La noche había caído en el lugar, todo se encontraba muy tranquilo, como era costumbre, personas en las calles haciendo compras, algunos regresando a sus casas preparándose para un nuevo día.

En el calabozo, los aventureros comenzaban a salir, su jornada en aquel sitio había terminado por lo menos ese día, no había nada extraño, todo era común dentro de los estándares de Orario, hasta que de pronto unos ruidos se hicieron presentes, provenían del calabozo, acercándose a toda velocidad, hasta que de pronto...

Varias siluetas salieron de él, era imposible observar de quiénes se trataban pero, no era imposible saberlo, todos sabían que la única manera de que una persona obtuviera tal velocidad, era siendo un aventurero de primera clase.

-Ellos eran el grupo que se designó para la misión del minotauro negro ¿Cierto?-Preguntó un aventurero que pasaba por el lugar.

-Si, parece que tienen prisa ¿Por qué será?¿Habrán fallado y tuvieron que huir?-Preguntó otro aventurero que se encontraba con el primero.

-Lo dudo, si pudieron salir tan rápido del calabozo habiendo iniciado hoy la misión, es porque cumplieron su objetivo pero... algo me da mala espina...-Agregó el primer aventurero en respuesta a la pregunta de su compañero.

-¿Qué es?-Preguntó nuevamente.

-Solo habían 6 siluetas...-Contestó.

-Oh... ellos eran 7...-Dijo el compañero comprendiendo la situación.

Mientras ellos discutían eso, la conmoción que dejaron a su paso Aiz, Bete, Finn, Shakti, Aisha y Hogni solo despertaba más preguntas.

En la sede de la familia Hestia.

-¿Creen que estén cerca de encontrar a Asterius?, sé que ha pasado un día pero viendo la situación y la fuerza en conjunto de todos ellos no sería descabellado pensar que regresaran pronto-Expresó Mikoto en la sala de la mansión.

En la mansión se encontraban todos los aventureros de la familia Hestia y el Dios Hermes junto a la capitana de su familia, Asfi Andromeda, todos se estaban reunidos, la preocupación por la situación no era menor, no era como si sus compañeros y amigos hubieran ido a una expedición cualquiera, ellos estaban explorando cada rincón del calabozo, buscando a un enemigo que había derrotado sin problemas a los miembros más fuertes de la familia Loki, tenían motivos por los cuales estar intranquilos.

-Es muy posible que sí, conociendo a Bell debe estar dándole su merecido a ese minotauro en éste preciso instante, no por nada se le reconoce como un héroe-Dijo el Dios Hermes con alegría.

Hermes confía mucho en ese pequeño niño, motivos de sobra para ello los tiene, no por nada ha estado presente en muchas de las proezas del chico.

-Pero aunque Bell sea muy fuerte, no creo que derrote a Asterius fácilmente, al menos me da cierta tranquilidad saber que va acompañado-Mencionó Hestia mirando fijamente a la puerta de la mansión de la chimenea, esperando la llegada de su hijo, ella no se movería de ahí hasta que viera a Bell cruzando esa puerta.

-Eso sí, según los rumores, el integrante de la familia Freya quién decidió acompañarlos no es más ni menos que nuestro maestro y elfo oscuro favorito, Hogni jajaja-Dijo Welf con una gran sonrisa, él confiaba en la fuerza del elfo.

-Con el maestro con ellos es obvio que todo saldrá bien-Dijo Haruhime tocando sus dedos y con una gran sonrisa que daba tranquilidad a todos los presentes.

-Bell estará bien, cuando llegue tendremos que hacerle una fiesta porque lo más seguro es que suba a nivel 6 después de esa aventura y ese enfrentamiento-Dijo Lili emocionada por el crecimiento de su compañero de familia.

-¡Él héroe del destello blanco subiendo a nivel 6 en menos de 3 semanas! Me siento orgulloso de él...-Dijo Hermes emocionado por lo que podría suceder, mientras sacaba pequeñas lágrimas que mostraban lo feliz que estaba por el chico.

-¡Yo soy quien debería estar orgullosa!¡No me robes el crédito!-Dijo Hestia al Dios cerca de ella mientras que al mismo tiempo le daba un golpe con el puño cerrado en la cabeza.

Todos comenzaron a reír por lo sucedido entre Hestia y Hermes pero lograron vislumbrar a una persona acercándose a la puerta de la sede.

