TRAVESÍA ESTELAR, PARTE 2
Con la noche envolviéndolos en su manto oscuro, Harry y Hermione se encontraban frente a los espejos rotos que habían sido el camino hacia el laberinto de dimensiones espejadas. Hermione estaba débil, sus fuerzas la abandonaban debido a la energía que había sido drenada de ella mientras estaba atrapada. Sin embargo, su mirada estaba llena de preocupación por Harry.
— No deberías hacer esto, Harry — murmuró Hermione con voz temblorosa — No sabemos qué podría pasar. Tú también estás débil y...
— No puedo permitir que sigas debilitándote, Hermione — la interrumpió Harry suavemente — Tienes razón, estoy débil, pero sé que puedo hacerlo. Lupin tiene razón, yo debo lanzar el hechizo.
Hermione apretó su mano con suavidad, pero el miedo en sus ojos seguía siendo palpable. Miró a Lupin, quien asintió con comprensión.
— Harry tiene razón, Hermione — dijo Lupin — Estás demasiado débil en este momento. Él es el único que puede hacerlo.
— Solo... solo ten cuidado. No quiero perderte. No de nuevo — Harry sonrió con ternura y le acarició la mejilla.
— Nada me va a suceder. Estaré de vuelta contigo en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, Hermione seguía renuente, sus labios apretados con ansiedad.
— Hermione, sé que estás preocupada por Harry, pero debes entender que él es quien puede hacer esto — explicó Lupin con calma — Tú estás débil y no puedes soportar el poder de este hechizo en tu estado actual. Harry está más fuerte en este momento, y juntos encontraron el camino para regresar a su dimensión.
Hermione mordió su labio inferior, luchando contra sus emociones. Sabía que Lupin tenía razón, pero no podía evitar sentir ese nudo de ansiedad en su pecho.
— Confía en Harry y en su habilidad para hacerlo — agregó Lupin suavemente.
Finalmente, Hermione asintió, sus ojos llenos de lágrimas.
Harry exhaló profundamente y se concentró en el hechizo. Sabía que la magia oscura era peligrosa y delicada, pero en ese momento, su enfoque estaba en Hermione y en llevarla a casa a salvo. Levantó su varita con firmeza y pronunció las palabras del hechizo.
— ¡Stellae Nexus Portus!
La magia fluyó de Harry en un torrente de energía intensa. Sus ojos brillaron con un resplandor mágico mientras canalizaba su poder hacia el hechizo. El aire parecía cargado de electricidad y vibraba con energía mágica.
Las estrellas comenzaron a brillar con más intensidad en el cielo nocturno, emitiendo una luz intensa y casi inquietante. Era un resplandor inusual, pero no era una luz cálida y reconfortante, sino una luz fría y penetrante. La magia oscura se entrelazó con la esencia misma de las estrellas, obligándolas a alinearse en patrones misteriosos. Hermione sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras observaba el proceso, consciente del poder y la oscuridad que estaban manipulando.
Observó con asombro cómo las estrellas se movían en el firmamento. Parecían responder al llamado de Harry, alineándose en una formación que comenzó a dibujar un camino de puntos de luz en el aire. Cada estrella parecía estar en perfecta armonía con las demás, formando una pauta que conducía hacia una dirección en particular.
El sendero de luces centelleantes tomó una forma más definida a medida que las estrellas se alineaban. Pronto, los puntos de luz dibujaron una figura que comenzaba a adquirir claridad: un espejo. Parecía como si las estrellas mismas se hubieran alineado para crear la imagen de un espejo en el aire, iluminado por su luz mágica.
Era desconcertante, como si los astros hubieran convergido para cumplir un propósito ancestral.
El corazón de Hermione golpeaba con fuerza contra su pecho mientras observaba el espectáculo mágico ante sus ojos. Era una vista impresionante, como si el universo mismo se alineara para guiarlos.
Lupin observaba asombrado mientras las estrellas se alineaban y creaban el portal. Había visto muchas maravillas a lo largo de su vida, pero esto era algo completamente único y especial. La magia que emanaba de Harry era poderosa.
