Sé que apenas vamos en el segundo capítulo pero ya debemos avanzar con las tragedias para que esta historia comience, así que aquì vamos.
Capítulo 2
No había ni una sola nube en el cielo, mostrando su intenso color azulino repleto de brillantes estrellitas, apenas siendo perceptibles las frías brisas que traía el viento. Era una noche espléndida, por supuesto el enérgico principito aprovechó el fresco clima para salir a practicar. Como siempre, saliendo sin avisar y en contra de las reglas impuestas. De todos los patios que disponía el castillo decidió ir hacia el más grande, el que tenía al lado un pequeño bosque incorporado. En ese lugar solía ir de cacería junto a su padre, como también practicar ataques de emboscadas con Kyosuke…o jugar al escondite. Puede que esté un poco lejos de sus aposentos, pero lo consideraba el sitio ideal para practicar sus jugadas aéreas.
Al llegar, de nuevo practicó las dominadas con su temari sobre la yerba, ya sea cabeceando o rebotándola sobre sus muslos, pecho o pies. Durante este último mes había mejorado bastante su dribleo, a este paso el futuro emperador del Sol tendría problemas para quitarle el balón. Por ser de noche consideraba peligroso practicar zigzagueos entre los árboles, sabía que la luz de la luna no sería suficiente para iluminar dicho espacio, así que se conformó corriendo sobre el césped girando y cambiando de dirección por el amplio patio. Para finalizar, pateó el balón hacia arriba mandándolo a volar por el cielo, una vez estuvo en el cielo saltó con ayuda de sus propias ráfagas hasta llegar a la misma altura que el temari, allí volvió a patear el balón en pleno aire avanzando a gran velocidad hacia el bosque. Cuando este pasó entre dos árboles, el sonriente joven heredero cayó con gracia sobre pies — ¡Y el público entero enloquece por la anotación! ¡Yeeeeeeeey! — exclamó corriendo en círculos por el pasto, colocando sus manos a cada lado de su boca simulando los gritos del público en las tribunas. Se mantuvo haciendo eso por un par de minutos hasta quedar satisfecho con su celebración, al terminar prosiguió a ir por su balón.
No recordaba haber estado tan feliz últimamente ¿será porque su padre había dejado de viajar y ahora se estaba quedando más seguido en el palacio? "Sí, quizás se deba a eso". A lo largo de todo ese mes, el rey pasó más momentos junto a su hijo compensando el tiempo perdido por sus viajes. Estuvo allí dándole ánimos durante sus entrenamientos de combate con espada, en más de una ocasión se distrajo por eso y Kyosuke en castigo golpeó su cabeza con la espada de madera. También salieron a dar largos paseos a caballo por los prados cercanos, al igual que hacer sus competencias de cacería en los bosques "La verdad no entiendo porque se ha estado dejando ganar, antes me ganaba por un par de ciervos de diferencia y ahora solo vino con un conejo ¿Por qué? También…el combate que habló esa vez no ha vuelto a proponerlo. No es que quiera enfrentarlo, es que…no volvió a tocar el tema. No lo entiendo" era lo que pensaba mientras corría hacia la entrada del bosque para recoger el temari. Cuando lo divisó a unos metros dentro, fue en su dirección "¿Será buena idea preguntarle? ¿o debería hacerlo a Maximilium?" En eso, justo cuando tuvo el esférico juguete entre sus manos, fue cuando notó otro escabroso detalle "Es verdad… ¿A dónde fue él? Hace mucho tiempo que no lo he visto" se preguntó mientras se alejaba.
Era obvio que conocía a la bestia divina en la familia real, todos los reyes al cumplir sus 18 años obtendrían su espada y su Pegaso respectivo. Siempre se preguntó como aparecían ¿por un hechizo? O más bien ¿de dónde? ¿De la legendaria aldea de Seiya? "Tal vez…no lo sé". Cuando era niño quedó alucinado al ver a la mágica y briosa criatura, era tan majestuosa como las leyendas decían. En más de una ocasión el Pegaso aceptó en llevarlo a dar largos paseos por el cielo, por supuesto que su padre o madre fueron con él, no podían dejar a un niño tan pequeño sobre la gran espalda de la criatura. En consecuencia, por dichos paseos nació su afición por querer volar. Claro que para un simple humano esto era muy difícil, pero no para alguien que sabía controlar los vientos, por eso amaba correr por los tejados del castillo, por ser el momento más cercano a surcar por los celestes cielos del reino. Para su fortuna, hace cuatro años obtuvo la altura suficiente para lograr dar sus paseos solo, dándole uno de los mejores recuerdos de toda su vida. Sin embargo, después de ello fue cuando su padre comenzó a viajar sin parar y, por ende, las oportunidades para toparse con el místico corcel alado si hacían cada vez más escasas. No lo había visto hace años "Para ser más exactos… desde que mamá falleció ¿estará relacionado? ¿al igual que los viajes de papá?" Más y más preguntas se formaron en su cabeza. Al terminar de plantearse esas dudas de inmediato surgía otra correlacionada, siendo una más loca que la otra ¿era posible que esos tres sucesos estuvieran relacionados de alguna manera? ¿verdad? Lo más probable era que sí ¿cómo así? Podría haberse pasado más tiempo pensando en aquello, de no ser porque algo ocurrió.
Detuvo su caminar quedando parado en medio del patio. Esta sensación no era nueva para él, dado que la había experimentado demasiadas veces. Un horrible escalofrío que subía por su espalda, una intensa presión sobre su pecho y unas fuertes alarmas que no paraban de sonar en su cabeza. Era simple, estaba siendo observado. De reojo miró por encima de su hombro en dirección al bosque, sabía que estaban por allí escondidos, aunque no los viera por ningún lado. "Cálmate, Cálmate. Lo peor que puedes hacer, es mostrarles a tus perseguidores que sabes de su presencia" dio un par de respiraciones para calmarse y siguió con su práctica, fingiendo que todo estaba en total tranquilidad. De vez en cuando cerraba sus ojos para lograr escuchar algo en el interior del bosque, procurando estar alejado de los árboles "¿Cuántos tenemos esta vez? Veamos…1…2… ¿3?... ¿Son todos? Ah, no. Son cuatro, de nuevo. Por Pegasus ¿Cuántas veces debemos decirles que no obtendrán poderes?" pensó el príncipe resignado.
Todos sabían que la familia real no solo tenía un pacto con una majestuosa criatura, sino que también una de las magias más poderosas que existen. Por lo que más de un noble envidioso de dichos poderes, enviaron a un sinfín de sicarios tras el rey y su primogénito. Además de mandarlos con el fin de acabar con sus vidas, lo que más deseaban era obtener un poco de la sangre real. Esto se debía a que, según los rumores, si bebías de dicha sangre podrías obtener una gran velocidad, super fuerza y sobre todo la deseada magia de las tormentas. Era obvio que dicha información era falsa. Sin embargo, siempre había gente terca y esos problemas jamás acabarían.
Para cualquier persona encontrarse con un sicario resultaría aterrador, en cambio para él, alguien que estaba acostumbrado a enfrentarse a este tipo personas, solía hasta considerarlas divertidas. En dichas ocasiones, aprovecha su baja estatura para esquivar las armas punzantes, usaba sus habilidosas acrobacias aéreas para luchar en caso de un mayor número de personas, como también su conocimiento del castillo durante sus huidas. Con eso ultimo hacía que sus captores lo persigan, permitiendo que cayeran en más de una trampa que preparó o simplemente perderlo tras subir muros, torres y techos. Todos esos encuentros siempre terminaban de dos maneras; o los dejaba inconscientes por culpa de sus trampa y jugarretas de combate o, los terminaba guiando donde Kyosuke para que el mismo se encargue del asunto…Aunque esas veces solo lo hacía para molestarlo. Sabía que las habilidades que le enseñó su amigo eran suficiente para defenderse él mismo…el problema era que no quería usarlas dado que se tomaba todo a broma
Esta vez era distinto. Ni siquiera ha visto a sus perseguidores y ya se sentía ansioso, jamás le había pasado esto, pero lo que más le inquietaba era lo que interpretaba de parte del viento. Quienes fueran sus vigilantes eran demasiado silenciosos, podía escuchar el pequeño riachuelo del bosque, los suaves ronquidos de algunos animales o las hojas meneándose por la brisa, en cambio sus captores no hacían ruido alguno. Eso era imposible, el cuerpo humano siempre daría señales obvias para la magia del viento, debería poder escuchar sus respiraciones, el chirrido de sus dientes al apretarlos, incluso el ruido de sus armas en caso de que portasen una. Sin embargo, en esos tipos no había nada. Era lo que percibía, nada. Incluso las pisadas del gato más lejano del pueblo hacían mucho más ruido. Apenas supo el número de individuos por el pisar de las ramas secas, además de ello no había sonido corporal alguno.
"Repito, eso es imposible" pensó aterrado. No porque temiera luchar contra cuatro tipos, para nada, de sobra sabía que podía hacerlo. Si no porque esa horrenda sensación de ansiedad no hacía más que aumentar a cada minuto que pasaba, como si tratara de advertirle de la situación. Las miradas de parte de sus vigilantes podía sentirlas como dagas perforando su espalda y nuca, incluso podía percibir un latente odio hacia él "No, NO. Definitivamente algo anda mal" pensaba jadeante. A cada paso que daba, las alertas de su cabeza gritaban que se fuera, que se vaya ¡que se alejara lo más pronto que pueda! — ¡Vaya, que tarde es! Supongo que ya suficiente por hoy, creo que es hora de volver — exclamó en voz alta extendiendo los brazos sobre su cabeza. Además de mostrar cansancio, quería seguir demostrando indiferencia a sus futuros captores. Tomó su balón en brazos y comenzó a caminar hacia el castillo dándole la espalda al bosque. Tuvo que luchar contra sus ganas de querer correr, por más lógico que sonase esa acción, solo aumentaría sus problemas ya que les demostraría a sus vigilantes que se habría percatado de su presencia. El estar solo con esos tipos lo ponía demasiado nervioso, atravesó el patio temblando, rezando porque apareciera alguien, su padre, Kyosuke, el general Yuuichi, Ozrock, algún guardia ¡el que sea!
De pronto, el escalofrío aumentó de golpe y las brisas del viento le comunicaron que volteara. Con un sobresalto giró su cabeza con fuerza…y no encontró a nadie, solo las hojas de los árboles y el césped meciéndose por el viento. Un sudor frío bajó de su sien hasta su barbilla, no había nada extraño. Aun así, seguía sintiendo que algo estaba mal… ¿o acaso había imaginado todo? "No, eso no sería posible" Apenas terminó de pensar aquello, de nuevo sintió un escalofrío por su espalda, esta vez…vino acompañado de una respiración. Lo más rápido que pudo hizo tres mortales hacia atrás para alejarse. Cuando sus pies cayeron sobre el césped quedando arrodillado, sintió dolor en su mejilla izquierda y como un líquido tibio se deslizaba por su rostro "¿Él acaba de…hacerme un corte?". En eso fue que vio a su atacante, era un enorme hombre corpulento vestido de una túnica negra, con la punta de una larga espada enterrada en la tierra. Cuando la retiró de allí fue cuando pudo ver su rostro. Estaba ante un tipo horrible, su tez era tan blanca que se consideraba insano, sobre su frente tenía un rombo amarillo, no había ni un solo cabello sobre su lisa cabeza, la piel estaba moldeada a sus pómulos sin un rastro de mejillas y unas ojeras que crecían hasta más allá de una plana nariz. No se acercaba ni por asomo a otros sicarios que hubiera visto, dado que todo el lenguaje corporal de este tipo gritaba "peligro".
