—No Hardin Scott, tú le prometiste a mi hermana qué la poción funcionaría y ella ha notado muy extraño a su prometido, así qué se amable y danos una jodida explicación —la rubia no podía más ante la falta de empatía del chico qué había accedido ayudar a su hermana.

Hardin sonrió con burla, apoyando su codo izquierdo en el reposabrazos y su mano sosteniendo su rostro.

—¿No me digan qué creen en ese cuento de hadas qué el amor forzado existe? ¡Por favor! las creía más inteligentes —Hardin resopló con hastío.

—Cállate —murmuró Astoria entre dientes.

—Tú sabías qué el cuento del chico enamorado terminaría tarde qué temprano y no es mi culpa qué no te hayas apurado, tenías todo en tus manos y lo dejaste ir, es una lástima —dijo el castaño con falsa empatía.

—¡Pero necesito más tiempo, Hardin! no podía actuar así de rápido, así qué por última vez, dame otra dosis de Amortentia y de filtro de confusión

—El filtro de confusión fue mi idea, me debes un favor más grande eh —dijo el chico sin dejar de lado su mirada divertida.

—Da lo mismo, ¿Qué quieres? ¿Dinero? puedo conseguirlo —respondió la pelinegra inclinándose sobre el escritorio de Hardin.

—Déjame follar a Daphne y te regalo otra dosis pero no vayas tú también a embarazarte —Hardin frunció el ceño e hizo una mueca de asco ante la idea de tener otro hijo.

—¿Qué? —dijeron las hermanas Greengrass al unísono.

—Eso, o no hay trato —Hardin se encogió de hombros.

Daphne le fulminó con la mirada, su mandíbula estaba tensa de la rabia y luego dirijo la mirada a su hermana.

—No tienes qué hacer esto Daphne, lo mejor será apresurar los planes y dejarnos de charlas estúpidas y peticiones aún más…

—Tienes razón, dale la última dosis a Draco y cásate con él —dijo su hermana.

—Suerte con eso chicas —Hardin bajó su brazo y volvió a dedicarles una falsa sonrisa.

Las hermanas Greengrass salieron de la oficina de Hardin dónde habían entrado por la fuerza sin importarles qué su secretaria Anna McCurdy se los impidiera a toda costa. Era momento de poner una fecha para su boda con Draco y si no fuera mucha molestia, en esa misma semana, Astoria sería la próxima señora Malfoy.


Su cuerpo parecía un bloque grande y pesado, sus párpados revoloteaban en un intento por abrirse y fue hasta qué el calor de la luz del sol en su rostro le obligó a girarse del lado contrario, en ese momento sintió compañía a su lado, por un momento creyó que se trataba de Astoria pero cuando logró abrir un ojo se dio cuenta qué no era así.

Aquella mata de cabello negro lo suficientemente despeinado le obligó a seguir mirando y cuando vio ese rostro tan bonito y aparentemente tranquilo durmiendo junto a él le volvió de golpe a la realidad, o eso creía, últimamente todo a su alrededor era un torbellino de emociones qué no podía controlar y por eso pidió ayuda a sus amigos qué… ¡Mierda! no había ido a la cita con Pansy y era la hora qué no estaba en su casa, pero poco le importaba en ese momento no llegar, al menos a su casa, tenía algo mucho más importante qué resolver. Esa noche qué pasó al lado de quién, según lo dicho por sus amigos era su marido, había sido el momento más maravilloso de su vida, pareciera qué dicha sensación de felicidad y tranquilidad ya la había vivido antes, podía asegurarlo con solo verle dormir. Harry respiraba lenta y pausadamente, sus párpados revoloteaban de la misma forma, Draco se dio cuenta qué aun estaba dentro del chico y para nada le molestaba, ahora más qué nunca necesitaba saber la verdad y sí había algo qué Harry pudiese aportar se lo pediría sin dudar.

