Capítulo 23
Con mucho encanto
A la mañana siguiente Rizzo se despertó pronto, desayunando pausadamente mientras pensaba en cómo hacer para ganar la medalla teniendo en cuenta las circunstancias. La reciente victoria en el Pokémon World Tournament le había animado un poco sobre todo teniendo en cuenta la selección que había hecho y lo bien que había salido el resultado. Las palabras de Yakón, a las que en su momento no dio mayor importancia, comenzaban a reverberar en su memoria, comprendiéndolas un poco mejor y haciéndole pensar en consecuencia.
En eso estaba cuando, en ese momento, una voz le sacó de sus pensamientos dirigiéndose directamente a él.
-¿Eres tú Rizzo?
Alzó entonces la mirada, encontrándose con un hombre al que no conocía de nada, murmurando de seguido.
-Eh... sí ¿quién es usted?
-Me envía Yakón, me pide que te diga que vayas a verle a su despacho, te está esperando.
El chico abrió mucho los ojos, sin esperarse para nada un mensaje así. Ciertamente intrigado al respecto, terminó de desayunar rápidamente y se dirigió para allá a no más tardar, sin poder evitar pensar sobre qué querría hablar ese hombre con él y por qué en ese momento. Enseguida saldría de dudas, por lo que apretó el paso hasta finalmente llegar a su destino.
La secretaria le recibió, llevándole directamente hasta la puerta del despacho y dejándole pasar. Yakón se encontraba sentado detrás de una abultada mesa llena de papeles junto a un ordenador encendido, aunque en ese momento el hombre parecía estar de descanso fumando un puro gordísimo. Al verle entrar Yakón lo apagó en un cenicero cercano, murmurando de seguido.
-Aquí estás, pipiolo. Te preguntarás por qué te he llamado...
-Pues sí, a decir verdad.
-Estoy al tanto de lo que ocurrió ayer, tanto en la competición como en los muelles. Me dio una rabia tremenda no haber podido estar, les habría cantado las cuarenta yo mismo a esos desgraciados, ya lo hice hace dos años y lo volvería a hacer encantado. Pero a decir verdad no es por eso por lo que te he hecho llamar, sé que ganaste el torneo.
-Así es...
-Bien, bien... ¿puedo ver el trofeo?
Como contestación Rizzo lo sacó de su bolsa y se lo tendió. Yakón lo cogió con sus grandes manos y lo contempló durante unos breves segundos, comentando al respecto.
-Sé que no es gran cosa ni está tremendamente elaborado, pero que hayas ganado este pequeño trofeo ya me dice algo. Dime una cosa ¿cómo lo ganaste?
Esa pregunta pilló un poco desprevenido al chico, sin saber muy bien qué responder al respecto; sin tener en cuenta las circunstancias no se molestaría siquiera en darle una respuesta, pero ésta vez era muy diferente, y sentía que podía hacerlo aunque en el fondo le molestara admitirlo. Estuvo tentado a quedarse callado mirándole con gesto queda, pero la fija y hasta fría mirada de Yakón le obligó de cierta manera a pronunciarse al respecto.
-Con esfuerzo y constancia.
Ante eso el líder de gimnasio esbozó una divertida sonrisita, comentando acto seguido.
-No es la respuesta que me esperaba oír, pero podría decirse que se le aproxima. Parece ser que has aprendido una o dos cosas por el camino, pero aun así me pregunto si eso será suficiente...
El ceño de Rizzo se frunció sin saber muy bien a dónde quería ir a parar con toda esa verborrea tan insustancial. Por su parte, Yakón le miró de arriba abajo con gesto dubitativo, murmurando de seguido.
-Te voy a proponer algo, pipiolo. No te gusto un pelo y yo a ti tampoco, en eso coincidimos perfectamente. Estoy seguro de que lo último que querrías sería enfrentarme de nuevo por la medalla, pero no te queda otra si lo que quieres es participar en la conferencia de éste año...
-Corte el rollo de una vez y dígame qué es lo que quiere, acabaremos antes así-soltó Rizzo en ese momento.
Si al hombre le molestó su súbito corte no lo mostró como tal salvo por una ligera sonrisita casi involuntaria, anunciando de seguido.
-Uno contra uno. Puedes usar a quien quieras excepto a keldeo. Lo tomas o lo dejas, es mi única oferta, si no, lo haremos a la vieja usanza en un combate normal y corriente como el de la última vez.
Ésta vez fue el turno de Rizzo de mostrarse sorprendido, ya que no se esperaba para nada que alguien como él le fuera a ofrecer algo semejante; aun así la duda persistía, comentándoselo como tal.
-¿A cuento de qué viene esto? Pensaba que no daba ningún tipo de concesiones ¿por qué aquí y ahora?
-Bueno, tengo mis motivos... y éste pequeño trofeo de aquí me da cierta garantía.
-¿Garantía? ¿De qué?-inquirió Rizzo, sin entenderlo.
-Eso ya es asunto mío. ¿Y bien? ¿Lo tomas o lo dejas?
Por un momento el chico se quedó callado, pensándolo bien antes de decir nada. Una oportunidad así no se le presentaba todos los días, y menos aún de alguien como Yakón. Si bien no lograba entender lo que quería conseguir de todo eso, enseguida supo que sería estúpido no aprovechar lo que le ofrecía. Por lo que, sin pensarlo mucho más, murmuró.
-Muy bien, juguemos a su juego.
Sin mayor dilación se dirigieron al campo de batalla en compañía del mismo árbitro que el de la última vez, ocupando su lugar a ambos lados del mismo; Yakón sacó a su excadrill, mientras que Rizzo fue con dewott sin dudar. A una señal del árbitro comenzó el combate.
-¡Acua jet!
Antes de que excadrill se moviera siquiera, dewott se lanzó envuelto en agua hacia él y le rodeó varias veces antes de atacar; por su parte el pokémon tierra acero no le perdió de vista, preparando sus garras para contraatacar. En un momento dado el pokémon agua se echó sobre él, pero excadrill le vio venir y le detuvo en seco con sus garras metalizadas, haciéndole a un lado rápidamente para luego contraatacar acto seguido con una súbita avalancha que fue directa hacia él. Sin dejar de moverse en ningún momento con acua jet, dewott hizo mano de sus vieiras y, usando concha filo mientras avanzaba envuelto en agua, enfrentó todas las rocas haciéndolas pedazos con fuertes estocadas. En cuanto se deshizo de todas, se echó sobre excadrill, el cual le volvió a enfrentar con garra metal. Ambos pokémon mantuvieron la presión sin cejar en ningún momento hasta que finalmente tuvieron que ceder. Fue en ese mismo instante cuando dewott se vio obligado a romper su ritmo, posándose en el suelo para descansar.
