—¿Para quién es todo eso, Trunks?... —cuestionó la voz chillona que hipnotizaba al muchacho de cabello azul. Mai releyó la lista; no recordaba el que la señora Bulma les hubiera pedido tantas cosas.

Trunks, sonrojado, volteó a verla. —Ah… ya sabes; videojuegos y esas cosas. Todo lo que necesita un hombre para divertirse.

—Pero la señora Bulma no anotó nada de eso. Solo espero que no te regañe…

—Ya verás que no… —dijo el chiquillo con una alegría asaz visible en su rostro.

Cuando por fin se avecinaron a la mansión, Trunks se detuvo, y por ende Mai hizo lo mismo.

—¿Mmm…? —preguntó la niña.

Trunks se inclinó y sacó de una de las tantas bolsas que cargaba como si nada un enorme oso de peluche, y le sonrió a la jovencita. —Lo compré para ti —señaló con los brazos estirados, con el peluche muy cerca de Mai.

Mai se ruborizó a más no poder. —¡Pero…!

No dijo más. Nunca nadie había tenido tan bonito detalle con ella. Conmovida agarró el oso y lo olió y abrazó; ¡era tan suave!...

—Gracias, Trunks —le dijo mirándolo con amor, y la faz tan hermosa en ese momento paralizó al niño.

—No… no es nada. A decir verdad todo lo que está en esas bolsas y cajas es para ti…

—¿Ah?...

Mai disfrutó abriendo sus regalos y Trunks padeció con los reclamos de su mamá, aunque claro, feliz…

Nota de autor: Drabble que escribí para el grupo de Facebook Escribo Historias de Amor Trumai.

Nos vemos pronto.