Hola mis queridos lectores.
Primero que nada, les pido una gran disculpa por el retraso, como les comenté en mi página de Facebook, la vida de adulto se ensañó un poco conmigo (de hecho, estas últimas han sido algo pesadas). Además, operaron a mi abuelita y todo estuvimos al pendiente. Afortunadamente no fue una operación complicada y todo salió bien; aunque ahora solo nos queda cuidarla para que su recuperación sea rápida y eficaz.
Y como por arte de magia, la inspiración llegó más rápido de lo que pensaba y pude terminar el capítulo para hoy. Agradezco a todos los que leen y a quienes se dan un momento para dejarme un hermoso review:
Karii Taisho: Comprendo perfectamente tu punto, la personalidad de Inuyasha y su falta de tolerancia no están ayudando en nada, y aunque se da cuenta, no quiere admitir que está haciendo las cosas mal. Debo confesarte que Koga no tiene nada que ver con la aparición de Yumi; sucedió tal cual como la niña explicó, aunque si me dio coraje que actúa igual que su padre; desgraciadamente es el contexto que la rodea y para ella es muy normal. Referente al proyecto, creo que ese el único consuelo que tienen por ahora, pero no sabemos que haga Naraku más adelante, cuando se trata de querer hundir a alguien, este villano no tiene ni el más mínimo remordimiento, ojalá que Inuyasha y sus amigos logren salir victoriosos de este bache. Ay, perdón si te dejé confundida, y es que les mostré a un Inuyasha preocupado por hablar con Kag y terminó con Kikyo, ¿cómo es posible? Es una mujer muy astuta, y al final de cuentas, su objetivo lo logró, dañar a ambos, y en este capítulo veremos las consecuencias de esa mala jugada de Kikis. Conseguiré los datos del mejor cardiólogo del país, porque de aquí en adelante, no hay ni un momento de calma.
Annie Perez: Las cosas en lugar de mejorar, van empeorando, y a Inuyasha se le hará muy difícil resolver la situación con Kag, debido a la decisión que ella tomó después de haberlo encontrado con Kikyo. Y a eso súmale que la situación de su empresa no está nada bien. Llegó a un punto en el que no encuentra la salida a los problemas, esperemos que pronto pueda solucionar todo. Gracias por leer y nos leemos en el siguiente.
Cbt1996: Desgraciadamente, Yumi es otra víctima de Koga, aunque no se da cuenta porque aún es una niña, pero ha aprendido a manipular al igual que su padre; ojalá la puedan rescatar muy pronto de su mala influencia. El pobre Inuyasha no sale de una para entrar en otra, o como decimos por acá: "Si no está preso, lo andan buscando". Su intolerancia a tantos enredos, son entendibles, pero le están causando muchos problemas. Sobre todo, ahora que Kag tomó una drástica decisión después de encontrarlo con Kikis, y no precisamente hablando, creo que con eso te digo mucho. Al fin el drama llegó y no hay vuelta atrás, lo que tanto temía y que no me dejaba acomodar mis ideas está aquí, y no se cuándo se puedan solucionar; la calma que tanto se necesita probablemente tarde. Por los comentarios, creo que pondré de advertencia "no apto para cardiacos" jajajaja. Lo siento, también buscaré el mejor cardiólogo de Argentina para ti jajaja. A este paso quedaré endeudada con todos mis lectores. Pero tu historia también está muy cardiaca, apenas veo la notificación y los nervios se me alborotan; así que estamos iguales jajaja.
Rosa Taisho: Por desgracia querida Rosita, Yumi no está siendo manipulada, es más, Koga ni siquiera sabía que su hija se encontraría con Kag, y seguramente eso puede generar algún problema para la niña con su papá, esperemos que no. Y sí, Inuyasha nuevamente actúo impulsivamente, y eso la trajo nuevas consecuencias nada agradables como otra discusión con Kag, y es que ella tiene razón, Yumi es solo una niña que actúa de esa manera porque así lo aprendió; y para rematar lo encuentra con la Kikis en una posición algo comprometedora. Me gusta tus teorías, suenan muy interesantes, lo que si te puedo asegurar es que todo estaba fríamente planeado por un par de villanos, que más adelante volverán a dar sus perspectivas. Todo lo que sigue es drama, solo nos queda esperar que poco a poco vayan resolviendo todos los problemas y que Inuyasha logre aclarar las cosas con Kag. Gracias por leer y espero que este capítulo aclare tus dudas sobre lo que sucedió entre Inuyasha y Kikyo.
Rocio K. Echeverria: No te preocupes, la vida de adulto suele ser muy complicada a veces, sino es que siempre jajajaja; te entiendo porque así me ha pasado esta semana, con muchas cosas que hacer. Perdón por el lío en tu cabeza, pero así son las cosas; lograron reconciliarse de la mejor manera, pero un nuevo detonante apareció "Yumi" que no fue enviada por nadie, aunque así lo parezca, desgraciadamente, su forma de vida le ha hecho creer que actuar y hablar de esa manera es algo normal. Además de que ha tenido que aprender a estar solita, si recuerdas en el capítulo de las perspectivas de Kikyo y Koga, dijeron que Yumi estaba completamente sola en su casa a mitad de la noche; no tiene un padre muy responsable que digamos. Kikyo, la piedra que ponen en el camino, apareció y echó todo a perder con nuestra parejita. Es cierto que Inuyasha estaba desesperado por encontrar a Kag, pero a quien se encontró fue a Kikyo, ¿qué es lo que pasó? En este capítulo lo sabrás, pero ¿sabes?, me gusta tu teoría. Este enredo ha provocado un cambio muy drástico en la vida de nuestros personajes, para bien y para mal, ya sabrás por qué lo digo. Por Kag no te preocupes, que no le pasará nada, al menos no aún. Gracias por esperar cada capítulo con ansias, y por seguir leyendo; el drama ha llegado para quedarse por un buen tiempo. Saluditos y espero que la vida de adulto te permita pronto tener un respiro.
