—¡¿A-Akane?!
La chica se veía tan angelical dormida que todo lo que podía hacer era pensar en besarla y abrazarla por el resto de la noche.
Algo le decía que no la dejara en su habitación, pero, otra parte de si, sabía que eso probablemente le podría costar la vida y en estos casos prefería vivir.
Cuidadosamente la levantó en brazos, y se la llevó a su habitación. La dejó en su cama y la arropó. Repartió un ósculo por la pálida piel de porcelana de su frente y regresó a su habitación.
—"No quiero ni saber que hubiera pasado si me quedaba con ella"— Pensó. Se le erizó la piel y regresó a su futón a dormir.
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La joven azabache soltó un bostezo estirándose. Se sentó en su cama y cuando concientizó se sintió extrañada por encontrarse en su habitación. Pues, no había manera de que haya sido un sueño por que era tan real. De todas maneras, decidió dejarlo pasar.
—Veré si Ranma ya está despierto.
Sale de su habitación y se dirige a la de su prometido.
—¿Ranma? ¿Ranma? — Llamó repetidas veces.
No estaba.
—¿A-Akane? — Dijo el en el pasillo saliendo del baño con una toalla alrededor de su cuello. — Me bañé porque vamos a salir al supermercado ¿Recuerdas?
—Ah si claro. Debería arreglarme yo también.
—"¿Es que acaso no se acuerda de anoche?"— Pensó el joven. "Bueno, no importa. Mientras no salga perjudicado, haré como si nada pasara."
—Espera ¿No vas a desayunar?
Siempre se preocupaba tanto inconscientemente de ella. Eso le encantaba.
—Ah sí.
—Voy a calentar el desayuno. ¿Vienes?
—Si, solo me ducho rápido. Gracias
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Mientras la chica tomaba un baño se ponía a pensar en su "sueño".
—"Pero es que es imposible que sea tan vívido, a menos que… No, no hay manera. Pero cuando fui a su habitación. Estaba tan segura que era real. Bueno. No-No importa ¿Verdad? Sea un sueño o no. De seguro ni se dio cuenta que estaba ahí. Lo más probable es que me haya levantado y vuelto a mi habitación. Sí, sí eso es lo más factible."
—¡Akane! Se va a enfriar.
—¡Dos minutos!
Ese tipo de conversaciones los hacía preguntarse a ambos cómo sería la vida de casados. Y es que antes no se habían dado cuenta de eso. Pero como se trataban. Lo que hacían. Y mil cosas más, los hacía parecer que ya no estaban comprometidos. Que estaban casados.
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—Hola.
—Perdón por tardar ¿Ya desayunaste?
—No, te esta… "ba esperando ¿cómo le voy a decir eso? Haría las cosas incómodas"
La chica estaba confundida. Pero no le tomó importancia. Tenía mil cosas más grandes en la cabeza como para preocuparse por eso.
—¿Tienes la lista de compras?
—Si, Kasumi me la dio y también dijo que, si hacía falta algo más en la despensa que no haya puesto, que compráramos.
—Ah sí ¿A que horas salimos?
—Mmm, son las nueve. Salgamos a las 11.
—De acuerdo.
—Oye y…— Dijo tímidamente —Te parece si… cuando lleguemos vemos una película?
Sus mejillas carmesíes eran todo un poema. En general su rostro inocente y apenado. Eso era una de las cosas que más le gustaban de ella. Su manera de expresar timidez y pena.
—Mejor te propongo algo. Vayamos al cine, yo invito.
—¡¿De verdad Ranma?! ¡Sí!
—B-Bueno ya que se nos hace tarde. Ve a arreglarte.
—Sí, Gracias por la comida.