-¡Ahora, terratemblor!-indicó Yakón.
El suelo se sacudió con fuerza bajo sus pies, haciéndole daño en el proceso y bajándole la velocidad irremediablemente. Esto lo aprovechó excadrill a su favor para acercarse a él con sus garras envueltas en un aura rojiza, pero dewott le vio venir y logró bloquearle a tiempo con concha filo, comenzando a intercambiarse golpes constantemente en rápida sucesión. El pokémon agua no tuvo problemas para seguirle el ritmo, bloqueando cada zarpazo con una estocada y saltando chispas en el proceso. Al ver que no podía alcanzarle, el pokémon tierra acero hundió sus garras en el suelo para que éste volviera a temblar, pero antes de que eso pasara dewott flexionó sus cortas patas y dio un lustroso salto, evitando así el golpe y teniéndolo a tiro desde el aire.
-¡Hidropulso!
Ésta vez soltó una serie de burbujas que amenazaron a excadrill desde todos los ángulos posibles, pero éste se las apañó bastante bien para librarse de todas y cada una de ellas rodando sobre sí mismo con sus garras en alto, estallándolas antes de que pudieran apresarle. El ceño de Rizzo se contrajo, un tanto contrariado por no lograr alcanzarle y mirando a Yakón por un instante, el cual tan solo esbozó una breve sonrisita antes de volver a pasar a la ofensiva.
-¡Taladradora!
El pokémon tierra acero se plegó sobre sí mismo, abalanzándose sobre él girando a toda velocidad. Sin que Rizzo tuviera que decirle nada, dewott hizo mano de sus vieiras y le bloqueó con ellas, logrando retenerle por unos breves segundos que parecieron alargarse una eternidad. Fue entonces cuando el chico vio una posible ofensiva, indicando de seguido.
-¡De frente, sin dudar!
Al oír esa orden dewott recogió sus armas y enfrentó directamente a excadrill, el cual estuvo a un palmo de alcanzarle antes de que el pokémon agua se cubriera con sus brazos envueltos en un aura rojiza. Fue entonces cuando Yakón le vio venir, exclamando rápidamente.
-¡Abajo, excadrill!
Antes de que llegara siquiera a golpearle, el pokémon tierra acero desvió la trayectoria en el último segundo y apuntó hacia el suelo, escondiéndose bajo tierra.
-¡Tras él!
Sin dudarlo en ningún instante, dewott se envolvió en agua y se lanzó por el agujero en su persecución; durante unos breves minutos tan sólo se oyeron sus gritos resonando por las galerías, acompañados de un continuo borboteo que se hacía cada vez más y más cuantioso con cada segundo que pasaba. Por un instante no hubo nada, pero al segundo siguiente el suelo tembló con fuerza, al tiempo que gran parte del campo se resquebrajaba y surgía de improviso un géiser arrastrando consigo a ambos pokémon visiblemente dañados. Dewott mostraba arañazos y moratones por todo su cuerpo debido a la sacudida previa, mientras que excadrill se mostraba afectado por el agua que le había envuelto allí abajo. Los dos se movían más despacio de lo habitual, habiendo sido afectados por igual por el último terratemblor. Dewott dio un traspié, mientras que excadrill hacía esfuerzos por continuar moviéndose. Fue en ese instante cuando ambos entrenadores supieron que debían de echar el resto, exclamando al unísono.
-¡Concha filo!
-¡Garra brutal!
Una vez más ambos pokémon se intercambiaron golpes sin cesar, aunque con cada golpe el cansancio hacía mella en los dos de la misma manera, recibiendo daño indirectamente. Aun así no se detuvieron en ningún instante, golpeando cada vez más y más rápido pero también de forma más errática. La última estocada les obligó a mantenerse fijos en el sitio el uno contra el otro, haciendo todo lo posible por alcanzarse mutuamente mientras no dejaban de presionar. Estaban parejos en cuanto a fuerza se refería, pero el cansancio ya iba haciendo mella en los dos, notándose enseguida. Dewott reculó hacia atrás brevemente, lo que aprovechó excadrill para echarse hacia delante y obligándole a doblar sus vieiras; fue entonces cuando el pokémon agua giró sus muñecas y, con un seco golpe hacia el lado contrario, logró alcanzar a excadrill al mismo tiempo que éste hacía lo mismo desde el lado contrario. Ambos pokémon cayeron al suelo, donde estuvieron haciendo grandes esfuerzos por volverse a levantar. Rizzo abrió la boca para alentarle a que permaneciera en pie, pero entonces no dijo nada, dejando que dewott tomara la iniciativa. Éste hizo un esfuerzo considerable, usando entonces sus vieiras aún envueltas en el filo acuoso brillante como punto de apoyo y logrando mantenerse en pie.
Por su parte excadrill le imitó usando sus garras, pero antes de que pudiera levantarse siquiera su propio peso le venció y se dejó caer, aún con ganas de querer levantarse. Fue entonces cuando dewott se movió ligeramente, moviendo una de sus vieiras y apuntándole con ella con gesto desafiante. Al verlo el pokémon tierra acero esbozó una sucinta sonrisa y se quedó donde estaba mirándole con gesto solemne.
-¡Excadrill está fuera de combate, dewott es el ganador! ¡La victoria es para el aspirante Rizzo de ciudad Engobe!-anunció entonces el árbitro en ese momento, levantando la banderilla a su favor.
Rizzo quiso gritar pero no le salió nada en esos momentos; tan solo pudo dejar escapar un sonoro suspiro lleno de alivio, sin poder evitar esbozar una satisfecha sonrisa. Dewott se dio la vuelta y le miró con el mismo gesto satisfactorio en su rostro, aunque en ese momento cabeceó y cayó al suelo, por lo que el chico le recogió rápidamente para que descansara.
Por su parte Yakón le observó atentamente, llegando a esbozar una ligera sonrisita en su rostro e imitando al chico. Se ausentó por un momento, volviendo al poco rato con una bandejita y dirigiéndose directamente a él.