Las estrellas formaron un sendero brillante y serpenteante en el cielo, guiando hacia el portal que estaban creando. Puntos de luz conectados, tejiendo una red de energía que dibujaba un espejo, sus bordes destellando con un resplandor gélido. Hermione se aferró con fuerza a su varita, sintiendo la tensión en el aire mientras el portal seguía tomando forma.
Finalmente, el portal estuvo completo. El espejo brillaba con una luz dorada, emanando un resplandor frío.
Con el último destello de magia, Harry dejó de canalizar su poder en el hechizo oscuro. La energía mágica que había estado fluyendo de él se disipó en el aire, dejándolo agotado y debilitado. Sus rodillas temblaron ligeramente, y un suspiro escapó de sus labios mientras luchaba por mantenerse en pie.
Los ojos de Harry, una vez llenos de resplandor mágico, se apagaron, revelando el cansancio profundo que lo consumía. Su respiración estaba entrecortada, y el brillo de determinación que lo había impulsado a través del hechizo ahora daba paso a una expresión de agotamiento.
Hermione se acercó rápidamente a él, preocupada por el estado de Harry. Su rostro reflejaba el esfuerzo que había implicado canalizar semejante cantidad de magia oscura.
Lupin, también consciente del costo mágico que Harry acababa de pagar, se aproximó a ellos. Sabía que enfrentarse a magia oscura no era tarea fácil, y menos aún cuando se trataba de abrir portales entre dimensiones.
Harry intentó ofrecer una sonrisa, pero estaba claro que la fatiga lo había abrumado. Se apoyó ligeramente en su varita, necesitando ese apoyo adicional para mantenerse en pie.
Finalmente, después de unos largos segundos, pudo erguirse y recuperar algo de aliento para terminar con lo que tenían que hacer.
Harry miró a Hermione y tomó su mano.
— Estamos listos, Hermione — dijo con una sonrisa suave.
Hermione asintió, aún con su preocupación reflejada en sus ojos, pero su confianza en Harry intacta. Habían enfrentado desafíos imposibles y habían superado obstáculos insuperables. Se acercaron al portal tomados de la mano, listos para cruzar hacia su dimensión.
Sin embargo, justo cuando estaban a punto de dar el primer paso, un grito agudo rompió el silencio. La Hermione oscura había recobrado la conciencia y estaba de pie, su mirada llena de furia y desesperación.
— ¡No los dejaré ir! — exclamó con voz desquiciada. ¡Él me pertenece! ¡Tú me perteneces, Harry!
Lupin se movió rápidamente para interponerse entre la Hermione oscura y los dos jóvenes. Su expresión era una mezcla de tristeza y firmeza.
— No voy a permitirlo — dijo Lupin con voz suave pero decidida — Ya no puedes controlarlos. Déjalos ir.
La Hermione oscura lanzó un grito de frustración y lanzó un hechizo oscuro hacia Lupin, pero él lo bloqueó hábilmente. Sabía que ella estaba luchando con su propia oscuridad interior, y no podía permitir que les causara daño.
— ¡Vayanse! — Lupin exclamó mientras sostenía una barrera mágica.
Hermione y Harry intercambiaron miradas, y en ese momento, compartieron un entendimiento profundo. Era hora de seguir adelante, de dejar atrás la oscuridad y el miedo.
La Hermione oscura seguía luchando contra la barrera de magia que Lupin estaba sosteniendo, por lo que su resistencia fue en vano. Con un último grito de frustración y dolor, la magia oscura que la rodeaba se desvaneció y cayó al suelo, exhausta y derrotada.
La luz del portal envolvió a Harry y a Hermione, y por un instante, el mundo pareció desdibujarse. El viento aulló a su alrededor mientras eran arrastrados por un torbellino, la sensación de caos y confusión los envolvía.
El camino trazado por las estrellas era inestable y tortuoso, con destellos de colores y sombras que se desvanecían. La sensación de estar en un lugar entre mundos era abrumadora, y cada momento parecía una eternidad en medio del tumulto de energía mágica.
Con un destello final, el portal se cerró detrás de Harry y Hermione, y el lugar quedó en silencio una vez más. El misterio y el suspenso que habían llenado el aire se disiparon, dejando atrás un rincón oscuro pero en paz.
Lupin giró su rostro hacia ellos justo cuando el portal se cerraba y los observó con pesar de no poder despedirse adecuadamente de ellos.
