CAPITULO 2 :

POV TERRY -

- Terruce... - me llamo la señora Marlon en cuanto llegue al hospital, verla y notar qué entre sus manos había un crucifijo, alteró los latidos de mi corazón.

- ¿Como esta Susana? - pregunte en automático, esperando una respuesta de la madre de Susana pero fue justo ahí donde el doctor salió de la habitación, con su rostro pálido y cansado.

- Doctor... - hablo la señora Marlon a mi lado poniéndose de pie ante el doctor que me miraba como si quisiera soltarse a llorar.

- ¿Esta bien? - fue la pregunta que salió de mis labios al notar aquella mirada en el doctor qué me daba un mal presentimiento.

- La paciente tuvo una recaída, pero la superó con éxito - dijo el medico quitando la mascarilla qué tenia en su boca - Sin embargo, su estado es delicado y es por eso que mi recomendación es que siga en el hospital hasta nuevo aviso.

- ¿No hay ninguna posibilidad qué ella pueda salir del hospital los próximos días? - la reacción del doctor por la pregunta de la señora Marlon, me puso en alerta.

- La señorita Susana tendrá recaídas más fuertes, y es posible que ella no sobreviva si no esta en un hospital.

Agua fría, eso fue lo que sentí había caído sobre mi al escuchar lo que el doctor había dicho. ¿Como era posible que la esperanza de vida de Susana dependiera de un hospital qué la estaba llevando a su muerte?. No lo entendía y pensar en la posibilidad qué Susana muriera dentro de este hospital, me frustraba.

Muy en el fondo, la esperanza por que Susana pudiera salir de este hospital habia estado ahí como un pequeño rayo de luz, pero ahora... Lagrimas querían salir de mis ojos al darme cuenta que la muerte de Susana sería una mucho más desgarradora si llegaba darse en este hospital qué no había abanadonado desde ese día en el que ella había corrido ciegamente a mi rescate.

- ¿Esta bien? - aquella pregunta se había escuchado tan cerca, qué me hizo salir de mis pensamientos volviendo al presente, para darme cuenta que aquella pregunta venía de un médico qué caminaba hacia el pasillo donde yo estaba pero no exactamente hacia mi dirección.

- Señora Marlon, por favor...debe tranquilizarse - dijo la suave voz de una enfermera que estaba al lado de la señora Marlon qué lloraba fuertemente sin consuelo.

- Doctor... Mi hija era una niña saludable y completa, creía que sería una mujer hermosa cuando la tuve en mis brazos por primera vez - había dicho la señora Marlon con mirada baja - Mi niña tenia el sueño de ser una gran actriz y ahora... ¿Cuando fue qué eso cambio?, ¿Por que mi hija fue la elegida para este destino?.No lo entiendo.

Un suspiro salio de mi interior al escuchar lo que la señora Marlon decía. Era devastador y a diferencia de antes, ahora no me creía capaz de de contradir lo que decía, no cuando yo era el principal causante de todo.

- Terruce... - me llamo una suave voz femenina qué me hizo volver de mis pensamientos.

- Señora Marlon.. - reaccione suavemente cuando levante mi mirada y me di cuenta que quien me había llamado era la madre de Susana.

- ¿Podemos hablar un momento por favor? - hablo la señora Marlon, secando las lagrimas qué caían de sus ojos con un pañuelo qué tenia entre sus manos.

No había tenido conversaciones normales con la señora Marlon y que ahora me pidiera hablar con ella me sorprendió por unos segundos, meses habian pasado desde la última vez que hablamos a solas. Era casi imposible que ella estuviera en el hospital cuando llegaba, no aparecía en ningún lado y cuando lo hacía ni siquiera me miraba y me dirigía la palabra. Esto por que quizás, se sentía confiada por verme al lado de Susana, todo era pacífico y lejano con ella desde hace mucho tiempo, pero quizás toda esta paz y distancia entre nosotros estaba a punto de cambiar.

O eso creía mientras caminaba al lado de la madre de Susana por los pasillos solitarios de aquel hospital.

- Susy necesitará más cuidados a parir de ahora - fue lo que dijo la señora Marlon después de un largo rato de silencio - No quisiera que este sola en ningún momento, no sería justo que pase su último día este mundo sin nadie a su lado.