Ni siquiera había terminado de ponerse de pie cuando sintió otra respiración, ese era el detalle, sentía el aire cálido tras su nuca…pero no los oía, así jamás podría anticipar los movimientos de su rival como solía hacer. Esta vez no pudo reaccionar a la patada que le dieron en la espalda, apenas pudo girar quedando boca arriba sosteniendo el balón sobre su pecho. Que suerte había tenido, porque ahora podía ver como la punta de la espada estaba incrustada en su temari…aunque ese era el menor de sus problemas ahora. Al levantar su vista…se topó con la mirada más fría, inhumana y mórbida que hubiera visto en su vida, era como su le perforase el alma entera. Lo hubiera confundido con alguna especia de maniquí de no ser porque antes lo vio moverse, no hablaba, no hacia ruido, ni pestañeaba. Tuvo que dejar su miedo de lado cuando sintió un ligero punzón en su pecho ¡estaba tratando de hundir más la espada para atravesarlo a él también! Aun en el suelo intentó dar patadas a sus piernas, incluso a su abdomen o entrepierna. Sin embargo, el rostro de su atacante no cambió en absoluto "Es como si no sintiera dolor"
De repente, la cabeza de su atacante fue golpeada con fuerza, haciendo que su cuerpo cayese sobre el césped. Tenma aprovechó su distracción para lanzar su desinflado temari y la espada incrustada a un lado. Ahora había aparecido en el patio otro ser pálido, exactamente igual a los otros dos, solo que este cargaba consigo una maza de filosos picos — Matar…a hombre…Pegaso — Esas palabras, o mejor dicho rasposos gruñidos, lo helaron hasta los huesos. De todas las veces que alguien había venido a atacarlo, no se comparaba para nada a esto. Si eso no fue suficiente para aterrarlo, sin duda lo siguiente lo hizo. El tipo anterior golpeado se levantó del suelo con el cuello torcido, y sus manos regresaron su cabeza la posición anterior, acompañado de sonidos de huesos tronando. Estaba congelado del terror. El sujeto de la maza extendió su mano para tomar el príncipe del cuello, levantándolo a dos metros del suelo, este comenzó a apretarlo sin piedad. Por sentir que se le escaseaba el aire, desesperado comenzó a arañar la muñeca de su captor con sus uñas. De nuevo no hubo reacción, ni siquiera cuando mordió su mano — Matar…a hombre…Pegaso — gruñó alzando su maza. Como último recurso, tuvo que tomar la pequeña daga que traía en su cinturón. Nunca la había usado para atacar, solo para abrir cartas o apuestas de puntería en manzanas con Kyosuke. Sin más remedio, pensó que tendría que hacer múltiples puñaladas en el brazo de su atacante, aunque por estar quedándose sin aire prefirió cortar los dedos para liberarse. Justo cuando la maza iba a tocar su cabeza logró salir de aquel agarre, cayendo de nuevo sobre el césped con los blanquecinos dedos del tipo. Tras toser un par de veces tuvo que rodar sobre su mismo para evitar que la maza lo golpeara de nuevo. Fue allí cuando se percató que, ahora estaba rodeado de 8 sujetos iguales, algunos con espadas, otros con mazas y los últimos con ballestas "¡Ocho! Se supone que conté cuatro ¡¿de dónde aparecieron los otros?!" Sus dudas murieron al ver cómo la mano del tipo de la maza, de los cortes que provocó se encontraban creciendo dedos nuevos "¡Estos tipos no son normales en absoluto! ¡Ya tuve suficiente de esto!" pensó tan enojado como asustado. Sus captores comenzaron a avanzar hacia él, sin importarles su notorio miedo.
—¡Windhole Drive!— gritó colocando sus brazos en X y al bajarlos salieron largos torbellinos de fuerte aire mandado a volar a esos sujetos. Algunos cayeron sobre el césped como otros regresaron al bosque. Le fue inevitable llevar sus manos a su cuello, su garganta ardía con furia, parece ser que aún no se recuperaba del daño anterior, tuvo que comenzar a dar fuertes respiraciones para recuperar el aire perdido. En eso, al ver como un par de sus captores se levantaban del suelo, colocando sus dislocados brazos y hombros en la posición correcta, recordó lo que debió hacer hace muchos minutos atrás ¡Huir de allí!
Recorrer los demás patios del castillo le fue un tortuoso recorrido, por algún motivo sentía que se estaba cansando demasiado rápido, cosa que no le veía sentido porque solía correr sin problema por esas zonas a diario. Se alivió cuando por fin pudo pasar uno de los primeros muros. Ni por asomo estaba cerca de la edificación principal, después de todo apenas eran las zonas vigilancia, aun así le era bueno saber que se estaba acercando. Se apoyó en unas de las paredes con jadeantes respiraciones "¡¿Qué demonios ha sido eso?! ¿Quiénes eran estos tipos? ¿y por qué eran tan temibles? Eran tan pálidos y no sentían dolor…era como si… estuvieran muertos" su cuerpo entero comenzó a temblar con temor de solo recordarlo, tuvo que abrazarse a sí mismo para lograr detenerse. Un latente dolor surgió por el lado derecho de su frente, subió una de sus manos solo para mancharla con un líquido escarlata. Mientras corría también sintió como la sangre bajaba por su sien y mejilla "tal vez me la hice al caer contra el suelo" fue lo que pensó al observar su mano manchada, sin más que hacer la limpió en sus ropas. Al percatarse que en ese jardín había una pequeña fuente, se acercó para lavar sus heridas. Sin embargo, no pudo cumplir su cometido dado que algo en el agua llamó su atención…y era nada más que su propio reflejo. Alrededor de su corte anterior había comenzado a formarse una mancha violeta, que de poco a poco se agrandaba cubriendo toda su mejilla "¿Qué…? ¿QUÉ? ¡¿Qué es esto?!" pensó horrorizado aferrándose al borde de la fuente, de inmediato acercó su rostro al agua. Pudo ver más manchas por su frente y barbilla, también en todo su cuello, aunque estaba en duda si se trataba de moretones o de esas misteriosas manchas "Aun así ¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando?"
—Al fin te encuentro — habló la cansada voz del caballero mientras se sobaba el cuello. Salió de las sombras que proyectaban la torres entrando al pequeño jardín —¿Cuántas veces debo decírtelo? si quieres salir a pasear de noche debes pedir que te acompañe alguno de mis … ¿esos son…moretones?
Su cansancio se esfumó al ver al príncipe. Estaba más que acostumbrado a sus escapadas y que después deba ir a buscarlo, pese a sus constantes órdenes de ir acompañado con uno de sus soldados. Esos sentimientos de reclamo murieron al ver a su amigo herido, pasando a convertirse en una profunda preocupación. La sangre que cae por su mejilla y sien manchan su rostro, horribles manchas violáceas por su cuello y una mirada llena de temor. Jamás lo había visto herido a esa magnitud
—¡¿Qué te sucedió?!
—¡No Kyosuke, aléjate! — ordenó el príncipe deteniendo los pasos del caballero. No tenía ni la menor idea de lo que le sucedía, pero si se trataba de algo contagioso entonces era mejor mantener a su amigo alejado
—¡Tenma, dime quien te hizo eso!
—¡No tengo idea! — justo cuando le iba a decir algo más, vio de reojo como los pálidos sujetos se acercaban a lo lejos corriendo a gran velocidad. Las azulinas pupilas del heredero se dilataron de terror — ¡Solo procura mantenerlos lejos de mí!
—¿A quiénes?
—¡A ellos! —gritó señalando hacia el patio de afuera —¡Hoy más que nunca, te ordeno cumplir tu rol como caballero personal del príncipe!
—… ¿Qué? — susurró sorprendido. Casi nunca había usado su título real para darle órdenes, por no decir jamás ¿Por qué ahora sí?
—¡Por favor! ¡Hazlo! — le suplicó. Sin esperar respuesta se subió a un árbol y de allí saltó hacia el tejado de la torre de vigilancia. El caballero se asustó al ver como su amigo casi no llega al tejado, tuvo que aferrarse a las tejas con las manos y sus botas rasparon las paredes para lograr subir, Tenma jamás había fallado cuando se trataba de subirse a las edificaciones del castillo, quienes fueran los responsables de hacerle daño lo habían hecho de grave manera.
—Síguelo, por favor. Va a necesitar ayuda — Una pequeña sombra se desprendió de la suya, desapareciendo por el pasillo. En eso se percató que pálidos y enormes sujetos entraron al jardín con toda clase de armas en sus manos, ahora no le era necesario preguntar quienes era los responsables de las heridas del príncipe
—Matar…a hombre…Pegaso — fue todo lo que gruñó uno de los ocho sujetos.
—Osaron en aparecer en las sagradas tierras de Pegasus, infiltrarse en la morada de su majestad y atreverse a herir al futuro rey — expresó furioso, frunciendo su ceño a más no poder y sus orbes naranjas ardiendo como llamas — ¡Identifíquense! ¡¿Quién os envió?!
—Matar…a hombre…Pegaso —Kyosuke chasqueó la lengua, al entender que no dirían nada más
—Cualquiera que ose atentar la vida de mi rey ¡Lo pagará con vuestras vidas! — el caballero desenfundó su espada con rapidez, mostrando la hoja escarlata y la negra empuñadura a la luz de la luna. Cuando tomó posición de batalla corrió a la mayor velocidad que pudo, envolviendo su arma en una oscura capa de fuego negro. Esa noche, esos sujetos conocerán la furia del Seed del ejército real.
¡Death Sword!
A cada paso que daba mientras corría, solo hacía que su agonía aumentara. Su cansancio se hacía cada vez más evidente, era como si la capacidad de retener aire en sus pulmones disminuyera a cada segundo. No importaba que tan fuerte inhalara, siempre sentía que el aire faltaba. Su visión tampoco lo estaba ayudando demasiado, de vez en cuando se ponía un poco borroso como también le parecía ver el suelo tambalearse de alguna manera "En serio ¡¿Qué está pasándome?!" su pésima visión hizo que su bota pisé en el lugar indebido, provocando que pierda el equilibrio y caiga del tejado. No hubo tiempo para aferrarse a las tejas, aun con brazo extendido vio en lentitud cómo se alejaba del techo. Para su desdicha, se disipó el pequeño torbellino que intentó crear para amortiguar su caída, cayendo sobre uno de sus brazos. Al intentar levantarse, un insoportable dolor recorrió dicha extremidad surgiendo lágrimas en sus ojos. Cuando observó su antebrazo derecho, además de ver un enorme hematoma por una notoria fractura, también había múltiples manchas violetas por toda la piel. Su temor no bajó en lo más mínimo al darse cuenta que de nuevo los pálidos sujetos lo estaban persiguiendo, solo eran un par de ellos con múltiples y profundos cortes negros, pero parece no importarles dado que se estaban regenerando "¿Se escaparon de Kyosuke?… espero que se encuentre mejor que yo" era obvio que su amigo era mil veces mejor luchador que él y quizás una pelea contra ellos le resulte sencilla… ¿cierto?
Varias veces intentó crear otro torbellino con su brazo sano para alejarlos como antes, pese a sus esfuerzos no logró crear nada ¿Qué le sucedía a su cuerpo? Primero su resistencia física, luego su visión y ahora su magia se debilitaba ¡¿Cómo comenzó todo aquello?! "Tal vez por el corte que recibí" A todo esto, al ver sus manchas también notó que le resultaban familiares ¿Dónde las había visto antes? No tenía tiempo para responder a eso, dado que sus captores ya estaban demasiado cerca sin un solo rasguño, con sus gruñidos perversos y blandiendo sus amenazantes mazas de púas "¡Kyosuke, ayúdame!"
Como si lo hubiera escuchado, observó como una gran sombra se posicionaba por delante suyo. Esta se abalanzó sobre uno de sus captores atacando su cuello, por fin el sujeto pareció sentir dolor debido a sus alaridos. Tenma tembló asustado, esa cosa no era su amigo, él no era tan grande ni hacia sonidos de…gruñidos… ¿Qué era esa cosa? La luz de la luna prosiguió a iluminar dicho ser, dejando al príncipe anonadado. Era un gigantesco lobo de intenso pelaje negro y blanco en la zona del abdomen, su larga cola era casi del mismo tamaño que su delgado cuerpo, en sus anchas patas sobresalían unas poderosas garras, alrededor de su cuello se encontraba un pelaje semejante a púas detrás de unas puntiagudas orejas. Cuando giró su cabeza para verlo se fijó en sus brillantes ojos rojos. Le tendría pavor también de no ser porque antes lo había defendido "Huya Lord Tema, yo me haré cargo" ¿La bestia…habló? No a través de su boca, fue más bien…mental "Es cierto, el cumpleaños de Kyosuke fue ayer…eso quiere decir que…" "¡Huya!" exclamó hundiendo sus garras en el pecho de su captor, tras dicha acción se abalanzó sobre el otro. El heredero se levantó abrazando su antebrazo roto y se fue despavorido.
