Era de día en la sala común de Ravenclaw, alumnos iban de un lado a otro, estudiando y leyendo por montones. Liam observo emocionado a la profesora Amelia, que ya era una chica de cuarto año, hablando por fin con un chico, que le enseñaba una araña en un frasco, el chico estaba muy emocionado, pero la profesora no se mostraba tan entusiasmada. Más haya, enfrente de una ventana, Jacob estaba leyendo tranquilamente, cuando Adelaine se le acerco. La chica seguía teniendo el cabello corto y ondulado, y esa cara de desear el mal seguía ahí. Era una chica bastante atractiva, Liam lo noto al instante.
—hola — dijo, con una joven y provocativa voz
—Ah, Adelaine — Jacob alzo la mirada — hola
—que lees? — dijo ocupando el asiento de enfrente
—mil plantas mágicas — contesto — es muy interesante, sabías que las branquialgas…
—lo sé, lo descubrimos el año pasado — sonrió Adelaine — veo que ya no tienes moretones, me vas a decir ya que te paso?
—bueno… no paso nada — dijo cabizbajo
—tiene que ver con que solo podamos hablar aquí? — río Adelaine
—algo — suspiro — como me pediste un frasco de tinta… bueno, Annelie dice que quiero salir contigo, lo lleva diciendo desde febrero
—pues deberías salir conmigo — sonrió Adelaine — no me gusta nada como te trata ella
—ella me trata bien — dijo Jacob de inmediato — ella se preocupa por mí, y me quiere mucho, me cuida y… eso
—no lo creo — dijo Adelaine y tomo la mano de Jacob — yo también me preocupo por ti
—no... Nadie lo hace — Jacob bajo la mirada
—claro que si — sonrió — me preocupo por ti, además yo sí te trato bien, verdad que sí?
—s—supongo — dijo Jacob apenado
—vamos Jacob, sal conmigo — dijo la chica — al menos inténtalo
—pero… Anne…
—ella solo te quiere de su saco de boxeo — gruño Adelaine — yo te quiero bien
—no creo que quieras salir conmigo — suspiro Jacob — no creo que nadie más quiera
—quien no querría salir contigo? — dijo Adelaine tranquilamente — eres amable, te arreglas bien, y tienes un bonito cabello
—tiene un punto — dijo Liam, y Emma lo miro ceñuda
—no se — suspiro Jacob
—lo eres, amigo — río Adelaine — por ejemplo, el otro día estaba hablando con esa niña de ahí — dijo apuntando a Liam, aún que atrás de Liam estaba una chica de cuarto, decidiendo si tomar un libro de ficción o de no ficción — y me dijo que eras bonito, y que le gustaría pedirte salir
—ah… — Jacob miro a Liam, o a la niña de atrás
—yo también saldría con el — dijo Liam, y Emma cruzó los brazos
—y me lo dices después de que hiciéramos…
—esa chica no te hace nada bien — le dijo Adelaine moviendo el dedo arriba y abajo — yo sí
—pero…
—me gustas, eso es lo que quieres que te diga? — sonrió Adelaine
—te… gusto? — Jacob abrió los ojos sorprendidos
—aja — dijo Adelaine y pestañeo maravillosamente — quieres salir conmigo?
—ah… pero… pero…
—sal conmigo y ya — sonrió Adelaine
—bueno… tú también eres bonita — dijo Jacob tímidamente — yo… eh…
—quieres salir conmigo? — Adelaine preguntó nuevamente
—si — contesto Jacob tímidamente
—oh, genial — sonrió Adelaine — ya verás Jacob, serás el hombre más feliz del mundo
—vaya — dijo Emma sorprendida — no se si sentirme bien o mal
—bien — dijo Liam — Annelie se lo merece
El recuerdo empezó a emborrazarse, para después volver. En los jardines de Hogwarts, Jacob y Adelaine descansaban bajo la sombra de un árbol. Estaban tranquilos, y disfrutando de una agradable conversación, cuando la segunda protagonista de la historia apareció. Annelie caminaba agresivamente hacia Jacob. El chico apenas la vio, se quedó quieto y asustado.
