Hoola mis chicas guapas!
Espero estéis todas bien; después de unos problemillas de conexión ayer por la noche, por fin os puedo dejar el capi; me alegra mucho que os estéis divirtiendo con los tira y afloja del divo y la calabacita jajajajaja...
Bien; vamos a terminar de conocer a los personajes que van a aparecer por el fic, y recordad que al próximo nos vamos de gira :)
Espero que os guste... nos leemos abajo ;)
DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo solo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia. Expecto Forks, lugares y localizaciones reales.
Canción: I believe de Bon Jovi
www. youtube /watch?v=xnyZO-KQbmw
Capítulo 5: Haciendo el equipaje
-¿Confirmado el 28 de agosto?- preguntó Alice a Bella, de pie frente a una especie de pizarra, donde la morena había pasado dos horas escribiendo una especie de esquema, con todas y cada una de las fechas y lugares de la gira. Por fin, después de dos largas semanas, habían conseguido confirmar las últimas fechas todavía en el aire.
-28 de agosto, en el Air Canada Center de Toronto- le confirmó Bella, mirando su portátil y clicando dos veces -31 se agosto y 1 de septiembre en Ottawa, Scotiabank Place- le siguió contando, a la vez que Alice lo anotaba en el inmenso pizarrón.
El trabajo de verdad había comenzado; el grupo estaba sumido en un sinfín de entrevistas, reportajes de televisión. La presentación del nuevo álbum había sido hace apenas una semana, en un multitudinaria rueda de prensa celebrada en uno de los inmensos salones de la discográfica. Junto a eso, el grupo seguía inmerso en la grabación del recopilatorio que, junto con seis temas nuevos, vería la luz al principio de la primavera del próximo año, todavía en plena gira.
Arrancaban el 3 de agosto, nada más y nada menos que en Cape Town, Sudáfrica. Desde allí a Johannesburgo, siguiendo el continente autraliano; después volvían a Estados Unidos, para actuar allí en algunas ciudades, y luego veían las canadiendes; Japón, Thailandia, China, América del Sur... casi la totalidad de Europa, después regreso de nuevo a Estados Unidos y a recorrer cada ciudad del país. Era la gira más larga que el grupo realizaba desde su segundo álbum de estudio.
La fecha del último concierto estaba fijada para el 15 de octubre del siguiente año. Podía parecer una locura, tanto tiempo de un lado para otro. Pero por ejemplo, excepto la primera semana diciembre, el resto del mes paraban hasta que pasaran las celebraciones navideñas; Acción de Gracias también se traducían en diez días de vacaciones... y tal y como le había explicado Alice, parones para regresar a casa cada dos o tres semanas, y descansar mínino una o dos semanas. En marzo, debido al lanzamiento del recopilatorio, tampoco había conciertos programados.
Bella estaba más que excitada por esa vuelta al mundo en toda regla; ¿cuántas veces una persona de su nivel adquisitivo podía acceder a un viaje así?; por otro lado, le causaba pena estar tan lejos de sus padres... pero necesitaba cambiar de aires.
Pero cada día descubría un poco más acerca de lo que significaba que un grupo saliera de gira; en cada ciudad que pisarían, entrevistas tanto para los medios escritos como para televisión y posados para la prensa; Bella llevaba dos días llamando a la inacabable lista de hoteles que Alice le había proporcionado, y además estaban los pases VIP para los conciertos, que ya se estaban solicitando en muchas ciudades del mundo.
-Alice... ¿puedo hacerte una pregunta?- llevaba días con esa cuestión rondando por su cabeza, y era demasiado curiosa como para callarse.
-Claro- sonrió la morena, apoyándose en su mesa -sabes que puedes preguntar lo que quieras- la animó.
-¿Quién paga todo esto?- interrogó, con un gracioso gesto de las manos -los hoteles, el jet privado que la discrográfica pone a vuestra disposición, trasladar el escenario de un lado a otro, el equipo...- la risa musical de Alice inundó la sala; justo en ese momento entraba Jasper con Kyo y Hachiko de la mano.
-¡Bellaaaaaa!- el pequeño se soltó del agarre de su padre para correr hacia ella; con una sonrisa, esta lo tomó en brazos, sentándolo en su regazo para seguir escuchando.
-La discográfica asume la mayoría de los gastos- le contó -junto con parte de lo recadudado en taquilla- Bella hizo cuentas metales, y las cuentas cuadraban; en Nueva York, por ejemplo, había tres conciertos en el Madison Square Garden, y las entradas estaban prácticamentes vendidas en su totalidad para los tres días. Eso se traducían en casi trescientos mil dólares, dado el precio y el aforo.
