Hooola mis chicas!
Espero estéis todas bien; como viene siendo costumbre los jueves/viernes... toca capi del del divo ;)... sé que este Edward tiene un par de bofetadas, como alguien me dijo en un review... paciencia, que la parte buena llegará.
Por el momento, vamos a conocer un poquito más a Bella, y sobre todo, la situación de la familia... que sé que muchas os lo preguntáis. Aclaro también la edad de los principales personajes, con la aparición de los hijos estáis un poco en shock ;)
Sam y Jasper 34; Jake 33; Emmett 32 y Edward 31.
Emily 34; Alice 31; Rose 30 y Bella 25.
Akane y Amy tienen 9 años, y los mellizos 5.
Espero que esto os lo aclare; quiero dedicar el capi a Marta... anímate cielo, los buenos tiempos llegarán :)
Espero que lo disfrutéis... nos leemos abajo ;)
DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo solo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia. Expecto Forks, lugares y localizaciones reales.
Canción del capítulo: Wanted dead or alive de Bon Jovi
www. Youtube watch?v= MIo5EUuYpD
Capítulo 4: Empieza la diversión
-Por fin- murmuró Bella, una vez cerró la puerta del que, a partir de ahora, sería su nuevo hogar. Dos semanas le había costado encontrar la que sería su nueva morada. Un mini apartamento de apenas cuarenta metros cuadrados, ubicado a tan solo diez minutos a pie de Zuma Beach, una de las playas integradas en el distrito de Malibú. La zona era primordialmente residencial, y había muy pocos comercios y restaurantes.
Ayudada por Alice y Rosalie, encontró lo que ellas denominaron un auténtico chollo. Setecientos cincuenta dólares al mes en esa zona de Los Ángeles era una oportunidad que no podía dejar escapar. No podía permitirse alquilar un lugar para vivir en la zona donde habitaba el matrimonio Withlock o Rose y Emmett, que residían en una preciosa casa de estilo victoriano en el exclusivo barrio de Echo Park. El apartamento estaba unbicado en el primer piso de un bloque de viviendas... puede que fuera algo pequeño, pero teniendo en cuenta que pasaría muchas temporadas fuera, debido a las giras y compromisos del grupo, no le importaba mucho.
El precio era razonable, y podría hacerse cargo de uno de los préstamos de sus padres, y ayudarles. Comía todos los días en casa de Alice y Jasper, y muchas noches incluso cenaba allí, por lo que poco gastaba en alimentos.
Apoyando su espalda contra la puerta, echó otra mirada general a su pequeña casa. El apartamento era algo viejo, pero estaba arreglado y los muebles eran prácticamente nuevos; consistía solo en un dormitorio, un baño y la cocina y el salón juntos. Justo cuando iba a trasladar la maleta al domitorio, sonó su teléfono; sonrió al ver reflejado en la pantalla el número de su casa de Forks.
-Hola- contestó animada.
-Hija- la voz de Renée Swan, su madre, hizo que sonriera más todavía -¿cómo estás?
-De mudanza- resopló cansada.
-Me alegra que por fin hayas encontrado un sitio para vivir, ¿cómo es?- interrogó, curiosa.
-Pues... es un poco pequeño- admitió, ya que tenía que girarse de forma rara para poder cerrar la puerta del baño -pero el precio está bien; vivo a diez minutos de la playa.
-Eso está bien, cariño- contestó su madre -pero Bella, ese dinero es tuyo, y no es nec...- Bella apretó su mandíbula, harta como estaba de tener una y otra vez la misma conversación.
-¿Quieres que el banco ejecute la hipoteca, mamá?- le espetó cabreada; junto en ese momento sintió unos ligeros golpes en la puerta -ya hablé con el señor Polter, y está todo arreglado -hizo alusión al director del banco de Forks, con el que había llegado a un acuerdo, y ella pasaba a hacerse cargo de la hipoteca de la propiedad; con el teléfono en la mano se dirigió a abrir, y sus ojos se abrieron sorprendidos al encontrarse allí parado a Jacob, sonriente con sus gafas de sol de estilo aviador y su chaqueta de cuero negra, con varias bolsas de papel en su mano.
-Hola- saludó el joven de manera efusiva, pero se calló al ver que Bella estaba con el teléfono en la oreja.
