Hooola mis chicas!
Espero que la semana haya empezado bien; os dejo el capi, adelantado esta semana jejejeje... sé que muchas queréis saber ese interrogatorio por parte de Rosalie. Yo sólo os puedo decir que siguen hechos un lío... pero paciencia... prometo recompensaros ;)
Espero que os guste... nos leemos abajo ;)
DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo solo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia. Expecto Forks, lugares y localizaciones reales.
Canción de capítulo: Born to be my baby de Bon Jovi
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Capítulo 9: Sin salida
La directa pregunta de Rosalie dejó la mente de Bella patas arriba, pensando en una salida coherente y a la vez rápida para poder salir del atolladero... ¿qué demonios le pasaba a todo el mundo hoy...? ; primero Ángela, y ahora Rosalie.
Miró hacia atrás, buscando una salida... y la encontró frente a sus narices, personificada en una rubia y con más silicona en el cuerpo que un neumático.
-A mi no me mira, Rose- rodó los ojos, hastiada como estaba del asunto -creo que sus miradas están dirigidas a cierta presentadora de televisión- le indicó con la cabeza. Sin ningún reparo por su parte, esta giró la cabeza, mirando por encima de sus gafas como la típica abuela escrutadora, lista para dar un sermón.
-Bella- resopló, volviéndose hacia ella -hace dos canciones Marla no estaba ahí, y llevamos... -miró su reloj de muñeca -más de una hora de concierto, y Edward lleva haciendo eso desde el minuto uno- le aclaró, satsfecha de si misma y cruzándose de brazos.
-No me lo creo- se encogió Bella de hombros, mirando al frente. La canción había finalizado, y escuchó como Emmett y Jake introducían el siguiente tema, a la vez que Edward se tomaba unos segundos de respiro para beber agua.
Intentó por todos los medios mantener su vista entretenida en otro sitio, y lo hizo, observando con detenimiento la marea humana que llenaba el estadio. Rose decidió dejar el tema, ya que con la música tan alta apenas podían hablar tranquilas... pero jadeó cuando vio a Edward perdido en el rostro de la chica que tenía al lado; estaba un poco alejado de la posición en la que ellas se encontraban, y no pudo ver la expresión de sus ojos con claridad... pero aquí había algo.
Para la buena suerte de Bella, el tema se quedó ahí... pero se sintió incómoda el resto del concierto. Trató de no mirar en la dirección de Edward, pero involuntariamente, sus ojos volaban al dueño de esa voz, y que hacía que la carne se le pusiera de gallina cuando escuchaba ciertas letras de canciones.
Por fin el concierto acabó, y dado que no quería que se repitiera lo de Sydney, esperó a que los chicos bajaran del escenario, a la vez que charlaba con Bill y otro de los miembros de seguridad. Emmett había cogido a Rose en cuanto bajó, y Alice se marchó con Jasper, como era la costumbre. Cuando se dirigió a los coches vio que solo quedaba uno, así que respirando tranquila, se dirigió hacia el. Su tormento personal siempre solía montarse en el primero de los tres que siempre esperaban... pero cuando se montó y se disponía a cerrar la puerta, resopló frustrada.
-Cualquiera diría que me estás esquivando- y ahí estaba Edward, sentado tranquilamente, secándose el sudor con una toalla y abrigado con una chaqueta, ya que hacía muchísimo frío.
-Debo haber sido muy malvada en otra vida- musitó esta entre dientes; Edward la miraba con una ceja arqueada -¿no tenías otro coche para irte?- le espetó.
-¿Y tú no tenías otro?- le devolvió la contestación el joven, mirándola ya sin ningún descaro.
-Me he entretenido; Alice me dio unas indicaciones para el equipo de seguridad, y hasta después del concierto no he podido hablar con Bill- se explicó, y rezando para sus adentros que su voz sonara un poco creíble.
-Ya...- fue la contestación de Edward, nada convencido del asunto. El coche arrancó, y Bella miraba como si no hubiera un mañana la ciudad iluminada. Aunque su cuello estaba girado en dirección contraria, podía sentir esos ojos verdes clavados en su nuca.
-¿Cóm... cómo esta Amy?- no pudo evitar que la pregunta saliera de su boca. Edward sonrió a la mención de su pequeña.
-Está muy bien- le contó -ya empezó el colegio, y quejándose de que no entiende los deberes de matemáticas que le mandan- Bella sonrió, y Edward la contempló complacido; cuando sonreía así, su rostro se iluminaba -te echa de menos; siempre que hablo con ella, me pregunta por ti.