Veo que todos tienen la teoría de que Yumi fue manipulada por Koga, aunque suena bastante creíble, esta vez no es así, ella es una pequeñita que desde que tenía cuatro o cinco años está acostumbrada a estar solita a la buena de Dios (y ya no me refiero únicamente al personaje, sino a la niña real). Ese encuentro con tuvo Kag por supuesto que le traerá consecuencias con su padre, pero eso se verá más adelante. De verdad les agradezco que sigan leyendo esta historia, y que se den el tiempo de dejarme su review; hace feliz leer sus reacciones y conocer todas sus teorías. También muchas gracias a quienes agregan este fic a sus favoritos. Sin más rodeos, aquí les dejo el capítulo 19.
Advertencia: Favor de tener varios paquetes de pañuelos desechables a su lado. Este es un capítulo un poco desgarrador.
CAPITULO 19: RECUERDOS, TRISTEZA Y SOLEDAD
Narra Inuyasha
Abrí lentamente los ojos, pero la luz intensa me golpeó, provocando una punzada de dolor en mi cabeza. El constante zumbido de una máquina médica resonaba en mis oídos, distorsionando mis pensamientos y aumentando mi confusión.
Traté de moverme, pero una sensación de pesadez me invadió, como si estuviera atrapado en un mar de almohadas. La habitación estaba impregnada de un olor a desinfectante, y las voces distantes de unas personas resonaban en el aire, llenándome de ansiedad mientras luchaba por recordar cómo había llegado allí.
-¿Q-qué hago… aquí? -pregunté con dificultad.
-Mi amor, al fin despertaste. -Izayoi me abrazó efusivamente. Su voz resonaba con un tono de alivio y preocupación
-Mamá -murmuré- ¿Dónde estoy? -Me esforcé por enfocar mi mirada en el rostro de Izayoi, intentando encontrar respuestas en sus ojos preocupados.
-Hijo, estás en el hospital -la voz de mi padre resonó en la habitación-. Tuviste una… sobredosis
-¿Qué? -dije sorprendido.
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar sus palabras. ¿Una sobredosis? La sola idea de aquello era muy descabellado. En mi etapa de universitario solía tomar grandes cantidades de alcohol, pues tenía gran tolerancia para ello; pero ¿consumir drogas? Eso era algo que nunca quise probar. Mi cabeza comenzó a doler cuando poco a poco volví a recordar lo que había sucedido.
Flash Back
Abrí la puerta del departamento y suspiré con alivio al ver la silueta de una mujer parada en el balcón del departamento. Al entrar me di cuenta de que no era Kagome, todo en ella lucía diferente, desde su ropa, hasta la forma de su cabello
-Kikyo -dije con repulsión- ¿Cómo demonios entraste?
-Cariño, tengo mis trucos. -se acercó a mí y quiso acariciar mi rostro, pero tomé su mano por la muñeca antes de que lo hiciera y sonrió con amargura-. Ya ni siquiera me sorprende tu rechazo
-¿Qué estás haciendo aquí, Kikyo? - pregunté, tratando de mantener la calma a pesar de mi creciente incomodidad.
-Mi amor, sólo vine a recordarte lo bien que nos divertíamos antes de que apareciera esa mujer. - dijo con voz suave pero cargada de malicia.- No sé qué es lo que le viste, Inuyasha.
-Te he dicho una y mil veces que lo nuestro se terminó hace mucho tiempo. -le dije ignorando su intento de manipulación. Pero ella parecía decidida a no rendirse fácilmente.
-Oh, Inuyasha, -dijo acercándose peligrosamente hacia mí- ¿de verdad crees que puedes olvidarme tan fácilmente? -susurró, su voz me envolvió como una sombra oscura-. Lo que teníamos era especial, algo que esa niña nunca podrá entender.
-Será mejor que te vayas ahora mismo -le advertí mientras me alejaba de ella. Kikyo soltó una risa fría, como si disfrutara de mi incomodidad y resistencia.
-Te has vuelto muy ingenuo, Inuyasha -dijo con desdén- No te librarás de mi tan fácilmente. -Su cercanía me hacía sentir atrapado, como si estuviera acorralado por sus palabras y su presencia-. Estoy segura de que tarde o temprano regresarás corriendo a mis brazos. -Sentí un pinchazo en la espalda y una sensación de mareo comenzó a invadirme.
-¿Qué demonios me hiciste? -dije empujándola lejos de mi.
