Quiero Conocerte
Capítulo 13: Café para Dos.
.::Marinette::.
Creo que el primer shock ya pasó y puedo pensar un poco mejor, asimiliar la noticia. Al principio ese beso se sintió como ajeno pero una vez que lo sentí de verdad fue cuando me di cuenta que él era "mi" Chat Noir.
Debo admitir que no esperaba que Adrien me invitase a su casa tan...pronto. Aunque bueno, tampoco me esperaba que me fuese a revelar su identidad como superhéroe así como así, por lo que un café en su casa realmente no es la gran novedad.
Me causaba gran curiosidad cómo sería el hogar de un superhéroe ¿Sería como cualquier otro? Definitivamente no lo creo, sobre todo pensando en que Adrien Agreste no era para nada una persona común.
- Entonces...¿Aceptas la invitación? - Preguntó él, dándo unos pasos hacia atrás.
- Por supuesto. Me encantaría -
En cuanto respondí, Adrien se giró para darme la espalda y noté que había susurrado algo, no supe qué, pero sea lo que haya sido, hizo que de un momento a otro una luz verde lo envolviera por completo para tan solo unos segundos después desaparecer, para cuando eso sucedío aquel traje negro que tanto lo caracterizaba ya estaba bien colocado sobre de él. Inevitablemente me mordí el labio inferior al verle de esa manera, pues no se puede negar que le va demasiado bien.
- Vaya...yo yo que creí que hacías como superman y llevabas el traje debajo de la ropa - Bromeé, aunque en parte era verdad.
Él rió con ganaa antes de volver a hablar.
- ¿Y bien? ¿Qué tal? ¿Aún queda alguna duda? -
- No, es decir, no es que la hubiera antes. Es muy interesante... pero, oye...Tu bastón... hace un rato lo usaste sin estar ... "transformado"... -
- Ah, si... puedo invocar mis armas sin necesidad de transformarme, pero si no lo hago entonces no obtengo los beneficios que el traje me da, como protección por ejemplo, sin embargo creo que soy lo suficientemente hábil como pasar usar el bastón sin requerir del traje. A veces puede ser bastante conveniente.-
- ¿Eso quiere decir que eres tan vulnerable como cualquier persona normal si no estás usando tu traje? - Pregunté un tanto preocupada, pensando también en que apenas hace un rato atrás él me había cargado consigo sin estar transformado.
- Así es, es el traje el que me da todos mis poderes; desde velocidad, agilidad, fuerza y resistencia. Pero sssh ¿Prometes guardarlo en secreto? - Dijo, guiñandome un ojo mientras ponía su dedo indice sobre sus labios.
- ... Lo prometo. - Respondí sin dudarlo. Definitivamente no iba a ser yo quién delatara ante el mundo a Chat Noir.
- De acuerdo, Princesa. No me transformé solo para presumir... Tenemos que llegar primero hasta mi auto, el cual está algo lejos de aquí, por seguridad ¿Crees aguantar un viaje rápido sin gritar? -
Enseguida me tensé de pies a cabeza ante la idea de tener que volverme a enfrentar a mi miedo, sin embargo tampoco fue tan terrible como pensé pues sabía que en sus manos iba a estar completamente a salvo, por lo que asentí sonriendo.
Chat Noir no tardó mucho en indicarme cómo debía sostenerme de él, ésta vez siendo una posición un tanto más cómoda para ambos, pues me cargó a cuestas y yo bien podía sostenerme de su cuello y hombros, así como rodearlo con los piernas por su cintura. Seguro que la pose no era muy estética, más bien sería graciosa, pero cumplía bien con el propósito.
- De acuerdo. Esto será rápido, verás que la tortura termina antes de lo que crees. -
Tuve la intensión de cerrar los ojos, sin embargo cuando Chat... Adrien... Uhm, ya no sé cómo llamarlo. Bueno, está transformado, así que... Cuando Chat Noir se lanzó de la orilla del edificio en el que estabamos, me aferré fuerte a él y admiré las luces que comenzaban a hacerse ver frente a nosotros, pues ya comenzaba a anochecer. A su lado me sentía como envuelta en un escudo en el que nada podía pasarme, tanto así que incluso me ayudaba a superar mi fobia a las alturas ¿Quién lo iba a decir? Un miedo de toda la vida desapareciendo solo con saber que él cuida de mi... Ni siquiera con Luka me he sentido así nunca.
Ibamos a gran velocidad, no pude reconocer las calles por las que pasabamos pero cuando menos lo esperé, Chat Noir dió un último salto para caer de pie en un callejón que se veía completamente oscuro debido a que el sol ya no alcanzaba a iluminarlo.
- Garras fuera - Le escuché susurrar y tras esas palabras, la misma luz verde de antes nos envolvió a los dos para después hacer ver su apariencia como el Adrien que ya todos conocían. ¿Será acaso una especie de hechizo lo que hace que se transforme? - ¿Estás bien? Ya llegamos - Dijo, girando un poco la cabeza para verme de reojo, a lo que yo respondí dándole un beso en la mejilla, para después relajar mi cuerpo y así bajar de su espalda al fin.
- Eso fue increíble... ¿Cómo haces para ver lo que pasa a tu al rededor cuando vas tan rápido? - Pregunté, escuchándome más entusiasmada de lo que creí estar en realidad.
- No lo sé, supongo que los ojos de gato ayudan con eso. La verdad nunca me había detenido a pensar en eso. -
- Wao, de verdad es fascinante.-
Sonriéndo, Adrien me indicó que lo siguiera hasta el inicio de aquel callejón cerrado, encontrándonos casi inmediatamente con una bonita camioneta verde estacionada.
- Sube, mi departamento no está lejos de aquí.-
Sin decir más que un "gracias" cuando él me hizo el favor de abrirme la puerta del copiloto , subí al auto, maravillandome con la inmediata comodidad y el amplio espacio de sus interiores, además no olía a lo que normalmente huele un auto ¿Si saben a lo que me refiero, verdad? más bien tenía impregnada la fragancia de la colonia que Adrien usaba.
