Hola mis niñas!

Espero que hayáis pasado un buen fin de semana; mi intención era dejaros ayer el capi... pero complicaciones laborales me lo impidieron. Ya lo siento :(

Veo que os gustó la charla con Rose; vamos a ver que dice Alice acerca del tema... y la opinión de Jake al respecto. Espero que os guste... y paciencia, que todo va llegando ;)

Espero lo disfrutéis... nos leemos abajo ;)


DISCLAIMER: Los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo solo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia. Expecto Forks, lugares y localizaciones reales.

Canción del capítulo: Bad medicine de Bon Jovi

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Capítulo 10: ¿Feliz cumpleaños?

Edward Cullen se golpeó mentalmente hacia sus adetros; era el cumpleaños de Bella, y tan solo le estaba dedicando la que esperaba, fuera su canción favorita. No quería hacerle nada, tan solo tomarle de la mano, que supiera que esa canción era para ella, aunque no podía evitar mirarla de reojo a lo largo de todos los conciertos.

Pero la fulminante mirada que le dedicó Alice le hizo desistir del intento; de modo que intentando no confundirse con la letra de la canción, volvió su atención al público; por una vez en su vida, no veía la hora para que el concierto terminara, y poder hablar un poco con ella de camino al hotel.

Finalmente, después de casi una hora y de tocar un par de canciones extras, se despidieron del público, abandonando el escenario y dirigiéndose directamente a los coches; entregó a Paul los audífonos y este le pasó la chaqueta y una toalla; hacía bastante frío, aun para ser septiembre.

La buscó con disimulo, como siempre hacía después de cada concierto, pero Alice se la debió llevar con ella, así que montó en el primer coche que pilló, en el que ya estaba Sam.

-Buen trabajo, tío- le felicitó su amigo y bajista, palmeándole el hombro.

-Gracias- contestó con un suspiro cansado, y rebuscando en el bolsillo de su chaqueta el paquete de tabaco.

-¿Cómo lo llevas con Bella?- preguntó su amigo, con una pequeña sonrisa burlona.

-Directo a la cuestión- rodó los ojos, a la vez que daba una calada -pues como puedes ver, todo el mundo se puede acercar a ella menos yo- siseó, enfadado -Jake parece su guardaespaldas personal.

-Solo le llevan bien, por eso no tienes que preocuparte- le intentó aplacar -creo que ha quedado más que claro que te gusta- replicó ahora, un poco burlón, a la vez que con la mano le pedía un cigarro -¿eres consciente de que tus encantadores coqueteos no son para nada disimulados?

-No me digas- resopló -¿tan descabellado es que la quiera conocer, saber lo que le gusta... algo de su vida, sus aficiones...?

-No es eso- respondió Sam -pero debes admitir, que no empezastéis con buen pie.

-Eso ya lo sé- se frotó los ojos, cansado -pero cada vez que intento dirigirme a ella, se pone a la defensiva.

-Edward- su amigo meditó las palabras unos segundos -no todas las chicas caen rendidas a tus encantos con tan solo chasquear los dedos... a excepción de tus últimas conquistas- este le miró, con una mueca -pero admito que el hecho de que la quieras conocer de verdad, debe de significar que te gusta mucho.

-¿Y qué hago?- escupió exaxperado, y sin responder a esa última afirmación de manera directa.

-Debes tener paciencia, y ser amable- le contó -poco a poco... aunque la verdad, espero que ella no sea otra en tu larga lista de conquistas.

-No quiero eso- susurró, soltando el humo del cigarro por la nariz -te juro que no quiero hacerle daño; dios... tío... solo estaba dedicándole la canción, por su cumpleaños, y Alice me ha fulminado con la mirada.

-Ella simplemente estará preocupada por Bella, y es obvio que no quiere que deje el trabajo; tienes que admitir que por una vez, tenemos a alguien eficiente.

-Ya lo sé... todo eso me queda claro- respondió.

-Deberías haber visto la cara de Bella cuando ha llegado Jake y tú te has ido a hablar con Marla Jones.

-¿Y tú dónde estabas, si se puede saber?- preguntó ahora Edward -¿eres omni presente o alguna mierda de esas?- Sam rió.

-Estaba a solo unos pasos, hablando con Emmett y Paul- le aclaró -Edward... ¿eres consciente que si quieres salir con ella, vas a tener que ignorar las insinuaciones que te haga el resto de la población femenina?; ¿cómo crees que se ha sentido ella?- este lo miró sin entender -estabas hablando con ella, y un segundo después te has directo directo a Marla.

-Llegó tu primo, y nos interrumpió- le respondió -en realidad, no sé que me impulsó a hacer eso- meditó unos segundos.

-¿Arranque de celos?- habló por él Sam, un poco patidifuso -el asunto es más grave de lo que pensaba- murmuró, en voz baja.

-¿A Jake le gusta?

-No sabría que responder a eso; se llevan muy bien -pero no veo más que una amistad, al menos por parte de Bella; hum... ¿no crees que si a ella le gustara, le habría dado a mi primo alguna pista en estos meses?

-Yo que sé...- contestó Edward -estamos llegando- le señaló la fachada trasera del hotel.

-¿Sabes que vamos al Grove, a tomar una copa por el cumpleaños de Bella?- Edward negó con la cabeza, nunca se enteraba de nada -así que dúchate, ponte guapo- le ordenó con una risa -e intenta hablar un poco con ella esta noche, y a ser posible, evita hacerle rabiar.

-¿Alguna indicación más, mami?- siseó sarcástico.

-No te sulfures, Eddie- le intentó aplacar -tan solo te doy unas cuantas recomendaciones, de amigo a amigo.

-Gracias Sammy- replicó burlón.

Cuando consiguieron salir del coche, y los fans dejaron de perdirles autógrafos y fotos, por fin llegaron a su piso; Sam se despidió de él para ducharse y cambiarse, y justo cuando Edward estaba abriendo la puerta de su habitación, un huracán moreno y pequeño se plantó frente a él.