Harry y Hermione cruzaron el umbral del portal, sintiendo cómo la magia los envolvía y los llevaba a través del espejo oscuro.
El mundo a su alrededor se desvaneció en un torbellino de energía mágica mientras el portal se cerraba.
La Hermione oscura rugió de furia y desesperación, encontrándose aún derrotada y de rodillas en el suelo, sin poder cruzar la barrera mágica impuesta por Lupin.
— ¡Te odio! — Hermione exclamó hacia Remus con ojos llenos de lágrimas y voz entrecortada.
El dolor se reflejó en los ojos de Lupin como una sombra que oscurecía su mirada serena. Las palabras de Hermione, cargadas de odio y desprecio, fueron como un golpe directo al corazón del hombre lobo. La tristeza se manifestó en sus facciones, haciendo que la usual calma de su rostro se transformara en una expresión de profundo pesar.
El pecho de Lupin se apretó con la intensidad del dolor emocional. Sus ojos, generalmente cálidos, mostraron una mezcla de incredulidad y angustia al escuchar a Hermione expresar un sentimiento tan hiriente.
Era como si un puñal invisible hubiera perforado el alma de Lupin, recordándole que, incluso en el mundo mágico, las relaciones podían volverse frágiles y dolorosas.
La empatía de Lupin por Hermione se mezcló con su propio sufrimiento al darse cuenta de que, de alguna manera, había decepcionado a alguien a quien consideraba una amiga.
Sus palabras resonaron en su interior, generando un dolor sordo que se extendió desde el pecho hasta lo más profundo de su ser.
A pesar de la fachada de serenidad que Lupin intentaba mantener, no pudo evitar que una sombra de tristeza cruzara su rostro. Los lazos que alguna vez compartieron parecían tensarse y desgarrarse con las palabras llenas de resentimiento. La decepción, tanto en sí mismo como en la situación, se manifestaba como una herida emocional que no podía ignorar.
En ese momento, Lupin comprendió que la Hermione que conocía y apreciaba no volvería jamás.
El dolor de Lupin no solo era por la oscuridad que consumía a Hermione, sino por la pérdida de una conexión que había sido significativa en su vida.
— Hermione, lo siento — susurró Lupin con tristeza, buscando las palabras adecuadas para mitigar el dolor que inundaba la escena.
La Hermione oscura quedó en el suelo, sollozando y temblando, con la realidad de su soledad y oscuridad aplastándola. Ya no podía detenerlos ni retener a Harry. Había perdido la oportunidad de tenerlo para ella misma, y la tristeza y el dolor la envolvieron como un manto.
La noche se volvió silenciosa a su alrededor, el frío de la dimensión oscura la rodeaba, y solo el eco de sus sollozos llenaba el aire. Con el portal desaparecido, la Hermione oscura se encontraba sola en su dolor, sin más opción que enfrentar las consecuencias de sus elecciones y la pérdida de lo que nunca pudo tener.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, dentro del portal, el torbellino comenzó a calmarse, y los destellos de colores y sombras se desvanecieron. Los dos emergieron del caos y se encontraron en un lugar que parecía ser una versión distorsionada de su propio mundo. El espejo detrás de ellos se cerró con un sonido resonante, dejándolos solos en esta nueva dimensión.
El ambiente estaba cargado de una extraña quietud, y Harry y Hermione intercambiaron una mirada de asombro y cautela.
Dentro del portal, la realidad se retorcía y ondulaba como si estuviera compuesta de agua. Los colores y las formas parecían fusionarse en un ballet hipnótico de luces y sombras. Harry y Hermione se aferraron fuertemente el uno al otro, sintiendo cómo sus cuerpos eran arrastrados por el caos de las dimensiones.
El ruido era ensordecedor, una mezcla de susurros ininteligibles y aullidos distorsionados. El aire vibraba con una energía desconocida que parecía penetrar en lo más profundo de su ser. A medida que avanzaban a través del portal, las imágenes y las sensaciones sucedían en una vorágine de confusión.
De repente, el torbellino comenzó a desacelerar, y los colores y las formas se estabilizaron gradualmente. Harry y Hermione se encontraron flotando en una especie de espacio intermedio, rodeados por un resplandor. Aunque la sensación de caos había disminuido, todavía se encontraban en una dimensión desconocida, suspendidos en un limbo entre mundos.