Se le veía tan entusiasmada, como si de una niña se tratara. Rápidamente subió las escaleras para encerrarse en su habitación. Él repitió el acto. Subió a su habitación. Escogió su camisa china lila. Y su pantalón habitual. Asimismo, se puso el mejor perfume que tenía y ya estaba listo. Ella, se puso un bonito conjunto de unos pantalones cortos con una fresca camisa abotonada. Se puso la misma fragancia de siempre. Y solo se limitó a ponerse un poco de rubor y brillo labial. Aparte se cepilló el pelo, y trató de darle un poco de estilo. Traía unas pulseras muy comunes pero que le daban un buen complemento a su atuendo.
De pronto ya casi iban a ser las once. Ambos estaban listos para salir.
¿Acaso ella se podía ver más bella? Si incluso en su pijama era un ángel. Cuando se arreglaba más se veía irreal. El de la trenza quedó embobado por unos segundos con la imagen de su prometida y volvió a la realidad.
Ella tampoco se quedó corta de pensamiento. Siempre había pensado que esa camisa lila le hacía resaltar sus ojos azules profundos. Y ese perfume en el cual quedaba embebida. Su fragancia masculina y sus ojos eran lo que más la atraía en ese momento.
Con mucha tranquilidad el joven dijo:
—¿Lista?
Y ella respondió de igual manera.
—Sí. — dijo sonriéndole.
En reacción a eso, el instintivamente sonrió.
—Bueno, pues vámonos.
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A la par del otro caminaban hablando de cosas triviales y sin mucha importancia. Sin darse cuenta ya estaban en el supermercado.
—Bueno, Kasumi puso que compráramos: papas, zanahoria, carne de res, tallarines, arroz, pulpo, salmón y las frutas que quisiéramos comprar.
—De acuerdo, entremos.
Tomaron un carrito y adentraron en el establecimiento.
—Ok, primero vayamos a los congelados. — dijo el señalando el área.
—Si. —respondió ella asintiendo y dirigiendo el carrito hacia esa área.
—Bueno Akane. Busca la carne y yo el pulpo. ¿Vale?
—Sí.
¿Qué oía la chica? ¿Un reto? Iría por esa carne más rápido que él. Presurosa tomó lo que le pareció que era carne de res y lo llevó directo con el trenzudo.
—Listo. — Dijo orgullosa.
—Vaya… — Inspeccionó el empaque. — Akane. Esta es carne de caballo.
—¿Q-que? Pero parecía res. — Dijo apenada.
—¿Tomaste lo primero que viste?
—¿Por quién me tomas? —Dijo mientras se lo llevaba de la trenza a la sección de carnes. —Bien. Coge la de res. — demandó en un tono tiernamente enojado.
Después de ese divertido, pero a la vez mal rato, la sección de congelados estaba cubierta. Ya tenían salmón, carne de res, y pulpo.
Ahora irían al área de frutas y vegetales.
—Ok Akane, necesitamos papas y zanahorias. Agarremos una bolsa para cada uno.
—Bien, yo voy. — Dijo mientras se aproximaba a las bolsas rápidamente y mirando hacia su prometido.
Sin darse cuenta se topó con una persona y cayó de sentón. Acto al cual su prometido se percató.
—Lo siento mucho de verdad— Se disculpó la azabache levantándose.
—N-No discúlpame t… ¿Akane? ¿Akane Tendo?
—¡Gosunkugi! ¡Hol…
—Hola fetiches. — Replica acercándose a su prometida con tono un poco enojado.
—R-Ranma, me tomaste desprevenida.
—H-hola Saotome.
—¿Qué está pasando aquí? ¿Qué le hiciste a Akane idiota?
—N-No Ranma, fui yo la de la culpa. No me fijé que Gosunkugi estaba ahí.
—Hmm. — Dijo con condescendencia.
La chica decidió romper el silencio y la tensión.
—¿Y esos vegetales Gosunkugi?
—Ah, son para una pócima que estoy preparando. E-es para… ser más feliz ¿Quieres probarla?
Antes de que la chica pudiera decir una palabra su prometido habló.
—Gosunkugi, si crees que nos vas a engañar a mi y a Akane tan fácilmente, estás equivocado. Conozco tus trucos y juegos sucios. Así que déjanos en paz o pagarás de vuelta todas las estupideces que nos has hecho. — Dijo mientras lo tomaba de la camisa.
