-DE VERDAD?! – dijeron los tres chicos al unísono
-si jaja – el señor Baker sonrió animadamente – iremos a una paradisíaca playa
-se llamaba… eh… ah, ya me acordé, es en Bournemouth, si – la señora Baker hizo un movimiento con las manos de celebración
-genial! – Liam se imaginó a si mismo tomando el sol en la arena – y cuando nos vamos?
-el 17, el próximo lunes – dijo el señor Baker – estaremos dos semanas, ya que compramos todas sus cosas del colegio, y regresaremos un par de días antes para que vayan a Hogwarts
-SIIIII! – dijeron los tres chicos animadamente
-que emoción, nunca eh ido a la playa! – sonrió Raine contenta
-nunca? – dijo la señora Baker
-no, ya quiero ir! – Raine le dio un buen mordisco a su galleta
-bueno, en ese caso, habrá que ir de compras – río la señora Baker
-uh, y van a haber chicas! – dijo Tom emocionado – chicas en… en… eh… Liam, me ayudas?
-ah… – Liam vio que su madre miraba atenta a Tom – pues… supongo que va a haber chicas, si, están en todas partes
-y también chicos! – dijo Raine igual de emocionada – ay, podré conocer a un chico apuesto, que romántico
-claro, y para eso tienes que estar radiante – sonrió la señora Baker – así que mañana, a comprar la ropa!
La cena termino en un momento, con los ánimos al máximo, tanto que los chicos se pusieron a hacer planes mientras jugaban. Liam subió cansado, mañana sería un buen día de compras, era algo que siempre la emociona de los viajes. Vio a su clóset, en donde un póster de su jugadora favorita, Susana Herrera, de México, le guiñaba un ojo, y eso a Liam siempre lo ponía muy feliz. Pero decidió dejarla de lado, y abrir el clóset, en donde se encontraba un cuenco de metal, con un líquido extraño, como si el humo y el agua fueran uno. Lo tomo con cuidado y lo puso sobre su escritorio, después volvió al clóset, en donde tomo una de tantas botellitas de cristal, con lo que parecía hebras brillantes de color azul. Abrió la botella y vertió la hebra en el cuenco. Todavía no se había acostumbrado tanto a usar un pensadero, y tampoco podía hacerse a la idea de poder respirar contenido, pero se armó de valor y metió la cabeza en el cuenco.
Todo se emborronó, y Liam cayó directo hacia el fondo, hasta que se formaba el gran comedor de Hogwarts. Liam aterrizó en medio del lugar, en donde estudiantes pasaban tranquilamente y disfrutaban su comida. Vio a la mesa de gryffindor, en donde Harry Potter estaba sentado junto a sus dos amigos, Ron Weasley y Hermione Granger, seguramente hablando de cosas sumamente importantes. Pero a Liam no le importaba mucho el joven Harry Potter, y camino hacia la mesa de Ravenclaw. Ahí, junto a un par de chicas, estaba otra chica, de pelo castaño y un par de coletas, usaba unas gafas ovaladas pequeñas, de color azul. Aquella chica era la joven Amelia Forker, su profesora de transformaciones en Hogwarts. Claro que en un futuro ya no se veía así, ahora era una apuesta mujer, sin gafas y sin esas coletas, con un puesto más que bueno en el profesorado y como una madre amorosa, aparte de buena amiga. La pequeña Amelia, que en ese entonces se apellidaba Scott, escuchaba disimuladamente la conversación de las chicas de al lado. Y todo eso sin saber que su futuro esposo estaba tan solo a una mesa. En la mesa de slytherin se encontraba un chico, de catorce años, como Harry Potter en ese momento, aquel chico era apuesto, con el cabello oscuro y ondulado. Ese era el joven Anthony Forker, su profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, que, a diferencia de su versión joven, siempre llevaba el cabello tintado de algún color extravagante. El joven Anthony estaba hablando con una chica de su misma casa, que jugueteaba con un mechón de su pelo mientras le dirigía una mirada pícara. En la misma mesa, se encontraba una chica muy peculiar, la madre de Liam, joven, y de quince años, justo como Liam. Estaba hablando con un joven de Hufflepuf, al que Liam también conocía, Adrel Cook, un hombre que era el dueño de una cafetería en hogsmeade, era la cafetería favorita de Liam. El chico miraba encantado a su madre, quién le tomaba la mano, eso evidentemente le molestaba a Liam, y como no les podía gritar, se limitaba a emborronar agresivamente la cara de Adrel. Pero, en la misma mesa, había otra joven, de cabello rubio claro, muy parecida a Raine, era su madre biológica. Estaba junto a un joven de Ravenclaw, el padre de Raine, cuando estudiaba en Hogwarts.
