Capítulo 24
A dos bandas
La mañana despuntó pausadamente, como si le diera reparo hacerlo, al tiempo que los primeros rayos de sol se colaban por las rendijas de las persianas del centro pokémon. Uno de ellos fue moviéndose lenta pero constantemente hasta llegar a uno de los ojos de Rizzo, el cual frunció el ceño con gesto molesto mientras trataba de seguir durmiendo. Sin embargo, debido a su insistencia acabó por terminar de desvelarse, haciéndolo con muy pocas ganas.
-Mierda, debí haber cerrado la puta persiana...-pensó el chico, dándose la vuelta.
Su brazo derecho aterrizó sobre las sábanas sorprendiendo en parte al chico, el cual abrió levemente los ojos; nada más hacerlo las imágenes de anoche volvieron a su memoria, esperando encontrarse con un cuerpazo monumental, pero siendo recibido en su lugar por un anodino y decepcionante vacío. Eso extrañó en parte al chico, el cual se reincorporó pesadamente para encontrarse solo en su habitación. Vio entonces una nota en la mesilla del lado contrario al que estaba, leyéndola rápidamente.
Buenos días, guapo. Como seguramente te preguntarás donde estoy he ido a entrenar a la ruta 7, si quieres venir y unirte eres bienvenido.
Aún algo dormido y descolocado hizo mano de su videoemisor para consultar la hora, viendo que eran las ocho y media de la mañana y sin poder evitar opinar al respecto.
-Joder ¿pero qué horas son estas de entrenar?
-Pues las adecuadas si me lo preguntas a mí. Sólo por eso la chica ya tiene mucho más mérito y le pone más ganas que tú.
-Vaya, gracias por los ánimos...-murmuró el chico, mirando con circunstancia a keldeo.
-Es lo que es, y no te atrevas a negármelo.
El chico abrió la boca dispuesto a rebatírselo lo antes posible, dedito hacia arriba incluido, sin embargo la mirada que le echaba el pokémon singular le hizo recular por un instante, pensándoselo un poco antes de volver a intentarlo.
-Bueno, puede ser... pero que conste que estamos trabajando en ello ¿eh?
-Ya, y menos mal...
Dado que ya estaba acostumbrado a que keldeo fuera el primero en levantarse saliendo él mismo de su ball no le dio mayor importancia, inquiriendo de seguido.
-¿Hace cuánto que se marchó?
-Unos treinta minutos más o menos, se vistió te escribió la nota y se fue.
-Vale, entonces podremos pillarla de camino incluso, vamos a desayunar algo antes.
Sin más dilación el chico se vistió rápidamente, bajó al buffet donde comió un par de cosas rápidas junto con un café y se dirigió hacia el norte con keldeo a su lado.
Durante todo el camino vieron que la zona estaba llena de entrenadores, llegando a enfrentarse con algunos para contentar a keldeo, el cual estaba deseando comenzar con el entrenamiento; si bien en cuanto a fuerza bruta se refería el pokémon singular era el que más destacaba en ese sentido, también dio algo de cancha al resto de su equipo, centrándose especialmente en los que más flojos estaban como rufflet y glaceon. Aprovechando la reciente evolución de magnezone, Rizzo organizó rápidamente un todos contra uno en el que los demás trataban de hacerle todo el daño posible mientras el pokémon acero-eléctrico se defendía tanto con sus descargas como con sus ataques de acero, luciéndose constantemente con su nuevo ataque recién aprendido: foco resplandor. Rufflet esquivaba muy bien sus golpes haciendo uso de su velocidad, mientras que glaceon se defendía atacando. El resto se quedaron un poco más apartados observando el entrenamiento, siendo lucario el primero en comentar al respecto.
-Bueno, esto está por fin tomando forma.
-Sí, y menos mal, temía que se quedaran muy atrás, pero no lo están haciendo mal-asintió keldeo en ese momento.
-Me están entrando ganas de intentarlo yo también...-admitió dewott en ese momento.
El entrenamiento continuó al mismo tiempo que su marcha, optando Rizzo por dejarles fuera y continuando luchando entre sí mientras se iban moviendo, dejándoles más a su aire ya que después de todo estaba buscando a Gerania.
Unos kilómetros más hacia el norte, después de pasar al lado de una solitaria casita de campo, el camino se bifurcaba en dos: hacia el norte o hacia el este.
-A ver ¿hacia dónde?-inquirió el chico en voz alta en ese momento.
-¡Hacia el norte!-propuso keldeo.
Todos los demás pokémon estuvieron de acuerdo y por unanimidad decidieron seguir hacia el norte; un extenso valle llevaba directamente hasta un frondoso claro donde se levantaba una alta torre de concepción espiralada, la torre de los Cielos. Por lo que sabía, puesto que había oído hablar de ella antes, en ésta eran enterrados los pokémon que pasaban a mejor vida; no era un lugar al que iría así sin más, pero dado que hasta el momento no había visto a Gerania en ningún momento decidió entrar para buscarla.