-Dale muchos besos de mi parte- en verdad se extrañaba la presencia tanto de Amy como de los hijos de Alice y Jasper.
-La verás enseguida- le contó -cuando regresemos a casa dentro de diez días, estará conmigo.
-¿La llevarás al estudio después del colegio?- interrogó Bella, con una ceja alzada.
-Sabes que Akane y ella van a la misma clase- esta asintió con la cabeza -de modo que después del colegio, María o Alice las traen juntas a casa; es una manera que tengo para estar con ella; podría dejarla con mi ama de llaves o mis padres... pero prefiero que esté conmigo.
-Me recuerdas a mi padre- Edward se acomodó mejor en el asiento; por fin Bella se había girado, y ahora estaban tan cerca que sus brazos casi se rozaban.
-¿A tu padre?- inquirió, curioso.
-Mi padre es policía- le contó.
-¿En serio?- Bella rió a carcajadas, por la cara que puso -¿qué?
-Has puesto la misma cara que puso Emmett cuando se lo conté... cara de terror y respeto.
-No es para menos- musitó en voz baja -pero puedes seguir con el relato- ahora que se había animado a hablarle, no iba a desaprovechar la oportunidad.
-Mi padre era el jefe de policía de Forks, el pueblo donde nací y crecí- este asintió -siempre que no estaba en ninguna investigación o caso importante, él iba a buscarme al colegio, y me quedaba en la comisaría, haciendo los deberes mientras él terminaba el papeleo o lo que estuviera haciendo... bueno... mi hermano y yos quedábamos con él, hasta la hora de ir a casa- le contó, conteniendo una mueca de pena.
Y ahí estaba, de nuevo ese halo de tristeza en sus ojos al mencionar a su hermano; era lógica su reacción, pero él no quería verla triste, así que desvió el asunto.
-¿Y tu madre no iba a buscaros al colegio?
-Su turno en el supermercado era por las tardes- le relató -y no llegué a conocer a mis abuelos, tanto por parte de mi padre como de mi madre, así que nadie podía quedarse con nosotros.
-Yo conocí a mi abuela materna- le relató -cuando nací, mis padres estaban demasiado ocupados, asistiendo a mítines y protestas, de modo que me quedé al cargo de ella unos años -¿sabes que nací en Louisville, mientras mis padres recorrían el estado de Kentucky en caravana?- Bella abrió los ojos, sorprendida.
-¿En serio?- Edward asintió con la cabeza -vaya, nunca me lo habría imaginado... no recuerdo leer ese dato en las entrevistas- frunció el ceño, pensativa.
-Me crié en Anaheim, California, con mi abuela- le siguió contando -hasta que mis padres se cansaron de la vida ambulante, y decidieron volver a casa a ocuparse de su hijo- Bella se dio cuenta del tono de voz, y había un poco de resentimiento.
-Pero tú te llevas bien con ellos, o eso me pareció ver el día de la fiesta, en casa de Jake.
-Y me llevo bien... pero no puedo entender como unos padres anteponen sus ideales, trabajos u otras cosas a sus hijos- le contó.
-Por eso es importante para ti; el estar con Amy todo lo que puedas- Edward asintió.
-Tengo un trabajo un poco fuera de lo normal, y su madre también- Bella afirmó con una pequeña sonrisa, dándole la razón -pero no quiero que mi hija crezca con un padre que esté ausente meses.
-¿Sabes una cosa?- este esperó a que hablara -eres un buen padre- le dijo, cosa que hizo a Edward sonreír -pero eso no quita para que sigas siendo un divo insoportable- se cruzó de brazos, a la vez que el joven soltaba la carcajada.
-Vamos, calabacita- la boca de Bella se torció en una mueca de disgusto -si me conocieras un poco más, averiguarías que no soy tan divo- pronunció la última palabra con retintín.
Y ahí estaba, todo lo que su amiga Ángela le había dicho hace tan solo unas horas; no se entendía a si misma. Había tomado, por el bien de su salud mental, la decisión de evitarle a toda costa... pero se encontraba tan a gusto charlando con él que se había olvidado de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor... menos esa cercanía, que provocaba que algo se removiera en su interior.
-¿Y por qué iba a querer conocer a un divo insoportable?- le interrogó, alzando una ceja.
-Pues porq...- la frase de Edward quedó incompleta, ya que el auto se paró. Bella aprovechó para salir lo más rápido que pudo, y este se dio cuenta. Iba a seguirla, pero una marea de fotógrafos y de fans, apostados en la puerta trasera del hotel, se abalanzaron literalmente sobre él y el resto de la banda, que había llegado apenas un minuto antes.