-… y en eso consisten las magiformulas, es algo muy interesante por qué… – explicaba el padre de Raine, sin embargo, la mujer lo interrumpió
-puedes callarte ya, Jacob? – gruño la chica
-sí, lo siento Anne – suspiro Jacob – es solo que estaba muy emocionado por eso, son muy útiles!
-no me importa lo que sean, es muy aburrido – Anne dio un pequeño golpe en la mesa
-perdón… – Jacob bajo la mirada
-ah, ya vas a empezar – gruño Anne – quieres llorar, niño de primer año?
-no – contesto sin alzar la mirada
-no lo hagas – dijo Anne. En ese momento, la campana de inicio de clases sonó, y todos los alumnos se pusieron en movimiento – ugh, no quiero ir a clases
-vamos, es transformaciones, McGonagall se va a enojar si no vamos, además, tenemos que seguir practicando los hechizos desvanecedores – Jacob miro preocupado a Anne
-no quiero hacerlo, por mí su clase se puede desvanecer – suspiro Anne – tengo una mejor idea, por qué mejor tú y yo vamos a un lugar privado, ya que todos están ocupados en clase, y nos la pasamos bien
-pero la clase…
-no vamos a ir! – gruño Anne – así que vámonos a otro lado – la chica se levantó y tomo agresivamente a Jacob del brazo
El gran comedor se desvaneció, y en poco tiempo se empezó a dibujar un oscuro cuarto, solo iluminado por antorchas. Liam nunca lo había visto, y con razón, por qué aquel cuarto tenía una cama en la que Anne y Jacob estaban acostados.
-hmmm, fue buena idea… – dijo la chica mientras besaba apasionadamente a Jacob - … lo de la sala de menesteres
-no… no me gusta esto – dijo Jacob entre besos – deberíamos estar en clase
-ah, y que es la vida sin un poco de riesgo? – río Anne y aprisiono a Jacob debajo de ella
-basta! ¡No quiero esto! – Jacob forcejeo con la chica para quitársela de encima
-no me quieres? Pensé que te gustaba, Fisher – dijo la chica mientras besaba el cuello de Jacob
-me gustas, pero no quiero hacer esto aquí! – suspiro Jacob – tal vez si esperamos al final de clases, podemos…
-CÁLLATE! – grito Anne y le dio una cachetada a Jacob, que resonó por la sala
-auch! – a Jacob se le empezaron a poner los ojos llorosos – por qué me sigues golpeando? No me gusta que lo hagas
-no se trate de que te guste – gruño la chica – se trata de que obedezcas!
-pero no quiero hacer esto – suspiro Jacob
-ah no? – Anne levantó la mano y cerro el puño
-Annelie, Ann, no! – Jacob se empezó a sacudir, lleno de miedo
-QUIETO! – Anne le dio un puñetazo a Jacob en la cara
Liam se lanzó instintivamente hacia la chica, pero solo la atravesó, como siempre. Si pudiera, le lanzaría un hechizo, sentía tanto odio por aquella chica, no podía imaginar por qué alguien sería así con su pareja. Jacob recibía una y otra vez lo mismo, golpes en la cara, rasguños, y no se podía defender. La sala se emborrono, y al instante apareció la enfermería. La señora Pomfrey ponía un par de posiciones al lado de Jacob.