La puerta se abrió lentamente y Hestia no pudo esperar más así que se lanzó a la persona que entraba.

-¡Volviste Bell!-Dijo Hestia abrazando a quien pensaba que era Bell.

-Ammmm Hestia-Sama... ella no es Bell-Dijo Asfi al ver como Hestia había tacleado a su compañera de familia, Aisha la amazona.

-¿Ehhhhhh? ¡No eres mi Bell!-Dijo Hestia separándose rápidamente de la amazona.

-Lamento decepcionarla Diosa Hestia, pero no soy Bell-Contestó Aisha ante las palabras llenas de decepción de la Diosa.

-Pero Aisha ¿No debería estar en el calabozo?-Preguntó Mikoto recordando que ella era parte del grupo de búsqueda.

-Acabamos de regresar-Respondió Aisha.

-Entiendo ¿Cómo les fue?¿Se logró el objetivo?-Preguntó Welf con calma.

-Si, Bell logró derrotar al minotauro, los detalles se comunicarán por parte de Shakti al gremio y sabrán con detalles lo que sucedió-Dijo la amazona.

-Por cierto Aisha ¿Dónde está Bell? No me digas que está festejando con Syr-Preguntó Lili con una mirada insinuante.

-...-Un silencio se presentó en la amazona.

-¿Aisha?-Preguntó Hermes con preocupación en sus ojos.

-Ese niño logró derrotarlo pero... está en mal estado... uno de los cuernos de la bestia se incrustó en su abdomen, está siendo operado en la sede de la familia Dian Cecht-Dijo la amazona con claro nerviosismo.

Todo el lugar guardó silencio al oír lo anterior.

-Tenemos que ir a verlo, ahora...-Dijo Hestia con claro miedo de que su niño pudiera morir.

-¡TENEMOS QUE IR AHORA A ESE MALDITO LUGAR!-Gritó Hestia con lágrimas en su hijo, despertando del shock de la noticia a los presentes del lugar.

La mansión se vació en un abrir y cerrar de ojos, la familia Hestia junto a Asfi se dirigieron a la sede donde se encontraba Bell, dejando únicamente a Aisha y Hermes en el lugar.

-Dime Aisha, sin rodeos ¿Cómo se encuentra Bell?-Dijo Hermes con una mirada seria, tan seria que sorprendió a la misma Aisha quien nunca lo había visto de esa manera.

-Es complicado saberlo, solo Airmid puede juzgarlo pero... en mi opinión... está más cerca de la tumba que de vivir, esa herida sumado al cansancio físico y mental, dan todos los ingredientes para pensar que no sobrevivirá-Expresó la amazona con clara tristeza.

-Ya veo... esperemos que no sea así-Dijo Hermes acomodando su sombrero y dirigiéndose a la sede de la familia Dian Cecht junto a Aisha.

En la Torre de Babel.

-Ottar ¿Crees que fue buena idea no mandarte a ti a la misión?-Preguntó Freya desde en habitación, con su copa de vino en mano y leyendo un libro.

-Si Freya-Sama, ese chico tiene la fuerza necesaria y el incentivo correcto para lograr derrotar a ese minotauro-Dijo Ottar con seriedad y sin moverse de su lugar.

-Veo que confías mucho en él, Ottar ¿Acaso te agrada?¿Qué piensas de él?¿Acaso no estás celoso?-Preguntó Freya, sonriéndole al Boaz.

-No me agrada ni desagrada, me es indiferente, respecto a lo de los celos, si usted eligió a ese niño, no puedo ir en contra de sus deseos ni decisiones-Contestó Ottar aún de pie como un roble.

-Entiendo pero no respondiste a una de mis preguntas ¿Qué piensas de él?-Hizo la pregunta nuevamente la bella Diosa.

-Un héroe, lo veo como un héroe, sin motivos egoístas, justo como el héroe del libro que se encuentra leyendo, Freya-Sama-Expresó el Boaz, señalando al libro.

-¿Ara? Así que conoces el libro, me lo prestó mi lindo Bell hace ya un tiempo, no había tenido el tiempo de leerlo hasta ahora, siempre me habla con tanto entusiasmo de estas historias, personalmente no es de mi agrado leer este tipo de historias pero debo decir que es interesante lo mucho que el protagonista y Bell se parecen-Respondió Freya ante la observación del capitán de su familia.

