Akane se sentó en el asiento frente a la barra, donde la atendió el camarero encargado de las bebidas, quien reconoció que aquella joven no era de la aldea, pero pensó que estaba de paso por allí. Él encargado del bar, le pregunto a la joven de pelo blanco cuál era su orden, la chica estuvo pensativa, ella en Japón, era menor de edad, así que no pida tomar bebida alcohólica.
—¿Tiene una bebida no alcohólica? —Akane le pregunto al encargado de la barra.
—Estomago sensible, he, muchacha—El hombre se burló por la petición de la chica, para luego agregar—Aunque, si tenemos una bebida sin alcohol, llamada leche de burra.
—¿Leche de burra? —Pregunto Akane que luego de pensarlo un poco agregó—Bueno, si no queda de otra.
El encargado de la barra sacó de debajo de la barra un jarro de greda, la cual estaba tapada, y una jarra de madera, destapado el jarro y vertió su contenido en la gran taza de madera, para luego dejar la jarra en frente de la chica y guardar el jarro. La joven observó el jarro durante unos segundos, y después bebió su líquido y después de beber un sorbo de se limpió sus labios.
No encontró malo aquel brebaje, pero tampoco era algo que bebería de nuevo, y después de pagar, decidió comenzar s preguntar.
—Tengo una duda, he escuchado sobre un sujeto, muy fuerte que habita esta aldea—Akane le hablo al encargado de la barra, para luego seguir con la siguiente pregunta— ¿Sabes algo sobre aquel tema?
El encargado hizo como si no hubiese oído a la chica, Akane, suspiro, ella lo entendió, en varios juegos había opciones para conseguir información utilizando medios monetarios o sea sobornando. Akane saco de una bolsa de cuero, unas pocas monedas de oro y lo puso encima de la barra, para llamar la atención del encargado.
—Bueno...según me recuerdo—El camarero que había escuchado las monedas, se acercó a la chica y tomo el metal que le dejó la joven en la barra, y en voz baja el camarero le comento lo siguiente a Akane—Siempre viene un chico de pelo corto y negro, con un ojo cerrado, y aunque a simple vista parece un brabucón y mal vivido, es un tipo inocente y amable, con él tiene que hablar, aquel sujeto vendrá en media hora más, si quieres puedes esperarlos, bebiendo otra jarra de leche de burra
Akane le dio las gracias al camarero, por la información suministrada, aunque rechazo la idea de beber otra jarra de leche de burra, argumentando que aún no se terminaba de beber la primera. El camarero entendió y siguió atendiendo la barra, mientras que Akane espero la media hora, bebiendo de absorbo aquel brebaje extraído de un animal.
Así paso la media hora, hasta que entro al lugar un sujeto más alto que el promedio de la gente, de una gran musculatura, espalda ancha, pelo corto y desordenado, su cara estaba lena de cicatrices, uno de sus ojos estaba cerrado, y era atravesado por corte, su pelo de color negro, desordenado y corto. El hombre, se sentó en una de las mesas.
—Aquel es el sujeto, que le comentaba—El camarero le susurro a la mucha de pelo blanco.
Akane apoyo su mano sobre la barra, se paró de aquel lugar, y con jarra en mano, se dirigió al puesto en donde se había sentado aquel sujeto.
—Buenas—Akane se sentó en la silla frente al sujeto señalado y luego le pregunto al sujeto—He escuchado, que sabes sobre un sujeto fuerte, el cual pudo vencer a varios bandidos, ¿me puedes contar sobre aquellas personas?
—No diré nada—Contesto aquel hombre.
Akane sonrió, esas palabras significaban que aquel sujeto, sabia más de lo que quería contar, así que decidió convencerlo con una pequeña mentira.
—Soy una cronista de otra tierra, he escuchado sobre un sujeto muy fuerte, que fue capaz de defender este lugar de unos bandidos, me gustaría conocerlo, ya que estoy escribiendo sobre los grandes héroes del mañana, y aquel sujeto me pareció muy interesante, si sabes algo, quiero que me cuentes— todo lo que sepas sobre esa persona—Akane le comento al hombre.
—Una cronista, si, conozco aquel sujeto, él es mi amigo desde la infancia—El hombre le contesto a Akane
Con las palabras del sujeto, Akane supo que aquel fuerte hombre que buscaba era nativo de aquel mundo, y no era un jugador como su hermano mayor y ella, la joven chica suspiro profundo, aquí había terminado la misión encomendada por su hermano. Debía salir del bar, para comunicarse con Momonga, así que se terminó de tomar la jarra, y salió del lugar.