-listo, tómatelas – suspiro la señora Pomfrey
-gracias – Jacob destapó la primera poción
-no se en que te metes chico, es la cuarta vez en la semana que llegas así – dijo la señora Pomfrey, algo preocupada
-n-no es nada – contesto Jacob mientras se retorcía por el mal sabor de la poción
-claro, en fin – suspiro nuevamente la señora Pomfrey – después tomate la otra poción, y descansa un rato
Jacob hizo caso y se tomó ambas pociones, después de un rato de estar acostado, el dolor paro, y otro rato después los moretones empezaron a desaparecer. Jacob salió de la enfermería, cansado y planeando una justificación para McGonagall, cuando en la entrada de la enfermería, lo esperaba alguien.
-ya estás mejor? – le dijo Anne, como si ella no fuera la causante de su visita a la enfermería
-sí, sí, ya estoy bien – sonrió Jacob
-es tu culpa, te dije que te quedarás quieto – suspiro Anne – de verdad no quieres hacer eso conmigo?
-sí, sí quiero – dijo Jacob tímidamente – pero estamos concentrados con los TIMO, y quiero salir bien en ellos
-puedes hacerlo después – gruño Anne
-ah, sí, sí puedo – suspiro Jacob – tengo algo de hambre, vamos al gran comedor?
-ya que – dijo Anne y se puso en movimiento, Jacob la alcanzó y tomo a la chica de la mano
-Te quiero – dijo Jacob cariñosamente
-sí, yo también – contesto la chica, sin ese tono de voz amoroso de su pareja
El recuerdo se emborrono, y Liam salió despedido hacia atrás. En poco tiempo se encontró de nuevo en su habitación, tumbado en el suelo, y analizando bien lo que vio. Recientemente, Liam había estado viendo los recuerdos que el señor Fisher; el padre biológico de Raine, había dejado. Necesitaba entenderlo, necesitaba entender por qué amaba tanto a esa mujer, por qué la perdonaba tan fácil, y por qué se casó con ella. Anne era una mala persona, eso Liam lo entendía, pero no entendía que había visto Jacob en ella, aparte de su belleza física, que sería fácilmente repelente con la actitud de la chica. Seguía sin hacerlo, se levantó y saco la varita, la introdujo en el pensadero y saco nuevamente la hebra azul brillante, después la puso cuidadosamente en la botella de vidrio. Después coloco el frasquito junto a los demás, ya rotulados por el mismo. Ese frasquito también lo rótulo, con un pedazo de papel y un poco de cinta adhesiva, escribió: "Quinto año, sala de menesteres". Liam se preguntaba en donde quedaba esa tal sala de menesteres, sería una sala privada para los profesores? ¿Sería algún cuarto secreto? Lo único que sabía era que Jacob había entrado ahí, pero no sabía en donde estaba. Suspiro y vio los otros recuerdos, había todavía bastantes que no había visto, probablemente alguno tendría la respuesta a sus dos preguntas. Liam volvió al pensadero, se llevó la varita a la sien izquierda y suspiro, se concentró mucho en algo, y después tiro de la varita, poco a poco una hebra azul salía de su misma mente, y se quedaba adherida a su varita, la soltó en el pensadero, y el agua empezó a proyectar algo.
Estaba en la clase de Defensa Contra Las Artes Oscuras, era su primera clase. Mientras todos hablaban, un pequeño Liam de primer año estaba sentado tranquilamente. A su lado estaba una niña, de pelo castaño y largo, con una coleta y dos mechones de pelo corto enfrente.
-Ah! Espero que el maestro explique lo que leí anoche – suspiro la chica con la vista en un libro, el pequeño Liam la escucho, y volteo a verla, curioso, la chica noto la mirada de Liam, y le regreso la mirada – ah, hola chico, ¿Qué tal? – dijo mientras sonreía
-ah, em, hola, estoy bien, eso creo am, y tú? – dijo el pequeño Liam, asustado por la repentina conversación
-jaja, estoy bien, ¿cómo te llamas? – pregunto la chica con una risita
-eh, soy eh… ya, soy Liam… Baker, si, Liam Baker – dijo tímidamente
-jeje, un gusto Liam, yo soy Amanda Hill – dijo tranquilamente
-ah, con que así conociste a Amanda – dijo Raine a su lado
Liam se espantó y salió rápidamente de su propio recuerdo. En un instante estaba otra vez sobre el suelo de su habitación, y Raine se levantaba al lado suyo.