-Es una pasada- murmuró ella, alucinada; en ese escaso mes que llevaba con la banda, nunca había visto tantos ceros en una cuenta bancaria; llevaba también un control de los beneficios que iban para cada miembro del grupo, por todo el tema de merchandising, contratos y derechos de autor... estos chicos eran una mina.
-Aro sabe cuidar de su grupo estrella- bromeó Jasper de forma socarrona, ganándose un codazo por parte de Alice. La pequeña Hachiko se había soltado de su mano y se había acomodado en la silla de su madre, jugando con el móvil de Alice.
-También nosotros corremos con gastos, por supuesto- retomó la explicación Alice -nosotros pagamos nuestros alojamientos y las tasas de viaje, y la discográfica se ocupa de los del equipo técnico y seguridad.
-Y el tuyo también lo paga la discográfica- añadió Jasper, con una pequeña sonrisa -confío en que tendrás el pasaporte con vigencia.
-Eso está hecho- exclamó Bella; se había ocupado hace unos días. Todo estaba en regla.
-¿Por qué la pregunta?- ahora la curiosa era Alice.
-Simple cuirosidad- se encogió de hombros -siempre se puede aprender cosas nuevas, nunca pensé que terminaría acompañando a un grupo de rock de gira- Jasper y Alice rieron. Kyo seguía cómodamente sentado en su regazo, jugando con sus dedos.
-Creo que mi hijo tiene un enamoramiento platónico hacia ti- señaló Jasper divertido, y dejando a un lado el tema económico.
-Soy irresistible, ¿verdad colega?- siguió la broma Bella, dejando un pequeño beso en la cabeza del pequeño; Kyo sonrió, mostrando los dos dientes que le faltaban.
-Tengo ayudante, amiga, canguro...- enumeró Alice, divertida; estaba encantada con la castaña, era eficiente y trabajadora, además de simpática y amable.
Ella y Jasper, junto con Jake, se habían reunido hacía dos días con Aro para firmar unos documentos, y claro está, este les había preguntado acerca de Bella. El grupo estaba encantado con ella, y se había adaptado muy bien... sin contar a Edward; pero aparte de unos cuantos piques, que hacían las delicias del resto, la cosa no había pasado a mayores.
-¿Habéis terminado?- preguntó Bella ahora a Jasper; hoy solo habían acudido al estudio Jake y Edward; por lo que le contó Alice, reunión de compositores. El recopilatorio incluía seis temas inéditos, y en eso debían estar.
-Más o menos- les explicó.
-¿Cuándo podremos escuchar algo?- inquiró su esposa, ansiosa.
-Pronto- sonrió Jasper; en ese momento sonó el teléfono; Bella se apresuró a contestar, escuchando unos minutos.
-Es Lupe- informó al matrimonio -quiere saber cuando le mandaremos el contrato firmado de la entrevista de Nueva York- dentro de tres días viajaban para que el grupo fuera entrevistado en un conocido programa de la televisión norteamericana. Alice le hizo un gesto, para que le pasara el teléfono.
-Son casi las ocho de la noche- suspiró Jasper -¿por qué no lo dejáis por hoy?
-¿Es tan tarde?- Bella miró su móvil, sorprendida; la tarde había pasado muy rápido.
-Quédate a cenar- habló ahora Alice, tapando el auricular del teléfono.
-Os lo agradezco, pero después se me hace muy tarde- desechó el ofrecimiento.
-Te puedo acercar yo, o Jake o Edward- la joven rodó los ojos a la mención del último nombre, gesto del que Jasper se percató, pero decidió callar.
-El autobús urbano funciona hasta medianoche- dijo ella, dejando a Kyo en el suelo y poniéndose de pie.
-Es muy peligroso a esas horas- contratacó Jasper.
-No será para tanto.
-Quédate, Bella- sintió que tiraban de sus pantalones; Hachiko y Kyo la miraron con carita de pena; rodando los ojos, volvió la vista a sus padres.
-Vuestros pequeños son unos chantajistas- rió encantada -en verdad, no tengo mucha hambre- se volvió a disculpar.
-Come algo rápido, después yo te llevo a casa- insistió Jasper de nuevo.
-Está bien- suspiró derrotada.
-Estupendo, tenemos de menú hamburguesas al estilo Jasper- exclamó el susodicho, frotándose las manos.
-¿Hoy no toca sushi o sopa de aletas de tiburón?- preguntó Bella, ganándose una fulminante mirada por parte de Alice. Jasper se carcajeó divertido. Menos mal que a los pequeños les alimentaban con comida propia para niños de su edad.