Miraron a su alrededor, tratando de descifrar su entorno. A lo lejos, podían ver destellos de paisajes distorsionados, como fragmentos de diferentes realidades superpuestas. El lugar estaba impregnado de una atmósfera irreal y enigmática, como si estuvieran atrapados en un sueño lúcido.
A medida que exploraban este extraño espacio, se dieron cuenta de que no era fácil moverse. Cada paso parecía requerir un esfuerzo adicional, como si estuvieran luchando contra una resistencia invisible. La angustia se apoderó de Hermione mientras luchaba por mantener el equilibrio y avanzar a través de la extraña dimensión.
Dentro del caos de las dimensiones, o lo que sea en lo que estuvieran metidos, ambos tuvieron una visión surrealista y vertiginosa. Estaban viendo destellos de momentos del pasado, escenas del presente y destellos de posibles futuros. Las imágenes pasaban ante sus ojos a una velocidad vertiginosa, como si estuvieran navegando por un río tumultuoso de memorias y posibilidades.
En medio de esa cascada de visiones, algo atrajo su atención. Una imagen cristalina comenzó a formarse frente a ellos, mostrando una escena que les dejó sin aliento. Allí, en un fragmento de espacio-tiempo, vieron a sus hijos, James y Lilly.
Los corazones de Harry y Hermione dieron un vuelco de emoción al ver a sus amados hijos, a quienes habían perdido en la vorágine del giratiempo.
Harry y Hermione, con el corazón latiendo con fuerza, compartieron una mirada llena de emoción al ver a sus hijos. Un instinto paternal ardiente los impulsó a querer correr hacia ellos, abrazarlos, asegurarse de que estuvieran bien, y traerlos de vuelta con ellos.
Con la esperanza brillando en sus ojos, Harry extendió su mano hacia la escena, como si pudiera tocar a James y Lily. Hermione, siguió el ejemplo de Harry, tratando de acercarse a sus hijos con gestos frenéticos.
No obstante, al acercarse, una resistencia invisible los detuvo en seco. Sus movimientos se volvieron torpes y desesperados mientras luchaban contra la barrera mágica que los separaba de sus hijos. Harry apretó los dientes, su mano aún suspendida en el aire, mientras Hermione se aferraba al aire con gesto impotente.
La frustración y la angustia se reflejaron en sus rostros cuando comprendieron que la conexión física con sus hijos estaba fuera de su alcance.
Intentaron acercarse desde diferentes ángulos, experimentando con gestos desesperados, pero la resistencia del portal persistía como una fuerza infranqueable.
Los ojos de Harry y Hermione se encontraron en un momento de tristeza compartida. A pesar de su deseo ardiente de reunirse con sus hijos, el portal actuaba como un cruel recordatorio de que algunas barreras mágicas no podían ser eludidas tan fácilmente.
Sus intentos por llegar a James y Lilly fueron en vano, y la imagen de sus hijos comenzó a difuminarse y desvanecerse, como una promesa efímera que se escapaba entre sus dedos.
Hermione luchó contra las lágrimas, sintiendo una mezcla de esperanza y desesperación. Quería estar con sus hijos, protegerlos y traerlos de vuelta, pero el portal no lo permitía, y el destino parecía estar jugando con sus emociones.
Harry la rodeó con un brazo reconfortante, compartiendo su dolor y su anhelo. Tenían que encontrar la manera de salir de ahí y recuperar a sus hijos.
Otra imagen se materializó frente a ellos. Los hermanos estaban hablando en voz baja, intercambiando palabras con expresiones serias y concentradas. Parecía que estaban planeando algo con una mezcla de ansiedad y determinación en sus rostros.
Harry se adelantó nuevamente y extendió la mano hacia James y Lilly, pero una vez más, fue como si existiera una barrera invisible entre ellos, pero esta vez una fuerza inexplicable, un viento arremolinado, cargado de energía y misterio los envolvió y los separó brusamente de la imagen de James y Lilly. A pesar de sus esfuerzos por avanzar, la misma fuerza que los había traído a este lugar parecía ahora empujarlos hacia atrás.