- Me alegra que hayas aceptado - Dijo él una vez que subió del lado del conductor, cerrando su puerta y poniendose el cinturón de seguridad, cosa que yo imité. - Sinceramente por un momento creí que no querrías saber más de mi al decirte...bueno, ya sabes... -
Adrien encendió el auto y comenzó a conducir lentamente para incorporarse al flujo de la calle, fue entonces cuando me di cuenta de que en realidad estabamos muy cerca de Gabriel's.
- ¿Pensaste que me daría miedo tenerte cerca o que me iba a enfadar contigo al darme cuenta de que me estabas mintiendo? - Pregunté, siendo aquellas reacciones las más lógicas que cualquier otra persona tendría, seguramente.
- Pues...si, básicamente si -
- Contradiciendo eso... A tu lado me siento...pues... segura, y siento que puedo depositar toda mi confianza en ti. Entiendo porqué me lo ocultaste, no tendría porqué hacer drama por eso.-
Debo admitir que en un principio me sentí un tanto indignada, tomando en cuenta la mentira y la posibilidad de que lo que me había sugerido Alya fuera la única razón por la que actualmente trabajaba para Gabriel's, pero debo decir que el argumento de Adrien de verdad logró convencerme aunque quizás no lo hubiese creído de no ser por la opinión que Nathaniel me dió personalmente sobre mis diseños. Además... él bien pudo haber seguido con esas mentiras, pero no lo hizo, en cambio dedició decirmelo por mi bien.
En poco tiempo nos encontramos frente a un edificio muy bonito de apenas unos 6 pisos de altura en el que Adrien acercó su camioneta y saludando al vigilante del lugar, le pidió también que le abriera el portón que nos guiaba hasta el estacionamiento subterraneo; era evidente que el lugar era muy exclusivo para quienes vivían allí, pues al parecer cada familia contaba con hasta 3 lugares para diferentes autos, todos con bastante espacio entre cada uno para total comodidad, además estaban separados por paredes que les brindaban también privacidad y adornado con madera y plantas que estoy segura que era algún tercero quien se encargaba de ellas.
Adrien se estacionó al fondo, justo a lado de otro auto de color negro del cual en realidad no me preocupé por conocer su marca o modelo, pero que bien se podía notar que era de esos autos que no cualquiera podría pagar.
- Hogar, dulce hogar - Dijo él mientras se quitaba el cinturón de seguridad.
- Si el estacionamiento ya es super bonito, ya me imagino el departamento.- Comenté, no guardándome nada para mi.
- Oh, gracias. Fue idea de mamá contratar un decorador de interiores para el estacionamiento. A mi me parecia excesiva la idea, pero al final resultó en algo muy bueno.-
- ¿Qué? ¿Ustedes decoraron los lugares de los demás inquilinos? -
- Ah... si, bueno. Mi familia es dueña de este edificio.- Adrien se rascó la nuca al decir aquello, aparentemente apenado, queriendo disimular un poco bajándose de la camioneta para rodearla y así abrir él mismo mi puerta, ofreciéndome su mano para ayudarme a bajar. No dudaré de su caballerosidad, pero creo que también lo hizo así para no tener que darle continuidad a ese tema, así que seré buena y no diré más al respecto.
- Pero que atento, señor Agreste.- Dije, dándole la mano y dejándo que me ayudase a bajar.
- Siempre, mademoiselle. A una Princesa hay que tratarla como tal.- Y dicho aquello, besó el dorso de la mano que sostenía, logrando sonrojarme un poco. - Ven, sigueme-
Sin soltar mi mano, Adrien me guió hasta el elevador del lugar, una vez allí presionó varios números en una pantalla táctil y ésta al final marcó el número 05, indicando que era allí a donde nos dirigiamos.
- 451232 - Dijo y rió al ver mi cara de confusión al ser obvio que no sabía a qué se refería con esos números.- El elevador da acceso directo a cada departamento, es como la puerta principal de cada uno, pero solo si cuentas con el código del departamento al que quieres ir. 451232 es el código del mío. Ahora lo sabes.-
Sin soltarme aún de la mano entramos al elevador que acababa de llegar y que abría sus puertas para dejarnos pasar.
- Así que... básicamente acabas de darme la llave de tu casa - Dije, sonriéndo para mi misma y pensando en las implicaciones que eso podría tener, mordiéndome el interior de la mejilla.
- Bienvenido, Adrien- Una voz robótica se hizo escuchar cuando llegamos al piso indicado y Adrien me sonrió sin responderme a lo anterior, aunque tampoco tenía que hacerlo, esa sonrisa era más que suficiente para hacerme saber que pensaba lo mismo que yo.
- Adelante, ponte cómoda -
Solo en ese momento Adrien soltó mi mano, dejándome entrar a aquel enorme departamento que lo primero que dejaba ver eran unas bonitas escaleras de madera fina que daban a un segundo piso.
- ¡Wao!... ¡Es hermoso! Debe ser increíble vivir aquí -
- Es cómodo, pero no veo que sea tan increíble.- Dijo él, cosa que no me extrañó ya que seguramente él estaba acostumbrado a los más grandes lujos.
- ¿Bromeas, verdad? No cualquiera en París puede tener un departamento de 2 pisos ¿Sabes lo caras que son las rentas? -
- Bueno, si, lo sé... A pesar de que este edificio es de mi familia, si pago una renta... Tampoco es que sea un mantenido ¿sabes? -
En aquel comentario logré sentir un pequeño dejo de incomodidad y fue cuando entendí porqué quiso evitar el tema cuando estabamos abajo; seguramente muchos lo juzgaban por "la vida fácil" que tuvo que haber tenido al ser hijo de padres millonarios, lo cierto es que ese tipo de personas con "privilegios" suelen carecer también en otros aspectos de su vida y supongo que es el caso de Adrien.
- Claro, perdón... Di por hecho... bueno, no fue mi intensión...- Intenté disculparme lo mejor que pude con él pero al saber que lo había echado a perder no supe bien qué decir.
- No te preocupes, no pasa nada. Ven, vamos a la cocina, aún te debo ese café.-
- Ah...¡el café, claro!...-
Ya lo había olvidado.