-Hoy cocino yo- habló de nuevo el rubio -vamos yendo, chicos- sus hijos tomaron sus manos -¿podéis avisar a Jake y Edward?- les pidió.
-Claro- se ofreció Bella; apagando su portátil.
El estudio era un cubículo inmenso, ubicado en frente del despacho. Las paredes de cristal estaban hechas con un fuerte aislante, de modo que estaba completamente insonorizado. Estaba rodeado de instrumentos, amplificadores y cables. La enorme batería de Emmett estaba en el lateral derecho, justo al lado de los teclados electrónicos y el inmenso piano de cola negro de Jasper Soportes con las guitarras y bajos de Jake y Sam alineados en la pared; por lo que le había contado el propio Jake, entre las que tenía en su casa y en el estudio, debía tener unas cincuenta guitarras, algunas incluso eran aunténticas piezas de museo.
No entró, y prefirió quedarse apoyada en la mesa de mezclas, que estaba separada de la sala de grabación por otra pared de vidrio. Jake y Edward estaban sentados, cada uno con una guitarra acústica, y por el movimiento de sus labios estaban cantando. Con disimulo, Bella apretó el botón que permitía escuchar lo que pasaba al otro lado. La voz de Edward, suave y casi susurrante, cantaba una canción preciosa, que nunca había escuchado; Jake hacía los coros... y por unos momentos se quedó embobada, escuchándolos... hasta que Jake paró.
-¿Por qué no la cantas con un tono más alto?- le aconsejó a Edward, que fruncía el ceño y garabateaba en un papel.
-Si la canto más bajo, cuando le metamos los arreglos del bajo, sonaría raro- contestó. Bella escuchaba el intercambio de opiniones; nunca habría imaginado el proceso que llevaba componer una canción, desde el momento en que la escribían hasta que la grababan.
Decidió no seguir espiando, y apagando el botón de audio pegó unos golpecitos en el cristal. Ambos levantaron la vista, y Jake le hizo una seña para que entrara.
-Espero no interrumpir- se disculpó, asomando la cabeza por la puerta.
-Pasa, pasa- le instó Jake, dejando la guitarra en el suelo -ya casi hemos acabado.
-Jasper está haciendo la cena- les advirtió -ha dicho que venga a buscaros.
-Sí, es hora de dejarlo por hoy- admitió el moreno, poniéndose de pie -¿vamos, Edward?- le instó. Bella esperó mientras colocaba la guitarra cuidadosamente en su sitio. Este desapareció un momento en el cuarto de al lado; optó por permanecer callada, ignorando a Edward, que por fin habló.
-Ahora voy- contestó de manera escueta, cogiendo el papel de nuevo, donde no hacía más que garabatear una y otra vez. Decidió dejarle solo, pero cuando estaba justo en el marco de la puerta, esa voz se dirigió a ella -¿también te quedas a cenar?- le interrogó, de manera... ¿cordial?
-Jasper ha insistido- se encogió de hombros - ¿eso que he escuhado antes es una de las nuevas canciones?- interrogó, con una pequeña sonrisa.
-Tsk, tsk, tsk... ¿espiando, calabacita?- inquirió, con una sonrisa maliciosa; el semblante de Bella cambió de inmediato... ya estábamos otra vez.
-No me llames así- siseó entre dientes, dándose la vuelta y queriendo salir del estudio... pero de repente, una mano en su brazo la detuvo. Un extraño hormigueo recorrió su piel, e inmediatmente se soltó.
-No te enfades- le dijo, con una sonrisa maliciosa -¿no vas a explicarme por qué tu padre te llama así?
-¿Y exponerme a tus burlas?- rebatió, alzando una ceja.
-A mi me gusta el apodo- contestó, mirando directamente a los ojos marrones de la chica.
-No es a ti a quien le tiene que gustar- contraatacó -así que no se te ocurra llamarse así- le advirtió.
-No aguantas una broma- murmuró Edward, rodando los ojos.
-De ti ninguna, Cullen- replicó, cruzándose de brazos; justo en ese momento Jake salía del cuarto de los instrumentos; al percatarse del ambiente, los miró de hito en hito.
-¿Ya estáis otra vez?- les dijo, como si estuviera regañando a dos niños pequeños. Bella decidió morderse la lengua.
-No estábamos dicutiendo... ¿verdad ca... Bella?- la inocente sonrisa del cantante sacó de quicio a la joven.
-Mejor me callo- musitó
-Mejor- fue la respuesta de Edward, ganándose una mueca de Bella -yo no me quedo a cenar; he quedado con Gianna- les informó -despedidme de Alice y Jasper- sin más ceremonias tomó sus llaves y el móvil, para después salir por la puerta trasera del estudio.