-me asustaste – suspiro Liam
-lo siento – dijo Raine apenada, volteo a ver el clóset abierto – estabas viendo los recuerdos de papá?
-sí, lo hacía – contesto Liam mientras se ponía de pie y caminaba hacia el escritorio
-que has visto? – pregunto la chica
-a tu padre con esa mujer – Liam tomo su varita del escritorio y la introdujo en el pensadero, saco la hebra azul y la introdujo nuevamente en su mente
-duele? – dijo Raine, atenta a los movimientos de Liam
-esto? No, solo lo recuerdo brevemente otra vez y ya – sonrió Liam – ah, de verdad no sé por qué tu padre seguía con esa mujer
-ni yo – suspiro Raine – en fin, te iba a preguntar qué es esto? – la chica le enseño su teléfono, tenía puesta la aplicación de brújula
-es una brújula – respondió, sin mucha dificultad y tomo el pensadero – no es la gran cosa
-oh… curioso – Raine movió el teléfono – es divertido jaja
-supongo – sonrió Liam y guardo el pensadero en su clóset
-bueno, buenas noches huroncito, nos vemos mañana – sonrió Raine y salió de la habitación
-buenas noches… – dijo Liam tranquilamente
El póster de Susana Herrera nuevamente lo miraba, y Liam se tumbó en la cama. Cómo por inercia, Liam abrió el cajón de su mesita de noche. Ahí entre otras cosas, había un espejo, con un marco de apariencia lujosa. Era un espejo doble, que Amanda le había regalado a él y a Emma en navidad, solo que Liam lo tenía por Vacaciones. Lo sostuvo y suspiro, se vio a su mismo.
-Amanda Hill – dijo, firme
Al instante su reflejo se fue, y apareció una habitación, con una cama con dosel en medio, y cortinas negras semitransparentes. Una chica con pijama azul estaba bailando animadamente mientras se dirija a la cama, y tarareaba una canción que Liam no conocía.
-Amanda! – dijo nuevamente el chico, y la chica volteo de un salto
-AY! Liam! – dijo sobresaltada – buenas noches, estaba por entrar a la cama…
-buenas noches – suspiro Liam
-qué pasa? Te ves cansado – Amanda se acercó y tomo asiento en lo que Liam suponía, era su escritorio – ¿paso algo hoy?
-muchas cosas – dijo Liam, evidentemente cansado – sabes lo que es un pensadero?
-un pensadero? – Amanda alzo un poco la mirada, y después regresó – sí, eh leído sobre ellos, una vez vi uno, un amigo de papá tenía uno, pero no me puse acercar
-pues yo tengo uno – dijo Liam tranquilamente
-oh, de verdad? ¿De dónde lo sacaste? – Amanda dibujo una sonrisa en su cara
-me lo dejo el padre de Raine – contesto – eh visto algunos de sus recuerdos, y aprendí a sacar los míos
-interesante – dijo Amanda sorprendida – y que has visto?
-recuerdas cuando nos conocimos? – sonrió Liam
-ja, claro que lo recuerdo – Amanda se sonrojo un poco y se acomodó el cabello detrás de la oreja
-pues yo también – dijo – y lo acabo de ver de nuevo, cuando usabas tu coleta
-jaja, genial – sonrió Amanda – a mí también me gustaría verlo de nuevo, más si es contigo, claro
-ah pasado tiempo – Liam volvió a suspirar – cómo va a ser tu quinto año?
-con TIMOS también – Amanda borro su sonrisa – aún que aquí no los llaman TIMO, claro, los llaman EMI, Exámenes de Magia Indispensable
-Ya veo, suena a lo mismo – río Liam – oye, Amanda, ¿saldrás de vacaciones?
