Capítulo 5
(Nota: en el capítulo anterior dije que la marca era el piso 69, en realidad la marca aún está en el piso 62, aunque Bell ya ha llegado al piso 70, solo que no quiere decirlo, más adelante se aclarara el por qué)
Un fuerte dolor de cabeza fue lo primero que proceso Bell al volver a la conciencia, al igual que sintió el claro aroma de la farmacia de Miach, así que suponía que lo noquearon o callo inconsciente por cuenta propia y lo llevaron ahí, pero mientras intentaba levantarse, logro notar unas cuantas presencias a su alrededor, por lo que se sentó de golpe, abriendo los ojos y recién notando que tenía el torso desnudo.
Las presencias que sentía a su alrededor eran el mismo Miach junto a Naaza, Lefiya, Hestia, Ryu, Mikoto y Ais, quienes miraban con temor los brazos descubiertos de Bell, quien solo chasqueó la lengua ante esto.
Miach: Bell… ¿Qué te… ocurrió…? (Preguntó totalmente frío, mirando aterrado las cicatrices que cubrían el pecho y espalda del peliblanco, las cuales comenzaban desde las incrustaciones de plata que ahora eran sus brazos)
Bell: Primero pasame algo para cubrirme que no les contaré nada medio desnudo… (Habló irritado, viendo que tendría que contar algo que solo un par de dioses conoció)
Ante esto Naaza salió disparada hacia la sala, siendo seguida por Miach, sacando a los demás de sus pensamientos, de entre las cuales, Hestia y Ais intentaron acercarse, pero fueron detenidas por una mirada de muerte de Bell y Lefiya, lo que las detuvo, aunque Ais apretó los dientes, controlando el impulso de descuartizar a la elfa y lanzarse a abrazar y besar a Bell.
Bell: Si tienes algo que decir dilo ahora antes de que me arrepienta… (Habló en un tono serio, ignorando a la diosa de coletas y a la pelidorada, quienes intentaron escuchar que hablarían)
Lefiya: Ya me suponía que tendrías algo en tus manos, recuerda que estaba contigo cuando el ácido del dragón de un ojo te golpeó… (Habló en un tono bajo, mientras tomaba una de las manos del peliblanco, quien se dejó al estar todavía bajo los efectos de su estado Berserker)
Para sorpresa del peli blanco, las runas escritas en sus manos brillaron ante el tacto de la elfa, lo que solo ocurría con ciertas personas, especialmente diosas o personas en las que el peliblanco confiaba plenamente.
Lefiya: De cierta forma la plata de tus manos combina con tu piel blanca… (Habló de forma distraída, mientras recorría la mano y antebrazo del peliblanco, quien sentía cada toque de la elfa, gracias a sus conexiones nerviosas con las runas)
Esto causó un ambiente tenso, mientras que Hestia ardía en celos, sabiendo que no podría hacer nada, solo podía apretar los dientes, pero del lado de Ais, está temblaba intentando detener sus manos para no terminar decapitando a Lefiya, mientras que en su cabeza debatía consigo misma sobre lo que le podría hacer a la elfa.
Todo esto bajo la vista de Ryu y Mikoto, de las cuales la samurái estaba preparada para saltar frente a su amigo para defenderlo, apretando fuertemente la empuñadura de su espada, la cual fue devuelta hace poco, mientras que con Ryu, ella sabía que sintiera lo que sintiera, no podía hacer nada, arruinó su relación con Bell y ahora no podía opinar nada sobre la vida del peliblanco.
Como si estuvieran en un trance Lefiya y Bell conectaron miradas, perdiéndose en los ojos del otro e inconscientemente comenzaron a acercarse, pero fueron interrumpidos por la aparición de Naaza y Miach.
Al separarse rápidamente, Lefiya se alejó en dirección de Mikoto, mientras sus pensamientos corrían a mil por hora, a la vez que un sonrojo comenzaba a subir por sus mejillas.