A la derecha de la entrada al departamento se encontraba la cocina, separada únicamente por una gran isla que seguro que también podía ser usada como comedor. Todo era muy pulcro, las paredes de mármol blanco y los muebles negros con la parte de arriba de acero inoxidable le daba un toque moderno y a la vez minimalista que personalmente me fascinaron.
- ¡Wao! ¿De verdad tienes tu propia máquina profesional de café? - Pregunté al momento en que mis ojos se posaron en tan maravillosa máquina.
- Soy un fiel consumidor de café, así que... quería asegurarme de que cada una de mis tazas fuera de calidad. Esta máquina vale cada maldito centavo.- Respondió él, acercándose a dicha máquina y dándole unas palmaditas arriba.
- Lo sé, tengo una de estas en la repostería. No es para consumo de los clientes, pero es que quería que mis compañeros pudieran tener café de todo tipo cuando quisieran. A todos nos gusta.-
- Que buena eres... Ehm ¿Te apetece un capuccino? Puedo hacerlo mientras te pones cómoda. Hay un perchero a lado de la escalera, si quieres puedes dejar allí tu abrigo . Detrás está la sala, por si quieres tomar asiento.-
Asentí haciendo caso a sus palabras, quitándome el abrigo que llevaba puesto en ese momento para dejarlo en el lugar que Adrien me había indicado.
No tardé mucho en percibir el aroma del café, por lo que atraída a este detuve mi camino hacia donde estaría la sala y volví a la cocina. Adrien ya se había retirado su gabardina y la bufanda que llevaba encima, por lo que lo primero que vi fue su fuerte espalda cubierta por una bonita camisa blanca que se había arremangado un poco. Inconcientemente me mordí el labio inferior y lo miré de arriba a abajo...
Y yo que creía que no podía verse mejor que como se ve con el traje de Chat Noir, que por si solo no parece dejar nada a la imaginación, pero Dios... vaya que me equivoqué.
- Hey... Creí que irías a la sala. Ya está listo tu café...- Dijo de pronto, girándose para verme; yo solo estaba a un par de pasos de él.
- No pude evitar seguir el aroma.-
- Te entiendo. Toma, con cuidado, está caliente.- Adrien puso en mis manos el pequeño plato que a su vez sostenía la taza de cerámica que contenía el líquido, por lo que tuve que ocupar ambas manos para no dejar que se desequilibrara y cayera al piso, o peor...
Quise girarme un poco para poner mi café sobre la isla y así esperar a que él terminara de preparar el suyo, pero antes de poder hacerlo sentí que Adrien me detenía posando una de sus manos sobre mi hombro. Quise preguntar si algo sucedía pero no tuve oportunidad de emitir el sonido de la primera palabra, pues ahora mis labios se encontraban ocupandos por los suyos. Así, de la nada y sin razón aparente Adrien me estaba besando y yo no pude más que corresponderle mientras intentaba que la taza y el plato se mantuvieran en una posición horizontal.
El beso era lento y pausado, incluso nuestras lenguas se rozaban muy de vez en cuando y sin embargo cada que lo hacían mi cerebro mandaba descargas que me erizaban la piel. Ni siquiera fue capaz de darme cuenta del momento justo en que Adrien retiró de mis manos el café que recién me había entregado para volver a dejarlo a un lado de la máquina con el que había sido preparado. Una vez libres de movimiento, mis manos subieron hasta sus hombros y a su vez le di suficiente espacio a él para que pudiera abrazarme por la cintura.
A nadie engañaría si dijera que no esperaba que esto sucediera ¿Verdad? Él y yo lo sabíamos desde el momento en que acepté su invitación... Aunque para serles sincera, no pensé que las cosas se encendieran tán rápido y tan...de repente.
No, no estoy quejándome.
.::Adrien::.
Si me lo preguntan... Si, moría de ganas de volver a besarla desde antes de siquiera estacionar mi camioneta en el garaje y si por mi fuera, lo habría hecho de no ser por 2 razones: la primera, porque debía prestar atención al volante y la segunda, porque tampoco era mi intensión ser demasiado encimoso con ella, no quería incomodarla más de la cuenta.
Me siento como un niño pequeño que ha descubierto su primer amor, como si no supiera qué hacer o decir, temeroso de que cualquier cosa pudiese arruinarlo todo y hacer que ella quiera apartarse de mi. Solo hace falta un mal movimiento para que ella se arrepienta de esto y decida darlo por terminado para regresar a los brazos de su esposo... Supongo que en ese caso no podría culparla, no podría detenerla... pues soy yo el intruso en esta historia y la realidad es que me aterra estar consciente de aquello.
Ahora mismo cada beso, cada caricia sobre su rostro y cada suspiro proveniente de su boca es lo único que me hace sentir seguro. Al fin me vuelvo a sentir con esas ganas de amar que ya había perdido desde hace tanto tiempo atrás... aún a pesar de saber que esto no podrá terminar bien, aún con ello... estoy dispuesto a descubrir hasta donde podemos llegar ¿Ella se sentirá igual?
Mis labios han abandonado su boca y dirijo la mía hasta su cuello, saboreo cada milímetro de piel y muerdo ligeramente de vez en cuando áreas que quedan enrrojecidas a mi paso. Marinette está recargada en una esquina de la isla en mi cocina así que aprovecho para cargarla por la cadera y así sentarla en el mueble, de esta manera anulo la distancia que me hacía tener que agacharme para alcanzarla; no digo que aquello sea malo, no, pero así es más cómodo.
- ¿Ya te dije lo exquisito que se mira ese vestido en ti? - Dije en un susurro, como si fuera imperioso hacerlo así para no asustarla, y haciendo referencia al bonito vestido casual que llevaba en ese momento.
Ella se mordió el labio antes de contestarme, tentándome de sobre manera a no dejarla hacerlo para seguir besándola.
- Gracias, señor Agreste... Lo elegí esperando que fuera de su agrado -
Sonreí ante su manera de llamarme, como si nuestra relación siguiese siendo meramente profesional y casi como un juego de roles que debo admitir que me fascinó seguir.
- ¿Ah si?... Me temo que quizás tenga que verlo mejor, lo que quiere decir que deberá quitárselo, señorita Dupain.