-ah… no lo creo, la verdad – contesto la chica – papá tiene "trabajo" que hacer, o sea, dejarme aquí
-clásico – gruño Liam, tampoco le caía bien el padre de Amanda
-por qué lo preguntas cariño? Digo, Liam – Amanda se corrigió rápidamente
-no te preocupes – Liam recupero su sonrisa – vamos a salir pronto de vacaciones
-oh, genial, espero que te la pases bien – río Amanda – tal vez si me dices a dónde vas me pueda escapar un rato
-jaja, de verdad lo harías? – Liam soltó una risita
-claro, aún que iría con mamá, ella también quiere viajar, pero papá no nos deja – Amanda hizo un puchero
-bueno, voy a ir a Bournemouth, sabes dónde es? – dijo Liam esperanzado
-ah, creo que sí, hmmm, bueno, le diré mamá – sonrió Amanda – probablemente vayamos, eso espero
-si lo logras, espero verte ahí – río Liam – sería bueno verte en persona otra vez
-voy a ir, ya verás! – Amanda se levantó de un salto – ¡haré todo lo que sea posible para ir!
-jaja, está bien – Liam sonrió – ah, tengo sueño, creo que me iré a dormir
-si… yo también – suspiro Amanda – oye, desde cuándo estabas viéndome en el espejo?
-unos pocos segundos antes de hablarte – dijo Liam tranquilamente
-oh, ya veo – Amanda se sonrojo un poco – bueno, ojalá hubieras estado antes, tal vez me hubieras visto cuando me cambiaba – dijo pícaramente, Liam no dijo nada – jaja, pero no me veas así, ay Liam, en fin, entonces dormimos?
-sí, sí, descansa – sonrió Liam
-tú también – Amanda sonrió de vuelta y tomo su varita – te quiero!
-yo también – suspiro Liam sin borrar su sonrisa, Amanda movió la varita y su reflejo volvió al espejo
Liam dejo el espejo de nueva cuenta en el cajón de la mesita de noche. Vio un momento su habitación, colgado, cerca del escritorio, estaba su nuevo uniforme de Hogwarts. Había cambiado de talla, pero Tom había adquirido su talla anterior, así que Liam le dio su antiguo uniforme. No tenía muchos problemas, Liam lo había cuidado muy bien, así que se podía usar sin problemas. Recordó nuevamente el día que recibió su carta de quinto año, ese día todos estaban atentos, pues el quinto año era el año en que se nombraban nuevos prefectos. Ese día, la carta para los tres hermanos llegó, pero cuando Liam abrió la suya, tuvo la mirada de toda la mesa. Afortunadamente, no había ningún pin de prefecto, y Liam suspiro contento. No es que no le gustaría ser prefecto, simplemente tenía ya suficientes responsabilidades como para serlo. Este quinto año tendrá que estudiar para sus TIMO y tenía que mantener el negocio en la cocina, y no podía vigilar los pasillos mientras tenía 3 pedidos para la próxima hora. Cómo fuera, Liam se levantó otra vez, tomo una hoja y empezó a escribir una carta para el cumpleaños de Dalia.
-bien, ya sabes a dónde llevarlo – dijo Liam mientras le daba la carta a Sara, una lechuza de color arena
-espera! – dijo Tom bajando rápidamente las escaleras – espera, por favor
-qué pasa? – Liam y Sara miraron confundidos a Tom
-yo… tengo algo para Dalia! – Tom mostró un paquete, bien envuelto y con una dedicatoria encima
-oh, puedes entregarlo? – Liam miro a Sara, quién ululo en un tono de aceptación
-ok, aquí tienes – suspiro Tom y le entrego el paquete, Sara lo tomo con las garras y Liam puso la carta en el pico de la lechuza
-con cuidado – sonrió Liam y acercó a Sara a la ventana, en un momento la lechuza vatio las alas y partió al horizonte
-Liam… podemos hablar? – dijo Tom tímidamente
-claro, quieres hablar en la sala o…
-en la sala, está bien en la sala – dijo algo nervioso
Los dos hermanos se pusieron cómodos, Liam prendió la luz y trajo algo de agua.
-es… es por lo de Dalia – dijo Tom apenado
-claro, dime – sonrió Liam
-no me gusta que solo te mandé cartas a ti – dijo directamente
-sí, algo me di cuenta – Liam río un poco
-estoy… estoy un poco celoso – Tom bajo la mirada – es que… parece que le gustas o algo!