-Pipio... Rizzo... como reconocimiento de tu victoria te hago entrega de la medalla temblor.
-Gracias. Aún me sigo preguntando por qué accedió a dármela así, quiero decir...
-No hagas tantas preguntas, como ya te he dicho tengo mis motivos, no suelo hacer esto así que considérate afortunado. Imagino que ahora irás a por la siguiente medalla...-supuso Yakón en ese momento.
-Así es...
-En ese caso dirígete a ciudad Loza, allí hay otro gimnasio al cual puedes retar.
Tras esas palabras el líder de gimnasio le acompañó hasta la salida, despidiéndose y observándole atentamente mientras se alejaba en dirección al centro pokémon. Su casi permanente ceño fruncido se relajó por un momento, pensando de seguido.
-Tal vez sea buena opción llegado el momento... pero a ver hasta dónde llega.
Una vez de vuelta al centro pokémon dejó a su equipo en tratamiento mientras comenzaba a recoger todas sus cosas para irse; esa última y ajustada victoria le había animado bastante, al menos ahora no tenía por qué seguir permaneciendo en esa ciudad más tiempo del necesario ya que después de todo aún quedaba bastante viaje por delante. Por lo que, en cuanto tuvo todo recogido, dejó la llave de la habitación en recepción, recogió a sus pokémon y se dirigió hacia el norte a no más tardar.
Pasando al lado de las escaleras que llevaban hacia la casona del equipo Plasma blanco se encontró entonces con Ruga acompañado por un par de soldados el cual, al verle, le saludó cortésmente.
-Vaya, pero si es Rizzo ¿qué tal te va todo, muchacho?
-Ah... bien, muy bien, de hecho me voy ya a la siguiente ciudad, he logrado derrotar al líder de gimnasio, así que...-murmuró él rápidamente y sin muchas ganas de hablar en ese momento.
-Ah, enhorabuena, ten un buen viaje entonces. Aunque antes de que te marches ¿tienes un momento? He escuchado que el equipo Plasma negro apareció al sur de aquí la pasada noche ¿es eso cierto, sabes algo?
-Ya lo creo, me enfrenté a ellos en su fragata, me encontré con un anciano que me recordó a usted, según él era el sabio del equipo Plasma negro. Era un hombre de pelo lacio, facciones rectas y ojos oscuros…
Al escuchar esa descripción Ruga le miró como si hubiera recordado algo sumamente alejado en el tiempo hasta que finalmente suspiró, murmurando de seguido.
-Bueno, no puedo decir que me sorprenda precisamente...
-¿Por qué dice eso?-inquirió el chico, extrañado por su reacción.
-De acuerdo a como me lo has descrito se trata de ni más ni menos que Menek, uno de mis antiguos compañeros. Teniendo en cuenta lo cercano que era a Ghechis y lo hermético que resultaba ser en ciertos aspectos, no me coge por sorpresa que te hayas encontrado con él...
Aunque no fuera precisamente por el interés que le suscitaba todo el asunto, Rizzo no pudo evitar quedarse un tanto pensativo al respecto, llegando a comentárselo como tal.
-Entonces si ese hombre estaba ahí eso significa que Ghechis está detrás de todo...
-En principio así debe ser, pero no se ha vuelto a saber nada más de él tras su escape y posterior huida hará cosa ya de dos años atrás. Por mi parte se refiere prefiero no echar las cartas al vuelo, de todas formas no es como si pudiéramos enfrentarlos en igualdad de condiciones ni nada parecido. Sólo espero que no hagan más daño del que ya han hecho, pero teniendo en cuenta los precedentes...
-Ya...
Dado que no le apetecía seguir más tiempo por allí se despidió de todos rápidamente y se fue de la ciudad, poniéndose en camino hacia el norte a no más tardar.
Dado que ya había estado por la ruta seis varias veces la cruzó rápidamente sin prestar mucha atención a su alrededor, aunque pasando al lado del centro de estudios estacionales, se encontró con cierto líder de gimnasio saliendo del mismo.
-Ah, Rizzo, eres tú…
-¿Cheren? Vaya, hombre... tengo prisa, así que si me disculpas...-murmuró el chico, sin ganas de hablar con él.
-Espera un momento, yo tampoco tengo muchas ganas de hablar contigo, pero dado que está relacionado con lo que pasó el otro día te voy a pedir que me des unos pocos minutos de tu tiempo.
Ante eso Rizzo ahogó como pudo un exasperado gruñido, murmurando de seguido.
-Está bien, pero que sea rápido...
Se apartaron un poco del camino no muy lejos de allí, donde estuvieron hablando más tranquilamente.
-Vale, te cuento. Estamos recogiendo firmas para presionar al Consejo y que nos hagan caso con todo el asunto del equipo Plasma, además, dado que fuiste tú quien vio al Trío Sombrío tu testimonio será clave en ese aspecto.
-Bah, como si eso fuera a funcionar...-murmuró el chico, no muy seguro de todo eso.
-Entiendo tus dudas, yo tampoco puedo evitar tenerlas, la idea fue de Iris, pero por ahora no tenemos muchas más opciones. Cuantas más tengamos, más posibilidades tendremos...
-Agh, está bien, trae...
Estampó su rúbrica dejadamente junto a muchas otras tantas que llenaban casi todo un folio que luego Cheren guardó en su carpeta, sacando de la misma una tarjeta y tendiéndosela mientras le explicaba al respecto.
-Vale, en cuanto a tu testimonio vas a tener que llamar a éste número de aquí, es de un agente de la Interpol muy trabajador e incisivo que ha estado llevando el caso desde hace ya dos años, dile que llamas de mi parte, simplemente contesta todas sus preguntas y eso será todo.
Dicha tarjeta era de color azul apagado con el logo de la Interpol estampado en ella y con un nombre que, al leerlo, le hizo recordar algo que pasó hace ya un tiempo atrás, comentando de seguido.
-¿Cheerful? Espera, me suena, creo que lo conozco, apareció para investigar el asesinato de Robert Kirkou, acabé mojándome sin proponérmelo...
-Ah, así que ya lo has visto, mejor, así te ahorras las presentaciones y las explicaciones también. Cuando tengas tiempo llámale, por favor.
-Está bien... ¿algo más?