Con Bell, este había quedado estático, con una expresión en blanco, como si hubiera visto el abismo en el ojo de su amiga Hela o las almas en pena del tártaro en los ojos de su tío abuelo Hades.
Bell: "Nota mental, dejar de juntarme con tantos dioses de la muerte…" (Pensó con el ceño fruncido, mientras miraba prácticamente a la nada)
Estaba totalmente perturbado, las murallas que había creado estos años cayeron de golpe al mirar a los ojos de Lefiya y casi cedió ante los sentimientos que comenzaron a florecer por la elfa, ni él sabía cómo demonios nacieron esos sentimientos.
Una vez el peliblanco cubrió su torso desnudo, les contó a los presentes cómo perdió sus brazos, tal como lo había dicho Lefiya, el ácido lanzado por el dragón de un ojo y su sangre igualmente ácida terminaron por destruir sus brazos hasta el hueso, pero antes de que terminara de perderlos, logró derribar y acabar con el dragón, haciendo explotar la daga Hestia dentro del pecho del dragón y llevándose lo que quedaba de sus brazos.
Después de eso Hefesto, Ouranos, Zeus, Atenea y un renovado Apollo lo atendieron, logrando salvar su vida (Para enojo de Hela e Izanami quienes querían al peliblanco en sus reinos) y construyendo las prótesis que ahora eran sus brazos.
Esta información dejó sorprendidos a todos, especialmente a Ais, quien sentía un leve deje de culpa gracias a esto, ya que por "ella" el peliblanco sacrificó sus brazos y por poco su vida, lo que de forma enfermiza le causaba un sádico placer.
Esto dejó a todos pensativos, aunque Miach finalmente comprendió porque jamás dejaron que el entendiera las heridas del peli blanco después de la guerra.
Después de esto el peli blanco agradeció a Miach y a Naaza por su ayuda, prometiendo que les pagaría lo más pronto posible, ignorando las negativas de ambos.
Pero cuando se levantó de la camilla, un fuerte mareo apenas y lo dejó dar un paso, lo que casi causa que termine tirado en el suelo.
Gracias a Lefiya y Naaza, el peli blanco no terminó rompiéndose la nariz (Otra vez) contra el suelo de la enfermería, para seguidamente ambas mujeres lo volverán a sentar en la camilla, para enojo de Bell.
Bell: Parece que Berserker me afectó más de lo que pensé… (Habló en un tono bajo, mientras se sujetaba la cabeza, solo para que de la nada su esclerótica cambiara a negro, además de soltar un gruñido molesto)
Esto asustó a todos, pero para Ais, inconscientemente tomó su espada e intentó decapitar a Bell, pero antes de que lograra acercarse a este, una patada en su estómago la alejo y causó que se arrodillara, para seguidamente sentir el filo de una espada en su cuello, además de la punta de una daga descansando en su nuca.
Gracias a los cambios que tuvieron durante la guerra, Lefiya, Ryu y Mikoto alcanzaron un poder que Ais jamás logró experimentar, por lo que, con solo un par de movimientos, la lograron abrumar a pesar que dos de ellas eran un nivel más bajo y la otra era de su mismo nivel.
Lefiya: Tranquilo Bell… calma… mírame… (Habló mientras se paraba frente al peli blanco, quien respiraba agitadamente, mirando directamente a los ojos de la elfa) Calma… (Habló mientras tomaba las manos del peliblanco, a la vez que le daba una sonrisa cálida y tranquilizadora, logrando finalmente calmar al lado maniático de Bell, quien soltó un suspiro)
Bell: Pasar mucho tiempo fuera de los pisos profundos me está afectando… (Habló en un tono irritado, mientras desviaba la mirada de la elfa, quien sonreía satisfecha al ver el leve color rojizo en la cara del peliblanco)
Miach: ¿Estás seguro que no quieres un calmante…? (Preguntó un tanto preocupado, se había asustado por el cambio de Bell, pero sabía que no les haría nada a ellos, aunque Hestia no correría con tanta suerte)
Así finalmente las cosas se calmaron, mientras que Mikoto y Ryu se acercaron a Naaza, ignorando totalmente la mirada de odio que Ais les estaba dando.
