Hoolaaaaaaa mis princesas!

Espero que todas estéis bien; aquí vengo a daros la murga de nuevo, con otro capi. Vamos a seguir conociendo personajes... y con todo mi cariño y respeto para la gente que amamos "El señor de los anillos"... según leáis, me entenderéis jejejejjeje...

Disfrutadlo, espero que os guste... nos leemos abajo ;)


DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo solo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia. Expecto Forks, lugares y localizaciones reales.

Canción: Lay your hands on me, de Bon Jovi

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Capítulo 3: Entre bastidores

Increíble... era la única palabra que Bella Swan repetía en su mente; más de dos horas de concierto, nada menos que encima del mismo escenario que estaban pisando los mismísimos Slave Heart. Jamás había ido a un concierto tan multitudinario, y era alucinante.

Los chicos cantaron todos sus éxitos, y la mayoría de las canciones de su último disco. La multiutd las cantó todas y cada una de ellas, tal y como habían hecho Rosalie, Emily, Alice y ella misma. No podía esperar a que comenzara la gira... viajaría y sería espectadora privilegiada los más de cien conciertos que darían a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Había observado como Edward y el resto de los chicos interactuaban con el público, haciéndoles corear las canciones, animándoles a levantar las manos y mil cosas más. Emmett solía acompañarlos con la batería, marcando el ritmo para que cantaran, y los solos de guitarra de Jake hacían vibrar y arrancaban los gritos, muchas veces acompañado por Sam, juntando sus instrumentos y paseándose a lo largo y ancho de todo el escenario.

Y lo que más le llamaba la atención... el divo interactuando directamente con el público; había un espacio entre el escenario y las vallas que delimitaban la primera fila, obviamente por seguridad, pero eso no impidió que durante una de las canciones más movidas que tenía el grupo, bajara y fuera de un lado a otro estrechando manos a su paso.

Al fin, los últimos acordes de la canción que cerraba el espectáculo tocaba a su fin, y después de un sonoro ¡gracias a todos! por parte de Edward, los integrantes se retiraron. Todos ellos se dirigieron al lateral donde ellas estaban, ya que justo detrás se encontraba una mesa con toallas y bebidas.

-¿Ya han terminado?- interrogó Bella a Alice, ya que ninguna hacía el ademán de moverse.

-No, todavía queda una canción- le explicó, con una pequeña sonrisa -simplemente necesitan un pequeño descanso- la joven observó como la garganta de Edward se contraía mientras una botella de agua de litro y medio pasaba por su garganta; sin duda debía tener sed, forzaba muchísimo la voz.

-Ha sido bestial- exclamó Sam, bebiendo un trago de coca-cola.

-Buen preludio para la gira- refutó satisfecho Emmett, haciendo movimientos suaves con los brazos. Por el rabillo del ojo vio que Rosalie se acercaba a él, abrazándose a su cuello, gesto que fue correspondido por su novio.

-¿Te ha gustado?- le preguntó Emily a Bella, que atónita miraba como los técnicos de sonido todavía no se movían de su sitio.

-Ha sido increíble- respondió, con una gran sonrisa; durante las pausas entre las canciones había conversado un poco con ella y Rose, y había llegado a la conclusión de que eran absolutamente encantadoras.

-Pues todavía falta la guida del pastel- le guiñó un ojo esta; la gente no hacía más que corear y pedir otra canción, y por supuesto la iban a cantar.

Las luces del escenario seguían en completa penumbra, pero se fijó como Jasper y Emmett volvían a sus posiciones. Los acordes de otra de las canciones de la banda empezaron a sonar, de manera suave... pero durante dos minutos o más, ambos se recrearon en lo que mejor sabían hacer; los dedos de Jasper se deslizaban por los teclados rápida y magistralmente, acompañado por el redoble de la batería de Emmett.

La muchedumbre gritó emocionada, reconociendo al instante la canción y acompañando con palmas la melodía. Jake y Sam volvieron de nuevo al escenario, con sus respectivos instrumentos colgados en su cuello y animando al público a seguir cantando el estribillo y acompañándoles con las manos arriba y aplaudiendo.

Edward apareció el último, con una chaqueta de cuero negra y también dando palmas. Agarrando el soporte del micrófono lo alzó, apuntando a las miles de personas que estaban allí, y pidiéndoles así que siguieran cantando... hasta que por fin, la última canción tomó forma.