-Nada más, he venido aquí para preguntarles algunas cosas a los chicos del centro de estudios estacionales; me llamó mucho la atención el frío que hacía anoche en esa fragata y les he querido preguntar si han llegado a registrar temperaturas inusualmente frías para la época del año en algún otro momento y lugar de Teselia-explicó Cheren.
-Ajá ¿y?
-Encontraron más de un registro, de hecho. El primero fue en los alrededores de pueblo Ladrillo a principios de verano, hubo un pico de hasta casi cincuenta grados bajo cero, apareció y desapareció de golpe sin mayores explicaciones. Y más recientemente en ciudad Porcelana y ciudad Fayenza, el último justo ayer por la noche.
-Ya veo, porque la fragata estaba ahí... pero pueblo Ladrillo... ¿no está muy al este de aquí?-inquirió el chico en ese momento.
-Efectivamente, concretamente de camino a ciudad Caolín y cerca de pueblo Arenisca. Todo esto me da muy mala espina, se impone una investigación inmediata...
-Pues vale, mucha suerte, yo me voy ya que tengo otra medalla pendiente por ganar.
Ante eso Cheren no dijo nada más, rodando ligeramente los ojos, aunque en ese momento le comentó.
-Antes de que te vayas, toma, esto es para ti. Es la MO 3, surf.
-Ah… vale... y dime ¿cómo es que te ha dado por dármela? Si fuera yo ni me hubiera molestado...-pensó el chico en voz alta, guardándosela en la bolsa.
-Ya, bueno, yo también fui un entrenador como tú y tuve que avanzar en mi viaje, esa MO te facilitará las cosas llegado el momento. Después de todo, siempre es bueno tener a alguien que te cuide y se preocupe por ti, la profesora Encina nos enseñó muy bien eso.
-Yo solo me basto y me sobro, no necesito a alguien que cuide de mí. Igualmente gracias por la MO.
-Vaya, me sorprendes, tú dando las gracias...-murmuró Cheren, sin poder evitar levantar las cejas al respecto.
-Bueno, pero no te acostumbres. Me largo, ya tengo muy visto este sitio.
Tras ese breve y escueto intercambio de palabras el líder se marchó sin decir nada más y Rizzo le imitó sin mayores contemplaciones. Pasó por el puente de madera en el cual se encontró con cobalion la semana pasada y siguió hacia delante hasta la entrada de la cueva Electrorroca, cruzando su umbral.
Nada más entrar un sopetón de electricidad estática le sacudió de arriba abajo y los pelos se le pusieron en punta cual punki macarra.
-Hala… menudo subidón…-masculló el chico, sintiendo un agudo escalofrío recorriéndole la espalda.
Había oído hablar de ese lugar muchas veces, así como en clase y en algún que otro aburrido programa de televisión. De lo poco que recordaba de todo eso era que la cueva estaba imbuida de electricidad y muchos pokémon de especies muy concretas vivían en ella. Al poco de entrar y algo más adelante se reencontró con Bel para su sorpresa, la cual le saludó nada más verle.
-¡Hombre, pero si es Rizzo, cuánto tiempo!
-Ah, hola Bel…
-Qué sorpresa… ¿de camino a ciudad Loza?
-Pues sí… tengo prisa, así que...
-Ya, a decir verdad yo también, la profesora Encina me pidió que me pasara por aquí para recoger algunas muestras de las rocas eléctricas que hay aquí, lleva más de dos años tratando de averiguar el origen de tanta electricidad, pero ni por esas-explicó la chica.
-Ya veo… supongo que será deformación profesional…-observó el chico echando a andar mientras ella le seguía de cerca, para su mala suerte.
-Oh, ya lo creo, pero no te creas, cuando tenía tu edad era un manojo de nervios, no sabía que quería hacer, hasta descuidé mi entrenamiento. Pero al final me lo replanteé bien y le pedí a la profesora ser su asistente, ella aceptó encantada ya que la ayudaba de vez en cuando antes así que…
Rizzo trató de evitar soltar un resoplido cansado, rodando los ojos mientras apretaba el paso; realmente no quería alargar su estancia allí ni tener que aguantar las batallitas de otros que absolutamente nadie pidió. Después de todo tenía cosas mejores que hacer, como llegar cuanto antes a ciudad Loza sin tener que dar mayores explicaciones ni estar contando su vida a nadie. Bel pareció entenderlo, comentando en ese momento.
-Bueno, te dejo que tengo que ir al otro extremo de la cueva, tengo que recoger más muestras.
-Venga, nos vemos.
La vio irse y la perdió de vista tras una roca grande que echaba chispas; ésta vez se dio el lujo de soltar un suspiro, aliviado de no tener que seguir lidiando con alguien como ella. Realmente no era su tipo para nada, dándole incluso algo de repelús cuando hablaba de su pasado, pareciéndose más a una jubilada aburrida que una chica de su edad. En ese sentido le recordaba a Cheren, siendo tal para cual en ese sentido.
-Toda para ti solo, aunque ni te cosques de ello-pensó el chico para sus adentros.
Mientras avanzaba siguiendo el camino, al pasar al lado de una roca particularmente grande y rebosante de electricidad estática, magneton salió de su ball él solo y se pegó a ella, absorbiendo electricidad y esbozando un gesto lleno de gusto.
-Oye ¿a dónde vas tú?-inquirió Rizzo en ese momento.
El pokémon acero-eléctrico continuó absorbiendo electricidad hasta que la roca dejó de brillar, al tiempo que el robusto cuerpo de magneton parecía inflarse por momentos. Y entonces, de golpe y porrazo, comenzó a brillar con intensidad en un aura azulada.
-¡Ah, magneton!-masculló el chico, sin creérselo.
Su cuerpo se siguió abultando visiblemente, redondeándose y creando uno solo, con un par de protuberancias a ambos lados que conservaban parte de sus imanes y una pequeña antena que comenzaba a crecer encima de su cabeza. En cuanto el brillo cesó se mostró con una forma totalmente distinta y muy singular, informándose rápidamente.
-Magnezone, el pokémon magnético; hará cosa de siete años un grupo de investigadores intentó provocar su evolución por medios artificiales, pero fracasó. Emiten campos magnéticos tan potentes que se atraen entre sí e incluso pueden llegar a inmovilizarse.
-Ostras… menuda suerte-murmuró el chico.