—Hola — dijo Anne, tensa, sus ojos reflejaban una ira intensa, pero en su cara había una enorme sonrisa falsa — Jacob, cariño — enfatizó — podemos hablar, ¿en privado?
—no, no pueden — contesto Adelaine
—y tú quién eres para decidir? — gruño Anne — vete, zo… sosa
—tengo que irme — dijo Jacob apenado
—no te preocupes, puedo hablar por ti — Adelaine le sonrió y vio a Anne — Jacob y yo estamos saliendo
—QUE?! — gruño
—sí, estamos saliendo — Adelaine tomo la mano de Jacob — así que puedes irte por dónde viniste
—hija de… — Anne miro a Jacob — estás rompiendo conmigo?
—y—yo — Jacob titubeó
—vamos, tú puedes — sonrió Adelaine
—sí, A—Anne, ¡e—estoy r—rompiendo contigo! — dijo, por fin
—Jacob… — Anne miro con odio a Adelaine — T—te dije que está zorra solo juega contigo
—n—no le digas así! — dijo Jacob apenado
—es lo que es — gruño
—no, no lo soy — dijo Adelaine tranquilamente — yo quiero mucho a Jacob, y no lo tengo de saco de boxeo
—yo tampoco — respondió — yo lo amo, más de lo que tú, seguramente, lo harás
—bah, basta — suspiro Adelaine — Jacob, vamos a otro lado
—si — Jacob se levantó — adiós, Annelie
—vamos — Adelaine tomo a Jacob de la mano y los dos se fueron del lugar
Annelie se quedó quieta, mirando con odio a Adelaine. Liam se alegró por Jacob, o al menos de momento, por qué ya sabía cómo había terminado la historia. Después de que los jardines de Hogwarts se desvanecieron, apareció una zona oculta de los jardines, en donde Adelaine dejaba su marca en los labios de Jacob. Liam sintió envidia de momento, hasta que Emma le lanzo la misma mirada que Annelie.
Ese último recuerdo no tenía nada que aportar, ni los dos siguiente de Adelaine dándose el lote con Jacob. Pero, después de eso, vino el recuerdo importante. Adelaine caminaba tranquilamente por un pasillo solitario, y caminaba muy bonito, más por detrás, según Liam, aún que eso no se lo dijo a Emma. En eso, Jacob estaba caminando junto a Annelie, que tenía una sonrisa enorme de satisfacción.
—oh, Jacob — dijo Adelaine sorprendida — te quería ver, yo…
—lo siento — dijo el chico apenado, y detrás de Anne
—díselo — sonrió Annelie
—a—amo a Anne — dijo Jacob, sin ver a Adelaine a los ojos — la quiero a ella, lo siento, ella…
—dile lo que me dijiste — dijo Annelie con una enorme sonrisa de satisfacción
—ella es la única que me ama — dijo, casi como si lo hubiera memorizado — ella…
—vamos! — lo presionó Annelie
—ella… si… es una verdadera… mujer — dijo, cabizbajo, y obviamente obligado
—ya oíste — río Anne — lo siento, perdedora, APARTATE
—eh? — Adelaine miro confundida a Jacob
—lo siento — Jacob paso a su lado, cabizbajo y sin ver a Adelaine a los ojos
Liam y Emma subieron rápidamente, y dejaron el vacío pasillo debajo. Tan pronto como los dos regresaron a la habitación, se vieron a los ojos.
—lo obligo — dijo Emma
—el recuerdo tiene que estar ahí — dijo Liam apuntando a su clóset
—deberíamos descansar — suspiro Emma — no vimos mucho, pero creo que Adelaine trato mejor a Jacob que Anne
—eso seguro — Liam se levantó y le extendió la mano a Emma
—por cierto — Emma se puso de pie, y no soltó la mano de Liam — te vi viéndole las posaderas a Adelaine
—que?