-Me encanta esta canción- exclamó jovial Alice, empezando a tararearla. Bella la miró con una sonrisa, contagiada por el ambiente que reinaba en Staples Center, y coreó la canción a pleno pulmón... la cual, venía de perlas para cerrar el concierto.

"Pon tus manos en mi...

pon tus manos en mi...

pon tus manos en mi..."

La canción sin duda, era apropiada para el momento del concierto; era como si Edward estuviera pidiendo el apoyo y el cariño del público, cosa que la banda ya tenía, y este respondiera alzando sus manos y apuntando directo al escenario. Sin duda, era un perfecto broche de oro para la noche.

Las últimos notas resonaron en el recinto, y ahora sí que sí, el concierto había finalizado, pese a las protestas de los fans. El grupo entero se adelantó hacia la posición de Edward, y todos saludaron y aplaudieron por ese apoyo, para por fin, dirigirse hacia los camerinos. Alice le había explicado que normalmente los coches estaban preparados para abandonar el lugar del concierto nada más bajaran del escenario, pero al no estar de gira, el grupo daba una pequeña fiesta para el equipo y los más allegados.

Charlando de manera animada con Rose y Alice, entraron en el camerino que habían pisado ayer mismo; los invitados vip fueron haciendo su entrada poco a poco, al igual que los técnicos, una vez que fueron apagadas las luces y los aparatos. Los ojos de Bella se abrieron de manera desmesurada, el catering que había allí montado era digno de todo lujo.

-Espero que hayas disfrutado del concierto- Bella se giró con una sonrisa al escuchar a Jake, que con una toalla encima de sus hombros, la observaba divertido.

-Ha sido increíble- le respondió -en verdad es un subidón de adrenalina- recordó las palabras de Emmett del día de ayer.

-Pues esto no es nada- añadió ahora Jasper, que después de saludar a varias de las personas allí congregadas se había acercado a su posición.

-¿No estáis cansados?- les interrogó con el ceño fruncido.

-Usualmente no solemos hacer esto... pero dado que podemos descansar el fin de semana- le relató ahora Jake -¿quieres algo de beber?- le ofreció.

-Un refresco estaría bien- agradeció. Jake asintió y se adelantó hacia la mesa donde reposaban las bebidas. Distinguió a su ahora jefe Aro Vulturi entre la multitud, del brazo de una escultural morena, y por lo que le había dicho Alice cuando llegó, muchos periodistas, ya fueran de temas musicales o de cotilleos.

Emmett agarraba a Rosalie de la cintura mientras charlaba con otro famoso cantante que había acudido al concierto, y Sam fumaba tranquilamente rodeado de varios de los técnicos de sonido. Alice y Jasper departían con varios de los periodistas, que hacía diferentes preguntas, y justo en el sofá que tenía frente a ella, Edward estaba comodamente sentado, rodeando por los hombros a dos tipas que reían encantadas y felices por las ocurrencias de este.

Arqueó una ceja mientras miraba de manera disimulada... ninguna de esas chicas, vestidas con modelitos a los que les falataba mucha tela, eran Gianna. Pero a Edward parecía no importarle en absoluto.

-Aquí tienes- la voz de Jake le sacó de sus cavilaciones.

-Gracias- tomó su refresco, a la vez que Jake daba un largo trago a su cerveza.

-En verdad, esto está animado- en la habitación debía haber, por lo menos, casi cien personas.

-Siempre solemos tener invitados a los conciertos- le explicó -la prensa gráfica también está siempre revoloteando por aquí.

-¿No os cansa este ritmo de vida?, yo estoy muerta- susurró ella, pero la sonrisa del joven moreno no se hizo esperar.

-Es agotador, lo admito... pero te terminas acostumbrando- se encogió de hombros -esta es nuestra vida.

Durante un buen rato, Jake y ella charlaron de maner relajada, excepto las veces que eran interrumpidos, porque cada dos por tres alguien reclamaba al guitarrista o bien para entrevistarle o bien para saludarle. En uno de esos lapsus decidió acercarse a la puerta que estaba abierta; el humo del tabaco y el calor hacía que el ambiente de la sala estuviera muy cargado.

El aire fresco despejó sus pulmones, permitiendo a su mente hacer lo mismo; el cansacio ya pasaba factura a su cuerpo, no en vano era más de la una de la madugrada. Por suerte para ella, Alice le había dicho antes del concierto que el fin de semana lo tenía libre, de modo que podría descansar a sus anchas.

