Bueno bueno gente, qué bonito verlos por aquí :3. Lo sé, sé que tengo otras dos historias por actualizar... pero me surgió esta derrepente... y también otras tres (aunque esas ni siquiera he acabado sus primeros caps, quizás en unos años las suba). Bueno, tan derrepente no fue, esta idea surgió mientras leía un fanfic de Beyblade Metal Fusion, la trama me gustó pero sentí que no fue bien explotada, por lo que me puse a debatir con mi hermana sobre los puntos a favor de la historia y cómo podría mejorarse... y terminé creando una super historia original aparte, así que comencé a escribirla. Hasta que me dí cuenta que necesitaría muchos personajes más de los que ya tenía, y saben que odio crear Ocs, por un momento pensé en borrar todo y fingir que nunca existió, hasta que de nuevo mi hermana intervino y me dijo que cambiara los nombres de los personajes y los reemplace por los de Inazuma, y que la historia quedaría mucho mejor en ese fandom que en Beyblade, y sí lo pensaba mejor era cierto. Y menos mal que lo hice porque Inazuma (en especia GO) tenía personajes de sobra y material en exceso para usar de inspiración para el mundo que creé, así que aquí tenemos la historia, advierto desde ahora que será muy larga quien sabe cuanto tiempo me tome acabarla... pero ni modo, aquí estamos y ya la subí. Espero que les guste tanto como a mí me fascinó imaginarla y escribirla :)
Capítulo 1
La historia cuenta que hace muchos años, cuando estas tierras todavía eran jóvenes, apareció un gigantesco dragón de las profundidades de la tierra. Era tan grande como las montañas cuyos riscos rozaban las nubes, sus escamas eran tan negras y lúgubres que igualaba al cielo de la noche más oscura. Sus múltiples alas parecidas a tentáculos eran el doble de su tamaño, cuando estas se agitaban creaban tornados. En sus poderosas patas había enormes garras, que lograban cortar hasta la roca más sólida, de su alargada cabeza sobresalían dos grandes cuernos. Debajo de estos se hallaban unos intensos ojos amarillos y una boca llena de filosos colmillos, de la cual salían grandes llamaradas que lograban quemar bosques enteros, como sus rugidos producían fuertes terremotos.
La bestia al querer marcar poderío causó una gran destrucción, quemando bosques y aldeas. Los humanos de la época trataron de luchar contra la imponente criatura, pero lo único que consiguieron fue teñir las tierras de rojo y obtener una horrible muerte en fauces del dragón. Este al no estar suficientemente satisfecho, se fue a otras tierras para aumentar su territorio gracias al terror que causaba. La gente de solo escuchar de su existencia, temblaban o incluso lloraba, ni siquiera los hombres más altos y fuertes soportaban oír las catástrofes que el dragón hacía, las madres debían consolar el llanto de sus hijos diciéndoles que esa bestia jamás aparecería ante ellos. El terror era tal, que le dieron de nombre "Némesis", pensando que esa temible criatura había sido mandada por los dioses para castigar a los pecadores.
Las criaturas mágicas, sintieron lástima al ver el sufrimiento de los humanos por culpa del dragón. Así que, salieron de su escondite dispuestos a ayudar; duendes, hadas, ninfas y muchos otros seres mágicos se fueron por distintas aldeas. Unos a curar o proteger a los aldeanos y otros listos para luchar ante aquel demonio. El líder de aquel ejército era el ser más fuerte de todas las criaturas, era un Pegaso de pelaje negro, pezuñas rojizas, melenas blanco como marfil y decididos ojos amarillos, su nombre era Seiya. A pesar de su gran parentesco a los caballos; este era dos veces más grande que algún otro caballo normal, tenían unos cascos mucho más anchos y aun alas que medían hasta cuatro metros de largo, que resultaron beneficiosas para su magia de las tormentas. Némesis y Seiya se enfrentaron en numerosas ocasiones, los rumores dicen que la destrucción que causaban sus batallas creaba amplios acantilados y profundos cráteres. En cada batalla, el Pegaso peleó con todo su poder decidido a acabar con la vida del dragón. En cambio, Némesis se divertía por pelear con alguien que podía acercarse a su nivel poder, a pesar de sus esfuerzos no lograban ponerle fin a la vida del otro. Un día, el malvado dragón dio un ataque tan fuerte que logró herir al Pegaso, una de sus garras apenas lo rozó, aun así, le causó un profundo corte por encima de todo un lado de su cuerpo, le rompió una de sus alas y el fuego chamusco varias de sus plumas. Al ver que su cuerpo ya no se movía, lo dejó allí entre los pulverizados árboles y las rocas rotas esperando que muriera desangrado, sabiendo que era la peor muerte que podía ofrecer a su enemigo.
Horas después de la feroz batalla, un joven pastor de revoltoso cabello blanco y de intensos ojos violetas llamado Saryuu, pasó por allí junto a su rebaño de ovejas. Al ver el bosque destruido temió por su vida. Esos pensamientos se fueron rápido cuando posó su mirada en el corcel herido. Verlo tendido en el suelo, con profundos cortes por todo el cuerpo, manchando su negro pelaje de rojo, su corazón se encogió con lástima. Aunque no llegara a considerarse una persona fácil de conmover la situación del corcel era tan grave, que lograría entristecer a cualquiera que lo viera así. No dudó y corrió a toda velocidad hacia el Pegaso. Saryuu rompió partes de sus ropas haciendo de ellas tiras para crear vendajes, pero no lograba detener la hemorragia, no importaba que tan fuertes fueran los torniquetes la sangre no paraba de salir. En eso, los ojos de Seiya se abrieron y su mirada fue en dirección del pastor, este le ordenó detenerse, ya que era inútil tratar de salvarlo porque no tenía el conocimiento para hacerlo. Por mucho que le dolieran esas palabras al joven, sabía que tenía razón. Los primeros auxilios básicos, no servirían de nada para salvarle la vida a un ser mágico. Con pesar retiró los vendajes, no sin antes preguntarle si existía alguna manera de ayudarlo, porque no le gustaba la idea de dejarlo morir sin haber intentado algo. Seiya resignado no le contestó, no importaba cuantas veces Saryuu le preguntara este se negaba a responder, solo deseaba que la parca se lo llevará "¡No te rindas, aún sigues con vida!" le gritó "Tú eres parte de las criaturas que pelean contra Némesis, das tu vida por proteger gente como yo a cambio de nada, así que por favor déjame ayudarte. Es lo mínimo que puedo hacer" aunque al Pegaso le costó entender porque el joven insistía en ayudarlo, después de esas palabras entendió la razón. A pesar de no tener nada para apoyar en esta guerra, aun así quería hacer algo para que este infierno termine. Además de recuperar su espíritu de lucha, le gustó la actitud del muchacho, sabía que podía confiarle una tarea tan importante.
Seiya accedió a explicarle la única manera de salvarle, con la condición de no dar ninguna objeción, a lo que Saryuu aceptó. Debía tomarse toda su sangre y quitarle todas las plumas "Tranquilo, estaré muerto por un momento" le respondió Seiya al pastor por ver su cara de confusión y temor. Saryuu hizo sus mejores esfuerzos para no vomitar, no porque la sangre tuviera mal sabor; al contrario, era muy dulce; el problema era que el dueño de la sangre aún seguía vivo y eso le perturbaba. Dicho y hecho, bebió la mayor cantidad de sangre que pudo, incluso las pequeñas gotas que se le escurrían por sus delgados dedos, todo porque aceptó seguir las órdenes del ser mágico. Al momento de quitarle todas las plumas de las alas, tuvo que mirar hacia un lado, porque no quería ver el rostro del corcel lleno de dolor. "Créeme, es lo correcto" susurró el Pegaso en un intento de calmar al joven que lloraba, ya que sentía que en lugar de ayudarlo lo estaba matando. Una vez que le quitó la última pluma, el cuerpo del corcel este se encontraba frío. El pastor limpió sus lágrimas y se levantó confiando en las palabras de Seiya "Ve a la última montaña de la cordillera que ilumine el sol, ahí encontrarás mi pueblo natal. Di que yo te envié y en caso de que no te crean, muestrales el contenido del saco. Una vez te hayan dejado pasar, explícales lo que me ocurrió y diles que hagan "ese" procedimiento". Antes de volver donde su rebaño, decidió voltear y ver el cuerpo del corcel alado una última vez. En eso, vio como el cuerpo se convirtió en pequeñas esferas de luz, que fueron volando hacia la bolsa de tela llena de plumas, al juntarse con estas comenzando a brillar. Saryuu anonadado cerró la bolsa, el cuerpo del Pegaso había desaparecido, la única prueba que había para confirmar que realmente estuvo allí, era el enorme charco de sangre en el suelo.
Antes de partir, el pastor fue al mercado de su aldea y vendió todas ovejas, la última montaña de la cordillera estaba a dos semanas a pie, con el dinero ganado sería suficiente para el largo viaje. Después de ir a casa y empacar sus cosas, salió en busca de aquel misterioso pueblo del que hablaba Seiya. Tras una cansada y larga caminata durante calurosos días, por fin Saryuu logró encontrar la montaña, era la montaña más grande alguna vez hubiera visto, era tan alta que su risco no alcanzaba a verse por estar cubierto de nubes. Al estar unos metros dentro del bosque que crecía al pie de dicha montaña, varias flechas salieron de entre las hojas de los árboles. Logró esquivarlas, pero aún seguían siendo demasiadas, a lo que optó por esconderse detrás de un tronco. Gritó desde los árboles, contando que Seiya lo había mandado a la vez que mostró una de las brillantes plumas "Alto al fuego" se escuchó entre las hojas, diciéndole que ahora era seguro salir de su escondite.