Bella y Jake se quedaron mirando como arrancaba su flamante BMW y salía por la cancela principal.
-Que se lo pase bien- replicó la joven castaña entre dientes, ante la risilla de Jake.
-Vamos a cenar, anda- la rodeó los hormbros con los brazos -luego te llevaré a casa; tengo un casco de sobra.
-No corras mucho, o mi hamburguesa estilo texano no aguantará mucho en mi estómago- le advirtió.
-¿Tenemos hamburguesas?- interrogó incrédulo Jake -gracias a dios- suspiró de manera cómica, provocando la sonrisa de esta mientras se dirigían a la cocina.
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Nueva York... Bella nunca había viajado allí, y estaba fascinada, mirando de un lado a otro. Times Square, Central Park... todo lo que había visto miles de veces en la televisón y fotografías ahora estaba frente a sus ojos. Habían llegado con tiempo suficiente, y junto con Alice había salido a dar una vuelta por los lugares más emblemáticos.
Recorrieron los escaparates de la Quinta Avenida, comieron un perrito caliente mientras paseaban por el legendario espacio verde de la ciudad y realizaron una rápida visita al Moma. Su amiga solo compró un regalo parar sus hijos, aludiendo que tenían mucho tiempo durante gira para hacer compras más interesantes. Habían dejado a los chicos en el hotel, y ahora se dirigían a los estudios de la NBC, ubicados en el legendario edificio Rockefeller Center. El grupo era el invitado estrella a un famoso Late Nigth Show, incluso tocarían en directo uno de los temas del nuevo disco.
Cuando llegaron al plató, el caos absoluto reinaba allí. Los chicos ya estaban comodamente instalados en un camerino, charlando de manera despreocupada con el presentador del programa.
-Alice, querida; cuanto tiempo- la saludó con un pequeño abrazo.
-Cierto- repuso esta, con una pequeña sonrisa -enhorabuena, el programa sigue viento en popa- le felicitó.
-Se hace lo que se puede- contestó jovial -Jasper ya me ha contado que los pequeños están muy bien.
-Creciendo y llevando de cabeza a sus padres- Bella sonrió, ya que estaba siendo testigo de la conversación.
-¿Y quién esta simpática jovencita?- se volvió hacia la castaña.
-Ella es Bella, mi nueva colaboradora- la presentó Alice.
-Es un placer- contestó esta, estrechando su mano -mi padre es un gran seguidor del programa.
-Transmítele las gracias de mi parte, y mi saludo- contestó el showman de vuelta.
Habló con ellas unos minutos más, hasta que se tuvo que ir, advertido por uno de sus ayudantes, ya que el programa comenzaba en una hora escasa. Alice y Bella se sentaron con los chicos. Todos estaban bastantes relajados, sin duda estaban más que acostumbrados a estas cosas. Iban vestidos de manera informal, con vaqueros y camisetas.
-¿Y bien, os ha dicho qué es lo que os va a preguntar?- les interrogó la morena.
-Modo publicista de Alice on- se burló con cariño Sam.
-Alice, cálmate- la instó Emmett -las preguntas de rutina; el disco, la gira...- se encogió de hombros; justo en ese momento sonó su teléfono -es Rosie- les dijo a todos, antes de salir.
-¡Dale un beso de nuestra parte!- le gritó Bella.
-¿Preguntas personales?- Alice seguía a lo suyo -espero que no te pregunte por el incidente del Viper Room de hace cuatro días- siseó enfadada.
Los ojos de todos los presentes se volvieron hacia Edward, el cual se revolvió incómodo en su asiento. El Viper Room era una conocida distoceca de Los Ángeles, y la puerta principal estaba tomada las veinticuatro horas del día por los paparazzis... y eso era lo que le había pasado a Edward.
-No se puede discutir con la novia en lugares públicos, Eddie- le palmeó el hombro Jake, conteniendo una carcajada.
-Y más borracho como una cuba- ahora la que habló fue Bella; pero como siempre, las palabras salían de su boca en voz alta.
-No iba tan borracho- se defendió Edward, serio y taladrándola con la mirada.
-Pues eso no es lo que dicen varios de los testigos- fue la respuesta de Alice -sabes que poco me importa lo que te traigas con Gianna... pero a Aro no le gustan un pelo estas cosas.
-Ya lo sé- se frotó los ojos, cansado -pero a veces me pone de los nervios- refunfuñó.