Ella me devolvió la sonrisa y me empujó suavemente para hacerme apartar unos pasos de ella y aún sentada sobre la isla abrió las piernas y llevó sus manos hacia los primeros botones que cerraban el vestido por delante para entonces abrirlos tortuosamente lento.
- Yo no tengo problema con que lo vea ahora mismo. - Comentó de la manera más sensual posible, dejándome ver una pequeña porción de la piel bajo el vestido y percatándome con ello de que llevaba un bustier de encaje que hacia juego con su vestido rojo y logrando así que me relamiera los labios.
- Quizá pueda ayudarla un poco...- Volví a acercarme a ella para alcanzar la delgada tela de uno de sus hombros y así deslizarla hacia abajo para deleitarme con la perfección de la piel expuesta; blanca y tersa, con pequeñas y hermosas pecas que se esparcían por su clavicula y hombros.
Ella miraba atenta cada acción que yo hacía; sus hermosos ojos azules ahora se veían ensombresidos por la excitación y mantenía los labios ligeramente separados, luciendo así tan hermosa y sensual que por poco y pierdo la cordura... Estoy seguro que si ella no fuera ella, si fuese cualquier otra chica con las que he estado, ahora mismo ya estaría sobre ella, penetrándola sin compasión, sin embargo Marinette me hace querer ir más lento, disfrutar de cada segundo que ella me regala y de querer hacerle sentir que para mi es más importante que...cualquier otra.
- ¿Le gusta, señor? -
- Me encanta, es casi tan exquisito como tu.-
Dicho aquello, apegué mi cuerpo al de ella, apretando sus muslos bajo mis palmas con total deseo y frotándo mi pelvis contra ella para asegurarme de que estuviera bien enterada de lo que había provocado en mi... Y fue justo en ese momento cuando al parecer algo en ella se activó de golpe pues me jaló del cuello de mi camisa para besarme con ganas e ir desabrochando cada botón con cierta urgencia que solo logró excitarme aún más. Yo no me quedé atrás y continué desabrochando todos esos pequeños botonsitos de su vestido aún estando a ciegas al estar besandola, procurando ser cuidadoso de no romper nada que después pudiese representar un problema para ella.
Cuando al fin logré abrir el vestido, me tomé la libertad de volver a separarme de su cuerpo para observar su sensualidad; la escena era simplemente de lo más sexy, con su pecho subiendo y bajando debido a la agitación del beso, la tela del vestido apenas cubriendo sus brazos y parte de sus muslos, dejando ver todo su torso y su sexo cubierto por una bragas del mismo color que su bustier, prenda que ,por cierto, hacia lucir sus senos de lo más perfectos.
- Demonios... eres preciosa.- Aquello en realidad lo había dicho en voz alta sin querer, pero tampoco me arrepentí, pues era verdad.
- ¿Te gusta... lo que ves? - Preguntó ella, sonrojándose y adoptando de repente una actitud un tanto más tímida, insegura incluso.
- ¿De verdad me preguntas eso? Eres la chica más sexy y hermosa que he conocido. - Respondí sinceramente. Para mi ella era lo más precioso del planeta entero, muy por encima de cualquier modelo que haya conocido.
- Vaya... Difícil de creer por el mundo en el que te mueves.- Marinette quiso cubrirse nuevamente con su vestido, pero antes de que lo hiciera tomé con la mayor delicadeza posible una de sus muñecas.
- Es por eso que puedo asegurartelo - Dije lo más serio que pude para que mi comentario no se tomase a mal.
Con mi mano libre comencé a acariciar suavemente la piel de su rostro, acción que hizo que ella cerrara los ojos para disfrutar de mi toque. Mi mano recorria sus mejillas, rozaba sus labios e iba descendiendo lentamente por su cuello y claviculas, disminuyendo aún más la velocidad cuando mis dedos tocaron la tela de su bustier para pasar por entre medio de sus senos, aquello hizo que su respiración se volviese más pesada y su piel se erizara bajo mi mano. Ella por su parte se aferró a la tela de mi camisa, acercándome un poco más, pero mantenía sus ojos cerrados por lo que aproveché para robarle un beso que rápidamente se volvió más y más pasional y que me animó a aventurar mis manos directamente hacia la perfección de sus senos, comenzando primero con un toque de mis dedos, deleitándome con los suspiros que lograba arrancarle.
Si por mi fuera le haría el amor aquí mismo sin ningún problema... y estoy seguro que ella tampoco lo tendría, pero quería que nuestra primera vez fuese un tanto menos carnal, sobre todo pensando en que quizás no hubiese una segunda, así que antes de continuar con cualquier otro movimiento, volví a posar mis manos bajo sus muslos y le pedí que rodeara mi cuello con sus brazos, obedeciendo en el acto y dejandome cargar su peso mientras escondía su cara entre mi hombro y cuello, regalandome pequeños besos y mordidas mientras yo caminaba con ella hacia las escaleras y subía sin mayor problema que la desconcentración que de pronto tenía debido a sus atenciones.
La ventaja de este departamento es que las escaleras guian directamente a la habitación por lo que fue sencillo llegar hasta la cama sin tener que preocuparme por abrir alguna puerta.
Una vez en la cama, ella se arrodilló a la orilla sobre el colchón y se quitó al fin ese vestido que apenas y se sostenía de sus brazos y sin poder evitarlo aquella visión hizo que mi ya visible erección palpitara bajo mi pantalón.
Sin poder esperar mucho más, me quité la camisa que llevaba puesta, desabroché mi cinturón y retiré también mis zapatos sin siquiera tener que agacharme o sentarme para ello.
- Justo como en las revistas - Comentó ella con una sonrisa coqueta plasmada en su rostro. - ¿Eso quiere decir que no editan tanto tus fotos? - Rió tras su pregunta y yo en respuesta tomé una de sus manos para obligarla a tocar mi torso.
- Puedes juzgarlo tu misma ¿Qué tanto mienten mis fotografías? - Deslicé su mano por todo mi torso, desde mi pecho hasta por debajo de mi ombligo, deteniendole justo antes de poder tocar más allá.
.::Marinette::.