-¿Qué quieres, Alice?- resopló cansado.

-¿Es en serio... Bella?- fue la respuesta de esta, achicando sus ojos color avellana.

-¿Qué quieres decir?- le preguntó, arqueando una ceja.

-No puedo creerlo- siseó, alucinada -¿por qué ella?, ¿por qué todas mis ayudantes tienen que pasar por tu cama?

-No quiero llevármela a la cama- Alice arqueó una ceja, sin creerle en absoluto -y creo que esto no es asunto tuyo.

-Cuando esa pobre chica venga lllorando, porque ya habrás cumplido tu objetivo, y sume una más a tu lista de conquistas... y nos deje...- Alice meneó la cabeza.

-Te recuerdo que esa pobre chica, es adulta y capaz de tomar sus propias decisiones -y gracias por la impresión que tienes de mi... pensé que me conocías mejor- siseó cabreado.

-¡No quiero que le hagas daño!- elevó el tono de voz la morena -aparte de ser compañeras de trabajo somos amigas, y me preocupo por ella.

-¡Maldita sea, es lo que menos quiero!- bramó de vuelta -¡no quiero hacerle daño!

-¡Entonces por una puta vez, haz algo bien, y no seas el cabrón que eres con todas!

-¡Alice!- ambos se giraron; Jasper estaba detrás de ellos, con los brazos cruzados y mirando a su mujer enfadado.

-Sabes mejor que yo como acabará esto- le dijo ella.

-Tú siempre sabes demasiado- masculló Edward, furioso -¿pero sabes lo que pasa?- Jasper y ella le miraron -que estoy loco por ella- dijo en un pequeño susurro; las palabras salieron de su boca sin darse cuenta, y solo cuando vio la cara de sus amigos se dio cuenta de lo que realmente había dicho.

-Edward...- habló ahora Jasper, ante la cara de asombro de su mujer.

-Pero eres afortunada, Alice- siguió hablando -porque da la maldita casualidad que ella no me quiere ni ver; todos podéis llevaros de puta madre con ella... y yo ni siquiera puedo acercarme a cien metros. Sé que no soy el chico ideal que todos los padres querrían para sus hijas... pero ella me gusta de verdad.

-Yo sólo quiero que no le hagas daño- volvió a repetir Alice.

-Ni yo quiero hacérselo- suspiró -pero no sufras; no arruinaré su cumpleaños- les aclaró, con amargura en su voz.

-Edward...- intentó interceder Jasper.

-No me esperéis; os veré mañana- sin decir una palabra más, se metió a su habitación, dando un sonoro portazo.

Jasper meneó la cabeza, para después encarar a su esposa, que tenía la cabeza gacha. Nunca había visto a su amigo así, y no se esperaba esas palabras de su mujer.

-Alice- habló con calma -no puedes entrometerte de esa manera.

-Yo no quería hacerle sentir mal- se excusó, con verdadero arrepentimiento -¿pero y si no acaba bien?; no quiero perder a Bella.

-Como bien ha dicho Edward, ella es adulta. Si ellos se gustan, no podemos hacer nada. ¿No te habías dado cuenta?

-¿De qué?

-De como la mira en los conciertos; Sam nos lo comentó hace poco, y también estaba Emmett... y es cierto.

-Ya sabes que soy muy poco observadora- se encogió de hombros con pesadumbre -y jamás pensé que Edward podría fijarse en ella.

-Pero lo ha hecho; yo sé que no quieres que Bella deje el trabajo... pero si pasa algo entre ellos, puede salir bien o no... y ahí no podemos hacer o decir nada. Todos tenemos la opción, por llamarlo así, de cometer o no errores, y si a ella le gusta él, sea lo que sea que salga de ahí, no nos queda otro remedio que apoyarles, pero sin meternos de por medio.

-Ya lo sé- musitó ella, cabizbaja.

-Y te recuerdo que le has llamado cabrón- añadió su marido.

-Me disculparé- dijo ella.

-Me parece bien- Alice esbozó una pequeña sonrisa, que no le llegó a los ojos -ven aquí, anda- su marido la abrazó con cariño -¿has hablado con Bella algo de esto?- le interrogó.

-No- le aclaró, acomodándose en sus brazos -cuando estábais tocando la canción por su cumpleaños... ahí me di cuenta; intenté hablar con ella después, pero Bill me entretuvo, y ella ya se había ido con Jake y Emmett.

-Pues ya sabes lo que tienes que hacer- le dijo su marido; Alice asintió.

-No meterme, y apoyarles hagan lo que hagan- Jasper asintió, para después besar suavemente su frente.

-Voy a cambiarme.

-Y yo a disculparme- suspiró ella, para después darle otro pequeño beso y tocar a la puerta de Edward.

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Una hora después, todos estaban en la salita que era común a todas las habitaciones, esperando a Edward, Alice y Jasper. Por suerte para Bella, Alice no le había dicho nada acerca del engorroso asunto, y en verdad lo agradeció.

-¿A qué nos vas a invitar?- le preguntó Emmett.

-A lo que queráis tomar- le dijo ella, sonriendo -mañana no madrugamos para coger el avión.

-A dios gracias- rodó los ojos Jake -no veo la hora de estar en casa unos días- musitó, cansado.

-¿Aunque tengamos que ir al estudio?- interrogó su primo, extrañado para sus adentros por la tardanza de Edward.

-Hay que ganarse el sueldo- contestó, encogiéndose de hombros. Bella hizo recuento mental en su cabeza; la semana que viene grababan una parte del recopilatorio, y el estudio sería un goteo incesante de personas. Justo en ese momento, Alice y Jasper aparecieron por la puerta, perfectamente preparados para ir a tomar algo.

-Vaya tacones- alabó Bella, mirando los pies de su amiga, enfundados en unos altos zapatos de tacón negros.

-Tú tampoco te quedas corta- le dijo ella, admirando las botas que Bella llevaba, también de tacón -me gusta el top- musitó.

-Podemos irnos- anunció Jasper -no es momento de hablar de moda, chicas- les dijo, ante el ceño fruncido de ambas.