Por suerte para Edward, la cosa quedó ahí. Alice siguió repasando con los chicos las posibles preguntas, así como recordándoles las fechas más significativas de los conciertos; Bella se disculpó unos minutos, alegando que volvería enseguida. Después de comprarse un café de la máquina del pasillo, se asomó a una de las inmesas terrazas. Los estudios estaban en los pisos superiores del edificio, y las vistas desde ahí eran preciosas.
El sol de finales de julio hacia que el calor fuera insoportable. Incluso la camiseta que llevaba, sin mangas, sobraba. Su melena estaba recogida en un alborotado moño, que dejaba entrever algunas líneas de su tatuaje.
-¿Calor, calabacita?- pegó un brinco al escuchar detrás suyo la voz de Edward, que apoyado con parsimonia en la pared, fumaba tranquilamente.
-Demasiado- contestó simplemente, mirándole de reojo; la camiseta negra que llevaba revelaba parte del tatuaje que cubría su brazo, la cola de la serpiente se enroscaba en su codo, bajando hasta la muñeca. Alrededor del animal, varios patrones enrevesados de sombras de tinta negra, formando una especie de dibujo tribal. El color de la serpiente era un rojo fuego brillante -¿no deberías estar ya en maquillaje?- le preguntó.
-¿Preocupada por si me retraso?- inquirió, con una sonrisa inocente.
-Me preocupo por hacer mi trabajo, y eso pasa porque concedas la entrevista por la cual me pasé dos semanas negociando- le aclaró, sosteniendo su vaso de plástico.
-Cosa que haces muy bien- sus palabras la sorpredieron -¿crees que no leo los contratos cuándo los firmo?- le interrogó, de manera divertida.
-Me sorprende que sepas leer, Cullen- fue la respuesta, que no hizo otra cosa que sacarle una sonora carcajada -pensaba que nada te sacaba de los diarios deportivos y de las partituras.
-No te olvides de los cuentos de Dora La Exploradora- le recordó, guiñándole un ojo -se los leo a Amy muchas veces... aunque ya sepa leer.
-Eres una caja de sorpresas- rió divertida -para ser sincera, no te veo viendo dibujos animados.
-Tengo muchos secretos... ¿no quieres descubrirlos?- alzó las cejas de forma sugestiva -muchas mujeres pagarían por eso- Bella le escuchaba atónita... ¿podía tener este tío un ego más alto que las nubes?
-Lamento decirte que yo, no- contestó -para eso está tu novia- contestó la castaña, con sarcamo -así que pídele a ella que los descubra... o a las dos muñequitas con las que te fuiste después del concierto de Los Ángeles- le contestó, antes de volverse y dejarle en la terraza, como siempre con la palabra en la boca.
Por fin, después de varias idas y venidas, la entrevista dio comienzo. La conversación fluía de manera relajada, y en muchos momentos muy divertida. Todos participaban de manera activa, respondiendo y comentando las preguntas del presentador. Al fin la entrevista finalizó, dando paso a la actuación en directo para después de la publicidad. En un tiempo récord montaron la batería y los teclados.
-Es increíble- susurraba Bella, ante una divertida Alice.
-La magia de la tele- replicó la morena, encogiéndose de hombros.
-No imaginaba que detrás de las cámaras había tanta gente- seguía observando en voz alta. En aquel lugar había más gente que en la guerra; entre los cámaras, realizadores, los que se encargaban del público...
Al fin, la actuación fue anunciada; Bella vio como los chicos tomaban posiciones, y se sorprendió al ver como Edward se colgaba una guitarra eléctrica al cuello, ya que normalmente no solía tocarla en directo. Después de que el presentador del programa pranunciara la canción, las notas del primer single del nuevo disco empezaron a sonar.
Era una canción movida, y el público allí reunido se puso en pie para corear la grupo. A Bella le recordaba a las primeras canciones del grupo, con un buen ritmo y energía. Por lo que le habían contado, estaba íntegramente escrita por Jake.
"Yo creo, yo creo
con cada aliento que respiro
que tú y yo podemos convertir
un susurro en un grito..."
Los cinco disfrutaban con la canción y se entregaban al público allí congregado; el presentador ahora estaba al lado de Alice, y ambos comentaban la canción.
La actucación finalizó, y el conductor del programa dio por finalizada la entrevista, recordando el inicio de la gira. Cuando la banda se despidió del público entre aplausos y el programa dio paso al siguiente invitado, de nuevo se reunieron en el camerino.
-Genial, chicos- les felicitó Alice.
-No ha estado mal- le dio la razón Jake -¿qué te ha parecido?- preguntó a Bella.
-Ha estado muy bien- les dijo -al menos no ha habido preguntas incómodas- miró a Edward con una sonrisita inocente, haciendo que este suspirara con paciencia.