—que le viste el trasero — gruño
—ah — Liam bajo la mirada — bueno… a lo mejor… se atravesó un momento en mi campo visual…
—Liam…
—las tuyas son mejores! — dijo Liam a la desesperada
—ah… sí? — Emma volteo a ver — no sabía que… te gustaba eso
—eh…
—quieres tocar? — sonrió Emma
—no, no, estoy bien — dijo Liam apenado
—toca, sin penas — río Emma
—no, estoy bien, de verdad — Liam intento soltarse de Emma, pero la chica lo sostuvo
—toca!
—no! — Liam se jaloneo
—que sí! — Emma forcejeo con Liam
Los dos empezaron a ir de un lado a otro de la habitación, haciendo un montón de ruido. Emma logro tumbar a Liam en la cama, en donde los dos forcejeaban, Liam para levantarse y Emma para que Liam descubriera que ella era mejor que Adelaine, Annelie, y cualquier otra chica. Aún que, en el piso de abajo, toda la familia escuchaba el ruido.
—EMMA! — se escuchó gritar a Liam
—SOY TUYA! — reía Emma
—NOOOOOOOOOO
—esta… bueno el café, ¿no? — dijo el señor Baker, en el comedor y con una taza de café en la mano
—sí, si — dijo la señora Baker nerviosa
—ejem — Raine miro a la señora Baker — y… eh… que… uh… vamos a hacer para navidad?
—vamos a… los Brown…
—EMMA! BASTAAAAAAAA! — grito Liam
—SIGUE, SIGUE — dijo Emma, que había logrado su cometido
—ejem, los… ellos, nos… invitaron — termino de decir la señora Baker — si… eso…
—SIGUE LIAM, QUE SIGAS! — grito Emma
—basta — suspiro Tom, y se revolvió el cabello — basta ya
—AHHHH, YA, ¡EMMA! — se escuchó decir a Liam
—NO, SIGUE, ¡SIGUE! — río Emma
—santo cielo — suspiro la señora Baker — parece que Liam lo está haciendo bien
—MAMÁ! — gritaron Tom y Raine
Después de un rato, los sonidos pararon, Raine y Tom suspiraron. Liam y Emma bajaron a cenar unas horas más tarde. Emma seguía teniendo esa sonrisa de satisfacción, que desde la mañana no se había ido, y Liam estaba molesto.
—oye, Emma — le dijo Raine — no quieres… dormir conmigo hoy?
—no, estoy bien con Liam — dijo Emma orgullosa — hoy tenemos una noche muy larga
—como? — Liam miro confundido a Emma
—como oíste — Emma le guiñó un ojo
—pero…
—hijo, ejem, podemos hablar un momento? — dijo el señor Baker
—claro papá — Liam se levantó de la mesa
—ahora regresamos — el señor Baker salió del comedor, y Liam lo siguió, los dos subieron a el estudio de su padre — hijo, tu y… Emma, han estado… ya sabes?
—saliendo? — dijo Liam confundido
—no, me refiero ah… ya sabes, hijo, de lo que hablamos — dijo el señor Baker apenado
—ah… eso — Liam bajo la mirada — bueno… preferiría no hablar de eso…
—lo han… hecho?
—hoy fue… la primera — dijo Liam apenado — pero n—no lo hicimos cuando estaban aquí!
—está bien… creo — el señor Baker suspiro un poco — bueno, son pareja, y están en la adolescencia… pero, dime, usaste protección?
—no — respondió Liam
—hijo! — dijo el señor Baker preocupado — sabes lo que puede pasar, y eres muy joven!
—es que… bueno, Emma tomo… es que… tomo una poción… ya sabes, mágica — dijo Liam apenado
—ah… de verdad existe eso? — dijo el señor Baker sorprendido
—sí, Emma dice que es infalible — dijo Liam — espero que lo sea, pero te juro que quería usar protección!
—está bien, supongo que… la magia puede… hacer muchas cosas — dijo el señor Baker confundido — aún que deberías de tener en cuenta lo otro… podemos ir otro día… a la farmacia, para cuando regreses a Hogwarts
—sí, será mejor — dijo Liam apenado — perdón…
—no pidas perdón por eso — el señor Baker tomo a Liam del hombro — estás creciendo y es normal que ustedes dos… quieran hacer cosas, pero tienen que tener cuidado
—lo sé — Liam se ocultó detrás de su cabello — pero… ejem, es normal que… ella quiera hacerlo tanto? Porque está como loca, pero yo quiero respetarla, no deberíamos hacer tanto… eso, ¿verdad?