¿Por qué le estaba ocurriendo todo aquello? Solo había querido salir a jugar con su temari y terminó atrapado en una situación de vida o muerte ¿se trataba de alguna especie de castigo, maldición, o terrible acto del destino? ¿Por no seguir las órdenes y reglas establecidas? Por salir de noche sin permiso, por desobedecer a su caballero al decirle que alguien lo acompañe para cuidarlo, por escaparse para ir a donde quiera cuando quisiera ¿sería por todo ello? "Tenma, no puedes hacer eso todo el tiempo y lo sabes. Te vas a meter en problemas en uno de estos días" ¿o sería por tomarse todo a la ligera y nunca plantearse que podría estar en peligro alguna vez? ¿Esta era la verdadera desesperación al sentirse en un peligro real? "No me gusta, me asusta demasiado. No quiero volver a pasar por esto nunca más". Estaba a menos de 3 kilómetros del castillo, podría llegar corriendo de no ser por su adolorida extremidad y su cansado cuerpo que apenas podía caminar. Su vista no hacía más que empeorar, ahora las cosas de su alrededor estaban más borrosas que antes y estaba comenzando a ver múltiples puntitos de colores.
Su respiración estaba al límite dando fuertes jadeos. Por más que deseara aire su garganta se sentía obstruida, aflojó su pañuelo pensando que eso lo aliviaría, para su desgracia aún sentía que se abogaba. De repente le surgieron unas salvajes ganas de toser, llevó su mano de inmediato a su boca cubriendo el ruido, si esos sujetos aún lo seguían no debía darles su ubicación por medio de ruido. Fue allí cuando se percató qué salió de su boca, la palma de su mano estaba bañada de líquido escarlata y el dorso también fue cubierto por las manchas violetas, sus ojos se abrieron de horror. Sus rodillas no aguantaron más y flanqueando, cayendo al césped de nuevo. Nunca supo porque se quedó viendo su mano tanto tiempo, tal vez por miedo o mera curiosidad, pero gracias a dicha acción recordó donde había visto esas misteriosas manchas. En su madre…comenzaron a aparecer cuando enfermó…y para empeorar las cosas, estaba teniendo los mismos síntomas encaminado al mismo final.
Ahora por fin entendió todo, porque su cuerpo estaba tan débil, porque sus sentidos estaban tan defectuosos y porque sus poderes fallaron. La misma enfermedad que acabó con la vida de su madre lo había infectado, sufriendo de una brutal asfixia por los últimos momentos de vida. Esto era perjudicial para cualquier usuario de magia de viento. Para poder controlarla se debe tocar, sentir y ser uno con el aire. Si no podías sentir una mínima brisa por tus dedos o siquiera respirar el elemento, no se podría usar la magia por ningún motivo, ni para defender a alguien y mucho menos a uno mismo…quedando vulnerable ante el enemigo ¿cómo se contagió? ¿en qué momento? ¿Y por qué tan pronto?... ¿Este era…su fin? Aun con respiraciones jadeantes y llorosos ojos suplicantes, miró hacia el cielo antes que su vista se ennegreciera "Querido Majin Pegasus…Sé que no he sido el mejor ejemplo para ser el gobernante de tus tierras, mucho menos el digno hijo de un rey. Lo siento. Debí obedecer todas las órdenes que me dijeron, al igual que comportarme de manera seria en las ocasiones que debía. Perdóname si cometí alguna falta de respeto a ti o a mis antepasados. Legendario rey Saryuu, Lord Seiya, perdónenme por todo aquello. No volveré a desobedecer las reglas nunca más, no escaparé de mis clases, no saldré sin permiso, dejaré de jugar o hacer bromas a mis perseguidores, no volveré a hacer enojar a Ozrock por mi actitud ¡Lo juro!
"…nma"
"Prometo convertirme en un gran rey, uno del cual todos estén orgullosos"
"…enma"
"...Solo por favor, ayúdenme…sáquenme de aquí"
"Tenma…"
"No quiero morir todavía…no puedo abandonar a mi gente…"
"¡TENMA!"
Justo en ese momento sintió como tomaron el cuello de su chaleco y era alzado del suelo. Él conocía esa sensación muy bien. Abrió un poco los ojos para apreciar cómo el paisaje pasaba a toda velocidad por sus costados, los silbidos del viento resonando en sus oídos, el frío por su nariz, una gran cantidad de aire moviendo su pelo y acariciando su rostro, y finalmente el fuerte batido de unas alas. No lo podía creer ¡estaba volando! Fue alzado hacia arriba girando, un pequeño remolino se creó para amortiguar su caída, quedando sentado sobre el lomo de la criatura. "¡Al fin te encuentro muchacho! No vuelvas a salir a estas horas sin avisar ¡Nos diste un susto a todos!" reclamó la grave y majestuosa voz
—Max…¿Maxi…milium?— susurró el castaño agotado, con la mejilla sana recostada sobre la crin y sus brazos colgando a los lados del cuello del animal
"Dejaré que tu padre sea el que te regañe" dijo el Pegaso de pelaje rojo "Lo único que te pido en este momento, es que respires" Debido a la velocidad que se encontraban volando, allí arriba había mucho más aire, así que de inmediato comenzó a inhalar y exhalar permitiendo que entren en sus pulmones el preciado oxígeno "Eso es, continua así. Por ningún motivo te quedes dormido". Por los siguientes minutos solo se dedicó a seguir la orden de la criatura, haciendo su mejor esfuerzo para continuar consciente. Para evitar caer en los brazos de Morfeo, trató de concentrarse oyendo todo lo que el viento le decía, traía comentario de los soldados aliviados al ver el Pegaso en cielo, también a las criadas preguntando por el bienestar del pequeño heredero, incluso a Kyosuke gritando toda clase de órdenes. Le alivia saber que se encontraba bien, como también que Maximilium lo hubiera encontrado "Tal vez Majin Pegasus oyó sus palabras…gracias por eso" después de todos los horribles sucesos por los que pasó, por fin podía darse el lujo de sonreír. La sensación del viento meneando su cabello le era tan reconfortante, por fin se encontraba a salvo.
La tensión abandonó su cuerpo por estar alejado de todo peligro, entrelazó los dedos del brazo sano por la pajosa crin del corcel, dejándose llevar por la calma del momento… "Un momento… ¿pajoso?" En sus recuerdos, los cabellos de la criatura alada siempre habían sido sedosos y suaves al tacto ¿Por qué ahora estaba así? Sus párpados se levantaron con lento pesar, puede que su vista solo le ofrezca nubarrones borrosos, pero por lo menos veía las cosas no tan desenfocadas más allá de su mano. Al colocarla sobre el lomo del corcel, se dio cuenta de un detalle en su pelaje.
—Oye Maxi… ¿Por qué tú también tienes manchas…en todo tu cuerpo?
"¡Arturo, sal al balcón ahora!" gritó el Pegaso, ignorando la pregunta del heredero "¿Habla con papá…a esta distancia?" De los últimos pisos del castillo, se abrieron un par de puertas de cristal. El rey de cabello rubio cenizo pasó tras ellas entrando al amplio palco real "Será mejor que te sujetes" tras soltar esas palabras, el príncipe cerró sus ojos. Se aferró lo más que pudo a la crin y el corcel descendió a toda velocidad provocando que el viento silbe en sus oídos. Supo que aterrizaron cuando escuchó los cascos de la criatura golpear el mármol, aunque se extrañó al oír como también se desplomaba.
—¡Tenma! — gritó el rey preocupado. Enseguida corrió hacia ellos, desmontando a su hijo y tomándolo en brazos — No… ¿tú también? No…
—Lo siento…sólo quería salir a practicar con…— no pudo terminar su oración, dado que le surgió otro ataque de tos
"Lo encontré a punto de desmayar, espero que aún esté a tiempo. Lamento que no haya sido antes…"
—No digas eso, hiciste un excelente trabajo. Te mereces descansar —cuando su padre terminó de hablar, de reojo vio como Maximilium se convertía en brillantes esferas de luz… "¿él acaba de…irse? No, debo estar alucinando" pensó aun desconfiando de su visión, creyendo que estaba malinterpretado las cosas—Tenma, por favor no te duermes. Quédate conmigo — el pequeño príncipe asintió despacio. Mientras su padre volvía a ingresar al palacio, escuchó como gritaba que trajeran a los curanderos de inmediato. Por mucho que luche por permanecer despierto sentía como su cuerpo estaba cediendo. Lo último que recordó antes que toda su vista se tornara negra, fue ver como una corpulenta silueta saltaba por el balcón de mármol y se quedaba viéndolos de manera fija.
—Matar…a hombre…Pegaso…Niño guio…a hombre Pegaso
変
Unas nubes blancas surcaban el intenso cielo violeta. Se unió un espeso humo negro que venía de la superficie, donde se encontraba un destruido palacio de mármol. Algunos de los escombros estaban cortados al rojo vivo como otros a punto de desplomarse. Entre los pedazos de concreto de lo que alguna vez fueron pilares corría el príncipe castaño, por sus brazos y piernas caían ligeras líneas sangrantes y sus ropas estaban ligeramente chamuscadas por el fuego. Corría y corría lo más rápido que podía con el punto de esconderse tras los números escombros. Cada centímetro de su cuerpo gritaba de dolor, así que recostó su espalada sobre uno de ellos, allí por fin trató de recuperar aire con agitadas respiraciones. Cansado alzó su vista hacia el cielo abrazando su adolorido brazo con ayuda del otro, cerró con fuerza los ojos a la vez que apretaba los dientes con impotencia. Nada de esto hubiera ocurrido si se hubiera percatado antes. A pesar que vio las claras señales, su ingenuidad no le permitió entenderlas. Ahora por su error, millones de personas resultaron heridas, todo por su culpa. Se supone que su deber era protegerlos y aun así los llevó a su perdición. "No intentes ocultarte mocoso. No importa cuantas veces huyas siempre podré encontrarte" Un estruendo se escuchó por detrás suyo, haciendo añicos su escondite. Tosió sin parar, el hollín y las nubes de polvo hicieron que su garganta quede áspera como una lija, su azulina mirada fue en dirección de su atacante. En el purpureo cielo se encontraba un gigantesco nubarrón negro, su tenebrosa mirada amarilla y sus filosos colmillos lo hicieron estremecer. En la parte superior de la nube se encontraba una persona encapuchada de pie. Esta se rió "¿Acaso creíste que un idiota como tú podría llegar a ser gobernante de un reino tan poderoso como este? No me hagas reír" —¡Confiamos en ti! ¡¿Por qué nos hiciste esto?! — el antiguo heredero gritó tratando de dejar su miedo de lado — ¡Te veíamos como alguien de la familia! ¡¿Cómo pudiste atreverte a hacernos esto?! "Es una lástima que el sentimiento nunca haya sido mutuo" la boca de filosos colmillos rugió y enseguida bajó en su dirección a toda velocidad, llenando su vista de oscuridad.