-¿Os hace una cena en Angelo & Maxie´s?- ofreció Emmett.
-¿Dónde está eso?- interrogó Bella.
-En Park Avenue- le explicó Jake -hacen el mejor filete de la ciudad, y el pescado está exquisito.
-Hace mucho que no visitamos a Max- aprobó Sam.
-Max es el dueño y chef- le volvió a sacar de dudas Jake -es un buen amigo nuestro; siempre que venimos a Nueva York vamos a hacerle una visita- el estómago de Bella se revolvía inquieto... sí, podría comer.
-Me parece un buen plan- aprobó la castaña.
-Espero que tengas hambre, hoy no has comido mucho- le advirtió.
-Le sobran reservas- rodó los ojos el cantante, ganándose una fulminante mirada por parte de la aludida.
-Al menos estoy más saludable que las anoréxicas de tus amiguitas- le respondió sin amilanarse un ápice.
-Edward, no tiene gracia- le regañó Alice.
-No aguantas una broma- siguió protestando Edward.
-Una broma de muy mal gusto- ahora el que habló fue Emmett -cada uno somos como somos.
Bella asistía al intercambio de pareceres; sabía que este útlimo mes se había descontrolado un poco, pero los pantalones le seguían quedando bien; y aunque le hubiera contestado, en el fondo, el comentario le había dolido un poco.
-De acuerdo, me he pasado- admitió -perdona- susurró en voz baja, pero Bella lo oyó.
-¿Te estás disculpando?- le preguntó -wow... debes de tener fiebre- soltó tan tranquila -pues si, me muero de hambre; así que yo me apunto- de dirigió al resto, que coreó su decisión.
-Esa es mi chica- exclamó satisfecho Jake, tomándole de los hombros, ante la mirada complacida del resto... menos de uno.
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Después del viaje a Nueva York y regresar a Los Ángeles, la actividad era frenética. Bella y Alice cerraron los asuntos que tenían pendientes, y llegó la hora de ir preparando las maletas. Pasado mañana, día 1 de agosto, partían hacia Cape Town... arracaba la gira de manera oficial.
El 30 por la noche Jake había organizado una fiesta en su casa, para los familiares. Alice le explicó que era una costumbre del grupo, y esta vez le tocaba a Jacob organizarla. La castaña se intentó excusar, aludiendo que ella no era familia, pero ni Jake y su jefa quisieron oír hablar del asunto; de modo que ante tanta insistencia allí se encontraba, parada frente a la preciosa casa de estilo español ubicada en Westlake, zona prácticamente pegada a las colinas de Hollywood. Con cuidado de no tirar el enorme pastel de queso que había hecho, se alisó con la mano derecha el vestido de tirantes azul claro de verano que llevaba puesto, de finos tirantes, y unas sandalias con un poco de plataforma, pero de altura asequible para ella.
Llamó al timbre, y fue recibida por Billy, que esbozó una sonrisa al verla. Jake venía detrás de él.
-Bienvenida- la salduó el hombre; esta se agachó para darle un beso en la mejilla.
-Una casa preciosa- alabó, después de saludar a Jake y de entregarle la enorme tarta. El enorme hall daba paso a un amplio salón, decorado con una mezcla de muebles modernos y otras cosas de la cultuta nativa americana.
-Gracias- dijo Jake con una graciosa y cómica reverencia -qué guapa- alabó mientras tomaba el pastel.
-Adulador- se ríó, dejando que Billy la acompañara. Distinguió a Emily y Rose, que había regresado de su último desfile en París hacía unos días. Alice y Jasper charlaban con un matrimonio de mediana edad, que le fue presentado como los padres de Jasper. Estaba charlando educadamente con ellos cuando una pareja de unos cincuenta y pocos años se acercó al grupo. Los niños se habían quedado con María esa noche.
El hombre era alto y rubio, aunque unas pequeñas canas copaban su sien; la mujer tenía el pelo color castaño claro y unos ojos verdes muy familiares. Ambos vestían de manera informal. La mujer llevaba unos vaqueros acampanados y un chaleco de punto hasta las rodillas, muy setentero. El hombre también llevaba pantalones vaqueros, junto con una camisa con un curioso estampado.
-Tú debes ser Isabella; Edward nos ha hablado de ti.
-Dudo mucho eso- rodó los ojos, lo que le hizo ganarse una extraña mirada por parte del matrimonio -Edward y yo nos nos llevamos precisamente bien- Alice y Jasper carraspearon para llamar su atención, pero Bella no captó el mensaje.
-Seguro que no será para tanto- le quitó importancia el hombre, con una cordial y simpática sonrisa.