-Pasa- gesticuló con los labios, dejándole entrar; este se paró en la entrada, alzando las bolsas que traía en sus manos; Bella vio el logotipo de un restaurante italiano, por lo que le señaló la cocina.
-Te espero allí- dijo, bajando la voz; la joven asintió, y se dirigió a su dormitorio para finalizar la conversación con su madre.
-Perdona mamá, llamaban a la puerta- se disculpó -sabes que con la pensión de papá y tu sueldo no llegáis a fin de mes- le volvió a recordar.
-Pero no es justo que tú pagues por los errores de Riley- rebatió ella. De nuevo sus ojos marrones se cristalizaron a la mención de ese nombre.
-Cometió errores, sí; lo admito- suspiró ella, intentando modular su voz -pero era mi hermano.
-Y tú eras la primera que le reprochaba su conducta y los vicios que tenía- le espetó su madre, con voz dura.
-No lo justifico, y cometió un error que nos está saliendo muy caro a todos- siseó entre dientes -pero no por eso ha dejado de ser tu hijo o mi hermano; mamá, por favor- suspiró cansada, después de una pequeña pausa -¿qué hay de malo en que quiera ayudaros?.
-Hija...- no la dejó hablar, cortándola de nuevo.
-¿Quieres que vuelvan a cortar la luz, cómo ocurrió hace dos meses?- le espetó, puede que con demasiada dureza -tu sueldo y la pensión de papá se van en los préstamos... apenas queda para comer, y muchas veces las facturas se quedan sin pagar.
-Pero podrías permitirte un lugar mejor; tu sueldo es buenísimo- volvió a la carga Renée.
-Sabes que en menos de dos meses empieza la gira, y voy a tener que viajar mucho; paso la mayor parte del día en el trabajo... para dormir y pasar el fin de semana, es más que suficiente; mamá por favor, deja que yo me encargue de eso... no quiero que volváis a pasar hambre- lás lágrimas hicieron acto de presencia. Su madre no dijo una sola palabra -solo puedo cubrir la hipoteca de la casa, pero los otros péstramos son pequeños, y...
-Es más que suficiente cielo, y perdona mi actitud- susuró su madre, emocionada; Bella no dijo nada, sabía que su madre no estaba bien.
-¿Y papá?- cambió radicalmente de tema.
-Ahora mismo está en el jardín- le contó; esta semana ha estado bien de ánimo.
-Dale un beso de mi parte- contestó; no iba a sacar de nuevo con ella el tema de que su padre debería ir a un psiquiatra para que le tratara esa profunda depresión en la que Charlie Swan estaba inmerso, porque la contestación de su madre se la sabía de memoria; puede que en un par de meses, cuando se vieran más desahogados económicamente lo considerarían.
Despues de cinco minutos, durante los cuales Bella le dio su nueva dirección y le pidió una serie de efectos personales para que se los mandara, colgó. Al entrar de nuevo en el salón se topó de bruces con Jake, del que se había olvidado totalmente. Su mente se congeló, pensando en lo que habría podido escuchar... y la cara de circunstancias del guitarrista era un poema, pero disimulaba lo mejor que podía.
-¿Y cómo has averiguado mi dirección?- inquirió curiosa, intentado poner buena cara.
-Alice nos lo comentó a todos ayer- se encogió de hombros; su jefa le había dado un par de días libres para que pudiera instalarse, ya que pasado mañana comenzaba el periplo de platós y ruedas de prensa para la presentación del disco y apenas pararían.
-Ah- fue lo único que acertó a decir, todavía un poco azorada.
-Y había pensado que deberías celebrar la inauguración oficial de tu nueva casa- exclamó este, ahora un poco más animado.
-Podría ser- aprobó, haciendo un gracioso gesto pensativo -pero yo invito al café después- le ofreció.
-Hecho- aceptó con una sonrisa; Bella se dio cuenta de que la comida ya estaba preparada en la mesita baja del comedor, frente al mueble de la televisión. Su boca se hizo agua al ver la ensalada César y unos deliciosos tagliatelle con salsa pesto -felicidades, has encontrado los cubiertos- dijo con una pequeña sonrisa, ganándose una sonora carcajda por parte de Jake -¿qué?- se cruzó de brazos -no había tenido ocasión de explorar los armarios de la cocina.