Pero algo que noto la pelidorada, fue que unas pequeñas gotas de sangre comenzaron a caer de la comisura de sus labios, la cual limpió rápidamente, asegurándose que nadie la viera.
Su sangre era negra, tan negra como la del dragón que una vez aborreció, solo esperaba que nadie la hubiera visto o su secreto peligraría.
Para mala suerte de ella, dos personas lograron notar y sentir el hedor que emanaba de esa sangre, mientras que uno solo la miraba de reojo, planeando la forma de detenerla, la otra solo pensaba que su maestra estaría devastada cuando se enterara.
Después de esto finalmente Bell se recuperó de todo, donde Miach le dio el visto bueno para que pudiera salir de la enfermería, lo que finalmente terminó con el peli blanco llevándose una broma de doble sentido de parte de Naaza, para vergüenza de Lefiya, quien rápidamente imaginó una situación gracias a eso y termino con un sonrojo masivo y cierta parte de su cuerpo un poco húmeda.
Así una vez salieron de la enfermería, Bell se encontró con otro contratiempo, al parecer los rumores se esparcen rápido por Orario, ya que ahora el dios Takemikazuchi lo estaba esperando en la sala de la casa de Miach, donde rápidamente el dios se inclinó como una forma de agradecimiento, mientras derramaba un mar de lágrimas.
Para total vergüenza e irritación de Bell, Take terminó abrazándolo y llorando en su hombro, lo que causó aún más vergüenza en Mikoto, quien ya quería golpear a su antiguo dios.
Horas más tarde, taberna del enano.
Una vez Bell logró sacarse al sollozante dios de encima, fue a la taberna de siempre, lugar donde comenzó a beber cerveza como si no hubiera un mañana.
Welf: Aun no entiendo cómo demonios puedes beber tanto sin emborracharte… (Habló en un tono nervioso, él apenas iba por su tercera cerveza y ya estaba comenzando a sentir sus efectos)
Bell: Necesitas algo más fuerte para emborracharme… (Habló en un tono burlón, terminando por beber de un trago la gran jarra de cerveza)
Esto le sacó un bufido enojado al pelirrojo, lo que daría por tener tal resistencia al alcohol, pero de la nada el sonido de alguien sentándose en el lugar entre ellos lo sacó de sus delirios.
Lefiya: ¿Y un licor élfico de raíz lo lograría…? (Preguntó con una media sonrisa, mientras ponía una botella de apariencia demasiado cara sobre la mesa)
Esto causó que Welf se tensara, no sabía cómo reaccionaría su amigo ante la presencia de la elfa, por lo que se sorprendió al notar la media sonrisa en él.
Bell: He bebido del vino Soma, así que la tienes difícil… (Habló en un tono burlón, aunque jamás cambió su expresión fría, lo que agrandó la sonrisa de la elfa)
Lefiya: Tengo plena confianza en los maestros destiladores de mi hogar… (Habló en un tono orgulloso, mientras intentaba inútilmente abrir la botella, solo para terminar siendo ayudada por Bell, quien la abrió como si nada) Este licor ha sido añejado por 500 años en barricas hechas con la corteza del árbol sagrado, no está hecho para simples mortales… (Habló mientras le servía un vaso a Bell, quien la miraba con un aire burlón)
Welf: Y tampoco las forjas de magma de Hefesto linda, no vengas a asustarnos, dame... (Habló con más confianza al ver que su amigo no estaba a la defensiva, mientras le pasaba su jarra vacía a la elfa, quien solo le sirvió un poco)
Momentos después, Welf era arrastrado por dos enanos a la salida, completamente borracho, mientras repetía la palabra "excelsior".