-Así que... lo ves como un héroe, Ottar, interesante, cada vez más me convenzo de que es uno, reúne todas las características que un héroe debería tener según este libro, también inspira a los que están a su alrededor para ser mejores, como el caso de Ryuu, la ayudó a olvidar su pasado y que entendiera que tiene un futuro, cosa que ni yo pude hacer-Dijo Freya con una mirada de melancolía mientras agitaba su copa.

-Cada vez lo amo más, nunca me había sentido de esta manera, lo único que sé es que no quiero dejar de sentirlo-Agregó la Deidad, levantando la mirada.

-Gracias por corresponder a mis sentimientos, Bell...-Dijo Freya antes de ser Interrumpida por la entrada precipitada de un elfo.

-¡Freya-Sama!-Gritó Hogni en su entrada.

-¿Hogni? ¿Ya llegaron? P-Pero no pude sentir ni ver el alma de Bell...-Dijo la Diosa con sorpresa ante su hijo que se encontraba a escasos metros de ella.

-Freya-Sama... Bell está muy mal-Dijo el elfo oscuro a su Diosa.

Freya sintió eso como un balde de agua fría, esa noticia había hecho que perdiera la calma que tenía en ese momento, un miedo muy grande invadió su rostro, el cual se dirigió súbitamente al mirador, donde se podía observar a todo Orario, ahí es donde pudo vislumbrar el alma blanca del chico, se encontraba en la sede de la familia Dian Cecht, pero notó algo raro en ella... se estaba debilitando y encogiendo...

-¡Te dije que lo protegieras!¿¡Qué demonios pasó!?¿¡Por qué Bell está muriendo!?-Gritó Freya de manera histérica y con lágrimas en sus ojos por la preocupación que tenía.

-Freya-Sama-Dijo Ottar deteniéndola al tomar su hombro.

-No es el momento para eso... tiene algo más importante qué hacer, luego Hogni nos dará explicaciones, por el momento, creo que sería prudente que se transforme y vaya a verlo...-El Boaz no terminó de hablar porque Freya había salido corriendo de la sede en dirección a donde estaba su lindo conejito.

Sin escuchar lo que dijo Ottar, sin importarle que saliera en su forma de Diosa, ella corría desesperada por las calles de Orario sin que nadie la detuviera, ahí comprendió Ottar que eso era lo mejor, por eso mismo no hizo nada para impedir lo que estaba apunto de suceder.

-Mucha suerte con lo que se aproxima, Freya-Sama-Dijo Ottar desde el mirador de la habitación de Freya, viendo como la Diosa corría.

-Bien, cuéntame ahora ¿Qué sucedió, Hogni?, haz hecho preocupar a la Diosa-Preguntó el Boaz con la seriedad que lo caracteriza.

-Demi espíritus de alto nivel, casi irregulares diría yo, nos atacaron pero solo le dieron paso a Bell, pienso que ese Minotauro los controlaba, cuando nos deshicimos de ellos, Bell estaba lanzando su último ataque, fue ahí donde el minotauro posó uno de sus cuernos en su cuerpo, dejándolo gravemente herido, no se compara al daño hecho por Allen, es mucho peor-Contestó Hogni con preocupación.

-Esperemos que no muera ese niño, si es así, Freya se irá con él-Dijo el Boaz tomando su rostro con una de sus manos.

-Sobrevive, niño-Agregó Ottar, dirigiendo su mirada a donde su Diosa iba.

Sede de la familia Dian Cecht.

Se podía ver a Airmid junto a muchas d ellas especial estas en magia curativa retirando el cuerno del minotauro y sanando con su magia apenas veían que salía el objeto, eran un trabajo extremadamente difícil para todas, salvarlo en esas condiciones debería ser imposible pero el haber usado una poción de curación en el instante en el que la herida fue hecha, había sido una decisión muy sabia por parte del grupo de aventureros, de no ser así, Bell ya hubiera muerto por desangramiento al tener todo el cuerpo con heridas abiertas, la zona importante seguía igual pero todo el resto del cuerpo se encontraba bien.

-Bien, vamos bien, su pulso vuelve a aumentar pero a un ritmo muy lento, more preocupa que despierte de un instante a otro y sienta la oleada de dolor de golpe, sería problemático en caso de que reaccione mal a ello y se mueva, podría desgarrar más tejidos y órganos-Decía Airmid con clara preocupación.