La planta baja tenía varios pares de tumbas en el centro, mientras que en las paredes un buen montón de nichos se extendían por toda su superficie; junto a las escaleras vio entonces a un guarda de seguridad, aprovechando para preguntarle por Gerania. Para su buena suerte le confirmó su presencia en la torre, habiendo subido hará cosa de unos quince minutos más o menos. Se dio prisa y fue subiendo los pisos por una escalera de caracol pegada a la pared, en total había siete pisos y en casi todos se encontró con alguna que otra persona visitando a sus pokémon o bien presentando sus respetos. En la cima de la torre, y casi sin apenas aliento, se encontró con una campana de color dorado, con detalles verdes en la espadaña y una gruesa cuerda colgando de su contrapeso. Se la quedó mirando por un momento, aún jadeando, cuando una voz familiar anunció.
-Se dice que el sonido de esa campana es capaz de calmar las almas de personas y pokémon.
Se dio la vuelta y miró a Gerania con el ceño fruncido, murmurando en cuanto estuvo un poco más descansado.
-¿De verdad? No sé yo…
-Y también se dice que puede reflejar el alma del que la toca… prueba a tocarla-sugirió ella, sin inmutarse.
Rizzo se acercó hasta ella y tiró de la cuerda con fuerza; la campana sonó con cada golpe del badajo, emitiendo un sonido grave y con mucha potencia. La chica escuchó con atención los tañidos y finalmente se dirigió al chico.
-Suena con mucha fuerza… y tiene un toque muy dejado. Como tú.
-No podía ser de otra manera entonces.
Gerania esbozó una divertida sonrisita seguida por un repentino bostezo, a lo que el chico murmuró.
-¿Qué pasa, no has dormido?
-No tanto como me hubiera gustado, a decir verdad...
-¿Qué, no te lo pasaste bien?
-Sí, estuvo bien...
-¿Y ya?
-¿Acaso te esperabas otra respuesta?
Por un instante Rizzo no supo muy bien qué responder, a lo que ella aprovechó para apuntar al respecto.
-Bueno, vamos a dejar las cosas claras por si las moscas. Ayer me aburría y necesitaba un poco de acción, mi trabajo me toma mucho tiempo la mayoría de las veces y suelo estar mucho tiempo fuera, simplemente quise divertirme, eso es todo.
Para entonces el chico no podía ocultar su asombro, ya que no era la típica respuesta promedio que recibía normalmente de la mayoría de las chicas con las que solía estar, cosa que en parte le sorprendió, comentando al respecto.
-Vaya, por lo que veo tienes las cosas claras... me gusta.
-¿Eso va con segundas?-inquirió ella, divertida.
-¿¡Eh?! ¡No, no, qué va, quita, quita!-exclamó él abruptamente.
-Oh ¿Te he asustado?
-¡Qué va, para nada, ha sido la impresión, eso es todo!
Ante eso Gerania se quedó callada, observándole atentamente sin dejar de esbozar una tenaz sonrisita, incomodando aún más al chico por momentos. Fue entonces en ese mismo instante cuando la llamaron al móvil, atendiendo la llamada y dejando a un parcialmente aliviado Rizzo a la espera. Una vez que ésta finalizó, se dirigió a él comentándole rápidamente.
-Era del aeropuerto, he de llevar unas mercancías a Sri Lanka, me tengo que ir. Una pena, me hubiera gustado quedarme más rato poniéndote nervioso hablando del compromiso...
-No hace falta que te molestes tanto conmigo a decir verdad...-murmuró el chico, tratando de escurrir el bulto.
-Bueno, si quieres cuando vuelva lo retomamos...
-¿No tenías que marcharte?
-Huy, es verdad, mira qué tarde es... nos vemos.
Tras esa rápida despedida Gerania sacó a un elegante swanna y se marchó volando de vuelta a la ciudad; por su parte Rizzo se quedó allí por un momento, todavía preguntándose qué demonios acababa de ocurrir. Usualmente solía estar en control en todo momento, sin embargo verse súbitamente desarmado fue una desagradable sorpresa que hubiera preferido no experimentar. Por primera vez desde que salió de viaje no tuvo ganas de marcha, optando entonces por bajar y tratar de distraerse un poco.
Dado que ya era la hora de comer pasadas se apartó un poco del camino, acampó y comió en compañía de sus pokémon; a eso de las cuatro recogió el campamento y terminó de explorar lo que quedaba de la ruta. Un extenso valle con varias desnivelaciones en el terreno y unas cuantas pasarelas más, decoraban el paisaje junto con una pequeña casita apartada de la civilización. Un poco más adelante, tras un estrecho sendero enclavado entre varias rocosas paredes, se encontraba la entrada al monte Tuerca subiendo un pequeño risco; subió hasta la entrada, pero se quedó con las ganas de entrar puesto que un hombre musculoso y fortachón, de edad media y mirada intimidadora la vigilaba; tenía el pelo muy corto, tintado de un color anaranjado claro, era de piel morena además. Vestía con la parte de arriba de un atuendo de lucha blanco, con un cinto negro y un pantalón y chándal del mismo color que su pelo y sin calzado alguno. Iba enguantado con unos guantes del mismo color que su pelo y llevaba unas pulseras azules en los bíceps. Al verle acercarse, se dirigió a él con voz queda.
