Hola mis amados lectores:

Perdonen la demora con el capítulo, he querido actualizar un poco más rápido para que no esperen tantos días, pero a veces la vida me dice "Alto. Primero tienes que hacer esto". Algo de esto comento al final de este capítulo jajaja. Pero bueno, con tantas cosas, logré terminar el capítulo 22 que espero disfruten.

Agradezco a cada uno sus reviews:

Cbt1996: Jajajaja créeme que si quisiéramos ponernos de acuerdo no podríamos hacerlo, llevamos a nuestros pobres lectores al borde del colapso, con tantas actualizaciones este maravilloso viernes de drama jajaja. Quizás no pudiste entrar a su oficina, pero si te escuchó, las señales estuvieron y fue muy perceptivo, primero la llamada y después el aspecto de ambos, era algo obvio; además Naraku es un ser malvado, y esta traición no la dejará pasar tan fácilmente, se los va a cobrar, no tendrán escapatoria. Tal vez Kikyo sintió miedo y aunque quiera escapar presiento que no lo hará; Naraku le hizo algo peor y aún así sigue con él, así que no creo que huya. Como te decía, este ship Koga y Kikyo, surgió de la nada, no tenía en mente relacionarlos de ninguna manera, más que su alianza para separar a InuKag, y sin darme cuenta, se enredaron y ahora sus vidas están en peligro, pero eso se verá más adelante. Ahora te toca disfrutar de este nuevo capítulo, que tendrá un sorpresilla por ahí.

Rosa Taisho: Me encanta que hayas disfrutado el capítulo y cómo el karma comienza a pasarle factura a Naraku. Eso sí, él también planeará su venganza contra ese par, esa traición no quedará, así como si nada. Siempre lo he dicho, lo que aquí haces, aquí se paga, y eso es lo que ocurrirá a partir de ya con estos villanos. Ese fragmento les puso a pensar jajaja, en este capítulo descubrirás que ha pasado con Inuyasha y Kag, después de ese momento tan doloroso que vivieron al recordar lo felices que eran, continuaron con sus vidas. ¿Se reencontrarán o hasta ahí llegó su amor? Espero que disfrutes este nuevo capítulo.

Karii Taisho: Nuestra motivación serán las vacaciones para poder descansar jajaja. Ningún villano saldrá librado de su propio karma, los tres han hecho demasiado daño y lo seguirán haciendo, y más cuando Naraku se de cuenta que su supuesto logro se vaya a la basura con el resurgimiento de la empresa de Inuyasha. Fue un viernes inesperado, con drama y ansias no por no saber cual fic leer primero jajaja, pero al menos les di 5 minutos de paz y tranquilidad, porque lo necesitarán para este nuevo capítulo. Espero que lo disfrutes!

Shikon de Oz: Aunque sea atrasado, pero aquí llegó la actualización. ¡Feliz cumpleaños atrasado! Con las nuevas situaciones que están por desatarse, no se si se de ese lemon. Lo que si es que habrá más drama.

Annie Perez: Así es, Naraku no es nada ingenuo y detectó las señales de la traición. El miedo y la desesperación de Koga y Kikyo los harán cometer errores que los pueden llevar a la cárcel o a la muerte. Veremos que pasa en los próximos capítulos. Espero que disfrutes estas nueva actualización.

Rocio K. Echeverria: Pienso lo mismo que tú, fueron demasiado ingenuos al creer que lo engañarían toda la vida. Además, no supieron disimular, así que ahora ambos están en peligro. Naraku es de los villanos que me encantan, no tiene piedad para hacer las cosas, y es lo que me da miedo al tenerlo en este fic, no se de lo que sea capaz, espero no salga con alguna sorpresa que no pueda manejar jajaja. Respondiendo a tu pregunta si Naraku sabe lo de la sobredosis provocada: Sí, claro que es conocedor de esto, y eso se aclarará más adelante. Espero que disfrutes este nuevo capítulo, tus ruegos fueron escuchados, llegó lo que tanto deseabas, así que disfrútalo. Muchas gracias, las vacaciones son tan anheladas después de tanto trabajo pesado en estas últimas semanas, así que esos días aprovecharé a escribir todo lo que pueda para no atrasarme tanto. Creo que en otros países las vacaciones son más largas :') aquí solo nos dan 2 semanas jajaja, pero bueno, lo importante en recargar pilas. Espero que el regreso a clases de tus hijos esté lleno de éxitos!