Con una sonrisa de resignación, tuvo que parar para atender a los fans y contestar a las preguntas de los periodistas, y maldiciendo para sus adentros el haber dedajo escapar a Bella.
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Una vez segura en la soledad de su habitación, se quitó la ropa de manera automática y con su pijama ya puesto, se sentó en la cama, apoyándose en el cabecero. La realidad de lo que había pasado en el camino del estadio al hotel la golpeó una y otra vez. Y aunque no se lo hubiese admitido de forma abierta a su amiga, era muy consciente de que algo le pasaba cada vez que él la miraba y hablaba con él, y sentía su cercanía...
Unos golpes suaves en la puerta hicieron que su cuerpo se quedara petrificado; había tomado la resolución de mantenerse alejada de él, aunque se le hubiera olvidado por completo en el coche. Rezó para sus adentros para que no fuera Edward, y decidió que lo mejor era ignorar los golpes de la puerta, esperando que el individuo que estuviera tras ella se diera por vencido, deduciendo que estaba dormida.
Pero el ruido seguía, llegando a un punto en el que la puerta estaba siendo constatemente aporreada. Refunfuñando entre dientes, no le quedó más remedio que abrir, a la vez que pensaba algo para espantar a Edward, en el caso de que fuera él.
Pero al abrir descubrió que no era otra que Rosalie, ataviada con un pantalón de pijama lila y una camiseta de los Slave Heart, mirándola interrogante y con una de sus perfectas cejas asomando por la montura de sus gafas.
-A dios gracias que abres- siseó molesta -estaba a punto de llamar a recepción para ver si habías muerto- Bella rodó los ojos -coge esto- le tendió una botella de vodka, a la vez que se agachaba para tomar una botella de limón que descansaba en el suelo, y dos vasos de plástico.
-¿No deberías de estar con Emmett?- le preguntó, después de que Rosalie entrara en su habitación como si fuera la suya.
-Bella- habló esta, con tono resuelto, a la vez que se dirigía al mini bar a buscar los hielos -primera regla que debes saber para salir con una estrella de la música- la castaña entrecerró los ojos -después de los conciertos, nunca hay sexo.
-Por el amor de dios- protestó.
-Caen agotados en la cama, y más si vienen directamente al hotel- siguió explicándose la rubia -abre el vodka.
-Si piensas emborracharme para sonsacar algo... - Bella negó con la cabeza -no hay nada que sonsacar.
-Yo solo venía a tomarme una copa con una amiga- la miró la rubia, frunciendo el ceño. Lo dijo tan seria, que la castaña se sintió culpable.
-Perdona- se disculpó -pensé que venías a...- dejó la frase incompleta.
-Y aunque lo niegues, necesitas hablar con alguien- la interrumpió Rosalie; Bella gimió para sus adentros.
-No voy a emborracharme- le advirtió.
-Trato hecho- Rose se acomodó en la cama, vaso repleto de bebida en una mano y revisando su blackberry con la otra.
Bella se disculpó un momento, para ir a buscar sus gafas y recoger su cabello castaño en una coleta. Sabía de sobra a que venía Rosalie... y por desgracia, Ángela estaba muy lejos para poder tener una noche de desahogo cara a cara. Puede que con Emily no fuera tan cercana, por el simple hecho de que apenas pararan en casa, pero todos los días hablaba con Rose vía mensajería instantánea cuando ella estaba viajando por su trabajo.
-¿Ya te has puesto cómoda?- le dijo Rose con una sonrisa, señalando las gafas de pasta color violeta.
-Sí- rió Bella, tomando el vaso que la esperaba y sentándose a su lado en la cama -soy terriblemente miope- refunfuñó.
-Ya somos dos- ambas chocaron sus vasos, riendo -más de cuatro dioptrías en cada ojo- le confesó.
-¿Cómo lo haces en los desfiles, o en las sesiones de fotos?- interrogó Bella, curiosa.
-Lentillas... pero no las soporto mucho- le aclaró, tomando un sorbo de su bebida -solo para el trabajo, o algún acontecimiento importante.
-Ya...- musitó la castaña, dando un sorbo; el frío líquido aclaró su garganta.
-Pero por suerte, mis gafas no me engañan- sonrió con picardía -y no puedes negarme lo que he visto en el concierto -Bella calló, mordiéndose el labio -¿te gusta, verdad?
-¿Qué?- no esta preparada para una pregunta tan directa -¡no!
-¿No?- se burló Rose.
-Es un divo insoportable, es un engreído, a veces es un prepotente y...y...