-¿Buscas algo?
-Ah, no, en realidad me preguntaba si podría pasar…
-No, el terremoto del año pasado provocó muchos derrumbes en las galerías del monte y llevan desescombrándolas y apuntalándolas desde entonces. Normalmente hay un operario vigilando siempre, pero ahora no está y como es conocido mío le hago el favor. Y ahora márchate, que estropeas el ambiente-le ordenó el hombre sin mirarle siquiera y permaneciendo de brazos cruzados.
Rizzo prefirió no replicarle, sobre todo al ver lo mazado que estaba el interfecto; si se le ocurriera ponerse chulo llovería mucho y no era plan, al menos para él. Por lo que lo dejó estar y se marchó por donde había venido, pensando para sus adentros.
-Aun así menuda mala leche se gasta… como para toserle.
Volvió a ciudad Loza y llegó a las siete y media, dirigiéndose directamente hacia el centro pokémon para descansar sus maltrechos pies; había sido un paseo precioso, pero ahora tocaba descansar viendo la tele o haciendo cualquier otra cosa que no fuera andar o entrenar. Incluso pensó en pasarse por la pista de baile por si veía algo interesante, pero entonces recordó la última conversación con Gerania y enseguida se le quitaron las ganas, optando por quedarse en el salón viendo la tele. Ya habría tiempo para divertirse en otra ocasión.
-Me ha llegado una actualización en el caso de los sabios asesinados...
-¿Aún sigues con eso? Ya sabes que no es de nuestra competencia.
-Y así sería si no fuera porque no ha acabado como de costumbre.
Los ojos de Handsome giraron en un gesto cansado, prefiriendo no comentar nada más al respecto; después de todo no era como si estuviera realmente interesado, pero su compañero siempre se las apañaba para mantener el misterio hasta el último momento. Si no fuera porque aparte de eso no había nada más que investigar en esos momentos hubiera pasado a otra cosa rápidamente, pero la mirada que le estaba echando finalmente terminó por convencerlo, murmurando de seguido.
-Agh, está bien, Cheerful, tú ganas...
-Ya sabía yo que no te resistirías... deberías admitir de una vez que hasta tú ves la más que evidente conexión.
-Lo que sea, habla ya antes de que me lo piense mejor.
-Vale, el caso es que tras mucho indagar lograron dar con el paradero de uno de los sabios, concretamente Blau, y mandaron a un par de agentes de la sección de reconocimiento para verificar su estado...
-¿Y?
-No está, ha desaparecido sin dejar rastro alguno.
Ésta vez fue turno de Handsome de levantar una ceja, a lo que Cheerful añadió rápidamente.
-¿Lo ves? Lo lógico es que hubiera sido el siguiente teniendo en cuenta la tendencia, sin embargo ésta se ha roto y ni siquiera las autoridades turcomanas pueden encargarse porque no hay nada de lo que encargarse.
-O cabe la posibilidad de que el asesino cambiara de táctica para que no siguieran el hilo y así borrar pistas.
Ante eso Cheerful se quedó callado por un instante pensando en esa opción, teniendo algo con lo que rebatirle sin tardar mucho al respecto.
-Pero en ese caso ¿por qué un sicario sería tan obvio al respecto desde el mismo principio para luego pasar a un segundo plano? No encaja con su modus operandi exhibido hasta el momento, suena más a que no tuvo la oportunidad de llegar hasta él, o bien el sabio se lo olió y huyó a tiempo...
-Sí, y podemos estar así hasta mañana sin llegar a ninguna conclusión. Deja a los respectivos gobiernos encargarse de ello y punto.
-Otra opción es tratar de encontrar a Blau y preguntarle, tal vez él sepa decirnos algo, pero si ha huido puede que extreme las precauciones para no llamar la atención ni del sicario ni de la nuestra, pero en ese caso... ¿a dónde iría?-inquirió Cheerful, hablando más para sí mismo que otra cosa.
Por su parte Handsome prefirió no decir nada, dejando a su compañero elucubrando por su lado mientras dejaba pasar el tiempo.
-Pase, por favor, está en su casa.
-Gracias, siento haber tardado tanto en decidirme, pero por fin puedo darles la respuesta que buscaban.
-Sí, bueno, una liga pokémon sin su mayor representante es ciertamente chocante, pero al menos ya podemos formalizarlo antes de que empiece el campeonato de éste año. Pero bueno, esta es su habitación.
Entraron brevemente para echarla un rápido vistazo, viendo que había unas muy buenas vistas del estadio desde allí, comentando de seguido.
-Nunca me ha gustado el lujo y la opulencia, no creo que me pase mucho por aquí...
-Oh, no se preocupe, está bien, a su antecesor tampoco le hacía mucha gracia, pero si viene para alguna reunión o similar puede quedarse aquí a descansar. Hablando de reuniones, vamos a ver la sala de juntas.