Bell: Como dije, necesitas más que eso para lograr emborracharme… (Habló en un tono burlón, mientras bebía lo último de la botella, recibiendo una mirada enojada de una borracha Lefiya, quien tenía un sonrojo masivo debido al licor, sonrojo que igualmente subía hasta sus orejas puntiagudas) Ya es tarde, deberías volver a la mansión… (Habló de forma distraída, confiando en su reloj biológico y viendo que ya solo había unas cuantas personas en el bar)
Al momento de levantarse, notó que Lefiya apenas y se podría mantener sentada, por lo que cuando finalmente intentó ponerse de pie, cayó sobre la mesa, golpeando su frente con esta.
Bell: Te ayudo… (Habló con un gruñido, no estaba en su mente ayudar a la elfa, pero sus costumbres talladas en fuego sobre él lo obligaban a ayudarla sin importar nada)
Pasando el brazo de la elfa sobre sus hombros, logró levantarla, la cual, a pesar de su estatura era sumamente liviana, por lo que no se le dificulto levantarla y comenzar a caminar en dirección de la mansión crepúsculo.
Mientras caminaban, la elfa balbuceaba cosas en élfico, causando que el peli blanco soltara un suspiro irritado, entendiendo cada palabra que decía la elfa.
Ignorando sus balbuceos, apresuró el paso en dirección de la mansión de la familia Loki, para risas de Lefiya, quien solo arrastraba sus pies.
Cuando ya estaban llegando a la mansión, logro ver a Riveria y Alicia en la entrada de los terrenos de la mansión, lo que le sacó nuevamente un suspiro irritado, si bien con Riveria podría tratar, con Alicia las cosas eran imposibles, principalmente por que la elfa lo odiaba y según le había comentado Loki, la elfa estaba celosa porque tenía la atención de Riveria y Lefiya, aunque para él, era más una obsesión, ya que esta siempre seguía a ambas elfas, lo que empeoro cuando él comenzó a frecuentar la mansión crepúsculo.
Fue sacado de sus pensamientos cuando Alicia le lanzó una llamarada de fuego, por lo que cubriendo a Lefiya con su cuerpo, recibió las llamas con su espalda, agradeciendo que tenía resistencia al fuego, por lo que solo espero que la elfa detuviera su ataque.
Al momento que sintió que las llamas disminuían, usando solo un fuerte movimiento con su brazo creó una ráfaga de viento en forma de luna creciente, la cual impactó con la elfa y la estrelló al muro de piedra que separaba los territorios de la mansión, dejándola inconsciente.
Bell: Mierda, falle… (Gruñó irritado, al parecer el alcohol si le había afectado ya que su plan era decapitar a la elfa o por lo menos cortarle un brazo con ese ataque, no dejarla inconsciente) Deberías controlar de mejor manera a tus alumnos, Nine Hell… (Habló irritado, mientras sujetaba del brazo a una Lefiya que se reía a carcajadas) Deja de actuar como una niña y compórtate… (Habló enojado, mientras intentaba mantener de pie a Lefiya, quien seguía riéndose como una foca retrasada)
Mientras esto sucedía, Riveria estaba de piedra mirando todo, si bien el tono que empleó Bell para hablarle le había dolido, ahora no sabía si demostrar esa tristeza o soltar una ligera carcajada al ver como Lefiya lograba sacar otra faceta al siempre amenazante Bell.
Esto continuó hasta que Riveria le quitó a Lefiya de encima, quien rápidamente reconoció a su maestra e intentó comportarse, solo para terminar riéndose de su pobre intento de parecer seria.