—Ranma, déjalo en paz.
En respuesta a la petición de su prometida el ojiazul bajó al flaco.
—Perdónalo Gosunkugi, no sé qué le ocurre. — Dice mientras hace una reverencia y se va.
La joven iba caminado muy enojada a lado de él.
—Por Dios Ranma ¿Qué diablos te ocurre hoy? Desde que viste a Gosunkugi.
—Akane, él hizo que te cayeras, te lastimó.
—No Ranma. No actuarías tan paranoico por eso, además tu bien sabes que fue un accidente. Ranma ¿Qué pasa? Me preocupas…
Esa mirada preocupada le pasaba más que mil toneladas en el alma. No podía decir que simplemente estaba enojado por que soñó que le hacía mil cosas a través de un muñeco vudú. Pero algo le impedía mentir.
—B-bien… Akane verás. Anoche tuve un sueño muy raro. Y… estabas tú, Kuno, Gosunkugi, y Ryoga. Mira, para no hacer el cuento largo, no te estaban haciendo cosas muy agradables. Y ahora que volvemos a ver a Gosunkugi. Recordé todas las veces en las que trató de ligarte y de hacernos daño con su brujería.
—Ranma… Es mejor que vayamos a la casa para hablar mejor sobre esto.
Los dos cargaban las bolsas de las compras muy callados en el regreso a casa. Permanecían pensativos. Y sobretodo apenados; más el chico, a el cual sus impulsos lo llevaron a casi golpear a el flaco. ¿Qué le había pasado? Ni siquiera era tan importante Gosunkugi. Menos en sus años de preparatoria. ¿Serían celos?…
¿Qué le ocurría a su prometido? ¿Es que acaso estaba loco? Era más… ¿Posesivo? Bueno, sí, y siempre lo ha sido. Pero ahora hubo algo desencadenante para eso. Pero ¿Un sueño? Eso no podía ser tan malo. Es decir, ella siempre soñaba con Shampoo y Ukyo, pero, no era tan desencadenante como para hacerles algo…
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Pronto llegaron a la casa. Eran alrededor de las dos en la tarde. La joven llevó a su prometido a sentarse en el dojo. Era casi como su lugar especial.
—Ranma, lo voy a decir calmada por que en vez de pelear me gustaría entenderte. ¿Qué fue esa escena?
—Akane, de verdad yo… lo siento mucho. Fue un impulso.
—No Ranma, no estamos para eso. Ya no somos tan jovenes. — Menciona enojada. — No puedes meterte con cualquier persona cuando estés enojado.
No obtuvo respuesta. Era el colmo. La azabache decidió irse. Diciendo entre dientes —Inmaduro, y yo que me creía que cambiaste…
En ese momento sintió como si le hubiera atravesado una bala directo al pecho. Actuó de manera estúpida solo por su posesividad ante su prometida. Akane tenía razón ¿Qué le pasaba? Nunca antes había llegado casi a los golpes. Esa chica lo hacía estar fuera de sí, como un tesoro que no desea perder. Nunca.
Había cometido un error, y lo enmendaría lo antes posible. ´´Manos a la obra´´ Pensó para sí.
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La azabache escuchó unos golpes en su puerta. No iba a abrir, pero esa no era la manera de afrontar los problemas.
—Pasa. — Dijo inexpresiva.
La azabache vió que su prometido traía en manos todo tipo de botanas y refrescos. Aparte de su cara de arrepentimiento a la cual disimuló un poco que no le parecía tierna.
—Akane, mira, se que lo que hice estuvo mal, muy mal. No debí de haberme exaltado tanto. Lo reconozco… me e… equi… equivoqué. — Dijo lo ultimo apenado.
Seguía sin respuesta de la joven. Así que habló — Y bueno, te dije que saldríamos. Pero, no se si mejor salir al cine ¿vemos una película aquí?