Harry y Hermione sintieron una oleada de angustia al darse cuenta de que no había manera de llegar hasta sus hijos, que algo los mantenía fuera de su alcance.
Miraron con desesperación y anhelo a James y Lilly, quienes continuaban su conversación ajena a su presencia. Las miradas de los hermanos no se cruzaban con las de sus padres, como si estuvieran separados por un velo invisible.
El portal titilaba y parpadeaba a su alrededor, como si jugara con sus esperanzas y deseos.
La sensación de vértigo y desorientación se intensificó a medida que el portal los seguía envolviendo en su torbellino. Harry y Hermione se aferraron con fuerza el uno al otro, tratando de mantenerse estables en medio de tanto caos y confusión.
Las imágenes y destellos de diferentes dimensiones pasaban rápidamente frente a sus ojos, como si estuvieran siendo arrastrados a través del tejido mismo del tiempo y el espacio.
De repente, como si el portal hubiera cumplido su propósito, sintieron un tirón poderoso que los arrojó hacia adelante. El aire parecía vibrar a su alrededor y una ráfaga de energía los empujó con fuerza.
Con dificultad lograron entrever una imagen brillante y distorsionada que parecía ser su propia dimensión. El portal se abrió de par en par, como si los hubiera arrojado de vuelta a casa con una energía implacable.
El viento azotó sus cuerpos y el mundo pareció girar a su alrededor mientras eran lanzados con violencia hacia su propia dimensión. La luz y el color se difuminaron en una ráfaga deslumbrante, y por un momento, todo pareció detenerse en el vacío.
Con un impacto brusco y abrumador, Harry y Hermione fueron arrojados con fuerza a tierra firme. Sus cuerpos se estrellaron contra el suelo, y el impacto brusco resonó a través de sus cuerpos. La luz se desvaneció mientras el viento azotaba su entorno.
La sala de estar estaba iluminada suavemente con el sol de la tarde que se filtraba por las cortinas, pero la escena era caótica, había desorden, objetos esparcidos por el suelo y señales claras de que alguien había entrado de manera intrusiva. Los cuadros en las paredes colgaban torcidos, y libros y papeles yacían desordenados por toda la estancia. Había un rastro de magia en el aire, dejando entrever que algo más allá de lo físico había sucedido allí.
Harry y Hermione yacían en posiciones desordenadas en el suelo de la sala de estar. Hermione estaba más cerca de la chimenea, con su cabello alborotado. Harry, un poco más alejado, se encontraba con un brazo extendido como si hubiera tratado de sostenerse antes de caer.
Pasaron varios segundos, que se sintieron como una eternidad, antes de que Harry y Hermione comenzaran a recobrar la consciencia. Sus cuerpos aún se ajustaban al cambio dimensional, y durante esos largos segundos de inconsciencia, sus mentes se sumieron en un estado intermedio entre dimensiones. Al despertar, la realidad volvió con fuerza, y sintieron el frío del suelo bajo ellos.
Al recobrar la consciencia, experimentaron un momento de desorientación. Sus mentes luchaban por asimilar la realidad, y sus cuerpos yacían inertes en el suelo de su sala de estar. Poco a poco, como emergiendo de un sueño profundo, empezaron a sentir la realidad que los rodeaba.
Harry parpadeó varias veces, tratando de despejar su mente y su mirada encontró el techo familiar de su hogar.
Se incorporó ligeramente, sintiendo la pesadez en cada extremidad. La preocupación se reflejó en sus ojos cuando notó que Hermione no estaba a su lado.
— ¡Hermione! — exclamó, su voz cargada de preocupación. Comenzó a llamarla, su tono reflejando la ansiedad de no encontrarla de inmediato.
Por otro lado, Hermione también recobraba la consciencia. Su corazón dio un vuelco al no ver a Harry a su lado. La desesperación la invadió, y su voz temblorosa resonó en la habitación.
— ¡Harry! — exclamó, llamándolo con urgencia, mientras sus manos buscaban a tientas en el suelo en busca de alguna señal reconfortante. La ausencia de Harry la llenó de angustia.
El alivio se reflejó en los ojos de Harry, cuando la encontró a pocos metros de él.
— ¡Hermione! ¿Estás bien? — preguntó, su voz llena de inquietud, mientras se arrastraba hacia ella.