—Allí Saryuu le contó a los duendes acerca de lo que habló con Seiya— explicó el tutor peliverde, mientras escribía con una tiza blanca sobre la gran pizarra. El hombre tenía puesto un chaleco negro con una franja blanca sobre su pecho, sobre una camisa azul oscuro, un pantalón negro con botas marrones y en su cuello un pañuelo fucsia con un broche plateado — por supuesto que al principio no le creyeron, así que tomó la decisión de mostrar la pluma y…— terminó de escribir y volteó. Su amarilla mirada cayó en su estudiante y al darse cuenta de que estaba dormido, se enfureció. Eran las únicas personas en ese gran salón y no le estaba escuchando. Se acercó al pequeño escritorio donde el adolescente dormía plácidamente, reposando su mejilla izquierda sobre uno de sus libros abiertos. Se llenó de enojo al ver como el globo de moco que salía de su nariz se agrandaba y encogía por su respiración, sin mencionar sus insoportables ronquidos. Cansado de dicha escena, lo golpeó con la regla de madera en la cabeza.
—¡Ay! — exclamó el joven — eso dolió
—Buenos días, su excelentísima alteza. Me honra tanto el hecho que mi clase sea de su interés — le dijo el tutor con notorio sarcasmo
—No seas tan dramático Ozrock — respondió, a la vez que pasaba las manos por su cabeza — creo que me hiciste un chinchón
—¿Dramático? ¿Me llamas dramático por regañarte? ¿Debido a que te dormiste mientras contaba la historia de creación de TU reino?
—Eh... Sí —el adolescente se rascó de forma despreocupada la nuca. El tutor, ya antes mencionado como Ozrock Boldar, volvió a golpearlo con la regla —¡Ay!
—¡Usted más que nadie debería estar atento! ¡Vas a gobernar este reino algún día y no te interesa su historia! ¡Usted da vergüenza príncipe!
—No, no es que no me interese — se excusó, a la vez que levantaba sus manos en un intento de calmar a su enfurecido tutor— es solo que la historia ya me la sé
—Oh ¿en serio? —alzó la ceja
—Claro que sí
—Entonces dígame que sucede después, si es que en realidad lo sabes — le retó con una mirada burlona en su rostro
—Vale— el joven príncipe sonrió confiado y miró a pizarra. Después de leer su contenido volvió a mirar a su maestro — después que Saryuu le contara a los duendes lo sucedido con Seiya, estos le hicieron una espada mágica con la cual venció al dragón. Fin — su tutor se cruzó de brazos y frunció el ceño no muy conforme por su respuesta — Está bien, continuaré. Pero no me mires así. Con el poder de la espada mágica, acabó con los males de la época y la gente se sorprendió de su poder, pidiendo estar bajo su protección y que sea su líder. A lo que más y más gente se sumó, hasta formar un gran país conocido hasta el día de hoy como el reino del Pegaso ¿feliz?
—Vaya, parece que nuestro principito no es tan idiota después de todo
—Jah, no debiste subestimarme — respondió de forma orgullosa
—Bien, sigamos con la clase— se giró y volvió hacía el pizarrón
—¿Eh? ¿De verdad? Entiendo, entonces buenas noches — el joven volvió a recostar su cabeza en el escritorio. A los segundos una tiza voló y lo golpeó en el mismo lugar — ¡Ay! ¡Ya detente Ozrock, vas a hacer que me crezca un cuerno de tanto que me pegas!
—¡Nada de Ozrock! ¡Soy tu maestro, muestra más respeto! Es señor Boldar para vuestra información
—Ya te demostré que conozco el tema ¿por qué no me enseñas otra cosa? — pidió, sobando su adolorida cabeza
—Te sabes la historia, pero no conoces todos los detalles. Por eso vamos a continuar
—Sí los sé, solo que te lo conté resumido. Mejor explícame sobre la espada mágica — su tutor alzó la ceja— vamos, dime sobre ella
—Lo siento majestad. Me temo que no puedo hacer eso
—Ay, vamos. Siempre dices eso — lloriqueó el príncipe — ¿se puede saber por qué?
—Ya sabe la razón alteza
—"Porque no lo sé" no cuenta como respuesta
—Hablo en serio, no poseo información acerca de la espada
—¿Por qué? ¿Cuál es el punto de contar una historia incompleta? —el joven se levantó de la silla—Me han contado la historia del reino como cuento para dormir desde que tengo memoria y siempre que hablan acerca de la famosa espada Pegasus, no explican nada. Sé que los duendes se la dieron a Saryuu y que con ella venció a Némesis, pero nada más ¿De verdad era mágica? ¿Que hizo esa espada para derrotar a semejante dragón? Y en especial ¡¿Qué pasó con Seiya?! Él dijo que solo moriría por un momento, para luego reaparecer de la nada ¿cómo lo hizo? Y también, sus aliados ¿Qué pasó con ellos?...
—¡Suficiente! — de golpe el príncipe se quedó en silencio — cuando digo no lo sé, es porque no lo sé. Y aunque posea esa información, no se la diría por órdenes directas del rey — el joven en respuesta soltó un gruñido— sin nada más que agregar, vuelva a sentarse para continuar con la clase — el joven príncipe enfado no tuvo opción, así que se sentó de nuevo cruzando los brazos y haciendo un puchero —bien, y como decía...
"Qué tontería" pensó el príncipe. Colocó su codo en la superficie del escritorio y en su palma apoyó su rostro "Entiendo que las ordenes digan que no puede saber la verdad hasta cumplir 18 años, pero ¿acaso no se han percatado que la historia es demasiado increíble y que uno no puede aguantarse las ganas de querer saber qué sucedió?" Soltó un suspiro "Supongo que tendré que seguir escuchando lo mismo una y otra vez hasta que ese día llegue". Mientras Ozrock seguía escribiendo en la pizarra, el joven príncipe seguía metido en sus pensamientos tratando de pensar en otra cosa además de su aburrida clase para así no volver a quedarse dormido, aunque no le fue suficiente ya que sus ojos estaban volviendo a cerrarse. Justo en ese momento, una suave brisa vino desde la ventana revolviendo su cabello, esto lo hizo recuperar los sentidos de inmediato "¿De verdad? ¿Las pruebas son hoy?" Miró hacia la ventana y sonrió.
—Los pobladores del momento desearon protección y… — el tutor escuchó el ruido de una silla caer contra el piso, haciendo que volteara en dirección al joven. Al hacerlo vio cómo su alumno saltaba por la única ventana de la habitación — ¡¿QUÉ?! — corrió hasta el borde de esta, para encontrar al príncipe cayendo al tejado de la torre que tenía unos metros abajo. Estando cerca del techo de la siguiente torre, el joven dio un giro en aire y cayó con gracia sobre sus pies, se puso de pie, levantó la cabeza en dirección a la ventana de la que saltó y llevó sus manos a cada lado de su boca en señal de bocina
—¡Lo siento Ozrock! — gritó— ¡las pruebas de caballería son hoy y es mil veces más interesante que tu clase!
—¡PRINCIPE TENMA, VUELVA AQUÍ AHORA MISMO!
—¡No! — le sacó la lengua a su mentor, después sonrió pícaro y se fue corriendo — ¡Hasta luego!
—¡GUARDIAS, TRAIGAN AL PRINCIPE AHORA MISMO!
El castillo del reino era un hermoso lugar, cuando el sol caía sobre este sus paredes de mármol brillaban reflejando la luz, por el tejado rojo de una de las torres, se encontraba corriendo Matsukaze Tenma, el príncipe del gran reino del Pegaso. Es un adolescente de cabello color chocolate y brillantes ojos azul acero, tenía puesto un chaleco azul marino de bordes negros, un pañuelo alrededor de su cuello donde estaba bordado el símbolo del reino, el místico corcel alado. Vestía una camisa blanca muy holgada por la parte de los brazos, unos pantalones negros y botas marrones— ¡WUUUU HUUUU! — gritaba príncipe al saltar velozmente entre techo y techo. Por los pasillos pasaba una jovencita mucama llevando las sábanas limpias sobre sus brazos, cuando una fuerte ráfaga abrió todas las ventanas de golpe, las sábanas volaron en todas direcciones, la muchacha gritó por el susto y no pudo evitar caer al suelo —Lo lamento mucho— habló el adolescente saltando sobre el marco de la ventana
—¡Príncipe Tenma! —exclamó la mucama sorprendida
—No era mi intención, déjame ayudarte — se agachó y comenzó a recoger las sábanas
—No sé de qué habla majestad, este accidente es producto de mi propia torpeza. No es necesario ayudarme
—No es cierto, fue mi culpa — avergonzado se rascó la nuca— esa ráfaga la hice yo por correr muy rápido. He hice que se te cayeran, no debes culparte
—Un momento… ese fuerte viento ¿lo hizo usted? — el príncipe castaño estuvo a punto a responder, hasta que escuchó gritos provenientes del fondo del pasillo.
—¡Tenma-sama, debe venir con nosotros!
—Uy, hora de irme — terminó de doblar las sábanas y se las entregó a la muchacha —Aquí tienes
—Gr-gracias — él se levantó y se arrodillo en el borde de la ventana
—Por cierto — se giró a verla guiñando el ojo y colocando su dedo índice sobre su boca — no me viste ¿de acuerdo? — preguntó con una divertida sonrisa
—De acuerdo. Solo tenga más cuidado
—Tranquila, lo controlaré mejor está vez— en un abrir en cerrar de ojos, había desaparecido en un pequeño remolino. Justo en ese momento, apareció un grupo de soldados doblando la esquina
—¿Está su alteza Tenma por aquí? —preguntó el soldado que estaba delante del grupo, la mucama negó con la cabeza— ya veo, sigan buscando
Durante el reinado de pavor de parte del temible dragón, las criaturas mágicas se dieron cuenta que a los niños pequeños les gustaba ver como controlaban la magia, a lo que ellas de forma gustosa les enseñaron a controlarla. Después se sumaron la gente mayor que quería ayudar a la lucha, por lo que las lecciones se intensificaron. Cuando Saryuu derrotó a Némesis las criaturas entendieron que su trabajo ya había terminado, ya que ahora los humanos tenían un fuerte líder que los protegería, así que regresaron a sus respectivos hogares. Aunque eso no significaba que las enseñanzas de magia se dejaran de lado. Al contrario, fueron pasando de generación en generación, haciendo que la mayoría de la población del reino use magia, aunque solo pocas lograban alcanzar un control a la perfección. La familia real era uno de los pocos casos que tenían control total, ellos por herencia sanguínea tenían el poder de usar la magia de las tormentas, permitiendo que puedan controlar el viento, las aguas y los rayos a su voluntad. En el caso de nuestro querido príncipe, de momento solo sabía usar magia de viento, de esa manera lograba saltar largas distancias y caer sin ningún problema sobre cualquier superficie, cosa que le encantaba porque sentía que volaba. Después huir de esos guardias se detuvo en otro de los tejados.