Desvíe la mirada al escuchar palabras de la madre de Susana, parecían muy dramático pero aun así, lo que decía era verdad. Estaba estaba de acuerdo en que no sería justo qué Susana después de todo estuviera sola el día de su muerte.

- ¿Le parece hacer turnos para cuidar de Susana en cualquier momento? - pregunto la madre de Susana logrando qué mi mirada fuera hacia ella qué para mi sorpresa también me estaba observando.

No estaba seguro, pero creo que lo hacía para notar cualquier reacción qué tuviera por su propuesta.

- Tengo ensayos en el teatro casi todo el día, pero si usted quiere hacer turnos para cuidar de Susana podría cambiarlo - disimular mi pesar era algo que había aprendido a no mostrar desde que estaba al lado de Susana.

Mi apoyo moral estaba con Susana y su madre, pero la sola idea de tener que un horario nuevo cansado y sin descanso me dejaba sin ánimos.

Robert estaba teniendo reuniones con los actores para una nueva obra teatral, qué quería estrenar más rápido, según el para llamar la atención del público y mantener la obra más tiempo en estreno. No lo había dicho, pero los actores estaban seguros que nos esperaba una gira de meses que por ahora prefería seguir ignorando creyendo qué esa supuesta gira era solo un rumor entre los actores.

No ganaba preocupándome, y además no quería arruinar mi tranquilidad y la de Susana qué ahora debía cuidar con más empeño qué antes.

- Te traje más libro de fantasías, como te gustan - decía una voz masculina qué escuche cuando llegue a la puerta de la habitación de Susana.

- Qué amable eres, Andrew - respondió Susana con un tono de voz suave y dulce, que llamo mi atención, Susana hablaba con todos pero solía seleccionar a las personas para mostrarse amigable y dulce.

Tantos meses con ella me habían servido para observarla y darme cuenta de quien era ella en realidad. Sus sonrisas, su mirada y hasta su forma de hablarme debería ser una fortuna para mi.

-!Mira esto!, estaba en mi descanso diario con una compañera cuando la encontré - dijo la voz de ese hombre con una alegría que no alcance a entender.

- ¿Es de un pajaro? - pregunto Susana con un tono qué sonaba emocionado y melancólico, vaya... ¿Qué tan especial era ese hombre con el que estaba hablando a solas?.

-Mmmmm, creo que es de una paloma blanca.

- No recordaba como era la suavidad de una pluma.

- Me recordó a ti en cuanto la encontré - dijo suavemente aquella voz masculina haciendo qué Susana comenzará a reír.

Escuchar su risa, me hizo sentir un nudo en la garganta.

En estos meses, no había escuchado la risa de Susana en ningún momento y escucharla ahora solo me hacia sentir como un inútil qué Susana había aceptado y soportado aún sabiendo que no era capaz de darle un abrazo o simple beso.

Lo había intentado muchas veces pero, no podía, por más que quisiera... Me sentía demasido amargado para bromear con Susana y hacerla reír cuando estaba conmigo. Pero quizás ahora estaba obligado a cambiar mi amargura si quería seguir al lado de Susana debía intentar mostrar mi mejor versión.

-!Terry! - grito Susana con un brillo de adoración en sus ojos qué note cuando entre a la habitación en la que estaba un hombre que estaba vestido totalmente de blanco como un ángel o más bien como un doctor.

Fue cuando su mirada se encontró con la mía qué pude reconocer al hombre que estaba hablando con Susana.

Se trataba del otro doctor que tanto mencionaba el doctor Shepherd como su colega de nombre Andrew un doctor qué hasta donde sabia había empezado a trabajar el mismo día que Susana había ingresado al hospital. Era nuevo en su trabajo, pero eso no había impedido qué el doctor Shepherd hablara muy bien de el.

- Buenas tardes señor Granchester - saludo Andrew cuando iba de camino hacia la puerta para salir.

- Buenas tardes - regrese el saludo, con cierta incomodidad preferí disimular, siguiendo mi camino hacia la cama de Susana.

- ¿Como te sientes? - le pregunte a Susana estando a su lado, mientras examinaba su rostro con mi mirada, queriendo saber si su rostro o su mirada me decían algo.

- No te preocupes, ya estoy bien - respondió Susana con una sonrisa que no convenció qué fuera de alegría.