Hermione, también recuperándose, giró la cabeza hacia la voz de Harry y le dedicó una sonrisa de alivio con lágrimas en sus ojos.
— Sí, estoy bien. ¿Y tú?
— Mejor ahora que te veo a salvo — respondió Harry, aliviado, mientras se acercaba.
Harry, con cuidado y aliviado al ver que Hermione estaba bien, le extendió una mano. Hermione, aceptando su ayuda, se levantó con cierta torpeza, ambos aún sintiendo los efectos del repentino traslado.
Una vez en pie, compartieron una mirada de alivio antes de que Hermione, impulsada por la necesidad y la preocupación que aún la embargaban, se lanzara a los brazos de Harry en un abrazo fuerte. Sus cuerpos se fundieron, buscando consuelo mutuo después de la desconcertante experiencia.
Al separarse del abrazo, Harry tomó suavemente el rostro de Hermione entre sus manos y, con un gesto lleno de afecto y alivio, le dio un rápido beso.
La sensación de mareo y confusión persistía, la adrenalina seguía corriendo por sus venas mientras recuperaban gradualmente el control sobre sus cuerpos. Aunque estaban de vuelta en su propia dimensión, el eco de lo que habían experimentado resonaba en sus mentes. Se tomaron unos momentos para recobrar el aliento y procesar todo lo que habían vivido en ese breve pero intenso viaje.
Mientras se recuperaban, Hermione sintió que algo comenzaba a tomar forma en su mente. Las palabras del acertijo resonaban en su cabeza una y otra vez, y de repente, como un rayo de luz en la oscuridad, comprendió su significado.
Sus ojos se abrieron de par en par mientras las piezas del enigma se encajaban perfectamente. Era como si finalmente hubiera encontrado la clave para desentrañar el misterio que envolvía a sus hijos, James y Lily.
— ¡Harry, lo he entendido!
Mientras Hermione compartía emocionada su descubrimiento, sus ojos brillaban con emoción y sus palabras fluían con confianza. Sin embargo, a medida que hablaba, el peso de la realidad comenzó a asentarse en su corazón. La verdad se abría paso, fría y desafiante, a través de su mente.
Había resuelto el enigma del acertijo, había descifrado la clave para traer de vuelta a sus hijos, pero su ánimo se desipó cuando entendió que la solución estaba fuera de su alcance.
La esperanza que había brillado en los ojos de Hermione se apagó lentamente, reemplazada por una mezcla de frustración y desaliento. Sus palabras se desvanecieron, y sus labios se apretaron mientras una sensación de impotencia la envolvió.
Harry notó el cambio en su expresión y apretó suavemente la mano de Hermione.
Hermione miró a Harry con los ojos nublados, y en ese momento supieron que el giratiempo no podía ser la solución. No importaba cuánto hubieran deseado viajar al pasado y ayudar a sus hijos, se dieron cuenta de que no podían hacerlo.
La revelación aseguraba de que solo James y Lily podían resolver el misterio que los mantenía atrapados.
Las palabras del acertijo, que antes habían sonado tan esperanzadoras, resonaban ahora con una ironía amarga.
"En el año 2006, Hermione, una sombra se ha desatado,
Un enigma oscuro y profundo que no puede ser ignorado.
Tus hijos, James y Lilly, atrapados en un pasado turbio,
Donde secretos y peligros ocultan su camino hacia el futuro.
En el año 2006, un misterio sin igual,
Tus hijos, James y Lilly, en el tiempo están atrapados en este umbral.
El giratiempo los ha llevado a un destino desconocido,
Solo ellos pueden desvelar el enigma y recuperar lo perdido.
El pasado y el presente se entrelazan en su sendero,
El giratiempo los liberará cuando cumplan su deber sincero.
El giratiempo, su arma y prisión en este viaje extraño,
Es la llave que los liberará, pero el misterio es su engaño.
Encuentra la respuesta, Hermione, en los susurros del pasado.
El giratiempo sería su aliado y su prisión, una paradoja que solo sus hijos podían desentrañar. Hermione cerró los ojos por un momento, sintiendo el peso del tiempo y la impotencia en su interior. Cuando los abrió de nuevo, su mirada encontró la de Harry, y ambos compartieron un entendimiento profundo y silencioso.