La joven trató de esconder su felicidad, pero no podía. Los ojos le brillaban intensamente. Estaba muy feliz y respondió — Mmm, no sé… Sí.
Estuvo un poco indecisa. Todavía seguía molesta por lo que había hecho. Pero, sabía que él realmente había reflexionado.
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—¿Cuál película quieres ver? — Preguntó él.
—Mmm, esta. Nunca la he visto. En serio, no sé por qué mi papá compra tantas películas si nunca las pone.
—Pues, veamos qué tal está esta.
La película empezó, no era particularmente aburrida. Sin embargo, tampoco era particularmente muy entretenida. Akane la escogió por que era la más romántica que se pudo encontrar. No, no lo había hecho para hacer un ambiente romántico con Ranma. Es solo que le gustan las películas románticas ¿cierto? O bueno, eso se preguntaba ella.
Por otro lado, el joven no tenía ni el más mínimo interés en la película. Disfrutaba verla, por que le parecía ridículamente romántica y cliché. Además, no quería hacer enojar a Akane otra vez.
La película iba bien. Lo único de lo que no se habían percatado, era que la clasificación era M. Es decir, tienen 19 años ¿no? Las películas M ya deberían de ser para su edad. Justo después de ver eso. Había una escena muy explícita entre los protagonistas. Yuka y Sayuri le hablaron a Akane de escenas explícitas en películas. Pero nunca se imaginaba que en una película que pensaba que era un romance bonito. Terminaría teniendo múltiples escenas explicitas. Y Ranma también. Hiroshi y Daisuke siempre le decían que les gustaba ver esas películas con las chicas. Pues, les divertía ver como se apenaban las chicas.. De pronto ambos comenzaron a ponerse nerviosos. Solo estaban a centímetros de sí al lado de el otro.
El de la trenza soltó un suspiro tratando de serenarse. Y la joven solo movía los dedos y la pierna como símbolo de su nerviosismo. Le avergonzaba ver esas escenas, y más con él. Sin darse cuenta, ahora estaban más cerca a la par de el otro. Sentían el calor que emanaban sus cuerpos.
El joven decidió tomar por primera vez la iniciativa. No tenía intención de hacer nada más que un beso. Por que, si se era sincero, no tenía ni la más mínima idea de como hacer algo más, y le dolería mucho el rechazo de su prometida.
—Akane…— Dijo mientras la tomó de la mano aproximándose más a ella.
—R-Ranma…
*ring ring*
—Mierda. — Susurró con cólera.
—Ya voy. — Dijo ella abochornada y con las mejillas carmesíes.
La azabache se dirigió a la entrada.
—¡Ryoga, Akari! Hace meses que no los veía. Pasen.
Estaban entrando a la residencia de los Saotome-Tendo mientras el de la trenza iba a verificar quienes eran.
—Akane ¿Quién es- — Preguntó interrumpido al mirar quien entraba por el umbral.
Instantáneamente puso una cara de pocos amigos. Y pensó para sí. —"El cerdo tenía que llegar en el peor momento."— Y fingiendo su cara de felicidad habló.
—Hola, Ryoga, Akari. Que gusto verlos. —Dijo dándoles paso.
—Así es. ¿Cómo han estado? — Añadió su prometida con una sonrisa.
—Ah, muy bien. Íbamos a Osaka, pero nos perdimos en el camino. — Respondió apenado.
—Ya veo… ¿Les ofrezco algo de tomar?
—Sí Akane gracias, yo quiero agua.
—En seguida Akari, ¿Ryoga?
—Eh sí, yo igual. Gracias.
En lo que llevaba de la estancia de sus invitados Ranma solo se limitaba a decir unas pocas palabras. Además, su prometida pudo notarlo incluso incómodo ante la presencia de su amigo. Pronto pasaba el tiempo, ya era tarde. Los prometidos sabían que, aunque estuvieran incómodos con la presencia de sus amigos, no podrían dejarlos irse solos en la noche. Y menos si eran Ryoga y Akari.