La visita no se alargó demasiado, terminando en el recibidor del complejo donde se ultimaron los últimos detalles.
-Por lo general no hay mucho trajín, sobre todo teniendo en cuenta que aún queda al menos un mes para la competición, pero en cuanto terminen los trabajos de reparación en el estadio principal la presentaremos formalmente como la nueva campeona del cantón.
-Bien, muchas gracias por la introducción... aunque supongo que por ahora no habrá eventos ni nada parecido ¿no?
-No, de momento no, ya la avisaremos en cuanto esté todo listo... ¿por qué lo pregunta?
-Oh, no, simplemente era por empezar a acostumbrarme un poco a la nueva dinámica, eso es todo...
-Entiendo, pierda miedo, lo haremos lo más progresivo posible para que se vaya aclimatando, de momento puede relajarse.
-Está bien, muchas gracias por todo.
-Un placer, bienvenida a la liga pokémon.
Tras eso el empleado se marchó y se quedó allí pensando en sus cosas y sin poder evitar esbozar un gesto contrariado. Se esperaba más en ese sentido, lo que de cierta manera la obligaba a posponer sus planes. Aunque quizás fuera una oportunidad para prepararse mejor. Su situación actual era la mejor posible. Y debía aprovecharla al máximo.
-¡Excadrill está fuera de combate, servine es el ganador! ¡La victoria es para el aspirante Matís de ciudad Engobe!
-¡Sí, lo logramos, servine!
Antes de que el chico se pudiera dar cuenta, se vio envuelto en un súbito y fuerte abrazo, al tiempo que una voz conocida exclamaba.
-¡Ha sido increíble, Matís, bien hecho!
-¡Nanci! Gra... gracias...-masculló el aludido, devolviéndola el gesto sin poder evitar que sus mejillas se encendieran ligeramente.
La chica se despegó de él por un instante, comentando de seguido.
-¡Has mejorado un montón, vas por buen camino!
-Coincido, desde luego.
Esa voz les hizo reaccionar, viendo a Yakón acercándose a ellos con una bandejita en sus manos y dirigiéndose directamente al chico.
-Matís, como reconocimiento de tu victoria te hago entrega de la medalla temblor.
-Muchísimas gracias, Yakón...
-Como bien ha dicho la señorita has mejorado, lo cual te ha llevado a la presente victoria. Me alegro de comprobar de primera mano que aún quedan aspirantes decentes que se lo toman en serio.
-¡Por supuesto que sí, ésto sólo es un paso más para hacerme más fuerte!-exclamó el chico, muy inspirado.
-¡Ése es el espíritu! Si continuas así de bien, tu lugar en la conferencia de éste año estará garantizado, espero verte allí.
-¡Allí estaré, se lo aseguro!
-Bien, bien... ¿y qué hay de la señorita? ¿Se enfrentará a mí?-inquirió el líder en ese momento mirando a la susodicha, la cual se apresuró a comentar un poco apurada.
-Ah... no, me temo que no, ya viajé en su día por mi región natal y no tengo intención de volver a competir...
-Entiendo, es una lástima, me hubiera gustado comprobar de primera mano tu experiencia.
Tras hablar un rato más con Yakón se despidieron de él y, una vez fuera del gimnasio, la chica comentó un poco más calmada.
-Menos mal...
-¿Eh? ¿Por qué lo dices?
-Por Yakón, temía que a lo mejor me insistiría, pero ha sido comprensivo.
-Oh, ya... a decir verdad a mí también me hubiera gustado verte combatir contra él-comentó Matís en ese momento.
-¿En serio?
-Sí, estoy seguro de que te lo tomarías de otra manera y desplegarías todo tu potencial. Hasta ahora me has ayudado un montón con el entrenamiento, cosa que te agradezco inmensamente, pero se notaba mucho que te contenías en todo momento sólo para ponerte a mi nivel. Es por eso que quiero hacerme más fuerte, para poder luchar contra ti en igualdad de condiciones.
Esa explicación cogió completamente desprevenida a la chica, la cual no pudo evitar que se la subieran los colores, tratando de quitarle hierro al asunto rápidamente.
-Ah, no es para tanto, me das demasiado crédito... después de todo, no llegué a pasar de los cuartos de final...
-¿Y qué? Al menos te clasificaste, es todo un logro de por sí, yo también quiero llegar hasta ahí. Ya sé, hagamos una cosa: viaja conmigo, así podremos seguir entrenando juntos, detendré al equipo Plasma y luego me enfrentaré a la conferencia Vidriera de éste año, pasando los cuartos de final y llegando hasta la final. Te dedicaré la victoria.
Para entonces la cara de la chica parecía una señal de stop de lo roja que se había puesto, sin poder siquiera responder al ver la cara llena de seriedad y determinación de Matís, derritiéndola por dentro un poco más y conteniéndose lo indecible para no chillar delante de él. En cuanto pudo ordenar un poco mejor sus pensamientos, le respondió lo más calmadamente posible.