-Ayer dijiste lo mismo - dije suavemente, no quería sonar molesto pero el bienestar de Susana era algo que me estresaba exactamente por que me preocupaba.

- Ayer solo sentía escalofríos, no creí que fuera grave.

- ¿Como te sientes ahora?.

- Feliz por que te estoy viendo de nuevo.

- ¿Segura? - pregunte con un tono neutral, no es que no quisiera arruinar lo "romántico" pero, no me parecía lógico desviar la atención de lo importante.

- Tan segura como qué quiero seguir viéndote todos los días a mi lado - la respuesta de Susana junto a su mirada de amor, me quito la voz por unos segundos.

¿Por que ella podia hablar con amor cuando yo solo la había condenado a la desgracia?, ¿Como y cuando fue qué ella logro amarme con tanta pasión?.

La pasión de Susana solo la había observado en el teatro cuando estábamos ensayando, en ella solía haber demasiada entrega cuando actuaba en el escenario para el público qué siempre quedaba cautivado.

"Mi niña tenia el sueño de ser una gran actriz y ahora... ¿Cuando fue qué eso cambio?, ¿Por que mi hija fue la elegida para este destino?"

Mis ojos se llenaron de lagrimas al recordar las palabras de la señora Marlon junto a su llanto. El sueño de Susana de ser una gran actriz había acabado hace mucho, y saber que fue por mi... Sólo me hacia sentir un miserable.

- Lo siento... - pensé en voz alta, sintiendo todo y nada a la vez, es decir... Sentía que Susana me hubiera conocido y que se enamorara en mi hasta el punto de sacrificar todo por mi. Sentía mucho qué no pudiera recompensar su sacrificio con mi amor qué al parecer ella seguía esperando a que respondiera sin siquiera sentirlo - Con todo lo que paso, tuve que venir al hospital muy rápido, ni siquiera tuve tiempo de hablar con Robert y decirle que venía para el hospital - hable despacio mientras qué hacia mi mayor esfuerzo para no soltarme a llorar por la impotencia qué sentía.

- Lo que paso no fue nada Terry, así que ya puedes irte y regresar tranquilo al teatro - dijo Susana tomando mi mano entre la suya - Tienes que dar lo mejor de ti en el escenario, por favor... Promete qué lo harás - con esto era claro que Susana buscaba animarme.

Qué tristeza me daba saber que todo lo que viniera de ella, para mi eran como recibir golpes en el pecho.

- Claro, lo haré si me prometes qué cuidaras de ti mientras no estoy cerca - sonaba sin emoción para creer que lo que decía era con amor, el intento era lo que importaba, ¿verdad?.

- Te lo prometo - respondió Susana mirando hacia su mano entrelazada a la mia, un contacto qué le ofrecí antes de regresar al teatro con algo de tranquilidad qué pude sentir cuando salí del hospital y camine un poco por las calles de la cuidad.

Caminaba desolado y despacio, cuando por mi camino apareció una pareja de enamorados qué venían hablando con las manos entrelazadas. Fue extraño qué por mi mente pasara el rostro de Susana cuando vi a esa pareja hablar mientras reían como una pareja, qué sentia amor el uno por el otro.

Si estar al lado de una persona era amor, entonces. ¿Era así como me miraba con Susana?, había pasado un año entero al lado de ella, no había escapado aun teniendo la oportunidad. Me creí la idea de pertenecerle para no causarle más sufrimiento, pero además de tristeza, no sentía absolutamente nada cuando estaba a su lado... No me desesperaba como al inicio, por que incluso aquella angustia había cambiado a un vacío qué estaba en mi todos los días.

De verdad que pormás que buscará respuestas, no entendía como Susana podía seguirme viendo a su lado cuando yo no tenia el mismo coraje de ella de dar todo por alguien.

- Eres mi vida, Terry - había dicho Susana esa noche en la que hable de mi culpa por verla casi que al borde de la muerte.

Me quedaba frio tan solo con el recuerdo de sus palabras, y aun lejos de ella no encontraba mi voz para dar una respuesta, no aceptaba el tener que pertenecerle. Pero aun así, estuve a su lado ignorando qué entre nosotros hubiera un océano de distancia.

A este paso creo, que todo estaba claro menos lo que sentía por Susana y por eso no debería tranquilizarme el saber que mis sentimientos por Susana fueran hojas arrastradas por el viento sin rumbo fijo.