-Y te encanta- la interrumpió esta, acabando la frase. Bella se quedó callada, tomando otro sorbo de vodka para calmarse -Bella, no es malo que te guste; está muy bueno, las cosas como son... pero negaré esto en presencia de Emmett- la dio un codacito amistoso.
-Eso ya lo sé... claro que es guapísimo- admitió... para después fruncir el ceño... dios... no llevaba mi medio vaso bebido; definitivamente, estaba perdiendo la costumbre.
-Pues estás de suerte- Bella la miró sin entender -también le gustas, Bella... créeme, Edward es muy fácil de leer.
-Rose- dejó el vaso en la mesilla, para cruzar las piernas -no puedo creerme eso.
-Explícate- demandó.
-Me llamó gorda- esta iba a abrir la boca, para protestar -déjame terminar- le pidió -no soy el tipo de chica con las que él está acostumbrado a salir.
-¿Pero sabes una cosa?- Bella esperó -eres la única chica que contesta a sus bromas y piques; y por lo que me ha contado Emmett, le dejas muchas veces con la palabra en la boca.
-¿Y qué tiene eso de bueno?- no entendía el trasfondo del asunto.
-Con solo chasquear los dedos, Edward tiene a cualquier chica rendida a sus pies... y contigo, ya simplemente para acercarse, tiene que esforzarse- Bella la escuchaba, con atención -no eres como el resto, y creo que eso realmente le ha llamado la atención.
-¿Para qué voy a caer... para que después se canse de mi y me deje tirada?- Rose chasqueó la lengua... estaba demasiado a la defensiva, pero no podía culparla.
-Eso no lo sabes- le advirtió -escucha; sé que el currículo amoroso de Edward no es intachable... pero para que puedas comprobar eso, debes darle la oportunidad de que te muestre lo que puedes llegar a importarle.
-Se enamoró, y no le salió bien- negó con la cabeza -yo misma estuve con mi novio siete años... y al final se acabó.
-¿Hubo terceras personas en esa ruptura?- inquirió Rose -nunca me habías contado nada.
-Se llama Mike, y no; no hubo terceras personas; perdimos la chispa- sonrió, que patética era.
-Es muy común que las parejas caigan en la rutina; a veces es bueno, porque significa que logras construír una vida equilibrada... pero otras veces es malo, y se pierden cosas- le dio la razón -y con respecto a Tanya, te aseguro que tarde o temprano iban a terminar separándose; yo creo que aguantaron un tiempo más por la niña.
-¿Tú crees?
-No conozco el lado romántico de Edward, menos el de componer canciones- Bella asintió -pero Tanya se quejaba mucho de eso- rememoró, tomando la botella de vodka y vertiendo un chorro de vodka, y después otro en el de Bella, que ya pasó de quejarse.
-¿Se quejaba porque era muy romántico?- alzó la ceja la castaña.
-Por todo lo contrario- la corrigió -cuando Emmett y yo empezamos a salir, ellos ya estaban mal en su matrimonio... pero recuerdo ver resoplar a Tanya muchas veces; pero soy de la opinión de que cuando se encuentra a la persona, esas cosas salen sin darte cuenta, en distintos grados de cursilería, depende de cada uno- terminó.
-Puede ser- admitió Bella -Mike al principio era muy detallista, y me escuchaba mucho... pero llegó un momento en el que podíamos pasar un día entero sin apenas decirnos un hola y poco más- Bella tomó aire -¿sabes que mi hermano murió, verdad?
-Me lo comentó Alice un día- asintió -en verdad lo siento.
-Gracias- fue la escueta respuesta -cuando ocurrió el accidente, y después todo el juicio...- Rose la miró sin entender -mi hermano era adicto a la cocaína... provocó un accidente en el que falleció una familia entera, aparte de él.
-Dios- susurró esta, horrorizada.
-Aunque Mike y yo ya habíamos roto unos meses atrás, pensé que me apoyaría en esos duros momentos... pero apenas dejó un mensaje en mi contestador, dándome el pésame... ni siquiera vino al funeral; ahí me di cuenta de que no signifiqué nada para él, a pesar de haber compartido siete años de nuestra vida.
-Capullo- rodó los ojos Rose.
-Mas o menos- admitió Bella -pero ya no pienso en él... en esos momentos te das cuenta de la gente a la que le importas, y a la que no- Rosalie se quedó callada, asintiendo y meditando el trasfondo de esa historia.
-¿Ese es el problema con Edward, verdad?- adivinó Rose -las drogas.
-No puedo pasar por eso de nuevo- negó con la cabeza -es algo que nos ha destruído, a toda la familia.