Poco a poco lograban retirar el cuerno del minotauro hasta que salió por completo.

-Esto debería facilitar las cosas-Expresó una de las sanadoras.

En la sala de espera.

Podíamos ver a dos personas sentadas, una con lágrimas en su rostro, con un miedo muy grande a perder nuevamente a alguien importante para ella, el otro por su parte, se encontraba callado y calmado, o eso era lo que aparentaba, por dentro estaba preocupado por el chico, puede que ambos no sean ni amigos, pero la preocupación estaba ahí, él comprendía que Bell tenía una importancia muy grande para su compañera, Bete puede ser una persona muy seria y fría, pero todo es nacido de lo mucho que ha perdido, las perspectivas importantes relacionadas con él que han muerto, pero no sucede lo mismo con Aiz, por ende, trataba de ser empírico con ella.

-Aiz... él estará bien-Dijo el hombre lobo con calma, posando su mano en el hombro de la chica.

"Es lo menos que puedo hacer ahora" pensó Bete, resignado ante la situación.

De pronto escucharon muchas pisadas dirigiéndose a donde ellos yacían.

De golpe entraron todos los integrantes de la familia Hestia y dos integrantes de la familia Hermes junto a sus respectivos Dioses aunque junto a ellos había una elfa con traje de camarera, que no pertenecía a ninguna de las dos familias.

-¿¡Cómo está Bell!? Gritaron todos con miedo y lágrimas en sus caras.

-No sabemos aún, estamos esperando a que Airmid nos diga cómo se encuentra Bell-Dijo Aiz ante todos los presentes que estaban preocupados por el chico.

-Esperemos que todo salga bien, Bell no puede morir-Dijo Haruhime con lagrimas.

-Haruhime, ese niño no morirá, es fuerte, puede sobrevivir a esto-Dijo Bete con un gesto raro, parecía una sonrisa pero como nunca nadie lo había visto con una, no supieron si era una en verdad.

-Gracias Bete-Dijo Haruhime ante las palabras del hombre lobo.

"Esto es extraño ¿Por qué parece que ambos brillan cuando están juntos?" Pensaron Lili y Welf.

-Esperemos...-Dijo Aiz ofreciéndoles a todos que se sentaran.

La espera se sentía muy larga, los minutos parecían horas, tenían mucho miedo por saber la respuesta de esa sanadora.

-Alguien debería avisarle a Syr-Dijo Aiz.

-Syr está en su hogar, ninguno de nosotros sabe dónde vive-Dijo Ryuu cabizbaja por ello, lleva varios años como amiga de esa humana y aún no sabía dónde vivía.

-Ella vendrá, no creo que tarde en hacerlo-Contestó Hestia sin voltear a ver a los demás.

"Debes estar igual de aterrada que yo, Freya" pensó la pequeña Diosa.

El lugar se encontraba en silencio hasta que una puerta fue abierta.

Era Freya, la Diosa de la Belleza quien había entrado, vieron una cara de ella que muy pocos se esperaba, estaba sudada, agitada y sin su típica sonrisa de calma.

-¿Q-Qué hace esa Diosa aquí?-Preguntó con sorpresa la princesa de la espada, abriendo de sobremanera sus ojos.

-E-Eso mismo quisiera saber-Agregó Welf a su comentario anterior.

Hestia solo permanecía callada, no tenía nada qué decir, aún no era el momento.

-Vaya pequeña Syr, no pensé que vendrías tan pronto y así-Dijo Hermes para romper el hielo y despertar las miradas atónitas de todos los presentes.

"Eres un imbécil Hermes y tú una tonta Freya, ahora no hay manera de justificar lo que viene" Pensó Hestia golpeando su frente con la palma de su mano.

-S-Syr... ¿A-A qué se refiere, Hermes-Sama?-Dijo Ryuu con claro nerviosismo.

-Creo que ya no tiene sentido seguir ocultándolo, Freya-Dijo Hestia ante la Diosa frente a ella.

-Tienes razón Hestia, ya no puedo ocultarlo-Respondió Freya dándose cuenta del error que había cometido.

En ese instante, ante la mirada de todos, pudieron ver cómo Freya se transformó en la linda camarera de cabellos y ojos plateados que todos conocían.

