Comentarios iniciales (y tal vez finales)

¿Qué tal? Desde hace muchos años soy fan de este anime y por primera vez, a mis 32 años, me decidí a publicar algo que he estado escribiendo. No sé qué tanto alcance tenga esta historia, ni hasta cuándo seguiré escribiendo, pero por ahora estoy motivada con ella. Cualquier comentario o crítica constructiva es bienvenida y desde ya agradezco si alguien se toma el tiempo de leer. Nos leemos.

CAPÍTULO 1: DIFICULTADES

Habían transcurrido alrededor de 15 horas desde que había tomado el vuelo de regreso a Tokio, y aunque estaba cansada, apenas había logrado dormir un poco. La mezcla de emociones tenía su mente corriendo a mil kilómetros por hora, se sentía eufórica y a la vez, con una sensación de miedo que no había tenido ni siquiera en los casos más difíciles. Trató nuevamente de cerrar los ojos, pero no pudo evitar que su mente reviviera el momento una vez más…

La vista era increíble, y si bien portaba un tanque de oxígeno, le costaba respirar y tenía mucho frío. El cielo azul, las montañas nevadas, el viento fresco en el rostro y un silencio tan grande que podía escuchar los latidos de su propio corazón. Pese a que Natsumi se había preparado durante bastante tiempo para subir el Monte Everest, ninguna otra montaña, monte o simulación siquiera podía compararse con la hazaña que había logrado y con lo que estaba sintiendo. Definitivamente, todo el esfuerzo había valido la pena y lo mejor, era que lo había logrado junto a él. Por supuesto, no podía distinguir completamente su rostro, debido a las antiparras y los implementos que llevaba puestos, pero estaban tan compenetrados el uno con el otro, que sabía exactamente que él estaba sonriéndole, orgulloso. Habían sido unas semanas increíbles, unas vacaciones fantásticas.

Después de unos momentos y de haber tomado algunas fotografías, uno de los Sherpas que los acompañaban le hizo unas señas a Shouji Toukairin, y él rápidamente interpretó que debían empezar el descenso. Hacía buen tiempo, pero no se puede desafiar a las montañas, especialmente si se trata de la más alta del mundo, así que emprendieron el regreso hasta el campamento base.

Natsumi sacudió su cabeza, esfumando el recuerdo.

- Debo de dejar de darle vueltas al asunto –pensó, mientras miraba su reloj. Por los altavoces del avión se escucharon a las asistentes de vuelo dando indicaciones para el aterrizaje-. Al fin, estamos llegando… Necesito una cerveza.

Eran cerca de las 4 de la tarde cuando descendió del avión, estaba agotada física y mentalmente, así que agradeció, al borde de las lágrimas, a Miyuki y a Nakajima, que se ofrecieron a ir a recogerla al aeropuerto.

- Vaya, Natsumi, estoy segura que trajiste más equipaje del que llevaste –dijo Miyuki, mientras guardaba un bolso muy pesado en el portaequipaje del automóvil-. ¿Seguro que no traes al Teniente en alguna de estas maletas? –bromeó-.

- Ja ja, qué graciosa… –respondió con ironía Natsumi, mientras se acomodaba en el asiento trasero-.

- ¿No deberías llamar o enviarle un mensaje a Toukairin para que sepa que llegaste bien? –preguntó Nakajima, que iba en el asiento del copiloto-.

Natsumi no respondió y se quedó mirando fijamente por la ventanilla del automóvil.

Nakajima y Miyuki se miraron alzando una ceja.

- ¿Pasó algo entre ustedes durante tus vacaciones? –preguntó Miyuki-. ¿Natsumi? –insistió mientras miraba por el espejo retrovisor-.

Sin embargo, convenientemente, su amiga yacía dormida plácidamente en su asiento.

- Tsujimoto, despierta, ya hemos llegado –dijo Nakajima, mientras movía con suavidad el hombro de Natsumi-.

- Sólo un poco más, por favor… –balbuceó entre dormida la chica-.

- ¡Natsumi! –gritó Miyuki desde el pórtico del edificio en que ambas compartían departamento.

- Ya voy… -respondió a regañadientes, refregándose un ojo-.

Natsumi se unió a los otros dos oficiales de policía, que ya habían descendido del vehículo y se encontraban descargando su equipaje.

Una vez que los bolsos estuvieron en la habitación de Natsumi, Nakajima se despidió de ambas y emprendió el regreso a su casa.

- Muchas gracias, Ken-chan. No habría sido lo mismo sin tu ayuda –dijo sonriendo Miyuki-.

- No hay de qué, Kobayakawa –sonrió Nakajima, sonrojándose-. Nos vemos pronto.

Miyuki se despidió con un tierno beso en la mejilla y entró al departamento, con ansias de saber qué le había ocurrido a su amiga durante las vacaciones. La conocía muy bien como para saber que algo la estaba agobiando y quizás conversarlo podría hacerla sentir mejor.

- ¿Y bien? ¿Necesitas ayuda para desempacar? –preguntó Miyuki con una sonrisa en su rostro-.

- No sé qué haría sin ti –sollozó Natsumi de manera exagerada-.

Estuvieron un rato comentando detalles del gran viaje, desempacando ropa, zapatos, algunos artículos y herramientas de montañistas. Incluso Natsumi había traído algunos recuerdos de Nepal para sus amigos en la estación Bokuto. Sin embargo, el ambiente no era el habitual, era evidente que algo le sucedía a Natsumi, que normalmente no era una persona silenciosa o que pasare desapercibida.

De pronto, Natsumi pegó un salto, como si hubiera encontrado un insecto entre sus pertenencias.

- ¿Estás bien, Natsumi? -preguntó intrigada su compañera-.

Natsumi se volteó a verla con desánimo, recogió un objeto de entre sus pertenencias y se lo entregó a Miyuki.

- ¿Qué es esto…? ¡Espera! Esto es… -dijo Miyuki mientras abría la pequeña caja de terciopelo, color negro que Natsumi le había pasado-. ¡No puede ser! –gritó sorprendida al tiempo que dejaba ver un anillo en su interior-.

- Eh… Bueno… -titubeó Natsumi, rascándose la cabeza- Hmm, sí… Shouji me propuso matrimonio…