Iba a girarse para entrar de nuevo al camerino, pero cuando estaba a punto de volverse escuchó voces discutiendo de manera acalorada. Parecía que eran Sam y Emily, y su oído no la engañó.

-¿Qué está haciendo ella aquí?- le reclamó, totalmente enfadada.

-Sabes que trabaja con nosotros, Emily- fue la contestación de su marido -no me he acercado a ella.

-Me importa una mierda; ella y el resto de esas furcias no hacen más que acosarte, y tú pareces encantado de la vida con ello.

-No les doy pie, y lo sabes- Sam chirrió sus dientes, de foma furiosa -y lo de Leah está zanjado, creí que te lo había explicado.

-¿Cómo quieres que te crea?- susurró, ahogando un sollozo -llevas más de dos semanas sin apenas aparecer por casa.

-¡Sabes muy bien que he estado trabajando!- perdió la paciencia Sam -por el amor de dios, Emily... sé que cometí un error, y te supliqué perdón de rodillas.

-¡Pero no haces nada por recuperar la confianza en nuestro matrimonio!- ahora la que gritaba era ella -siempre ocupado, siempre de viaje... no quieres ni oír hablar de niños...- ahogó un sollozo Emily -en dos meses te vuelves a ir de gira, y sa...- su marido la cortó.

-Sabes que puedes venir; nunca te lo he prohibido.

-Y tú sabes de sobra que tengo que trabajar.

La conversación se encendía por momentos; Bella nunca había sido cotilla, pero no pudo evitar sentir pena por Emily. Parecía que la fama tenía sus ventajas, pero también sus desventajas; no podía creer como esa chica tan buena y simpática estuviera sufriendo de esa manera.

-Bells- pegó un bote al sentir la voz de Jake a sus espaldas -¿qué haces aquí?

-Estaba tomando el aire, te juro que no era mi intención escuchar...- se explicó torpemente, sintiendo su cara arder... lo que le faltaba, que pensara que era una cotilla metomentodo. El joven le dio una sonrisa tranquilizadora, pero cuando su vista enfocó a Sam y Emily, su ceño se frunció.

-Mi primo es un imbécil- rodó los ojos -le he dicho muchas veces que Emily no se merece eso... no entiendo porque ella no separa.

-No es tan fácil, Jake- negó Bella con la cabeza -cada matrimonio es un mundo.

-Lo dices como si hubieras pasado por esa experiencia- Bella sonrió, negando con la cabeza.

-Nunca he estado casada- le aclaró -pero he sido testigo de ello.

-¿Tus padres?- adivinó este.

-Sí- contestó, con un pequeño suspiro -desde la muerte de mi hermano, nada ha sido igual entre ellos; reproches, discusiones...

-¿Cómo fue?, me refiero al accidente- le animó Jake a hablar, pero los ojos cristalinos de la joven le hicieron desistir -no tienes que contarme, si no quieres.

-Gracias- susurró Bella, con la voz un poco temblorosa. Todavía no estaba lista para hablar de ello, y puede que nunca lo estuviera. La conversación se vio interrumpida por unas risitas femeninas. Edward salía por la puerta, escoltado por las dos gruppies que no se habían despegado de su lado desde que el concierto terminó.

-¿Ya te vas?- le preguntó Jake a su amigo y compañero.

-Hora de irse a la cama, como un niño bueno- dijo con una pequeña risita; su voz tenía un deje pastoso, como si arrastrara las palabras... y sus pupilas claramente dilatadas... estaba hasta arriba de todo. Bella conocía de sobra esa expresión, y no puedo evitar que una mueca de disgusto asomara por su cara.

-¿Tienes algún problema, Elizabella?- sus ojos verdes se posaron en ella, mirándola fijamente.

-Ninguno- se cruzó de brazos

-¿Quieres unirte a la fiesta?- le propuso, con una sonrisa torcida -me gustaría escuchar más acerca de tus profundos conocimientos de música.

-Prefiero la fiesta que me ofrece mi cama; la soledad es una compañera estupenda... y es Isabella- le recordó por quinta vez en dos días... qué tipo tan idiota... susurró en su mente.

-Eddie, ¿cuándo nos vamos?- se quejó una de las chicas con voz melosa, pasando uno de sus dedos por el cuello del cantante, siguiendo las líneas de uno de sus tatuajes.