Sus ojos no paraban de moverse bajos sus párpados, de igual modo fruncía el ceño de vez en cuando junto a respiraciones entrecortadas. De golpe los abrió a la vez que soltaba un sonoro grito de terror, sus pupilas estaban dilatadas y por su cuello caía un sudor frío. Se quedó un par de segundos congelado terminando de asimilar todo aquello. Al divisar el toldo de una amplia cama, cambió su posición de echado ha sentado para escanear el lugar buscando peligro. No encontró nada relacionado, dado que el sitio en lugar de atemorizar le era tranquilizante. Largas cortinas en gigantescas ventanas, un escritorio de madera de roble y el suelo tapizado por una rojiza alfombra. Suspiró aliviado al entender que se encontraba en sus aposentos. Solo se había tratado de un sueño "O más bien pesadilla" lo que más le causó temor fue que lo haya sentido tan…real. Sus hombros comenzaron a temblar siendo acompañado por un escalofrío, quiso abrazarse a sí mismo por recordar todo aquello, pero al intentarlo se percató que sentía dolor en uno de sus brazos.
Cuando los observó a ambos, se percató que el antebrazo derecho estaba vendado y amarrado a un par de tablillas de madera. Sus atuendos reales fueron reemplazados por holgadas ropas de tela crema, que acostumbraba a usar como pijama. Sintió un ligero punzón de dolor en su cabeza, su mano sana subió hasta su cabello para sentir otra venda que la envolvía, al bajarla sintió la costrosa línea que recorría su mejilla y más abajo una áspera gasa alrededor de su cuello "¿Qué sucedió?... ¿Cómo llegué aquí? ¿y por qué me encuentro así?". En eso las puertas de su habitación se abrieron, dejando que una mucama pase mientras llevaba un carrito de té. Al ver al castaño se quedó petrificada.
—¡Su alteza!… está despierto… — aliviada cubrió su rostro con sus manos. Cuando intentó responderle lo único que salió de su garganta fue tos, en seguida la joven avanzó hacia la cama con el carrito. Ella tomó la jarra llena de agua y vertió un poco del contenido en una copa de cristal, entregándosela al príncipe — Por favor, no se esfuerce demasiado, sus heridas no han sanado del todo. Espere un momento, le avisaré al subgeneral Tsurugi acerca de su condición
El heredero no se sorprendió de dichas palabras, le sonaba lógico que su amigo. No, caballero personal, sea el primero en querer hablar con él apenas despierte. Minutos después mientras tomaba un poco del agua, dicho caballero peliazul entró corriendo al aposento real. El castaño dejó la copa en el carro de al lado y sonriente volvió a verlo
—¡Hola Kyosuke! ¿me extrañabas? — le preguntó el príncipe bromeando
—¡Cállate! No fuerces tus cuerdas vocales a hablar tan alto
—Tranquilo, ya me dieron un poco de agua ¿No ves que estoy como nuevo?
—Para nada
—¿Me das un abrazo? — expresó con sus brazos extendidos. Esa sonrisa le duró poco tiempo, dicho movimiento causó que dolorosas corrientes eléctricas sacudan el vendado antebrazo. Por lo que lo envolvió con el otro siseando de dolor
—¿Estás loco? Lo único que conseguiría sería darle más inflamación a esa fractura — caminó hacia el escritorio y jaló la silla, arrastrándola hacia la cama
—Ay, que frío — susurró haciendo un puchero. Sabía que su amigo no una persona fanática de los abrazos, pero no perdía la esperanza que algún día acepte dar uno. Después de todo, era un gesto benéfico para todos por entregar tranquilidad y calma, aliviando el estrés "Cosa que claramente necesita mejorar"
—Y bien… ¿Te encuentras mejor? — tras suspirar, se sentó en la silla cruzando sus brazos y pierna sobre la otra
—Ah... ¿por qué? — el caballero abrió los ojos con sorpresa
—Tenma… ¿estás diciendo que no recuerdas que te sucedió? — el castaño confundido giró su cabeza
—¿Debería? — preguntó señalándose así mismo
—¿De verdad no tienes ni un solo recuerdo? — el heredero cerró sus ojos un momento, queriendo ver algo en esa oscuridad
—No…nada — Kyosuke no se esperaba que dijera eso — No creo que se haya tratado de algo importante ¿por qué mejor no me lo explicas tú?
—No puedo hacer eso…porque tampoco lo sé — respondió en un susurró, agachando la mirada como si estuviera ¿arrepentido?
—No me digas ¿Estoy aquí porque me distraje en el entrenamiento? — le preguntó con sus ojos abiertos a más no poder
—¡Claro que no! Yo jamás te haría algo como esto. No te atreva a compararme con ellos
—Bueno, es muy grato saber eso. Por un momento creí que ese era el motivo— respondió el príncipe rascando su mejilla con timidez. En eso, su expresión cambió al entender sus últimas palabras — ¿compararte? ¿con quienes?
¿De verdad no recordaba nada? le era demasiado extraño. Nadie después de pasar por un evento tan traumático lo olvida de inmediato "Tal vez se deba al shock. Su inconsciente debe haberlo bloqueado" pensó el subgeneral. Estaba acostumbrado a realizar interrogatorios debido a su rango, logrando sacarles información con suma facilidad a los sicarios mandados. Aunque en comparación a esos sujetos, solo su señor podía responderle acerca de los acontecimientos de aquella noche "Tengo que hacerle recordar de alguna forma…Por favor, solicito de tu ayuda en este momento". En eso, de la sombra de la cama se desprendió otra con forma de elipse, cosa que no pasó desapercibida por el heredero quien se quedó mirando, de allí emergió el lobo de negro pelaje. Cuando sus orbes rojizos lo vieron, se acercó y se sentó del otro costado de la cama.
—Tenma, déjame presentarse a Fenrir
"Buenos noches su majestad. Me alegra saber que por fin ha despertado" la cara del castaño pasó de estar petrificada, a sonreír entusiasmado con los ojos lleno de múltiples estrellas
—¡Un lobo sombrío! Eso no puede ser, no tiene sentido que tengamos otro…a no ser. Kyosuke… ¿es el tuyo?
—Así es. Aunque no deba contarte nada del proceso, no significa que no puedas conocerlo. Ademas tengo entendido que ansiabas verlo ¿cierto?
—¡Claro que sí! ...uhm… ¿puedo? — preguntó queriendo extender su brazo izquierdo
—Adelante — respondió el caballero dejando inquieto a su lobo, la solicitud que le dio le pareció demasiado…vergonzosa. Sin más opción, Fenrir dejó caer su cabeza sobre las sábanas, quedando sobre el regazo del castaño
—¡Que lindo! — exclamó hundiendo su cara en el pelaje del animal, pasando su brazo sano por su cuello — por esas púas creí que se sentirían espinoso ¡pero no, su pelaje es muy suave!
"Esto humillante para un guerrero como yo. Lindo es la última palabra que usaría para describirme" pensó el lobo, enviándole el mensaje de manera mental a su compañero
"Perdónalo. Tenma es una persona que adora los animales. Sin mencionar que uno de sus favoritos son los perros"
"No sería más sencillo ¿adoptar uno?"
"Tenía uno, pero falleció intoxicado por comer veneno para ratas sin querer. Solo déjalo disfrutar del momento" la criatura agachó sus orejas rendido, acción que tampoco pasó desapercibida por el heredero. Enseguida comenzó a rascar detrás de ellas y la criatura sombría no se pudo resistir a empezar a mover su larga cola.
"¿Sabes? Esto no parece tan malo…puede que me termine gustando" el caballero rio con ironía. Ahora que su amigo estaba más relajado, quizás ya era hora de hacer su interrogatorio
—Entonces…además de tu brazo ¿te duele algún otro lugar?
—Un poco la cabeza, la garganta y también la espalda…por no decir el cuerpo entero.
—¿Cómo lo describirías?
—Uhm… como si me hubiera caído de un caballo y me hubiera pasado por encima…varias veces. No me sucedió eso ¿cierto? — suspiró aliviado al ver caballero negar con la cabeza, aun sin dejar de pasar su mano por el pelaje del lobo
—No me sorprende ver que te agrade Fenrir, después de todo ustedes ya se han conocido antes
—¿Qué? ¿De verdad?
—Así es, en ese momento él te estaba protegiendo
—¿En serio? Que buen muchacho — le dijo acariciando su cabeza, en este punto el animal sacó un poco la legua por su hocico
—¿Recuerdas de quienes?
—Ni siquiera recuerdo que desayuné ayer. Dudo mucho que logre… — su broma se detuvo a la mitad, quedando petrificado y deteniendo la acción de su mano. Debido a que un fugaz grupo de imágenes estaban pasando por su cabeza a gran velocidad
"Kyosuke, siento como su pulso acaba de aumentar. Creo que es hora" entendiendo el mensaje, el caballero inclinó su cuerpo un poco más adelante con las manos entrelazadas
—Por favor Tenma, necesito que hagas un pequeño esfuerzo esta vez. Sé que te puede ser difícil, pero necesito que seas sincero ¿recuerdas lo que sucedió esa noche? — al heredero le tomó un par de minutos responder, dado que le estaban costando asimilar. Recordaba a la bestia divina iluminada por la luz de la luna, el cómo se abalanzaba a dos individuos gruñendo y hundiendo los colmillos de sus fauces
—Creo que sí…
—¿Sabes por qué tu antebrazo se rompió?
—Sí, porque caí sobre el. Al momento de tropezar en el techo
—¿Y qué pasó después?
—Aparecieron unos tipos y…Oh, ya veo. Estaba siendo perseguido ¿cierto? — el silencio de parte de su amigo solo lo confirmó — Ahora entiendo tu preocupación
—¿Recuerdas cómo eran tus perseguidores? — una gota de sudor bajó de su sien hasta la barbilla, las borrosas caras de esos sujetos comenzaban a esclarecerse en su mente. Le asintió con lentitud — ¿los podrías describir?
—…Eran altos, bastantes fornidos… muy pálidos…y también…
—¿Y también…?
—No…vas a llamarme loco — susurró el príncipe cerrando sus ojos y manos en puños, teniendo cuidado de no jalar los pelos del lobo
—No Tenma, sé a la perfección que no estás loco. Porque yo también los vi — el castaño regresó a verlo sorprendido
—Es verdad…me encontré contigo en un punto…
—Así es, me ordenaste mantenerlos alejados de ti. Eso hice, me enfrenté a ellos, y si te preocupa que te llame "loco" por decirme que se regeneraban, te equivocas. Les hice una infinidad de cortes por todo el cuerpo las cuales se curaron en un santiamén, y cuando les disloqué varios huesos volvieron a colocarlos en su sitio
—¿Peleaste contra los ocho? ¿Lograste derrotar alguno? — el peliazul asintió — ¿Y cómo lo hiciste?
—Estaba furioso por lo que te hicieron, así que me centré en hacerlos sufrir antes de acabar con sus vidas. Sin embargo, al ver que no servía de nada decidí acabar con ellos de una vez, cortándoles la única zona que hasta ese momento no toqué
—…La cabeza, fue por eso que Fenrir atacó sus cuellos
—Exactamente, solo pude ocuparme de cinco de ellos antes que huyeran. Así que le pedí que vaya a protegerte de los que escaparan
—Entiendo. Perdón por no agradecerte — le dijo al lobo volviendo a acariciarlo
"No hay problema, no era el momento indicado"
—Tenma, necesito que recuerdes un poco más ¿podrías decirme cómo aparecieron y donde te atacaron? — el príncipe apretó sus dientes con respiraciones entrecortadas, hundió sus dedos por su cabello y las pupilas se contrajeron sin parar de moverse. Aun le era atormentador el solo recordar esa noche. El cómo esos aterradores tipos lo rodearon, como sus armas lo apuntaban, volver a sentir el dolor de sus heridas — ¿qué ocurrió antes de encontrarte conmigo?
"Cuidado, ve más despacio. Acaba de despertar, no queremos que se hiperventile"
—Puedes tomarte un par de minutos si quieres — le sugirió, siguiendo el consejo de su bestia compañera. Por mucho que necesitara la información, debía ser cuidadoso con respecto a su recuperación
—No, está bien, puedo con esto — le susurró. Dio una lenta respiración y prosiguió —Estaba corriendo…más bien huyendo del bosque
—¿Dónde solemos practicar puntería? — castaño asintió
—Sí, de allí mismo. Es que la brisa era muy suave esa noche y pensé que era un momento ideal para practicar sin usar magia. Perdón por no avisarte
—Después te regañaré por ello — "Lo supuse, te conozco demasiado bien" —¿Tu magia no advirtió que te estaban siguiendo?