El recién evolucionado pokémon movía incesantemente sus imanes y sus tornillos, lo curioso era que los imanes los movía de un lado a otro, pero los tornillos sólo se movían hacia arriba o hacia abajo, mientras miraba todo a su alrededor con su ojo central, mientras que los laterales parecían estar mirando hacia el lado contrario al que miraba el del otro lado.
-Y además has aprendido foco resplandor… qué bueno…-añadió él, guardándose la pokédex y devolviéndolo a su super ball.
Continuó avanzando siguiendo el camino indicado, teniendo que bajar al piso inferior para luego volver al superior pero al otro lado y cerca de la salida norte; por el camino vio a varios entrenadores que le ofrecieron combatir, no las tenía todas consigo ya que quería llegar cuanto antes a su destino antes de que anocheciera, aun así acabó aceptando un par para probar a magnezone en combate y pulir un poco más a otros pokémon con los que no había tenido tan buenos resultados en los últimos enfrentamientos como rufflet y glaceon. Aún recordaba las palabras de Yakón en su primer enfrentamiento, y después de la victoria tan ajustada de esa mañana tampoco quería que se quedaran atrás, por lo que se enfocó en ellos particularmente, teniendo unos resultados notables.
Una vez que llegó al otro lado de la amplia cueva, se reencontró con Bel, la cual al verle le saludó de nuevo para su mala suerte.
-¡Oh, hola de nuevo! ¿Qué tal allí abajo?
-Cansado de tanta corriente, tengo unas ganas tremendas de salir de aquí.
-Ya, es comprensible... yo aún tengo cosas que hacer, como la distribución de las especies locales cambiaron tanto hace dos años tras lo del terremoto la profesora quiere cotejar los datos de por aquel entonces con los de ahora, así que me quedaré.
Tras eso Bel se levantó con las piedras metidas en una bolsita hermética y se las guardó en su mochila, al tiempo que comentaba.
-A veces pienso en si he tomado la decisión correcta y yo creo que sí; en todo momento tuve el apoyo de amigos y familiares, por lo que no me encontraba sola. Es importante saber qué es lo que realmente quieres hacer con tu tiempo y con tu vida y, si se estás completamente seguro, ir por ello sin pensarlo. Eso es lo que me enseñó a mí mi viaje.
-Sí, bueno, yo también llegué a esa misma conclusión hace tiempo, así que...-murmuró el chico, con ganas de finiquitar la conversación.
-Ah, así que tú lo tenías claro desde el principio... qué bien, entonces ve adelante sin vacilar.
-Mira, en eso estoy de acuerdo contigo-murmuró el chico, con una sonrisita.
-¡Qué bien, me alegra que coincidamos!
Ante eso el chico no dijo nada, prefiriendo dejarlo así por el bien de la inocencia de la muchacha. Si realmente supiera en lo que estaba pensando en ese momento, lo más seguro es que se horrorizaría al respecto, así que simplemente lo dejó estar y se despidió de ella, dirigiéndose a la salida rápidamente.
En cuanto salió de la cueva pudo volver a respirar aire puro y montañoso; la noche comenzaba a caer rápidamente, por lo que decidió echar el resto y apretó el paso para recortar los últimos kilómetros hasta que finalmente llegó a ciudad Loza.
Nada más hacerlo se dirigió directamente al centro pokémon para reservar una habitación, aunque pasando por el centro se encontró con una mujer joven, de pelo castaño con un vistoso peinado ochentero y bata blanca de laboratorio; Rizzo apenas la prestó atención, con ganas de llegar al centro, pero cuando ella le vio le saludó como si le conociera de toda la vida y se acercó a él.
-¡Rizzo, muchacho, cuanto tiempo sin verte! Madre mía, estás enorme, ya debes de ser más alto que tu madre, como ella es más bajita…
-Disculpe… ¿nos conocemos?-inquirió el chico, extrañado por sus palabras.
-Ay, sí, perdona, qué cabeza la mía… soy la profesora Encina, la amiga de tu madre, normal que no te acuerdes de mi, eras muy pequeño…
-Ah, así que usted es la profesora…
-Así es, ya me comentó Bel que escogiste a oshawott, buena elección… ahora debe ser un fuerte dewott ¿verdad?
-Pues sí…
-Ya sabía yo, todos los entrenadores a mi cargo mejoran más o menos al mismo ritmo, es un patrón que conozco bien y me encanta comprobar cada año. Ay, en serio, estás enorme… mira, mira, aquí tengo una foto que te va a encantar-anunció la mujer en ese momento, rebuscando en sus bolsillos hasta encontrarla.
En dicha foto aparecía Encina junto a la madre del chico y, en los brazos de ésta, el propio Rizzo con unos escasos meses de vida; por aquel entonces era un sonrosado bebé con un permanente gesto de enfado en la cara y con el ceño fruncido, como si algo le molestara siempre. Rizzo no podía creer lo que veía, queriéndose morir ahí mismo.
-Eras más revoltoso… siempre armando bulla, eras un pequeño travieso-murmuró Encina, divertida.
-Qué gracioso… ¿cómo es que tiene usted eso?-musitó el chico, sin ganas de seguir hablando y devolviéndola la foto.
-Tu madre me mandó una copia hace tiempo… pero bueno, si estás aquí es que ya tienes cinco medallas-obvió la mujer rápidamente.
-Así es, vengo a por la sexta.
-La líder de aquí es una chica con mucha personalidad y no dudes que es fuerte, así que prepárate a conciencia. Estos días estaré por aquí, así que si necesitas algo, llámame.
-Vale...
Finalmente la profesora se despidió de él y se marchó en dirección a la ruta 7 y él continuó su camino hacia el centro pokémon hasta finalmente encontrarlo. Reservó una habitación y, una vez instalado, salió a dar una vuelta.