-¿Edward no viene?- interrogó Emmett; Sam arrugó el ceño.

-No- les dijo. Alice vio como los ojos de Bella decayeron un poco, y se sintió culpable, pero por más disculpas que le ofreció, y este las había aceptado, se negó a ir.

-Pues él se lo pierde- exclamó la castaña, encogiéndose de hombros con fingida indiferencia.

-En marcha entonces- habló Jake -el Grove nos espera.

Justo cuando todos se dirigían hacia el ascensor, Edward cerró la puerta de su habitación, para después unirse a ellos. Bella tragó en seco al verle vestido con una camiseta negra, sus inseparables vaqueros y una chaqueta de cuero que nunca le había visto puesta. Su pelo, hecho una maraña, todavía estaba húmedo.

-¿Al final vienes?- le preguntó Jake, palmeándole el hombro.

-Sí- suspiró; Alice sonrió para sus adentros, al igual que Jasper. Bajaron todos en el imnenso ascensor, y Edward miró a la homenajeada con disimulo, mientras Sam le preguntaba.

-¿Por qué no querías venir?- cuchicheó el moreno, en voz baja.

-Tuve un pequeño intercambio de opiniones con la pequeña duende- le explicó en un susurro; pero sus ojos estaban en Bella; su pelo largo caía por sus hombros, ligeramente ondulado, y se dio cuenta de que iba suavemente maquillada, ya que sus ojos resaltaban más... pero no era exagerado, como lo suelen llevar otras chicas.

-¿A cuenta de...?- Sam dejó la pregunta inconclusa.

-Más o menos, pero ya está arreglado- suspiró; después de su particular intercambio de opiniones, Alice se había disculpado, y después estuvo convenciéndole para que fuera con ellos. Al principio no las tenía todas consigo, pero admitía que quería verla, y poder hablar un poco con Bella.

-¿Te ha echado la bronca?

-No se si llamarlo bronca, sermón o que sé yo- negó con la cabeza -bueno... básicamente, me ha advertido que como le haga daño, me arranca los pendientes de cuajo- repitió las palabras exactas que esta le había dicho en la habitación, después de pedirle perdón. Sam sonrió divertido.

-Ya sabes- le palmeó el hombro, en señal de ánimo.

Justo en ese momento, las puertas del ascensor se abrieron, y todos se dirigieron a los coches, denidamente estacionados en la parte trasera.

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Bella disfrutaba de una noche de libertad. Después de que accedieran al local por una puerta lateral y los condujeran a un reservado en el primer piso, la primera ronda de bebidas llegó, a cuenta de la homenajeada. Todos estaban cómodamente sentados en torno a una pequeña mesa.

-Bien, bien... chica rock- tomó la palabra Emmett -¿qué te ha parecido la dedicatoria? -Bella, estratégicamente sentada entre Alice y Edward, sonrió con simpatía.

-Os habéis ganado la ronda de copas- les reveló, con una risa.

-Brindo por eso- aprobó Jake, levantando su cerveza.

-¿Así que "Born to be my baby" es tu canción favorita?- le preguntó Edward... pero esta negó con la cabeza.

-¿Entonces cúal es?- insistió.

-No veo que interés puede tener eso- desvió la vista al vaso que contenía su bebida. Alice y ella habían hablado un poco en el coche, y por milésima vez había tenido que escuchar eso de que debía bajar un poco sus barreras. No fueron exactamente esas palabras, pero se podían asemejar.

-Simple curiosidad- habló ahora Jasper, que rodeaba los hombros de su mujer -todo el mundo tiene una canción que le gustaría escuchar el directo alguna vez.

-Hum...- Edward sonrió, al verla poner una graciosa mueca pensativa -si me cantáis "Master of Puppets"...- les propuso de broma, cosa que hizo que Emmett y ella chocaran sus vasos.

-Tú si que sabes, chica rock- alabó el batería.

-No sé si a James y al resto les haría gracia que tomáramos prestadas una de sus canciones- Bella parpadeó, un poco sorprendida... ¿hablaba del mismísimo James Hetfield?

-¿Le... le llamas James, simplemente?

-Se llama así- se encogió de hombros Edward -es un buen amigo nuestro.

-Toda la banda; hemos ido a muchos conciertos suyos- le dijo Jake.

-Que envidia- suspiró. El cobrizo negaba con la cabeza, divertido... ¿a Bella le gustaba Metallica?; definitivamente, era su chica.

-¿Has visto algún concierto suyo?- le preguntó Sam.

-Apenas unos fragmentos, en internet... tiene que ser una pasada- dijo ella.

-La intro que llevan, antes de que Lars aparezca y se ponga de pie en la batería, saludando a todo el mundo, pone los pelos de punta- le explicó Jake -deberíamos tomarla prestada- el resto rió ante la ocurrencia.

-¿Se pone de pie en la batería?- Bella miró a Emmett, interrogante.

-Él puede, es bajito y de complexión pequeña- le explicó este, ante la cara alucinada de Bella.

-¿Has ido a muchos conciertos de rock?- le preguntó Edward.

-De Slave Heart, a unos cuantos- el resto rió ante la ocurrencia -ahora en serio; no a muchos... pero alguno que otro.

-¿Por ejemplo?- ahora habló Alice.

-Hum...cuando iba a la universidad en Seattle, fui a algunos- les relató -U2... Coldplay...- enumeró.

-Ambos tienen muy buenos directos- habló Sam.

-Linkin Park...- siguió relatando -Green Day... y me gustaría haber ido a muchos más.

-¿Cómo cuales?- ahora que estaba tan habladora con todos, Edward quería seguir oyéndola.

-Me hubiera gustado ver a Queen- musitó pensativa; aunque en esa época era muy pequeña, le encantaba su música.

-Concuerdo totalmente contigo- le dio la razón Jasper -de los mejores grupos, sin duda.

-Metallica, como ha quedado patente- siguió diciendo -Guns n´ Roses tampoco me hubiera importado, Nirvana...