La verdad que no podía dejar pasar estas perspectivas de los antagonistas, que, a pesar de estar confabulados, entre ellos podrían llegar a atacarse. Además, necesitaba hacerles saber que las cosas con ellos no van del todo bien, fracasos con el proyecto robado, descubriendo las infidelidades, en fin, muchas cosas que podrían cambiar el rumbo de la historia. Eso sí, el final feliz no cambiará jajaja, quizás haya más drama, pero todo irá mejorando para bien de nuestro InuKag.

Pero dejaré de aburrirlos y les dejo este capítulo que espero disfruten.


CAPITULO 22: TODAVÍA NO TE OLVIDO

Narra Inuyasha

-¡Inuyasha! -mi padre entró en la habitación observando todo el desastre que había a mi alrededor-. Hijo, ¿Qué… qué es todo esto?

-Acaso no lo ves -empecé a hablar de forma balbuceante e incoherente debido al alcohol-. Todo esto… es… lo que queda… de mi vida.

-Hijo, no puedes destruirte de esta manera - se sentó a mi lado, su voz era un eco lejano en mi mente nublada por la borrachera-. Tú madre está muy preocupada por ti.

-¿Ya encontraste a Kag? -pregunté sin darle importancia a sus palabras

-Sobre eso…

-Dijiste que… la encontrarías… - mi voz se quebró y mi mirada se desvió hacia la nada, incapaz de soportar la compasión en los ojos de mi padre.

-Sobre eso…

-Ni siquiera la has buscado, ¿verdad? -interrumpí, cortando cualquier explicación que intentara darme.

-Inuyasha, escúchame -mi padre intentó mantener la calma mientras hablaba-. Encontré a Kagome, pero…

-¿Dónde está? -Con gran dificultad me puse de pie, y un terrible mareo me hizo tambalear-. Tengo que ir a buscarla.

-Quizás ella no quiere regresar

-¡Eso es mentira! Kagome me ama, ella volverá conmigo -grité, mi voz resonó en la habitación vacía mientras luchaba por mantener el equilibrio.

Las lágrimas brotaron nuevamente, empañando mi visión mientras luchaba por aceptar la dolorosa realidad. Me negaba a creer que Kagome hubiera aceptado alejarse de mí sin ni siquiera aclarar las cosas. Lo que sea que haya visto o escuchado, era producto de una maldita trampa orquestada por Kikyo. Kagome tenía que saber la verdad, tenía que entender que nunca dejaría de luchar por nuestro amor.

-Inuyasha, necesitas enfrentar la realidad. Kagome ha seguido adelante con su vida, y tú debes hacer lo mismo -mi padre me miró con tristeza.

-¡No! No puedo aceptarlo, ella es mi todo, mi razón de ser -mis palabras se ahogaron en un sollozo, y me dejé caer en el suelo, sintiendo el peso de mi desesperación aplastándome.

-Hijo, escúchame -mi padre se arrodilló a mi lado, colocando una mano reconfortante sobre mi hombro-. Sé que esto es difícil de aceptar, pero debes seguir adelante. -En ese momento me entregó un sobre y lo miré a los ojos-. Tienes mucho por lo que vivir, mucho por lo que luchar.

-¿Qué sentido tiene seguir adelante si Kagome no está a mi lado? -mi voz sonaba hueca y desesperada, incapaz de encontrar consuelo en las palabras de mi padre. La idea de un futuro sin ella era simplemente insoportable.

-Deberás aceptar la realidad y continuar con tu vida. -Las palabras de mi padre me golpearon como un tsunami, arrasando cualquier atisbo de esperanza que quedara en mi corazón destrozado.

Miré el sobre que me había entregado, ¿Qué podría haber dentro? Seguramente la explicación lógica del por qué mi padre aseguraba que Kagome no regresaría. No estaba seguro de si quería abrirlo y enfrentar la verdad que podría contener.