-Pues te informó de que dispones de dos estupendas sartenes y una olla- le informó este mientras se sentaban en el sofá; el portátil de Bella estaba en el sitio del joven, y este se lo tendió, no sin antes mirar la imagen que tenía de fondo.
-¿Qué ocurre?- preguntó, con el ceño fruncido.
-¿Era él?- le interrogó con cautela; en la foto de veía a una jovencísima Bella, de unos dieceseis años, abrazada sonriente a un chico rubio de unos veinte, con sus mismos ojos marrones y vestido con unos vaqueros rotos y una camiseta con el logo de Metallica.
-Sí- suspiró ella, con una sonrisa de melancolía.
-No os parecéis mucho- observó Jake, sirviendo coca cola en ambos vasos.
-Él era igual a mi madre; yo me parezco a mi padre... excepto en el bigote que lleva- Jake soltó una risilla, negando con la cabeza -¿me has oído hablar con mi madre, verdad?- preguntó, frustrada. Jacob tenía una mueca de disculpa en su cara.
-No era mi intención, chica rock- se disculpó, usando el apodo con el que Emmett se dirigía a ella -¿quieres hablar de ello?; te juro que de mi boca no saldrá una sola palabra de lo que cuentes.
Bella meditó la oferta en silencio; en el fondo, se consideraba una hipócrita. Ella decía que su padre necesitaba ayuda, pero ella misma todavía no había sido capaz de hablar con nadie acerca del tema; ni siquiera Ángela estaba al tanto de la precaria situación económica de su familia. Sabía que si se enteraba, no pararía hasta que ella cogiera el dinero que le ofrecería; tenían un hijo... y no podían permitirse todavía comprar una vivienda en propiedad.
Jake le caía bien; el grupo, a excepción de uno, la había acogido con los brazos abiertos. Eran todos muy hospitalarios, y quizá este tenía razón, y necesitaba expulsar todo lo que llevaba dentro. El joven, al ver que ella se quedaba en silencio, esperó pacientemente.
-Mi hermano tuvo una adolescencia muy complicada- empezó a relatar -pasó de ser un chico responsable a salir por las noches, a beber... a tomar drogas- los ojos de Jake se abrieron, debido a la sorpresa y a la comprensión -mi padre era jefe de policía de Forks, para él fue un mazazo tremendo descubrir que todo lo que nos había inculcado a él y a mi no sirivió para nada.
-Él estaba a cargo de combatir todo eso, Bells; es normal que se enfureciera- objetó Jake.
-La relación entre ellos cada vez fue a peor; reproches, insultos... mi hermano llegó a marcharse de casa cuando cumplió la mayoría de edad; no nos llamaba mucho, ni venía a vernos...- se encogió de hombros -conmigo no perdió el contacto, ni con mi madre... yo intenté hacerle ver que eso, tarde o temprano, acabaría con él.
-Es un mundo del que cuesta salir, mucho; hablo con conocimiento de causa- relató ahora Jake, con voz pausada.
-Entonces... ¿el mito de sexo, drogas y rock and roll existe?- la pregunta de Bella le hizo sonreír.
-La fama tiene sus partes buenas... pero también malas, muy malas... de la noche a la mañana Twilight Records escuchó la maqueta que le mandamos, Runaway- Bella sonrió al acordarse del gracioso día que los conoció, cantando esa misma canción -ninguno nos esperábamos llegar hasta donde hemos llegado; es un mundo traicionero, los vicios están al alcance de cualquiera... y todos hemos consumido drogas alguna vez.
-Y uno que yo me sé lo sigue haciendo- refunfuñó, a la vez que a su mente acudía la imagen del divo insoportable.
-No lo hace a menudo... te lo aseguro- excusó Jake a Edward -sabe que no debe... pero desde que se divorció, hace un par de años, está un poco rebelde.
-No me vale- contestó ella -se puede decir no, pero no quiero hablar de él- Jake sonrió divertido.
-Tienes razón; puedes seguir- Bella tragó un trozo de lechuga, antes de proseguir su relato.
-Mi madre y yo le convencimos, después de casi dos años fuera de casa, para que ingresara en un centro de rehabilitación; consumía cocaína casi a diario- dijo ella, en un pequeño murmullo.