Mis piernas comenzaron a flaquear y mi vista se tornaba borrosa. Caminé con dificultad hacia el sofá, la cabeza me daba vueltas, y podía escuchar a lo lejos la risa triunfante de Kikyo. Quise mantenerme consiente, pero los párpados me pesaban, hasta que, de repente, todo se tornó oscuro.
Una sensación de pesadez recorría mi cuerpo, cuando intenté abrir los ojos, pude distinguir la figura de Kagome en la puerta del departamento, pero parecía sorprendida, asustada, incluso podría asegurar que decepcionada, pero no lograba entender por qué, además de que todo giraba a mi alrededor.
-Kag… -susurré con gran dificultad, y de nueva cuenta, perdí la consciencia.
Fin Flash Back
La sobredosis, despertar en el hospital, y los retorcidos recuerdos de mi encuentro con Kikyo, todo se agolpaba en mi mente como una tormenta implacable. Comprendí que Kikyo me había drogado y sabía perfectamente por qué lo había hecho; busqué desesperadamente a Kagome con la mirada, pero no la encontré; no podía evitar pensar que tal vez... no, estaba seguro de que Kikyo tenía algo que ver con la ausencia de Kagome. La desesperación se apoderó de mí, y el persistente pitido de la máquina a mi lado parecía agravar mi angustia.
-¿Dónde está Kag? -La tensión se volvió palpable cuando mis padres intercambiaron miradas-. ¿Por qué se quedan callados? ¿A dónde fue Kag?
-No, Inuyasha, ¿qué haces? -Izayoi trató de detenerme mientras intentaba arrancar los cables que me conectaban a la máquina, desesperado por salir de ese lugar-. Hijo, por favor, tranquilízate. -Mi madre comenzó a llorar desesperada-. Toga, haz algo por favor.
El dolor punzante era insoportable, pero lo ignoré, decidido en escapar y salir en busca de Kagome. Pero justo cuando mis manos temblorosas estaban a punto de liberarme de los cables, mi padre me detuvo, y entonces la puerta se abrió de golpe, revelando la figura imponente de Sesshomaru. Su mirada fría y penetrante me hizo detenerme en seco, congelándome en mi lugar, pero logré distinguir un dejo de preocupación.
-Si no te controlas, en este mismo instante voy a sedarte -dijo con firmeza.
-Necesito salir de… -intenté protestar, pero fui interrumpido de inmediato.
-Estuviste a punto de morir por una sobredosis -su voz era imperturbable, sus palabras llevaban consigo el peso de la experiencia y la preocupación-. Más vale que te tranquilices mientras reviso tus signos.
Aunque mi instinto me empujaba a seguir adelante con mi búsqueda desesperada de respuestas, su advertencia era clara y urgente. Cerré los ojos por un momento, luchando por controlar la ansiedad que me consumía. Con movimientos precisos y calculados, comenzó a realizar la revisión médica, verificando los signos vitales de forma metódica y profesional. Primero, tomó mi pulso, sus dedos fríos y firmes presionando mi muñeca con precisión. Sus ojos dorados se mantenían fijos en los míos, como si buscara alguna señal oculta en mi mirada. Luego, sacó un estetoscopio y lo colocó sobre mi pecho, escuchando atentamente los sonidos de mi corazón y mis pulmones.
Cada gesto de Sesshomaru era tranquilo y seguro, transmitiendo una sensación de confianza en sus habilidades médicas. A medida que continuaba con la revisión, su rostro permanecía impasible, sin revelar ninguna emoción ante lo que pudiera descubrir. Finalmente, terminó y se apartó. Sus ojos me escudriñaron por un momento más antes de dirigirse hacia mis padres, dejándome con una sensación de intriga y nerviosismo sobre lo que podría haber descubierto.
-Todo está bien -anunció finalmente, su voz transmitió un leve atisbo de alivio a mis padres-. Parece que está respondiendo bien al tratamiento. -Me miró fijamente y sentí una punzada en el pecho, presentía que lo que me iba a decir no era nada bueno-. Todo fue causado por la droga GHB -dijo pronunciando las palabras con una pesadez que hizo que mi corazón se hundiera aún más-. También conocido como "la droga del asalto".
Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar esas palabras. La droga del asalto. ¿Cómo había llegado a esto? Las imágenes del encuentro con Kikyo, su mirada llena de malicia y su manipulación sutil, inundaron mi mente una vez más.
-La persona que te suministró la droga es alguien inexperto. -continuó Sesshomaru con voz grave y cargada de seriedad-. Su objetivo era dañarte y estuvieron a punto de conseguirlo al administrar una fuerte dosis. Además -agregó severamente preocupado- La inyección mal aplicada, provocó un grave hematoma en tu espalda. Evidentemente este ataque fue planeado por alguien que te quiere muerto.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar sus palabras. El pensamiento de una inyección mal administrada, de una droga que me había dejado al borde de la muerte por culpa la obsesión de Kikyo, envolvió mi mente en un manto de horror. El dolor en mi espalda, aunque aún amortiguado por la confusión y la medicación, se convirtió en una presencia clara de la gravedad de todo.
-¿En qué estás metido, Inuyasha? -mi padre me miró con gran confusión, su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y decepción-. Primero el robo y ahora esto.
-Toga, no es momento para reproches -intervino mi madre, tratando de calmar la tensión en la habitación.