-¿Para qué me diste esto? -pregunté con voz ronca, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse una vez más.

Mi padre me miró con tristeza, como si lamentara tener que hacerme enfrentar esta nueva tormenta emocional.

-Porque necesitas saber la verdad, Inuyasha. -Su voz era suave pero firme.

-¡No! -grité y aventé el sobre a los pies de mi padre-. Sólo dime en dónde está Kag y yo me encargaré del resto.

-Hijo, por favor…

-¿DÓNDE DIABLOS ESTÁ KAG? -la desesperación hablaba y reaccionaba por mí.

-Si quieres saberlo, en el sobre está toda la información. -Con manos temblorosas, recogí el sobre del suelo y lo sostuve frente a mí, como si fuera una bomba a punto de estallar.

Respiré hondo y abrí el sobre, sacando una hoja de papel que estaba doblada. Mis ojos se posaron en las palabras impresas en la hoja, y sentí un nudo en la garganta al leer las primeras líneas. Era una dirección, una dirección que me indicaba dónde encontrar a Kagome. Un rayo de esperanza se encendió en mi interior, aunque estaba rodeado por la oscuridad de la incertidumbre y el dolor.

-Gracias, padre -murmuré.

-No deberías agradecerme, no estoy orgulloso de lo que encontré en esa búsqueda. -fruncí el ceño mientras lo veía caminar hacia la puerta-. Cuando estés mejor, ve a casa, Izayoi está desesperada por no saber nada de ti.

Escuché cerrar la puerta principal y fue cuando supe que se había marchado. Sin embargo, mi mirada seguía enfocada en aquella hoja con la dirección de Kagome; estaba en otro país, se había ido a Corea del Sur. Las palabras de mi padre resonaron en mi cabeza, había mucho más en sus palabras, algo que no se atrevía a decirme. Tomé nuevamente el sobre sintiendo miedo de encontrar más información que pudiera terminar de hundirme.

XxXxXxXxXx

6 meses después

-Inu, cariño, ¿Seguro que estás bien?

Me encontraba tirado en la cama, junto a una mujer de curvas perfectas, la elección ideal para una noche de pasión. Sin embargo, mi amigo decidió quedarse dormido, una situación que lamentablemente no era nueva para mí.

-Creo que mejor me voy -agregó.

La voz chillona de la chica atrajo de nuevo mi atención. En su rostro, pude percibir una mezcla de decepción y una risa apenas disimulada, llena de burla.

-No es por ti, preciosa. Simplemente hoy no me siento bien.

-Por supuesto que no es por mí -respondió riendo. La miré confundido ante esa reacción inesperada-. Había escuchado sobre tu reputación, pero me negaba a creerlo. Tú, el gran Inuyasha Taisho, el Dios del sexo, ¿convertido en un impotente?

Sus palabras me golpearon como un puñal en el pecho, perforando mi orgullo y dejando al descubierto una vulnerabilidad que prefería ocultar. Pero en lo más profundo de mi ser, sabía que lo que estaba diciendo no podía ser verdad. La idea de ser llamado como "impotente" era algo devastador para mi ego, además de que era una mentira que no podía aceptar. A pesar de mi aparente desinterés en ese momento, la verdad era que algo dentro de mí estaba roto, y mientras la risa burlona de la mujer resonaba en la habitación, mi mente se sumergía en un torbellino de pensamientos oscuros.

-¡Lárgate de aquí! -grité con furia.

-¿Lastimé tu maldito orgullo, Taisho? -preguntó con sarcasmo, lo que aumentó mi ira.

-¡Qué te largues, maldita piruja! -exclamé. Mi voz resonó en la habitación con una mezcla de rabia y desprecio.

La tomé del brazo con brusquedad y la saqué a empujones del departamento. Aquella chica se reía con malicia, lo cual solo aumentaba mi frustración. Con un impulso de ira, la empujé hacia el elevador conectado a mi departamento y bloqueé la entrada. Me dejé caer en el sofá, cubriendo mi rostro con el brazo mientras reflexionaba sobre cómo habían cambiado las cosas en estos últimos seis meses.