—ay… si, bueno, tienes que respetar a las chicas, hijo — dijo el señor Baker un poco apenado — en especial a tu novia, pero si te incómoda que te pida eso, deberías hablar con ella, tampoco te puede obligar a hacer algo que tú no quieras
—sí, yo la respeto mucho — dijo Liam tranquilamente — podemos… cenar?
—claro, vamos hijo — sonrió el señor Baker — y… traten de ser un poco más silenciosos
—eh… bueno… — Liam se quedó como piedra
Liam y Emma terminaron de cenar, y después todos subieron a dormir. Pero, por la noche, se escucharon leves sonidos, y voces emocionadas que subían y bajaban el tono de voz. Aún que solo el señor y la señora Baker escucharon aquellos ruidos, se miraron entre sí, y lamentaron no haber tomado el ejemplo de Liam y Emma cuando sus hijos estaban en el colegio, aún que ya tendrían tiempo después. En la habitación de Liam, efectivamente, todo eso estaba pasando de nuevo, y Emma descubrió algo sobre sí misma que ya no podía negar. Emma sentía una emoción sin igual, al saber que ya no estaban ellos dos solos, en cambio, Liam trataba de no hacer tanto ruido, pero era prácticamente imposible no vivir el momento junto a su pareja.
Pero navidad había llegado. Ese día, y después de unas cuantas citas al centro comercial, al zoológico y a los juegos infantiles, Emma y Liam se disponían a ir a la casa de los Brown. No había muchas prisas, pero la familia quería irse temprano.
Así que todos estaban ya en el jardín, y la señora Baker se disponía a hacer una aparición conjunta. Lo de aparecerse no le gustaba nada a Liam, pues lo invadía una sensación horrible, pero afortunadamente, breve, de ahogamiento. Esa sensación se hizo presente, y Tom, Liam, y especialmente el señor Brown, vomitaron apenas llegaron al otro lado. La mansión Brown se hallaba ante ellos, como siempre, imponente. El señor Baker, después de recuperarse, vio a Liam con una expresión de sorpresa.
—ah, Beatriz! — dijo la señora Brown al llegar a la reja de la mansión — llegaron, perdón, tendríamos que enviarles un traslador, pero como no conseguimos autorización a tiempo…
—no te preocupes — río la señora Baker — se aparecerme, y pronto mi pequeña también sabrá hacerlo — dijo tomando a Raine del hombro
—sí, estoy lista para las clases de aparición — sonrió Raine
—bien, bien — la señora Brown alzo la varita, y con un movimiento se abrió la reja
—hola, mamá — gruño Emma
—que tal cariño? — sonrió la señora Brown — te la pasaste bien con Liam?
—mucho — sonrió Emma — verdad Liam?
—aja — el chico asintió con la cabeza — muy bien
—qué bueno — dijo la señora Brown contenta — pasen, pasen
—está muy contenta, ¿no? — le dijo Emma a Liam, ya cuando se apartaron de la mujer
—por supuesto — río Liam — pero nosotros también lo estamos, ¿verdad?
—si jejeje — Emma río un poco y miro a Liam pícaramente, el chico le devolvió la misma mirada — que te parece si está noche…
—buenos días! — dijo el señor Brown abriendo la puerta de la mansión — oh, hola hija, hola Liam
—hola — sonrió Liam — qué tal?
—oh, excelente — contesto el señor Brown
—sí, estás vacaciones han sido excelentes — dijo la señora Brown poniendo el brazo sobre el cuello de su esposo, de la misma manera que Emma lo hacía con Emma
—vaya que si — el señor Brown le sonrió a su esposa, que le lanzo una miradita de complicidad
—ah, Simon! — dijo el señor Baker — vaya casa!