-No es reproche, Izayoi. -respondió con preocupación-. Simplemente es que no entiendo cómo ha llegado a esto.
-Fue Kikyo -dije antes que empezaran a discutir. Todos me miraron con asombro-. Al menos lo de la droga fue obra suya. Llegó a mi departamento para insistir en que nunca se alejará de mí; lo demás no lo tengo claro. -Cerré los ojos con fuerza, tratando de enfocar mis pensamientos a pesar del dolor punzante en mi cabeza-. Lo último que recuerdo es haber visto a Kagome.
Entonces lo entendí, todo había sido una maldita trampa de Kikyo, me drogó para hacerle creer a Kagome que seguía teniendo mis aventuras con ella; por eso la decepción que logré distinguir en su rostro.
-¡MALDICIÓN! -grité, dejando escapar mi frustración al golpear el colchón de la rígida cama de hospital con fuerza-. Necesito hablar con ella, mamá dile a Kagome que venga, por favor. -Supliqué.
-Inuyasha, hijo. -sus palabras estaban llenas de preocupación y angustia, lo que me hizo darme cuenta de que la situación estaba empeorando rápidamente.
-Hijo, -intervino mi padre-, no sabemos nada de Kagome desde ayer en la mañana que la vi en tu departamento.
El eco de las palabras de mi padre resonó en mi mente, dejándome sin aliento. Aunque Kikyo había logrado su objetivo, sabía que el único culpable era yo, por mi maldita insensatez, por ser tan intolerante ante los problemas que nos agolparon uno tras otro. De alguna manera, le había fallado a Kagome; si tan solo hubiera tenido más cuidado, si tan solo hubiera sido más paciente, nada de esto estaría pasando.
Sin darme cuenta, comencé a hiperventilar, mi pecho subía y bajaba con rapidez mientras el pánico se apoderaba de mí. Cerré los ojos con fuerza, tratando desesperadamente de controlar mi respiración, pero era como si estuviera atrapado en una espiral descendente de ansiedad y autorreproche. Las lágrimas comenzaron a salir y la sensación de culpabilidad me envolvía como una sombra oscura, ahogándome en un mar de angustia y desesperación.
-Tranquilízate, Inuyasha -mi madre lloraba al verme tan vulnerable
-Voy a sedarlo -mencionó Sesshomaru mientras tomaba una jeringa.
-Ni se te ocurra hacerlo, imbécil -grité poniéndome de pie, provocando que las agujas del suero se sacudieran violentamente, el suero salpicaba por todos lados mientras mi voz resonaba con furia en la habitación. La desesperación y la ira se mezclaban dentro de mí.
Mi madre dio un paso hacia atrás, sorprendida por mi reacción, mientras que Sesshomaru fruncía el ceño, evaluando la situación con calma, pero sin retroceder ante mi arrebato.
-Inuyasha, necesitas calmarte -dijo mi madre con voz temblorosa, extendiendo una mano en un gesto de súplica-. No te ayudará perder el control.
Pero yo ya lo había perdido. La idea de ser sedado, de perder la oportunidad de encontrar a Kagome, era algo que no podía tolerar. Me sentía atrapado en un torbellino de emociones, luchando contra la corriente que amenazaba con arrastrarme hacia la oscuridad.
-Sesshomaru, por favor, déjalo -intervino mi padre con tono firme, colocándose entre nosotros en un intento de calmar la situación.
El silencio se apoderó de la habitación por un momento, roto solo por el sonido del suero goteando en el suelo. Respiré profundamente, intentando controlar la furia que ardía dentro de mí, pero sabía que no podía rendirme, no cuando Kagome tenía una idea errónea de lo que había sucedido.
-Padre, Inuyasha necesita estar en reposo… -mi padre lo interrumpió antes de que siguiera hablando
-Lo sé, Sesshomaru, pero tu hermano no quiere ser sedado -Por primera vez, escuché la voz de mi padre entrecortada, revelando una vulnerabilidad que rara vez mostraba-. Inuyasha se va a tranquilizar y dejará todo en mis manos, ¿verdad, hijo? -me miró con ojos suplicantes, su voz temblaba ligeramente, reflejando la angustia que sentía por mi bienestar.
La mirada de mi padre me hizo darme cuenta de la gravedad de la situación. A pesar de mi resistencia inicial, sabía que confiar en él era la mejor opción en ese momento. Respiré profundamente, tratando de calmar mis emociones.
-Padre, discúlpame, pero no puedo esperar. -Intenté responder los más serenamente posible-. Necesito hablar con ella.
-No se qué es lo que pasó con Kikyo ni por qué Kagome se fue sin decir nada. Pero, ¿Sabes por dónde iniciar tu búsqueda? -Las palabras de mi padre provocaron un pinchazo en el corazón.
Él tenía razón, no tenía la más remota idea en donde buscarla. Si lo que quería era esconderse de mi, era obvio que no estaría con Rin o Ayame. Sentí como si el suelo bajo mis pies se removiera; caí sentado y las lágrimas comenzaron a salir incontrolablemente. Mi padre se acercó, se puso a mi altura y me abrazó.
-Por favor, Inuyasha, confía en mí. Buscaré a Kagome; daremos con ella lo más rápido posible.