No había respuestas fáciles ni soluciones mágicas para esto.
Unos segundos después empezaron a notar el desorden caótico en la sala de estar de su hogar. Libros esparcidos por el suelo, muebles desplazados y una sensación general de intrusión los golpeó de lleno.
Sus miradas se encontraron, una mezcla de asombro y preocupación se reflejó en sus rostros, mientras absorbían la escena a su alrededor.
De repente, el nombre de su hija menor resonó en sus mentes, y sus rostros se transformaron en expresiones de pánico simultáneo.
— ¡Rose! — exclamaron al unísono, el temor apoderándose de ellos al recordar que su pequeña hija había quedado sola durante su viaje involuntario.
Harry y Hermione se miraron con la urgencia reflejada en sus ojos. La angustia les apretó el pecho mientras el temor por la seguridad de Rose se intensificaba.
— Yo buscaré arriba — propuso Harry con rapidez, su voz cargada de ansiedad.
— Yo busco abajo — Hermione asintió, el miedo palpable en sus gestos.
El miedo impulsó sus cuerpos a moverse en una sincronía frenética. Sin más retraso, ambos salieron corriendo desesperadamente por la casa, llamando el nombre de su hija, con la angustia palpable en cada paso.
Harry y Hermione se encontraron al pie de las escaleras, sus miradas buscándose mutuamente en busca de algún indicio de alivio. Sin embargo, no hubo señales de Rose, y el miedo se apoderó de ellos.
— ¡Rose! — gritó Harry, su voz resonando con desesperación por la casa.
Hermione miró a su alrededor, buscando en cada rincón y llamando a su hija con voz temblorosa. El silencio de la casa resonaba con su angustia, y el tiempo parecía estirarse interminablemente mientras la incertidumbre crecía.
— ¿Dónde estás, Rose? — murmuró Hermione, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
El miedo a perder a su hija se unió con fuerza a la preocupación por su seguridad. El silencio opresivo de la casa solo aumentaba la desesperación que envolvía sus corazones.
— ¡Rose está desaparecida y todo es nuestra culpa! — gritó Hermione entre sollozos, su voz temblorosa por la angustia.
— Hermione, no puedes culparnos. Fue un accidente, no podíamos prever lo que sucedería — Harry igualemente afectado trató de calmarla.
Pero Hermione, abrumada por el miedo y la incertidumbre, no podía contener su dolor y frustración.
— ¡Si esa maldita reliquia sirviera, nada de esto estaría pasando!
— Hermione, lo necesitabas para resolver los problemas con tu investigación.
— ¡Si, y ahora nuestra hija está perdida por nuestra estupidez!
— No puedes culparnos por esto. No estaba en nuestras manos — Harry dijo, su mandíbula estaba tensa, tratando de mantener la calma.
— ¡Pero sí lo estaba, Harry! ¿No entiendes? ¡El giratiempo es mío! —Hermione añadió con amargura y lágrimas en sus ojos — ¡Primero perdimos a James y Lily, y ahora a Rose! ¿Qué más puede pasarles por nuestras decisiones?
— ¡No sabíamos que esto sucedería, Hermione! ¡No puedes echarnos la culpa por un accidente! Debemos trabajar juntos para encontrar a Rose —
Harry elevó su voz, sintiendo la carga de la culpa.
Las lágrimas caían por los rostros de ambos, mezclándose con las emociones intensas que llenaban la sala. La desesperación y la culpa crearon una tormenta en sus corazones, y la discusión reflejaba el temor profundo de perder a su hija.
Ambos se habían alzado la voz, sus emociones desbordándose en una mezcla de dolor y frustración. En un momento de silencio, Harry se quedó mirando fijamente a Hermione, sus ojos conectándose en un entendimiento sin palabras. Sus lágrimas fluían libremente, y Harry, sintiendo la necesidad de consolarla, se acercó lentamente sin decir una palabra, y la abrazó con fuerza.
Hermione, entre sollozos, se aferró a él como su única ancla en medio de la tormenta emocional. El silencio regresó, pero esta vez en un abrazo que hablaba de comprensión y apoyo.
Ella lo recibió en sus brazos, y se aferró a él en busca de consuelo. La intensidad de la discusión se disolvió lentamente.