-N-No puede ser posible...-Dijo Welf.

-T-Todo este tiempo tú...-Dijo Ryuu.

-¿¡Por qué le mentiste a Bell de esa manera!?¡De seguro lo hechizaste como lo haces con todos!-Gritó Aiz muy enojada, tomando de la camisa a la Diosa Freya.

-¡Ya basta Wallen-lo-que-sea!-Gritó Hestia desde el fondo.

Todos se sorprendieron por la calma y seriedad en su rostro pero lo que más les sorprendía era que Hestia defendiera a Freya.

-Hestia-Sama...-Dijeron Mikoto y Haruhime ante la reacción de su Diosa.

-No hay motivo por el cual puedan culpar a Freya de eso, ella todo el tiempo ha tratado de enamorar a Bell limpiamente y aunque me duela admitirlo, lo logró sin trucos-Expresó Hestia.

-P-Pero...-Iba interrumpir Aiz pero Hestia se anticipó a ello.

-No, su encanto no tuvo nada que ver... Bell es inmune al encanto de la Diosa Freya-Externó la pequeña Diosa.

-Así que se ganó a Bell limpiamente-Repitió Hestia.

-Hestia...-Dijo Freya en su forma de Syr con lágrimas en sus ojos por recibir el apoyo de Hestia.

-¡Eso no quita que nos mintió a todos!-Gritó Lili.

-Freya, creo que esta parte tu la debes explicar-Dijo Hermes.

-Lo qué sucede es que... desde hace mucho tiempo... adopté esta forma para poder alejarme de mi familia y convivir con las personas de Orario, la vida encerrada no es lo mío, lo odio pero siempre estoy sobreprotegida por mi familia y no puedo hacer nada, ademas, siempre despierto la mirada de sucios humanos que me ven como objeto sexual únicamente, es por eso que me ocultaba para ser libre... Al principio si le mentí a Bell al no decirle quién era realmente... pero en este momento o mejor dicho, antes de que él me aceptara, él ya sabía quién soy realmente y me aceptó a pesar de eso... Bell es la persona a la que amo porque no me ve como un simple objeto de admiración, me ama realmente por lo que soy, su alma es la más pura que he visto en toda mi existencia y él es la única persona por al cual dejaría de ser Diosa para estar con él, Bell no dijo anda para protegerme pero... ¡Yo amo a Bell de verdad, no hay mentiras en ello!-Dijo Freya, gritando esto último decidida, agachando la mirada y con lágrimas en sus ojos.

Nadie decía nada, hasta que...

-Si Bell te eligió por sí mismo, no puedo quejarme de nada, Diosa o no, su corazón te pertenece, cuídelo mucho, Freya-Sama-Dijo Haruhime con una sonrisa.

Estoy hizo que la Diosa levantara su mirada con sorpresa.

-Yo fui salvada por ti, que seas Freya o que Syr no exista, no cambia eso, aunque me hubiera gustado saberlo antes-Dijo Ryuu abrazando a su amiga, Freya únicamente correspondió el abrazo.

-Creo que sobra decir nuestra respuesta, aunque qué envidia, pensar que ese niño enamoraría a la Diosa más hermosa de Orario, aunque yo soy fiel a Hefesto-Sama-Dijo Welf con una sonrisa.

-Freya-Sama-Dijo Lili.

-Cuide a Bell-Expresó la hobbit.

-Así será-Sonrió la Diosa.

-Creo que al tomate le agradaría verla en su verdadera forma, así que no se preocupe, su secreto está a salvo con nosotros-Dijo el hombre lobo, alzando un pulgar.

-Gracias, en serio-Dijo la Diosa, mientras volvía a su forma original

-Más le vale que cuide a Bell, Freya-Sama-Dijo Aiz con un rostro serio.

-Así será, princesa de la espada, lo amo, quiero ser feliz a su lado-Contestó la deidad.

-Que bueno verlos a todos reunidos, aunque me sorprende que sea tanta gente-Dijo Airmid despertando las miradas de todos que antes estaban posadas en Freya.

-¿¡Cómo está Bell!?-Preguntaron todos moviéndose hacia la chica.

-Fue difícil, el daño era muy grande, pero, todo estará bien, en unos momentos debe despertar-Dijo Airmid haciendo que todos suspiraran relajados.