—Michael! — el señor Brown se apartó momentáneamente de su esposa y le dio la mano al señor Baker — ven, pasa, tengo un montón de cosas que mostrarte
Todos entraron a la mansión, que era igual de impresionante que la parte exterior. Emma tomó a Liam de la mano y automáticamente fue en dirección a su habitación. Por el camino, vieron a James Brown, jugando contento con una pintura de una mujer haciendo un cuadro.
—Emma! — dijo James contento — hola!
—hola! — dijo Emma contenta y abrazo a su hermano — como estás hermanito?
—bien! — sonrió — te extrañaba!
—yo también — sonrió y jugueteo con el cabello del pequeño — que tal está Puchi?
—bien, bien! — río James — come muchos mocos!
—jaja, si, y cuántos te comió?
—así! — James puso el número siete con las manos
—oh, vaya, son muchos — sonrió Emma — oye, vas a saludar a Liam?
—hola — dijo James viendo al chico
—hola, te gusto mi regalo de cumpleaños? — sonrió Liam
—sí, siempre juego con mamá — sonrió James
—y cómo se dice? — río Emma
—ah… gracias! — dijo James contento
—muy bien — sonrió Emma — voy con Liam a mi habitación, nos vemos en un rato
—si — Jacob asintió con la cabeza — y podemos jugar?
—claro! — dijo Emma — nos vemos en un rato
—quien es Puchi? — le pregunto Liam a Emma, ya algo lejos de James
—un puffskein — respondió Emma — ya sabes, los que vimos la otra vez en clase de cuidado de criaturas mágicas
—las bolitas? — dijo Liam recordando unas criaturas pequeñas, peludas y redondas, bastante bonitas
—sí, esos — sonrió Emma — mamá nos lo compro en vacaciones, te lo enseño al rato
Emma se detuvo ante una puerta de color azul crema, la abrió y Liam recibió un abrazo de aroma a cereza y durazno. Al entrar, Liam vio una habitación oscura, solamente iluminada por el sol atreves de las cortinas. Las paredes eran de color morado, con montones de posters de Quidditch y las brujas de Macbeth. También había ropa tirada en el suelo, y un sostén en la silla del escritorio. Emma se tumbó despreocupadamente en su cama, y Liam levantó un calcetín del suelo. En el escritorio había una foto de Liam, saludando contento a la cámara, una de esas fotos que usaban los magos.
—bonita foto, ¿no? — sonrió Emma — me encanta mirarla en mis días más solitarios
—gracias, supongo — Liam dejo la foto de sí mismo en el escritorio y camino hacia las cortinas — te molesta si abro las cortinas?
—sí, la verdad si — contesto Emma — pero puedes abrirlas si quieres, aún que tendremos menos privacidad
—no me digas que…
—hace bien en la mañana — interrumpió Emma — tu no quieres?
—pues… — Liam miro a la puerta
—está cerrada — sonrió Emma — y de más de una forma
—tienes poción?
—no, o al menos no aquí — suspiro Emma
—bueno, yo tengo… de lo otro — dijo Liam apenado
—esas cosas muggle? — pregunto Emma
—sí, eso — dijo Liam — te parece?
—bueno — Emma se levantó un poco y extendió los brazos — ven aquí cariño
Liam se lanzó a los brazos de su amada, y las cosas volvieron a empezar. Pero de eso, nada sospechaban las demás personas, pues pasaron desapercibidos gracias a la enorme mansión. Mientras Liam y Emma se mezclaban como agua y azúcar, los adultos platicaban animadamente. Las señoras de ambas familias reían contentas, hablando de las aventuras que habían tenido en otros días con sus parejas, mientras que el señor Brown y el señor Baker miraban un partido de fútbol por una televisión en el garaje, mientras tomaban cervezas y comían frituras. Raine veía a la distancia, cuando James le tocó la pierna.
—eh? — Raine apartó la vista de la ventana y vio hacia abajo — uy, hola
—hola — dijo James apenado — tú quién eres?
—me llamo Raine — contesto — y tú?
—ah! James! — dijo emocionado — soy James! James Brown!