-¿Y no crees que Edward merece saberlo?
-¿Crees que eso cambiaría algo?- se encogió de hombros.
-Si le importas de verdad, y creo que lo haces...- hizo una pausa -lo entenderá, y hará todo lo posible por dejarlo- afirmó, pagada de sí misma.
-Rose- la interrumpió -das por hecho que yo le gusto, y te aseguro que tengo serias dudas acerca de eso.
-No sé si le gustas... pero hoy ha cantado para ti, no para todas esas personas; jamás le he visto mirar a Tanya ni a ninguna de las mujeres con las que ha salido así, y mucho menos en un concierto- esa revelación hizo que el corazón de la joven diera un vuelco, pero se lo guardó para sus adentros.
-Cuando dos personas se conocen, y se atraen mutuamente, deben conocerse primero... -se calló, sopesando las palabras mientras daba un trago a su bebida, cosa que Bella imitó -cada cual debe conocer los aspectos buenos y malos de la otra persona, sus prioridades...- suspiró, sonriendo con pena -yo quiero ser madre, algún día... aunque mi trabajo en estos momentos no me lo permite.
-Seguro que Emmett está encantado con eso; adora a Amy y a los hijos de Jasper- contestó, con una sonrisa.
-No podemos tenerlos- le reveló -al menos de forma natural- Bella se golpeó mentalmente... que bocazas era.
-Rose, yo no quería...- se intentó disculpar.
-Emmett no puede tener hijos, es estéril.
-Joder- fue la respuesta de Bella, bebiendo un trago.
-Cuando empezamos a salir, y llegó la hora de tocar el tema de como nos veíamos en el futuro... Emmett me lo dijo, dándome la opción de buscar otra persona con la que pudiera cumplir ese sueño; fue un golpe tremendo... pero le amo, y teniendo eso claro, supe que podríamos enfrentar esa complicación, por así llamarla, juntos.
-¿Y qué os planteáis, si puedo preguntar?- preguntó, con verdadera curiosidad.
-Adopción... y las técnicas de reproducción asistida han avanzado mucho- le explicó esta -hoy en día hay muchos más tratamientos que hace unos años; así que ese tema no me preocupa.
-Eso es cierto- la animó Bella.
-Por eso te digo, que si en verdad te importa una persona, debes primero conocerla, y después hablar las cosas, para buscar soluciones, o dejarle claro que límites estás dispuesta a traspasar o no- Bella se mordió el labio, nerviosa -piénsalo, Bella.
Bella se quedó en silencio, rumiando las palabras de Rosalie. Y si todo el mundo tenía razón, y debía bajar un poco sus barreras... y conocerle realmente. Puede que no fuera tan cretino, porque esa es la impresión que le dio el primer día que le conoció... pero había algo en él que atraía, y ya era imposible que se lo negara a ella misma.
Al final, las dos jóvenes terminaron la botella de vodka, dejando a un lado el tema. Hablaron de sus respectivas infancias y juventud, enumerando uno por uno los idiotas que las hipnotizaron en la secundaria, y de un montón de cosas más. Bella no pudo contener la risa cuando, casi a las cuatro de la mañana, veía como Rose se tambaleaba un poco al caminar por el pasillo, rumbo hacia su habitación.
Con una pequeña sonrisa, se quedó dormida... había sido una charla muy productiva, y tenía mucho que pensar; pero decidió dejarlo para el día siguiente.
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Los siguientes días fueron un tremendo ajetreo; apenas pararon en las ciudades que seguían a Montreal; las apretadas fechas hicieron que Calgary y Edmonton fueran apenas unas simples paradas, para finalmente desembocar en Vancouver.
Rose tuvo que despedirse del grupo, ya que su agente la llamó, diciéndole que se había adelantado la sesión que fotos que tenía cerrada hace meses con una conocida marca de bañadores, por lo que no pudo quedarse. Quedó con Alice y Bella que una vez regresaran a Los Ángeles, comerían juntas y pasarían un día de chicas, antes de los conciertos que el grupo tenía previstos del día de Acción de Gracias.
Llegaron de madrugada a Vancouver, directamente desde el concierto de Edmonton, por lo que la rutina de llegar e irse directamente a dormir surgió de nuevo. Al día siguiente, Alice y ella se reunieron en el salón que comunicaba las habitaciones, para desayunar y repasar la agenda. En ello estaban, cuando los chicos aparecieron.
-Buenos días- les dijo Emmett, a la vez que se estiraba y bostezaba de manera sonora.