Si bien la ciudad era conocida por ser el principal foco del sector primario de Teselia a él nada de eso le interesaba, buscando principalmente algún pub o garito en el que poder pescar algo esa noche; después de todo tenía ganas de marcha y no quería dejar pasar la oportunidad de conocer a alguna belleza local, por lo que estuvo preguntando por las inmediaciones al centro. Por lo que le comentaron no parecía haber nada parecido por allí, cosa que en parte le decepcionó, siendo la sala de baile del centro pokémon la opción más segura; en un momento como ese dio gracias a que fuera un servicio estandarizado a día de hoy en la gran mayoría de centros pokémon del mundo, aun así le dijeron que la cafetería de la terminal del aeropuerto de carga local era un buen sitio que permitía civiles en ella, por lo que decidió pasarse por si veía algo interesante. Fue allí donde vio entonces a una tremenda pelirroja que hizo que se detuviera en seco; dicha pelirroja no tendría más de veinticuatro o veinticinco años, con unas largas coletas que le caían hasta un generosísimo pecho y un flequillo que le cruzaba la frente. Tenía recogido el pelo en un pequeño moño y sostenido por una pinza con forma de hélice, sus ojos eran azules marinos, lo que contrastaba con su pelo. Vestía una especie de uniforme de cuero de lo más ajustado y ceñido, de color azul claro con tirantes y franjas de sujeción azul oscuro; calzaba unas botas del mismo color y llevaba además, sendos guantes de color similar.
-Ostias tú, qué pedazo de tía...-musitó el chico, en voz baja.
Sin perder más tiempo se preparó a conciencia y se sentó a su lado, ella se encontraba leyendo una revista, absorta en la lectura; Rizzo esperó un poco hasta que en ese momento ella pidió una gaseosa, fue entonces cuando él indicó.
-Que sean dos, pago yo.
-Puedo pagarme yo solita mi propia gaseosa, gracias-comentó ella, sin apartar la vista de la revista.
-Está bien, paga tú la siguiente.
La chica esbozó una graciosa sonrisa y giró la cabeza, dirigiéndole la mirada; fue entonces cuando él dibujó una de sus mejores sonrisas, al tiempo que la chica le observaba atentamente y él aprovechaba para rematar la jugada.
-Me has malinterpretado, yo tan sólo quería facilitarte las cosas, eso es todo...
Por su parte la chica pronunció su sonrisa un poco más y el chico respondió alzando una ceja con gesto inquisitivo, lo que hizo que ella le prestase más atención, murmurando de seguido.
-¿Eso es todo? No me lo creo… o soy muy tonta, o tengo mucha suerte.
-Me inclino más por la segunda opción, no pareces tonta para nada… soy Rizzo, por cierto.
-Gerania.
-Bueno, Gerania… ¿haces algo esta noche?-inquirió entonces el chico, sin cortarse.
-Huy, alguien está corriendo mucho a las primeras de cambio… cuidado no te la vayas a pegar...
-Bueno, quizás sea rápido pero no imprudente. Acabo de llegar a la ciudad y no tengo nada que hacer, me da la impresión de que tú tampoco... y antes que quedarme en el centro pokémon haciendo más bien nada, prefiero pasar el tiempo con alguien que pueda darme conversación.
-¿Oh? ¿Crees que puedes darme conversación?-inquirió Gerania, sin dejar de mirarle aparentemente interesada.
-No te voy a mentir, es lo que mejor se me da, estás invitada a comprobarlo, sólo si quieres, claro está.
Esa vez Gerania no pudo evitar dejar escapar una risa ligeramente disimulada como un aspaviento, murmurando mientras le miraba con ojos entrecerrados.
-Qué bien me lo estás vendiendo… ¿será verdad?
-Ya sabes que estás invitada a comprobarlo, esta noche después de cenar a las doce en el centro pokémon… ¿qué me dices? ¿te apuntas?-añadió el chico, guiñándola un ojo.
Y, tras esas palabras, se acabó la gaseosa de un trago y se fue de allí dejando el dinero en la barra y a ella con la miel en los labios; una vez sola, Gerania esbozó una divertida sonrisa acompañada de un ligero rubor en sus mejillas. Tendría que comprobarlo entonces.
Mientras tanto, en otro lugar y momento completamente distintos y alejados entre sí, Nanci se distraía en su cuarto escribiendo en un diario tumbada en su cama y escuchando música en su cadena; servine dormía plácidamente a su lado enrollada como un ovillo, mientras que meloetta se entretenía bailoteando al ritmo de la canción en su forma danza. Por su parte la chica se encontraba sumamente concentrada escribiendo las siguientes líneas, poniendo toda su atención en el proceso mientras sus pensamientos iban volcándose en el papel de forma ordenada y definida.
No pasa ni un solo día sin que me acuerde de ella. Hace ya dos años desde que se fue, y aunque a estas alturas debería haberlo superado, de alguna forma u otra vuelve a mí. A veces en alguna palabra o gesto que digo o hago, otras veces en algo que veo u oigo. Papá siempre me ha dicho que he salido a ella tanto en semblanza como en personalidad, y debe ser verdad porque otras personas también me decían lo mismo. Así dicho puede parecer que no soy hija de mi padre, pero nada más lejos de la realidad. Si estoy donde estoy y hago lo que hago es porque mamá me lo pidió. Y bastante ha sufrido ya papá siendo lo más parecido a un paria. Siempre tachándole de excéntrico y de rarito sólo por no seguir las normas establecidas. Puede que a veces se pase de apasionado, pero él es un profesional en su campo, y puedo dar fe de ello tras todos estos años ayudándole. De hecho, pensándolo mejor creo que sí tengo algo de él que me define aparte de todo lo que mi madre me dejó. Y eso es la constancia y el esfuerzo que pongo en todo lo que hago, aunque a veces no resulte ser suficiente. Agh, la derrota en la liga aún me pesa... aunque eso no es nada en comparación con lo de mamá, eso desde luego.
Se detuvo por un instante, repasando las últimas líneas rápidamente mientras jugueteaba con el boli en su mano; la música seguía sonando de fondo, sin prestarla atención, y meloetta seguía bailoteando por toda la habitación, muy centrada en sus pasos de baile. Su mirada se perdió por un instante en la inmensidad del folio en blanco antes de volver a escribir de nuevo.
Aparte de todo eso y del trabajo en sí, venir aquí no me entusiasmaba mucho. Dejar nuestra vida atrás no era algo que contemplara, fue más por causas del trabajo de mi padre que otra cosa. Si bien él me aseguró que sería temporal, yo ya tenía la negra y vine con pocas ganas de socializar y hacer amigos. Al fin y al cabo éste no es mi hogar. Sin embargo hubo alguien que me demostró que el viaje podría haber valido la pena...
