-¿Que si la conozco?- la hetera torció el gesto –desearía que no existiera, así jamás hubiera ingresado a esta orden, desde que esa perra está aquí las cosas cambiaron para mal-.

Shun la miró con severidad al escucharla referirse a June de esa manera, pero ella no se amedrento, por el contrario la pelirroja se llevó las manos a la cintura, adoptando una actitud desafiante.

-Parece ser que se trata de alguien importante- enarcó ambas cejas y, dando un par de pasos, se acercó de nuevo al santo, encarándolo esta vez. –Sabes, no pareces ser el tipo de hombre que trata mal a una mujer… qué lástima que June sea la más cotizada, siempre se lleva lo mejor- esto último lo dijo mirando a Shun de abajo para arriba –si no fuera por esa…-.

-Bien, ¿vas a decirme dónde está?- tal como esa hetera lo acababa de decir, él no maltrataba a las mujeres, pero su paciencia se agotaba y estaba seguro de que podía hacer una excepción si esa mujer se volvía expresar mal de June.

-¿Qué me darás a cambio?- respondió ella con otra pregunta, afilando su mirada. El santo miró al cielo con pesadez, ¿qué iba a hacer ahora?

-Vamos, no soy mala amante, es más, puedes compararnos a June y a mí, verás que soy mejor que ella- la pelirroja se mordió el labio inferior, colocando ambas manos sobre el pecho de Andrómeda; él por su parte sólo cerró los ojos y relajó su cuerpo, a lo que ella entendió como un gesto de aceptación. Sonrió lujuriosa. Acercó su rostro al del hombre, pero en cuanto él sintió el roce de aquellos labios femeninos con los suyos, cerró su puño golpeándola en el estómago, dejándola sin sentido.

-Lo siento, no estoy interesado-.

Inevitablemente recordó la vez que usó ese mismo truco con June cuando tuvo que partir a la batalla del Santuario, la diferencia era que en este momento la tensión era insoportable para él. Shun la acomodó de manera que quedara recostada en las escaleras de la entrada del templo, apurando el paso a la siguiente estancia. No tenía tiempo que perder.

Flashback…

Un Shun ansioso caminaba de prisa por los pasillos de la mansión Kido hasta llegar a una enorme puerta, la cual conducía al despacho de quien fuera Mitsumasa Kido, dio tres golpes secos y esperó por una respuesta, del otro lado de la puerta pudo escuchar la voz de Saori, permitiéndole acceder. La heredera Kido despegó la vista de unos papeles que tenía en sus manos ante la manera abrupta en que la puerta fue abierta, sorprendiéndose al ver a Shun en el umbral; francamente esperaba que se tratase de Ikki o Seiya ante el ímpetu de la acción, aunque más se hubiese sorprendido si estos dos últimos llamaran a la puerta.

-¿Shun?... adelante, toma asiento- lo invitó; él obedeció a la petición de Athena, no sin antes cerrar la puerta, sentándose en frente de ella. El semblante del joven era bastante serio, casi preocupado.- ¿Te pasa algo? Te noto afligido-.

Andrómeda trago saliva.

-Iré directo al punto- el chico ubicó ambas manos sobre la mesa, entrelazándolas –necesito que me des información acerca de una amazona a la cual dejé en manos de la fundación, justo antes de que partiéramos a combatir al Santuario-.

-¿Una amazona?... ¿en manos de la fundación?-.

-Sí, Saori, una amazona de esta misma orden, de TÚ orden- replicó Shun evitando alzar la voz, ahora sí comenzaba a desesperarse –yo la dejé con la fundación Graude para que le brindaran protección mientras me ausentaba en las guerras-.

-Pues no estoy entendiendo nada, no sé de qué me estás hablando, ¿quién es ésta amazona?-.

-Ella es June de Camaleón, fuimos compañeros de entrenamiento en Isla Andrómeda, y la última vez que la vi la dejé con Tatsumi para que la trajera hasta acá, ¡¿cómo es posible que Tatsumi nunca te haya puesto al tanto de eso?!-.

-Está bien, tranquilízate- Saori elevó ambas manos haciéndole un ademán de que conservara la calma. Shun respiró profundo. –Desde luego que Tatsumi me debe una explicación- ahora la chica había adoptado una pose pensativa.

-Con que June de Camaleón… muy bien, hablaré con Tatsumi, si como tú dices la dejaste con él, entonces debe saber de su paradero-.

El caballero de Andrómeda asintió y, en silencio, se retiró del despacho. A pesar de todo, la zozobra no se iba. Por su parte, Saori, permaneció sentada en el sillón, aun cavilando en sus pensamientos.

Fin Flashback

-… ¡Espera!-

Shun giró de nuevo sobre sus talones al escuchar otra voz femenina, encontrándose con una hetera de tez muy blanca, cabello negro, laceo y ojos ámbar.

-Yo te puedo decir en dónde está…- a diferencia de la hetera anterior, Andrómeda pudo percibir en la mirada de ésta que sus intenciones de ayudar eran desinteresadas.

/

Siguió las indicaciones que le había dado aquella mujer, agradeciendo el poder ahorrarse preguntar en otros templos y así ganar más tiempo. Por fin se encontraba frente a las puertas de aquel imponente edificio, justo como la hetera le había dicho, ese era el templo más cercano a la fortaleza del dios Hímeros, lo que podría significar que albergaba a las heteras favoritas.

Su corazón latía con fuerza. Era un hecho, June ahora hacía parte del séquito de heteras de Hímeros. ¿En qué momento ocurrió? ¿Por qué tomó esa decisión? ¿Cómo pudo él permitir que algo así pasara? Llenó sus pulmones de aire y exhaló de golpe, como si se preparara mentalmente para lo que iba a ver a continuación. Estaba seguro de que no le iba a gustar. Abrió sus ojos y con paso decidido avanzó hacia la entrada que se encontraba entre abierta, empujó la enorme puerta con la palma abierta y de manera sigilosa penetró en la estancia.

Una parte de él se alegraba de poder verla de nuevo, pero por otro lado… deseaba con todas sus fuerzas que no hubiese sido así… no de esa manera. Lo que sus ojos turquesa observaron quebró su corazón.