Dios, para mi nunca había habido peor hombre que aquel que fuese egolatra y vanidoso al mismo tiempo, pero este hombre delante mío simplemente lo lleva a otro nivel, uno que lejos de resultarme odioso, en realidad es demasiado fascinante. Es una actitud que sobresale cuando es Chat Noir y que desde un principio me cautivó, porque de cierta manera aquello refleja mucha seguridad en él... Es como una diva ¿Si me explico?
¿Cómo es que un Adonis como él se ha fijado en mi? Sinceramente no lo sé, y por supuesto que en este momento no me iba a poner a pensar en ello, sobretodo cuando mi cerebro se desconectó en el preciso instante en que se ha atrevido a provocarme de tal manera con mi propia mano trazando cada maldito y perfecto músculo en su pecho y abdomen. Juro que sentí que se me iba el aliento...
- ¿Y bien? - Preguntó de pronto. Seguro que me había quedado como idiota un buen rato y ahora creería que soy tonta o algo así.
...Este hombre me hace sentir como si fuera una primeriza.
- N-no nos podemos quejar, tus fans pueden estar tranquilas, todo en esas fotos es muy real -
El sonrió encantadora y a la vez seductoramente, acercando su rostro al mío.
- No me importa lo que mis fans piensen... Me importa solo lo que tu pienses, hermosa.-
Aquellas palabras fueron como fuego encendiendo algo dentro de mi, consumiendo rápidamente cualquier duda que todavía quedase en mi para entregarme a él. Guíada por aquel cálido sentimiento que involucraba seguridad y también necesidad, lo atraje hacia mi para besarlo con toda la necesidad que me provocaba, haciendo que se arrodillase junto conmigo en la cama.
Hace tanto que no me siento tan deseada como ahora, es una sensación realmente reconfortante y adictiva, y si viene de él, es aún mejor...
La intensidad de nuestros besos iba en aumento y a cada segundo podía notar como las caricias sobre mi piel se volvian más y mas atrevidas e intensas. Ansiaba tanto sentir su deseo, saber que era yo quien lo provocaba; me hacía sentir... ¿cómo decirlo?... "poderosa".
Sin poder contenerme más y tras un largo rato de tortura, me animé al fin a palpar la erección que se rozaba insistentemente en mi adbomen, incluso la sentí palpitar ante mi toque, haciéndome moderme el labio mientras que Adrien me miraba con la boca entreabierta como esperando mi siguiente movimiento, así que así, sin dejar de mirarnos, comencé a estimularlo por encima del pantalón, subiendo y bajando mi mano a lo largo de toda su extensión, disfrutando inmensamente de aquella dureza que sabía, pronto estaría dentro de mi.
- Aún no es tiempo, Princesa. ¿Qué clase de hombre sería si no me preocupara por hacerte disfrutar primero a ti?-
Sin esperarmelo, de pronto Adrien me empujó sobre la cama, aunque siempre con el cuidado de no lastimarme o icomodarme, ayudándome con la fuerza de uno de sus brazos a situarme en una buena posición sobre el colchón y a su vez, posicionandose él sobre mi, sosteniendo su peso en sus brazos. Comenzó con un beso en mis labios, desviandose luego hasta mi cuello y bajando más por el centro de mi pecho, rozando muy suavemente uno de mis senos con su mano, delineandolo y estimulando el pezón con apenas un ligero toque, sin embargo debo decir que por muy suave que fuese... las sensaciones en mi cuerpo iban en aumento, haciéndome revolver debajo de su cuerpo, siempre queriendo más.
Apreté mis labios siguiendo con la mirada cada movimiento que él hacía sobre mi cuerpo, no pudiendo contener un suspiro cuando él apartó la tela de mi delgado bustier para liberar uno de mis senos, lamiendo inmediatamente la piel recién descubierta, dirigiendose casi como en cámara lenta hasta mi ya erecto pezón, lamiendo por igual y presionandolo de vez en cuando con sus labios, humedeciendo con su saliva cada centímetro.
- Eres tan deliciosa como imaginé. - Susurró, subiendo su mirada y masajeando el seno que recién habían agasajado. - No tienes ni idea de lo mucho que he deseado probarte. -
Mi mente estaba tan nublada que ni siquiera atiné a decir nada, sin embargo tampoco fue necesario, ya que inmediatamente después de sus palabras, sin pudor alguno y con mayor urgencia, bajó de un tirón el bustier, liberando por completo mis pechos y atacándolos con su boca.
Sin querer evitarlo, jadeos necesitados se comenzaron a escapar de mi garganta. Extasiada y excitada, como pude, arqueé mi espalda para poder desabrochar el bustier y así quitarlo de nuestro camino, quedando solo "vestida" con mis bragas.
.::Adrien::.
Mujer más sensual y hermosa jamás había pasado por mi cama. La belleza de Marinette era infinita a tal punto que lo único que quería era descubrirla toda, asegurarme de que toda su piel era igual de exquisita y si podía desquiciarme tanto como lo poco que apenas había probado.
Estaba maravillado con todo lo que hasta ahora había conocido de ella, pero necestaba más, por lo que me tomé la libertad de usar una de mis manos para recorrer su silueta, memorizando en mi cabeza cada bendito milimetro que tocaba.
Cuando me topé que el elástico de sus bragas no dudé ni medio segundo en empezar a deslizarlas por sus piernas, notando inmediatamente una cicatriz rojiza que contrastaba con lo blanco de su piel que se encontraba justo por encima de su monte de venus. Aún sin descubrir por completo su intimidad, toqué con cuidado aquella cicatriz.
- Siempre quise tener un parto natural...- Dijo de pronto Marinette, llamando mi atención.- pero se complicó y tuvieron que hacerme cesarea. A mi no me importa ¿sabes? es algo que llevaré conmigo toda la vida y que... valió completamente la pena. -
Palabras como esas es lo que hacen a una madre, ser una madre; llevan orgullosas las marcas que el embarazo les dió, aceptándolas y haciéndolas suyas en nombre de la pequeña persona que trajeron al mundo. Digno de admiración.
- No pienses mal de mi, Princesa. Solo me detuve a admirar su perfección...- Acaricié la cicatriz, refiriéndome obviamente a ella.- ... como todo lo que hay en ti.-
Dicho esto, ella se sonrojó y me miró con un brillo especial en sus ojos. Por supuesto que no quería hacerla sentir mal de ninguna forma y lo que había dicho era verdad; cada parte en ella me parecía esculpida por el más hábil artista, era todo una obra de arte pues incluso sus imperfecciones eran perfectas a mis ojos.