-Vaya, yo... muchas gracias por la invitación, Matís, pero me temo que no voy a poder ir contigo...
-Oh... bueno, está bien, no pasa nada...-murmuró el aludido, tratando de esconder como podía su decepción.
-Lo siento muchísimo, en serio, nada me gustaría más que acompañarte, pero tengo cosas que hacer, he de seguir ayudando a mi padre, de hecho dentro de poco nos iremos al este del cantón, así que...
Ese comentario dio que pensar al chico, comentando rápidamente.
-Ah, bueno, no pasa nada, después de todo yo también iré al este para las siguientes medallas... ¿por dónde vas a estar?
-Ah, pues... no lo sé exactamente, supongo que cerca del pueblo o ciudad más cercana...
Matís hizo memoria rápidamente, repasando mentalmente esa parte de Teselia hasta que en ese momento inquirió.
-¿Pueblo Arenisca?
-Sí, creo que sí...
-¡Genial! Pues mira, hagamos una cosa, cuando esté por ahí te pego un toque y quedamos ¿vale?
-¡Vale! Esperaré tu llamada.
-Descuida.
Hubo un breve silencio en el cual los dos se miraron, esbozando sendas sonrisas cómplices que no hicieron más que hablar por ellos. Finalmente, y tras una despedida que parecía no querer terminar, cada uno fue por su lado.
El silencio a su alrededor era tan denso como la oscuridad, pero eso era algo que nunca le había importado. De hecho lo prefería, le ayudaba a relajarse y calmar sus más agitados pensamientos que llevaban reiterando en su mente desde hacía ya un par de semanas. No se consideraba alguien que se dejara llevar por sus emociones, pero tampoco era de piedra. Aun así, su cabeza era un cúmulo de constantes contradicciones desde entonces. Necesitaba consejo, alguien con quien hablar. Y, para su suerte, ese alguien hizo acto de aparición antes de lo esperado.
-Ya estamos aquí, cobalion.
El aludido abrió los ojos y vio entonces a sus dos compañeros, saludándoles cortésmente.
-Virizion, terrakion... gracias por venir.
-Recibimos tu mensaje ¿qué era eso tan importante de lo que querías hablar?-inquirió terrakion, tumbándose a su lado.
Antes de responder el pokémon se dio su tiempo, suspirando levemente y anunciando con voz queda.
-He visto al muchacho.
Eso cogió por sorpresa a los otros dos pokémon legendarios, siendo virizion la primera en preguntar al respecto.
-¿¡Qué?! ¿¡Cuándo, dónde?!
-Hará cosa de dos semanas más o menos, cerca de aquí. Creía que nunca volvería a verle, pero estaba ahí, al otro lado del río... y no iba solo.
-¿Con quién iba?-inquirió terrakion, con el ceño fruncido.
-Con un humano.
Esta vez los gestos de los legendarios se contrajeron, sin esperarse para nada ese giro de los acontecimientos; terrakion fue el primero en opinar al respecto, haciéndolo contundentemente.
-¿Por qué iría con un apestoso humano? No tiene sentido...
-Debe haber una explicación lógica para todo esto...
-¿Ah, sí? ¿Y cuál es, virizion? ¡Le enseñamos perfectamente que no debe juntarse con los humanos, fueron ellos quienes se lo arrebataron todo!
-Ya lo sé, estoy tan confundida como tú, terrakion...
El único que no decía nada al respecto era cobalion, el cual miraba al suelo pensando en sus propias cosas; su silencio llamó la atención de sus compañeros, comentándole al respecto.
-¿Acaso sabes algo más?
-No sabría deciros, no fui capaz de confrontar al muchacho, pero sí quise acercarme al humano. A primera vista tan solo vi al típico humano promedio: chulo, prepotente y con tendencia a la hostilidad. Después les vi hablando junto a la orilla, no pude oírles, pero entonces el humano posó una mano sobre su melena, cosa que me chocó ver. No me cuadraba con lo que vi antes.
-¿Estás insinuando que ese humano es de fiar?
-No lo sé, no tuve tiempo de averiguar más puesto que se marcharon y no les he vuelto a ver desde entonces. Lo he estado pensando y creo que se terciaría ponerles a prueba.
Una vez más terrakion y virizion se quedaron a cuadros por lo que oían, siendo el primero en comentar al respecto.
-¿En serio? ¿Te estás oyendo? Puedo entenderlo por el muchacho, pero ¿para qué molestarse con un humano? No tiene sentido...
-Lo sé, sé lo que digo, pero es la única manera que tenemos para averiguar más cosas sobre él y el muchacho.
-Si lo hacemos me va a ser muy difícil ser imparcial con él y lo sabes...-murmuró virizion, con gesto sentido.
-Vale, no lo hagas si no quieres, yo me encargo del muchacho, encárgate tú del humano.
-¿Y de quién me encargo yo si se puede saber?-inquirió en ese momento terrakion.
Cobalion se quedó en silencio por un momento mientras pensaba en alguna opción, murmurando al poco rato.