Ella pensó en alejarse de la aldea, para comunicarse con su hermano y avisarle sobre el resultado de la investigación, pero cuando estaba en pleno camino algo le llamo la atención. En la plaza pública, se estaba celebrando algo, ya que había una multitud que rodeaba un evento, con curiosidad, la joven Akane, se acercó a ver lo que sucedía.
Después de pasar la gran cantidad de persona y ponerse adelante, observo como un sujeto regordete estaba dando un discurso, mientras apuntaba hacía un niño, el cual estaba arrodillando y con su cabeza sobre un barril, mientras que al lado suyo se encontraba un sujeto encapuchado, que portaba una gran hacha.
—Esto es lo que pasa con las personas, que me desobedecen—Continúo hablando el sujeto regordete y agrego—Sea un niño o un hombre grande, la ley debe de ser respetada, y si no se cumple, se debe ajusticiar al criminal.
Akane encontraba que la idea de aquel regordete sobre la justicia era muy extremista, ajusticiar a un niño, eso era idiota, pero no quería meterse, tenía una misión, y debía cumplirla, además ella era un demonio, un ser que no le importa la raza humana, pero su parte humana, le decía que interviniera, era un simple niño, a quien quería ajusticiar, y como humana no o permitiría.
Suspiro profundo, y espero que supiese lo que estaría haciendo, se escabucho aprovechando la multitud y se puso su armadura de samurái.
Cuando el regordete termino de hablar, hizo una señal al verdugo para que empezase con su trabajo, el hombre fornido, levanto su hacha hacía el cielo y con fuerza la bajo para cortar el cuello del niño, el niño cerro sus ojos, esperando su fin, pero este nunca llego. Al abrir sus ojos el pequeño observo a una chica de armadura de samurái, la cual estaba sujetado el hacha con la palma de su guantelete.
—Esta situación, es cliché—Susurró para sí misma la chica de armadura roja, entonces sintió el ansía del demonio que tenía en su interior, ella sabía que no podía liberar su yo bestial, no con el pequeño y los inocentes alrededor, y pensó, «No debo liberar por completo al demonio en mi interior, hay un niño pequeño, solo debo enfocar el ansia de matanza a mis objetivos»
Antes de partir había conversado sobre este problema con Demiurge y Albedo, los dos que se consideraban demonios, ellos le comentaron que se podía controlar aquel estado, solo debía respirar hondo y cerrar los ojos. Akane cerro sus ojos y se concentró en sus objetivos, el verdugo y e regordete, y los obstáculos que pudiese intervenir, al abrir sus ojos observo al verdugo con una sonrisa maliciosa.
Akane partió por la mitad la cabeza del hacha, sorprendiendo al verdugo que se hizo para atrás asustado por aquella mujer de armadura roja, la cual arrojo el pedazo que tenía del hacha hacía la cuerda que sujetaba al niño. La cuerda se partió y el niño se pudo liberar.
—Chiquillo, no sé lo que hiciste para enfadar al cerdo de allá—La mujer de armadura roja apunto hacía el sujeto regordete y agrego bajando su cabeza—Pero huye, que hoy correrá sangre.
El niño obedeció a la chica y huyo del lugar, mientras los ojos de la mujer de armadura se volvían cada vez más rojizo.
—Escuchen gente de este lugar, no quiero que ensuciarme con su sangre, así que esperare a que ustedes puedan esconderse en su casa, ya que quiero teñir el suelo con sangre—La mujer de armadura exclamo hacía el pueblo y luego agrego viendo al regordete sujeto—No me gusta como trataste al niño, así que tu morirás con los pies colgados, como un cerdo hace siglos atrás y en una muy lejana.
Las personas al escuchar a la mujer de armadura roja huyeron y obedecieron, se escondieron en sus casas, la muchacha suspiro profundo y observo al verdugo, el cierra el primero. El verdugo trato de huir, pero su cabeza fue cercenada por un corte de la espada de la chica, el cuerpo callo de rodilla, mientras la mujer sostenía la cabeza del verdugo con sus manos.
—Uno muerto, quiero más sangre—La chica voto la cabeza del verdugo y observo al sujeto regordete.
El hombre retrocedió, entonces llamo a su grupo de guardaespaldas para que cubriese su huida.
