Lía había pedido una ensalada de frutas con yogurt mientras que Steven ordeno un café bien cargado y un par de croissants.
– ¡Esto esta buenísimo! – Exclamo ella, al terminar de tomar una cucharada de su pedido. – Deberías de probar un poco, todo está muy rico.
– Gracias, pero solo quiero café. – Contestó él, disculpándose.
Aunque el día anterior había sido un carrusel de emociones los dos Intentaban disimular los pensamientos que perturbaban su tranquilidad. Ella por cargar con la culpa de sus acciones hacia otras personas y él por haber sobrepasado todas las líneas posibles con un pokémon que estaba a su cuidado en menos de una semana.
– Vamos, prueba un poco. – Dijo Lía cargando la cuchara con su pedido. – Mira, te lo daré yo misma ¿Si?
Gardevoir dirige la cuchara en dirección a su compañero.
– Tienes que decir "Ahh" cuando este lo suficiente mente cerca. – Agrego ella con una gran sonrisa.
Steven no iba a negarse a algo llegado a ese punto, así que ya se había resignado a hacerlo de todas formas. Al lado de su mesa paso un hombre que se dirigía al módulo de atención del café, pero se detuvo en seco al ver a esa pareja tan acaramelada, observarlos directamente.
Lía se percató de esto y, aunque su reacción natural era mostrarse a la defensiva, esperaba a saber que haría su compañero ante esta situación. Sin embargo, fue aquel hombre el que rompió el silencio.
– ¿Steven? ¿Eres tu bro?
Antes de contestar, Steven comió en un instante lo que Lía le había ofrecido.
– Hola Harry ¿Qué tal?
El desconocido tomo una de las sillas de la mesa y se sentó, saludando con más energía a Steven.
– ¡Bro! ¡No esperaba encontrarte!
Gardevoir observo a Harry en todo momento. Era un joven adulto de cabello rubio y vestuario despreocupado.
– Si, mira qué casualidad – Respondió Steven, tomando un poco de su café. – Quiero presentarte a Lía, es mi compañera pokémon.
Gardevoir, quien hasta ese momento había estado mirando con desconfianza al desconocido, sintió mariposas en su estómago al escuchar esas palabras. Lo que la hizo sonreír encantada, pues era la primera vez que él la presentaba ante uno de sus conocidos.
– Vaya, pero si es muy linda. – Saludo el visitante a Lía. – Yo soy Harry, amigo de su entrenador desde la secundaria.
Lía correspondió el saludo amablemente, más tranquila que hace un momento.
Los dos amigos comenzaron a hablar de otras personas que conocieron en ese entonces, nombres y lugares que Lía no identificaba. Pero ella no tenía problemas con eso, pues suponía que era parte de compartir la vida de alguien más. Además, estaba de muy buen humor, por lo que continúo disfrutando de su desayuno con toda tranquilidad.
– ¿Sabes lo de Melisa? Regreso a Kanto hace un par de meses y se notaba algo interesada por saber de ti.
– ¿Si? No lo creo. Debiste haberlo mal interpretado.
– ¿En serio Steven? ¿No hay ninguna posibilidad de que ustedes siquiera vuelvan a intentarlo? Fueron seis años.
Al escuchar sobre esto Lía entendió que hablaban de una exnovia. Pero no era eso lo que la molestaba, sino la insistencia de Harry en que Steven muestre interés por ella.
– Ya déjalo. Sabes muy bien sobre el tema.
– Vale, no te molestes. Pero antes de terminar quiero que veas esto.
Harry toma una tarjeta y comienza a escribir algo al reverso.
– Este es la dirección de mi negocio de monturas acuáticas con las que trabajo en estas islas. Ahora que estas de visita puedes ir en cuanto puedas. Pero, tienes que leerlo ahora.
Steven recibe la tarjeta y lee lo escrito:
"Haz que tu Gardevoir vaya por unas sodas."
Steven quería terminar esta incómoda situación lo más pronto posible así que envió a Lía por las sodas.
– Bro, tienes que terminar lo que sea que hayas empezado con esa Gardevoir, antes que te sea muy tarde.
– ¿Por qué? ¿Y a que vino lo de incomodarla con lo de Melisa?
– Estuve con una chica psíquica, una humana. Buen cuerpo, creativa en la cama, bastante lista. Pero a medida que pasaba el tiempo fue volviéndose demasiado dominante hasta volverse una perra completamente loca. Tuve que cobrar muchos favores para ella me perdiera el rastro.
– Entonces, ya que conociste a una psicópata, que casualmente era psíquica, todos los que tienen ese tipo de habilidad son... ¿iguales?
– No exactamente, pero solo piénsalo. En algún momento querrás formar una familia, tener hijos ¿Cómo crees que reaccione Lía? ¿Dejará tranquila que su novio sea ahora de una humana y su puesto se vea reducido al de ser una especie de mascota? ¡No! Esa ira va a terminar explotando y nadie debería estar cerca cuando eso pase.
Lía regresaba con las sodas, mostrando su mejor actitud.
– Bueno chicos, ha sido un placer. – Dijo Harry mientras se levantaba para retirarse. – Pero el trabajo es muy absorbente ¡Nos vemos!
Una vez pagada la cuenta la pareja salió del café caminando por la playa. Steven se disculpó por el comportamiento impertinente de su viejo amigo, pero Lía no se molestó por ello ni hizo más preguntas.
Después de todo en unas horas por fin disfrutarían de las aguas termales, lo cual los despejaría de sus preocupaciones.