-Ahora los humanos salen de viaje, cazan a otros seres y luchan juntos para alzarse con la victoria en una especie de torneo. Lo sé, es ridículo, pero es lo que se lleva ahora...
-¿Sugieres que ponga a prueba a seres como nosotros? ¿Estás de guasa?
-Es la única opción que se me ocurre, ya sabes que no soy de los de hacer pagar justos por pecadores, pero si ese humano no es como los demás supongo que esos seres deberían tener aptitudes más que de sobra como para enfrentarnos en igualdad de condiciones. No se me ocurre otra cosa dadas las circunstancias.
-Agh, sea, después de todo mentiría si dijera que no quiero ver al muchacho...
-Cuidado con él, entiendo vuestro recelo, pero debemos ser lo más neutrales posible, después de todo nada quita lo que hizo.
Ante eso los otros dos espadachines asintieron con vehemencia, aunque sin poder evitar esbozar un gesto melancólico en sus rostros. Tras hablar un rato más de otros temas más mundanos, finalmente se despidieron y se marcharon de allí, dejando la estancia vacía y oscura una vez más.
Esa semana fue particularmente pesada y muy aburrida: aparte de la ya obligatoria per se mañana de entrenamiento auspiciada principalmente por keldeo, el cual era inflexible al respecto, entró en una rutina fija que, por momentos, le desesperaba. Se despertaba, afortunadamente, a las nueve, desayunaba, entrenaba toda la mañana dejándose llevar por el ritmo de keldeo, comía, se tiraba toda la tarde vagueando y dejando pasar el tiempo de las formas más variadas posibles, cenaba, al sobre y vuelta a empezar. Si bien no le decía que no a un poco de procrastinación de vez en cuando, a la larga acababa cansando e incluso alguien como él tenía sus límites en ese sentido.
Fue por eso por lo que, a mitad de semana, fue a buscar el gimnasio para retar al líder, encontrándolo en uno de los hangares del mismo aeropuerto, pero para su desgracia le dijeron que el líder no se encontraba disponible en ese momento y que volviera dentro de unos pocos días. Dado que ni siquiera le especificaron cuántos días debía esperar, se vio obligado a ampliar su estancia en esa ciudad, haciéndolo un poco más tedioso de lo que ya era.
Aunque para su buena suerte, ese mismo sábado se reencontró entonces con cierta persona que no esperaba encontrar. El chico se hallaba en la sala de ordenadores pasando la tarde jugando a un insulso juego de carreras online, sin poder evitar opinar en voz alta.
-Qué rollo de juego, qué rollo de vida y qué rollo de ciudad… el líder no llega, me hacen esperar, el tiempo pasa lento… ¿qué más puede pasar que remate este tedio?
-¿Mi sola presencia?-susurró entonces una fría voz a su oído.
A Rizzo le recorrió un rápido escalofrío por su espalda al escuchar esas gélidas palabras al tiempo que no se tuvo que hacer pregunta alguna de quién podía ser, esbozando una grata sonrisa y respondiendo rápidamente.
-Aurorita… dichosos los ojos…
-Rizzo, nene… te fuiste de ciudad Fayenza sin avisar. Podríamos haber viajado juntos-le comentó con su característica frialdad que tanto le encandilaba.
-Ya, pero te supuse ocupada con tus cosas y yo quería llegar cuanto antes… no quería retrasarte, ganar una medalla cuesta más de lo que parece-murmuró el chico, sacando su estuche y enseñándola la medalla temblor.
-Algo así pensé yo… ¿has ganado la medalla de aquí ya?
-Qué va, parece que el líder me quiere hacer esperar, ya lo pagará dándomela cuando le toque.
-Huy, cuánta seguridad… ¿y tu glaceon ha mejorado aunque sólo sea un poquito? ¿Ya sabe hacer un ataque de tipo hielo en condiciones?-inquirió ella entonces, metiendo baza.
-Claro que sí ¿quieres verlo?
-Me encantaría.
-Vamos pues.
Sin decir nada más se apartaron a un campo de batalla en el jardín y ambos sacaron a sus dos pokémon de la última vez; todos los demás también presenciaron el combate y el ponyta de Aurora se juntó con keldeo, visiblemente azorada y dirigiéndose a él tímidamente.
-¿Piensas salir otra vez?
-¿Cómo?-inquirió keldeo, sin entenderla bien.
-La última vez saliste a socorrer a glaceon por tu propio pie sin que te mandaran siquiera… fuiste tan valiente y considerado… ¿lo volverás a hacer?
-Ah. Bueno, si las cosas se le tuercen supongo que sí, después de todo no puedo ignorar a un compañero en apuros. Pero no tiene por qué ser así, glaceon ha mejorado desde entonces y sé que puede hacerlo.
Ante esas palabras ponyta no pudo evitar sentirse un poco más azorada que antes, arrimándose un poco más a él mientras le alababa un poco más.
-Eres tan gentil y bueno… miras por los demás antes que por ti mismo. Me gusta eso de ti...