—Fiuh, estuvo cerca — dijo arrodillándose, a la vez que se secaba el sudor que caía por su frente con el dorso de la mano — A ver, veamos… — se levantó y miró hacia el horizonte. Al lado derecho se observaba uno tras otro los grandes tejos del castillo y al lado izquierdo un amplio patio de verde césped iluminado por la luz del sol— Si corro por los techos llegaré en unos minutos...— lamió la punta de su dedo pulgar para sentir la fresca brisa— pero por aquí tengo la dirección a favor y podría llegar más rápido…uhm— Se quedó pensativo, aunque no pudo ser por mucho tiempo, debido a que volvió a escuchar a sus perseguidores
—¡Príncipe Tenma!
—¿Qué? ¿Tan rápido me alcanzaron? Supongo que tendré que perderlos de nuevo— Tras soltar un suspiro de resignación, su azulina mirada se desplazó hacia el árbol más cercano.
Unos minutos después, dos grandes de grupos de soldados se reunieron en el patio anterior mencionado — ¿Encontraron al príncipe? — preguntó uno de ellos
—No, lo vimos correr por los tejados, pero se nos escapó— respondió otro
—Hay que seguir buscándolo— les respondió su líder, en intentó subir el ánimo de sus compañeros
—Controla la magia de viento, es casi imposible atraparlo— el ánimo del grupo bajó
—Debemos intentarlo, es nuestro trabajo— dijo un soldado en otro intento de alentar
—¿Lo dices porque el duque Ozrock está enojado con él? Pues eso no es ninguna novedad— respondió otro en tono burlón
—No lo digo por eso, sino por el castigo que nos caerá si no lo hacemos— de solo pensarlo un escalofrío recorrió sus cuerpos. Ahora el gran grupo de soldados tenían el ánimo suficiente para seguir su búsqueda. Cuando no hubo nadie en el patio, de entre las hojas del árbol se asomó la cabeza del joven heredero, con ayuda de sus piernas se encontraba colgado en la rama como un murciélago
—Más suerte para la próxima chicos —se dijo orgulloso mientras bajaba de un salto— Bueno dado que estoy aquí, supongo que tomaré esta ruta.
Sobre un gran patio de loza de piedra rodeado de altos pilares de granito del castillo, se encontraban haciendo planchas varios jóvenes entre 18 y 24 años vestidos con camisetas grises sin mangas, pantalones negros, un cinturón de cuero y botas blancas. Frente al amplio grupo de reclutas, se encontraba un joven de cabellos azules atado en una cola alta, tenía el uniforme muy similar a los demás jóvenes, la única diferencia era que vestía un chaleco de telas moradas y que sobre su espalda estaba bordado un lobo con brillosos hilos dorados, el símbolo de la casa de caballeros reales más conocida de todo reino. Dicho joven caballero se encontraba contando en voz alta observando de manera fija a los reclutas, al llegar numero 100 le dio la vuelta al reloj de arena que tenía sobre la pequeña mesa de al lado — ¡cien más! ¡Rápido! — les ordenó. El amplio grupo, sin importarles que sus rostros estén llenos de sudor, no se negaron ante su orden. En eso, el caballero sintió como una ligera brisa meneaba su coleta de su cabello, para cualquier otra persona esto no hubiera hecho más que causar un escalofrío por la espalda, en cambio para él era un mensaje muy claro.
—Vaya, mira que nos trajo el viento — habló aún sin desprender la vista de sus reclutas, no necesitaba voltear para saber quién le iba a responder
—Hola Kyosuke. Veo que estas con los ánimos a tope como todas las mañanas — respondió un sonriente príncipe castaño, saliendo tras un pilar
—¿No deberías estar en clase ahora mismo?
—Sí, debiera. Es que se canceló — le respondió caminando hasta colocarse a su lado mientras descansaba sus brazos tras la cabeza
—¿Quién la canceló?
—Yo — dijo como si no fuera problema alguno, por dicha respuesta el caballero puso sus ojos en blanco. El príncipe al ver como varios reclutas se pusieron nerviosos al percatarse de su presencia, pensó que era mejor hablarles para quitarles dicha emoción — no se detengan, sigan con lo suyo. Solo finjan que no estoy aquí
—Tenma, no puedes hacer eso todo el tiempo y lo sabes. Te vas a meter en problemas en uno de estos días
—¿Lo dices por mi padre o por Ozrock? — el caballero suspiró diciendo "Ambos" — quizás se ría diciendo que le recordaba a él cuando era niño, y Ozrock…uy que miedo
—Cualquiera pensaría que no le tienes ni una pizca de aprecio
—No se trata de eso, solo es confianza — argumentó el príncipe. Era cierto, dicho duque había estado con él desde que tenía memoria, siendo consejero de su padre y por ende su tutor cuando se trataba de valores o educación
—Aun así deja de hacerlo, puede ser peligroso. Sin mencionar que no siempre voy a estar mintiendo para encubrir tus escapes —el castaño llevó una mano hacia su pecho de manera dramática
—¿Cómo?... ¿Dónde quedó tu lealtad hacia la familia real? ¿Acaso esto es lo que llaman traición? Que gran desdicha la mía
—Tenma, basta ¿quieres? A este paso perderé la cuenta por tu culpa
—Uy, que delicado— fue la respuesta por parte del castaño acompañado de unas risas
Aunque no lo parezca, entre ambos adolescentes había una genuina amistad, pese a sus distintas posiciones. Cuando se trataba de jóvenes de la misma edad que el heredero, solo había dos casos. Taiyou Ameniya, hijo del supremo emperador de las lejanas tierras del "Imperio del Sol Eterno", y Shindou Takuto, príncipe heredero del selecto e ilustre "Reino de las Melodías". Con el niño peli naranja tenía una relación bastante cercana, pero debido a la distancia se veían en contadas ocasiones a lo largo del año. Aun así, se compartían cartas a través de aves mensajeras. En cambio, con el príncipe de la música apenas lo había visto, decía que le era preferible quedarse en su palacio practicando con sus instrumentos o escribiendo partituras, que salir de viajes y conocer a los demás herederos, muy pocas veces cruzaron palabras, aunque por lo menos se tenían respeto el uno por el otro. Por lo que el futuro rey de las tierras del Pegaso, no tenía a alguien con quien frecuentar seguido, quedándose solo en varias ocasiones
Hasta que cierto día, cuando falleció el general del ejército. La casa Tsurugi de inmediato envió un sucesor, ese fue Yuuichi, el hijo mayor de general anterior. Los del concejo enseguida lo aceptaron gustosos, por saber a través de los testimonios de sus hombres, sus audaces movimientos en combate como también sus hábiles estratégicas en batalla, todo fue de maravilla. Sin embargo, durante la juramentación de lealtad hacia el rey, el joven solicitó permiso para traer a su hermano pequeño para también nombrarlo caballero de la corona, a su excelencia le encantó la idea. Además de tener otro caballero, así podía darle a su primogénito un compañero de juegos o entrenamientos. Todos sabían que el hijo menor de los Tsurugi, tampoco se quedaba atrás cuando se traba de habilidades de combate o de enfrentamientos con espadas. A pesar de su joven edad, su hermano le dio la posición de sub general y mano derecha suya. Por supuesto que su trabajo consistía en proteger a la familia real, pero cuando el príncipe heredero se enteró que el ejército tenía un niño de su misma edad en el palacio, quiso hacerse su amigo de inmediato. Durante las primeras interacciones entre ambos, Kyosuke se refería a él con mucho respeto, a lo que el castaño le dijo que no había necesidad de tal cosa porque entendía que era su caballero, aunque también su amigo ante todo.
—En serio, me preocupa tu futuro reinado — suspiró el caballero. Se supone que la persona que estaba a su lado era el sucesor de la corona, algún día iba a encargarse de uno de los reinos más poderosos del continente. Sin embargo, este era distraído, extrovertido y sobre todo infantil. Su actitud estaba muy alejada de lo que debía ser un futuro rey… "Por lo menos tiene valores cuando quiere, carisma y gran corazón. Eso suele ser más difícil de enseñar" por esa razón tenía la esperanza que se convertiría en un gran líder a futuro, a pesar de que su alborotada persona dijera lo contrario
—A todo esto, recién caigo en cuenta de un detalle — soltó el castaño, ignorando el comentario —Dentro de poco tiempo tendrás 15 ¿cierto?
—Sí ¿qué con eso? — preguntó clavando la mirada sobre los reclutas, tratando de mantener la cuenta sin distraerse por más tiempo
—¿Cómo que "qué con eso"? ¿No tienes en cuenta qué significa? ¡Por fin tendrás tu espada mágica!
—Ah, sí — respondió encogiéndose de hombros
—¿"Ah, sí"? ¡¿No te emociona ni un poquito?! ¡Tu clan por fin te dará el arma de las leyendas. Además, viene incluida tu propia bestia! ¡¿por qué soy el único emocionado aquí?! — exclamaba el príncipe revoloteando en círculos alrededor de su amigo, quien ahora tenía un notorio tic nervioso en su ojo — Por fin te darán a conocer tu bestia divina ¿te lo traerán en carruaje o a través de un hechizo? Siempre me pregunté eso ¡y sin mencionar que te revelarán el secreto de las espadas mágicas! ¡Es increíble!
