poner un pie dentro, algo tiró de la solapa de su sudadera, apartándole de golpe y dándole un buen susto.

-¡Agh! ¿¡Pero qué demonios?!

Se dio la vuelta y se encontró entonces con un hombre de mediana edad, de ojos oscuros y pelo castaño oscuro rizado, con dos pobladas patillas; vestía como un vaquero, con una camisa roja, corbata azul clara, chaleco marrón claro, pantalones vaqueros de color similar a la corbata y un guardapolvo del mismo color que el chaleco. Portaba un sombrero blanco de ala ancha enorme y un maletín marrón oscuro; pudo observar que llevaba un reloj de oro. Cogió a Rizzo de una oreja y le apartó de la entrada con mala saña, al tiempo que le espetaba.

-¡¿A dónde te creías que ibas, criatura?! ¡Éste es un acceso restringido y a los pipiolos como tú no les está permitido entrar!

-¡Auh, auh! ¡Eh, oiga! ¿¡Quien se ha creído que es?! ¡Suélteme!-le espetó el chico, zafándose de él.

-¡Niñato insolente! ¿¡Así es como tratas a tus mayores?!

-¡Si así es como tratan mis mayores a mi menda, pues sí, mire!-masculló el chico, indignado, y palpándose la oreja.

-¡Encima con esas! ¡Te has pasado de listo, pipiolo, largo de aquí ahora mismo! ¡Éste es mi camino, mi sendero y mi mina y sólo los uso yo!-gritó el hombre, llevando a rastras al chico hasta el otro lado del sendero.

-¡Ya, claro, dígale eso al partido a ver qué le responden, cómo se nota que no es de aquí! ¿¡Quién diablos es usted?!-inquirió Rizzo, cada vez más y más cabreado.

-¡Yo soy Yakón, empresario, arqueólogo y líder de gimnasio de esta ciudad, la cual me debe mucho de por sí! ¡Y si alguien tiene que venir, que venga, se lo explicaré encantado! ¡Como no te largues ahora mismo te largo yo a base de tortas como me sigas faltando al respeto de esa forma!-bramó el hombre con energía.

Una vez más, Rizzo se quedó de una pieza; no ganaba para disgustos en lo que llevaba de día, sin apenas poderse creer que ese extranjero enguantado en joyas y una mala leche aberrante fuera el líder del gimnasio.

-¿¡Qué, usted es el líder?!

-¡Efectivamente, yo soy el líder, y ahora largo de aquí y ni se te ocurra reaparecer cerca de mi túnel!

-¡Así que usted es el que me ha tenido que hacer esperar una semana entera para un combate! ¡Si lo llego a saber no vengo!

La vena de la frente de Yakón palpitó peligrosamente, al tiempo que dejaba escapar una fuerte exhalación; por un momento parecía que le iba a contestar, sin embargo el hombre se repuso rápidamente para sorpresa del chico, dirigiéndose a él de forma más calmada pero contundente.

-Muy bien, ya veo qué tipo de persona eres... si no fuera porque eres un aspirante no tendría tanta consideración contigo, pero dado que al parecer tienes ya tu cita, voy a darte una oportunidad para enfrentarte a mí. Más te vale venir preparado, pipiolo, porque no tendré ningún tipo de miramientos contigo.

-Por mí vale, le haré morder el polvo-le espetó Rizzo, desafiante.

Yakón le sostuvo una encendida mirada, igual de retadora, hasta que finalmente le dio la espalda y se internó en la cueva, de la cual salió un operario más para vigilar la entrada; el chico se fue de allí con un cabreo importante presente y bastante alterado.

Nunca antes había estado tan enfurecido como en esos momentos. De por sí el tener que pedir cita ya le había tocado bastante la moral, pero ahora con ese encontronazo con el líder las cosas habían adquirido un nuevo nivel. Ardía en deseos de derrotarle y hacer que se comiera sus palabras, pero recordar que tenía que esperar al menos una semana no hacía más que echar más leña al fuego. Odiaba que le dijeran lo que tenía que hacer, y más aún por alguien como ese hombre.

Regresó al centro pokémon pisando fuerte y con los ánimos bastante caldeados; allí le recibió Aurora, la cual al verle la cara de cabreo se acercó a él.

-Rizzo, nene… ¿qué te pasa, a qué viene esa cara tan larga?

-Ahora no, Aurora, no estoy de humor-la cortó el chico rápidamente.

-Huy, te veo muy tenso, deja que te de un masaje y ya verás como luego lo verás todo distinto…

-Que no…

-Que sí, venga, ven aquí, hombretón...

-¡He dicho que no!

Por un instante la chica cabeceó, súbitamente asustada y dando un paso hacia atrás al ver cómo la miró por unos ínfimos pero intensos segundos. El chico se fue de allí, dejándola en medio del salón y sin saber muy bien qué pensar.


¡Nuevo capítulo de Pokémon! Bof, ya siento haber tardado tanto, pero ando liado últimamente, pero tranquilos que no me olvido del resto de proyectos. Pero bueno, hablemos un poco del capítulo.

He querido aprovechar para seguir recalcando la dualidad de todas las cosas, marcando la diferencia entre Rizzo y Matís, que son muy distintos entre sí, sobre todo a la hora de relacionarse con los demás. Supongo que os preguntaréis cómo pueden ser amigos dos personas tan distintas, y sí, eso es una potencial debilidad... pero bueno, no quiero adelantarme, ya lo iremos viendo. El encuentro con Nanci es nuevo, no estaba en el original, de hecho me costó bastante sacarlo ya que originalmente me quedaba todo el rato con Rizzo, pero en cuanto saqué de nuevo a Nanci supe entonces por dónde debía tirar, quedando bastante bien, lo tendré en cuenta en próximos capítulos para evitar futuros bloqueos.

Y nada más de momento, para el siguiente no creo que vaya a tardar tanto, aunque por si acaso no me toméis muy en serio. Comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!