Keldeo la miró, un poco cortado, pero una orden de Rizzo le hizo prestar atención a la batalla.
-¡Barrera!
Vanillish había atacado lanzando una serie de carámbanos en dirección hacia él, pero glaceon se protegió a tiempo con una rápida barrera que los detuvo a todos sin mucho problema, contraatacando inmediatamente después.
-¡Ataque rápido!
-¡Viento hielo!
Glaceon se echó a la carrera, pero su contrincante le frenó con un rápido viento helado que le hizo ralentizarse a cada paso que daba.
-¡No te pares, glaceon! ¡Última baza!
Reuniendo energía en un solo punto y soltándola después en forma de estrella consiguió luchar contra el viento hielo y alcanzar a vanillish, el cual se quedó un tanto tocado tras ese último ataque sumamente potenciado.
-¡Acabemos de una, rayo hielo!-exclamó Aurora.
-¡Canto helado!
Glaceon se adelantó rápidamente logrando atacar primero, pero vanillish vino después; un rayo helado rasgó el aire en dirección hacia los proyectiles de hielo y congelándolos nada más tocarlos. Al ver esto Rizzo vio una oportunidad y exclamó.
-¡Ataque rápido y barrera!
Sin romper el ritmo en ningún segundo, el pokémon nievefresca se lanzó y en cuanto tuvo delante de él los cantos rodados, alzó la barrera y, con ella, los empujó en dirección a vanillish, el cual no se esperaba para nada un movimiento semejante. Uno a uno fueron golpeándole repetidamente, dejándole del todo mareado y desubicado.
-¡Y remata con mordisco!-exclamó Rizzo.
Aprovechando su mareo glaceon se lanzó contra él y le mordisqueó repetidamente sin descanso, vanillish trató de zafarse de él sacudiéndose, pero glaceon no cejó en ningún momento, estando todo el rato encima de él sin dejarle respirar. Finalmente el pokémon hielo contrincante no pudo más y cayó al suelo, KO.
-¡Lo hicimos glaceon!
El aludido se lanzó a los brazos del chico, celebrando la victoria, al tiempo que todos los demás hicieron lo mismo; ponyta observó a keldeo asintiendo con la cabeza, al tiempo que se acercaba hasta donde estaba su compañero y felicitándole.
Aurora recogió a sus pokémon, visiblemente contrariada, pero al final se serenó y se dirigió hacia el chico.
-Pues sí que ha mejorado…
-Te lo dije, pero como tú te emperraste…
-Sí, sí, ya lo sé, para ti la perra gorda. Estaba pensando en tomar algo esta noche...-murmuró ella, como quien no quiere la cosa.
-Pensaba que nunca me lo ibas a pedir ¿a las diez?
-Bien… nos vemos, guapo.
Rizzo la guiñó un ojo como despedida y ella se retiró para que curaran a su pokémon.
Ese reencuentro mejoró considerablemente su humor y, esa misma noche a la hora estimada, los dos se reunieron en el lugar especificado tras la cena.
La sala de baile estaba tan animada como de costumbre, el DJ conservaba el mismo entusiasmo que la noche anterior, y el barman tras la barra se alegró horrores de ver gente por allí, poniéndoles sendas caipiriñas y haciendo la noche con ellas. Estuvieron hablando un rato mientras se las tomaban y contemplaban la vacía y lánguida pista de baile.
-No parecen ser muy dados a la fiesta en éste sitio...-observó ella en un momento dado.
-Desde luego, he visto más energía en un velatorio, eso por descontado...
Aurora dejó escapar una risita tras darle un corto sorbo a su copa, comentando de seguido.
-Eres de lo que no hay... ¿por qué será que me atraes tanto aun a pesar de tu desastrosa reputación?
-Ah, pero ¿tengo reputación? No tenía ni idea...
-Ahí vas otra vez... ¿no te cansas?
-¿Yo? Nunca ¿por qué iba a hacerlo?
-Hombre, digo yo que en algún momento tendrás que parar... quiero decir, si yo fuera una tía chula y pretenciosa acabaría reventada de tanto tener que pensar en respuestas medianamente ingeniosas y chascarrillos azarosos improvisados.
Rizzo se quedó callado antes de formular su réplica, dándole un largo sorbo a su copa y pensándolo bien antes de volver a hablar
-Subestimas el poder de un buen chascarrillo. Es la nota clave, el gancho necesario para captarte y hacer que me prestes la suficiente atención. Funciona y lo sabes, si no, no estarías aquí hablando conmigo.
-Si estoy aquí hablando contigo es porque no tengo nada mejor que hacer... y tú tampoco.
-Ahí le has dado.
Los dos se rieron tontamente, haciendo un breve brindis y dando otro buen sorbo a sus copas, que ya iban por la mitad. Fue entonces cuando Rizzo dejó la suya en la barra y le ofreció su mano, comentando en ese momento.
-Animemos el velatorio...
-Por qué no...-murmuró ella, aceptándosela.