—jaja, está bien, que pasa? — pregunto Raine tranquilamente
—eres bonita — dijo James tranquilamente
—ah, ¿sí? — Raine río un poco
—si, como mi mamá — sonrió James
—sí, bueno, supongo que ella es bonita — dijo Raine
—quieres jugar? — James apunto a un puffskein que venía corriendo hacia ellos
—uy, un puffskein — dijo Raine sorprendida — yo tenía uno, aún que no me acuerdo que le pasó…
—se llama Puchi — sonrió James
—puchi, ¿eh? — Raine se agachó — hola Puchi
—vamos a jugar! — dijo James contento
—claro, que quieres jugar? — sonrió Raine
—lanzar a Puchi! — río James — le gusta mucho, tú lo atrapas!
—ok — dijo Raine y se enderezó
—eres muy alta — dijo James sorprendido
—pero tú también — río Raine — y muy bonito
—jiji, vamos a jugar — James tomo al puffskein, que hizo un bonito sonidito
Los dos empezaron a jugar, como si no hubiera un mañana. Por otro lado, Tom veía un libro raro en la biblioteca, que se llamaba Doce formas infalibles de hechizar a una bruja, que tenía un montón de consejos para ligar con chicas. No sabía por qué estaba ahí, pero lo metió discretamente en sus pertenencias.
Los jóvenes, llenos de energía, habían hecho montones de cosas antes de navidad, pero, finalmente, llegó la noche. Liam, después de librarse de Emma, se había metido a hacer lo que más disfrutaba, cocinar, obviamente. Habían comprado un buen pavo, el más costoso, por lo que Liam cocino al máximo, y se divirtió demasiado, más de lo que se podía divertir cuando cocinaba normalmente.
Ya cuando Liam había terminado, estaba descansando viendo un curioso cuadro de una mujer, pelirroja, como no, aristocrática, meneando la varita y acomodando cajas, de las que salían hurones por todas partes. En eso, la puerta de la mansión sonó, Liam se acercó curioso, y abrió, bajo el pensamiento de que la señora Brown lo mataría por tocar algo de su casa.
—hola? — Liam se asomó con cuidado
—ah, Liam — dijo la profesora Amelia, bien arreglada y con una sonrisa muy agradable
—PROFESORA! — dijo Liam sorprendido — digo, Amelia, y… July… y… SON TODOS!
—hola Liam — río el profesor Forker, July estaba dormida en sus brazos
—que hacen aquí? — Liam miro a los profesores
—nos invitamos solos — río la profesora — bueno, no, me invitó tu mamá de los fines de semana
—ah, claro — río Liam — bueno… no es mi casa, pero… supongo que pueden pasar
—no es tu casa? — el profesor Forker alzo la mirada — es de Emma, ¿no?
—si — respondió Liam
—pues sí que te sacaste la lotería — río el profesor
—muy listo — río la profesora Amelia
—basta — suspiro Liam — bueno, pasen… supongo — los profesores entraron, y se quedaron anonadados con el interior de la casa
—vaya — dijo el profesor Forker — seguro que no estás con Emma por… esto?
—claro que no — gruño Liam — yo estoy con Emma por qué…
—POR ESTO! — dijo Emma saltando de las escaleras, con un bonito vestido verde sin mangas
—ay, Emma — Liam se hizo a un lado — te ves muy bien
—yo siempre — sonrió Emma — tú también
—gracias — Liam se sonrojo
—que lindo — río Emma — y a ustedes quien los invito?
—tu suegra — dijo el profesor Forker
—o sea yo — río la profesora Amelia
—exacto — sonrió Liam — que bueno que estén aquí… aún que no tenía planeado darle mi regalo a July está noche, lo había enviado por lechuza
—ah, no te preocupes cariño — sonrió la profesora, meneo la varita y una tira de regalos apareció en el suelo
—ah, sí, son míos — dijo Liam tomando los regalos y yéndolos a dejar al árbol de la estancia
—yo ya le di su regalo — dijo Emma orgullosa
—que le diste? — pregunto la profesora
—le di mi…
—EMMA! — dijo Liam rápidamente — que te dije de estar contando eso?
—bah, que no lo hiciera — gruño
—exacto — suspiro Liam — es privado, y tú se lo dices a medio mundo!