Siguieron debatiendo un buen rato de grupos musicales, viéndose brevemente interrumpidos por algunas personalidades famosas locales, que felicitaban al grupo por el espectáculo ofrecido. Alice y Bella se fueron a bailar un rato, mientras que los chicos se quedaban sentados.

-¿La cosa no va mal, no?- Sam se acercó a Edward.

-Al menos me ha hablado- se encogió de hombros -no puedo negar que tiene buen gusto musical- habló con una pequeña sonrisa.

-Cierto- aprobó Sam -no veo a Gianna o Jane yendo a un concierto de Metallica- Edward rió, divertido.

-Tampoco yo, créeme- contestó. Se giró un momento, para coger su botellín de cerveza... pero se quedó con la mano a medio camino al ver aparecer a Marla Jones, que con paso decidido se dirigía directamente hacia donde ellos estaban.

-Otra vez- rodó los ojos Edward -¿esta tía no capta una indirecta?

-¿Le dijiste antes del concierto que veníamos aquí?- ahora el que habló fue Jake.

-No- respondió -me enteré camino del hotel que íbamos a salir- el guitarrista vio como su primo asentía con la cabeza.

-Tío, ¿qué les das?- rodó los ojos Emmett; en la entrevista que concedieron en Toronto él estaba contestando a una pregunta, cuando ella le interrumpió de muy malas maneras, y desde ese momento había pasado a su lista de personas non gratas.

-Me voy fuera, a la terraza- Edward se levantó.

-Voy contigo- Jake y él salieron, después de que Sam les asegurara que ellos distraerían a la rubia.

Edward encendió su cigarro, esperando pacientemente a que Jake hablara. Se olía demasiado lo que le iba a decir. Como soltara que le gustaba Bella, no tenía muy claro como iba a reaccionar; conocía a Jake desde hace muchos años, y siempre se habían llevado muy bien.

-Suéltalo- le instó el cobrizo, mirando las luces nocturnas de Vancouver.

-¿Sabes que, en el fondo no me sorprende?- Edward abrió los ojos, no se esperaba esa contestación, si se le podía llamar así.

-Pues debes ser el único- musitó; Jake rió, acercándose a la barandilla de la terraza.

-Dame uno de esos, anda- señaló el cigarro.

-Pero si lo dejaste hace años- contestó este, extrañado; pero ante la insistencia de su amigo, acabó cediendo. Jake aspiró profundamente, aunque sí que notó un leve picor en la garganta, no le provocó tos.

-Es una buena chica, Edward- habló, después de unos minutos.

-Lo sé- admitió este, imitando su posición -¿te gusta?- le preguntó sin rodeos.

-Claro que me gusta- Edward maldijo para sus adentros -pero sabes... a veces, es mejor una retirada a tiempo- lo miró sin entender -ella no me quiere, no de esa forma- miró a Edward, que no pudo evitar suspirar aliviado.

-Vosotros os lleváis bien- afirmó Edward.

-Y espero seguir haciéndolo, aunque vaya a ser la novia de uno de mis mejores amigos- contestó Jake con una pequeña sonrisa, y dándole un codazo.

-No es toy tan seguro de eso- murmuró Edward, dando una calada a su cigarro -por si no te has percatado, no nos llevamos muy bien.

-Bueno... vuestra relación no empezó muy bien, que digamos- meditó el moreno -vas a tener que hacer borrón y cuenta nueva.

-Tú la conoces bien- Jake asintió -dame alguna pista.

-Jamás pensé que viviría para ver el día en el que Edward Cullen tuviera problemas para atraer a una mujer- bromeó, ganándose una mirada fulminante por parte de este -conócela, habla con ella... tómate las cosas con calma.

-Eso intento; por eso te pregunto como puedo acercarme a ella- insistió.

-Por lo que sé, no le van nada las cosas exageradas y despampanantes. Le gusta la buena música, como has podido comprobar- este asintió -el cine, leer... pasear... es una chica normal, en esos aspectos.

-¿Te habla de su hermano?

-Sí, lo ha hecho- le confirmó, con un pequeño suspiro -pero ahí no voy a ahondar; ella me lo contó porque, accidentalmente- resaltó la palabra -escuché una conversación con su madre por teléfono, y lo que quedó otra que hablar.

-¿Tan grave es?- indagó -bueno, supongo que ha debido ser doloroso- musitó, a la vez que soltaba el humo por la nariz.

-Eso es algo que no me corresponde a mi contártelo; yo le prometí que no diría nada, y no voy a traicionar su confianza. Dale tiempo, estoy seguro de que tarde o temprano te hablará de lo que pasó.

-Eso espero- resopló, pasándose una mano por su pelo -¿y...- su pregunta se vio interrumpida por su tormento personal, que justo en ese momento se acercó a ellos.

-¿Qué hacéis aquí?- preguntó, con una pequeña sonrisa -¿y tú, desde cuándo fumas?- le espetó a Jake, cruzándose de brazos.

-Lo dejé hace años- le explicó -pero de vez en cuando...- dejó la frase sin acabar- apagó el cigarro -voy dentro; mi cerveza tiene que estar ya a temperatura ambiente- se despidió de ellos, antes de hacerle a Edward un pequeño gesto con la cabeza, señalando a la joven.

Los dejó solos, y Bella tomó aire, antes de hablar. Puede que todo el mundo tuviera razón, y debiera darle una pequeña oportunidad. Dios... estaba tan guapo con esa chaqueta y esa camiseta; y tenía que dar la razón a Ángela, los pendientes le quedaban bien.

-¿Sabes que tu acosadora particular está buscándote, ahí dentro?- señaló la puerta con la cabeza, pero Edward negó, sonriendo.

-Déjala, ya se cansará- se encogió de hombros -¿cómo llevas la celebración de tu cumpleaños?

-Bien- le dijo esta -aunque estoy un poco desentrenada en eso de salir, tomar copas y eso- alzó su vaso -es la segunda y ya se me hace cuesta arriba.