—Por supuesto que me emociona — le dijo colocando su mano sobre parte de su rostro y cabello, deteniendo su ruta de infinitos círculos
—Pues no lo parece, te ves como si fuera cosa de todos los días — el adolescente castaño tomó la pálida muñeca de su amigo, para lograr quitarse su mano de encima
—No es eso. Ahora estoy en pleno horario de trabajo y no debo andar distraído con esas cosas
—Está bien, está bien, no es para que te enojes tanto — aclaró levantando sus palmas en un intento de calmarlos — es que a mí me emociona demasiado. Por fin sabrás el resto de la historia, te dirán como obtuvo Saryuu su espada y que hizo Seiya para salvarse, en serio me inquieta. Es más, cuando llegue ese día ¿podrías decirme que sucedió?
—No haré eso — respondió de inmediato frio y conciso, destrozando los emocionados ojos de su amigo
—¿A no? en ese caso mi estimado caballero. Tu futuro rey te ordena que ese día le cuentes el resto de la historia tras recibir tu espada
—Lo siento majestad. Me temo que no puedo hacer eso — "¿En serio? ¿De las pocas veces que uso mi posición y me dice eso?"
—¡Venga! Ozrock me dijo exactamente lo mismo ¿entre todos comparten un guion secreto de excusas para no decirme la verdad? — dijo con ligero enojo haciendo un puchero. El caballero lo miró de reojo mientras suspiraba
—Tenma, escucha. Solo porque mi casa haya alterado las reglas del secreto reduciendo la cantidad de años de silencio, no significa que pueda decírtelo. Y aunque quisiera no podría hacerlo, porque tu padre me dio órdenes directas a no responder en caso de que me lo preguntes
—Tal y como Ozrock dijo…Que astuto de su parte, él sabía que te preguntaría también — eso ultimo lo dijo por su padre, era obvio que las órdenes del rey están por encima de las suyas
—No por nada su excelencia Arturo se hizo rey ¿cierto?
—Sí…supongo — susurró el castaño decaído
Tal y como la familia real, la casa Tsurugi era de las pocas familias que heredaban magia con un dominio perfecto, estos poseían la magia de la oscuridad permitiendo que controlasen las sombras a su antojo. Sin mencionar que ellos también tenían un pacto de sangre con una de las legendarias criaturas mágicas, los lobos sombríos, no por nada eran el símbolo de su casa real. A ambos jóvenes por igual se les prohibió hablarles sobre las armas mágicas, por ende, las bestias divinas y el cómo se hizo el pacto de sangre. Cuando el príncipe cumpliera cierta edad, se le revelarían esos secretos y también conocería a la mística criatura que lo acompañará por el resto de su vida. Él sabía que dicha información se le concedería al cumplir 18, no le parecía justo que la casa de su caballero lo permitiera a los 15 años. Además, el tema del pacto de sangre también le era todo un misterio, todos los reyes habían tenido al mítico caballo alado a su lado desde el reinado del legendario Saryuu. Sin embargo, nunca supo de dónde vienen ¿de la aldea natal de Seiya? Entonces ¿Cómo venían hasta aquí? ¿Volando? ¿Por magia? ¿El rey tenía la oportunidad de escoger su propio Pegaso o te lo asignaban sin aceptar objeciones? A medida que pasaban los años solo la intriga y sus dudas aumentaban a más no poder. Se consideraba una persona bastante paciente, pero todas esas preguntas no le ayudaban a querer esperar tanto tiempo.
—100 ¡alto! Descanse —Expresó hacia los reclutas, quienes de inmediato se desplomaron sobre el suelo con sus respiraciones agitadas, otros se sentaron en las pequeñas gradas de granito al pie de los pilares, buscando refugio en la sobra de las estructuras huyendo del ardiente sol — Bien, tomaré a los de este lado y tú los del otro ¿de acuerdo?
—… ¿Cómo? — preguntó el príncipe parpadeando dos veces confundido— Que extraño, siempre me toma más tiempo convencerte
—Parece que no estas con ánimos para quedarte viendo, y supongo que pierdo el tiempo diciéndote que regreses a tus clases — le dijo mientras bajaba las pequeñas escaleras — además, veo que hay más reclutas que el año pasado. Así que me vendría bien ayuda
El príncipe no necesito responderle con palabras, dado que sus brillosos ojos y enorme sonrisa eran suficientes. Sobre el gran suelo, había unas baldosas de color azul que separaba al patio en dos cuadros iguales, tras Kyosuke ordenar que tomaran las espadas de madera de una carreta, cada uno de ellos fueron a estos siendo separados por la misma cantidad. Sería tonto darles espadas de verdad a novatos que aún no eran caballeros oficiales, además en esta prueba solo se buscaba habilidad sin desear heridos.
—Conoces las reglas. Solo está permitido el contacto entre las armas, tampoco ninguna jugarreta, nada de patadas ni puños, si sale del terreno establecido queda fuera y solo pasa la prueba si resiste el combate por cinco minutos
—O si gana el combate — el caballero peli azul resopló
—Claramente no tienen un buen nivel para que eso ocurra
—Siempre existe la posibilidad ¿no? — argumentó encogiéndose de hombros — bueno, ya me voy sub general
—Una cosa más — el castaño volteó para regresar la vista a su amigo y vio como una espada de madera giraba a su dirección, que enseguida la tomó con su mano derecha "ay…es verdad ¿con que espada iba a ir…?" pensó avergonzado por olvidar dicho detalle
—Y tampoco te olvides de ser bueno con ellos. Al año pasado me dijeron que asustaste a varios
—¿Perdón? … ¿olvidarme de ser el bueno? ¿asustar? ¿yo? — se preguntó ofendido…esta vez en serio — yo siempre termino siendo el bueno, el que debería seguir esas palabras tendrías que ser tú
—Entonces no presumas
—Tampoco hago eso — fue lo último que le dijo antes de retirarse haciendo un puchero. Estuvo en duda si aclararle que no debía usar magia, aunque la descartó, sabía que tenía el suficiente sentido común para no hacerlo. En un combate real estaría permitido, no en una prueba de reclutamiento de caballería "Aun así…da lo mejor de ti, Tenma"
—Muy bien muchachos, después del tortuoso calentamiento por el que Kyosuke les hizo pasar, sigue una prueba bastante fácil. Solo deben resistir en un combate contra mí hasta que caiga el ultimo grano de arena de allí — esto último lo dijo señalando con la espada a la pequeña mesa con el reloj que estaba fuera del cuadrado, después hincó la punta sobre el suelo y apoyó ambas manos sobre la empuñadura — ¿Alguna duda?
—Ah…sí… ¿No sería el general Tsurugi quien nos iba a enfrentar? — preguntó uno de los reclutas que habló en nombre de todos sus compañeros, quienes estaban igual de confundidos
—Eso sería imposible, Yuuichi se encuentra de viaje en el extranjero junto con mi padre ¿recuerdan?
—Eh, no...el otro hermano — aclaró otro joven
—Ah, debiste ser más específico. Kyosuke se encargará del otro grupo, y yo solo estoy aquí como apoyo — le respondió mientras se señalaba a sí mismo sonriendo —¿se trataba de eso?
—En realidad no, es solo que…Con todo respeto su alteza, usted se ve bastante joven y no nos gustaría hacerle daño — aclaró el recluta. Más de un compañero suyo asintieron incomodados por dicha razón, como otros comenzaron a susurrar entre ellos "¿Enfrentar a un niño? Es una locura, creo que mejor me iré a casa ¿Qué me pasará si lo lastimo? ¿El rey me desterrará o él ordenará a que me ejecuten? ¿Cuántos años tiene? ¿10? Tiene cara de bebé, si no se tratara del príncipe lo derrotaría en un instante"
—Te informo que tengo 14 y lo sé, hasta ahora tengo cara de niño. No, no hay problema en caso de que me hagan daño, créanme que no me quejaría por ningún motivo y mucho menos tendrían que enfrentar la ira de mi padre por ello. Lo siento, una vez entraste a esta prueba no puedes retirarte y mucho menos ahora. Que gran confianza tienes ¿puedes derrotarme? Quiero ver eso — respondió sin quitar la sonrisa de su rostro a los respectivos jóvenes que soltaron cada comentario, cosas que los sorprendió a todos. Dijeron aquellas palabras a través de susurros…y en medio de patio tan enorme ¿Cómo escuchó todo? ¿Podía diferenciar sus voces y oírlas a esa distancia? — Y bien ¿algún voluntario? — por dichas palabras todos congelaron, quedando en silencio ¿por qué razón? Si estaban tan confiados, no veía nada de malo alentar ese sentimiento ¿por qué ahora no quiere salir nadie? — Oigan tampoco es para que se pelean, para resolver todo de manera civilizada supongo que elegiré — respondió con notorio sarcasmo. Mientras su mano izquierda fue llevada a su barbilla mientras pensaba, la otra giraba la espada sobre su palma. Para finalizar, señaló a unos de los jóvenes con la punta de la espada
—…¿Q-qu-que? ¿yo, su alteza? — preguntó señalándose a sí mismo a la vez que veía a los demás, confirmando si se trataba de él o no ¿acaso estaba asustado?