Antes de continuar con mi labor de quitarle por fin la única prenda que se separaba de su intimidad, deposité un beso sobre la cicatriz para después al fin deslizar completamente sus bragas por sus largas piernas, asegurádome claro, de besarlas también, para finalmente regresar hasta la altura de su sexo, el cual brillaba debido a la excitación, provocándome.
Aún sin querer apresurar nada y deseoso por brindarle todo el placer que pudiese, comencé besando superficialmente la zona, saboreando el fruto de su excitación que se impregnaba en mis labios, disfrutando de los pequeños espasmos que provocaba en ella y de los suaves suspiros que soltaba mientras echaba la cabeza hacia atrás al tiempo que me ayudaba abriendo sus piernas para mi, dejándome completo acceso.
Persistiendo con la forma lenta de proceder, hice uso de los dedos para exponer un poco más aquel botón que moría por saborear y al fin, después de tanta tortura para ambos, di un suave lenguetazo que hizo que la humedad en el área aumentara al instante, tentandome de sobre manera a ser un poco más osado en mis movimientos, por lo que comencé a lamer sin vergüenza alguna centrandome principalmente en su clítoris, el cual se hinchaba más y más conforme a mis atenciones.
No hizo falta demasiado para hacer que Marinette comenzara a revolverse en la cama mientras me encargaba de complacerla, capturando de vez en cuando mi cabello con sus manos.
La erección atrapada en mis pantalones comenzaba a doler, yo también necesitaba de ella, pero eran más mis ganas por hacerla terminar que me obligué a ignorar mi propio placer físico, sin embargo lo que si hice fue apresurar un poco más mis movimientos, masturbándola también con mis dedos mientras usaba mi lengua y mis labios.
.::Marinette::.
La tensión en mis piernas era casi insoportable, el placer era tal que sentía todo mi cuerpo paralizado muy a pesar de que en realidad me estuviera moviendo incontrolablemente ante tanto goce.
¡Hacia tanto que no recibía tanta atención como ahora! Luka apenas si me tocaba... y si llegabamos a tener sexo, él solo se preocupaba por su propio placer, dejándome la mayoría de las veces sin si quiera haber terminado. ¿Saben lo frustrante que eso puede llegar a ser? Es horrible... Pero lo que lo hace aún peor es pensar que en un pasado Luka había sido realmente atento conmigo, muy cariñoso y complaciente, pero ahora... es como tener sexo con un completo desconocido... ¿Cuándo cambió tanto todo?
Sacudí la cabeza intentando ignorar mis pensamientos para poder seguir disfrutando en pleno de lo que Adrien hacía con mi cuerpo, el cual se sentía al borde del límite, incluso sintiéndome mareada de tanto placer acumulado.
- Estoy...cerca... - Susurré como buenamente pude, pues descubrí que también me costaba poder hablar.
Él me miró desde su posición sin dejar de masturbarme con su lengua y usando dos de sus dedos para introducirlos en mi, logrando así un efecto instantáneo que me obligó a gemir como hacía tanto no lo hacía y haciendo mi cuerpo convulsionar debido al tremendo orgasmo que estaba experimentando.
Aún extasiada y sobrepasada por lo que sentía, cerré los ojos mientras intentaba regular mi respiración, sintiendo cómo Adrien se retiraba de la posición en donde estaba, escuchando el sonido de ropa siendo removida cerca de mi, por lo que sin querer perderme de eso, abrí los ojos y me ayudé de mis antebrazos para alzar un poco el torso y así poder verle... ¿Qué puedo decir ante lo que mis ojos vieron? Este hombre de verdad es perfecto y ahora es todo mío... Al menos aquí y ahora... y definitivamente no quiero desaprovecharlo.
- ¿Qué pasa, Princesa? ¿Te comió la lengua el ratón? - Preguntó divertido mientras se acercaba nuevamente a la cama para acomodarse encima de mi, dejándome sentir muy cerca de mis muslos la erección que poseía.
- Más bien... creo que fue un gato.- Respondí, intentando seguirle el juego, volviéndome a recostar y atreviendome a alzar mis brazos para poder palpar con mis manos su fuerte espalda.
Adrien sonrió ampliamente debido a mi comentario para después brindarme un corto beso en los labios.
- Dime... Una princesa como tu... ¿Qué clase de modales podría enseñarme en la cama? -
- No lo sé, nunca he sido muy recatada en esos temas .-
- Oh... eso es aun más interesante. -
Riendo un poco, lo empujé para que cayera a un lado mío y así poder sentarme sobre sus caderas, sintiéndo inevitablemente como nuestros sexos se juntaban y la temperatura de nuestros cuerpos se elevaba de golpe.
Presa del repentino shot de excitación, comencé a mover mi cadera en círculos sobre él, sabiendo que eso lo provocaría aún más y también por el simple hecho de que lograba darme también a mi una pequeña dosis de placer.
Adrien me miraba intensamente, su sonrisa también se había borrado de sus facciones y ahora sostenía mis caderas con fuerza para ayudarme a controlar el movimiento.
- Mirate... eres una completa delicia, siento que podría correrme solo de verte y sentirte así sobre mi.-
Sintiendome triunfante, me incliné sobre él para poder besarlo intensamente mientras que él correspondía de igual forma y rasguñaba ligeramente mis muslos; era como si se estuviese conteniendo e intentara descargarse.
- ¿Me quieres para ti? - Susurré a su oído, tentándolo a ser él quien hiciera que nuestra unión se diera. - ¿Qué tanto has pensado con este momento, Chat Noir? - Hice énfasis en su nombre como super héroe y colando un de mis manos entre nuestros cuerpos, sosteniendo su miembro erecto con ella, comenzando a subir y bajar por toda su extensión, sintiéndolo palpitar. Estaba caliente y duro, y mentiría si dijera que no deseaba como loca hacerlo entrar de una buena vez, pero me gustaba ver lo que podía provocar en él.