Después de revisar la información que mi padre me había entregado sobre la ubicación de Kagome, decidí continuar con mi vida, tal y como lo había hecho ella. Debo admitir que me fue muy difícil salir adelante, todo lo que había en mi antiguo departamento me recordaba a ella: sus risas, su aroma, sus pequeños detalles por todas partes. Fue por eso por lo que me cambié de edificio, a uno más cerca de la empresa.

Pero las cosas no mejoraron ni empeoraron, simplemente siguieron igual. Naraku volvió a desaparecer del radar, sin dejar rastro de si seguía trabajando en el proyecto de las computadoras o no. Lo último que supimos es que los fallos en el diseño inicial seguían sin corregirse. También descubrimos que Hakkaku fue quien robó los archivos, pero nunca entendimos por qué lo hizo. Tenía todas las comodidades en la empresa, un buen salario, ¿qué más podía querer? Sin embargo, antes de que pudiéramos confrontarlo, desapareció misteriosamente, alimentando nuestras sospechas de que quizás se había unido a Naraku.

Kikyo también desapareció de la nada, sin dejar rastro alguno. Llegamos a sospechar que ella, Koga y Naraku estaban involucrados en toda esta guerra sin fin, pero sin pruebas que los vincularan, tuvimos que conformarnos con la idea de que todo era una mera coincidencia.

En cuanto a mí, volví a mis viejos hábitos, aunque nunca como antes. Los fines de semana los dedicaba a recorrer antros en busca de una noche de diversión y sexo casual. Pero ya nada era igual. A veces, el simple recuerdo de Kagome arruinaba mis conquistas, y lo peor era cuando su figura aparecía en la habitación, como si estuviera presente, como si me recordara lo que había perdido.

Mis amigos siempre me recriminaban por haber decidido olvidarla de esa manera. Sango, Ayame y Rin eran quienes más me reclamaban; si tan solo supieran que su amiga me olvidó fácilmente, probablemente dejarían de molestarme. Pero últimamente, eso era lo que menos me importaba; mi preocupación ahora eran los estúpidos rumores que algunas mujeres resentidas se habían encargado de difundir.

Después de haber estado con Kagome, jamás volví a interesarme en nadie más, únicamente me enfoqué en encontrar el famoso clavo que saca otro clavo. Por lo mismo las pocas veces que logré tener sexo con otras mujeres trataba de sacarlas inmediatamente de mi departamento, no quería a nadie más a mi lado. Después de dos meses de intentar borrar sus besos y caricias, no volví a acostarme con nadie más. Por más que lo intentara, el fantasma de ella aparecía para arruinar mis noches. Esto provocó que esas mujeres afirmaran que me había vuelto un impotente, lo cual, obviamente, lastimaba mi orgullo.

La necesidad de estar con Kagome me invadía, y se reflejaba en mis sueños; sueños que terminaban conmigo bajo el agua helada, y en ocasiones, terminaba auto complaciéndome a mitad de la noche. Me reía solo de pensarlo. Jamás en mi vida había recurrido a la masturbación hasta que mi vida se volvió un infierno por su ausencia.

-¿Qué es lo que me hiciste, Kagome? -suspiré frustrado.

-¿Estás molesto porque no pudiste acostarte con esa chica? - escuché su voz en mi cabeza, tan real como siempre.

-Si sigo hablando con tu recuerdo me volveré loco. -le dije a su fantasma, sintiendo un escalofrío recorrer mi espina dorsal-. Sólo déjame seguir con mi vida, así como tú lo hiciste

-¿Acaso no extrañas las noches a mi lado? -resonó su voz en mi mente, evocando recuerdos dolorosos y placenteros a la vez.

Miré al vacío, luchando contra la urgencia de responder, sabiendo que solo estaba hablando con una sombra del pasado. No podía permitir que sus palabras desataran el torbellino de emociones que estaban latentes en lo más profundo de mi ser.

-No me hagas esto, Kagome -susurré, sabiendo que era inútil negar la verdad que se ocultaba en el fondo de mi corazón.