—Chicos, ya es tarde. No nos gustaría que se fueran de noche, nos gustaría que se quedaran hasta mañana en la mañana. — Comentó la azabache.
—Si no es mucha molestia, gracias Akane. — Dijo Akari.
—Ryoga, Akari, ustedes pueden dormir en mi habitación. Denme un minuto y les preparo el futón. — Indicó el de la trenza.
Acto seguido al que los dos afirmaron. Los ahora huéspedes se encontraban en la planta baja de la residencia Tendo-Saotome, mientras el de la trenza y la azabache alistaban la habitación.
—Ranma, ¿tú dónde vas a dormir?
—Humm, pues creo que en la sala, no hay mucha opción. — Dijo encogiéndose de hombros.
—Bueno… Está bien…
—Lo bueno es que solo va a ser por esta noche y mañana se largan. —Comentó visiblemente molesto.
Akane se quedó callada. Lo único que había en la habitación ahora era silencio. Por un momento los jóvenes olvidaron que había pasado anterior a la llegada de sus huéspedes. Sin más, terminaron de arreglar la habitación y se fueron. Después de eso, la pareja de visita se asentó en la habitación. Lo mismo que la azabache hizo en la suya. Y el de la trenza en el sofá. Se apagaron las luces, todo era silencio; por suerte ninguna persona en esa casa roncaba. Tiempo después todos se encontraban dormidos.
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"—Akane, ¿en serio crees que me sirves? Una chica tan poco agraciada, tonta, antipática y nada femenina. Tsk, eres un estorbo en mi vida. Siempre preferí a las chicas más bonitas, no como tú. —"Dijo mientras se iba.
Lloraba ella sin control cuando escuchó algo a lo lejos…
"—Ranma por favor, Akane a veces puede ser muy poco afectiva, agraciada, y no es bonita… "
—¿qué? — Se preguntó la joven mientras su alrededor se llenaba de todas esas personas que la querían rodeándola. Señalándola y repitiendo mil veces la frase: "No eres bonita". "
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La azabache se despertó de golpe, no tenía miedo, sino sentía un vacío, se sentía descolocada. Decidió salir de su habitación y caminar por la planta baja para comer algo o distraerse de el mal sueño.
Después de haber bajado llegó casi a la cocina, no sin antes ver a su prometido. El estaba ahí, no se despertaba por nada de el mundo, era su oportunidad perfecta para poder estar al lado de el, aunque fuera un segundo; poder sentir sus brazos otra vez. Pero no, no se lo pudo permitir. Posteriormente la azabache llegó a la cocina. Trató de hacer el menor ruido posible. Pero, aunque su prometido tuviera sueño pesado, en un lugar donde no suele dormir está más alerta y todavía cuando estaban hospedados sus amigos en la casa. Así que, debido a eso, despertó, el pensaba que alguien había entrado a la casa. Pero no tardó en serenarse al ver que los ruidos que estaban en la cocina los ocasionaba su objeto de amor. Dio un suspiro en señal de alivio y se acercó.
—¿Akane?…
—¡Dios! Ranma… Que susto. — Dijo con la mano sobre el corazón.
—Lo siento… — Dijo el riéndose un poco.
Por un momento se mantuvieron en silencio. Él decidió hablar, hablar de un tema el cual ambos evitaban.
—Sabes… Anoche tú, digo, nosotros, me desperté en la madrugada…
—Ah… pues, bueno digo… fue un mal entendido. Verás, yo fui a ver cómo estabas y pues… me jalaste hacia ti. N-no me pude mover durante mucho rato, me tenías agarrada muy fuertemente.
—S-Si, yo… yo te dejé en tu habitación cuando me di cuenta de que estabas ahí.