Después de unos minutos que parecieron eternos, se separaron lo suficiente para encontrarse con la mirada del otro, aún sin soltarse. Sus ojos se encontraron en silencio.
— Lo siento, Harry. No debería haberte culpado. Sé que no es tu culpa.
— Estamos asustados los dos. No hay culpa aquí — Harry dijo, su voz era suave.
Hermione sostuvo la mirada de Harry, expresando más con sus ojos que con cualquier palabra. Asintió afirmando su confianza en él.
— Confío en que la encontraremos. Haremos todo lo posible, Hermione.
— Y yo confío en ti, Harry. Si hay alguien que puede hacerlo, eres tú.
Hermione buscó los labios de Harry en un beso lleno de amor y desesperación. Harry correspondió, buscando consuelo y unidad en el contacto de sus labios.
— Te amo, Harry — susurró Hermione, lágrimas aún rodando por su rostro.
Harry asintió, expresando con gestos lo que las palabras no podían transmitir. Le dio una leve sonrisa a Hermione.
— Yo también te amo — respondió Harry, sellando sus palabras con un beso suave en la frente de Hermione.
Entre los desórdenes en su hogar, encontraron un pergamino perdido en una mesa. Al desplegarlo, descubrieron que el ministerio había realizado una investigación para localizarlos, detallando los datos de su búsqueda.
Los ojos de ambos se centraron en la línea que mencionaba a Rose. Un nombre familiar de un auror resaltaba, indicando que Ron y Luna Weasley la habían llevado a con ellos al encontrarla sola en casa.
La sorpresa y el alivio se reflejaron en los rostros de Harry y Hermione al comprender que no solo su hija estaba a salvo, sino que también alguien del ministerio estaba monitoreando la situación.
Hermione sintió que su desesperación se apoderaba de ella cuando leyó la nota, su instinto maternal la urgía a correr hacia la casa de Ron y Luna y abrazar a Rose. Sin embargo, Harry, con la serenidad que lo caracterizaba en los momentos más difíciles, tomó sus manos suavemente y la detuvo.
— Hermione, sé que quieres estar con Rose ahora mismo, yo también, pero ella está a salvo con Ron y Luna. Necesitamos entender más sobre lo que está sucediendo con James y Lilly.
Harry besó con ternura los nudillos de Hermione, buscando calmarla, mientras continuaba. Una muestra de consuelo ante la ansiedad que los envolvía. Mientras lo hacía, la luz se filtraba a través de la ventana, iluminando con delicadeza las argollas doradas de matrimonio que adornaban sus manos.
Los anillos, símbolos de su unión, centelleaban como un faro de esperanza en la penumbra de su situación.
— Aunque no podamos traerlos nosotros, tal vez podamos investigar más y encontrar una manera de que el regreso de James y Lilly sea más rápido. Pero primero, debemos entenderlo.
Hermione lo miró con ojos llenos de angustia, pero la calidez de las manos de Harry y su voz tranquila la ayudaron a contener su ansiedad momentáneamente.
Harry rodeó la cintura de Hermione con sus brazos, sintiendo la fragilidad y la fuerza que emanaban de ella al mismo tiempo. Besó con ternura la frente de Hermione, un gesto que pretendía transmitir seguridad en medio de la incertidumbre. Hermione, con su rostro apoyado en el pecho de Harry, se permitió encontrar refugio en el abrazo reconfortante.
Después de unos minutos en silencio, Hermione alzó su rostro, un rastro de lágrimas marcando su piel. Harry sostuvo su barbilla con suavidad, acariciando la línea de su mandíbula con la yema de sus dedos.
— Te amo — dijo Harry, y sus ojos reflejaban la misma vulnerabilidad que Hermione. Lágrimas silenciosas escapaban de sus ojos, demostrando la profundidad de sus emociones — Y estaremos juntos en esto. No voy a dejarte sola — Sus palabras llevaban una promesa que resonó en el corazón de Hermione.
El aliento cálido de Harry acarició su rostro, y Hermione cerró los ojos, sintiendo el roce delicado de los labios de Harry en un beso suave. Era un pacto silencioso entre ellos, una promesa de apoyo mutuo en medio de la tormenta que se desataba a su alrededor.