Recordé cada uno de nuestros intensos encuentros, y aunque ella era una chica inexperta, eso jamás me importó. Siempre me hizo llegar al cielo. Cada caricia, cada beso, cada momento compartido, se grabó a fuego en mi memoria.

-Maldita sea, Kagome Higurashi.

Me levanté frustrado y fui directo a tomar una ducha de agua helada, no quería volver a pensar en ella, necesitaba olvidarla, así como ella lo hizo conmigo. Debía continuar con mi vida al igual que ella lo hizo. Claro que sería difícil porque aún deseaba estar a su lado, despertar con ella en mis brazos, la amaba con toda el alma, pero eso llegaría a su fin. No tenía ni la más mínima idea de cómo lo haría, pero ella se convertiría en el más doloroso recuerdo.


Narra Kagome

Me encontraba en la oficina del Director Totosai, un espacio que destilaba una elegancia sutil pero innegable. Las paredes estaban decoradas con tonos cálidos y suaves, proporcionando una sensación de calma y tranquilidad. Los muebles eran de madera oscura, finamente tallados y pulidos, con detalles ornamentales que denotaban un gusto refinado. A pesar de su bella decoración, lo que me tenía con la boca abierta era la noticia que acaba de darme.

-Señor Totosai, ¿no puedo tramitar mis documentos desde la embajada? -pregunté aún conmocionada. El director Totosai me ofreció una mirada comprensiva antes de responder.

-Si quieres intentarlo, adelante. Pero temo decirte que te dirán lo mismo que yo. Es necesario que regreses a Tokio para tramitar toda la documentación necesaria para validar el diplomado.

Sus palabras resonaron en mi mente, confirmando lo que ya temía. Aunque había esperado encontrar una solución más conveniente, comprendí que no había forma de evitar mi regreso a Tokio para resolver este asunto; además, ¿Qué podría pasar? Solamente iría por mis documentos, regresaría sin problemas a Corea y continuaría con mi vida como hasta ahora; no tendría que ver a Inuyasha.

-Entiendo, señor Totosai. Regresaré a Tokio lo antes posible para resolver este tema. -Afirmé resignada.

Aunque intenté mantener una actitud serena, en mi interior sentía una mezcla de nerviosismo y nostalgia ante la idea de regresar a la ciudad que había dejado atrás. El director asintió con gesto comprensivo y me ofreció su apoyo para cualquier gestión que necesitara realizar.

Al salir de su oficina, me encontré con Bankotsu, quien me estaba esperando pacientemente en el pasillo. Logré ver un gesto de preocupación al ver mi rostro, por lo que sonreí rápidamente para ocultar mi ansiedad.

-¿Qué te dijo Totosai? -preguntó con gran curiosidad.

-Debo regresar a Tokio para tramitar unos documentos para validar el diplomado. -respondí resignada.

-Es lo mismo que me dijo a mí. Podríamos viajar la otra semana para hacer los trámites. -propuso emocionado

-Aún no se si quiero ir. -confesé, desviando la mirada hacia el suelo.

-¿Por qué, Kag? ¿Qué es lo que pasó en Tokio? -la preocupación en su voz se hizo más evidente.

-No fue nada en particular, solo que... ese lugar me trae recuerdos que preferiría dejar atrás -respondí evasiva, tratando de ocultar la verdadera razón de mis nervios.

-Bueno, no tienes por qué preocuparte. Yo estaré contigo en todo momento -dijo Bankotsu con una sonrisa reconfortante y yo asentí no muy convencida.

XxXxXxXxXx

-Kag, he intentado ser lo más respetuoso posible, por eso he evitado hacer más preguntas. -Bankotsu tomó mi mano y me miró directamente a los ojos-. ¿A qué le temes? ¿Por qué no quieres regresar a Tokio? Y no me vayas a decir que es mi imaginación, porque estás temblando, y eso no es normal.

-Es una larga historia -mencioné sintiendo cómo los recuerdos estrujaban mi corazón. Pero antes de decir algo más, una voz anunció la salida de nuestro vuelo.