Riveria: Gracias por traerla y no dejarla así, es un completo desastre cuando bebe… (Habló en un tono agradecido, recibiendo un gruñido de parte de Bell, aunque este no era amenazante como las veces anteriores)
Bell: Solo encárgate de que no haga una estupidez en ese estado… (Habló mientras se volteaba y comenzaba a caminar, ignorando que Lefiya murmuraba su nombre entre algunas carcajadas)
El ver esto le sacó una media sonrisa a Riveria, si bien el peliblanco seguía siendo tan esquivo como siempre, Lefiya había logrado ablandarlo un poco.
Con eso en mente la peli jade se dirigió al interior de la mansión, arrastrando a una semi dormida Lefiya, mientras les daba indicaciones a unos guardias que llevaran a Alicia a su habitación y que se aseguraran que no tuviera alguna herida grave.
Así la noche avanzó sin contratiempos, pero a solo unas horas del amanecer, una sombra apareció en la habitación de Bell, quien no se inmuto ya que reconocía dicha presencia.
Bell: ¿Qué trae tu huesudo trasero a mi casa a estas horas…? (Preguntó irritado, mientras se sentaba en su cama, para seguidamente mirar directamente al intruso, no inmutándose al verlo con una pesada aura amenazante)
Fels: ¿Por qué tú no te asustas…? A todos los demás los aterra, incluso a los hijos de Freya… (Habló sorprendido, si bien sabía que era difícil intimidar al peliblanco, pero no pensó que ignoraría la presencia de la misma muerte)
Bell: He visto a los ojos a la muerte amigo mío, unos cuantos huesos viejos no me asustarán… (Habló en un tono plano, literalmente había conocido al dios de la muerte de muchas mitologías, uno de ellos era su tío abuelo, mientras que otro era su mejor amiga) ¿Y bien, que te trae por aquí…?
Fels: Se ordenó una reunión de dioses y Ouranos-sama solicita tu presencia… al parecer algunos dioses no están muy contentos por tu espectáculo la noche pasada… (Habló en un tono serio, viendo como el peliblanco, en un solo movimiento ya estaba vestido y preparado para salir)
Después de esto y en silencio, los dos desaparecieron de la habitación de Bell, para seguidamente aparecer a un lado del trono de Ouranos, viendo como los dioses discutían entre ellos, siendo la principal Loki, quien era detenida por Hefesto antes de que se lanzara al cuello de Dian Cecht.
Ouranos: Se comportan como perros… (Habló en un tono irritado, prefería estar encerrado debajo del gremio a escuchar a algunos dioses idiotas discutir) Lamento molestarte a estas horas de la mañana Bell…
Bell: ¿Hay que mandar a alguno al cielo…? (Preguntó igualmente irritado, le quitaron su media hora de sueño y sus instintos le pedían a gritos matar algo)
Ouranos: Lamentablemente no puedo dejarte hacerlo… (Habló para seguidamente soltar un suspiro cansado, ya no tenía la edad para soportar estas peleas) Podrías callarlos… (Pidió mientras miraba de reojo a Bell, quien solo soltó un suspiro, para seguidamente concentrarse)
Nuevamente como la vez anterior, el fuerte rugido de un rayo junto a una potente onda arcana los silenció a todos y causó que todos los dioses del panteón olímpico se tensaran inconscientemente, aunque esta vez ocurrió lo mismo con los dioses del panteón nórdico.
Ouranos: Gracias por controlarlos Bell… (Habló en un tono serio, viendo como la cubierta de rayos de Bell se desvanecía) Pueden dejar de comportarse como animales y decir las razones de esta reunión… (Habló en un tono plano, mientras miraba lentamente a cada uno de los dioses presentes, de los cuales uno se levantó de su lugar)
Dian: ¡No puedo creer que lo sigas ignorando…! (Habló totalmente furioso, para seguidamente mirar con la misma irá en dirección de Bell) ¡Ese niño está totalmente descontrolado y aun así le permites que haga lo que él quiera…! (Habló mientras apuntaba acusatoriamente al peliblanco, quien lo miraba fijamente)
Ouranos: Él es hijo de Hefesto y tiene el derecho, así como todos los demás aventureros, de circular por Orario con total libertad… (Habló en un tono calmado, mirando fijamente a Dian, quien subía su arcano peligrosamente)
Dian: ¡UN ARMA NO TIENE LA LIBERTAD DE HACER LO QUE QUIERA…! (Gritó ya totalmente fuera de sí, golpeando fuertemente sus manos contra la mesa y subiendo su arcano)
Esto volvió a causar caos, Loki fue la primera en reaccionar y lanzarse en dirección de Dian en un intento de golpearlo, pero fue nuevamente detenida por Hefesto, con ambas liberando su arcano, solo limitándose para no liberar su forma divina y ser enviadas al cielo.