-Sí, Eddie- habló Bella con sorna -se te hace tarde- el rostro de este cambió de expresión, ante la sonrisa divertida de su compañero Jake. Sin decir adiós, los tres se alejaron para tomar una de los coches que estaban esperando en la puerta. Menos mal que los chóferes estaban incluidos en el paquete.

-¡El lunes a las nueve y media de la mañana en el cuartel general!- le gritó Jake; pero no obtuvo respuesta ni gesto alguno por parte de Edward.

-¿Siempre es así de cretino?- no pudo evitar preguntar Bella.

-Es un buen tipo, créeme; le conozco bien- habló ahora Jake -puede que un poco ligón... pero hace bien, él no tiene que rendir cuentas a nadie.

-¿Y Gianna?- interrogó esta, llena de curiosidad.

-Para no soportarle, preguntas mucho- la cara de la joven castaña se tornó de un profundo color cereza, pero carraspeó, quitándole importancia; Jake la miraba divertido.

-Curiosidad- se encogió de hombros -sin ningún otro trasfondo- añadió.

-Gianna llevaba meses detrás de él- le empezó a explicar -es compañera de profesión de Rosie, pero no se llevan bien. Empezó a seguirla cada vez que ella venía a ver a Emmett a algún concierto o iban alguna fiesta...el resto te lo puedes imaginar.

-Claramente- rodó los ojos. Iba a añadir que le importaba un pimiento, pero justo vio venir a Alice y Jasper, acompañando a Aro y su pareja hacia la salida.

-¿Ya te vas?- preguntó Jake a su descubridor, palmeándole el hombro.

-Es tarde, y mañana tomo un avión con destino a Nueva York- le informó -¿contenta con su nuevo trabajo, señorita Swan?- se dirigió ahora a Bella.

-Mucho- corroboró esta, con una sonrisa -muchas gracias por la oportunidad, señor Vulturi- le volvió a agradecer.

-Es lo menos que podía hacer- le quitó importancia -su currículo es impresionante, y estoy seguro de que formará un buen tándem con Alice.

-Seguro que sí- la aludida respondió, ya que se había acercado a ellos también.

-Están en vuestras manos, queridas- les advirtió Aro, divertido- si hacen alguna trastada no dudéis en avisarme- el grupo entero se había reunido en torno a ellos; Bella todavía podía advertir la tensión entre Sam y Emily -¿dónde está Edward?- interrogó, con el ceño fruncido.

-De fiesta con sus amiguitas- refunfuñó Bella entre dientes; Jake le pegó un codazo, instándole a que callara

-Me lo imaginaba al verle dentro- rodó los ojos -si vuelven a salir fotos de Edward armando un escándalo, procura negociar con ellos, Alice. Estos escándalos no son buenos para la discográfica- Bella maldijo para sus adentros, de verdad su verborrea involuntaria un día la metería en serios problemas... y precisamente con el divo arrogante era con quien ya tenía bastantes.

Unos minutos después Aro y su escultural acompañante abandonaron Staples Center, y poco a poco todos se despidieron; la noche había sido larga y estaban agotados.

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Bella se revolvio inquieta, refunfuñando y escondiendo la cabeza debajo de la almohada. Entre unas cosas y otras, había llegado al hotel casi a las tres de la mañana, y de forma borrosa había abierto el ojo para comprobar que apenas eran las ocho... ocho de la mañana y sábado... mataría a quien quiera que estuviese al otro lado de la línea telefónica.

El tono que le había puesto Alice en el móvil, por supuesto una canción del grupo, y la voz rasgada de Edward volvió a colarse por sus oídos, haciendo que se levantara como un resorte... ni dormir tranquila le dejaba este personaje. Buscó a tientas el teléfono en la mesilla, y cuando sus torpes y adormilados dedos lograron desbloquear y descolgar, pudo contestar.

-¿Diga?- susurró, con los ojos cerrados de nuevo y posando su cabeza en la almohada.

-¡Por todos los santos, Isabella Swan!- el grito de su amiga Ángela por poco le revienta el tímpano -¡llevo desde el jueves por la mañana esperando tu llamada!

-¿Has discutido con Ben y te desahogas conmigo?- le preguntó con la voz adormilada -deja de gritar, Angie- siseó cabreada.

-El sol ha salido hace un buen rato- se defendió su amiga -vengo de hacer footing.

-Bien por ti- la felicitó, rodando los ojos.

