Sus rostros estaban uno muy cerca del otro, la Hyuga estaba hiperventilando nuevamente, sentía que estaba a punto de desmayarse. El azabache en cambio disfrtuaba como su cara se volvía aún más roja. Le encantaba ver de cerca sus ojos plateados, típicos de su familia, sus pestañas eran abundantes y largas, el color negro remarcaba sus ojos y los hacía ver más bonitos. Tuvo que separarse para su mal gusto y regresó al salón con ella tomados de las manos. Después de ellos entró el profesor.
-chicos, el día de hoy un nuevo estudiante se integra al salón de clases, quiero que le de una bienvenida cálida.
Todos se quedaron asombrados, ya iban a medio curso y apenas se integraba un nuevo alumno.
-buenos días, mi nombre es Toneri Otsusuki- dos pelinegros se asombraron al ver de quién se trataba, el azabache mayor sabía que ya lo odiaba. El profesor le indicó que se sentara en una banca que estaba sola, para mala suerte del Uchiha le tocó al lado de la Hyuga.
Ésta sólo se sonrojó aún más al ver que sería su compañero de salón y no sólo eso, sino que al lado de ella, ya podía sentir las miradas de odio de todas las chicas por tener al lado al chico nuevo y aparte que era demasiado apuesto, pero más que eso sintió como el Uchiha también le dedicaba una mirada fría y se le notaba lo molesto que seguía. Se sonrojó aún más cuando recordó lo que estuvo a punto de pasar y sin poder evitarlo su corazón volvió a latir más fuerte para tratar de regular los latidos colocó sus manos en su pecho.
El profesor les pidió presentarse para que al menos los reconociera. Para él fue fácil aprenderse los nombres pues todos eran hijos de familias importantes y reconocidas.
Al terminar las clases el Otsusuki intentó hablar con la Hyuga, de lo cual se dió cuenta el Uchiha, así que sólo la tomó de la mano y salieron de ahí para irse a casa.
-¿todo está bien Sasuke?.- Hinata sabía que estaba molesto porque iba caminando muy deprisa y con un rostro serio.
-Ese tipo me molesta.
Hinata se sorprendió pues no recordaba que a él le molestara alguien tan fácilmente.
-no entiendo.
-olvidalo, sólo no te acerques a él. ¿Entendido?- ella no sabía que decir o pensar, era la primera vez que le prohibía algo, además de que el chico le parecía muy amable. También recordaba que aún no le agradecía por haberle amortiguado la caída, se avergonzó de sus malos modales y agachó la mirada.
Llegaron a la casa del Uchiha nuevamente, aún no sabían cuándo sus padres iban a regresar así que ella se iba a quedar por tiempo indefinido.
-prepararé algo de comida.- Hinata se dirigió a la cocina, hace tiempo que no cocinaba y quería hacerlo para su amigo. Cocinar era algo que le gustaba mucho hacer ya que era el pasatiempo favorito de su madre y lo hacían juntas cada que podían. Pero desde que su madre falleció por complicaciones en el parto de su hermana pequeña sólo lo hacía para recordarla y sentir que estaba con ella.
Terminó de hacer onguiris de tomate, los favoritos del Uchiha, cuando este los probó quedó maravillado.
-Te quedaron muy ricos- le dió una sonrisa de aprobación, lo que le gustó mucho a Hinata y se sonrojó.
-gracias- fue lo único que pudo susurrar.
Como siempre realizaron sus tareas pendientes para tener la tarde libre, a ambos no se les dificultaba para nada los estudios pues desde pequeños habían demostrado ser demasiado inteligentes y su educación se complementaba en casa.
-hoy iremos a entrenar, hace días que dejamos de hacerlo y quiero ver si sigues en forma.
Hinata solo asintió, era verdad que no había practicado desde que su papá se fue pero le gustaba mucho practicar con Sasuke, pues este le ayudaba mucho a mejorar. Era cierto que su padre o sus maestros de combate la entrenaban muy estrictamente no lo hacían como su amigo, tenía algo que le gustaba, aunque aún no sabía lo que era.
Llegaron al gimnasio de los Uchiha, era un espacio grande dónde se repartía en secciones diferentes, dónde cada espacio era específico para ejercicios específicos. Ambos comenzaron a calentar y se dirigieron a la zona de combate, solamente eran colchinetas bien acomodadas en el suelo. Ese gimnasio nada mas era utilizado por los Uchiha de la familia principal, por lo que no había nadie y cada uno entrenaba separado o a veces juntos.
Ambos se pusieron en guardia. Sasuke no podía evitar mirar el cuerpo de su amiga, estaba cubierta por una sudadera color lila que se ajustaba a su torso, dejando a la vista sus prominentes pechos, unos pantalones cortos pero olgados, que dejaban ver sus torneadas piernas y sus glúteos redondos y firmes, agradecía que ella ocultara su cuerpo en la escuela y que solo se mostrara así con él. La vió a los ojos y se veía decidida, su cabello atado en una coleta bailaba en su espalda y los mechones a los lados del rostro la hacían ver mas madura y su rostro más refinado. ¿Cómo podría golpear algo tan hermoso?, porsupuesto no lo haría.
Ella avanzó hacía él, dando el primer golpe, lanzó una patada hacía el rostro de Sasuke pero este por poco logró bloquearla con su brazo. Retrocedió pero Hinata siguió lanzando golpes, su técnica era golpear y retroceder antes de que el oponente contraataque. Cuando restrocedió se dió cuenta que el Uchiha se descolocó un poco y aprovechó para poder golpearlo y derribarlo, pero cuando se lanzó para golpearlo este reaccionó rápido y en lugar de esquivarla la abrazó por debajo de los brazos y cayeron al suelo. Hinata encima de Sasuke, Hinata al intentar evitar que su peso cayera completamente encima del Uchiha puso sus manos al lado del rostro de Sasuke y sus rodillas al lado de su torso mientras que el contrario la tenía aún tomada de la cintura por debajo de sus brazos, dejándolos en una posición donde los pechos de Hinata quedaron justo en el rostro de Sasuke, ésta al darse cuenta de la vergonzosa situación intentó apartarse moviéndose para atrás, sin embargo, provocó que sus sexos se rozaran soltando ambos un gemido de placer sin darse cuenta.