-Te lo dije Haruhime, te lo dije Aiz, ese idiota no morirá-Dijo Bete con una sonrisa burlona aunque en el fondo se alegraba por no haberse equivocado.

-Pude pasar uno de ustedes a quedarse con él hasta que despierte-Agregó Airmid.

Todos le abrieron paso a Freya.

-Gracias-Dijo la Diosa, entrando mientras la puerta se cerraba detrás de ella.

-Bien, creo que con esto todos estamos más tranquilos, el festejo por la misión cumplida no se tendrá que cancelar ¿Verdad?-Dijo Hermes.

-¡No sea insensible, Hermes-Sama!-Dijo Asfi dándole un golpe en el rostro a su Dios.

-M-Me lo merezco jeje-Dijo Hermès tirado en el suelo.

En la habitación donde estaba Bell.

Estaba Freya sentada junto al chico que dormía cómodamente, ella solo jugaba con su cabello y acariciaba su rostro.

-Gracias a todos los Dioses que estas bien, si hubieras muerto yo... yo no sabría qué hacer-Decía Freya soltando pequeñas lágrimas.

-Pero estas bien, puedo seguir viviendo y siendo feliz a tu lado-Agregó la Diosa felizmente.

-Despierta pronto, Bell-

Todos estaban pegados en la puerta oyendo lo que la Diosa decía.

-Si que lo ama-Dijo Bete haciéndose a un lado, se sentía incómodo oyendo eso.

Pero volviendo con Freya

Poco a poco, Bell fue abriendo sus ojos uno por uno.

-¿D-Dónde estoy? ¿F-Freya? Debo estar muerto, un bello Ángel está frente a mi apenas despierto jajaja-Decía Bell con una sonrisa cansada pero dulce de todas maneras.

-B-Bell, me harás sonrojar-Dijo Freya como una niña adolescente enamorada.

-Es solo la verdad... por cierto ¿Solo estás tú?-Preguntó el chico.

-¿Acaso querías a alguien más? Bell infiel...-Dijo Freya.

-N-No es eso... mi familia debe estar preocupada por mi-Respondió el chico.

-Están afuera, esperando a que vayas a celebrar con ellos al derrota del minotauro-Contestó la Diosa a su amado.

-Ya veo... espera... ¡FREYA NO ESTÁS USANDO TU APARIENCIA DE SYR!-Dijo Bell parándose de golpe por ello.

-Tranquilo Bell, ellos ya lo saben y no tiene problema con ello-Contestó Freya.

-Uffff, que bueno-Dijo Bell mientras se sentaba en la cama.

-Veo que ya está bien el chico, creo que es momento de que se vaya, ocupa el lugar que otro aventurero herido podría necesitar-Dijo Airmid.

-L-Lo lamento, me voy yendo ammm disculpe ¿Y el cuerno del minotauro?-Preguntó Bell antes de salir del lugar, tomando la mano de Freya.

-Se lo entregué a tu amigo el herrero, parecía que salían brillos en sus ojos al recibirlo, me hizo sentir incómoda-Contestó Airmid.

-Ya veo, muchas Gracias por todo ¿Cuánto tendría que pagar?-Preguntó Bell.

-No te preocupes por eso, solo sal-Dijo la sanadora.

-De acuerdo-Dijo Bell.

"Tu amada ya quedó en pagarlo todo pero conociéndote me dijo que no te dijera" pensó la peliplateada.

Todos se alegraron de ver al chico sano y salvo, así que se dirigieron a la Señora de la Abundancia para celebrar.

Todos habían salido de la sede de la familia Dian Cecht, atrás de ellos estaban Bell y Freya, quien tuvo que volver a transformarse en Syr para salir a la calle.

-Vamos, Syr-Dijo Bell.

-Vamos, Bell-Dijo la chica.

Caminando juntos, tomados de la mano, este susto ya había pasado, Bell había regresado como prometió.

-Bell espera-Dijo Freya.

-¿Qué suce..-No pudo terminar su frase porque sus labios fueros sellados por un beso.

-Gracias por volver con vida como lo prometiste, Bell, ¡Bienvenido a casa!-Dijo la chica cuando se soltó del beso, con una mirada tierna.

-Estoy en casa-Dijo Bell correspondiendo a las palabras de la chica.