—Así es, adelante — con suma lentitud avanzó el joven, casi marchando por los nervios. Sus compañeros continuaban susurrando "Tú puedes, contra ese niño será fácil, si no te hará nada, destrúyelo, sigue siendo el futuro rey, ten cuidado" — me alegra saber que su confianza regresó, espero con ansias enfrentarlos — de nuevo los reclutas se estremecieron ¿por qué se asustaban de una felicitación? No lo dijo para intimidar "No entiendo porque se asustan… ¿ahora que hice?" Por fin el pobre chico logró acercase hasta quedar a un par de metros de separación…aunque parecía estar temblando — tranquilo, no muerdo
—Al-alteza ¿de-de verdad está bien con esto? No me gustaría herirlo
—Totalmente de acuerdo, no hay problema alguno — "en serio ¿por qué tanto nerviosismo? ¿le doy miedo? ¿Qué debo hacer para calmarlo? Bueno, Kyosuke dijo que sea bueno, así que…" — ¿eres zurdo o diestro? Por mí normal luchar del lado que prefieras
—Diestro…— aseguró el muchacho, aun sin salir del asombro al ver como el heredero jugueteaba sin cesar lanzando la espada de mano a mano — que habilidad señor…
—Bien, entonces supongo que…
—No, no, Alteza espere, quería saber si… le parece bien si le ofrezco dar el primer movimiento — Tenma se quedó pensativo, de nuevo llevando una mano a su barbilla mientras inclinaba su cabeza. No sabía que pensar de eso, se supone que debía probar las habilidades del recluta y el primer movimiento era vital para tomar la victoria en un enfrentamiento ¿estaría bien aceptarlo? "No te olvides, de ser bueno con ellos" Quizás a eso se refería, sería una falta de respeto negarle una petición, al fin y al cabo, seguía siendo un ciudadano suyo "Además, esto es una prueba, no una batalla real"
—Me parece bien, lo tomaré — respondió con su amable sonrisa.
Justo cuando ambos separaron un poco los pies para estar en adecuada posición de batalla. En un abrir y cerrar de ojos, el joven príncipe se encontraba a unos centímetros de su oponente. Enseguida el pequeño castaño alzó la espada hacia arriba amenazando con hacer un corte a su cabeza, el recluta tuvo que curvar su espalda hacia atrás para evitar el golpe, este apenas rozó su nariz y barbilla haciendo que retroceda un par de pasos "¿cómo corrió tan rápido?" pensó el recluta. Antes que el niño le lanzara otro ataque, el recluta se cubrió, dado un sonoro choque de parte de las espadas. Supo cubrirse tras otro par de ataques más, formando ambas armas una cruz, hasta que sintió un insoportable dolor en sus dedos, el príncipe había alzado un ataque hacia su mano, provocando que siseara de dolor a la vez que cerraba los ojos. Ese fue su peor error, ahora otro par de golpes se fueron hacia sus tobillos y pantorrillas provocando que cayese al suelo de rodillas. Cuando divisó su espada en el suelo, intentó volver a tomarla con ambas manos. Sin embargo por las sombras en el suelo sabía que su oponente estaba acercándose, regresando a pasar por delante suya. Apenas alzó la vista sintió como la áspera empuñadura de madera se hundía en su mejilla, rodó sobre sí mismo al caer su cuerpo sobre el piso. Al quedar boca arriba sintió un poco de presión sobre su pecho, al abrir los ojos se dio cuenta que era la bota del heredero quien ahora apuntaba su cuello con la punta de la espada. El recluta asustado alzó las manos aceptando su derrota "Si la espada hubiera sido real ¡tendría heridas fatales en las piernas!"
—¿Qué sucedió? Mi primer ataque te tomó por sorpresa, debiste estar más atento. Lo mismo ocurrió después, no te cubriste como era debido, eso te podría costar la vida en el futuro — no voz era clara y calmada, a pesar de que estaba diciendo los fallos del muchacho, no era como si tratase de regañarlo. Al ver que ya tenía la total atención del chico bajó su pie de su pecho — te daré un consejo, jamás de los jamases le des la ventaja del primer movimiento a tu oponente. En especial si Kyosuke será tu maestro, lo digo por obvia experiencia, te hubiera expulsado por solo decir ese comentario. Aunque tienes suerte que yo no sea como él, así que te daré otra oportunidad. Esta vez sí debes estar atento ¿vale? — El pobre joven no tuvo más opción que asentir confundido y asombrado. No era el único que se sentía así, dado que el resto estaban igual de mudos ¿Qué había sido eso? Apenas pudieron ver los rápidos movimientos y ataques del heredero ¿un niño de esa edad podía tener tanta habilidad? — Ay no, disculpa. No me había dado cuenta de que no volteé el reloj. Supongo que de todas maneras tendrías tu segunda oportunidad — el castaño chasqueó los dedos lanzando una corriente de aire hacia la mesa, esta hizo girar el reloj sobre su propio eje y caer sobre la superficie de la mesa…ahora el tiempo corría de verdad. Todos los reclutas pasaron de mirar dicho reloj hacia el príncipe heredero con lentitud, este se encontraba rascando avergonzado la nuca — Como dije antes, discúlpame. Supongo que la verdadera batalla comienza ahora
No te olvides, de ser bueno con ellos "Lo estoy siendo Kyosuke, no te preocupes" pensó contento. Aceptó la petición del recluta, le dio consejos para mejorar sus fallos y encima le da otra batalla por aceptar su error ¿Qué más bueno podía ser? Es más, hasta creía que se estaba pasando de bueno "No importaba, adoro ayudar a mis súbitos"
—¡Te dije que seas bueno con ellos! — el reclamo del caballero hacia el príncipe, se escuchó por todo el cielo teñido de colores naranjas. Ambos adolescentes ahora estaban descansando sentados en las gradas
—Y lo hice, les di hasta tres oportunidades…y todo porque me olvidaba voltear el…
—A eso no me refería — susurró piñizcando el puente de la nariz con sus dedos — de todos los reclutas que te di, solo pasaron 20
—¿Cuál es el problema? Fue porque resistieron al combate, tú me dijiste que solo así pasarían
—Más de la mitad terminaron con serios hematomas, todo porque usaste movimientos indebidos. Te dije que solo estaba permitido el contacto ¡entre espadas!
—Usé la empuñadura, así que no estaba fuera de las…
—No Tenma. No debiste hacer ninguna de esas jugadas, estos chicos solo saben usar combate entre espadas, jamás las han combinado con movimientos de pelea de cuerpo a cuerpo. Es lógico, el reclutamiento fue para aceptar a los mejores guerreros para enseñarles todo lo que sabes
—Eh…entonces a eso te referías con…
—Sí. Cuando te dije "se bueno" me refería a que te pongas al mismo nivel para que no sea injusto. No te pedía que te dejaras ganar, pero tampoco que hagas una masacre, y cuando te dije que no presumas, hablaba de tu magia
—Pero si no la usé para pelear…— el caballero resopló
—Aunque la magia del viento te permite oír todo, no era para que respondas los comentarios de cada uno ¿Ahora entiendes porque digo que los asustas?
Fue recién allí cuando terminó de entender sus palabras, y ahora los comentarios de los reclutas le sonaban más lógicos "Es un demonio, yo me largo de aquí, ¿para qué necesita ejercito si puede cuidarse solo? No siento mis piernas, ayúdenme, por eso no había problema con hacerle daño, era imposible derrotarlo" a pesar de que todos los jóvenes ahora se encontraban saliendo del castillo a varios metros de distancia, todos esos comentarios los escuchaba de manera clara, como si aun estuvieran allí. Era una de las mayores desventajas de su magia, el poder escuchar todo, las ondas de los canales de voz eran transmitidos en el aire, por lo que siempre llegaba a sus oídos. Las corrientes del viento siempre llevarían las palabras hasta el dueño de dicha magia elemental, cualquier mínima brisa estaba cargada de un sinfín de palabras que solo él podía escuchar y entender
—De…debiste ser más…especifico. No lo hice con esa intención — con la voz entrecortada, fijó su mirada en el suelo — todo este tiempo creí que estaba haciendo un buen trabajo
Esa era otra cosa que Kyosuke olvido decir acerca de su personalidad, su enorme ingenuidad. En más de una ocasión confundía las cosas que le decían, por su profunda inocencia…y parece ser que ahora no fue excepción, aunque del todo no era su culpa. Desde que el príncipe aprendió a caminar su vida siempre había estado en peligro, más de una persona había contratado sicarios para dar con la muerte de su padre como la de él. Sin embargo, el que corría más riesgos era el príncipe debido a su corta edad, por lo que el arte del combate se le fue inculcado desde entonces. Gracias a esas habilidades como también las acrobacias que él mismo aprendió, de tanto escapar de sus clases o de huir de los muros del castillo para ir a la ciudad, se le resultaba muy sencillo enfrentarse a los asesinos que solían infiltrarse atentando contra vida. No es que era un experto, aunque fácil podía defenderse. El que sin duda era un experto era Kyosuke, al hacerse amigo y protector del príncipe tuvo que comenzar a darle selecciones de combate con espada y mejorar sus habilidades en lucha, siendo sus clases mil veces más complicadas que las pruebas que pasaron los reclutas. El año pasado también Tenma se ofreció para ayudarlo con el reclutamiento, aunque los jóvenes hayan tomado el primer movimiento, también fueron derrotados de fácil manera siendo muy pocos los seleccionados… por supuesto el príncipe se llevó una mala imagen sin querer. Al sub general peliazul no le quedó claro si había repetido su manera de enseñar, o en serio pensaba que los estaba ayudando "Podría ser cualquiera…querido Lancelot, dame paciencia"
—No, está bien. Creo que son suficientes, solo te…pusiste estricto
—En comparación a mí, tú pasaste al doble de reclutas. Exageré… —respondió entre susurros
—Tal vez. Aunque, si también me hubiera puesto serio, no hubiera entrado ninguno — esas palabras lograron quitarle un poco de culpa al castaño
—¿En serio? ¿no lo fuiste esta vez? — al ver a su amigo asentir, le surgió una duda — que extraño, siempre sueles ser así ¿por qué no lo hiciste?
—Porque…mi hermano mi preguntó a que se debía el bajo número de reclutas el año pasado. Fue mi idea ser severo con ellos, pensando que solo podían entrar los que me lograran superarme, solo quería expertos en mi pelotón. Lo sé, suena tonto ahora que lo pienso.