-bueno, creo que fui bastante claro con ella cuando le dije que yo no era una opción – dijo Liam tranquilamente – además, cuando estaban peleando ella me dejó bien en claro que le gustas
-ella también me gusta! – dijo Tom rápidamente – de verdad lo hace
-eso está bien, y son pareja así que…
-Lo somos, pero… no sé qué hacer Liam – suspiro Tom – quiero decir, no sé cuántas lechuzas le tengo que mandar, no sé qué decirle, ¿qué debería hacer?
-eso es algo normal, nadie sabe eso de inmediato – sonrió Liam – ni siquiera yo, bueno, Amanda hizo la mayor parte del trabajo, pero… bueno, no importa
-podrías… ayudarme? – dijo Tom tímidamente
-claro, aún que ahora ella se va a ir de vacaciones, tal vez cuando regresemos a Hogwarts – dijo Liam y le puso la mano en el hombro a Tom
-gracias… y perdón por gritarte – Tom abrazo a Liam
-no te preocupes, te entiendo – Liam correspondió el abrazo
Después de hablar por otro rato, los hermanos subieron a sus respectivas habitaciones. Liam finalmente se puso el pijama y entro en cama, bastante cansado. Pensó un rato en los sucesos del día, y más en el recuerdo de Jacob. No era su culpa, para nada, Jacob solamente no quería hacer lo que su "pareja" si quería. Y no sabía por qué Jacob siempre reconocía que era su culpa, y no podía hacer nada, más que seguir viendo los recuerdos, pues pensar siquiera en preguntarle a Jacob era inútil, ya no estaba ahí.
Jacob estaba siendo, nuevamente, golpeado por Anne. Una y otra vez, incluso, Liam pudo ver, saco la varita, hizo algo que casi le causa el vómito, la maldición Cruciatus. Se acercó una vez más a Jacob, alzo el puño y cuando iba a tocarle la cara otra vez…
-AH! – Liam se despertó agresivamente, estaba sudando y Aura lo miraba asustada – ah, perdón, perdón – suspiro
Ya era de día, y Liam podía oír el trasteo en la planta de abajo. Liam se paró de la cama, estiró las piernas y los brazos, necesitaba pensar en otra cosa. Se vistió para salir, y dio un suspiro. Tomo su varita en el escritorio, se apuntó con ella en la cabeza y en un instante se convirtió en su forma de animago. Era un hurón, uno común, café y como tendería que ser uno de verdad. Eso había causado que el apodo que le había dado Raine, "huroncito", cobrará más sentido. Cuando Liam era un hurón, podía pensar y recordar como un humano, sin embargo, tenía impulsos de hurón, que Liam podía o no controlar a veces. Uno de ellos era correr, esa mañana Liam decidió hacerle caso a su vocecita interior y correr por su habitación. Aura bajo y vio atentamente a Liam. Otra habilidad qué tenía cuando estaba en su forma animal, era justamente hablar con los animales, o al menos entenderlos.
-Liam, por qué te despertaste tan asustado – le dijo Aura, con una voz femenina muy felina
-una pesadilla – respondió Liam
-te moviste mucho – Aura se acercó a Liam y le dio lengüetazos de cariño
-gracias, voy a desayunar! – Liam corrió hacia la puerta, y como la había abierto antes, salió sin problemas
-tráeme salmón! – escucho que le dijo Aura
Liam corrió y corrió, bajo las escaleras muy contento, y cuando llego abajo se puso a dar saltitos de felicidad. Corrió hacia el comedor, en donde su padre ya había puesto todo el desayuno.
-a desayunar! – dijo Raine contenta y se sentó en su silla, vio al asiento de Liam y vio a un hurón que olisqueaba el huevo frito – buenos días Liam
-no me acostumbro a verte así hijo – dijo el señor Baker ocupando su lugar
-es bueno que practiques – la señora Baker entro al comedor, vatio la varita y Liam regreso a su forma humana
-ay, gracias – río Liam y se sacudió un poco – Aura me dijo que le diera salmón, ¿tenemos?