—En realidad fue por esto que creí…que me llamarías loco. Sí me di cuenta, pero no por mi magia
—¿Cómo? ¿No los oíste venir?
—No, jamás los oí. Esos tipos no hacían ni un solo sonido
—Pero eso es…
—¿Imposible? Lo mismo pensé. Fue por eso que me tomaron por sorpresa, si no fuera por los trucos de sobrevivencia que me enseñaste, no estaría aquí
—Entiendo… entonces significa, que tampoco viste a su posible líder
—No, no sé quién es. Solo salieron del bosque y me atacaron — su brazo sano comenzó a apretar el otro, acompañado de un leve temblor por sus hombros — primero trataron de apuñalarme, después me tomaron del cuello.
—Tenma, detente — chasqueó su lengua, en serio le enfurecía lo que le hicieron a su futuro soberano
—No me quedó claro si quería ahorcarme o aplastar mi cabeza con la masa, tuve que cortar sus dedos para liberarme. Jamás me voy a olvidar de sus ojos, eran cuencas vacías, tan fríos, tan lúgubres, era como fueran hombres muertos
—Tranquilízate — expresó el caballero colocando una mano sobre el hombro del príncipe, deteniendo el temblor que recorría su cuerpo —ya nos encargamos de todos, ninguno de ellos regresará para hacerte daño. Estás a salvo
—¿De verdad? — al ver que los orbes naranjas de su amigo transmitían total honestidad, pudo exhalar tranquilo
—Está bien, me conforta saber eso— convencido por dichas palabras, el peliazul retiró su mano acompañado de una media sonrisa — Oye Kyosuke ¿Qué sucedió después de que me desmayara?
—Lord Maximilium te encontró cerca al castillo y te llevó volando donde su excelencia. Allí ordenó llamar a los curanderos.
—Intuyo que llevo un tiempo inconsciente ¿Por cuanto?
—Por tres días y estuviste ardiendo en fiebre. Hubieran sido más, de no ser por el antídoto que te dieron
—Entiendo…— el silencio reinó en la habitación por un par de minutos, lo único que podía oírse eran los suaves jadeos de Fenrir cuando el heredero volvió a acariciar su pelaje
—Una cosa más. Puede que no sepas quienes enviaron a esos sujetos, pero por lo menos ¿sospechas que son?
—…¿Qué cosa? Claro que no — respondió alzando su ceja
—Escucha, encontramos tu daga abandonada en el patio. Tengo entendido que la usaste para cortar sus dedos. El problema es que no tenía muestras de sangre — el castaño se quedó mudo de sorpresa — también, cuando corté sus cabezas se desintegraron sus cuerpos
—¿Qué dices?
—Tal y como oyes — de su cinturón desató una pequeña bolsa de tela, al jalar la cuerda de la parte superior permitió ver el contenido — esto es parte de lo que quedó
—¿Qué es eso? — tomó la bolsa y observó el contenido. Solo era un fino polvo gris, al acercarla a su nariz fue cuando distinguió de que se trataba — ¿cenizas?
—¿Alguna vez escuchaste algo al respecto? ¿acerca de hombres hechos se ceniza con ojos vacíos?
—No entiendo ¿Yo por qué sabría algo como eso? — le preguntó inclinado su cabeza
—Tenma, tienes acceso a muchos más libros de magia que yo. Debes haber leído acerca de extrañas criaturas o hechizos complicados — no iba a negar eso. Aunque no sea una persona apasionada a la lectura, debía leer millones de libros durante sus clases le gustaran o no — debes haber leído algo al respecto
—Eh…pues…no tengo idea ¿es necesario?
—Claro que lo es. Como te dije, nos deshicimos de todos, no nos quedó ninguno para interrogar. De todas maneras sería inútil porque solo podían decir una misma oración. Descubrir qué demonios eran es nuestra única pista, trata de recordar algo
—Okay okay, lo intentaré — se quedó en silencio por un momento. Cerró los ojos tratando de concentrarse, a la vez que hacia un puchero y rascaba su cabello con el dedo índice — no es mucho, pero…una vez mientras huía de Ozrock llegué volando a la ventana de la biblioteca, decidí ocultarme allí porque sabía que nunca supondría que entraría
—Es un buen punto — resopló el peliazul
—Mi viento botó algunos libros del estante y al caer al suelo leí que una de las páginas decía… "hombres grises" o algo así. Lo leí hace años por orden de Ozrock. Apenas recuerdo un par de cosas. Creo que el libro era una enciclopedia… ¿de la vida…de algo…mágico?... Ni idea. Lo levanté y lo regresé al estante.
—No será "La gran enciclopedia sobre la vida de las criaturas mágicas" ¿verdad?
—¡Esa misma! Caray ni recordaba el nombre
—Trata de mejorar esa memoria para cuando seas rey
—Lo tendré en cuenta — expresó rascando avergonzado su mejilla con su dedo — Es todo lo que sé. Lo siento, no creo que te haya sido de mucha ayuda
—No te disculpes, al contrario. Fue mucho más de lo que esperaba
—¿Eh? ¿en serio? — el caballero asintió
—Eso es todo lo que deseaba saber, supongo que ahora debo dejarte descansar — le aclaró levantándose de la silla y regresándola a su lugar — Vámonos Fenrir
—Bueno…me alegra haberte ayudado —respondió sonriendo, observando como el animal levantaba la cabeza de su regazo y comenzaba a seguir a su amigo peliazul. De verdad estaba agradecido con el lobo sombrío por haberlo defendido esta noche, si esos dos sujetos lo hubieran atrapado estaría perdido… "Un momento… ¿dos de ellos?"— Espera, algo no cuadra
—¿Qué quieres decir? — detuvo su caminar frente a la gran puerta por la que minutos antes entró — ¿Qué te molesta?
—Me dijiste que derrotaste cinco de esos tipos ¿cierto?
—Así es, y Fenrir se encargó de los que huyeron
—Pero solo fueron dos, yo conté ocho cuando me rodearon. Los números no concuerdan…falta uno. Estoy muy seguro que… — su oración no pudo ser acabada.
De golpe los últimos recuerdos se reprodujeron en su mente, el cómo Maximilium se lo llevó volando, la vista del castillo desde el cielo y el aterrizaje en el palco de mármol. Por último, la aterradora imagen de una silueta negra a la luz de la luna a puertas del balcón, junto con unas palabras que lo estremecieron hasta la medula "Matar…a hombre… Pegaso"
—Kyosuke… ¿Dónde está mi padre? — preguntó en un susurro. El silencio de la habitación era tal, que sus palabras fueron claras a oídos del caballero, quien no pudo evitar abrir los ojos sorprendido
—Tenma por favor, aun debes quedarte en cama — fue su respuesta al ver cómo, a paso lento, el príncipe decidía mover las sábanas para levantarse
—Me estas ocultado algo ¿cierto? — el castaño había perdido todo su característico humor, para usar en tono de voz sereno que el caballero jamás creyó escuchar en él.
Mientras se ponia de pie intentó escuchar algo del viento, queriendo saber a través de los murmullos algo de información. Los soldados y mucamas siempre hablaban entre sí, portando valiosa información. Sin embargo, recién cayó en cuenta de un detalle, su habitación estaba en silencio. De hecho…demasiado silencio "¿Cómo es posible? ¿Acaso a través de un hechizo?" los dedos de su antebrazo herido dieron un chasquido apenas perceptible, provocando una brisa demasiado ligera. Sintió como fluía desplazándose por las paredes y ventanas. De verdad le era extraño, sus aposentos nunca tuvieron esa sensación y él sabía identificar un hechizo cuando sus ventiscas la sentían "¿Mi habitación estaba hechizada? Lanzaron un encantamiento para que no escuchase nada de afuera ¿por qué? ¿Qué tanto están ocultando?"
—No tengo idea de que hablas — Trató de aparentar indiferencia
—Si es así, podrías responderme ¿Dónde está mi padre? — el caballero chasqueó la lengua
—Su excelencia fue…— Le costaba que las palabras salieran de su boca, tuve que apretar los dientes con frustración.
—No me lo vas a decir ¿De verdad? ¿o también te ha dado órdenes directas de no decirme lo que sucedió?
—No es eso…
—¡¿Entonces por qué demonios es?! ¡¿por qué siempre quieren que no me entere de nada?! ¡Dime la verdad! — gritó el castaño con furia. Que el lobo agache la cabeza y diera un gemido lastimero, no ayudaba en absoluto — ¿Qué le sucedió a mi padre? Solo quiero saber cómo está ¿Por qué me lo ocultan? Te pido que…No ¡Te ordeno que me lo digas! ¿Te atreves a decírmelo…o tampoco puedes hacerlo?
El peliazul aún se encontraba en conflicto ¿Qué debía hacer? Tenía órdenes que seguir, pero ¿eran las correctas? Mentir le era tan simple como ocultar información. En cambio, el hecho de permanecer en silencio y que sea a él quien deba ocultárselo, no le agradaba. Aunque podía soportar muchas cosas, eso le resultaba impensable. Se paró firme colocando sus brazos tras su espalda, dio una fuerte respiración y cerró sus ojos tratando de aparentar tranquilidad "Espero no arrepentirme de esto"
—El corte en tu mejilla fue hecho por una espada envenenada, eso fue el causante de tu desmayo. El problema no acabó allí, cuando los curanderos te trataron, se percataron que obtuviste fiebre a causa del veneno
—Eso ya lo suponía — respondió el heredero aun frunciendo su ceño —¿Qué tiene que ver con…?
—Cuando Lord Maximilium te llevo donde su excelencia, de inmediato ordenó llamar a los curanderos para que atendieran tus heridas. Tal y como acertaste antes, uno de tus perseguidores logró huir y evitar a mis hombres de manera exitosa. No importó cuantos hechizos que mi hermano y yo hiciéramos para encontrarlo, jamás logramos dar con su paradero. No hasta que corrimos a los aposentos de su majestad. Una vez cerca, nos percatamos que sonaba como si hubiera una especie de lucha allí adentro. En efecto, es lo que estaba ocurriendo. Apenas abrimos las puertas, nosotros no tuvimos oportunidad de interferir en dicha pelea. Su majestad Arturo se encontraba combatiendo al último hombre, mientras una mano bloqueaba sus ataques con su espada, la otra se encargaba de sostenerte. Debido a su gran habilidad y con ayuda de Lord Maximilium, lograron acabar con él cortándole la cabeza. Sin embargo, cuando está cayó vimos como su alteza poseía una sangrante herida en la cabeza. Al parecer uno de los picos de la maza lo había golpeado. Para su desgracia, él también comenzó a sucumbir ante el veneno
—No…no puede ser. Él también fue… — la única mano del príncipe subió hasta su pecho, haciendo que tela se arrugue por el contacto
—Eso fue todo lo que ocurrió…
—¿Y Maxi…? ¿Qué pasó con él?
—No puedo entrar en esos detalles, por ser…
—¿Asuntos acerca de la espada mágica? ¿En serio? Solo te estoy preguntando como está— el príncipe chasqueó la lengua al ver como el caballero negaba con la cabeza— p-pe-pero, papá se encuentra mejor ¿cierto? Dices que eso fue hace tres días, y yo me encuentro mejor. Por lo tanto, él ya debe haberse recuperado ¿no?
—Los curanderos pasaron día y noche atendiéndolos a ambos, intentando preparar el antídoto para revertir los efectos. Aunque todo fue en vano, pese a sus esfuerzos, sólo tú has mostrado mejoría — le respondió, al volver a abrir sus ojos observó como la cara del heredero pasó de furia absoluta un terror inigualable
—Significa que… ¿tampoco ha despertado? — al ver cómo le negaba con la cabeza, hizo que sus pupilas se dilataran y su corazón lata tan rápido que retumbara en sus oídos — ¿y no pensaban decírmelo? ¡Mi padre agoniza, ¿y querían evitar que me enterara?! ¿En serio creyeron que era buena idea? ¡Es una tontería!