—¿Y qué te dijo Yuuichi? — le preguntó curioso
—Que nadie nace siendo experto de algo y que mucho menos lo serán de la noche a la mañana. El camino del aprendizaje era tan largo como tedioso, y que se alargará con el tiempo porque siempre se pueden presentar cosas nuevas. Así que debía dejar de pensar de esa forma, para así tener más personas a quien enseñar cómo proteger a la familia real, como también podría aprender yo mismo de mis acciones o de mis estudiantes
—Eso fue genial…sin duda suena como algo que él diría —alzó su azulina mirada y se quedó observando el cielo anaranjado decorado de nubes purpuras — ¿crees que algún día llegue a decir cosas así de sabias? ¿o por lo menos ser un líder competente?
—Si escuchas tus clases e haces mejor tus obligaciones…puede que tengas oportunidad. Yo creo eso
—¿Qué? ¡¿de verdad?! — de inmediato regresó a verlo — ¿crees que seré un buen rey? Repítelo
—No me lo hagas ponerlo en duda ahora, no lo diré de nuevo. Ahora mejor ve a ducharte, apestas
—Ay que lindo de tu parte pensar así, me conmueve mucho — le bromeo golpeando despacio su hombro, aunque sus risas no pudieron continuar por mucho tiempo. El heredero enmudeció, llevó una mano por detrás de oreja a la vez que fruncia en poco su entrecejo
—¿Qué oyes ahora? — preguntó el caballero, acostumbrado a esa repentina acción. La única razón por la que su amigo se quedaba en silencio de manera repentina, era porque captaba un nuevo mensaje de parte de las ventiscas y si este provenía de una gran lejanía debía concentrarse en identificar de que se trataba
—No estoy seguro…creo que es…—respondió ahora cerrando sus ojos para oír mejor. Tras unos cuantos segundos de silencio se puso de pie — ¡No puede ser!
—¿Qué sucede? ¿malas noticas? —le dijo extrañado. Sin embargo, esas dudas desaparecieron apenas vio como regresaba la característica sonrisa del heredero a su rostro
—Al contrario ¡Son excelentes! — fue todo lo que le dijo antes de correr hacia un árbol y treparse. Al estar sobre la copa, con ayuda de una fuerte ráfaga de viento logró subirse al techo de tejas de la edificación más cercana — ¡Tú también deberías venir Kyosuke, estarás igual de alegre que yo si vienes!
"Podría ser cualquier cosa…" pensó con molestia, este chico podría alegrarse por lo que sea. Sea por si en la cocina prepararon galletas y pasteles de postre o porque nació un nuevo potro en el establo, a veces el especifico debía ser él. Sabiendo que no le daría más detalles acerca de lo que ocurría, no le fue sorpresa que se girara para irse corriendo y saltando por los tejados de las torres "¿se habrá tratado de una orden?" Mientras se encogía de hombros no tuvo más opción que caminar por los pasillos siguiendo a su amigo ¿A dónde se había ido con exactitud? No importaba, para saber la ruta que tomó el heredero, solo debía seguir alguna conmoción de parte de la gente.
Vaya, tal y como supuso, a medida que seguía caminando veía como caballeros y criadas corrían sin parar en distintas direcciones. Sin embargo, lo que le llamó la atención fue el porqué de sus acciones, si no oía mal los ajetreos y gritos, era debido a que alguien estaba en camino y que en unos minutos llegaría al castillo ¿Quién? ¿y qué tan cerca se encontraba? Solo se ponían así cuando se trataba de... "No, no será que…" Detuvo a un soldado que también se encontraba ajetreado, debía confirmar si sus sospechas eran ciertas. Apenas le dio respuesta, los sentimientos del joven caballero también se agitaron. Si no fuera por las palabras de su soldado, en estos momentos él seguiría caminando sin apuro alguno. En efecto, sus sospechas resultaron ser ciertas…sin más preámbulos, también decidió comenzar a correr. Tal y como le dijo Tenma, se trataban de excelentes noticias.
—¡Vayan todos hacia las puertas, el rey ha regresado!
No le tomó más de cinco minutos llegar de un extremo a otro del castillo, nunca había distancia que su magia no pudiera acortar. Al acabarse su camino de tejas, saltó con ayuda del impulso de las ráfagas hasta llegar al techo de uno de los torreones cercanos a la entrada. Dado que el techo tenía forma de pirámide, una de sus manos tomó la asta de la bandera para evitar caer y la otra la colocó sobre sus ojos para poder ver mejor hacia el ocaso. En dicha dirección veía, además de las múltiples casas de la cuidad sobre verdes colinas, un sinuoso camino empedrado, sobre el cual andaba un grupo de caballeros montados sobre blancos caballos con armadura, rodeando un gran carruaje repujado de oro y plata. El príncipe sonrió a más no poder, dando pequeños saltos al igual que giraba en círculos alrededor de la asta sobre la punta de la torre, le alegraba saber que por fin estaba de regreso "Bienvenido a casa, padre". El camino que se encontraba afuera de la entrada principal del castillo, cada extremo fue cubierto por una larga fila de soldados hasta llegar al pequeño puente. El caballero que encabezaba el grupo alzó su mano derecha al aire pidiendo que se detengan, cuya orden fue cumplida de inmediato. Dicho caballero bajó de su caballo y se dirigió hacia el carruaje.
—Estamos de vuelta, majestad — expresó el caballero, a la vez que retiraba el yelmo de su cabeza desordenando sus cabellos azules. Un lobo de pelaje negro con espalda y cola celeste apareció al lado de su caballo y avanzó hasta abrir con el hocico la puerta del carruaje, permitiendo que la persona salga de ella
—Qué bueno es estar de vuelta, ya estaba echándolo de menos ¿cierto Yuuichi? — le respondió el hombre que bajaba del lujoso transporte. Era bastante alto, musculado y de tez clara, tenía la cara expresiva, ojos violáceos, la nariz ancha, la barba recortada, y un cabello rubio cenizo hasta sus hombros. Vestía su armadura bajo su túnica blanca con una franja negra en el medio decorado de anchos cinturones de cuero en la cintura, en donde colgaba una gran y ancha espada enfundada. Sobre sus hombros tenía una capa de seda blanca con un broche de plata con forma de Pegaso y finalmente una corona de tres picos sobre su cabeza.
—Ya lo creo, tanto Loki como yo ansiábamos estar de regreso — cuando ambos hombres comenzaron a andar por el camino, todos los caballeros de arrodillaron hincado la rodilla sobre el suelo
—Su alteza Arturo, que alegría tenerlo de vuelta en el castillo — dijo el pálido duque de cabello verde, avanzando por el camino de piedras descansando las manos tras su espalda — desde que se fue ha sido muy tranquilo por aquí
—Que gracioso de tu parte Ozrock. Veo que sigues tan bronceado como siempre — bromeó el rey. Pese a que a veces podía tener una indiferente expresión, solía ser algo burlón — ¿sabes que el sol es gratis? ¿cierto?
—Lo siento mucho, soy de los que prefieren quedarse bajo techo que salir y ensuciarse
—Sí, lo sé bastante bien. Puede que este último mes haya sido bastante calmado, pero que hay acerca de tu tranquilidad ¿Cómo ha estado mi muchacho? — esa pregunta hizo cambiar por completo la expresión del duque, pasó de dar su típica media sonrisa a torcer su cara con amargura — Me lo suponía
Justo en eso, una fuerte ráfaga intervino en su conversación. De hecho, fue tan fuerte que de la copa de los árboles se desprendió un objeto desde las ramas, cayendo sobre la verde cabeza del duque. Más de un soldado tuvo que aguantar sus risas para evitar una posible horrible sentencia, con ayuda de sus manos palpó en misterioso objeto, aunque por la textura que sentían sus palmas parecía estar hecho de paja. Su duda fue despejada, cuando escuchó como unos chillidos se acercaban a gran velocidad recogiendo la bola de paja y desapareciendo en el cielo "Ah, un nido".
—¡Papá, qué alegría verte! — exclamó el recién aparecido principito, con el cabello despeinado siendo decorado con algunas ramas y hojas. El pobre no pudo acercarse mucho al rey, dado que una mano tras su espalda lo evitó, haciendo que retroceda pasos de golpe
—Al fin te encuentro, maldito mocoso — soltó Ozrock, tomando al niño por el cuello de su chaleco — ¿Cuántas veces debo regañarte por escaparte de mis clases?
"De tal palo a tal astilla ¿no crees Yuuichi?" — susurró la loba, el caballero soltó unas disimuladas risas
—¿Qué excusa me tienes ahora? — le preguntó con notoria irritación, pareciendo que sus ojos amarillos brillasen con amargura. El joven balbuceó frotando nervioso sus índices, nunca había sido el mejor mentiroso. No tenía problemas en decirle que sus clases le aburrían, aunque admitirlo delante de su padre y el hombre que veía como hermano mayor, era muy distinto
—Fue mi responsabilidad Lord Boldar— respondió el sub general apareciendo también por el camino —Solicité la presencia del príncipe durante las pruebas de caballería, por dicha razón se retiró. Desconocía el hecho que se cruzaba con su horario de clases, discúlpeme por mi insolencia
"Muchas gracias Kyosuke" pensó el castaño. Estaban tan agradecido que a su mejor amigo le sea tan fácil mentir como respirar, si le hubiera dado una moneda de oro por cada vez que le había cubierto la espalda en sus travesuras, el caballero tendría una fortuna tan grande como la familia real. Por supuesto que el duque dudó sobre eso, dado que todos sabían cuán en serio se tomó su papel protegiendo al heredero. Sin embargo, ya no tenía caso reprenderlo por ello, aceptando su derrota soltó su mano de las ropas de Tenma, quien suspiró. Cuando el caballero de cabellos azules se acercó lo suficiente, también hincó su rodilla y agachó su mirada.