"Atención pasajeros, les informamos que el vuelo 712 con destino a Tokio está por abordarse en la puerta número 5. Por favor, todos los pasajeros con boleto para este vuelo diríjanse a la puerta de embarque".

-No importa, tenemos 2 horas de vuelo para que me cuentes todo. -me guiñó un ojo.

Tomó mi maleta junto con la suya y ambos nos dirigimos a la puerta número 5. A medida que nos acercábamos, el bullicio del aeropuerto parecía disminuir, dejando solo el sonido rítmico de nuestras pisadas y el latido acelerado de mi corazón. No tenía idea de lo que me esperaba en Tokio, pero de algo sí estaba segura, y era que no vería a Inuyasha.

Una vez que nos acomodamos en nuestros respectivos asientos, le conté toda mi historia con Inuyasha, desde nuestro encuentro hasta el doloroso final de nuestra relación. A medida que hablaba, reviví cada emoción, desde la felicidad inicial hasta el profundo dolor de la separación. Bankotsu me escuchó con atención, ofreciendo palabras de consuelo y apoyo en cada momento difícil que compartí.

El haber sacado todo lo que tenía guardado con recelo en mi corazón, me hizo sentir liberada de un peso que había estado llevando durante demasiado tiempo. Me sentí vulnerable, pero también sentí gran alivio al poder soltar todo aquello que me causaba dolor. Bankotsu me abrazó con ternura, ofreciéndome su hombro como apoyo en este momento difícil.

-¿Aún… lo amas? -Su pregunta provocó que mi corazón se paralizara por unos segundos-. No es necesario que me respondas con palabras, tu reacción me demuestra que lo sigues amando.

-No, no puedo amar a alguien que me engañó de esa manera. -dije con resentimiento en mi voz.

-Kag, hace unos meses te confesé que me estaba enamorando de ti. -expresó con un dejo de nostalgia.

Flash Back

-¡Me estoy enamorando de ti, Kag! -habló Bankotsu sin tanto rodeo-. Dame una oportunidad de hacerte feliz. -dijo con sinceridad y un brillo especial en sus ojos.

-Lo siento mucho, pero no puedo aceptar tus sentimientos. -respondí con seriedad, incapaz de enfrentar su mirada-. Bankotsu, te quiero mucho, pero solo como amigo. Fuiste la única persona que me brindó su amistad sincera, y te estoy agradecida por eso. No quiero lastimarte, pero no puedo corresponder a tus sentimientos de esa manera.

Fin Flash Back

-Bankotsu, por favor -supliqué, sintiendo un nudo en la garganta al ver la tristeza en sus ojos.

-Tranquila, no te voy a insistir. Solamente quiero que entiendas una cosa -dijo con seriedad mientras me miraba fijamente-. Te agradezco que no me hayas aceptado, y no porque haya cambiado mis sentimientos hacia ti, sino porque quiero ser alguien especial y no un consuelo para borrar un amor pasado. -Asentí con alivio-. Además… -lo vi dudando si continuar hablando o no.

-Además, ¿qué? -pregunté con curiosidad-. Habla, no te quedes callado.

-Sé que no tendría por qué decir esto, pero deberías escucharlo, -su comentario me tomó por sorpresa-; por lo que me cuentas, ese tal Inuyasha te ama, y no creo que te hubiera engañado de esa forma, pudo ser un malentendido, ¿no crees? Después de todo, esa mujer los odia a ambos. -sus palabras resonaron en mi mente, sembrando una semilla de duda.

Por favor, estamos hablando de Inuyasha, y es obvio que entre hombres se van a proteger. Lo miré seriamente y quizás con un poco de molestia, lo que menos quería era volver a cruzar una sola palabra con Inuyasha, y ahora, prácticamente Bankotsu me lo estaba sugiriendo. Definitivamente no lo haría.

-Te agradezco que me hayas escuchado -dije con sinceridad- Eso era lo único que necesitaba. Solamente no vuelvas a sugerirme algo que no pienso hacer. -Recordé con profundo dolor la imagen de Inuyasha y Kikyo tirados en el sofá, y preferí no profundizar en esos recuerdos.- ¿Sabes? una imagen vale más que mil palabras, así que prefiero dejar las cosas así.

