Deporte de muggles.
El potterverso y los personajes pertenecen a J.K Rowling. Este fic participa en el Reto #75: "Juntos y revueltos"del foro Hogwarts a través de los años".
No volaban. Ni siquiera levitaban un poquito. Los pies se mantenían firmemente clavados en a tierra. Clavados literalmente, porque esas botan tenían unos pinchos rarísimos… Además, no podían tocar el balón con las manos. Excepto el guardián, ese si podía. Defendía una portería -solo una, no tenía que prestar atención a tres como en el quidditch- enorme, aun así, muchas veces los jugadores lanzaban el balón fuera… aunque claro esa absurdidad de golpear la pelota con el pie hacía que no fuera tarea fácil acertar. Ahora que lo recordaba, los jugadores también podían usar las manos cuando el balón salía de las rayas que delimitaban el campo, eso si no salía por las líneas que había detrás de la portería porque entonces se sacaba con el pie desde la esquina… ¡Qué absurdidad!
Gruño resignado cuando el árbitro silbó y su mujer declaró que había sido fuera de juego. Percy no intentó entenderlo, sabía que en contra de lo que podía parecer eso no significaba que el balón se hubiera ido fuera, sino algo de que un defensa estaba adelantado a un atacante, ¿o era al revés? Le daba igual… No iba a comprenderlo nunca.
Se concentro en ver jugar a su hija. Lucy sonreía cada vez que tocaba la pelota. La pequeña tachaba los días en el calendario esperando cada partido. El fútbol era su pasión. Ni ese retaco de Oliver Wood había estado tan obsesionado con el quidditch en su día.
De repente el público se tensó, parecía que el equipo rival iba a meter gol. Una chica rubia se encaró con Lucy tratando de regatear, pero cuando amago a la izquierda Lucy fue más rápida y le quitó el balón limpiamente. Y así comenzó a correr con él por toda la parte izquierda, banda lo llamaban banda. Al llegar a la portería lanzó la pelota al centro (seguro que eso también tenía nombre pero no se lo sabía) y una chica morena de su mismo equipo la golpeó con la cabeza (esperaba que la pelota hiciera menos daño que una bludger).
—¡Gol! —chilló Audry abrazándolo. Allá en el campo, su hija se abrazaba con la chica morena y un montón más de chicas se subían encima de ellas eufóricas.
Media hora después Percy y Audry esperaban que a su hija saliera del vestuario.
—¿Has visto que di la asistencia de gol, papá? —le preguntó gritando a viva voz cuando salió.
—Has jugado genial —dijo Percy magnánimo
—En realidad tú no sabes de fútbol… pero sí he jugado bien —río.
Percy la miró mientras Lucy comentaba con Audry las jugadas del partido. Era una niña de 13 años alta, pelirroja y de mirada feliz, y eso era lo que a Percy más le importaba. Cuando Lucy no recibió su carta de Hogwarts y su melliza, Molly partió al internado, pareció apagarse, pero gracias al fútbol había recuperado la ilusión. Aunque era un deporte absurdo Percy estaba muy agradecido a los muggles por haberlo inventado.
