Por su parte, Lía y Steven estaban intentado superar su primera impresión del establecimiento. Miraban discretamente al resto del público encontrando desde un grupo de jóvenes, algunos adultos, hasta otras parejas comiendo y pasando un buen rato.
– Realmente el ambiente no estaba tan mal, me gusta su estética tropical. – Dijo Steven, tratando de encontrar lo positivo en su situación.
– ¡Sí! Tal vez este tipo de lugares debe ser de lo más común aquí. – Contesto Lía, quien realmente no se sentía a gusto.
Steenee se acercó a la mesa y activo un botón con la cual desbloqueo un par de tabletas. Estas les servirían como menú para saber la disponibilidad de los platos, los precios y el tiempo de preparado.
– Muy amable. – Dijo Steven a la maid.
Ella asintió con la cabeza, retirándose con su característico encanto.
Lía tomo un poco de los snacks que había dejado Steenee sobre la mesa.
– Supongo que entiendo el punto. Que sean pokémons tiernos los que atiendan al público parece ser una idea muy atractiva. Sobretodo Steenee, que es muy linda.
Gardevoir hizo crujir los snacks que había tomado. Estaba intentado contener su furia, pero esta quedaba en evidencia a través de su mirada.
– ¿Lía? ¿Estas bien? tus ojos se ven más intensos de lo habitual.
– "Intensos... INTENSOS..." – Susurraba Gardevoir, conteniéndose.
Estaba claro que nadie podía evitar admirarse por la lindura de Steenee, no era porque Steven la viera de otra forma.
– Perdona, me mordí la lengua mientras comía. – Contesto Lía más calmada. – Por cierto... ¿Cómo es eso de que mis ojos son intensos?
– Eje... tal vez no era la palabra que estaba buscando, lo siento. Me refería a que es muy fácil ver tus emociones reflejadas en tus ojos. Es algo muy bonito de ti.
Lía no vio venir eso, y pronto Steven también se daría cuenta que sus palabras pudieron haberse interpretado románticamente.
Ambos, un poco avergonzados por eso, ordenaron su pedido con las tabletas.
La comida estaba a su expectativa y aunque ambos habían pedido distintos platos, no tuvieron problemas en degustar un poco de cada uno. Tomaron sus bebidas y, a pedido de Lía, brindaron por su primer día de vacaciones.
Tras terminar de comer Steven se dirige a pagar su pedido.
Lía lo miraba irse, mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro sin siquiera darse cuenta.
Una figura se acerca cautelosamente hasta ella.
– ¡Pero qué tierno! – Decía una joven voz.
Lía reaccionó, viendo que era la Steenee vestida de maid la que le hablaba.
– La forma en la que mirabas irse a tu novio es tan linda y honesta. No observaba una relación así desde hace mucho tiempo, a pesar de que llegan muchas parejas a la isla. – Dijo Steenee.
Lía se ruborizo de vergüenza, pero no tardo en recuperar su seriedad.
– ¿De qué estás hablando niña? Nosotros solo somos amigos. – Dijo Lía, intentando sonar indignada.
– Lo siento, es que no pude evitar verlos desde que llegaron. Su química es tan natural que incluso las otras parejas del restaurant los admiraban. ¡Sobre todo la parte del brindis!
Lía se sintió inquieta. No solo esta Steenee elogiaba la relación que tenía con un humano, sino que, aparentemente, también lo hacían las otras personas.
– Algo así no podría ser posible. Solo somos objetos para los humanos, cosas que usan para su diversión.
– No siempre es así. – Corrigió Steenee. – Todos los pokémons que trabajamos en las cadenas del Café fuimos reubicados después de haber tenido "asuntos" con nuestros entrenadores.
La maid remueve un poco la ropa de su hombro y le muestra una cicatriz antigua.
– Pero también hay humanos muy buenos que nos quieren y se preocupan por nosotros. Y creo de corazón que tú has encontrado a uno que va por ese camino.
Lía se conmueve de las palabras de aquella Steenee que apenas acababa de conocer.
– Gracias, realmente valoro tus palabras. – Dijo Lía, con mayor confianza.
– Mientras estés en la isla puedes hablar conmigo. Si quieres puedes búscame en la noche, cuando termine mi turno.
– Cuenta con ello.
Steven había terminado de pagar y estaba camino de regreso a su mesa.
– Bueno, mucha suerte con tu "amigo". – Dijo Steenee, despidiéndose de Gardevoir.
– Nos vemos, niña.
Ambos se dirigían a caminar por la playa, observando el atardecer, pero un cumulo de nubes comienza a ennegrecer el cielo. Pronto gotas de lluvia comienzan a precipitarse obligándolos a pedir un vehículo que los lleve de regreso a su hospedaje.
– No... no... no... ¿Precisamente ahora? – Se lamentaba Lía.
– No pasa nada. Si esto continua por mucho tiempo siempre podremos ir mañana. – Le animaba su compañero.
Gardevoir recordó las palabras de Steenee, quien también había sufrido por un mal entrenador, que no todos los humanos tenían que ser necesariamente iguales. Esto no hizo más que afianzar la idea de querer quedarse con su entrenador temporal permanentemente.
En su habitación, y mientras Steven se cambiaba, Lía vio que en había una nevera compacta. Esta tenia bebidas populares, tanto con alcohol como sin él. Ello le serviría para recuperar un poco de valor y seguir con su plan de esa noche.