-De acuerdo. Se que es tu vida y que no puedo intervenir en ella. -Acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

-Gracias por entenderme.

En ese momento, la voz del capitán se escuchó a través de los altavoces:

Señoras y señores, les habla el capitán. Nos encontramos a punto de aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Tokio. Les agradecemos por elegir volar con nosotros y esperamos que hayan tenido un viaje placentero. Por favor, permanezcan sentados con el cinturón abrochado hasta que hayamos llegado a una parada completa y se apague la señal luminosa. Gracias nuevamente y bienvenidos a Tokio.

Con el corazón latiendo con rapidez y llena de una mezcla de emociones, me preparé mentalmente para lo que pudiera suceder. Solo rogaba al cielo que todo saliera bien, únicamente vería a mis amigas, actualizaría mis documentos y en 5 días estaría de regreso en Corea; nada podía salir mal.

Salimos del aeropuerto y tomamos un taxi que nos llevó hasta el centro de la ciudad. Bankotsu se quedaría en casa de su hermano. Claramente yo no tenía un lugar específico a dónde llegar, así que decidí darle una sorpresa a Rin.

-¿Segura que estarás bien? -preguntó Bankotsu con un dejo de preocupación.

-Sí, estaré bien. Voy a quedarme con mis amigas. -Respondí con emoción-. Estoy segura de que van a querer saber muchas cosas.

El taxi se detuvo frente a la casa de Rin. Nada había cambiado en estos meses, seguía siendo ese mismo lugar hogareño y acogedor que siempre brindaba una sensación de tranquilidad.

-Si necesitas algo, no dudes en hablarme. -insistió Bankotsu.

-Gracias, no te preocupes. -le di un beso en la mejilla como muestra de agradecimiento y bajé del taxi.

Me acerqué a la puerta de la casa de Rin, inhalando profundamente antes de tocar el timbre. Esperé unos instantes, nerviosa pero ansiosa por ver a mi amiga. Cuando finalmente la puerta se abrió, la alegría en mi rostro se transformó en sorpresa al encontrarme con alguien que jamás imaginé.

-¿Kagome? -la voz de Sesshomaru sonó con sorpresa, y su presencia frente a mí me dejó atónita.

-¿Sesshomaru? -mi respuesta salió casi como un susurro, mientras intentaba procesar la situación.

-¿Kag? -de repente, escuché la voz de Rin desde el interior de la casa. La vi llegar corriendo hasta la puerta, con una expresión de alegría y alivio en su rostro. Al verme, me abrazó con fuerza-. Por dios, Kag, ¿dónde te habías metido? Hemos estado preocupados por ti, desapareciste sin decir nada.

Sentí un nudo en la garganta al ver la preocupación en los ojos de Rin, y la presencia inesperada de Sesshomaru solo complicaba las cosas, porque probablemente, le contaría a Inuyasha sobre mi regreso.

-Sesshomaru -me dirigí a él con una voz llena de incertidumbre-. Podrías mantener mi regreso en secreto, por favor. -supliqué, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí.

-Lo haya entre Inuyasha y tu no es de mi incumbencia. - su tono neutral y tranquilo me desconcertó-. No te preocupes, no le diré nada a mi hermano.

-Gracias -musité, sintiendo un poco de alivio ante sus palabras, aunque seguía preocupada por lo que podría pasar cuando Inuyasha se enterara de mi regreso.

-Rin, tengo que irme. ¿Te veo mañana? -dijo dirigiéndose a Rin y tomando unas llaves que había en un mueble cerca de la puerta-. Creo que hoy estarás ocupada con Kagome.

-Si, mi amor. Te veo mañana. -Sí, mi amor. Te veo mañana. -respondió Rin con una sonrisa, y antes de que pudiera procesar lo que había escuchado, vi cómo Sesshomaru besaba dulcemente a Rin.