-¿Cómo puedes ir en manga corta, con el frío que hace?- le interrogó Bella; la camisa dejaba al descubierto sus tatuados brazos, en los que dos carpas de estilo japonés campaban en sus anchos antebrazos.
-Aquí no hace frío- se encogió de hombros; Alice, tan tapada como iba Bella, meneó la cabeza, para después saludar a su marido y al resto, que tomaban asiento en ese instante.
-¿Cómo tenemos la agenda?- Jake, como siempre al lado de Bella, se giró a esta.
-Veamos- tomó su Ipad; Edward, sentado frente a ella, miró con disimulo como se ajustaba esas graciosas gafas que llevaba. Desde que se le escapó del coche en Montreal, apenas había podido hablar con ella de nuevo a solas.
-No muy llena- pasó su dedo por la pantalla -rueda de prensa en la tienda de discos Twilight Music, donde recogeréis el Disco de Oro por las ventas del nuevo álbum- les relató -enhorabuena por eso- dijo con una sonrisa, levantando la cabeza.
-Es nuestro trabajo- le dijo Jasper, con una sonrisa -pero gracias.
-Un millón de copias vendidas- exclamó Sam, atónito -Aro estará exultante.
-Estará bañándose en su jacuzzi, pero en vez de con agua y burbujas, con billetes de cien dólares- exclamó Edward, rodando los ojos.
-¿Qué porcentaje se lleva?- interrogó Bella -si se puede saber, claro- añadió con rapidez, mordiéndose el labio.
-De las ventas de discos, un 35 %- le aclaró Jake; Bella abrió los ojos... eso dejaba el 65% restante para ellos -por las entradas de la gira un 16%, y por la venta de todo el merchandaising un 8%.
-¿El tema de los derechos de autor va todo para vosotros, verdad?- Edward sonreía para sus adentros, viéndola pensar y actuar en modo profesional.
-La discográfica ahí no tiene nada que ver- se encogió de hombros Emmett -eso va para nosotros, a partes iguales.
-Lo decidimos así, y así está estipulado por escrito- tomó la palabra Jasper -hay grupos en los que solo el solista, o los que compongan, se llevan esa parte.
-Pero aquí cooperamos todos- añadió Edward -en mayor o menor medida.
Siguieron desayunando y conversando acerca del tema, hasta que el móvil de Bella sonó; el propio Edward sonrió al escuchar su voz en el tono de llamada, y sorprendiéndose una vez más de la canción elegida. La joven tomó el aparato, pero tenía las manos pegajosas, y sus dedos resbalaron por la pantalla, sin poder descolgar.
-Maldito cachivache- siseó; fue el propio Jake el que tuvo que cogerlo, para poder descolgar y ponérselo contra la oreja, mientras ella se limpiaba las manos.
-¡Feliz cumpleaños, hija!- la voz de su madre llegó a sus tímpanos. Jake la miró arqueando una ceja.
-Gracias mamá- suspiró, con una pequeña sonrisa.
-¿Cómo va todo, dónde estáis?
-Estamos en Vancouver; mañana por la mañana regresamos a Los Ángeles- le relató.
-¿Te ha gustado Canadá?
-Mucho; más la parte de Montreal y todo eso... pero en general es un país precioso- tomó ella misma el teléfono -¿todo bien por casa?
-Muy bien, hija, no te preocupes; tu padre está aquí, te lo paso.
-Gracias mamá- le dijo mientras se levantaba y salía un momento del comedor.
-Qué pases un buen día- se despidió esta; Bella escuchó un pequeño movimiento al otro lado de la línea.
-Felicidades, calabacita- negó con la cabeza, pero no pudo evitar la sonrisa.
-Gracias papá.
-¿Cómo está mi pequeña?
-Muy bien; trabajando y todo eso- le contó -¿todo bien en casa?
-Sí, ya te lo ha dicho mamá- repitió su padre, incluso pudo imaginarle rodando los ojos.
-Vale, jefe Swan- exclamó divertida.
-¿Cuándo vienes, calabacita?
-Lo más seguro que hasta Acción de Gracias no pueda, papá- le explicó -pero cuando vaya, podré estar cinco días en casa.
Hablaron durante unos diez minutos, hasta que Bella consultó su reloj, despidiéndose porque en menos de una hora salían camino a la rueda de prensa. Al colgar vio que durante la llamada le había entrado un gracioso mensaje de Ang, diciéndole que la llamaría después de comer. Regresó al comedor, donde todos la miraban con cara anodadada.
-¿Qué ocurre?- preguntó, tomando asiento de nuevo.
-¡Bella!- chilló Alice.
-¿Tengo algo en la cara?- preguntó de vuelta.