Todo esto era visto por un serio Bell, quien no le importaba lo que los dioses creyeran de él, el solo serviría a su diosa y a sus cercanos, los demás no le importaban
Mientras que la discusión volvía nuevamente a calentar los ánimos, donde muchos dioses menores estaban a favor de Dian Cecht, mientras que otros estaban en desacuerdo, siendo los principales Loki y Hefesto, quienes en este momento eran las que estaban discutiendo más fuertemente con Dian Cecht. .
Bell: Aún está en pie mi pregunta… (Habló en un tono plano, recibiendo nuevamente una negativa de parte del dios)
Antes de que Ouranos interrumpiera la discusión, un gran pilar de luz apareció en la entrada de la sala, donde momentos después aparecieron tres figuras en su forma divina, causando que todos los capitanes presentes se cubrieran los ojos para no quedar ciegos.
Ouranos volvió a soltar un suspiro cansado, debería hablar con Zeus o Odín para que lo reemplazaran, después de milenios ya no estaba para cuidar a dioses irresponsables y jóvenes.
De la nada una gran serpiente negra envolvió a Dian Cecht, mientras que un martillo de batalla envuelto en rayos caía en medio de la sala.
Del pilar de luz aparecieron tres mujeres, dos de ellas tenían el ceño fruncido, mientras que la del medio solo tenía una expresión fría.
La primera era una mujer pelirroja y de ojos azules, de una altura exagerada, llegando fácilmente a los dos metros, con una fuerte musculatura junto a una pobre armadura ligera, la cual apenas y cubría sus pechos, mientras que en su cintura una gran falda. de piel de oso la cubría, en sus pies unas gruesas botas blindadas resonaban con cada paso, ella era la dueña del martillo de batalla.
La segunda era una mujer de la alta clase, mucho más baja que la anterior, midiendo poco más de 1,70, de cabellos rojizos unos tonos más oscuros, usaba un vestido formal de una pieza que llegaba poco más debajo de su muslo derecho, dejando ver su pierna casi por completo, mientras que por el lado izquierdo terminaba justo en su cintura, con una gran cola que llegaba casi a sus pies de un profundo tono negro, en sus hombros una gran capa de piel de oso caía hasta el suelo. , pero lo más destacable de ella, era la armadura negra cual carbón que cubría el lado izquierdo de su rostro, así como su brazo y pierna igualmente izquierdos.
La tercera mujer era una de rasgos más delicados poco más alta que Hestia y Loki, cabello negro cual noche y piel de porcelana, ella vestía un kimono de un color blanco puro, con manchas rojizas que simbolizaban a rosas, a su alrededor parecía una serpiente. levitar, como si estuviera resguardándola.
Ellas eran las diosas Thor, Hela e Izanami, tres poderosas diosas que no se veían para nada contentas.
Al verlas toda la sala quedó en silencio, los que antes amenazaban a la diosa Loki ya su familia ahora estaban aterrorizados, la presencia de la hija de la diosa era sumamente aplastante.
Por el lado de Dian Cecht, este estaba congelado, si bien sabía que Bell tenía el apoyo de muchos dioses, jamás espero que tres de esas aliadas se presentaran, todo su plan estaba cayendo a pedazos con la presencia de esas tres diosas, las cuales Podía enviarlo al cielo como si nada.