—Sean bienvenidos. Rey Arturo, General Tsurugi, es grato tenerlos de regreso
—También me alegra volver a verte Kyosuke — le dijo su hermano con una cálida sonrisa
Cuando todos los nobles les dieron la bienvenida a sus lideres, prosiguieron su caminar hacia el interior del castillo. Una vez dentro, cada uno tomó su propio rumbo. Los caballeros hermanos se retiraron, Yuuichi quería ponerse al día respecto a las pruebas de caballería, los reclutamientos de este año y Ozrock explicó que aún tenía papeleo pendiente en sus aposentos. Mientas tanto, padre e hijo recorrieron los amplios y lujosos pasillos de la gran edificación donde vivían, en camino a los aposentos del líder del reino.
—Ese joven Kyosuke es tan respetuoso como siempre. Aun me sorprendo por los modales que le inculcaron
—Sí, lo mismo digo — no era mentira. A pesar de todos sus años de amistad, al príncipe aun le sorprendía como el caballero pasaba de hablar de manera formal hasta la más casual sin problema alguno. Al principio también se dirigió de esa forma hacia él, pero al explicarle que prefería comunicarse sin ninguna formalidad al caballero le costó un tiempo acostumbrarse a ello. Sin embargo, ahora era un caso muy distinto
—Hablando de eso ¿de verdad te pidió ayuda o te estaba cubriendo? — se congeló de golpe deteniendo su caminar— huiste de tus clases ¿cierto?
—Eh…pues… — nervioso frotó sus pulgares ¿Ahora que debía decirle? Había hablado sobre eso con Kyosuke hace poco sin pensar que sucedería horas después ¡en ese mismo día! ¿Debería prepararse para un regaño?... "Sí, tal vez". Sin embargo, en lugar de recibir alguna clase de reñida, solo escuchó la fuerte risa de su padre colocando ambas manos en su cintura
—Me recuerdas mucho a mí cuando tenía tu edad —le dijo sonriendo mientras revolvía sus cabellos "No puede ser…fue tal y como le dije a Kyosuke ¿acaso vi el futuro?" — yo también me escapé de las clases de historia, sé que es tedioso que te repitan una leyenda incompleta una y otra vez. Aunque entienda tu problema, deberías dejar de hacerlo. Varios de los cursos son importantes y te ayudaran para cuando te toque reinar ¿de acuerdo?
—Está bien, lo intentaré — respondió devolviendo la sonrisa. Si su padre se lo pedía de esa forma, puede que ya no le cueste tanto escucharlas por los siguientes meses.
—También se más comprensivo con Ozrock. Puede que a veces sea complicado de entender, pero sabrá guiarte cuando llegue ese momento. Créeme, alguien que ha crecido con él lo conoce mejor que nadie
Por el resto de su recorrido, Tenma se dedicó a explicarle como había mejorado sus habilidades en combate y en su magia elemental, estando más que satisfecho por los resultados
—Así que se trataba de eso. Al regresar a Raimon escuché a muchos jóvenes asustados hablando de ti — el castaño niño rio avergonzado, de verdad no le gustaba la imagen que daba sobre eso — si ese es el nivel que tienes ahora ¿entonces supongo que ya podrías enfrentarme en un combate?
—¿Que? ¡¿QUÉ?! Nononononono — expresó nervioso moviendo sus manos a gran velocidad — ni siquiera he logrado vencer a Kyosuke, que haya vencido a todos esos reclutas en estos años no significa que tenga oportunidad contra ti. No estoy a ese nivel todavía
—No digas eso hijo, siempre existe la posibilidad ¿no?
—N-no lo sé, quizás con ayuda de magia pueda hacerlo — susurró frotando sus pulgares, aunque ese sentimiento se fue muy rápido, porque ahora sus ojos brillaban emocionados — por cierto ¿viste cuán lejos puedo llegar ahora? De ese árbol hasta la torre, era más lejos de lo que pensé
—Me percaté de ello. Las distancias que recorres ahora son más largas que otros años, me enorgullece lo bien que estas usando tu magia ahora. En especial tu madre lo estaría, después de todo…eres su viva imagen
—…Sí…sin duda lo estaría — susurró el príncipe, con una triste sonrisa
Ese comentario lo tomó por sorpresa, hace cuatro años esas palabras le hubieran afectado mucho, mentiría si dijera que ya no le duele. Sin embargo, tanto su padre como él supieron como sobrellevarlo con el tiempo. Su madre al ser descendiente directa de Saryuu heredó la magia de las tormentas, la gente dice que a pesar de crear intensas tempestades chasqueando sus dedos, podía sentirse su gentileza a través de las gotas de lluvia, como también las brisas de viento podían calmar cualquier corazón dolido "¿Qué si lo creo? Claro que sí". Incluso con una de sus tormentas, logró salvar al Imperio del Sol Eterno de la horrible sequía que tanto les estaba perjudicando, esa es otra de las tantas razones por la cual su relación con dicho imperio es tan buena. También se llevaba bien con los lideres del reino musical, sus ideales por proteger la fauna y flora coincidía con los de ellos. Los rumores también cuentan que, si extendía ambos brazos en un bosque los pájaros volaban de manera directa hacia sus brazos. Su imagen fue tan conocida, tan querida como respetada, que terminaron otorgándole el apodo de "La princesa de los cuatro vientos".
Cuando llegó la edad de desposarla; a pesar de que miles de príncipes, duques y condes vinieron desde tierras lejanas para pedir su mano, su padre no aceptó a ninguno. Él conoció a todos esos hombres y sabía que ninguno era digno de tener a su preciada hija, la querían solo por su belleza o para abusar de sus poderes. Así que organizó un torneo de combate de espadas, podía participar cualquier joven mayor de 18 años. Al rey no le importaba la posición, solo quería que su adorada hija esté con alguien igual de noble que ella, no hablaba de riquezas, sino de corazón. Para fortuna de ambos, uno de sus jóvenes caballeros de la guardia real logró ganar dicho torneo, uno el cual comenzó un romance a escondidas con la princesa hace mucho tiempo, pero lo consideraban incorrecto debido a sus estatus. Así que, al escuchar sobre el torneo, decidió aprovechar la situación sabiendo que no volvería a presentarse otra oportunidad así. La noticia alegró a todos, la princesa estaría con el hombre que amaba, el rey obtuvo un candidato excelente para el trono y la ciudad de Raimon obtuvo una gran historia de amor que conmovió a todos. Sí, dicho caballero fue Arturo, el actual rey. Tal y como el apodo de la nueva reina lo decía, el elemento del cual más adoraba usar era el viento. Por esa razón Tenma fue guiado por ella en el arte de esa magia enseñándole cada detalle, tratando que la perfeccione durante sus años de vida. Sin embargo, no todo podía ser un camino de rosas.
Durante un fatídico día, la reina de los vientos contrajo una horrible y extraña enfermedad, esta le dio fuertes ataques asma y un raro sarpullido colocando manchas de color violeta por gran parte de su cuerpo. Nadie sabe cómo, ni porqué sucedió tal cosa, por mucho que los curanderos intentaron crear el antídoto usando las más eficientes hierbas de todos los reinos cercanos, no lograron salvarla. Resultó muy irónico y triste de sobre manera, que una mujer que había controlado como creado grandes cantidades de viento solo con sus manos, se quedó sin aire durante sus últimos momentos de vida, muriendo en una asfixia tortuosamente lenta. Por supuesto que la noticia no solo devastó a la gente del reino del Pegaso, sino también a sus aliados, al funeral asistieron ambos príncipes de los reinos vecinos para dar el pésame al pequeño heredero y los reyes, duques y condes obsequiaron las flores más exóticas para la tumba de la fallecida reina. Por mucho que le doliera el hecho que su mamá ya no esté con él, sabía que debía seguir mejorando su magia para algún día convertirse en alguien tan bueno como ella lo había sido
—Hey, no pongas esa cara — expresó el rey —mejor alégrate, porque tienes una sorpresa esperándote
Al igual que todo niño, cuando Tenma escuchó la palabra "sorpresa" de inmediato le inundó la emoción tanto como la curiosidad ¿sorpresa…regalo? ¿un regalo? ¿a eso se refería? Aún faltaba muchísimo para su próximo cumpleaños, entonces… ¿Por qué tendría un obsequio tan pronto? "Bueno, no es que me moleste" pensó el príncipe contento. Por fin su larga caminata llegó a su fin, dado que ahora se encontraban frente a la gran puerta de madera de roble, el rey tomó una de las perillas dorados permitiendo el ascenso a la habitación real. Al castaño no le fue sorpresa ver que no había ni una sola mota de polvo en el lugar, a pesar de que su padre se había ido por un mes entero los criados se encargaron de limpiar el lugar a diario, esperando el regreso de su soberano. Gracias a la naranja luz del sol que entraba por las ventanas, ayudó a divisar la montaña de baúles y cofres en una esquina de la habitación, a los cuales su padre se dirigió
"¿Tan pronto terminaron de desmontar el equipaje del carruaje? …que rápidos son los criados" tomó nota sobre ello para agradecerles más tarde.
—Creo que lo dejé por aquí… ¿o estaba en otro?… — susurró el rubio rey en cuclillas mientras buscaba algo dentro de uno de los cofres. Tras revisar otros dos, por fin encontró lo que buscaba. Alzó el misterioso regalo sobre su mano, orgulloso de al fin hallarlo — ¡Lo encontré!
Lo que su padre tenía en su mano era un objeto esférico, hecho de blancas tiras de seda, sobre la superficie había grandes estrellas negras con pequeños decorados marrones, formadas a través de los nudos entrelazados por las telas
—¡Un temari! — El príncipe castaño cubrió asombrado su rostro con sus manos
—Me lo dio el pequeño Taiyou cuando visité su imperio, dice que te lo tomes como un regalo de 15 años adelantado, y que hay altas posibilidades de tenerlo presente en dicha fecha — lanzó el temari en el aire, siendo atrapado por las manos del niño. Quien enseguida comenzó a jugar con el rebotándola contra el suelo, llenando la habitación con el adorable sonido del pequeño cascabel en su interior —Dime ¿Qué te parece?