- Te he imaginado entregandote a mi de una y mil maneras, gimiendo mi nombre y pidiendo por más ¿y...sabes? - Adrien se sentó en la cama y se acomodó debajo de mi, guiando mi mano junto con su miembro a mi entrada.- ...en realidad no creía realmente posible que al menos una de ellas se volviese realidad...pero aquí estás, desnuda y mojada, solo para mi.-
Con su mano libre me sostuvo por la espalda, apegándome a su cuerpo y aprovechando esto para morder mi hombro y besar mis pechos, todo mientras apartaba mi mano del camino para finalmente hundirse dentro de mi haciendome jadear debido a las increíbles sensasiones que mi cuerpo volvía a experimentar después de tanto tiempo.
- Muévete...- Dijo de manera autoritaria y con voz gutural, mirándome a los ojos mientras masajeaba mis senos.
No tuvo que volver a pedirlo pues yo de verdad ansiaba hacerlo.
Apoyándome de sus hombros me acomodé de mejor forma sobre él para comenzar con un vaivén que inmediatamente me hizo gemir. Quizás habría sido la expectativa y mi anterior orgasmo, pero ahora mismo me encontraba tremendamente sensible por lo que el placer parecía multiplicarse por 10.
- Se siente tan... ah...¡Dios!... - Ahora de verdad me cuesta hablar.- es... riquísimo.-
- ¿Te gusta tenerme adentro? ¿Sientes lo duro que me tienes? -
- ¡S-si! Ah... Adrien... Dame más .-
Al parecer mis última palabras fueron las necesarias para derribar ese escudo que lo obligaba a contenerse, pues de un momento a otro nos hizo cambiar de posición sobre la cama y ni siquiera logré enterarme de cómo me puso en cuatro sobre el colchón y él detrás de mi, tampoco es como que me importe ahora mismo, pues sabía lo que vendría ahora...
O eso creía...
- ¿Qué pasa? - Pregunté con la intensión de girar mi cuerpo un poco para poder verlo, sin embargo él me lo impidió poniendo una de sus manos sobre mi espalda y otra sobre una de mis nalgas.
- ¿Lo quieres, Princesa? - Tras sus palabras sentí cómo se inclinaba sobre mi para depositar un tierno beso sobre mi columna.
- Adrien, por favor, entra ya... te necesito. -
Para mi suerte, él no se hizo más del rogar y se deslizó nuevamente en mi interior con toda su extensión, tocándo algo dentro de mi que me provocó un gran espasmo de placer momentaneo; obviamente él se dió cuenta de ello por lo que con movimientos lentos entraba y salía, siempre procurando atinar en el mismo punto.
- Ah... te estás mojando muchísimo más, me dejas empapado cada que salgo.-
- Bueno... me da gusto que en realidad si eres bueno para esto ¿pero es que acaso solo sabes hacerlo lento?- Pregunté, esperando que aquello lo provocara lo suficiente como para obligarlo a algo más.
- No parece que te moleste... Ahora que... si quieres algo más específico, vas a tener que pedirlo, Princesa. Después de todo, ahora soy tu fiel vasallo.-
- Entonces cállate y hazlo rápido ¿Quier...? ¡Aaah! -
.::Adrien::.
Tus deseos son órdenes.
Sin dejarla siquiera a terminar de hablar, aumenté el ritmo de mis embestidas a uno mucho más acelerado y fuerte, logrando sentir cómo la punta de mi miembro alcanzaba el fondo en su interior haciéndola gemir más y más sin ningún tipo de contención, aunque debo admitir que yo mismo no era capaz de controlar los sonidos que salían de mi boca, importándome poco ya que me gustaba más concentrarme en los que ella y nuestros cuerpos hacían al chocar entre si; ese sonido acuoso que producían nuestros sexos era de lo más delirante.
No tuvo que pasar mucho tiempo para comenzar a sentir cómo sus paredes comenzanban a apretujarme cada vez más, pareciese que iba a terminar pronto nuevamente, así que queriendo acelerar el proceso y brindarle al mismo tiempo mayor placer, hice que se apoyara solamente con su rodillas y subí su torso para pegar su espalda a mi pecho y así poder tener mejor acceso para masturbarla con mis dedos mientras seguía penetrándola.
- ¡Mmph! ¡Adrien!... Ah... Dios mío... es... ¡demasiado!-
- ¿Y eso es una queja? - Pregunté a su oído, sin detener ninguno de mis movimientos. - Vamos, vuelve a terminar para mi, quiero sentir como me aprietas cuando pase.-
En el preciso momento en que terminé de hablar, ella pareció dejar de respirar por unos momentos, sin embargo supe que eso significaba que estaba a punto de terminar debido a lo mucho que me estaba apretando así que sabiendo eso dejé de tocarla sola para poder embestirla con más ganas y rapidez, logrando así un nuevo orgasmo que me envolvió de tal manera que yo mismo no fui capaz de soportar por lo que tuve que salir en seguida de ella para poder terminar eyaculando sobre ella.
- Madre mía... eso fue... Puf. No te muevas, hermosa. Debo limpiarte un poco.-
- Dios...creeme, no pienso hacerlo.-
No tuve que ir muy lejos de ella, solo unos pasos atrás para alcanzar una caja de pañuelos desechables para poder limpiarla a ella y los pocos residuos que habían quedado en mi mano.
- Listo.-
Ella no esperó más y se dejó caer sobre la cama y definitivamente yo decidí imitarla, tirándome a lado de ella.
- ¿Todo bien, Princesa? Pareció ser bastante fuerte - Dije, acostándome de lado para poder observarla y acaricar uno de sus brazos.
- Si... lo fue... Vaya que lo fue. ¿Tu estás bien?-
- Mejor que nunca.- Y no miento. De verdad, con alguien como ella no me van a quedar ganas de buscar a nadie más.- Lo único que lamento es no haber podido terminar dentro de ti, estoy seguro que habría sido lo más delicioso de la vida... -
- ¿Acaso un modelo tan guapo como tu no tiene condones para cuando tiene sexo con chicas guapas?-
- ¿Por qué todo mundo asume que soy un casanova? - Pregunté un tanto indignado.
- ¿Y no lo eres? - Dijo ella, volteándose hacia mi y sonriendo divertida.