Al pensar eso la serpiente a su alrededor presionado su agarre y siseo con advertencia, además de que los ojos negros de su dueña lo miraron de reojo al mismo tiempo.
Ouranos: ¿Qué las trae por aquí, Thor, Hela, Izanami…? (Preguntó viendo que nadie parecía querer hablar, aunque la gran sonrisa de victoria de Loki le parecía un tanto graciosa)
Hela: Odín y Zeus nos enviaron a informar sobre una posible amenaza para Orario… (Habló en un tono gélido, dejando salir un poco de su pesado arcano) Aunque pretendíamos descender el día de mañana, nos apresuramos al notar que el campeón de los dioses estaba siendo amenazado… (Habló en un tono oscuro, mientras que su ojo viajaba en dirección de Dian, quien era apretujado por la serpiente de Izanami)
Izanami: Amaterasu, Odín y Zeus no están nada contentos con esta ofensa… (Habló en un tono plano, mientras aparecía a un lado de Bell, para celos de Hela quien estaba en su papel de diplomático o habría hecho lo mismo) En estos momentos no pueden bajar del cielo para castigar a los insolentes, pero para eso nos enviaron a nosotras… (Habló mientras una sonrisa tétrica comenzaba a formarse en sus labios, mientras que la serpiente alrededor de Dian Cecht lo apretaba aún más)
Con esto Thor atrajo su martillo, mientras cargaba una gran cantidad de rayos, ambas comenzaban a subir su arcano peligrosamente.
Hela: Aunque nuestras órdenes son castigarlos después de solucionar el problema que se nos avecina… (Habló callando a las dos diosas, quienes solo chasquearon la lengua con molestia) Ouranos, Ares y Ra formaron una alianza para atacar a Orario… Ra junto a Anubis convencieron a muchos dioses menores para formar escándalo en el cielo para que ellos lograran descender sin ser vistos, Anubis fue capturado por Susano´oy Fenrir, pero Ra logró escapar… (Habló en un tono oscuro, estaba torturando a Anubis para que dijera todo cuando le dieron la orden de descender) Al parecer, planea usar el poder de Anubis junto al de Ares para destruir Orario y apoderarse del Dungeon… no sabemos cuándo atacarán, pero según investigaciones de Atenea, hay otros dioses dentro de Orario que lo están apoyando… ( Habló mientras mirada miraba directamente Ouranos, quien había dejado su actitud tranquila, sin notar como la diosa desvió la mirada en dirección de Bell, solo que esta vez un brillo preocupado se dejaba ver en su)
Esto provocó un silencio tenso entre todos los dioses, quienes ahora estaban sumamente preocupados, el poder de Ra no era para ignorar, no por nada era un dios mayor.
Ouranos: Dejaremos el tema de Bell para más tarde, ahora todos vayan junto a sus capitanes e informen sobre esto a sus familias, en unas horas tendremos una reunión para formar un consejo de guerra… pueden retirarse… (Habló en un tono serio, para seguidamente recibir un asentimiento de parte de todos, quienes rápidamente se retiraron, aunque Dian Cecht ahora llevaba una serpiente más pequeña enrollada en su cuello)
Mientras los demás dioses salían, Loki se acercó a Hela, para decirle unas cuantas palabras y seguidamente retirarse, aunque ambas tenían una sonrisa en sus rostros.
Los tiempos de paz no son eternos y eso lo descubrirán los habitantes de Orario de la peor forma.
Mientras los dioses salían, en la ciudad, 3 pilares de luz asedian al cielo, seguidos de columnas de humo y gritos.
A vista de todos, la guerra había comenzado.
Fin del capítulo 5
Del 1 al 10 cuanto le dan al capítulo.
Deja tu estrellita si te gusto o un comentario de lo que te pareció.
Yo soy Horst y nos vemos en el siguiente capítulo…