-¿Y salió?- preguntó Jake, después de dar un sorbo a su coca cola.
-Salió- afirmó con tristeza, jugando con su tenedor; papá estaba muy contento... pero todo cambió cuando volvió con Victoria, su ex novia; ella seguía consumiendo... y recayó- Jake la miraba, instándole a que continuara -papá sintió una gran decepción, ya que nos lo escondió durante varios meses -hubo una gran discusión, amenazas... papá lo echó de casa... y durante dos años mi hermano no pisó Forks.
-Lo siento mucho- dijo Jake, viendo la pena en el rostro de Bella.
-Empezó a llarmanos a mi madre y a mi, para pedirnos dinero. La noche en que murió fue a Forks, a pedirle a mi madre... estaba borracho y colocado; mi padre apareció, y le echó de muy malas maneras... fue horrible- las lágrimas surcaban su cara de nuevo, acordándose de los gritos de ambos y de los esfuerzos de su madre y ella por separarlos -cogió su coche, y de camino a Seattle tuvo el accidente.
-Es horrible- susurró, completamente horrorizado.
-Iba bebido y drogado... perdió el control, y su coche colisionó con el de una familia de Port Ángeles, un matrimonio y dos niños pequeños; no hubo supervivientes- la mente de Jake ató cabos.
-¿Por eso los préstamos, para pagar la indemnización, verdad?- dedujo sabiamente.
-Mi hermano invadió el carril contrario; la autopsia reveló que iba hasta cejas de todo, aunque eso se vio en la visita que nos hizo- sollozó -el coche era robado... no había seguro. El juez no necesitaba nada más, y la indemnización que pedía la familia era muy grande.
-Y recayó en vosotros- Bella asintió.
-La cantidad es enorme, además de cargar con las costas del juicio... mis padres tuvieron que hipotecar de nuevo su casa, después de años de terminar de pagarla- se quitó una lágrima de su cara -la noticia fue tremenda... mi padre no puede perdonarse el hecho de que lo echara casi a golpes, y de que aperas se hablaran cuando murió.
-¿De ahí viene su depresión?
-Sí- dijo escuetamente.
-Bells, si tú quieres yo podr...- esta cortó de raíz.
-Te lo agradezco... pero no; apenas me conoces.
-Te conozco lo suficiente para saber que eres una chica divertida y encantadora, y muy buena profesional... aparte de nuestra fan- Bella sonrió.
-Sabes lo que quiero decir, Jake- rebatió -es algo de lo que yo me haré cargo. Es muy generoso, pero no puedo aceptarlo.
-¿Sabes que yo tengo una historia muy similar?- la joven abrió los ojos, sorprendida -¿el día del concierto conociste a mi padre, verdad?- esta asintió, acordándose del simpático Billy.
-¿Por un accidente está en una silla de ruedas?- interrogó, con cautela.
-En ese accidente falleció mi madre- le confesó -yo tenía diez años.
-Lo siento mucho.
-Pasó por una depresión tremenda, conducía él- le contó -se ahogó en la culpabilidad... pero consiguió salir; con ayuda consiguió dejar de culparse.
-Mi padre se culpa día a día de no haberle escuchado, y de la actitud que tomó para enfrentar su adicción- suspiró ella.
-Bella- la llamó Jake para que le mirara -él no tuvo la culpa de que tu hermano cayera en ese pozo.
-Pero no va a volver... y esa losa siempre va a estar sobre su espalda.
-Es cierto; la realidad muchas veces es cruel- siguió Jake -el coche de mi padre tenía un fallo en el sistema de frenada; no era grave y fue dejándolo hasta que los frenos no respondieron.
-¿No hubo otro coche involucrado en el accidente?
-No- Bella decidió dejar el tema al ver el rostro de Jake ensombrecido por la pena.
-Hey... te has acabado tu plato- cambió radicalmente de tema Bella; estaba tan sumida en la conversación que no se dio cuenta de que Jacob había ido comiendo en el proceso.
-Tenía un hambre canina- contestó -y tú apenas lo has probado, y seguro que tienes hambre.
-Un poco; de todas formas no suelo comer mucho- Jake levantó una ceja, mirándola -y que tenga unos kilos de más no significa que sea una glotona.