—Tenma…—susurró el peliazul en tono comprensivo
—No Kyosuke, no tienes permitido hablarme así — su cuerpo comenzó a temblar de ira y ahora era su turno de apretar los dientes— Solo viniste por información y pensabas irte sin hablarme de nada de lo que ocurrió. Sin querer decirme que la persona que más quiero y admiro, está a punto de partir de este mundo ¿Qué clase de caballero…? No ¿QUÉ CLASE DE AMIGO ERES?
—Repúdiame si deseas. Solo seguía las órdenes — el heredero resopló
—Ya veo…solo pierdo el tiempo aquí. Parece ser que eres buen caballero, pero pésimo amigo — al terminar de decir dichas palabras, un fuerte viento abrió todas las ventanas de golpe, haciendo que los cristales se hagan añicos y la tela de las cortinas salga por las ventanas. No era necesaria una explicación para saber lo que acababa de ocurrir
—¡Tenma, regresa! — gritó desde el marco del ventanal, buscando con la mirada algún indicio de por donde se había ido, para su desgracia sólo encontró el cielo estrellado. Frustrado chasqueó la lengua y volteó a ver a su lobo — Fenrir, por favor búscalo y detenlo
"En caso que lo haga ¿realmente crees que es lo correcto?"
—¡Por supuesto que sí! Sabes tan bien como yo hacia dónde se dirige
"Por eso mismo, me niego a detenerlo"
—Tú no lo conoces, si se entera de toda la verdad ¡se culpará por ello!
"Parece que no es el único que actúa así"
—No…mi caso es distinto
"Eso lo entiendo, puede que no conozca a su alteza tanto como tú. Aún así, noté que ambos son iguales en el aspecto de ocultar las emociones negativas" habló el animal, avanzando hacia su amo y quedándose sentado al lado, el caballero peliazul retiró avergonzado su mirada.
Era cierto, cuando ambas majestades fueron llevados donde los curanderos, el concejo del clero se reunió de inmediato. Les pareció infame que nadie haya acompañado al príncipe a su práctica cuando se dijo que siempre debía ser escoltado, sin mencionar que acusaron a los caballeros de inútiles por no poder encontrar al último atacante hasta que fuera demasiado tarde. Toda clase de recriminaciones cayeron sobre ambos generales, sin tener ni una sola oportunidad de defenderse, haciendo que la culpa les fuera inmensa. Él era su caballero personal, estaba acostumbrado a los constantes escapes del príncipe, pero no creyó que llegase a meterse en un lio así ¿Por qué no lo siguió? ¿Por qué no le hizo caso a su mal presentimiento cuando se enteró de su desaparición? ¿Cómo era posible que ni su hermano, sus lobos y por supuesto él, expertos en la magia de las sombras, no se percaten de sus atacantes en plena noche? El clero los tachó de sospechosos por complot contra la realeza, solo por encontrarlos queriendo ayudar a sus señores heridos en el suelo. Por cada palabra convertida en acusación de parte del concejo, solo hacía que la angustia y vergüenza aumente hacia los generales que prometieron proteger a la realeza con sus propias vidas, que por un pequeño error fallaron en esa noche "Acabas de lidiar con la culpa de no poder protegerlo. Por más que te costara entender que no fue por acciones tuyas, supiste conllevarla y lidiar con ella. El príncipe debe hacer lo mismo, no impediré que eso ocurra" el caballero frunció el ceño, por muy duro que resulten los siguientes momentos de viviría el heredero, debía afrontarlos "No sirve de nada ocultarme cosas Kyosuke, siempre voy a escuchar lo que piensas. Tus verdaderos motivos son muy nobles, no te sientas mal por hacerlo. Así que deja de culparte"
—El solo hecho que se encuentre despierto, me es suficiente — se arrodillo a su lado y rodeó el cuello de la criatura con sus brazos— Espero que sepa conllevarlo
"Lo hará. Por lo que veo, el chico es más fuerte de lo que aparenta"
Saltó entre tejado y tejado como estaba acostumbrado, guiado por las luces de las antorchas en las torres. Aunque tuviera sus poderes de vuelta, aun le resultaba complicado usarlos por la falta de control, ya sea por la falta de equilibrio por su antebrazo, la escasa luz que tenía o que las superficies por donde pasara rasparan sus descalzos pies. No le resultaba importante, solo tenía un objetivo claro y era llegar hasta el único sitio donde podría confirmar todas sus dudas.
"Tal y como lo sospeché, mi habitación había sido insonorizada". Al salir por la ventana, todas las conversaciones ocurridas en tiempo real por el castillo fluyeron hacia sus orejas. Nunca le había molestado el sin fin de palabras que escuchaba, porque todas las consideraba buenas fuentes de información y conocimiento. Esta vez era distinto, porque todos y cada uno de los comentarios le dolían "¿Es cierto que el príncipe despertó? Espero que su alteza tenga la misma suerte ¿hay noticias sobre su excelencia Arturo? ¿ya mejoró su majestad? ¿los curanderos descubrieron un antídoto para él también? No puede irse todavía, el príncipe lo necesita ¿Cuánto tiempo permanecerá así? Aún no es su momento, no es justo, aún debe permanecer aquí ¿vivirá cierto?" Era la primera vez en su vida que deseaba no disponer de la magia que tenía. Sabía que esos comentarios no los decían con el punto de herirlo. Aun así, solo lo hacían sentir peor a cada paso o minuto que pasaba. "No es cierto, no es cierto. Es imposible que le suceda eso"
Saltó de un edificio a otro y caminó por encima de las tejas, al llegar a una ventana colocó su mano sana sobre el cristal y la empujó con suavidad. Al estar dentro del pasillo, corrió lo más rápido que pudo hasta llegar al final de este. Se detuvo frente a las grandes puertas de madera pulida que daba paso a la habitación del rey ¿Ahora qué? ¿sería buena idea entrar? ¿Qué pasa si su padre aun dormía? ¿o si los curanderos seguían trabajando? No le gustaría interrumpir. Quedó petrificado por unos cuantos minutos más escuchando todo lo que ocurría en el castillo, el ticktack de los relojes, los pasos apurados de los sirvientes, los murmullos o comentarios de parte de estos que aún le herían, pero nada al respecto de lo que ocurría dentro de la habitación. Con cuidado de no hacer mucho ruido, posó su mano izquierda sobre la puerta, al sentir un ligero cosquilleo en su palma se percató que también estaba hechizada. Primero la suya…y ahora la de su padre "Esto sin duda, no significan buenas noticias" pensó el príncipe, apenado apoyó su frente en la madera mientras caían lágrimas por sus mejillas "Debe ser mentira. NO PUEDE REALMENTE ESTAR PASANDO ESTO"
En eso, escuchó como el picaporte de la puerta sonaba y el cómo ésta comenzaba a abrirse. Al cerrarse la gran puerta vio como salía de la habitación el duque de cabellos verdes, llevando consigo un carrito lleno de frescos con múltiples hierbas. Tenía entendido que el duque era un excelente farmacéutico y que por eso era el encargado de los boticarios o invernaderos del castillo. Que sea él quien salga, de verdad no le daba buena espina ¿La situación de su padre era tan grave que necesitaba tantas hierbas? Apenas lo vio, sus pupilas amarillas se fijaron en él.
—¿Tú aquí? — exclamó… ¿bastante sorprendido? — ¿osas aparecer? ¿tienes idea de lo que has hecho?
—¡Fue un accidente! Esos tipos aparecieron de la nada y me emboscaron — exclamó sollozando. Le fue inevitable correr y buscar refugio en su mentor, así que corrió a abrazarlo. Aunque a veces lo llegue a mirar terrorífico, no mentiría que lo estimaba mucho — Solo traté de huir, yo no quería que le pasara nada
—Lo sé, lo sé. Nadie quiere que estas cosas ocurran — susurró Ozrock pasando su mano por los cabellos del heredero — Sin embargo, eso no evitará que el rey agonice
—Por favor no digas eso — susurró el castaño entre sollozos
—Es la verdad, y de no ser por ti, todavía gozaría de buena salud
—¿Co- cómo dices? — esas palabras hicieron que el príncipe alce asustado su vista
—Piénsalo. Saliste de tus aposentos ignorando las reglas, te negaste a ser escoltado, no te percataste de las altas horas de la noche y fuiste emboscado. Para empeorar las cosas, durante tu huía solo guiaste a tus perseguidores a su objetivo
—No es cierto, su objetivo era yo. Ellos querían… — "Matar…a hombre…Pegaso…Niño guio…a hombre Pegaso" un momento… ¿guio? ... ¡¿Guio?! Ahora el significado de dichas palabras tomaba otro rumbo, uno el cual le heló la sangre. Despacio se alejó del duque y su brazo sano comenzó a apretar su pecho —No puede ser… ellos buscaban matar a papá…y yo los envíe directo a él
—¿Ahora lo entiendes? ¿Qué diría tu adorada madre por esto? — la mirada del príncipe cayó al suelo de loza
—No es cierto ...no es cierto…—susurraba a la vez que negaba con su cabeza — ¡No es cierto!
—¡Lo es! Y en caso de que muera esta noche, habrá sido todo por culpa tuya —respondió el duque, con sus orbes amarrillos brillando de manera amenazante— No puedes negar esa realidad, eres el responsable
—Yo nunca quise que esto pasara, no es culpa mía — susurró el heredero — De saber que eso le ocurriría, nunca habría salido de mi habitación
—A nadie le importan las excusas, solo los hechos. Y éste es uno de los peores problemas que has causado
El shock de la noticia produjo ligeras vueltas en su cabeza, nublando su vista con distorsionados puntitos de colores. La temperatura del lugar de golpe aumentó, acusando que un sudor frío bajara por la frente y cuello acompañado de una fuertes náuseas, tuvo que comenzar a dar agitadas respiraciones para evitar algún desmayo, sentía que el aire en sus pulmones escaseaba, además de sentir a su corazón palpitar mil por minuto ¿Todo fue por él? ¿el causante de todo este lío y responsable por el envenenamiento de su padre?... ¿Fue él? Se negaba a creerlo. Él en ningún momento deseó que esto pasara, o mucho menos que su padre salga afectado. Él lo adoraba, por ningún motivo en el mundo se le ocurriría hacerle daño, y aun así…terminó llevándolo al borde de la muerte.
Los planes de continuar con la resondra hacia el príncipe fueron frustrados. La puerta se abrió de nuevo, permitiendo que todos los curanderos apenados salgan de la habitación, Ozrock giró a verlos esperando alguna respuesta, que uno de ellos negara con la cabeza hacía que la ansiedad del heredero sólo aumentara más. El joven curandero al verlo susurró "Lo mejor será que entre a verlo"
—¿Estás loco? No se encuentra en condiciones para…
—Fueron ordenes de su majestad
—¿Qué? ¿Cuándo te las dijo?
—Hace apenas unos segundos — Un momento ¿órdenes directas? Significaba que su padre… ¿estaba despierto? —Sé que usted nos ordenó prohibirle al príncipe verlo, pero no puedo desobedecer sus palabras
—Tch…parece que estas de suerte mocoso. Podrás disculparte como se debe
¿Su padre despertó? ¿Es decir que estaba mejor? ¿Entonces porque los curanderos tenían rostros compungidos? Apenas entró a los aposentos reales, más y más preguntas de esa índole surgían en su mente. Por supuesto que quería saber cómo se encontraba su padre. Sin embargo, ahora que sabía quién era el causante de su estado, le avergonzaba encontrase allí ¿con que clase de cara iba a presentarse ahora? ¿lo repudiaría por sus acciones? Su nerviosismo no hacía más que aumentar, no sabía si el escalofrío que recorría su cuerpo era por su miedo, o por sentir la fría loza bajo sus pies.
—Hola muchacho— susurró su padre con voz ronca. Tenma se quedó congelado al oírlo, jamás había escuchado a su padre hablar así ¿era por causa del veneno?... Que recibió injustamente por defenderlo — Tengo entendido que Ozrock ordenó no hablarte al respecto de mi situación, pero como estas aquí, intuyo que alguien sí te lo dijo ¿de quién se trató?