¿Dijo amor? ¿Qué estaba pasando? Definitivamente, en casi diez meses, muchas cosas habían cambiado. La escena del beso me dejó más sorprendida, preguntándome cómo era posible que él y Rin estuvieran juntos. No me molestaba en absoluto, al contrario, estaba feliz por mi amiga. Verla con Sesshomaru me llenaba de alegría, y aunque la sorpresa inicial me dejó desconcertada, no podía evitar sonreír al ver lo felices que parecían juntos.

Después de cerrar la puerta, Rin y yo gritamos de emoción y volvimos a abrazarnos con fuerza. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos que el reencuentro era aún más especial.

-Tengo que avisarle a Ayame, ella también se emocionará al verte -dijo Rin, con entusiasmo mientras buscaba su teléfono-. Seguro estará encantada de saber que estás de vuelta.

Asentí con una sonrisa, agradecida por la calidez de la bienvenida de Rin y emocionada por reunirme con Ayame después de tanto tiempo.

-Ayame, tienes que venir lo más rápido posible a mi casa. Adivina… -Intuí que Ayame la había interrumpido. Seguramente estaba a mitad de alguna cita y no iba dejar escapar a su chico-. No me importa, tienes que venir, Kag está en mi casa. -La vi alejar el teléfono de su oreja y apretar los ojos por los gritos de Ayame-. Apúrate.

La imagen de Rin hablando apresuradamente por teléfono mientras intentaba explicar la situación a Ayame me sacó una risa. Sabía que Ayame estaría emocionada de saber que estaba de vuelta y probablemente estaría ansiosa por ponerse al día conmigo. Mientras esperábamos, aproveché para observar la casa de Rin, reconociendo cada detalle familiar que había compartido con ella en el pasado.

-Listo. -comentó después de cortar la llamada-. Ayame no tarda en llegar.

-Así que… -giré para verla a los ojos y una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro-. ¿"Mi amor"? -La vi ponerse completamente roja mientras reía nerviosa-. ¿Desde cuando sales con Sesshomaru?

-Llevamos 6 meses juntos -dijo sonrojada-. Pero bueno, eso no importa ahora. Kag, ¿por qué te fuiste? ¿qué pasó? La carta… ¿Qué pasó con…?

-Esperemos a Ayame, ¿sí? -la interrumpí antes de que dijera su nombre- Ella también va a querer saber.

Antes de que pudiera añadir algo más, su celular sonó y vi que era Ayame; le pidió a Rin que nos viéramos en una cafetería cerca de la casa porque había demasiado tráfico y tardaría en llegar. Con el plan ajustado, salimos rápidamente de la casa y nos dirigimos hacia el lugar acordado. La brisa fresca de la tarde nos envolvía mientras caminábamos por las transitadas calles de Tokio, y el bullicio de la ciudad se fundía con nuestras risas y conversaciones animadas.

Decidí adelantarme un poco mientras Rin se acercaba al puestecito de dulces que tanto le gustaban. Respiré profundamente el aire de la ciudad que tanto extrañaba, dejando que los buenos recuerdos me inundaran. Se sentía tan bien volver a estar aquí.

A menudo, incluso cuando intentas evitar ciertas situaciones, parece que el mundo y la vida conspiran para decirte: "Ni lo sueñes, las cosas se hacen como yo quiero". A lo lejos, vi una figura conocida que se acercaba lentamente hacia mí, y mi corazón empezó a latir con fuerza, como si quisiera escapar de mi pecho. Sacudí la cabeza para comprobar que se trataba de un espejismo, pero la realidad era innegable.

-¿Ka…gome?

La voz sorprendida de Inuyasha resonó en el aire, pero estaba impregnada de un dejo de tristeza y decepción que no pude pasar por alto. Cada sílaba parecía cargar con el peso de los meses de ausencia y el dolor acumulado por el tiempo perdido. Era como si su voz misma reflejara un conflicto interno que él también enfrentaba en ese momento.

-Inu… yasha

Inmediatamente, una oleada de emociones contradictorias me invadió: alegría por verlo después de tanto tiempo, pero también miedo y dolor por todo lo que había pasado entre nosotros. Traté de mantener la compostura, pero mi pulso se aceleraba solo con tenerlo tan cerca de mí.