En ese momento hubo un pesado silencio. Ambos, sabían que necesitaban lo mismo que hubiera pasado la noche anterior, fuera lo que fuera, pasase lo que pasase. Lo deseaban, con todas sus fuerzas. Fantaseaban con tomarse ahí mismo, en ese instante, besarse y acariciarse hasta que la luz de el alba llegue a alcanzarlos. No obstante, sólo había una pregunta en la cabeza de ambos; "¿Y si no hubiera dejado que se fuera?".
—Lo siento Akane, de verdad, entiendo si estás enojada conmigo, debí de haber dejarte ido antes pero, no estaba muy consciente del todo.
Ella quería hablar, pero temía que no saliera palabras apropiadas de su boca; sí, sí intento soltarse, pero siéndose sincera no intentó con todas sus fuerzas. Y, además, por alguna razón, no está enojada. ¿Debería estarlo? Después de reflexionarlo habló.
—Yo… No estoy enojada, no te preocupes. Digo fue un accidente. — Lo alivió con una voz aterciopelada y suave la cual lo mataba.
La cocina estaba oscura, lo suficiente como para disfrazar la tonta sonrisa que acaba de nacer de el rostro de ambos. El de la trenza pensó que tal vez sería una pauta para tomar la iniciativa. Sorprendentemente parecía que ambos anhelaban sentirse, furtivamente se sabía que la ansia era mutua.
Las luces estaban tenues, el joven tenía tanto miedo de moverse, no obstante, si dejaba sus sentimientos estancados probablemente estallaría incontrolablemente. Con un movimiento desmañado la tomo rápidamente de un hombro, él tenía miedo de hablar y estropear todo. De manera subliminal sabían que hablar no haría más que una brecha de distancia, el entendimiento que estaban alcanzando a tener sin palabras era algo que pocas veces se habían percatado. Eran momentos como estos en los que discernían su conexión como algo fuera de lo común.
Con un desesperado deseo la tomó de la mano, a lo que ella respondió exaltada. Insegura continuó el acto depositando una caricia en su antebrazo, a lo cual el respondió con un grueso gruñido gutural el cual hizo que ambos se avergonzaran y esbozasen una pequeña sonrisa tímida. Pronto la tomó suavemente de la cintura, ahora los movimientos que tomaban se sentían más seguros con el previo consentimiento que mostraron. Akane pudo sentir la respiración de su amante calmada con un tinte nervioso a solo centímetros de su cara, a ella le estaba matando la incertidumbre que le causaba eso, tal como si fuera un regalo de navidad que aun no pudiese abrir.
Con todo el coraje del mundo en un flujo rápido se acerco y de manera torpe depositó un suave beso en los labios de su compañero. Y no es como si tuviera mucha experiencia besando, pero, sabía que él era el mejor beso que habría dado siempre. Él siguió el acto, pero ahora de manera más segura. Aunque mostrase seguridad, interiormente sentía todo lo opuesto. ¿Lo estaba haciendo bien? Tenía miedo de avanzar y hacer algo de lo que arrepintiese. Pero ¿de qué se podría arrepentir? ¡la amaba! Lo único que pudo hacer fue acercarla más a él, sentir su cuerpo; con eso bastaba y sobraba.
Ambos estaban felices, por que sí, después, después de muchos años con este ferviente deseo por fin lo habían logrado saciar, pero poco sabían que esta solo era la punta del iceberg.
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¡Hola de nuevo! La verdad no tengo mucho que decir pero, este proyecto ya me ha tomado algo de tiempo. Probablemente para las personas que lean este fic, el tiempo que tendrán para esperar serán unas dos o tres semanas, o incluso días. Llevo este proyecto empezado desde 2023, para ser más específicos, rondando estas fechas. Siempre olvidaba que tenía esto inconcluso, así que un día abrí la app de Word y dije "Veamos que he escrito" Y sorprendentemente tenía esta historia escrita a la mitad. Estuve leyendo muchas historias durante este año que deje inconclusa mi escritura y creo que realmente he tenido mucha inspiración últimamente. Desafortunadamente, me he distanciado un poco de mi beta que me ayudaba a escribir y a darme ideas. Sin nada más que decir me despido
Los quiero!