-¿Puedes beber, con la medicación que tomas?- le preguntó; la joven vio auténtica preocupación en sus ojos. La pregunta le pilló totalmente de sorpresa.

-Bueno- meneó ligeramente la cabeza -beber mientras te medicas es malo... pero lo que yo tomo hace que la hormona esté en sus niveles normales, y por una copa o dos no me pasará nada. No es una medicación fuerte.

-¿Cómo se llama lo que tienes?

-Hipotiroidismo- le contó -mi tiroides no produce la cantidad normal de una hormona, por eso tomo la pastilla todos los días.

-¿Y te lo controlan?

-Cada cierto tiempo, con una analítica de sangre- respondió -desde que tomo la pastilla, siempre he tenido los niveles regulados... pero mi metabolismo sigue resintiéndose- al levantar la vista, se dio cuenta de que Edward la miraba embobado -¿me estás escuchando?

-Sí- respondió -estoy aprendiendo- sonrió de manera inocente -¿por eso tienes problemas para bajar de peso?

-La falta de esa hormona me repercute a la hora de quemar calorías- le explicó -frecuentes dolores de cabeza... siempre estoy helada- dándose un poco de valor, con la mano que tenía libre, cogió la de él -¿lo ves?- Edward sintió como sus dedos helados envolvían los suyos, pero se sentía bien. Bella los apartó, con una sonrisa nerviosa, y a regañadientes la dejó ir; la habría acercado a él y la hubiera besado, se moría de ganas de hacerlo... pero se recordó mentalmente hacer las cosas bien.

-Sí que está fría- admitió -aunque estaban a la intemperie, la terraza tenía enormes estufas de gas exteriores, y el viento había parado.

-¿Y tú?- la miró sin entender -¿fumar no es malo para tu garganta?- Edward sonrió.

-No es muy conveniente, lo admito... pero es un vicio que no puedo dejar- le explicó -aunque no lo creas, la cuido; es mi herramienta de trabajo.

-Eso está bien- Bella se quedó unos segundos en silencio -gracias por la canción, en serio.

-No hay de que- se encogió de hombros -pero podrías darme alguna pista de tu canción favorita.

-¿Para?- le reclamó, alzando una ceja.

-Para ganarme mi beso de una vez- le aclaró, apoyándose en la barandilla y cruzándose de brazos, a la vez que la miraba con una sonrisa maliciosa.

-No está en el repertorio de la gira- Edward meditó, eso no le daba muchas pistas.

-Hum... eres una calabacita muy mala -Bella arqueó una ceja, ante la mención del mote -¿te molesta mucho que te llame así?

-Estoy acostumbrada... me extraña que mi padre no lo pusiera en mi partida de nacimiento- Edward se carcajeó suavemente -si alguna vez lo dices en público, te la cargas- le previno.

-Hecho- aceptó este -¿me vas a contar la historia que hay detrás de eso?

-No tiene mucho misterio -este la escuchaba, muy interesado -cuando yo nací, mi hermano tenía seis años- sonrió de forma tímida.

-Entonces... sería de mi edad- le dijo, cuidadosamente, después de unos segundos de cuentas mentales.

-Sí- suspiró ella -cuando yo estaba en el vientre de mi madre, un día mi hermano le dijo que parecía que tenía una calabaza de Halloween escondida; y mi padre le dio la razón, diciéndole que mi madre tenía una pequeña calabacita ahí dentro- Edward sonrió, de manera comprensiva -así que desde el momento en el que nací, él y mi padre me llamaron así.

-Bonita historia- le dijo, pero Bella se quedó callada, desviando la vista -estábais muy unidos, ¿verdad?

-Mucho- asintió, con los ojos vidriosos.

-Hey...- la llamó -no quería ponerte triste- se medio disculpó. Quería abrazarla, decirle que todo estaba bien, que podía confiar en él... pero ella se le adelantó.

-No pasa nada- se obligó a respirar un par de veces, para poder calmarse -¿y tú, por qué no tienes hermanos?- Edward se dio cuenta del cambio de tema, y decidió no presionarla más.

-Creo que mis padres decidieron que con uno bastaba- contestó simplemente -fui un adolescente un poco rebelde- sonrió de medio lado.

-No me sorprende- replicó, medio burlona -¿se extrañaron cuándo les dijiste que querías dedicarte a la música?

-No mucho- admitió -cuando ellos volvieron a casa, y nos mudamos de Anaheim a Los Ángeles, recuerdo que siempre que volvía del colegio, nada más atravesar la puerta de casa, siempre había música puesta- Bella le escuchaba atenta -crecí escuchando a The Doors, Eagles, Mamas and the Papas...Scorpions, AC/DC...

-Muy variado el repertorio- admitió.

-Nunca fui un buen estudiante- le contó -prefería estar pegado a una guitarra que estudiar; en el instituto conocí a Jake, y por él a Sam. Tocábamos en el garaje de los Black, y actuábamos en pequeños locales. Una noche, actuando en un bar de mala muerte, conocimos a Emmett, y se interesó por nuestra música... y según sus propias palabras, nació aporreando las cosas- Bella se carcajeó -así que le hicimos una prueba, y efectivamente, tocaba muy bien la batería.

-¿Y Jasper?

-Bueno... él llegó cuando ya habíamos grabado la maqueta de "Runaway", incluso ya estaba en poder de Aro; él quería un grupo de rock de cinco miembros, era lo que se llevaba en esa época. Así que nos sugirió un quinto integrante, que se ocupara de los teclados, arreglos, y nos sugirió su nombre. Quedamos un día en la discográfica, para conocerle... y ahí empezó todo.

-Vaya...- murmuró, alucinada.

-Sabíamos que éramos buenos... y Aro lo supo apreciar al escuchar la maqueta; es un mundo complicado... y después de que muchas discográficas nos tiraran la maqueta a la cara, por así decirlo, él nos dio la oportunidad.

-¿Es muy duro, pasar de ser personas anónimas a no poder salir a la calle?