—¡Me encanta! Muchas gracias. Mañana le enviaré a Taiyou una carta agradeciéndole por el obsequio
—Lo mismo pensé. Sé cuánto se divierten ustedes dos cuando se juntan a jugar. Resulta que al pequeño Taiyou le parecía injusto que no tuvieras uno para practicar, así que le pidió a sus artesanas que te lo hicieran …aunque también me dijo que lo hizo porque, ahora puede hacer grandes piruetas en el aire y quiere que mejores para jugar a su nivel
—Lo suponía — se rio. Adoraba a su amigo pelinaranja, pero no negaría que tenían una fuerte rivalidad en dicho juego, dado que ambos deseaban ser el mejor…y tampoco les gustaba perder — de acuerdo. Acepto su reto con gusto
—Me gusta esa actitud. Ahora que Ozrock no está aquí para detenerte, quisiera un abrazo de mi muchacho
Era cierto, había querido saltar al cuello de su padre apenas lo vio bajar del carruaje, aunque su irritado tutor frustró sus planes. El niño, no necesitó que se lo repitan de nuevo, dejó su temari en el suelo y de inmediato fue corriendo a los brazos de su padre, hundiendo su rostro en su pecho entrelazando sus dedos en la tela de su capa. De verdad lo había extrañado demasiado, no verlo por un mes entero le entristecía, a lo largo de esos días se comunicaron mediante aves mensajeras, pero nada se comparaba con tenerlo de vuelta en casa.
—Muy bien, ahora ve a inaugurar ese nuevo juguete tuyo — le dijo el rey finalizando el abrazo, no sin antes revolver su cabello de nuevo
—¡Claro! — le exclamó su respuesta, aunque antes de salir se detuvo en el marco de la puerta y regresó su vista — uhm…papá. Sé que debes descansar de tu viaje, por apenas regresar y eso…es que…aún hay sol y pues… ¿podemos salir de caza un ratito?
—…No, lo siento Tenma. Creo que hoy no se podrá — respondió el rey colgando su capa en el perchero y retirando la espalda del cinturón que dejó descansando sobre el colchón de la cama. Al ver como el rostro de su hijo cambiaba, decidió cambiar su respuesta — aunque puede que mañana sí podamos, solo debes levantarte temprano
—¡Sí, claro! ¡Lo haré! ¡Eres el mejor! — le respondió de inmediato, siendo su sonrisa competencia al sol el atardecer — hasta luego. Descansa. Por cierto, dale mis saludos a Maximilium
Se despidió de él con su mano, y fue lo último que le dijo antes de salir de la habitación. Apenas oyó a su adorado hijo alejarse del lugar, el rey cerró la puerta y cayó al suelo de rodillas tapando su boca con sus enguantadas manos, su tos seca era lo único que ahora se oía en la habitación, al sentir garganta liberada retiró la mano de su rostro, frunció el ceño al observar cómo sus palmas se habían teñido de rojo escarlata "A cada día que pasa, empeora" meditó sin incomodarse, después de todo ya estaba acostumbrado. Tenía suerte que la habitación estuviera encantada con hechizo insonorizado, de lo contrario su hijo a través de su magia se hubiera percatado de su condición "¿y qué día piensas contarle toda la verdad? Te estas quedando sin tiempo Arturo" preguntó una grave y majestuosa voz —Cuando el momento llegué — dijo el rey.
Mientras se limpiaba con el dorso de su mano la línea de sangre que caía por su barbilla, se puso de pie para mirar a la espada. De repente el arma comenzó a brillar y de ella salieron pequeñas esferas de luz entre blancas y celestes, volando fueron hasta situarse frente al rubio. Cuando la innumerable cantidad de esferas se juntaron, formaron la enorme figura de un Pegaso de color rojo granate, pezuñas doradas cual oro, crin negra como el ébano, y ojos verdes como esmeraldas. Hubiera sido una imagen majestuosa de no ser por todas las manchas violetas que cubrían al hermoso animal. Este tampoco pudo permanecer de pie mucho tiempo, sus rodillas flanquearon y cedieron, haciendo que el sonido de sus anchos cascos resuene al hacer contacto con las baldosas "Sabes tan bien como yo que no llegaremos a su cumpleaños 18"
—No, pero sí a sus 15. Parece ser que tendré que seguir la tradición de los Tsurugi ¿no crees?
"¿Y podrás resistir hasta entonces?"
—Llevo resistiendo por cuatro años, puedo aguantar unos cuantos meses más — con cuidado se quitó los sucios guantes, esto le permitió ver las oscuras manchas violetas que tenía por sus manos — veo que aumentaron de tamaño, ni me quiero imaginar cuánto habrán crecido las demás
"¿Aún estás convencido de ello?" —el rubio sonrió con tristeza
—No mucho, aunque si es por el bien de mi hijo, estoy dispuesto a afrontarlo
"Eso lo tengo bien claro, como si este último viaje no fuera prueba suficiente" el rey se acercó de poco a poco, y cuando estuvo a escasos centímetro rodeo con sus brazos el cuello del animal. Le dolía tanto su condición, cuando lo conoció era una criatura briosa, llena de energía que demostraba poder y respeto. En cambio, ahora su pelaje era áspero al tacto, la antes sedosa crin ahora era pajosa, sin mencionar a las preciosas alas que comenzar a perder sus plumas convirtiéndose en cenizas
—Lo lamento tanto. Si no fuera por el pacto de sangre, tú no estarías en esta situación…
"No te lamentes por eso, no es culpa tuya. Además, sabes que nosotros los Pegasos siempre estaremos dispuestos a proteger a la familia real. Si he de morir, considero un honor haber luchado a tu lado"
—Muchas gracias, amigo — susurró a la vez que acariciaba la crin y pelaje, sin importarle el rugoso contacto
"¿De verdad crees que podrás decírselo? En serio me preocupa"
—A mí también, pero en caso de que no lo logre, ya tengo el asunto cubierto
"¿De verdad?" por estar conectados, el rey compartió sus recuerdos mostrándole al Pegaso el plan del que hablaba "Ya veo, que astuto. Solo espero que no se deprima demasiado, perder a ambos padres le afectaría demasiado"
—Sabrá como llevarlo, mi muchacho es fuerte, confió en él. Por cierto, te envía saludos
"Lo oí, y lamento no haberle dado respuesta"
Mientras tanto afuera en el patio, el príncipe practicaba sus dominadas corriendo sobre la yerba con el temari, ya sea haciendo un cabeceo o haciendo que rebote sobre sus muslos, pecho o pies. Se consideraba muy bueno, en especial en el dribleo, pero sabía que las habilidades de su amigo peli naranja tampoco se quedaban atrás, así que comenzó a zigzaguear entra los árboles imaginándolos como oponentes. Para finalizar, hizo un taconazo, golpeó el temari con el talón haciendo que volase por encima suyo y en pleno aire lo atrapo entre sus manos. Se quedó apreciando su juguete un poco más, en serio lo adoraba. El Imperio del Sol Eterno, además de ser conocidos por sus exportaciones de semillas de gran calidad, era por sus preciosas telas; era un lugar con una cultura asiática muy latente sacando artesanías hermosas que se vendían por millones de joyas, y los temari por supuesto que eran considerados en ese grupo.
Los temari se convirtieron en manifestaciones de arte y oficio de la clase alta aristocrática, las mujeres nobles competían para ver quién las hacía más bonitos. Los bordados se comenzaron a hacer más decorativos y detallados, hasta ser intrincados. Son regalos muy valorados que simbolizan una amistad profunda y lealtad. Los colores brillantes de los hilos también representan que la bola está llena de una vida brillante y feliz "Pues dale mis profundas felicitaciones al artesano que la haya hecho" pensó Tenma cada vez más feliz por su regalo, a la vez que comenzó a hacerlo girar sobre uno de sus dedos.
Dicha acción hizo que, desde el interior del balón hecho de telas cayese un pequeño trozo de papel doblado. El príncipe extrañado recogió el misterioso papel que cayó sobre la yerba "¿Por qué colocarían una nota en el balón?" Su duda fue respondida cuando recordó las palabras de su amigo peli naranja. Una vez le había dicho que, como tradición de buen augurio, las madres suelen colocar entre las telas una pequeña hoja de papel con un deseo para su hijo. Sin embargo, este nunca sabría qué deseo habría escrito la madre. Por un momento pensó que sería mejor regresarlo a su lugar, porque no sería bueno leer el deseo de alguien más ¿cierto?... La curiosidad pedía a gritos que revise el interior…después de todo su amigo mandó a hacer ese temari para él "Por lo tanto el deseo es para mí… ¿no?" No aguantó más la sensación de querer saber que decía el papel, así que lo abrió. La letra era curva y refinada digna de la alta burguesía, la reconoció la de inmediato, era del príncipe Taiyou
"Deseo que en el futuro, Tenma se convierta en un rey tan increíble como lo es su padre"
Al castaño se le humedecieron los ojos al leer esas palabras, aunque supo cómo retenerlas en sus ojos. Con cariño pegó el papel contra su pecho mientras miraba el cielo estrellado. Puede que su padre no disponga de magia, pero eso no le quitaba lo asombroso, más de una persona pensaba así. Tenía habilidades de caza innatas, increíbles reflejos en el arte del combate, carisma único en su clase, respeto unánime de parte de todos sus aliados y nobles, era estratega magistral, un excelente diplomático, orador inigualable, y un gran líder que es admirado y amado por el reino entero. Era una figura a seguir increíble, por supuesto que soñaba ser como su padre algún día, era la persona que más respetaba y quería en todo el reino, de verdad se sentía afortunado de tenerlo como su guía para ser el futuro rey.
"Si Taiyou, yo también deseo eso"
¿Qué tal? ¿les gustó? Espero que sí. Le juro que tengo una fuerte debilidad por estos universos medieval, los adoro con todo mis corazon y me esforzaré en seguir con esta historia :) Nos vemos en próximo capítulo