Comenzaron entonces a bailotear un poco antes de entrar en materia; como era usual, Rizzo demostró de nuevo sus grandes dotes de bailarín llevando la voz cantante en todo momento, como estaba acostumbrado a hacer. Aurora le siguió el ritmo desde que empezaron, recortando las distancias lenta y deliberadamente, sin quitarle la vista de encima en ningún momento. Finalmente, y como colofón, se volvieron a encontrar y sellaron sus labios entre sí, entregándose a la creciente pasión que iba creciendo entre ellos. No hacía falta ser considerados ni nada por el estilo, ambos sabían lo que había. Y, respondiendo a ese común denominador, se dirigieron para las escaleras igual de pegados desde que empezaron.
Irrumpieron en el recibidor como un elefante en una cacharrería, aunque el lugar estaba en penumbra y no había nadie a la vista, ni siquiera la enfermera de guardia se encontraba tras el mostrador. Aurora no le soltó en ningún momento hasta que al final él la paró, pero ella no se mostró satisfecha en absoluto.
-Ven, anda, vamos para arriba...
-Ve yendo tú, tengo que pedir la llave. Doscientos treinta.
-No tardes…
-Procuraré.
La chica subió las escaleras contoneando las caderas con mucha parsimonia, Rizzo no la perdió de vista hasta que desapareció tras subir el último escalón.
-La ostia… no perdamos más tiempo-masculló el chico, dirigiéndose al mostrador.
Llamó al pequeño timbre insistentemente, pero no salió nadie al principio; estuvo esperando un poco, cuando de repente una imprevista voz se dirigió a él directamente.
-Te veo ocupado...
Rizzo se dio la vuelta dando un ligero bote, viendo quien se trataba.
-Gerania… qué sorpresa…
-Bueno, no realmente, quiero decir... era tonto pensar lo contrario después de todo.
El chico la miró inquisitivo, sin saber muy bien qué decir al respecto, lo que ella rodó los ojos con gesto obvio, murmurando de seguido.
-Vamos, no me vengas con esas. Eres de esa clase de tíos, no hay más que verte...
-Bueno, eso es relativo, pero todo es hablarlo...
-Na, no hace falta, después de todo ya sé qué es lo que hay. Estuvo bien y ya, no soy de las que lloran por la leche derramada. Aunque ahora que lo pienso, quedó pendiente cierta charla acerca del compromiso, me dio la sensación por un momento que te importaba o algo así...
Ante eso Rizzo se quedó ciertamente cortado, como si no se esperaba para nada que la fuera a sacar ese tema a colación en un momento como ese; por su parte Gerania la miró divertida, murmurando de seguido.
-¿No? Qué pena, por un momento pensé que ibas en serio...
-No realmente-le cortó él rápidamente.
-Qué le vamos a hacer... en fin, seré buena contigo y dejaré que tengas la fiesta en paz, lo debes estar deseando. Nos vemos.
Y, tras esas palabras, abandonó el centro pokémon rápidamente; Rizzo se quedó en el sitio, no muy seguro de lo que había pasado y sintiéndose más incómodo que nunca. Todavía seguía preguntándose de dónde había salido la chica cuando, en ese momento, llegó la enfermera de guardia.
-¿Querías algo?
-Sí, la llave de la doscientos treinta…
Le entregó la llave y el chico subió las escaleras, al encuentro de Aurora y quitándose de la cabeza a Gerania, ya que lo que venía a continuación lo ocupaba todo.
¡Y más Pokémon! Vale, hablemos un poco del capítulo.
Lo que más me ha costado sacar ha sido toda la parte del interludio, ya que quería que todas las apariciones se vieran lo más fluidas y dinámicas posibles para que no cortaran demasiado el ritmo del capítulo, el cual es pausado cuando debe serlo y más rápido cuando debe serlo. En ese sentido he aprovechado tanto la aparición de Gerania tanto al principio como al final, esmerándome especialmente con ella. Originalmente tanto su actitud como su proceder para con Rizzo eran muy distintos, comportándose más como una adolescente tonta enamorada que una chica adulta que tenía ganas de echar un polvo y ya. He aprovechado eso para perfilarla, por lo que si os parece que está out of character, creedme, antes era mucho peor, por eso quise darle la vuelta a la situación, haciéndola mucho más madura y realista. De hecho, en la segunda aparición actuaba como adolescente tonta enamorada y despechada, en una situación forzada que sólo servía para darle una torta a Rizzo y poco más. Eso también lo he cambiado, sí es verdad que sigue apareciendo un poco de la nada, pero al menos se lo toma con más filosofía y aprovecha incluso la situación a su favor para incomodar al chico. Ésta será su gran baza en su contra, y seguirá dando juego para el siguiente capítulo, ya veréis, ya.
En cuanto al resto de situaciones del interludio son todas nuevas, necesito seguir allanando el camino para futuros acontecimientos, así que era un buen momento para ir perfilándolos.
Y eso es todo de momento, para el siguiente capítulo se viene combate de gimnasio, así que esperadlo más pronto que tarde. Comentad, dejad reviews y todo eso. ¡Nos leemos!