-Está bien. -respondí en medio de sollozos-. Lo dejaré en tus manos, padre. Confío en ti.
Mi padre asintió con gratitud, sus hombros parecían relajarse ligeramente ante mi respuesta. Sabía que no sería fácil para ninguno de nosotros, pero estábamos juntos en esto, luchando como una familia para superar los desafíos que se interponían en nuestro camino.
Sesshomaru observaba la escena en silencio, su expresión impasible, pero con un destello de alivio en sus ojos dorados. Era evidente que estaba preocupado por mi bienestar, a pesar de su apariencia fría y distante. Guardó la jeringa y se retiró de la habitación, dejándonos a mi padre, a mi madre y a mí. Sabía que no sería fácil, pero con el apoyo de mi familia, estaba seguro de que encontraríamos la fuerza para superar cualquier obstáculo.
XxXxXxXxXx
3 meses después
El tiempo transcurría lentamente, marcado por una sensación de estancamiento y frustración que parecía crecer con cada día que pasaba. Naraku continuaba haciendo presentaciones con nuestro proyecto, y aunque Sango y Miroku parecían estar ligeramente tranquilos, la situación me sumía aún más en la desesperación.
La policía por fin se había comunicado con nosotros para decirnos que la hoja con la amenaza no tenía rastros de huella; no nos sorprendió, además de que ya no era necesario seguir con esa investigación cuando ya sabíamos quién era el responsable de todo.
Cada vez que veía a Naraku promocionando nuestro trabajo, sentía una mezcla de enojo y desaliento. Estaba llevándose el crédito por algo que nos pertenecía, estaba utilizando todo nuestro esfuerzo y dedicación para su propio beneficio.
-No tiene caso que te estreses de esa forma -Sango intentaba calmar mi desesperación-. Naraku no logrará nada con esos archivos.
-Así es, Inuyasha. -continuó Miroku-. Deja que el siga haciendo lo que quiera. Nosotros volveremos a trabajar, aunque sea desde cero, pero no dejaremos que los problemas nos superen.
-Han pasado 3 meses, perdimos los inversionistas, y no tenemos ni una puta idea de qué hacer. -grité frustrado golpeando el escritorio.
-Y en ese estado no lograrás nada. Estoy harta de que te desquites con nosotros, -Sango se levantó de su silla y rodeó el escritorio hasta quedar frente a mí-. Ni Miroku ni yo somos los responsables de lo que sucedió, mucho menos de que Kagome se haya ido. -Comenzó a golpear mi pecho con su dedo índice en un gesto enérgico y acusador-. Él único responsable aquí, eres tú.
-Sango, -Miroku la tomó por la cintura intentando alejarla de mí-. Mi amor, tranquilízate.
-Es que no es justo, éste idiota se siente como víctima, y no se da cuenta que esto nos está jodiendo a todos.
-Ella tiene razón -dije antes de que Miroku dijera algo más-. Nunca debí ser tan confiado -apreté el puente de mi nariz y cerré los ojos con fuerza tratando de detener las lágrimas de frustración que querían salir-. Lo mejor será que me vaya.
-Espera, Inuyasha.
Ignoré a Miroku y salí de la oficina en un arrebato de furia contenida. Mis pasos resonaban en el suelo mientras me dirigía al estacionamiento, donde me sumergí en la oscuridad de mi auto. Sin un segundo de vacilación, arranqué con violencia y me lancé a la carretera; los autos a mi alrededor se desdibujaban en un torbellino de velocidad mientras los rebasaba con desesperación. En ese momento, nada importaba más que escapar del ahogo de mis propios pensamientos.
Llegué al departamento, del cual, no quedaba ni rastro de lo que era antes. Ahora todo estaba en completo desorden, ropa tirada por todos lados, los cojines del sofá en el suelo, botellas vacías de alcohol competían por espacio con vasos sucios en la mesa. El ambiente cargado de desolación y desorden era un fiel reflejo del caos que reinaba en mi interior.
Abrí el refrigerador y estaba completamente vacío; una sensación de frustración se apoderó de mí y cerré la puerta con un golpe seco. Sin detenerme a pensar, comencé a buscar desesperadamente en los rincones de la cocina, anhelando encontrar cualquier rastro de alcohol que pudiera ofrecerme un breve respiro de la angustia que me consumía.
Con manos temblorosas, revisé cada estante y rincón de la cocina en busca de algo que pudiera enterrar mis pensamientos y ahogar mis penas. Mis dedos rozaron botellas vacías y latas de cerveza vacías, un cruel recordatorio de mis excesos pasados. Finalmente, encontré una botella de licor escondida en el fondo del armario. Sin pensarlo dos veces, la agarré con avidez y descorché la tapa con un gesto casi violento. El fuerte aroma del alcohol llenó la habitación, y en un acto de desesperación, llevé la botella a mis labios y bebí largos tragos, dejando que el ardor del licor quemara mi garganta y entumeciera mi mente. Por un breve instante, el mundo se desvaneció, y por un momento, pude escapar de mi propio tormento.
Sin embargo, el departamento se había convertido en un lugar de tortura al recordar los preciosos momentos que compartí con Kagome. Cada rincón, cada mueble, resonaba con ecos de su presencia; cada objeto era un recordatorio doloroso de lo que había perdido, y el alcohol que bebía desesperadamente solo intensificaba mi dolor. Por más que intentaba huir de mis recuerdos, parecían perseguirme implacablemente, convirtiendo mi refugio en un infierno personal.