—Fue Kyosuke…
—Oh vaya ¿fue él? Se atrevió a romper una orden por ti ¿eh? Eso dice mucho, tienes un gran amigo — "¿Cómo? ¿Kyosuke fue en contra de las reglas?" —Entonces dime ¿Cómo te encuentras?
—… ¿Cómo puedes preguntarme eso?... Si tú te encuentras peor que yo — susurró el castaño con su mirada fija en el suelo. No tuvo el valor para acercarse más y se quedó parado a varios metros de la cama
—Olvidémonos de mi situación por un momento, solo quiero saber si estas mejor ¿Tienes alguna dificultad para respirar? — su hijo le negó con la cabeza — ¿te sientes cansado? ¿o te molesta alguna parte de tu cuerpo?
—Además de mi brazo…No, nada más
—Ya veo, me alegra saberlo. Sabía que eras fuerte, tu resistencia me está sorprendiendo si te soy honesto — el niño chasqueó la lengua — ¿Hijo?... ¿estás bien? ¿Qué tienes?
—…No es justo. Fue a mí quien atacaron, a ti no te hubiera pasado nada…si no los hubiera guiado. Debería ser yo quien se encuentre en cama…no tú
—Hijo, esto no tiene nada que ver con…
—Papá ¿me odias? No te encontrarías en esta situación de no ser por mí. No te hubieran atacado y mucho menos envenenado… Nada de esto te hubiera sucedido, si tan solo hubiera seguido las órdenes establecidas. Lo siento, lo siento muchísimo — susurró sollozando, a la vez que un par de gotas salada caían sobre el suelo— yo soy el responsable de tu condición, encuentro lógico si estás enojado conmigo. Perdóname por hacerte esto…y mucho más por no ser el hijo que mereces.
—Tenma, detente — expresó el rey alzando un poco su ronca voz "Lo sabía, está furioso conmigo" — Por favor. Acércate
Esas palabras lo tomaron por sorpresa ¿Por qué le ordenaba tal cosa? A paso lento prosiguió a seguir dicha orden, aun con la mirada en el suelo. Cuando vio que había una silla junto a la cama, la tomó y se sentó en ella
—¿Por qué piensas que eres el responsable?
—Porque siempre tiene que haber uno…
—Eso no responde a mi pregunta — el castaño apretó los dientes
—…Porque…fui yo el causante de todo lo que te pasó…
—Eso no es cierto — justo antes que el príncipe pueda responderle que sí lo fue, el rey le solicitó mirarlo. Despacio, alzó su vista…y no le gustó lo que vio. Echado sobre su cama yacía un rey débil. Sus decolorados cabellos estaban sueltos por las almohadas, alrededor de su cabeza tenía una venda envuelta, la tez de su piel podía asemejarse a las hojas de papel, bajo sus ojos se encontraban enormes ojeras y por su frente, mejillas y brazos un sinfín de pequeñas manchas violetas ¿Qué le había hecho a su padre? No se asemejaba para nada al poderoso guerrero que conocía —Tú no tienes nada que ver con esto
—Pero fui yo quien…
—No hijo, escucha. Ya me encontraba enfermo hace muchos años. Tu accidente solo hizo que mi situación empeoraba, pero no la generaste tú
—¿Cómo que…ya te encontrabas así? — preguntó, con sus pupilas dilatadas por la sorpresa — ¿desde cuándo?
—Hace cuatro años…
—Pero hace cuatro años, mamá…— era cierto, esas manchas eran iguales a las que tuvo su madre
—Vaya…lo notaste. Sí, así es, estoy padeciendo lo mismo por lo que pasó tu madre
—¿Cómo te contagiaste?
—Jah ¿contagio? Que gracioso suena eso. Lo sé, por años pensamos que se trataba de una extraña enfermedad — el adolescente confundido alzó la ceja —Lamento decirte que no se trató de eso. Cuando me enteré de la situación de tu madre, solicité a los curanderos investigar acerca de lo que ocurría, tal vez si descubrían de qué enfermedad se trataba lograríamos curarla. No fue así. No fue hasta muchos meses después de su fallecimiento, que descubrieron que se trataba de algo más. Al analizar su sangre, descubrieron que había extraños componente en ella. Resultó ser que no murió por una extraña enfermedad, sino por ingerir sustancias venenosas
—Espera… ¿me estás diciendo que mamá murió envenenada? ¿Por quién?... ¿y cómo?
—No lo sé. Llevo pensando hace tiempo que hay un traidor en el castillo. Pese a mis esfuerzos, no he logrado identificar de quién se trata — el rey comenzó a tener un ataque de tos, que fue cubierto por una de sus manos. El heredero intentó acercarse para ayudarlo, pero su padre le indicó que no se moviera, en serio no le gustó ver cómo caían los hilos de sangre por sus dedos — Meses después, al percatarme que me salieron las mismas manchas, se reabrió la investigación. Aunque esta vez para tratar de buscar la causa. Por más complicado que fue, logramos identificar la planta. Era la "Lycoris radiata" o más conocida como "Higanbana"
—Eso es imposible, las Higanbanas desaparecieron hace mucho tiempo por no adaptarse a los cambios del clima— lo sabía por el sin fin de libros que tuvo que leerse en sus clases de botánica
—Lo sé, eso también fue lo que pensé. Con más razón la investigación continuó. Me tomó mucho tiempo descubrirlo, después de todo tenía que andar por distintas zonas del país como también de los reinos vecinos
—¿Por eso fueron todos tus viajes? Creí que se trataban de asuntos políticos
—No era del todo mentira. Aunque habían asuntos que hacer allá, también fui por esas razones. Puede que no descubriéramos quien la cosechó, cómo lo logró y mucho menos como hizo el culpable para que la ingiriera. Pero todo eso no importa porque los esfuerzos valieron la pena, así es, logramos crear un antídoto que contestaría a los efectos del veneno.
—¿Qué? ... ¿En serio? — al ver a su padre asentir con la cabeza, por fin el príncipe pudo sonreír — ¡Eso es genial! Significa que podrás recuperarte. Que alegría, por un momento creí que ibas a… ¿papá? — observó preocupado como su el rey le daba una sonrisa ¿triste?
—Hijo. Estoy así por ingerir veneno en pequeñas dosis a lo largo de cuatro años, y no mostré mejoría alguna. Tú recibiste una concentrada cantidad en solo una noche, y estás aquí recuperado ¿No te resulta eso curioso?
"Hubieran sido más, de no ser por el antídoto que te dieron" Al recordar las palabras de su caballero la sonrisa del príncipe se esfumó, convirtiendo su rostro en la viva imagen del horror
—No… no me digas que…
—Así es. Les ordené a los curanderos que usen el antídoto en ti — el pequeño príncipe comenzó a negar con su cabeza — Aunque me rogasen que lo pensase mejor, me negué a hacerlo, y en serio me alegro de no haber cambiado de opinión
—No…no… ¿por qué? ¡¿Por qué hiciste eso?! — gritó con fuerza a la vez que se levantaba de su silla, provocando un ruido sordo al momento de caer al suelo — ¡¿Por qué me elegiste mí?! Tenías la oportunidad de curarte del veneno…y la desperdiciaste ¿por qué? Eres el rey, no puedes dejarnos todavía. Tus aliados te necesitan, tu gente necesita…yo te necesito…
—En eso te equivocas Tenma, el reino ya no me necesita — le susurró subiendo su mano limpia hacia la mejilla izquierda de su hijo, rozando con su pulgar la costra de su herida— Todos los viajes que hice fueron para terminar de cerrar alianzas, para aclarar asuntos con otros nobles y calmar a una incómoda multitud evitando posibles golpes de estado. El reino está en completa paz, ya no existe nada de lo que deba hacerme cargo. Todo está listo para que tomes las riendas. Es a ti quien ahora necesitan, no a mí.
—¿y Maxi? ¿Qué pasará con él? ¿Lo piensas abandonar?
—Por supuesto que no. Él está bien…de hecho, me está esperando
—¿En dónde? — le tomó unos segundos captar ese oscuro mensaje "¿No será que Maximilium está…?" —No… ¿Por qué? ¿Por qué hiciste todo eso? — sollozó el castaño
—¿Qué clase de pregunta esa? Porque eres mi hijo, por supuesto que voy a dejar todo listo para ti. No necesito más razones para protegerte de esos tipos o mucho menos cederte el antídoto. Lucharía con millones con tal que no te hagan daño y jamás me harían retroceder a mi palabra
—No…no me hagas esto. Aún no es listo para tomar el trono…
—Eso no es cierto hijo, estás listo. Sé que te será duro ser el rey más joven de la historia. Aun así, tienes grandes compañeros que te apoyaran en el camino
—Pero sin tu guía, no lograré ser ni la mitad de buen rey que tu fuiste…
—No pienses eso mi muchacho. Serás un rey maravilloso, no lo creo, lo sé — el adolescente apretó los dientes por esas palabras — hace poco no parabas de disculparte. Créeme, no tienes porque hacerlo, nada de esto fue tu culpa y por ningún motivo quiero que sigas pensando eso. El que debe disculparse aquí soy yo, no tienes idea cuanto lamento no poder seguir a tu lado. Me hubiera encantado ver cómo tomas la corona, conocer a tu prometida y verte llevarla al altar o incluso darle lecciones de combate a tu próximo rey, discúlpame por no poder estar allí para ti. Espero que del poco tiempo que estuve contigo, haya sido suficiente — "Fueron años maravillosos, pero no suficientes" pensó el príncipe desdichado, enterrando su rostro en el pecho de su padre — Escúchame Tenma. Por muy adversa o dura que se te presente la situación, quiero que siempre recuerdes que todo saldrá bien de alguna forma. Jamás debes darte por vencido ¿de acuerdo? — este asintió despacio y su padre prosiguió a acariciar el cabello de su nuca —me alegra que lo entiendas. Tampoco quiero que piense que fuiste un mal hijo. Todo lo contrario, fuiste lo mejor…que pude haber deseado…— Se quedaron así por unos minutos, hasta que el heredero sintió como la mano de su padre se había detenido, el cómo sus respiraciones y latidos se hacían cada vez más lentos "No, todavía no por favor…" fue inevitable. El rey Arturo con una sonrisa en el rostro, dio su último latido, siendo un sonido que destrozó al príncipe "No…no te vayas ¡No te vayas! No me dejes…¡NO ME DEJES SOLO!"
Quien sabe cuánto tiempo de quedó allí adentro, debido al hechizo nadie escuchó sus fuertes sollozos. No fue hasta mucho después que los curanderos regresaron junto al concejo para comenzar la ceremonia de purificación. Sin embargo, debido a que el príncipe aún seguía aferrado al cuerpo no podían proseguir con la tradición. Con suma delicadeza tuvieron que pedirle al heredero que se aleje, cosa que no les sirvió de nada porque el pequeño príncipe se negaba a soltar los atuendos de su padre. Una de las mucamas tuvo que acercarse y abrazarlo por detrás para alejarlo del cuerpo. Pese a los intentos de liberarse del agarre de ella, sus fuerzas cesaron cuando le susurró "por favor deténgase su alteza, no servirá de nada. Él se ha ido"
Rápidamente la noticia que expandió por todo el castillo. Por ende, el campanario dio su fuerte mensaje a través del instrumento, haciendo que todos los ciudadanos queden perplejos ¿el rey había muerto? ¿Por qué razón? ¿y cómo? Si hace unos días había regresado de su viaje y se veía en óptimas condiciones, mientras saludaba y sonreía a su gente. Parecía algo imposible de creer. Por ser de manera tan repentina, la gente empezó a sospechar que se trató de alguna especie de complot para asesinarlo. Aun así, sonaba difícil de creer ¿cómo lograrían derrotar y asesinar a un guerrero tan poderoso como el Rey Arturo? Y en especial ¿Quién podría hacer algo como eso? A pesar de que no pudiese escuchar las palabras de su gente por hallarse tan lejos de la ciudad, podía apostar que así era como se encontraban. Mientras tanto en el castillo, ahora los comentarios de parte de los caballeros y servidumbre le resultaban más dolorosos que minutos antes. Todos lamentaban la noticia del Rey, preguntándose si hubiera existido algún modo de evitarlo, como otros también se alegraban que por lo menos el príncipe se haya recuperado. Aun así, se encontraban preocupados con lo que le pasaría. De si sabría sobrellevar el duelo de perder a ambos padres, que si se sentía responsable por el accidente del rey, y por supuesto, el cómo se tomaría el hecho de ser coronado a tan temprana edad.