—estas jóvenes de hoy — suspiro el profesor
—lo siento — dijo Liam apenado
—ahh, llegamos? — July pestañeo y bostezo — donde… eh?
—July, buenas noches — dijo Liam contento
—eh? — July vio a Liam — oh, Liam… Liam!
—hola — sonrió Liam
—ah, Liam! — July extendió sus manitas, y Liam fue a cargarla — Liam, extrañe!
—yo también — dijo Liam y abrazo a July — hoy es navidad July, sabes qué es?
—ño — respondió July — queso?
—qué es eso — corrigió Liam
—que… eh… queso? — July miro confundida a Liam
—jaja, ay July — río Liam — navidad es una festividad
—fe… fesi… fresivi… oh… — July sollozo — no puedo!
—tranquila, no te desesperes pequeña — dijo Liam tranquilamente — ven, vamos a la cocina, te gusta la fruta?
—ño — respondió July
—veamos que te puedo dar — río Liam y fue hacia la cocina
—que paternal — dijo Emma sonrojada
—la quiere mucho — sonrió la profesora Amelia — que lindo, de verdad
—lo es — Emma dio una vueltecita — quieren ir con los demás adultos?
—claro — dijo el profesor Forker
—bien, acompañe — dijo Emma pretenciosamente — RÁPIDO!
Mientras tanto, Liam la daba a July un poco de papilla que preparo a la rápida.
—listo pequeña — decía Liam terminando de darle de comer a July — te gustó la comida?
—chi — sonrió July, sentada en una silla alta de James — Liam, quiero
—yo también te quiero July — dijo Liam acariciando un poco la nariz de July
—jaja, ves bien — dijo July contenta
—tú también — Liam jugueteo un poco con los bracitos de July. La pequeña llevaba un bonito vestido de diseño floral, de color verde agua
—agua — dijo James entrando a la cocina — ay, hola Liam
—que tal James — sonrió Liam — conoces a July?
—no — contesto y vio a la pequeña, que también lo vio a el — oh, hola…
—hola — July miro curiosa a James
—qué bonita — dijo James sorprendido — como te llamas?
—J—July — dijo apenada, y tomo el brazo de Liam
—soy James — camino hacia July — tengo así — dijo poniendo tres dedos
—July tiene un año — dijo Liam
—chi — July asintió con la cabeza — uno
—uno? — James miro a Liam — yo también tenía uno
—pero creciste — le dijo Liam — yo tengo 15
—cuantos es? — dijo July confundida
—mucho — suspiro Liam
—quieres jugar? — le dijo James a July
—jugar! — July dio unos saltitos y aplaudió
—vamos a jugar — dijo Liam y cargo a July — que quieren jugar?
—no se… — James se quedó pensando
—yo sé que jugar — sonrió Liam — vengan, vamos
Liam llevo a los pequeños a la sala, en donde ya se estaban reuniendo las familias. Jugaron un rato a las escondidas, aún que Liam era siempre el que buscaba, y siempre encontraba a July y James juntos. Los niños estaban bastante entretenidos, corrían y reían por ahí contentos, bajo la supervisión de Liam. Cuando la profesora Amelia entro a la sala, Liam estaba saltando, y July estaba flotando contenta, hasta la lámpara del techo, y James reía animadamente.
July no podía comer nada de lo que había en la mesa, pero se quedaba viendo toda la comida con ganas. Resulto que James estaba bastante interesado en que July se sentarán a su lado, aún que eso se debatía con lo que quería Liam, por qué quiera a la niña a su lado. Un poco antes de cenar habían llegado los Archer. Dalia estaba bien arreglada, con sus ojos pispiretos y negros destacando por sobre todo lo demás. Tom decidido intentar un consejo que vio en aquel libro, y cuando lo puso en práctica, Dalia cayó rendida a sus pies, más de lo que ya lo estaba. Jack le enseño a Liam un nuevo truco de magia, que realmente no importaba, por qué era una mesa llena de magos, de una casa entera de magos, por lo que aún que Liam, Dalia, Emma, Jack y hasta July hiciera magia, al ministerio no le importaría en lo más mínimo.