-¿Y bien?- su amiga cambió rápidamente de tema -¿te dieron el trabajo?

-Si te lo cuento, no me creereías- definitivamente, empezaba a cansarse de contar una y otra vez la sucesión de los hechos.

-Tengo todo el tiempo del mundo; Ben está arriba con Kyle- Bella sonrió a la mención del hijo de su mejor amiga, de año y medio.

-¿Cómo está mi hombrecito?

-Creciendo y volviendo locos a sus padres- rió Ángela, encantada -pero no hablemos de Kyle; desembucha- la instó.

-No te lo vas a creer- murmuró, negando con la cabeza -Twilight Records me contrató... pero no para el puesto que creía.

-Pero eso son estupendas noticias, Belly- le dijo su amiga -la cuestión es que has conseguido un trabajo, un trabajo decente.

-Lo sé Angie, y el sueldo es muy bueno- la interlocutora se quedó callada por un largo minuto al escuchar la cantidad exacta -¿Ang?- interrogó Bella, con cautela.

-Sólo me recuperaba de la impresión- contestó por fin -no sabes cuanto me alegro, Bella; podrás ayudar a tus padres con la hipoteca y los préstamos.

-Ese es el principal motivo por el que acepté.

-¿Y exactamente... en qué puesto estás, si no te contrataron para administración?

-Hum... voy a trabajar con Alice Withlock; lleva la publicidad y la represantación de un grup...- su amiga la interrumpió.

-¿Withlock?- preguntó; Bella se la podía imaginar con la boca abierta -¿Withlock... como Jasper Withlock de los Slave Heart?

-Al menos tú has relacionado el apellido a la primera- siseó carcástica, acordándose de su original metedura de pata.

-¿No me digas que trabajas con...?- dejó la frase inconclusa; al no responder, su amiga se puso a chillar -¡Bella es increíble... creo que eres la mujer con más suerte del planeta... dios... conocer a los Slave Heart!

-Es increíble, lo admito- contestó, ya totalmente despierta y sentada contra el cabecero de la cama.

Durante un buen rato Bella respondió con paciencia a las preguntas de su amiga; le contó detalles del concierto, y tuvo que soportar sus carcajadas al relatarle el momento estelar de su presentación a los miembros del grupo, y explicarle eso de que no había relacionado el apellido de su ahora jefa.

-Sólo a mi me pasan estas cosas- suspiró con paciencia.

-Hubiera pagado por estar ahí, te lo aseguro- Ángela seguía carcajeándose -¿y cómo son?

-Son muy simpáticos... casi todos- resopló rodando los ojos.

-¿Casi todos?- inquirió su amiga.

-Edward Cullen es imbécil.

-No será para tanto.

-Te lo juro Angie... es... ahhhhhggggg... inaguantable.

-Seguro que ya le has soltado alguna lindeza de las tuyas- adivinó de vuelta.

-¡Se lo merecía!- se defendió esta -es un divo cretino y prepotente... y un casanova; le conozco desde hace dos días y ya le he visto con tres tipas diferentes.

-Bueno... eso no es un secreto; la prensa rosa está a la orden del día... y por lo que veo, es cierto.

Bella decidió cambiar de tema, aburrida como estaba de Edward Cullen; hablaron de como estaban Ben y Kyle, y de como les iba en sus respectivos trabajos; sus amigos vivían en Seattle; Ben era ingeniero informático y Ángela trabajaba de secretaria en un prestigioso buffete de abogados. Los tres se conocían desde que comenzaron la escuela primaria, y habían crecido en Forks; ellos se habían casado hace tres años.

-Hace unas semanas nos cruzamos con Mike- cambió de tema Ángela, con cautela -él y Lauren se casaron hace tres meses- Bella rodó los ojos... poco le importaba lo que hiciera Mike Newton con su vida, por muy novios que hubiesen sido durante casi siete años.

-Me alegro por él- dijo simplemente; por supuesto que le dolió em momneto de la ruptura, habían pasado muchos años juntos; no hubo terceras personas involucradas... simplemente la llama se apagó, y ambos decidieron romper de mutuo acuerdo -me alegro de que Mike haya encontrado a alguien, y haya rehecho su vida; creo que él y Lauren estaban destinados desde siempre, aunque él y yo estuviéramos saliendo.

-Puede que tengas razón- habló Ángela -ahora que estás en el hotel de Pretty Woman, quizá aparezca tu caballero de armadura blanca- bromeó.

