-¿Y si te tiro al mismo pozo? -le preguntó Trunks con su clásica violencia al tiempo que la jaloneaba del brazo. Delante de ella se encontraba la puerta del cuarto en el que habitaba el supuesto monstruo creado por el científico loco del internado. La idea era amenazarla; llevarla al límite para que se dejara tocar; el miedo era un buen arma, y Trunks lo sabía perfectamente.

Mai jadeaba del miedo y los ojos, preciosamente azules, casi se le salían por la sola idea de entrar a ese recinto.

Los niños solos nos ayudamos, le habló la criatura del cuarto a través de la mente, pues el monstruo, una masa gigante y espantosa, alguna vez fue también un niño; el científico y Trunks lo habían torturado y convertido en lo que era ahora. Mai abrió todavía más los ojos, mas de pronto ya no había temor en ellos.

-¿Y si te tiro yo?... -le comentó Mai al muchacho, y de un estirón lo mandó al cuarto en penumbras. Lo último que escuchó Mai de él fueron sus gritos.

-Los niños buenos nos quedamos juntos -le dijo Mai en su inocencia a la pobre criatura del recinto negro.

Nota de autor: Creo que este relato debió ir en mi colección llamada Microfics (XD), pero bueno... es algo TruMai, así que...

De repente me pongo a escribir cositas en Instagram (fue ahí donde escribí este microrrelato). Con eso de que estamos en otoño y a unas semanas de Halloween, pues ya es tiempo de envolverse en estas cositas oscuras.

Espero que les haya gustado este relatito oscuro.

Nos vemos pronto.