-¿Es tu cumpleaños, y no eres capaz de decirnos nada?- habló ahora Sam, ante la estupefacta mirada del resto.
-Hum... bueno...- se encogió de hombros, mirándoles con disculpa.
-Eso se avisa- Emmett se levantó de la mesa, para instarla a que se pusiera de pie, para después abrazarla y dar vueltas con ella -¡feliz cumpleaños, chica rock!- Bella rió.
-Muchas gracias- todos la felicitaron; al abrazo de Emmett siguió el de Jake y Alice; Jasper y Sam le dieron dos besos.
-¿Cuántos cumples?- le preguntó Sam.
-Veinteseis- respondió.
-Ooohhhhh...- suspiró Emmett de manera cómica -quien los pillara.
-Feliz cumpleaños- tuvo que girarse al escuchar la voz de Edward, que la miraba con las manos metidas en el bolsillo de sus vaqueros... pero no hizo ningún intento por acercarse a ella, cosa que muy internamente, la defraudó.
-Gracias- la pequeña sonrisa que le dedicó hizo que el joven también sonriera.
-¿Cuál es tu canción favorita?- habló ahora Sam; Bella arrugó el ceño.
-No sé... todas, supongo- después de la conversación con Rosalie, hace escasos días, ni loca pronunciaría el título de esa canción, aparte de que no estaba en el repertorio -¿a qué viene la pregunta?
-Cuando algún miembro del equipo cumple años, cantamos su canción favorita, si estamos de gira- le explicó Jake, tomándola por los hombros. Edward frunció el ceño ante el gesto, pero optó por permanecer callado.
-No es necesario- agradeció Bella -de verdad.
-Entonces la escogeremos nosotros- se encogió de hombros Sam, que de reojo miraba a Edward.
-Después hablaremos del asunto- llamó la atención Jake al resto -tenemos que irnos.
Todos se fueron a sus respectivas habitaciones, para prepararse para enfrentar un nuevo y ajetreado día.
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Después de una larga mañana, en la que se les entregó el Disco de Oro al grupo y contestaron pacientemente a las preguntas en la rueda de prensa, apenas tuvieron tiempo de comer algo rápido en el hotel. El acto de entrega se retrasó media hora sobre la hora prevista, y hubo varios problemas con las acreditaciones de la prensa, por lo que Bella y Alice estuvieron de un lado para otro de la inmensa tienda perteneciente a la discográfica de Aro.
Llegaron al Rogers Arena a eso de las cinco de la tarde, y el concierto era a las ocho; apenas tuvieron una hora para ensayar antes de que llegaran las personalidades y algunos medios gráficos. Bella rodó los ojos cuando Marla Jones entró por la puerta... otra vez; bastante había tenido con verla en Montreal, parecía que su caza seguía.
La joven no pudo sentirse más feliz cuando llegó su hora de echar a todo el mundo, aludiendo que el concierto comenzaría enseguida. Vio que Marla le susurraba algo a Edward, pero este no la hacía mucho caso, ya que en cuanto se dio la vuelta no pudo evitar poner una mueca de fastidio.
El equipo de sonido acudió enseguida, para poder colocarles los aparatos con los que estaban en contacto con estos durante el concierto. Estaba fuera del escenario, conversando con Alice cuando vio a Seth salir a todo correr.
-¿Ocurre algo?- preguntó Alice.
-Hay un problema con varios de los amplificadores- Alice rodó los ojos -parece que la potencia del estadio es muy baja.
-¿Has avisado a Embry, o Leah?- la morena se fue con él, disculpándose con Bella.
-Leah está buscando a los de mantenimiento, y Embry y Paul están intentando hacer un apaño- oyó que decían, a la vez que se alejaban.
-Vaya por dios- suspiró Bella -menudo día para olvidar...- estaba claro que cuando un día se torcía, todo iba de mal en peor. El público ya tomaba posiciones, esperaba que pudieran arreglarlo; estaba tan ensimismada que no oyó que alguien la llamaba, hasta que una voz susurró directamente en su oreja, haciéndole cosquillas.
-¿Te importaría ayudarme?- se congeló al sentir el aliento de Edward; cuando se giró, se lo encontró con la camisa en la mano, y los cables de los auriculares colgando en sus hombros -como puedes ver, Seth ha salido corriendo.
-¿No te puede ayudar otro?- le preguntó, intentando fijar su vista en otra cosa.
-¿Quieres que el concierto se retrase?- fue la respuesta de este, un poco mordaz. Bella rodó los ojos, no le apetecía nada discutir.