-se acabó el miércoles – suspiro Tom, mientras se sentaba al lado de Liam – Jerry se lo comió
-pues compramos más – dijo la señora Baker – ya que vamos de compras, aprovechamos
-oh, y hablando de eso – Liam tomo un poco de jugo – Cas va a cuidar la casa?
-sí, ya hablé con el – sonrió la señora Baker
-bueno, entonces le dejaré 5 galeones cuando nos vayamos – sonrió Liam
-ya te dije que no le gusta que le paguen – dijo Raine agitando su tenedor
-pues debería, si hace tanto trabajo necesita un sueldo – dijo Liam, muy orgulloso
Cas era un elfo doméstico, propiedad de la familia Fisher, y ahora de la familia Baker. El padre de Raine; Jacob, le había heredado al elfo, entre muchas otras cosas, o, mejor dicho, todo, menos lo que le dejo a Liam. El chico no estaba tan de acuerdo, pero lo dejaba pasar. Liam era un miembro de la Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros, o P.E.D.D.O, para abreviar. Era el único miembro, pues ninguno de sus amigos se quiso unir, ya que Emma tenía un elfo doméstico en casa, y no tenía muchas ganas de pagarle. Jack también se negó, pues siempre quiso un elfo doméstico para que cuidara su inmenso jardín. Algún día, pensaba Liam, conseguiría unir a alguien más a la P.E.D.D.O, por lo mientras, realizaba el movimiento el solo, pero muy orgulloso.
-hijo, por última vez, los elfos quieren eso – suspiro la señora Baker
-les han preguntado siquiera? – gruño Liam
-tu les has preguntado? – añadió Raine
-Si, para que vean, yo sí me preocupo por Cas – dijo Liam indignado
-y que te dijo? – Raine río un poco
-eh… bueno, la respuesta no importa – Liam apartó la mirada y vio a su pan tostado
-jaja, ya ves Liam, eso de la peddo…
-No es peddo! – dijo Liam rápidamente – cuántas veces se los tengo que decir? Es P.E.D.D.O
-bueno, eso – suspiro Raine – eso no va a llevar a nada
-pues la ministra de magia me apoya – dijo Liam orgulloso
-sí, bueno, a veces los ministros no hacen bien su trabajo – dijo la señora Baker
-pero ella si – Liam le dio un buen mordisco a él pan tostado
En ese momento, por la ventana entro un pajarito, verde y muy cantarín. La señora Baker lo vio algo confundida, pero lo dejo pasar. Hasta que el pajarito entro al comedor y se posó enfrente de Liam.
-hola – dijo el chico – a veces los pájaros son muy groseros, el otro día escuché a uno que… – pero justo en ese momento, el pajarito explotó y dejo un montón de plumas en el desayuno de Liam, y justo en donde estaba parado el pajarito, había una carta
-creo que es… una carta – dijo Tom quitando una pluma de su huevo frito
-aja… – Liam tomo la carta, tenía un sello en forma de corazón
-creo que es una carta de amor – río la señora Baker – me imagino de quién es
-sí, vi ese hechizo en transformaciones el año pasado – suspiro Liam – pero… de quien será? No podemos hacer magia fuera de la escuela
Liam abrió la carta, muy confundido. Decía, con una letra un poco apresurada y sin ese característico estilo que tenían las plumas que usaban los magos, sino más bien de bolígrafo:
"Hola, Liam, mi amor, mi sol, mi adoración, soy yo, tu gran amor. Quiero decir, soy Emma, por si no te habías dado cuenta. ¡Te escribí para darte una actualización de mis aventuras! Me la estoy pasando muy bien, y la playa es lo máximo, deberías de verme con Bikini, sí que soy un monumento. No tenemos una cámara, así que no te puedo enviar fotos, pero muchos muggles si la tienen, ¡como tú! Aun así, no hay muchas tiendas que vendan los celulares esos, y los que venden ni siquiera tienen cámara, aún que supongo que tampoco la necesitan. Cómo sea, eh estado pensando en ti, tal vez el próximo año te gustaría venir con nosotros de vacaciones, o podríamos ir junto a tu familia, ¡como un mega viaje familiar o algo así! Realmente me gustaría verte, y me eh estado guardando varias cosas, como, por ejemplo, que cuando te vea te voy a hacer el…"
Liam cerro la carta, después de leer un par de palabras más. Estaba muy sonrojado, y guardo la carta rápidamente.