-N... no te he llamado eso- carraspeó incómodo -no estás gorda.
-Jake...- rodó los ojos -soy muy consciente de que me sobran unos cuantos kilos.
-Pero están muy bien repartidos- carraspeó -tienes un aspecto saludable, ¿qué pueden significar un par de tallas más... uno centímetros más de tela?; además, siempre puedes hacer dieta.
-Y la hago- respondió resuelta -tengo hipotiroidismo- Jake frunció todavía más su ceño -no es grave; simplemente mi glándula tiroides no produce suficiente hormona, y eso me repercute en el metabolismo.
-¿Y es grave?- interrogó, preocupado.
-Mucha gente lo sufre y lleva una vida normal- le explicó esta -yo tengo alguno de los síntomas; dificultad para quemar calorías, intolerancia al frío, me canso con facilidad, inapetencia, ... casi nunca tengo hambre- sonrió.
-Vaya...- susurró asombrado -pensé que los que sufrían esa enfermedad tenían los ojos saltones- rió divertida.
-Hay personas que tienen esa característica, no todas- aclaró -o piel excesivamente seca y amarillenta... hay varios tipos de hipotiroidismo- le explicó -a mi me lo encontraron en la adolescencia, en una analítica rutinaria.
-¿Y tienes que tomar medicación?
-Una pastilla, todos los días antes del desayuno- le explicó -tengo temporadas que estoy más delgada, y a veces cojo un poco de peso.
-Eso explica que comas como un pajarito- se cruzó de brazos Jake, pensativo -aunque admito que cuando le da por cocinar a Alice...- dejó la frase inconclusa, poniendo una mueca de fastidio.
-A veces pienso que nos van a salir escamas a todos... parecemos peces, comiendo tanta alga- rodó los ojos; lo de la fascinación japonesa por parte de Alice a veces llegaba a extremos insospechados. Jake rió a carcajadas... las salidas de esta chica eran mortales.
-Si no nos han salido a nosotros, después de tantos años...- dejó la frase inconclusa -Jasper en ese aspecto no es tan fanático- le contó -como buen texano, sabe preparar una barbacoa como nadie.
-Leí hace tiempo que era de Texas; ¿por él llevas ese sombrero de cowboy negro en los conciertos?- le preguntó -siempre que veo tu imagen tocando, me acuerdo.
-Nos regaló uno a cada uno, pero solo yo me lo pongo- le aclaró -es mi talismán- replicó satisfecho.
La conversación siguió mientras Bella hacía un poco de café y después lo tomaron tranquilamente. Así pasaron parte de la tarde, hasta que se despidieron hasta el día siguiente. Bella lo acompañó a la puerta, y vio como antes de montar en su Harley Davidson se ponía el casco y las gafas de sol; como bien le había dicho antes, la ventaja de ir en moto hacía que se pudiera camuflar debajo del casco y pasar desapercibido.
El rugido de la moto le sacó de sus pensamientos, y levantó la mano al ver que se alejaba calle abajo... podía decirse que había ganado un buen amigo.
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-¿Dónde coño está Edward?- siseó Sam, revolviéndose en el sofá que estaba en la esquina del estudio de grabación.
-Se habrá dormido- se encogió de hombros Emmett, a la vez que sacaba el paquete de tabaco y lo abría.
-Emmett, fuera- le indicó Alice, seria; el aludido rodó los ojos -las normas son las normas- le recordó la morena, alzando una ceja.
-Te acompaño- murmuró Sam. Ambos salieron al jardín, y Bella vio a través de la enorme ventana como ambos fumaban con parsimonia y reían. Eran las once y media, y el otro día habían quedado en que a las diez, antes de seguir ensayando y grabando los temas para el recopilatorio que vería la luz en plena gira, hablarían acerca de los compromisos que tenían esa semana, empezando por una entrevista para la MTV en tres días.
-Siempre igual- resopló Alice.
-Puede que le haya surgido algún problema, o que a Amy le haya pasado algo- le defendió Jake. Alice y Bella rodaron los ojos a la vez.
-Seguro que el divo no puede ni levantarse de la cama, por la resaca- siseó Bella entre dientes -o no conoce lo que es un despertador.