Transcurrieron unos minutos en los qué el rubio sumido en sus pensamientos no se percató qué Harry despertó hasta qué pasó un brazo por encima de su torso, le sonrió aun sin abrir los ojos y se pegó más a él.

—Buenos días —murmuró Harry con voz ronca.

La piel blanquecina de Draco se puso chinita al sentir el aliento tibio de Harry contra esta misma, y el rubio con lentitud levantó su mano libre para acariciar con suavidad el cuero cabelludo de Harry.

—Buenos días —Draco devolvió el saludo con su mejor voz, no estaba seguro de cómo actuar ahora.

Minutos después Harry abrió los ojos tan espantado qué muy dentro de Draco, había causado un dolor qué ni siquiera podía entender.

—Ya estarás contento, después de haberte burlado de mí —La voz de Harry se cortó a media oración, sus ojos se llenaron de lágrimas y se tomó el tiempo para quitar a Draco de él para luego apartarse con brusquedad—. Ahora tienes lo qué querías, dinero, fama y libertad, qué te aproveche, no quiero saber nada de ti nunca más

Draco no tenía idea de cómo las palabras de alguien podrían ser tan hirientes. —Por qué Harry es tú esposo— respondió su voz interna.

—Espera, Harry, necesitamos hablar, no es lo qué piensas créeme —sin embargo Harry se había levantado de la cama para comenzar a vestirse dándole la espalda por lo qué decidió continuar hablando—. Han estado pasando cosas qué no han tenido explicación para mi, no sé quién ni con qué fin quiere separarnos y por lo visto lo está logrando.

Harry le miró por un segundo lleno de tristeza y decepción.

—Ahora me vas a venir con el cuento de la pérdida de memoria o qué lo que hiciste no fue con la intención de lastimarme por qué no amas a esa persona sino a mí, qué fácil es para alguien inventar cualquier cosa en vez de decir la verdad

—Sé qué no me vas a creer de buenas a primeras, por eso quiero que vengas conmigo y mostrarte pruebas de qué lo qué digo es verdad, mis amigos me han estado ayudando, te lo juro —El rubio ya se encontraba de pie y había comenzado a vestirse, no quería qué si Harry se iba ir tras él desnudo.

—¿Y cómo sé qué no estás mintiendo? ¿Cómo sé qué lo qué dices es verdad? ¿Qué me garantiza qué no vas a seguir burlándote de mí? —El azabache se giró para mirarle con tanta rabia qué dolía, y la razón le decía qué era lógico, pero su corazón pensaba muy diferente.

—La única manera de demostrarte qué digo la verdad es que vengas conmigo, te diremos todo lo qué hasta el momento hemos averiguado—. La voz del rubio estaba llena de desesperación, si Harry no le creía estaba perdido —Incluso puedes estar en peligro, por favor Harry, te lo suplico, ayúdame a resolver todo esto de una vez por todas —Draco se había terminado casi de cambiar cuando terminó de hablar.

Harry seguía dándole la espalda pero se mantuvo quieto, Draco lo tomó como buena señal, pero no quería hacerse ilusiones, tal vez le dejaría con la palabra en la boca y se iría sin mirar atrás, sin embargo se tomó el tiempo de terminar vestirse y Harry seguía sin moverse, lo qué aumentaba las esperanzas de todo.

Draco estaba por romper el silencio cuando una figura femenina abrió la puerta de golpe, la chica se detuvo abruptamente al verlos juntos y la cara de sorpresa era una joya visual.

—Ginny, ¿Qué haces aquí? —fue Harry quién rompió la tensión qué se había formado entre ellos.

—Más bien, ¿Qué hace él aquí? después de todo lo qué te hizo… —la voz de la pelirroja iba cargada de inmensa furia, Draco le vio apretar los puños a sus costados, y la mirada llena de veneno hacía él, era todo un show.

—Esta es mi casa, ¿O me equivoco? —tanteó Draco, tal vez era esa la razón por la qué aquella casa le había parecido tan familiar.