-que te dijo? – Raine miro curiosa a Liam
-eh… bueno, se la está pasando muy bien… jeje… – Liam apartó la mirada, y pensó algo por un momento, de repente, estaba deseoso por ver a Emma de nuevo
-por qué estás tan rojo hijo? – la señora Baker dibujo una sonrisa traviesa en su cara
-lo estoy? – Liam soltó una risita nerviosa – no, no lo estoy para nada, no jeje…
Después de terminar de desayunar, o al menos terminar de juntar las plumas del pajarito, la familia Baker se puso en movimiento.
Por los audífonos de Liam sonaba una canción, titulada Plastic Love. Aparentemente el Hit del momento, que Liam estaba muy de acuerdo con que lo fuera. Recorrer la ciudad con esa canción se le hacía extrañamente familiar y relajante, incluso con las siguientes canciones, era genial. De ahí en adelante, el resto del día tuvo de fondo aquellas canciones.
El primer destino fue la tienda de ropa, o boutique, en donde la señora Baker y Raine se midieron las mejores ropas veraniegas, trajes de baño incluidos. Liam, Tom, y su padre solamente tomaron la primera prenda que se les hizo llamativa, se quedaron muy a gusto con su decisión. El siguiente destino fue la zapatería, en donde, nuevamente, la señora Baker y Raine se probaron mil y una sandalias para playa. Los chicos se quedaron a gusto con el primer diseño que se probaron. La señora Baker y Raine se separaron un momento de los chicos, ya que iban a una estética y se tardarían bastante tiempo. El señor Baker llevo a los hermanos al supermercado, en donde compraron todo lo necesario para el viaje, como un montón de bolsas de papitas fritas, que Tom y Liam estarían felices de degustar. Dejaron todo en el maletero, y regresaron a la plaza comercial, cuando iban caminando hacia la estética, vieron a las dos, pero no apreciaban un cambio en su cabello.
-hola! – dijo Raine de un salto
-que… que tienes en la nariz? – dijo Tom
Raine tenía un piercing, justamente, en la nariz, tenía forma de C, muy a la moda, pensó Liam.
-es un piercing – respondió el chico
-exacto! – dijo Raine contenta – cómo me queda?
-bien, creo – río Liam – muy moderna
-gracias – sonrió Raine
-es seguro, yo misma lo vi – dijo la señora Baker, antes de que su esposo pudiera decir algo – además, si pasa algo, me bastaría con un simple movimiento de varita
-bueno – suspiro el señor Baker – te ves bien hija
-gracias! – Raine dio una vueltecita – me gusta mucho, estos muggle sí que saben de moda – rio animada
-y su cabello? – dijo Liam
-ah, bueno, podemos tenerlo así otro rato, ¿no? – río la señora Baker
-claro! – Raine acompaño a su madre con la risa
-yo también puedo tener uno? – dijo Liam tímidamente
-eh… bueno, si quieres – la señora Baker pensó un momento
-oh, bueno, gracias – río Liam – estoy bien así, pero gracias
La familia regreso a casa, después de comer en un restaurante familiar, muy pintoresco. En ese restaurante, Liam vio a una chica joven, de dieciocho años, supuso, pues era mesera, que le dirigía miradas esporádicas. Raine se rio de eso en cuanto salieron del restaurante, y le dijo a Liam que en cuanto se acercó al baño, la chica le pregunto por la edad de Liam. Durante el camino a casa, Liam y Tom vieron curiosos el piercing de Raine, y la chica les contó cómo se lo habían puesto, aún que no fue tanta la emoción, por qué la señora Baker le había dado una poción de insensibilidad y no sintió nada. Cuando le preguntaron a la señora Baker por qué tenía una poción de esas, contesto que siempre traía una desde que Liam tenía 6 años, por qué cuando jugaba en algún parque, terminaba siempre con las rodillas raspadas.