Sin importarle que su antebrazo gritase de dolor por mover sus dedos, tapó sus orejas con fuerza, de verdad no quería oír nada más. Cada palabra que oía le era tan dolorosa, tan desgarradora, no podía con todo, se sentía mil veces peor que cuando llegó en primer lugar. Recordaba que su madre le explicó, que había veces en las que desearía que sus poderes no tuvieran esa clase de efectos, pero que tendría que acostumbrarse a ello sabiendo usarlos a su favor o buscándole un lado positivo ¿Qué lado positivo podía buscarle ahora? ¿Si todo lo que oía le perjudicaba? No había nada bueno con su magia en estos momentos. NADA. No le ayudó ni predecir los movimientos de sus enemigos, ni siquiera usarlos cuando estuvo en mayor peligro ¿y ahora debía tragarse todas esas palabras? Además de sentirse como si volara o enterarse de chismes que no le interesaban ¿de qué le servía si no se pudo defender? ¿o entender que ponía a su padre en peligro? ¿Por qué debió nació con ellos?
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué?
¿POR QUÉ?
¡¿POR QUÉ?!
—¡Lord Tenma! — Ese llamado le hizo le hizo reaccionar, parece ser que la huida a sus pensamientos fue tan efectiva que no escuchó como alguien se le acercó y mucho menos que lo llamó. Genial, otra cosa que sus poderes no notaron. Aún sin retirar las manos de sus oídos, alzó su vista y encontró al caballero peliazul parado a un par de metros.
El corazón de Kyosuke se encogió al ver a su amigo. Se encontraba en el borde de la ventana con las piernas pegadas al pecho, las palmas de sus manos apretando sus oídos enterrando los dedos en su cabello, con la vista gacha oculta tras sus rodillas susurrando "¿por qué?" un sinfín de veces. Lo llamó por su nombre un par de veces sin obtener éxito alguno, tuvo que alzar su voz para que le regrese la mirada. Se encontraba apretando sus dientes a más no poder con las lágrimas mojando su rostro. Aunque lo que más llamó su atención fueron sus ojos, dado que no tenían su característico brillo siendo igual de opacos que la noche, ni siquiera la luz de la luna ofrecía consuelo en ellos. Por mucho que quisiera hacer algo, no podía entrometerse en el asunto, dado que... no lo tiene permitido.
—Entiendo que no se encuentre en el mejor momento para hablar, así que seré conciso. Los monjes encontraron esto en los aposentos de su majestad — retiró una hoja de papel tras su espalda y la dejó en el borde de la ventana. Cuando el castaño fijó mejor su vista, entendió que no se trataba de una simple hoja — Desconozco el contenido de su interior. De hecho, ningún individuo del castillo está informado al respecto, ni el General, ni Lord Boldar. Se respetó por completo la intimidad del rey para entregártela. Con su permiso me retiro — dio una pequeña reverencia y prosiguió a alejarse
—¿Por qué lo hiciste? — preguntó el castaño, deteniendo el caminar de su caballero — Si Ozrock les prohibió hablarme del estado de mi padre, pudiste haberte callado y así tal vez hubieses cumplido tu cometido. En cambio, fuiste contra las reglas y me lo dijiste ¿Por qué hiciste eso?
—Porque me he encontrado en la misma situación…— respondió dándole la espalda — Mi padre también falleció. Fui informado pasado un buen tiempo para evitar problemas, lo cual siempre pensé que fue una orden estúpida...Discúlpeme por eso. El asunto es, me ordenaron no hablarle sobre ello con el fin de no hacerle sentir responsable, aunque eso incluyese no poder verlo en caso que despertase… así que, por lo menos quería darle el tiempo suficiente para despedirse. Porque yo no tuve dicha oportunidad. Admito que me preocupó que se enterase del asunto de la "guía" hacia su majestad, sabía que se echaria la responsabilidad de algo forma…
—Cuando te dije "no tienes permitido hablarme así" no lo dije en serio ¿sabes? Estaba molesto … olvida las cosas que te dije, por favor — este se sorprendió, de reojo lo miró por encima de su hombro—Kyosuke, no eres responsable de nada de lo que ocurrió, ni tu hermano, ni tú. Eres tan buen amigo como caballero…en serio, siento que no pudieran asignarme a alguien mejor. Gracias por dejarme hablar con papá antes de irse
Por más que tuviera su rostro compungido intentó mostrarse lo más sincero posible con su amigo, dándole su típica sonrisa aunque esté dolido. Por más conmovido que se encontrase, su orgullo no le permitió demostrarlo, así que lo ocultó bajo su típica cara estoica. Pero si le fue imposible soltar una muy pequeña sonrisa
—Será mejor que te vayas, los ancianos te están buscando, y no te gustará nada de lo que te dirán — sugirió, dejando de lado su manera formal de hablar
—Ya me estaba preguntando de quienes son todos esos pasos. De acuerdo, lo tendré en cuenta
Al terminar de decirle estas palabras, el caballero sintió una ligera brisa por su nuca mientras retomaba su caminar. Al finalizar el pasillo, se encontró con todo el clero de ancianos vistiendo sus estilizadas ropas rojas y marrones que hacían juego a sus blancas barbas. Apenas vieron al joven peliazul, le exigieron que les diga si había visto al príncipe. A lo que el él les respondió "no"
—No nos mientas mocoso. Sabemos que eres su mejor amigo, debes saber dónde está
—Entonces corregiré mi respuesta, sí lo he visto. Sin embargo, en estos instantes no tengo la menor idea de donde podría encontrarse
Aun podía escuchar a los caballeros buscándolo por doquier, al clero furioso por las respuestas ingeniosas que Kyosuke les daba, como también los lejanos llantos de las mucamas "Bueno, sería extraño que algo ni siquiera llegara a mis oídos" pensó al llegar a su destino, el campanario. No es que fuera su lugar favorito, para nada. Era un lugar demasiado polvoriento incluso para él, solía hacer muchísimo frio y los murciélagos solían usarlo como refugio. Aun así, admitía que desde allí tenía una hermosa vista de su pueblo tanto de día como de noche, los mensajes que traía el viento eran apenas perceptible y sin mencionar que no cualquier persona podía subir, convirtiéndolo en un escondite ideal. En especial ahora, cuando más deseaba encontrarse solo.
Se sentó sobre el suelo de granito y apoyó su espalda en una de las paredes observando sus manos. Entre ellas se encontraba un sobre de papel, que estaba cerrado por un sello de lacre que tenía el escudo del reino, en la esquina inferior derecha estaba escrito de manera fina y pulcra "Para mi hijo, en caso de que me vaya antes de lo previsto". No cabía duda, su padre había dejado esa carta póstuma para él. Por lo impecable que se veían los bordes, Kyosuke habló en serio al decir que nadie sabía que era lo que contenía. A lo mejor el único que lo sabía era Maximilium… No, debe dejar de pensar en eso ahora. Al no tener a la mano ninguna daga o abre cartas, no tuvo más opción que morder una de las esquinas del sobre y rasgar el papel con sus dedos por el doblez de la línea. Con cuidado desdobló los escritos del interior y comenzó a leer en silencio, con la voz de su padre reproduciéndose en su cabeza.
"Hola mi pequeño Tenma, queridísimo hijo mío ¿Cómo te encuentras? Estás comiendo y durmiendo como se debe ¿cierto? Espero que esas ansias también abarquen en tus estudios" le fue inevitable sonreír por eso. Ni siquiera en una carta su padre dejaba las bromas de lado "Si te encuentras leyendo esto, significa que lamentablemente ya no me encuentro contigo. Si mis cálculos no me fallaban, debía lograr resistir hasta unos meses después de tu cumpleaños. Tras esa fecha pensaba confesarte de mi situación, dado que ahora te encuentras leyendo esto significa que ya te expliqué todo el asunto de la "enfermedad" que tenía ¿cierto? No te preocupes, no es contagiosa por medio de contacto, solo es via oral o por infecciones en heridas, PERO como tienes el antídoto contigo estás más que protegido mi muchacho" Bueno, la verdad era grato tener esa información "Como te decía. Mi plan original consistía en, cuando cumplieras 15 años pensaba decirte que ya era hora que tomaras la corona, porque estaba seguro de que no resistirá más tiempo. Puede que falleciera dentro de poco tiempo, pero por lo menos te habría visto subir al trono. Aunque no solo por eso, aquí viene lo más importante, quería contarte toda la verdad y cuando hablo de LA VERDAD me refiero a la que has deseado por años y años" Un momento ¿no se referirá a eso? ¿cierto? "Sí, así es, pensaba explicarte todos los misterios que envuelven a la espada mágica, los secretos del pacto de sangre con los Pegasos y por supuesto, la leyenda completa de la formación del reino" No, no podía hablar en serio "Sí. Hablo en serio, es tradición que sea explicado de padre a hijo o por lo menos a través de algún apoderado. No te preocupes, por más muerto que me encuentre no soy ningún idiota y mucho menos un padre irresponsable. En las siguientes hojas que explicaré todo ello, quizás te sean más de lo esperado con muchísimo texto. Aún así ¿estás listo para por fin enterarte de los secretos de aquella leyenda que dices saberte de memoria?" ¿Como osa preguntarle eso? ¡Por supuesto que sí! "Me alegra que tengas esa actitud. Además de ser lo que más amo de ti, sé que la convertirás en tu mayor fortaleza. Bueno, basta de sentimentalismo. Prosigamos con los escritos que te interesan"
"Pdt. Solo podrás leer las últimas dos cartas cuando ya tengas a tu Pegaso, y sí, es necesario. Hasta que eso no ocurra, ni se te ocurra tocarlas. Espero que me hagas caso ¿prometido?" Se rio y techo en su pecho una cruz en señal de promesa
"De acuerdo, entonces…Prepárate, porque te prometo que la leyenda es mucho mejor completa en comparación a lo poco que se cuenta de ella".
"Es cierto, todo se resolverá de una o de otra forma". Con el dorso de la mano se secó las pequeñas lágrimas que cayeron por sus ojos. Por supuesto que estaba dolido por la muerte del hombre que más admirada, pero tal y como él decía, no era momento para estar triste. Ya tendría mejores momentos para llorarle a su padre, aunque ahora no sea ese momento, seguiría pensando en él mientras siga leyendo el contenido de las siguientes cartas.
"Gracias por todo papá"
Por sí no me dejé explicar, Tsurugi es un caballero muy estricto por lo que siempre intenta seguir todas las órdenes. Pues en esa ocasión, sus deberes y sentimientos se cruzaron, cosa que él siempre trata de evitar por su trabajo. El lado del caballero quería seguir las órdenes de sus superiores, pero su lado de mejor amigo del príncipe quería decirle la verdad para que vaya a despedirse de su padre. Aunque no se esperó que salga rompiendo las ventanas, su carácter estricto se enojó consigo mismo al entender su error, por eso aun quiso insistir en impedir que se vaya...La charla con Fenrir lo hizo entender que su lado emocional era quien tenía razón y que hay veces donde no siempre se debe seguir las órdenes.
¿Y que tal? ¿Les gustó? ¿Qué? ¿Están enojados porque maté a Arturo? Sorry pero la historia debía empezar, además debieron suponer que iba a pasar. Espera ¿qué? ¿querían que les contara la leyenda completa también? NONONONO, lo siento pero aún no es el momento, ya lo sabrán más adelante.