Entré a mi habitación, y busqué la carta que Kagome le dejó a sus amigas.
Flash Back
-¡ABRE LA MALDITA PUERTA, TAISHO!
Los gritos de Ayame fuera de mi departamento me sorprendieron, sus golpes en la puerta eran demasiado insistentes. El tono de su voz estaba lleno de furia y preocupación, lo que me hizo pensar que probablemente se trataba de algo relacionado con Kagome. Sin perder tiempo, me apresuré a abrir la puerta
-¡Ayame! ¡Rin! Qué bueno que…
-Eres un idiota, Inuyasha. -Rin no me dejó terminar de hablar. Comenzó a golpearme en el pecho mientras lloraba desconsolada-. Te dije que cuidaras a mi amiga, que no la hicieras sufrir y es lo primero que hiciste. -gritó entre sollozos.
-¿Ustedes saben dónde está Kag? -pregunté angustiado, sintiendo un nudo en la garganta.
-¿Para qué quieres saberlo? -preguntó Ayame, con su voz cargada de reproche y desconfianza.
-No sabemos dónde está, y aunque lo supiéramos, jamás te lo diríamos. -respondió Rin.
-Escúchenme por favor, no sé qué es lo que Kag les habrá dicho, o quizás sí tenga una idea. Pero sea lo que sea, les juro que todo tiene una explicación.
-Por tu maldita culpa hemos perdido a nuestra amiga, imbécil. -Ayame empezó a llorar mientras un escalofrío recorría mi cuerpo.
-¿A-a qué te refieres? -pregunté con miedo de escuchar lo peor.
-Kagome… se fue para siempre… -respondió Rin logrando que me quedara en shock-. Ni siquiera se despidió de nosotras, solamente nos dejó está carta.
Rin me entregó una carta que no solo destrozó mi corazón, sino que desgarró mi alma por completo.
Fin Flash Back
Tomé la carta y volví a leerla por centésima vez.
Rin, Ayame:
Mis queridas amigas, pido perdón por esta decisión, pero ya no puedo soportar ni un segundo más en este lugar. Ustedes han sido mi roca en las buenas y en las malas, y siempre estaré agradecida por su apoyo incondicional. No deseo volver a hacerles sufrir con mi corazón destrozado. Reconozco que esta elección puede parecer egoísta, pero necesito encontrar respuestas y paz en un lugar lejano.
También necesito sanar mis nuevas heridas; entregué mi corazón a… él... creyendo cada una de sus palabras de amor. Me entregué sin reservas, permitiendo que sus promesas falsas llenaran el vacío dentro de mí. Ahora, al mirar hacia atrás, veo cuán cegada estuve por la ilusión, cómo sus mentiras se convirtieron en mi realidad. Pero ya no más. Es momento de sanar las heridas, de reconstruir mi corazón y aprender a amarme antes de entregar mi amor a otro.
Lo que más duele es que, aunque quisiera odiar a Inuyasha, simplemente no puedo; lo amo con todo mi ser. A pesar de saber que fui solo un juego para él, mi corazón aún anhela su amor. Aunque la razón me grite que debo alejarme, el vínculo entre nosotros es fuerte. Aunque me destroce una y otra vez, no puedo evitar seguir amándolo, esperando en silencio que algún día me ame de vuelta. Pero sé que nuestra historia ha terminado.
Qué ironía, compartí mi vida con él y me traicionó como lo hizo Koga. Decía amarme, pero me dejó con el alma rota. Quizás no debí entregarme a ese amor con tanta intensidad, pero ya no importa. Ahora debo recoger los pedazos de mi corazón y aprender a vivir sin él.
No puedo prometer cuándo volveré ni qué rumbo tomará mi camino, pero les ruego que no se preocupen por mí. Por favor, no me busquen ni me llamen. Tomo esta decisión porque no quiero que él me encuentre. Aunque lo ame, ya no deseo volver a verlo. Me voy muerta en vida, en busca de paz y sanación.
Les agradezco por todo lo que han hecho por mí, por su amistad incondicional y por su apoyo en los momentos más difíciles. Guardaré sus risas y sus abrazos en mi corazón mientras busco mi propio camino. Quizás algún día nos encontremos de nuevo, cuando esté lista para enfrentar lo que el destino tenga preparado para mí.
Kag.
Extendí los brazos a los lados, dejando caer el papel al suelo como si fuera un peso insoportable. Las lágrimas brotaron de mis ojos sin control después de leer cada palabra escrita con el dolor más profundo. Kagome pensaba lo peor de mí. Si tan solo pudiera encontrarla y hablar con ella, si tan solo pudiera explicarle la verdad detrás de cada sombra de duda que había en su mente. Pero, ¿cómo podía encontrarla si hasta cambió su número de teléfono?
Mis días junto a Kagome comenzaron a invadir mi mente como un torbellino de recuerdos y emociones entrelazada
Flash Back
-No tengas miedo, no soy ningún delincuente ni algo parecido, jaja. -Abrió los ojos completamente en señal de sorpresa, al parecer mi comentario la había asustado.