-Es insoportable- rodó los ojos la castaña, ante la diversión del extraño matrimonio, de los señores Whitlock y de Alice y Jasper.
-Yo soy Esme, y él mi esposo Carlisle- le aclaró -somos los padres de Edward- la cara de circunstancias de la joven era un poema.
-Perd... pedonen- consiguió decir, después de un carraspeo incómodo -simplemente es que no nos llevamos muy bien- su boca sin filtro un día la pondría en serios apuros... la pobre lucía mortificada.
-Cariño, lo he parido... te aseguro que sé de lo que hablas- le quitó importancia Esme, con un movimiento de manos -no tienes nada por que disculparte.
Un poco más tranquila, y después de pasar el apuro inicial, la conversación fue muy amena y cordial. Por lo que le contaron, regentaban varias tiendas de antigüedades y de artículos de segunda mano. Dada la vestimenta de Esme, había que reconocer que le pegaba dedicarse a eso.
-Son muy simpáticos- le dijo Bella a Alice, una vez los dejaron, para saludar a Edward y Gianna, que acababan de llegar. Rose y Emily se acercaron a ellas.
-Dado que has llamado insoportable a su hijo, se lo han tomado muy bien- comentó jocoso Jasper, provocando la risa de las chicas.
-Qué vergüenza- murmuró, en modo auto reproche.
-Tranquila- la consoló Rosalie -jamás he visto enfadada a Esme.
-Cuando quieras ropa vintage, debes dirigirte a ella- la guiñó un ojo Emily -¿sabías que en su juventud fueron hippies?
-¿Hippies... hippies?- interrogó curiosa Bella -¿de esos que iban a las manifestaciones y defendían el amor libre?
-Hasta la médula- contestó Rose; en verdad, no veía a Carlisle fumando hierba y con pantalones acampanados, haciendo el símbolo de la paz y todo eso.
Jasper se reunió con los chicos, de modo que las cuatro se sentaron cómodamente en el sofá, con una copa de vino blanco, mientras que Sue, hermana de Billy y tía de Sam y Jake daba los últimos toques a la cena. Gianna no hizo amago de acercarse a ellas, permaneciendo colgada del brazo de Edward todo el rato.
-Le aterras, Rose- se carcajeó Emily -ni nos ha saludado.
-Es otra cabeza hueca, al igual que Jane- se encogió de hombros, a la vez que sonreía divertida -sé muchos de los tejenamejes que se trae para conseguir contratos.
-¿En serio?- preguntó Bella, alzando una ceja -en el fondo no me sorprende...- musitó.
-Edward tiene unos cuantos cuernos encima- les siguió contando.
-Según él, no son novios- acotó Emily -además Edward tampoco se queda corto en esas cosas...- la conversación se vio interrumpida cuando Emmett y Jake se acercaron a ellas.
-¿Cotilleando?- preguntó de forma general el batería, sentándose y rodeando la cintura de su novia.
-Cosas de mujeres... - le dijo esta.
-Me encantan los chismes- exclamó divertido, ante la carcajada general y la mueca de paciencia de Rose. De repente, el ruido del timbre alertó a los presentes.
-Se supone que estamos todos- dijo Alice, extrañada, mirando al anfitrión.
-Voy a ver- dijo, levantándose de un salto. Las chicas siguieron a lo suyo; Jake volvió y le murmuró algo a Edward en el oído; este frunció el ceño, pero se dirigió hacia la entrada, seguido por Gianna como un perrito faldero.
Antes de que Jake se acercara a ellos, se disculpó para ir al servicio; decidió usar el de la primera planta. Cuando bajaba las escaleras unos minutos después, oyó voces nada agradables en el recibidor. La curiosidad pudo con ella, y se asomó. Edward y su cultural ex mujer, Tanya Denali, mantenían una acalorada discusión. Al lado de la famosa actriz un hombre rubio, con el pelo largo, miraba incómodo hacia otro lado, a la vez que Gianna estaba de brazos cruzados y repiqueteaba furiosa su tacón en el suelo de madera. La pequeña Amy estama tomada de la mano de su padre, con la cabeza gacha.
-¿No sabes avisar?- le espetaba Edward -podrías haberme dejado a la niña mañana en casa.
-Me han cambiado el vuelo, salimos dos horas antes- se explicó Tanya -y esa asistenta tan incompetente que tienes no estaba en casa... ¿qué querías que hiciera?
-Es el día libre de Carmen- le aclaró Edward.
-Estas cosas se avisan; ahora cargaremos con ella toda la noche- musitó Gianna entre dientes. Los ojos de Bella se abrieron, debido a lo que escuchó.