-Salimos a la calle- le corrigió Edward, divertido -aunque vayamos un poco camuflados- rió -sí que puede llegar a ser un poco agobiante, no lo niego... pero si te dedicas a este mundo, o a la televisión, o al cine... es lo que hay, siempre ha exisitido y siempre existirá.

El tiempo pasó volando para la pareja, acabando sentados en un amplio sofá blanco que había en la terraza, hablando de mil cosas. Para sorpresa de Bella, descubrió que era un tipo sencillo, que era feliz yendo a cenar a una simple hamburguesería que a uno de los muchos restaurantes lujosos de Hollywood, que le encantaba pasear por la playa con su perro Baxter, y que era un fanático de las películas de Kubrick.

Esa noche, después de que llegaran al hotel, Bella se fue a la cama con una pequeña sonrisa. A pesar de que le tomaba mucho el pelo, siempre a buenas, era un chico encantador. Durante la larga conversación que mantuvieron, sus ojos verdes la miraban fijamente, haciéndola sonrojar y teniendo que desviar la mirada muchas veces.

Edward tenía razón, no era tan divo como ella pensaba.

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Pero para desánimo de la joven, la semana que estuvieron en casa, apenas pudieron hablar. El estudio era una marea humana de gente, entrando y saliendo constantemente; Seth, Paul y el resto de los chicos también estaban, asegurándose de que todo salía bien. Empezaban a grabar a las nueve de la mañana, y muchas veces Bella se iba a casa después de cenar, y ellos aun continuaban allí.

Repetían la mayoría de los temas al menos tres veces, si no eran más; podían llegar a ser interrumpidos hasta diez veces durante el curso de una canción... en verdad, era agotador. Ella y Alice decidieron trasladar la oficina a su espaciosa cocina, y Bella pasó muchos ratos con Akane y Amy, ayudándoles con los deberes de matemáticas, o entreteniendo a Hachiko y a Kyo, que aunque ya habían empezado la primaria, no tenían tantos deberes como ellas.

Pero los días en casa pasaron deprisa, y para cuando quisieron darse cuenta, de nuevo estaban subidos en el avión; al menos, durante las próximas tres semanas permanecerían en el país, cosa que todos agradecían. Estaban casi a finales del mes de septiembre... Bella no podía creer que en poco más de un mes que llevaban de gira hubieran estado en África, Australia, Canadá... y ahora en casa.

La primera parada fue nada más y nada menos que Honolulu, capital de Hawai; pero los chicos, a diferencia de Alice y ella, no pudieron ir a relajarse a la playa la mañana anterior al concierto. El siguiente destino fue Phoneix, seguido de las localidades californianas de San José y Anaheim, donde dieron dos conciertos; siguió Sacramento, también en California... y por fin, la primera semana de octubre la parada que Bella esperaba con ilusión... Seattle.

Llegaron allí de madrugada, y dado que el grupo solo tenía programada una entrevista para el periódico local de apenas media hora, la joven castaña hizo de guía turística. Cinco años viviendo allí eran muchos años, y ella les llevó a comer a uno de los restaurantes más famosos de la ciudad. Había hablado con sus padres, pero estos no pudieron acercarse a la ciudad para verla, ya que era entre semana y a su madre no le dieron permiso en el trabajo.

A las cinco de la tarde ya estaban en el Key Arena, el inmenso estadio. Los chicos ensayaban, a la vez que ella y Alice estaban en el camerino, ultimando unos asuntos de última hora. A eso de las seis y media, los chicos se reunieron con ellas.

-¿Cómo lo lleváis?- preguntó Bella a Jasper y Jake, que entraron primero.

-Bien, todo marcha según lo previsto- contestó el rubio, tomando un botellín de agua.

-¿Contenta de estar en casa?- interrogó Jake a Bella.

-Mucho- admitió.

-¿Y con Edward, cómo van las cosas?- bajó el tono este.

-Mejor- le reveló -no es tan divo como pensaba- bromeó, cosa que hizo a reír al joven.

-Es buen tío, Bella.

-Lo sé- suspiró; desde Vancouver, habían hablado más que en todo el tiempo que Bella llevaba trabajando con ellos, y la verdad es que cada día descubría una cosa más acerca de Edward. Aunque a veces seguía picándola, sabía que era en bromas, y tenía que reconocer que era muy divertido hablar con él.

-Nunca le había visto así- musitó Jake.

-¿Cómo?

-Tan colado por una tía- Bella esbozó una mueca de fastidio -es la verdad- se defendió -y tú te estás colando por él, digas lo que digas.

-No empieces- le advirtió que dejara el tema con una mirada intimidatoria; justo en ese momento Bill se asomaba por la puerta del camerino.

-Perdón, chicos- se disculpó -preguntan por ti, Bella- se apartó, dejando a la vista a Ben y Ángela, que miraban alrededor con la boca abierta.

-¡Ang!- chilló ilusionada; Jake sonrió mientras veía como las chicas se abrazaban.

-¡Belly, qué ganas tenía de verte!- la saludó; hacía meses que no se veían, ya que en todo el verano no pudo pasar por Forks.

-Qué alegría que hayáis podido venir- exclamó ilusionada, después de abrazar a Ben, que venía ataviado con una camiseta del grupo.

-Gracias a ti, por mandarnos los pases- respondió su amiga -no sabes las ganas que tenía de salir de marcha- Bella rió.

-¿Cómo esta mi chico?- les preguntó, refiriéndose a Kyle.

-Cada días más revoltoso- suspiró Ben.

-Tenemos canguro hasta altas horas de la noche, así que no hay prisa- exclamó contenta su amiga.

-Precavida- se medió burlo Bella, pero Ángela no contestó, ya que estaba boquiabierta, mirando por encima del hombro de su amiga.

-Hola- saludó Jasper; Jake y Alice también se habían acercado -vosotros debéis ser los amigos de Bella.

-Es un placer conoceros, yo soy Alice- se presentó la morena, dándoles dos besos.

-Bienvenidos- les saludó Jake.

-El placer es todo nuestro- contestó Ang, un poco asombrada, que se giró para darle un codazo a su marido.