Cuando Liam le di su regalo a July, la niña lo abrió como si el santo grial estuviera dentro del regalo. El regalo de July era un peluche de hurón, por qué a Liam le gustaba transformarse para July, pero el gusto se le iba cuando la pequeña le jalaba las patitas. A July le encantó el regalo, eh inmediatamente le jalo las patitas al Hurón. July también le regaló algo a Liam, la niña lo había seleccionado personalmente, era un cómic título El muggle loco, que era especialmente gracioso para July.
Liam le regaló algo a la profesora, aún que a la profesora le hubiera gustado que fuera un acta de adopción, en realidad era un kit completo del maquillaje, el más costoso que Liam pudo conseguir, y también le compro un bonito collar de perlas. La profesora Amelia estaba encantada, y Liam estaba bastante contento por eso. En cambio, a su mamá le regaló una caja de chocolates y una bonita vela aromática, perfecta para traer al mundo a un nuevo Baker.
A Emma le regaló otra caja de chocolates, con los favoritos de Emma, los chocolates con sabor a cerveza de mantequilla, que una vez Liam había probado poner en un chocolate caliente, pero había terminado por explotar todo. Cómo fuera, también le regaló unas gafas, sin graduación, que hacían juego con las del chico, y que Emma había estado viendo desde hacía un buen rato. De parte de la chica, Liam recibió sus primeros guantes para Quidditch, más en específico para la posición de cazador, que, aprovechando, les dieron la noticia a todos. Otro regalo de Emma para Liam fue una foto en movimiento de ellos dos, que Emma había enmarcado ella misma. Liam lo adoró, en definitiva, un regalo de compensación por el raro aniversario que tuvieron. Y, por demás, Emma también le dio un buen beso a Liam debajo del muérdago, y los dos hicieron que creciera una florecita sobre ellos.
—USTED LO QUE QUIERE ES ROBARME A MI HIJO! — le grito la señora Baker a la profesora Amelia, pues las dos estaban bastante acaloradas por el vino de 1891 de la señora Brown, que también estaba pasada de copas
—pues si quiero o no, que le importa? — le respondió la profesora Amelia, sonrojada y con una copa en la mano — mejor démelo ya, y lo cuido bien
—a usted le voy a dar unos golpes! — gruño la señora Baker meneándose de un lado a otro
—pues venga, no le tengo miedo vieja estirada — río la profesora Amelia
—jaja, ay cariño, tu estarás muy joven jajaja — río la señora Baker
—pues yo digo que se lancen un hechizo ya — dijo la señora Brown, igual de sonrojada que las otras dos mujeres — y quién gane se queda al muchacho
—me parece bien — dijo la profesora Amelia, acompañado de un hipo característico
—pues dale, maestrita — río la señora Baker y saco la varita
—mamá! — dijo Liam apenado
—sí? — dijeron la profesora Amelia y la señora Baker al unísono
—eh… mi mamá, mamá — suspiro Liam
—soy yo — dijo la señora Baker — yo lo tuve en mi vientre nueve meses, escuchaste Forker?
—bah, pues yo ya lo tuve cuatro años — río la profesora — y más, de hecho, yo le compré uno de esos jueguitos muggle
—jajaja, que jueguitos — dijo la señora Baker inclinándose hacia delante — tu ni siquiera sabes de jueguitos, yo sé un montón
—Ya, duelo, ¡duelo! — dijo la señora Brown animando a sus amigas
—no! — dijo Liam rápidamente — no vayan a hacer nada
—déjalas — río Emma — están hasta arriba de copas jaja
—pero quien sabe que cosas harán — suspiro Liam — y mi papá… bueno…
En cambio, el señor Brown, el señor Baker, el señor Archer y hasta el profesor Forker estaban cantando canciones antiguas, a todo pulmón, en la sala siguiente. El señor Brown había hechizado la radio para que cantará con ellos, por qué, al igual que sus esposas, estaban un poco subidos de alcohol. Raine, Tom, Dalia, Jack, July y James ya se habían ido a dormir, y solo quedaban los adultos junto a Liam y Emma.