—¿Y qué haces tú con él? —Ginny desvió la mirada del rubio al no tener qué responder.

—No te incumbe —respondió Draco por él.

—No le hables así —debatió Harry.

—Harry no pienso discutir, y ya te dije, si quieres venir conmigo adelante y si no, estás en todo tú derecho, nada más no vayas a venir a mi cuando todo esto se aclare, con permiso

Dicho esto, se colocó de nueva cuenta sus guantes previamente levantados del suelo antes de salir de la habitación empujando ligeramente a la pelirroja con el hombro, provocando un quejido mucho más dramático de lo qué había sido.


Harry seguía de pie, debatiendo si seguirlo o no, si Draco decía la verdad, saldría de todas esas dudas qué no le dejaban dormir ni mucho menos estar tranquilo, sin embargo hubo una cosa qué le llamó la atención, y era qué, sí los amigos de Draco qué en parte también eran los suyos, sabían lo qué sucedía, ¿Por qué no se lo dijeron? —Sí, claro, yo mismo los estuve evitando— se dijo a sí mismo cómo si todo fuese obvio.

Para sorpresa de Ginny, Harry salió de la habitación a paso rápido e ignorando los llamados de la chica para qué se detuviera, buscó a Draco en la planta baja pero no había rastro de él, estaba por lamentar su tardanza cuando escuchó qué se cerraba una puerta en el pasillo a sus espaldas y sin pensarlo caminó hasta ahí a toda prisa, dándose cuenta qué el chico seguía en la casa y qué llevaba consigo el libro qué la noche anterior le había visto abrazar.

—Creo qué al menos te debo el beneficio de la duda, quiero saber qué está pasando

Draco le miró serio y hasta algo dolido, pero no lo culpaba, si él estuviera en su lugar no actuaría muy diferente, pero Harry no era como él, y ahí estaba, de pie frente a él, dispuesto a enfrentar lo qué fuera juntos, cosa qué Draco iba necesitar.

—Vamos, tenemos mucho qué aclarar…

De fondo la voz de Ginny llamando a Harry para qué no se fuera fue lo último qué escucharon antes de aparecer en la oficina de su amiga.


—Esa es la cuestión qué no sabemos nada de ninguno y…

El sonido de una aparición, seguido de una nueva presencia en la oficina de Pansy, interrumpió lo qué sea qué la chica fuese a decir.

Cuando se percataron de su presencia, las expresiones de sorpresa iban en conjunto, además de que ninguno dijo nada por varios segundos.

—Hola —Draco fue quién habló primero—. Ya estoy… estamos aquí —se corrigió al instante.

—Creo qué eso ya lo notamos —dijo Theo observando a sus amigos de pies a cabeza, cómo queriendo descubrir algo más.

—Sí, bueno, les debo una explicación —Draco tuvo la decencia de lucir avergonzado.

—Yo creo qué sí —Pansy les miraba cruzada de brazos, su preocupación de hacía unos minutos se transformó en molestia.

—Fue un gusto conocerte amigo —dijo Blaise, medio en broma, medio en serio.

Pero antes de qué Draco pudiera decir nada, la puerta de la oficina se abrió de golpe dejando ver a Hermione y detrás de ella Ron.

—El nuevo chico de la cafetería es un poco lento pero hace un café delicioso, le robé a Ron un poco y tuve qué pedirme otro por qué…

Hermione abrió mucho los ojos al ver a la pareja recién llegada, Ron no tenía una expresión diferente a la de ella.

—¿Qué…? ¿Qué hacen aquí?

—Juntos —completó Ron en vista de qué su novia no completaba la oración.

—Es lo qué estaban a punto de contarnos, llegan a tiempo —dijo Pansy tomando asiento junto a su novio, dispuesta a escuchar lo qué Draco y Harry fueran a decir.

El resto de sus amigos imitaron su acción y cuando todos estuvieron listos, esperaron a que alguno de los dos dijera algo.