-Tío... soy vuestro fan número uno- Ben apenas acertó a pronunciar la frase; Bella sonreía divertida... parecía una fan loca en estado catatónico.

-Eso nos ha comentado Bella- rió Jasper, señalándole la camiseta.

-Todavía no puedo creerlo- musitaba, a la vez que estrechaba la mano de Jake.

-Venid, os enseñaremos el escenario- les invitó Jasper.

Ben iba encantado de la vida entre Jake y Jasper, y Ángela tomó del brazo a Bella; Alice se disculpó unos minutos, diciendo que se reuniría enseguida con ellos.

-Wao...- boqueó su amiga, mirando el recinto y la altura del escenario -es impresionante- ¿dónde está el resto del grupo?- le interrogó.

-Estarán escondidos en una esquina, fumando- le dijo -creo que tu marido está a punto de sufrir un paro cardíaco- le avisó, ya que la cara de Ben, que sostenía una guitarra de Jake, era todo un poema.

-Lleva dando saltitos por casa desde que recibimos las entradas- rodó los ojos, a la vez que Bella contenía la risa.

-Déjale que disfrute, mujer- decidieron acercarse, a ver que estaban hablando.

-No puedo creer que esté sosteniendo la guitarra con las que tocas esos solos impresionantes- seguía murmurando Ben.

-Gracias por lo que me toca- agradeció Jake, con una risa.

-Ben, te va a dar un ataque- resopló su mujer -discúlpalo, está un poco en estado de shock- le dijo a Jake.

-No hay problema- la tranquilizó este. Justo en ese momento el resto aparecían por el escenario.

Edward reía de manera despreocupada, acompañado por Sam y Emmett. Los ojos verdes del joven buscaron a Bella de manera disimulada, y vio que con ella estaba una chica morena.

-Deben ser los amigos de Bella- dijo Emmett.

-Vamos- instó Sam; se acercaron hasta ellos, y Edward contuvo la risa cuando el chico que estaba con Jake los miraba asombrado.

-Chicos, ellos son Emmett, Sam y Edward- los presentó Bella.

-Yo soy Ángela- consiguió decir ella,después de unos segundos de estupor -y él mi marido, Ben- tuvo que decir, ya que este seguía catatónico.

-No puedo creerlo- musitaba este, a la vez que estrechaba la mano de los tres.

-Es un placer conoceros- habló Sam.

-Espero que lo paséis bien- les deseó Emmett -¿os han enseñado todo esto?- señaló con la cabeza el resto del escenario.

-En ello estábamos- contestó Bella. Ben se volvió a adelantar, con los chicos, meintras que Bella y Ángela se quedaban rezagadas.

-Dios, Bella... está como un tren- musitó, mirando a Edward -no sé como no babeas de manera constante.

-Me contengo- respondió, con una pequeña mueca.

-¿Cómo van las cosas con él?- interrogó, muy interesada -hace más de una semana que no hablamos.

-Mejor- se encogió de hombros -ahora nos llevamos un poco mejor.

-¿Y...- le hizo un gesto con la mano, instándole a continuar.

-No es tan divo- resopló, a regañadientes -es divertido, y cuando quiere es encantador...- suspiró, mirando hacia el aforo del estadio.

-Ya... vaya, vaya...- respondió Angela.

-¿Qué dices?- preguntó, volviéndose hacia ella.

-No hace otra cosa que mirarte- le hizo un pequeño gesto con la cabeza, para que se girara; los ojos verdes de Edward la miraban si disimulo alguno. Completamente sonrojada, se volvió a su amiga.

-¿Vamos a tomar algo?- la invitó a ir hacia el camerino -tu marido está a buen recaudo, créeme.

-Por el amor de dios, Bella... - medio chilló su amiga -¿y no haces nada al respecto?- Bella rodó los ojos, a la vez que la tomaba del brazo y prácticamente la arrastraba hacia el camerino.

Al llegar allí, la soltó y la obligó a sentarse en el sofá; por expresa petición de su amiga, tuvo que resumirle los últimos acontecimientos.

-Dios, Bella...- habló Ángela, después de un rato -¿no crees que ya es hora de que lo admitas?- Bella desvió la mirada -te gusta, y te gusta mucho... la manera en la que hablas de él, como te sonrojas cuando te mira...

-No es tan fácil, Ángela- esta la miró sin entender -tiene una hija, está el asunto de la prensa... y más cosas.

-Pero tú te llevas muy bien con la pequeña- frunció el ceño -y por la prensa, te recuerdo que saldrías con él, no con los paparazzis- apuntó -no sé por que tienes tanto miedo.

-No tengo miedo- se encogió de hombros esta.

-Sí que lo tienes- afirmó, pagada de si misma -Belly... ¿no crees que va siendo hora de que seas un poco feliz?; hacía mucho que no te veía así, tu cara se ilunima cuando hablas de él.

-¿Y si no sale bien?- susurró, con una mueca de pena.

-Quién no arriesga, es cobarde- habló Ángela de nuevo, muy seria -¿y si todo sale bien, y resulta que puedes ser feliz con él? -Bella calló, sin poder rebatirle -para que puedas saber eso, debes darle una oportunidad; ¿le has hablado de Riley?

-Todavía no- suspiró -pero lo haré, te lo prometo.

Siguieron poniéndose al día durante un buen rato; Alice se unió a ellas, y después los chicos. Por suerte para Bella, hoy no había mucha visita VIP, y en verdad todos agradecían un poco de tranquilidad antes del concierto. El grupo entero firmó la portada del último disco a Ben, y se hicieron fotos con todos ellos, cosa que la castaña les agradeció en nombre de sus amigos.

Al fin, la hora del concierto se acercaba, y Ben y Ángela asistieron al ritual de los chicos antes de que el espectáculo comenzara. Ellos lo seguirían desde la posición de Bella y Alice, que justo en ese momento hablaban con los miembros de seguridad. Ben seguía de charla con Emmett y Jasper, y la Ángela no pudo evitar asomarse, estudiando al público, que ya empezaba a hacerse notar.