-Lo estaré esperando- respuso sarcástica.

Después de más de una hora hablando, Bella por fin se despidió de su amiga, prometiéndole estar en contacto y por supuesto, reservarle dos entradas para el concierto en Seattle.

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Después de pasar el sábado y el domingo con tranquilidad, ya que se dedicó a descansar o dar pequeños paseos por la zona del hotel, Bella estaba parada frente a una increíble y enorme mansión la mañana del lunes. Sus ojos por poco se le salían de las cuencas, admirando a través de la verja de seguridad los increíbles jardines de estilo japonés. La casa, que estaba a solo unos metros de distancia, estaba rodeada por aquella colorida vegetación, y apenas consisitía en varios bloques blancos superpuestos unos al lado de los otros, con varias paredes de cristal.

Había tenido que coger un taxi, ya que la distancia desde el distrito de Beverly Hills hasta El Valle, donde estaba ubicada la mansión del matrimonio Withlock, era considerable. Cargada como iba con el portátil, el Ipad y el bolso, apenas podía sostener el papel donde Alice le había escrito el código de acceso para entrar a la finca. Efectivamente, en el lado izquierdo y al lado de la puerta había un pequeño teclado; pulsó cuidadosamente los ocho dígitos, y la cancela se abrió.

Paseó despacio, deleitándose con la belleza del lugar; en un lateral del jardín había un pequeño estanque, bordeado por enormes piedras blancas, grises y negruzcas. Pequeñas fuentes con formas de pagodas estaban esparcidas sabiamente por todo el césped, y flores como los crisantemos, lotos y árboles de almendro daban al lugar una apariencia serena y tranquila. Bella se preguntó en silencio cuanto podía costar todo aquello.

Con un sonoro suspiro, y colocándose bien el bolso, pudo echar un vistazo a su imagen, ya que la puerta también era una especie de cristal. Se había decantado por un blusón azul oscuro que le llegaba a la mitad de los muslos, unos legguins negros por debajo de la rodilla y unas bailarinas planas negras. Con sus gafas rectangulares, de montura de pasta violeta claro, parecía tener un aspecto profesional.

Presionó el timbre un par de veces, y al segundo oyó pasos apresurados, seguidos de risas infantiles. Una señora de unos cincuenta años, morena de piel y de cabello la miró interrogante.

-Soy Bella Swan- se presentó -Alice me dijo qu...- fue interrumpida al instante.

-Usted es la nueva ayudante de la señora Withlock- Bella asintió -la estábamos esperando; pase por favor- le indicó de manera amable.

-Muchas gracias- si el exterior era una clara indicación del gusto por la cultura japonesa, el interior ya era el remate. La puerta principal daba directamente a un inmenso y luminoso salón, y la decoración le recordaba a Bella las películas subtituladas japonesas que tanto le gustaban ver a Mike en el cine. Sofás prácticamente a la altura del suelo, biombos, mesas bajas... de las paredes colgaban inmensos cuadros y paneles con escrituras en japonés.

-Soy María, el ama de llaves- se presentó la mujer -Alice y Jasper están en la cocina; sígame por favor.

-No me trate de usted, por favor- pidió azorada -puede llamarme Bella.

Por suerte, la cocina era la típica tradicional americana, con muebles occidentales. Aun así, la joven se maravilló por lo moderna que era... ¿podía ser una cocina lujosa?; a tenor de lo que veía, podía ser. Alice y Jasper estaban sentados en la barra de granito rojo que ocupaba el centro de la estancia, tomando café.

-¡Bella!- exclamó Alice al verla entrar -bienvenida.

-Buenos días- les saludó a ambos, con una pequeña sonrisa.

-¿Cómo pasaste el fin de semana?- le interrogó la morena; vestía unos vaqueros negros y una camiseta blanca muy sencilla.

-Descansando- les contó, a la vez que posaba con cuidado su portátil y su bolso en la mesa.

-¿Café?- le ofreció Jasper.

-Por favor- le suplicó con una pequeña sonrisa de agradecimiento -no soy persona hasta que lo tomo- con una risa, el propio Jasper se dirigió hacia la impresionante cafetera expresso que descansaba en una de las encimeras. Le parecía raro verle a él mismo preparar el café y vestido con una camisa de cuadros y unos vaqueros.

-Nosotros también hemos descansado- habló suavemente Alice -no hemos salido de casa.