Las palabras iban apareciendo por sí solas, notando como un ligero rubor comenzaba a extenderse por sus mejillas, envolviéndola en una cálida sensación al tiempo que una inconsciente sonrisa se iba dibujando en su rostro. Fue entonces cuando su videoemisor se puso a sonar, rompiendo su tren de pensamientos y comprobando rápidamente de quien se trataba, pronunciando su sonrisa un poco más y contestando enseguida tras apagar la cadena y ponerse un poco decente. Meloetta se detuvo en seco, un poco contrariada, pero lo dejó estar en cuanto vio la cara de su entrenadora al hablar.
-¡Hola Matís! ¿Qué tal estás?
-Hola Nanci… bien, estoy bien, gracias por preguntar.
-Jo, qué casualidad, justo ahora estaba pensando en ti...
Eso pilló con la guardia baja al chico, el cual trató como pudo de ocultar un incipiente sonrojo acompañado de un abrupto nerviosismo.
-¿Ah, sí?
-Sí, estaba aquí aburrida en mi cuarto y de repente apareciste en mi memoria... y entonces vas tú y me llamas ¿coincidencia? ¿a ti qué te parece?
Por un instante el chico no supo muy bien qué contestar a eso, quedándose en silencio mientras se encendía un poco más; abrió y cerró la boca varias veces tratando de decir algo, pero no le salía nada. Para entonces Nanci no pudo más y se echó a reír, comentando entre medias.
-¡Ja, ja, tranquilo, sólo te estoy tomando el pelo!
Matís respiró entonces más tranquilo, soltando un breve respingo y apartando la mirada por un momento, cosa que ella enseguida notó, inquiriendo con un deje ligeramente preocupado.
-¿Estás bien? No era mi intención molestarte...
-Ah, no, no, tranquila, está bien, es solo que... supongo que no estoy acostumbrado a gente tan lanzada como tú...
-Oh, entiendo... ¿seguro que no te importa?
-No, para nada, después de todo no me aburro nunca contigo...
Ambos dejaron escapar una risita divertida, seguida inmediatamente después por un breve silencio ligeramente incómodo que rellenaron mirándose fijamente durante unos cortos pero casi interminables segundos. Inmediatamente después Matís recordó la razón de su llamada, comentando en ese momento.
-Ah, sí, te he llamado porque dentro de nada voy a enfrentarme al líder de gimnasio de ciudad Fayenza y me peguntaba si querrías quedar y comprobar por ti misma cuánto he mejorado...
-Está bien, la última vez me diste algo de cancha, a ver qué tal estás ahora.
-Genial, te espero en el centro pokémon-añadió el chico, antes de colgar.
-Vale, voy para allá.
Sin despertar a servine Nanci la recogió e hizo lo propio con meloetta, cogiendo su bolsa y comprobando que lo tenía todo; antes de salir se cercioró de que no había nadie en el pasillo asomando la cabeza ligeramente. Se encontraba vacío, por lo que tras cerrar rápidamente echó a correr en dirección a la salida; antes de llegar a las escaleras al otro lado del mismo una sombra se movió detrás de las mismas y entonces lo pudo ver. Observándola atentamente desde el otro lado de la estancia envuelta en penumbra antes de dirigirse a ella con voz cascada.
-¿A dónde vas, chiquilla?
-A dónde usted no le importa, búsquese un bosque y piérdase en él-le espetó ella secamente y de malas maneras.
-Eres una descarada, niña. Si fuera tu padre te lavaría la boca con jabón…
-Pero no es mi padre, así que olvídese de mí.
Y, tras la atenta mirada de ese siniestro hombre, abandonó la estancia subiendo las escaleras.
Esa noche, y poco después de cenar, Rizzo bajó a la sala de baile del centro pokémon listo para rematar la faena; como bien se esperaba, la vio sentada ante la barra y tomando una copa. Al verle Gerania esbozó una grata sonrisita y le saludó levantando levemente su copa; por su parte él le devolvió el gesto y se sentó a su lado pidiendo lo mismo que ella, una caipiriña.
-Al final has venido…
-A decir verdad he estado a punto de no hacerlo-reveló ella en ese momento.
-¿Oh? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
-Bueno, al principio lo estuve pensando seriamente, me dije: Gerania, eres joven, puedes tener cualquier tío lo suficientemente bueno a tus pies sin mucho esfuerzo, pero al poco rato comencé a aburrirme y aquí me tienes.
-¿Decidiste conformarte? ¿Por qué? Yo no lo hubiera hecho si hubiera sido tú...-murmuró él, dándole un sorbo a su copa.
-Ya te digo, pensé exactamente lo mismo que tú, me acordaba de ti y sólo veía a un chico chulo y pretencioso con ganas de atención. Pero para qué nos vamos a engañar, tenías razón, estaba aburrida y no tenía nada más que hacer, así que...
-Es terrible que una chica como tú esté sola en casa aburrida sin que nadie le preste la suficiente atención.
-Lo sé...
Hubo un breve silencio entre los dos que habló por ellos, Rizzo no despegó en ningún momento sus ojos de la chica y ella tampoco, al tiempo que esbozaba una burlona sonrisita. Estaba claro a lo que había venido, y él no la iba a decir que no ni mucho menos. Fue entonces cuando en ese momento le ofreció su mano, inquiriendo de seguido.
-¿Bailas?
-Claro.
Se acercaron a la pista de baile y empezaron a bailar acorde a la música que en ese momento pasaba un Dj que, por la cara que ponía, debió perder la pasión por su trabajo hace años atrás; no necesitó más de cinco minutos para convencerla con sus grandes dotes para el baile, cosa que Gerania no tardó casi nada en recalcar.
-Bailas de miedo, guapo…
-Lo sé, me lo dicen mucho.
-Eres un pomposo creído recalcitrante… pero tremendamente encantador y adorable ¿lo sabias?
-Eso es lo más bonito que me han dicho en toda mi vida.
Ante eso Gerania soltó una risita, inquiriendo de seguido.
-¿Lo ves? Y además eres gracioso, estoy perdida...
-Bueno, todavía estás a tiempo de salvarte, sólo si quieres.
Sin darse cuenta siquiera los dos fueron acortando distancias hasta que finalmente se encontraron, chocando entre sí y dejando pasar el tiempo. Los primeros minutos fueron considerablemente gentiles, pero los siguientes comenzaron a escalar en intensidad y pasión. Sin despegarse en ningún momento, los dos comenzaron a dirigirse a la habitación del chico llegando a tropezarse un par de veces por el camino, una en las escaleras y otra junto a la puerta. Para entonces Gerania soltó una risotada mientras el chico la sostenía para que no se cayera, comentando al respecto.