-¿Lo estáis pasando bien?- se giró para encarar a Edward, que se había acercado a ella.

-Es alucinante- le dijo, todavía un poco intimidada por su presencia -¿cómo lleváis eso de viajar sin descanso, de un lado para otro?

-Es agotador, lo admito- se encogió de hombros -pero acabas acostumbrándote- contestó, buscando a una persona con la mirada.

-Ahora viene- le tranquilizó, con una pequeña sonrisa -creo que ella y Alice están hablando con los de seguridad o algo así. Edward sonrió, negando con la cabeza.

-¿Siempre es tan cabezota?- le preguntó, sin tapujos.

-Un poco- rió la morena -sino no sería ella; la conozco desde que íbamos a la guarderia- hizo una pequeña pausa -lo pasó muy mal con lo de su hermano... y es la primera vez en mucho tiempo que la veo contenta.

-Me alegra oír eso- repuso Edward, feliz. Iba a preguntarle más cosas, pero justo la aludida se plantó a su lado.

-¿Cuchicheando a mis espaldas?- bromeó.

-Solo un poco- le sacó la lengua su amiga.

-¿Y de qué hablabáis, si se puede saber?

-Tsk, tsk, tsk...- meneó la cabeza Edward -cotilla- la picó -Ang, ¿te importa que te la robe un minuto?- Bella abrió los ojos, sorprendida.

-Es toda tuya- contestó exultante, prácticamente empujándola hacia él.

-Regreso ahora mismo- le advirtió; la mano de Edward agarró la suya, conduciéndola hasta la parte trasera del escenario. Bella se fijó que ya llevaba los audífonos colocados, de modo que estaban por empezar.

-¿Ocurre algo?- preguntó, extrañada.

-No- contestó -simplemente quería hablar contigo de algo.

-Pues tu dirás- bajó la vista, jugueteando nerviosa con sus dedos.

Edward pasó una mano por su pelo, dándose valor para lo que iba a hacer. Parecía un puto adolescente de instituto, ni que fuera la primera vez que le iba a pedir una cita a una chica... pero estaba desesperado por pasar un poco de tiempo con ella, a solas.

-¿Quieres cenar conmigo?- le soltó de sopetón, y casi sin respirar. La cara estupefacta de Bella era un poema.

-¿Lo dices en serio?- le preguntó de vuelta.

-Por favor- le pidió este, desenredando sus dedos de y tomando las dos manos de la joven entre las suyas -vamos, cede un poco... calabacita- prácticamente le suplicó, con una pequeña sonrisa. Ese pequeño gesto, tan íntimo y a la vez cariñoso, terminó por derrumbarla por completo.

Parecía que su amiga era pitonisa o algo por el estilo, por haberle dicho todas esas palabras hacía un buen rato. Sabía que Ángela y el resto tenían razón, y si seguía evadiendo el asunto, se estaría engañando a sí misma.

-Vale, acepto- contestó, con una pequeña sonrisa.

-¿En serio?- se aseguró Edward, a la vez que apretaba con fuerza las manos de Bella.

-Sí- dijo ella, con una pequeña risa; nunca lo había visto tan nervioso -¿te parece bien el sábado, que estaremos en casa?

-Hecho- respondió, contento. Los ojos de la joven le escanearon con disimulo... estana tan guapo, con esa camiseta verde militar, los vaqueros y las botas de cordones.. pero los gritos de la multitud hicieron eco en sus oídos... y las baquetas de Emmett ya aporreaban los platillos.

-Buena suerte- le deseó.

-¿No hay beso?- le reclamó este, con un puchero gracioso. Bella sonrió, maliciosa.

-Depende como te portes el sábado- le guiñó un ojo.

-Eres cruel, calabacita- tiró de sus manos, acercándola a él -¿ni un pequeño adelanto?- murmuró, practicamente con sus narices rozando. Por dentro, prácticamente estaba bailando de alegría, por fin parecía que ella cedía un poco. Si se agachaba unos milímetros, por fin tocaría esa boca pequeñita, que le traía loco... pero Bella se apartó, sonriendo.

-Tu turno- ya se sabía de memoria las notas con las que este hacía su aparición en el escenario.

Apretó de nuevo sus manos, antes de guiñarle un ojo y desaparecer hacia la parte delantera; mientras volvía al lugar donde había dejado a Ängela, escuchó como los aplausos y gritos se elevaban, señal de que Edward ya estaba en su posición. Al llegar allí, vio que Ben ya estaba como loco, cantando a pleno pulmón e imitando los movimientos de Jake, como si él mismo tuviera una guitarra.

-¿Dónde estabas?- chilló Alice, mirándola con una sonrisa maliciosa.

-Hablando con Edward- se encogió de hombros, pero esbozando una sonrisa cómplice. Rodó los ojos al ver a Alice y Ángela cuchicheando entre ellas y pegando saltitos, emocionadas.

Ben y Angela disfrutaron del espectáculo, y la morena pudo ser testigo de las miradas que Edward lanzaba furtivamente a la castaña. Ben, ajeno a todo, estaba en su salsa, cantando y levantando los brazos; la locura vino cuando sonaron las primeras notas de "Bad medicine", la canción favorita de este... y Ángela por poco se desmaya cuando Jake se acercó a su marido, instándole a que le acompañara al escenario, cosa que hizo con total naturalidad, elevando los brazos y cantando en el mircrófono del guitarrista.

-¿Pueden hacer eso?- gritó, para poder hacerse oír, con una mano en su pecho.

-Claro que sí- respondió Alice.

Los ojos de Edward de nuevo se clavaron en Bella, y un escalofrío recorrió su cuerpo cuando, en el estribillo, la guiñó de nuevo un ojo... directamente a ella...

"Tengo todos los síntomas...

cuéntalos: uno, dos tres...

eso es lo que consigues por enamorarte..."

¿Se estaba enamorando de él...? o por el contrario... ¿lo estaba ya...?


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