-Los niños acaban de empezar sus vacaciones de verano- explicó ahora Jasper, a la vez que posaba frente a ella un delicioso capuccino. Bella hizo memoria, y efectivamente, recordó que la pareja tenía familia.

-¿Y van a venir de gira con nosotros?- inquirió Bella, curiosa.

-Hasta que empiece el colegio, por supuesto- le dijo Alice -¿te gustan los niños, verdad?- preguntó.

-Sí que me gustan- le sacó de dudas -mi mejor amiga tiene un niño de un año y medio.

-Eso es bueno; van a pasar mucho tiempo con nosotros- añadió ahora Jasper. Bella observó como Alice se levantaba y se dirigía al salón.

-¡Akane, Hachiko, Kyo!- llamó a voz en grito.

-Dios mío... susurró alucinada -no puedo creer que los niños también tengan nombres japoneses... - sus oídos no daban crédito... -¿por qué los famosos les ponen nombres tan raros a sus hijos...? -dijo en un pequeño murmullo, pero una voz le contestó.

-Eso mismo me pregunto yo- fue la respuesta de María también en voz baja, la cual hizo sonrojar a Bella.

En menos de un minuto, tres pequeños huracanes se plantaron al lado de su madre. Una niña de unos ocho o nueve años, morena, con los ojos color avellana y las facciones iguales a las de su madre; había también otra niña y un niño, ambos parecían ser de la misma edad.

-Ella es Akane- señaló a la mayor, que la sonrió de manera tímida, gesto que fue correspondido por la propia Bella, una vez que se recuperó del shock inicial de los nombres.

-Hola Akane; ¿cuántos años tienes?

-Nueve- respondió, todavía de manera precavida.

-Ya eres toda una señorita- Jasper sonreía mientras veía interactuar a Bella con su hija.

-Y ellos son Hachiko- señaló a la otra niña, que se escondía tras la pierna de su padre -y Kyo- el niño le dedicó una sonrisa desdentada. No cabía duda que los hermanos se parecían a su madre; al igual que su hermana mayor, eran morenos de pelo, los mismo ojos, las mismas facciones delicadas...

-¿Son mellizos?- preguntó.

-Eso es- le aclaró el orgulloso padre -y tienen cinco años- le dijo mientras tomaba en brazos a la pequeña -¿no le dices hola a Bella?

-¡Hola!- exclamó contento su mellizo en vez de Hachiko, extendiendo los brazos para que la joven castaña le sentara en su regazo, cosa que hizo encantada.

-Les caes bien- observó Alice.

-¿Vas a trabajar con mamá?- inquirió Akane, curiosa.

-Sí- respondió Bella.

-¿Entonces Jane no va a venir más?- preguntó, con una cara llena de anhelo.

-No- respondió su padre, conteniendo las carcajadas.

-¡Bien!- levantó los brazos, en símbolo de victoria.

-Akane...- la reprendió Alice, que volvió a tomar asiento frente a su café, gesto que imitó su marido con la niña en brazos.

-Era tonta, y a Amy y a mi no hacía más que gritarnos.

-¿Quién es Amy?- interrogó Bella muy interesada, mientras que Kyo desde sus brazos, la miraba expectante.

En ese momento sonó el timbre de la puerta; Bella distinguió las voces de Jake y Emmett, y pasos apresurados hacia la cocina. Otra niña, esta vez con el color de pelo castaño y largo se acercó corriendo; Bella la observó detenidamente; tenía unos ojos azules preciosos.

-¡Tía Aly, tío Jasper!- exclamó alborozada -¡Akaneeeee!- las dos niñas se abrazaron y pegaban saltitos emocionadas.

-¿Cómo te ha ido con mamá en las vacaiones?- le preguntó Alice, una vez dejaron de botar.

-Muy bien; hemos ido a Disneyworld; tengo regalos para Akane, Hachiko y Kyo- hablaba por los cuatro costados, ya que no hacía más que contarle a Akane su periplo visitando a Mickey Mouse, pero era muy, muy simpática.

-¿Y tú padre?- le preguntó Jasper.

-Ahí- cuando Bella giró la cabeza, se topó con la sonrisa torcida de Edward Cullen, que justo con Emmett, Jake y Sam entraban por la puerta de la cocina.