-Madre mía, cómo ha subido esa caipiriña...
-¡Sí, claro, te recuerdo que casi te rompes los piños contra el suelo en las escaleras!
-No quería que te hicieras daño, estoy dispuesto a sacrificarme por la causa.
-¡Ah, deja de fingir tanto y abre de una vez!
Dicho y hecho entraron en la habitación el uno en los brazos del otro hasta caer sobre la cama, mientras se dejaban llevar por la cálida y estimulante sensación. Las manos de Rizzo corrieron imparables por su cintura mientras la cubría de besos y ella le revolvía el pelo, cruzando sus piernas sobre su cadera y dejando escapar una honda exhalación, musitando de seguido.
-No me hagas esperar más...
-Muy bien...
Mientras dentro ardía, afuera un ligero viento fresco peinaba los alrededores, meciendo las cosechas cercanas al aeropuerto.
En los últimos años Turkmenistán se había desarrollado bastante gracias a la producción de algodón, siendo de los diez países más productivos del mundo de la última década, y sobre todo a la explotación de recursos naturales como el gas o el petróleo, teniendo varias plataformas petrolíferas en el mar Caspio. El turismo también había estado creciendo últimamente, atrayendo a gente de todo el mundo.
Si bien en grandes ciudades como las capitales de provincias o la misma capital, Asjabad, se notaba ese crecimiento, en sitios más aislados no parecía haber cambiado casi nada, y la aldea de Kadzh en la provincia de Serdar era buena prueba de ello. Un lugar humilde y alejado de lujos y vicios, donde aun así la gente vivía tranquila el día a día mientras sobrevivían como podían. Sus calles, sin ni siquiera asfaltar, permanecían casi vacías al abrigo de un sol abrasador típico de la época del año y envueltas en un silencio denso tan solo roto por los apresurados pasos de una persona que corría todo lo rápido que sus desgastadas piernas le permitían. De frondoso bigote y puntiaguda perilla, pobladas cejas lacias, ojillos cansados y pelo cetrino, su mirada era una de auténtico terror, como si hubiera visto a la muerte muy de cerca; a pesar de su edad corría como alma que llevaba al diablo, mirando constantemente hacia atrás como queriéndose asegurar que no le seguían. Al pasar al lado de una pequeña casa, otro anciano hizo acto de presencia asomándose y, al verle, le saludó.
-Ah, buenas tardes Blau ¿a qué viene tanta prisa?
-¡Socorro, auxilio, me quieren matar!-musitó el anciano, con la cara desencajada.
-¿¡Cómo!? ¿Qué dices, qué es eso de que te quieren matar?
-¡Sí, me quieren matar! ¡Un tipo extranjero vino a mi casa autoproclamándose defensor de mi filosofía, pero yo vi como me echaba algo en mi taza del té, seguro que es un veneno! ¡Pude escapar a tiempo sin que me viera, pero seguro que ahora me busca, tienes que ayudarme!-masculló Blau, muerto de miedo.
-Eh… está bien, entra en casa.
El sabio se refugió en lo más profundo de ésta y el vecino se quedó fuera vigilando; al poco rato, apareció por la calle un hombre joven, fortachón y vestido de negro. El anciano fingió estar a sus cosas y en cuanto pasó a su lado el hombre le preguntó en perfecto turcomano.
-Perdone ¿no habrá visto pasar por aquí a un anciano de metro ochenta, con perilla y pelo cetrino?
-Pues no, mire, usted es el primero que veo en toda la tarde…-murmuró el anciano.
El hombre se dio por contestado y continuó su camino hasta desaparecer en cuanto giró en la siguiente esquina; el anciano le dio un pequeño margen de tiempo y, tras eso, fue a buscar a su amigo para avisarle.
-Ya ha pasado de largo.
-Gracias, muchas gracias por tu ayuda, Adem… pero no voy a poder quedarme aquí mientras siga buscándome…-murmuró Blau, más calmado pero aún intranquilo.
-Podrías huir pero... ¿a dónde?
Fue en ese preciso instante cuando a Blau se le ocurrió un lugar; había pasado ya dos años, pero aun los sentía muy cercanos. Sí, seguro que en Teselia podía estar más seguro.
¡Más Pokémon! Vale, éste capítulo ha tenido bastante chicha, vamos a desbrozarlo un poco.
Por un lado tenemos la cuestión de la medalla; dado que originalmente Rizzo ganaba a Yakón esto no estaba en el original, y necesitaba una razón para que ganara la medalla limpiamente, por lo que ideé el encuentro que habéis leído. Es una combinación de los estilos directo e indirecto con los que suelo narrar los combates para diferenciarlo de los que usualmente escribo, dado que éste es una excepción, por así decirlo. Decidí hacerlo así para poder usarlo más adelante cuando llegue el momento, así que lo visto aquí tendrá una consecuencia más adelante. No es muy formal que digamos, responde más a necesidades de guion que a otra cosa, no lo voy a negar, pero creo que queda bien.
Por otro lado tenemos un poco de todo en forma de Cheren, Bel, la mandatoria evolución y la profesora, para luego llegar al principal quid de la cuestión. Originalmente sólo se liaban, pero durante la revisión comencé a quitar y poner cosas y, poco a poco, salió lo que habéis leído. Decidí hacerlo y dejarlo así ya que me sirve sobre todo para mostrar la dualidad y las diferencias entre la historia anterior y ésta; en la primera Lucho y Gerania se atraían de cierta manera, más física que emocional realmente, pero dado que Lucho es muy diferente a Rizzo al final no pasa nada entre ellos. No es lo mismo que con Rizzo, el cual va a degüello en ese sentido, consiguiendo su propósito. Puede parecer que Gerania está un poco out of character, pero tranquilos, que lo tengo todo bien pensado. He aprovechado para meter otro intermedio con la parejita feliz, junto con unos cuantos detallitos más aquí y allá para mantener el misterio y el interés, ya veréis, ya...
Finalmente tenemos la última incursión de la subtrama policial a tierras internacionales, a partir de aquí la cosa de concretará y empezará a ir in crescendo, así que esperad cosas interesantes.
Y eso es todo de momento, esperad el siguiente más pronto que tarde, comentad, dejas reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