-Escuchame bien, barbie de mercadillo- Tanya dio un paso hacia ella -ni se te ocurra dirigirte a mi hija en esos términos.
-A mi no me hables así- le amenazó esta.
-Gianna... cállate- le ordenó Edward, mirándola iracundo -mi hija no es ninguna carga... no vuelvas a decir eso- Bella se fijó en los ojos de la pequeña, que callada, taladraba a la novia de su padre o lo que fuera con la mirada.
-¿Tenéis que tener esta discusión en presencia de la niña?- habló el rubio, el único que parecía un poco sensato. La castaña no pudo contenerse, y haciéndose la encontradiza avanzó unos pasos.
-¡Amy cielo!- exclamó contenta; la pequeña sonrió, soltándose de la mano de Edward y corriendo a su encuentro.
-¡Bella!- exclamó feliz. La niña se abrazó a su cintura, para después cogerla de la mano. Hacía unos días, a la vuelta de Nueva York, ellas dos habían pasado muchos ratos en el estudio, ya que según Amy, Bella era a la única que entendía las explicaciones de los problemas de matemáticas, y se habían hecho muy amigas.
-¿Y tú eres...?- Tanya dejó la pregunta inconclusa, mirando a la castaña con el ceño fruncido.
-Soy Bella, la nueva asistente de Alice; empecé hace un mes- el rosto de esta se suavizó, y una sonrisa apareció en su cara mientras estrechaban sus manos.
-Mi hija me ha hablado de ti; es un placer- repuso.
-Yo soy James, el marido de Tanya -Bella le conocía perfectamente, ya que era también un famoso actor de televisión.
-Es un placer conoceros- contestó, con una pequeña sonrisa -¿quieres venir a la cocina, a ver que está cocinando Sue?- le ofreció a la niña. Amy afirmó con la cabeza, y ambas dejaron a los cuatro en el hall.
-Gianna, déjame hablar con Tanya a solas- le pidió Edward.
-Pero Edw...
-Pero nada- la cortó, mirándola con rabia -y ya hablaremos tú y yo más tarde- le advirtió; bufando como un toro encabritado, la modelo dio la media vuelta, para perderse en el salón. James también los dejó solos, saliendo a la puerta principal.
Edward suspiró frustrado,agarrando el puente de su nariz; no soportaba a su ex mujer... pero era la madre de su hija, y el espectáculo que acababan de representar no era bueno para ella.
-Más le vale a ese ligue tuyo que no se vuelva a dirigir a ella de esa manera- le volvió a amenazar.
-Y a ti presentarte sin avisar; no me importa en absoluto quedarme con Amy y lo sabes- le respondió este -pero podrías avisar del cambio de planes.
-Y ya te he explicado que no ha sido cosa mía- volvió a repetir la rubia mujer, alisando la falda corta que llevaba.
-De acuerdo- intentó apaciguarla Edward, alzando las manos; todavía no entendía como su matrimonio había durado seis años, ahora apenas podían hablar sin la presencia de sus respectivos abogados -y por lo de Gianna no te preocupes; sabes que no permito que le hagan daño a nuestra hija.
-Pues más te vale que se lo recuerdes de nuevo, y se abstenga de hacer ese tipo de comentarios delante de ella- le advirtió -¿no crees que deberías tener un poco de cuidado acerca de tus amistades?- repuso ahora, burlona.
-Lo que haga con mi vida no es asunto tuyo; te recuerdo que ya no estamos casados- espetó furioso Edward.
-A dios gracias- suspiró con un alivio cómico -la maleta de Amy está en nuestro coche; James te la dará- le dijo -sino hay cambios, estré hasta principios de octubre en Londres, rodando.
-Nosotros pasado mañana empezamos- le recordó Edward -Amy te llamará todos los días- le dijo.
-Voy a despedirme de ella- sin añadir una palabra más, Tanya salió salió rumbo a la cocina.
Una vez que Edward salió y cambió de coche la maleta de su hija, se despidió de James con un educado apretón de manos y fue al encuentro de ambas. Las encontró en el hall, y Amy abrazaba a su madre, que le susurraba cariñosas palabras de despedida, a la vez que le decía que se portara bien durante el viaje.
Bella estaba apartada unos pasos, mirando la escena con una pequeña sonrisa. Los ojos de ambos se encontraron, y Edward articuló un gracias con los labios; trataban, por el bien de la niña, no discutir delante de ella, pero a veces perdían los estribos; y admitía que Bella había hecho bien.
La castaña asintió en silencio al agradecimiento; puede que se hubiera metido en donde no la llamaban, pero no pudo soportar la tristeza de la niña.
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