- ¿Se nota tanto que estoy asustada? -preguntó algo incómoda y nerviosa
-A kilómetros... -dije fingiendo preocupación, cuando realmente me quería reír. - Mira, se nota que tienes un poco de miedo, o tal vez son los nervios-dije sin poder ocultar mi sonrisa-. Pero, sabes, te comprendo, si yo fuera tú, también estaría nervioso al encontrarme con alguien tan especial como yo. -Le guiñó un ojo y al parecer ella se molestó.
Fin Flash Back
El día que la conocí, marcó un cambio trascendental en mi vida vacía y carente de propósito. Me atrajo de inmediato su forma de ser, tan defensiva pero al mismo tiempo temerosa, como si estuviera protegiendo algo frágil y valioso dentro de ella. Fue la primera vez que me perdí en la mirada de una mujer, una mirada llena de misterio y vulnerabilidad, que despertó algo dentro de mí que había permanecido dormido por mucho tiempo. Desde ese momento, su presencia se convirtió en un faro de luz en mi oscuridad, guiándome hacia un camino desconocido pero lleno de posibilidades. Cada momento a su lado era como un destello de esperanza en medio de la desolación, y cada sonrisa que compartíamos era un rayo de sol que iluminaba mi alma. Sin duda, conocerla fue el comienzo de una nueva etapa en mi vida, una etapa llena de amor, pasión y redención.
Flash Back
-Me contaron que el café que preparan en este lugar está delicioso. -dije con una sonrisa, adentrándonos a la cafetería
-Buenas tardes -se nos acercó la chica para tomar nuestro pedido, pero de manera inmediata, comenzó a coquetearme-. Hola, guapo -me guiñó un ojo y solamente sonreí al ver como Kag levantaba una ceja- ¿Qué te gustaría ordenar?
-Para mí, un latte de vainilla por favor -respondí ignorando su risa coqueta.
-Muy bien -hizo la anotación en su libreta. Cuando se dirigió a Kag, la miró con desprecio, acto que no me gustó. - ¿Y para tu… amiga?
-También un latte de vainilla… por favor -respondió ella con mucha seriedad. Me divirtió ver la reacción de aquella chica, pero hice todo lo posible por no reírme.
-Mi novia tiene los mismos gustos que yo -dije tomando la mano de Kag. Ella se sorprendió y quiso decir algo cuando aquella chica se disculpó.
-Oh, lo siento. En un momento traigo sus lattes. -Ella se retiró apenada.
Fin Flash Back
Cómo olvidar su reacción en la cafetería, cuando pronuncié esas palabras que hicieron que su semblante cambiara de inmediato. Pude sentir su deseo de huir, de escapar de aquella situación incómoda y desesperada. Pero, afortunadamente, logré convencerla para que se quedara, aunque su incomodidad era palpable.
Logramos conversar, conocernos un poco más. Descubrí sus gustos, sus pasiones, y cada palabra que salía de sus labios estaba impregnada de un brillo único, una luz que iluminaba mi alma y me hacía sentir vivo. El resplandor en sus ojos cuando hablaba de las cosas que amaba era hipnotizante, como si estuviera compartiendo una parte sagrada de su ser conmigo. Pero incluso en esos momentos de conexión profunda, podía percibir el dolor latente en su mirada, la sombra de un pasado que la atormentaba y la hacía vulnerable. Recordarla era como atravesar mi corazón con un cuchillo afilado, cada recuerdo era una puñalada directa al alma. Sentía cómo el dolor me consumía, devorando mis esperanzas y dejándome con una sensación de vacío abrumador.
Flash Back
-No sé lo que estoy haciendo, Inuyasha, pero sea lo que sea, quiero descubrirlo contigo -Kagome respondió con sinceridad y nerviosismo a la vez.
Su confesión me tomó por sorpresa, pero en lugar de sentirme abrumado, pude experimentar una extraña sensación de emoción. Kagome, la mujer que había llegado a cambiar mi existencia de maneras que aún no comprendía del todo, estaba dispuesta a volver a amar.
-Entonces descubrámoslo juntos. -Dije con una risa suave, acariciando su mejilla con ternura.
La abracé con dulzura, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el mío. Sus brazos rodearon mi cintura, y por un momento, el mundo desapareció para los dos. Cerré los ojos y aspiré el aroma de su perfume de lavanda, una fragancia que se había quedado grabado en mi mente y mi corazón desde el día que nos conocimos.
Fin Flash Back
-Kag… -dije entre sollozos- mi pequeña, te extraño demasiado.
Flash Back
-Inuyasha, ¿pasa algo? -preguntó con curiosidad.
Ignoré su pregunta, la tomé de la cintura y la besé apasionadamente, como si mi vida dependiera de ello. Kagome se asustó, lo sé porque sentí su cuerpo tensarse, pero, aun así, me correspondió con la misma intensidad. La apoyé contra la pared, y pasé mi mano por su cuello para profundizar más aquel beso intenso. Sentí sus manos enredarse en mi cabello, cómo si no quisiera que me alejara de ella, algo que en verdad no haría. Pronto el aire comenzó a hacernos falta y tuvimos que separarnos. Nuestras respiraciones eran agitadas y nuestros corazones latían aceleradamente creando una melodía que solamente ella y yo podíamos escuchar.