-Te aseguro, Elizabella, que el divo sabe lo que es un despertador- la voz de Edward, al que nadie oyó entrar, se coló en los oídos de Bella.
Entraba seguido de Emmett y Sam, y no había forma de que se hubiera dado cuenta de que venía. Aunque llevaba sus gafas de sol y una camiseta de tirantes que revelaba la totalidad de su brazo izquierdo tatuado, no daba señal alguna de que tuviera resaca. Bella miró incómoda hacia otro lado... ¿por qué su cabeza no tenía una especie de radar... o su boca filtro?
-¿Qué te ha pasado?- interrogó Jasper, curioso, mientras Edward tomaba asiento, justo enfrente de Alice y Bella.
-Tanya ha ido a buscar a Amy- rodó los ojos hastiado -pero ha llegado una hora tarde.
-Típico de ella- rió Emmett.
-Pensé que este mes la niña estaba contigo- inquirió Alice, con curiosidad. Justo en ese momento María interrumpió, avisando a esta de que tenía una llamada de teléfono. Se disculpó, dejando allí a la formación y a Bella.
-Hemos hecho cambio- les explicó -le adelantan el comienzo del rodaje en Inglaterra al mes siguiente; así que estará con ella estos días, hasta que se vaya.
-¿Eso significa que mi ahijada vendrá de gira?- exclamó Sam, con una sonrisa.
-Mientras no tenga colegio, sí- le dijo -como van los vuestros, estará entretenida y podré pasar tiempo con ella.
-Viendo Dora la Exploradora- la frase de Jake hizo que todos contuvieran la carcajada.
-¿Tú no ves los dibujos animados con los tuyos?- le espetó a Jasper en bromas, dándole un ligero codazo.
-Claro... pero eso no se cuenta tan a la ligera... ¿qué diría la prensa al descubrir que el chico malo de la música es fan de Dora?
-Tengo una personalidad más allá del chico malo, Jazz- respondió el aludido, rodando los ojos.
-A saber donde estará- siseó Bella entre dientes, pero como siempre, no fue muy disimulada.
-Puedes descubrirlo por ti misma- alzó las cejas Edward de manera sugestiva, cruzándose de brazos.
-Ni en tus mejores sueños, Cullen- fue la respuesta de esta, fulminándolo con la mirada.
-No te enfades...- alzó las manos -¿sabes que estás un poco irritable por las mañanas?
-¿Sabes que tú eres irritable las veinticuatro horas del día?- murmuró de vuelta, con tono sarcástico. Edward frunció el ceño, mirándola mosqueado.
-Pues sabes una cosa Elizabeth, Elizabella o como sea... no te aguanto- fue su respuesta.
-Felicidades, Edward Cullen- se encogió inocentemente de hombros -yo tampoco te soporto- soltó tan tranquila; ni se molestó el corregirle el nombre, y murmurando una disculpa, salió un momento del estudio, dejándolo con la palabra en la boca.
Los ojos verdes de Edward echaban chispas, a la vez que no se apartaban de la silueta de Bella, que salía rumbo al despacho. La mano de Emmett en su hombro le sacó de su letargo.
-Tío, te planta cara- musitó asombrado -Bella me cae bien- el grupo explotó en estruendosas risas -mientras regresan, vamos a ensayar un poco- dijo a modo general, cosa que el resto del grupo coreó.
-Será lo mejor- dijo Edward en voz baja, y sacuediendo la cabeza.
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Después de su intercambio de palabras con el divo, Bella se encerró en el despacho que ella y Alice compartían; enseguida su jefa-colaboradora se unió a ella, y ambas se sumieron en un ambiente tranquilo para trabajar. A lo lejos, las notas de la canción que ensayaba el grupo hacían de improvisada compañía. Bella sonrió al distinguir la melodía... inconfundible... y no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en su boca al recordar la conversación de ayer con Jake y el dichoso sombrero...
"Soy un vaquero,
sobre un caballo de acero me paseo...
vivo o muerto...
vivo o muerto..."
La voz rasgada de Edward Cullen volvía a colarse por sus tímpanos; miró de reojo a Alice, que a la vez que escribía algo en su portátil tarareaba la canción. Por un momento quiso cerrar los ojos, y disfrutar de la melodía y letra, pero su teléfono móvil interrumpió el momento; su ceño se frunció, al ver reflejado el número de sus padres.