-Date la vuelta- le ordenó; Edward obedeció, y la saliva se le atoró en la garganta al ver esa espalda, con cada músculo bien marcado en su sitio. Con dedos temblorosos afianzó el aparato a la cinturilla de los pantalones, intentando tocas su piel lo menos posible.
Mientras este iba dándole los trozos de esparadrapo, fue pegando y asegurando los cables de los auriculares a su espalda. Vio un precioso tatuaje que iba de omóplato a omóplato, con el nombre de Amy escrito en unas preciosas letras antiguas; la cabeza de la serpiente empezaba en la parte delantera de su hombro izquierdo, y la cola en la palma de su mano, rodeando todo su brazo.
Sus dedos picaban por recorrer con las yemas los trazos del tatuaje, pero tuvo que contenerse. Edward sintió un escalofrío cuando pegó el último trozo, justo un poco más abajo de su nuca.
-Listo- anunció Bella -te puedes tapar, no estamos en el gimnasio- este rió, negando con la cabeza mientras que con cuidado se ponía la camiseta blanca de tirantes.
-Muy agradecido, calabacita- le dio la gracias.
-De nada- cuando iba a girarse y a desaparecer de su vista, por el bien de su salud mental, sintió como la cogía de la mano, instándola a detenerse. De nuevo ese hormigueo, al igual que ocurrió en Ciudad del Cabo, se adueñó del trozo de piel que él tocaba.
-¿Por qué no has mencionado tu cumpleaños?- le preguntó, acercándose a ella; estaba medio girada, intentando no mirarle y que no notara su nerviosismo.
-No pensé que era relevante; además, estamos liados con el trabajo- la excusa era patética, lo sabía... pero desde la muerte de Riley, ni ella ni sus padres tomaban en cuenta esas fechas, ni las fiestas navideñas, ni nada en las que estuviera involucrada una celebración familiar de por medio. Simplemente se deseaban feliz cumpleaños, y punto.
-¿Te da vergüenza que te dediquemos una canción?- preguntó este.
-No hagáis eso, te lo pido por favor- ahora sí que se giró para mirarle; Edward se perdió un momento en sus ojos... y sabía que algo le pasaba, pero como siempre, no hablaba con él.
-Te la cantaré, dedicada o no- le dijo,un poco serio -¿no tienes ninguna canción que te guste especialmente?- la joven negó con la cabeza.
-Entonces me arriesgaré... sigo haciendo méritos para ganarme mi beso, calabacita- le sonrió con malicia, pero ella no sonreía, al contrario, rodó los ojos. Iba a replicarle, pero justo apareció Jake, cosa que Bella agradeció.
-¿Otra vez discutiendo?- esta se zafó del agarre de sus dedos, cosa que hizo a Edward gruñir una especie de disculpa, alejándose. Jake miró a su amigo, suspirando con paciencia.
-No discutíamos- le aclaró Bella.
-¿Seguro?- insistió Jake.
-Sí- rodó los ojos.
-No te enfades- la aplacó; pero Bella no contestó. Siguió su vista, y vio como los ojos de la joven estaban fijos en Edward y Marla, que estaban hablando. Al parecer, su primo era demasiado observador. Sintió su pecho oprimirse un poco, pero tomó aire para hablar.
-Tú y yo hablaremos cuando lleguemos a casa- le advirtió.
-Eh... claro- Bella salió de su ensoñación -buena suerte- le deseó, dejando un beso en su mejilla -buena suerte, chicos- les deseó al resto, que se acercaban.
Y por primera vez, desde Ciudad del Cabo, Edward no se acercó a ella, a pedirle su beso. No se entendía ni a ella misma, pero eso le dolió, y no sabía por que...
Decidió concentrarse en la música, que ya empezaba a sonar. El concierto siguió su ritmo, y con Alice a su lado, ambas sentadas en uno de los altavoces que no estaban a la vista, intentó disfrutar... pero su corazón se paró cuando sin más, las notas de la canción que llevaba en el móvil empezaron a sonar. Tampoco estaba en el repertorio, pero cuando Jake le guiñó un ojo, supo que esa era su dedicatoria.
Su estómago se encogió, como siempre le pasaba, cuando Edward se acercó peligrosamente a ella, mirándola fijamente a la vez que cantaba...
"Nunca te dejaré marchar, porque
sé que hay algo en mi interior...
tú naciste para ser mi chica..."
Pero la magia se rompió cuando Edward se alejó, y el codazo de Alice la devolvió a la realidad. Su amiga y jefa la miraba con el ceño fruncido... y eso no podía presagiar nada bueno.
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