- Claro que no, nunca lo he sido. No es mi problema que las chicas vengan a mi por si solas ¿Sabes? Wayhem siempre se queja de eso pero no es mi culpa. -
- ¿Wayhem? -
- Un amigo mío que trabaja para Gabriel's como fotografo - Aclaré.- Te lo tengo que presentar para que sepas a quién no acercarte después. Él si es un casanova...o al menos eso se cree él. Pocas mujeres le hacen caso en realidad.-
- Ah, y tu simplemente te sacrificas con las chicas que te buscan ¿No? -
- ¿Acaso estás celosa, hermosa?-
- No, para nada ¿Qué clase de persona sería si me sintiera celosa de alguien con quien se supone que no debería de estar? - Respondió con cierto tono molesto.
- Si ¿Verdad? Aunque a decir verdad, yo si me siento celoso de tu esposo. La suerte que tiene de poder tenerte para él cada noche... El simple hecho de poder dormir contigo en la misma cama lo hace ser muy afortunado.- Esperé a que ella respondiera pero no dijo nada, simplemente se encogió de hombros y apegó su cuerpo al mío, a lo que yo aproveché para pasar un brazo debajo de su cuello para poder abrazarla. - ¿Te digo un secreto? Uno que quizás no me creas pero que es verdad...-
- Dime...-
- Desde esa noche en que me besaste... No he estado con ninguna otra chica. Y si te preocupa mi vida sexual, tranquila... con todas las chicas con las que estuve alguna vez siempre usé condón y debo decir que... tu has sido la primera con quien no lo hago. Tu... ¿usas algún método anticonceptivo?-
Ella me miró en silencio un rato como decidiendo si creerme o no, pero tampoco quise preguntar. Después sonrió y me mostró algo en su brazo, un pequeño bulto alargado debajo de su piel.
- Tengo un implante anticonceptivo. Aún tiene como un año de efectividad... Aunque a decir verdad estuve a punto de quitarmelo por lo poco que se aprovechaba.-
- ¿A qué te refieres con que no se aprovechaba? ¿Acaso tu y tu esposo...?- Llamenme egoísta, pero me gustaba la idea de que ellos no tuvieran tanto contacto como pensaba.
- No... No mucho. A decir verdad ya ni siquiera convivimos mucho por nuestros trabajos. Yo tengo un horario fijo en la repostería, pero Luka últimamente trabaja en tiempos muy poco definidos y... bueno... La verdad es que si llegamos a hacer algo... él ya no se suele preocupar por mi.-
Me tomé unos segundos para asimilar la información que con tanta confianza Marinette me estaba dando y de cierta forma entendí que ella hubiese aceptado tener esta pequeña aventura conmigo; su esposo ya no la complacía y su relación se estaba deteriorando por culpa del trabajo. Pobresilla...
- Perdón que lo diga, pero tu esposo es un tonto sino sabe aprovechar a la gran mujer que tiene a su lado.-
.::Marinette::.
No pude evitar sonreir ante ese comentario. Él me hacía sentir como hacía tanto tiempo no me sentía: importante, necesitaba y...amada.
No sabía cómo iba a terminar mi matrimonio, no sabía si las cosas se arreglaría entre Luka y yo pues ni siquiera nos habíamos detenido a hablar de nada, como si todo en nuestra relación estuviese bien... o es que... ¿acaso soy la única que cree que algo no va bien?
- Esperame aquí ¿Si? Voy por el café...No vayas a pensar que te traje aquí solo para hacerte el amor.-
Dándome un beso en la frente, Adrien se levantó de la cama y sin preocuparse por vestirse o ponerse aunque fuese su boxer, bajó por las escaleras con toda la seguridad del mundo. Es curioso, creo ¿Por qué? porque seguramente muchas de las parejas lo primero que hacen después de tener sexo es vestirse aunque fuese solo con la ropa interior, pero no, Adrien no... No sé, yo se lo atribuyo a la confianza que tiene sobre sí mismo y sobre su cuerpo. Lo que sea que sea, quise imitarlo y evité ponerme algo encima todavía, simplemente destendí un poco su cama y me cubrí ligeramente con una de las sábanas.
Para cuando Adrien regresó, traía consigo una charola con la dos tazas de café en ella junto con un par de croissants para acompañar.
- Me alegro que te hayas puesto cómoda. - Dijo él, sonriéndome y sentándose a mi lado, dejando con cuidado la charola sobre la cama. - El pan es de tu repostería, así que estoy seguro que te gustará.-
- Aw ¿de verdad? que gran detalle.-
Y así, desnudos y sobre su cama, comenzamos a platicar un poco más sobre nosotros como si nos encontrasemos en una buena cafetería.
Todo fue tan ameno y natural, como nunca antes había sido con ningún otro hombre en mi vida. ¿Qué había en Adrien Agreste que me hacía sentir como si lo conociera de toda la vida? como si fuese mi mejor amigo y ahora también mi confidente.
¿Qué es este cálido sentimiento en mi corazón al estar con él? ¿Es amor? Sé que lo que él siente por mi se acerca mucho al amor, pero ¿yo siento lo mismo? Sé que me atrae mucho y que me siento muy cómoda con él, pero...
¿Puedo llamarle amor a algo que se supone que solo es una aventura? Porque... solo es eso... ¿Verdad?
Notas de la Autora:
Adrien habla de amor, Marinette de sexo... ¿Aceptará en algún momento que lo que siente por él va más allá? ¿Cómo influirá en ella un segundo encuentro?...Si es que lo hay.
Capítulo extra largo! Jajajaja, como ya es costumbre en mi... los capítulos lemon los suelo hacer bastante más largos :P y estoy segura que muchas me lo van a agradecer porque de por si ya me pedían capítulos más largos xD Por poco y no lograba terminar de escribir este cap debido a la extensión! estuve por partirlo en 2 partes, pero lo logréeee!
¿Les ha gustado?
Esta historia la estaré actualizando probablemente de forma mensual, ya veremos si aún hay personas que le den seguimiento, ya que hace mucho que la había dejado abandonada ^^U ...
Nos leemos en el próximo! Y no olviden dejar su bonito review, que es lo que me alienta a seguir escribiendo y continuar las historias.
