Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: This story is not mine, it belongs to CaraNo. I'm just translating with her permission. Thank you so much again, Cara!


Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com


Capítulo 37

Estoy asombrada, estupefacta, molesta, lista para reírme, y... quiero darle una bofetada o retorcer sus pezones.

No lo sé.

—Lo siento —dice suavemente, apartándose de inmediato—. Sabía que estarías molesta...

Lo interrumpo dándole un puñetazo en el hombro.

—¡Ay! —sisea, frotando el lugar que acabo de golpear.

Oh, estoy fulminándolo con la mirada.

—No te atrevas a huir ahora, enorme bebé —suelto—. ¿Me quieres?

Sus ojos se agrandan.

—¡Por supuesto que sí! ¿Qué tipo de pregunta es esa?

Una válida. Sé que dije que no le haría arrastrarse y rogar, pero al diablo con eso. Estoy harta de sus malditas suposiciones, y si me quiere, entonces será mejor que esté preparado para demostrarlo. ¡Y no al embarazarme!

—¿Qué quieres exactamente? —pregunto intencionadamente.

Él abre la boca y entonces la cierra.

Arqueo una ceja en modo perra.

Él exhala.

—Quiero todo contigo, Bella.

Qué bueno escuchar eso.

—Pruébalo —digo tercamente y me bajo de la encimera con un salto—. Prueba que quieres todo conmigo. —Su ceño se arruga, pero también veo esperanza en sus ojos, así que aunque está confundido, parece dispuesto a intentarlo—. No voy a darte un límite de tiempo, y no voy a poner nada en pausa. Solo demuéstrame que quieres esto, un nosotros. Sin huir, sin asumir cosas, y... —Resoplo—. Sin embarazarme solo para asegurarte que me quedaré. Carajo, asno. —Sacudo la cabeza, aún sin creer que él hiciera tal cosa. Un doctor, no menos. En serio, creía que esa mierda era de zorras que querían cazar a hombres ricos.

Soy una adulta; debería haber recordado la protección también, pero lo que Edward hizo...

Vamos.

—Entendido. —Asiente, y creo que realmente hay un ligero sonrojo cubriendo sus mejillas. Bastardo adorable—. ¿Cuándo puedo comenzar?

Inclino la cabeza.

—¿Ahora mismo?

Otro asentimiento de su parte.

—Genial. Mientras la lasaña está en el horno, podemos ir a buscar a tu hermano.

—¿Para qué? Y él probablemente haya salido, ¿sabes?

—Se encuentran en el bar nuevo cerca de Albert Hall, a diez minutos de aquí. Estaremos de vuelta antes de que la comida esté hecha. Y... ¿para qué? —Suelta un suspiro—. Es hora que le diga que voy a robar a su hermanita.