La mente de Bella procesó en cuestión de segundos... con todo lo sucedido estos últimos días, parecía que se hubiera olvidado de lo que había leído en las revistas de cotilleo durante los últimos años; esa niña era la hija de Edward y de su ex esposa, la actriz Tanya Denali.

-Buenos días, familia- Emmett saludó en general, antes de tomar asiento al lado de Bella -chica rock, colega- tanto Bella como el niño chocaron las manos que este les ofrecía.

-Buenos días- saludó Jake, tomando asiento a su lado -Kyo.

-Tío Jake- lo saludó, desde los brazos de Bella, de donde no tenía intención alguna de moverse.

-Veo que te has hecho amiga de las fierecillas- apostilló Sam, abriendo la nevera.

-Son un encanto- le dijo esta, devolviéndole la sonrisa.

Amy se acercó un momento a su padre, el cual se agachó a su altura; tenían un cierto parecido, sobre todo en la froma de cara y la nariz... pero en lo demás, la niña era clavada a su madre.

-¿Ya no viene Jane?- le preguntó; Edward iba a abrir la boca, pero la propia joven castaña tomó la palabra.

-No; a partir de hoy la sustituyo yo- le explicó, arqueándole una ceja al padre de la criatura.

-Mejor, era tonta- se encogió de hombros -me llamo Amy- se auto presentó.

-Yo Bella, encantada- le hacía muchísima gracia el desparpajo de la niña -al menos tiene un nombre normal- suspiró.

-Amy Blue Harper Cullen- le aclaró de nuevo la pequeña, cosa que hizo que su padre ahogara la carcajada, ya que había escuchado el comentario de Bella.

-Que... bonito- sonrió incómoda, a la vez que esos ojos verdes la taladraban de manera burlona.

Los niños se fueron hacia la pared opuesta de la cocina, haciendo planes y decidiendo a que juego jugarían, bajo la mirada de resignación de María. Los adultos continuaron con el desayuno, reunidos en torno a la isleta central de la cocina.

-¿Rosalie?- le preguntó Alice a Emmett.

-Acabo de dejarla en el aeropuerto; pasado mañana desfila en Milán- les explicó.

-¿Qué tal el fin de semana?- ahora la pregunta de la morena iba dirigida a Edward, que simplemente se encogió de hombros. Bella rodó los ojos, pero se cuidó de no soltar un solo comentario por la boca. El grupo empezó a discutir varias cosas de la promoción del nuevo disco, que era lo más inmediato que tenían en la agenda. De mientras, Bella y Alice charlaban de manera animada.

-¿Te gusta la casa, y el jardín?- le preguntó Alice -el estudio de grabación y nuestro despacho están en el jardín trasero- le relató.

-Muy bonita- contestó -y muy... ¿zen?- Jake y Emmett soltaron una risita por el comentario, pero a Alice parecía no importarle.

-Como ves, somos fánaticos de la cultura y del ánime japonés- exclamó.

-Se nota...- afirmó Bella -hasta el tatuaje que llevas está en japonés; me fijé el día que nos conocimos.

-Es la traducción de Carpe Diem- le relató. Bella abrió los ojos, sorprendida.

-Yo también llevo tatuada esa traducción, pero en élfico- le explicó, echándose a un lado el cuello de la blusa y levantándose la melena; el suyo estaba tatuado en la parte baja del cuello.

-Qué bonitas letras- alabó Alice, admirándolo.

-No das el pego de una chica con tatuajes- observó Sam, divertido.

-Solo tengo ese.

-¿En élfico?- interrogó Edward -¿eres una especie de frikie de esos que son fanáticos de "El señor de los anillos"?- el ceño de Bella se frunció, cabreándose por momentos.

-De frikie nada- siseó entre dientes -seguro que tú eres un frikie de los Teletubbies- Emmett reía de lo lindo, al igual que Jake, Sam y Jasper.

-De los Teletubbies no, pero siempre vemos juntos Dora Exploradora- la espontánea contestación de Amy, que se habia acercado, pilló a su padre con la guardia baja. La sala explotó en carcajadas, a la vez que Amy miraba a su padre de manera inocente. La sonrisita de triunfo se asomaba en la cara de Bella.

-Siempre tan oportuna, hija- murmuró Edward hastiado, tomando un sorbo de su taza de café.

Por suerte para él, los niños se fueron al jardín con María, y los adultos hacia el estudio, para poder empezar la jornada laboral.


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Un besazo enorme, y nos vemos la próxima semana ;)