-Kag… Perdóname- susurré mientras juntaba nuestras frente- Intenté controlarme, pero no puedo resistir más…
En ese momento, sentí sus labios sobre los míos en un beso con una pasión aún mayor; colocó sus manos alrededor de mi cuello mientras yo la tomaba de la cintura, pegándola más a mi cuerpo. La intensidad que había emergido entre ambos crecía cada vez más, ya no era suficiente los besos y las caricias, nuestros cuerpos pedían a gritos encontrarse piel con piel.
Fin Flash Back
Cada sonrisa compartida, cada mirada llena de amor, cada caricia sobre su sedosa piel, cada encuentro con pasión y amor se convertía en un fantasma que me perseguía, recordándome todo lo que había perdido. El dolor de su ausencia se mezclaba con la culpa y el arrepentimiento, formando un remolino de sentimientos que amenazaba con arrastrarme hacia la oscuridad. El peso de su ausencia era insoportable, como si una parte de mí se hubiera desgarrado y se perdiera en un abismo sin fondo; y aunque intentaba con todas mis fuerzas seguir adelante, el eco de su recuerdo me perseguía implacablemente, recordándome lo que había perdido y lo que, tal vez, nunca podría recuperar.
Flash Back
-Buenos días, hermosa -susurré con cariño mientras apartaba delicadamente un mechón de su cabello para poder admirar sus ojos color chocolate que tanto me enamoraban cada día más.
-Hola -dijo con la voz aún adormecida-. No me veas -me empujó suavemente y se escondió bajo las sábanas
-Pequeña, ya llevamos cuatro días viviendo juntos -comenté mientras intentaba quitarle la sábana-. Vamos, nena, recién levantada te ves hermosa.
-Eso no es cierto. -respondió aún escondida.
-Kagome -le di una suave nalgada y salió de su escondite mirándome muy seria.
-Oye -hizo un puchero chistoso que me derritió el corazón.
-Ven aquí, traviesa. -la besé con gran intensidad demostrándole todo el amor que me hacía sentir-. Te amo
-Podría acostumbrarme a esto -mordió sensualmente su labio inferior y sentí un tirón en mi entrepierna.
-Pequeña, si de mi dependiera, no te dejaría salir de la habitación -sonreí con picardía y ella se subió a horcajadas sobre mí; la tomé por la cintura atrayéndola hacia mi cuerpo. Sentir la calidez de sus pechos sobre los míos era la mejor sensación del mundo, como si cada latido de su corazón resonara en el mío.- Si de mi dependiera… -susurré muy cerca de sus carnosos labios, dejando que mi aliento se mezclara con el suyo en un baile íntimo de palabras apenas susurradas-, te haría el amor todo el día y toda la noche.
La pasión ardía en mis palabras, reflejando el anhelo profundo y el amor desbordante que sentía por ella en cada fibra de mi ser. Nos besamos apasionadamente, entregándonos el uno al otro en un torbellino de emociones y deseos compartidos. Cada roce de nuestros labios era como una chispa que encendía un fuego indomable dentro de nosotros, consumiéndonos en un éxtasis de amor y pasión desenfrenada. En ese momento, éramos uno solo, unidos en cuerpo y alma por el lazo más poderoso de todos: el amor verdadero.
Fin Flash Back
-¡MALDICIÓN! ¡KAG, REGRESA POR FAVOR!
Mi voz resonó con furia y dolor, mientras levantaba la botella de licor y la arrojaba con todas mis fuerzas contra la pared. El sonido del cristal estallando en mil pedazos se mezcló con mi grito desgarrador, liberando una rabia y una angustia que habían estado ardiendo dentro de mí. Cada fragmento que se esparció por la habitación era como un reflejo de mi propio tormento interno, una manifestación física de mi desesperación y mi impotencia frente a la situación. Pero incluso después de que el eco de mi grito se desvaneció, el dolor persistió, envolviéndome como una sombra oscura y amenazante, recordándome la cruel realidad de mi situación.
Mis puños se cerraron con fuerza, temblando de rabia y desesperación mientras arrasaba con todo a mi paso en la habitación. No quedó ni un solo objeto intacto, cada mueble, cada adorno, todo se convirtió en víctima de mi ira descontrolada. Cada golpe que propinaba era una expresión de mi dolor, una forma de liberar la tormenta que rugía dentro de mí, devorando todo a su paso. Las lágrimas brotaron de mis ojos, inundando mi rostro con un torrente salado y amargo. Me desplomé en el suelo, sollozando en silencio, el vacío en mi corazón se hizo palpable, como si una parte de mí se hubiera desgarrado irremediablemente. Me sentía perdido, sin rumbo, naufragando en un mar de emociones turbulentas y oscuras. El eco de mi angustia resonaba en la habitación vacía, envolviéndome en un torbellino de tristeza y desolación.
En medio de aquel silencio ensordecedor, me di cuenta de que ya nada sería igual. El amor que una vez llenó mi vida ahora se había desvanecido, dejándome sumido en un abismo de recuerdos, tristeza y soledad. Y aunque tratara de seguir adelante, sabía que el vacío que dejó su ausencia nunca sería llenado. Era como si una parte de mí se hubiera perdido para siempre, condenándome a vagar en la oscuridad de la eterna agonía.