-¿Pasa algo?- preguntó Alice, al ver la cara de circunstancias de Bella.
-No, no- dijo -si me disculpas- le pidió.
-Claro- dijo la morena -quédate aquí, voy a ver un poco a los niños- la joven castaña sonrió en agradecimiento; además la canción había terminado, por lo que podría hablar con tranquilidad -¿mamá?- preguntó nada más descolgar; era extraño, ya que la había llamado ayer.
-Soy yo, hija- la voz de Charlie Swan, triste y melancólica, hizo que el corazón de su hija se contrajera de manera dolorosa.
-Papá, ¿pasa algo?- interrogó con preocupación.
-No, tranquila; simplemente quería saludarte; ayer tu madre no me dijo que te había llamado.
-Oh...- musitó, preocupada -pensé que te lo había dicho- Bella chasqueó la lengua... se olía de que sus padres habían discutido de nuevo.
-No importa, ¿cómo estás?- le preguntó este.
-Bien; me pillas en el trabajo- le relató.
-Eso está bien, mi calabacita es toda una mujer.
-Papá- se agarró el puente de la nariz -¿no crees que soy un poco mayor para que me llames calabacita?- preguntó con una mueca.
-Siempre serás mi pequeña, aunque tengas ochenta años- replicó.
-Entonces para esa época seré una calabacita un poco arrugada- la frase hizo reír al jefe Swan, y su hija se sintió feliz de escuchar las carcajadas.
Hablaron durante unos diez minutos; la joven y su padre estaban muy unidos, y era patente que se echaban mucho de menos. Al contrario que su madre, fue el primero que la apoyó cuando Mike y ella anunciaron su ruptura, diciendo que mejor tomar la decisión en ese momento que esperar a que las cosas fueran a más. Su separación fue justo unos meses antes de la muerte de su hermano.
-No sé cuando podré ir a casa, papá- le explicó, ya que Charlie le había preguntado cuando iba a ir de visita -quizá pueda ir un fin de semana, antes de que arranque la gira.
-Espero que puedas- contestó Charlie, con algo de pena.
-Seguro que sí, papá- exclamó ella -además, durante la gira habrá parones; navidad, descansos... -enumeró; Alice le había explicado que viajaban dos o tres semanas seguidas, y después volvían a casa por espacio de una semana, más o menos.
Después de una larga y afectuosa despedida, Bella cortó la comunicación; Alice no había regresado todavía, pero cuando se dio la vuelta para volver a tomar asiento, se topó con Edward, apoyado en el marco y con los brazos cruzados en torno a su pecho.
-¿No sabes que es de mala educación espiar conversaciones ajenas?- le espetó, alzando una ceja.
-Vengo en son de paz- le reveló, alzando las manos -venía a ver si Alice tenía las condiciones del contrato de la entrevista para la MTV- le explicó. Bella respiró aliviada, parecía que no había escuchado la charla.
-Creo que Alice dejó el papel por aquí- musitó, volviéndose hacia la mesa. Cuando logró dar con el folio y se giró, su corazón dio un vuelco; no se había dado cuenta de que Edward se había acercado a ella, quedando a unos pocos centímetros de distancia.
-Aquí tienes- se recompuso al segundo de la impresión, tendiéndole el dichoso papel.
-Gracias...- la sonrisa que apareció en el rostro de Edward, por una vez, era afable -calabacita.
La expresión de Bella se congeló, a la vez que este explotaba en carcajadas y se giraba para salir por la puerta. Los ojos marrones de la joven se achicaron, lanzando dagas de furia contra la espalda ancha y musculosa.
-Divo insoportable- masculló entre dientes.
-¡Te he oído!- chilló desde el pasillo Edward; riéndose despreocupadamente.
Un resoplido salió de los labios de Bella... iba a ser una gira muy larga, demasiado larga.
Gracias mis chicas, por acompañarme de nuevo en esta divertida aventura; a las que presionáis el botón de alertas y favoritos, a las lectoras silenciosas... a las que dejáis vuestras impresiones y opiniones:
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A los reviews anónimos, miles de gracias también. Animaros y dejadme vuestros correos, para poder contestaros y saludaros.
Un besazo enorme, y nos vemos la próxima semana ;)
