Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, pero la historia es completamente mía. Está PROHIBIDA su copia, ya sea parcial o total. Di NO al plagio. CONTIENE ESCENAS SEXUALES +18.


Historia editada por Karla Ragnard, Licenciada en Literatura y Filosofía

Capítulo 11:

Nuevos docentes

El teniente Cullen se había paseado como león enjaulado toda esa noche, pensando cómo hacer eso que su hijo le había pedido.

¡Por Dios! ¡Odiaba entrenar soldados!

«Los estudiantes de secundaria no son soldados», se recordó.

—Por la misma razón no debes torturarlos y que yo sea el próximo entrenador físico de todos no es una buena idea —dijo en voz alta.

Pero luego rememoraba las palabras de su hijo y sintió que se le rompía el corazón y entonces se recordaba que no había sido el padre que siempre soñó, no como lo fue Carlisle, que a ciegas cuidó de él cuando apenas era un pequeño de ocho años y jamás hizo diferencias entre sus hermanos, que tenían su sangre. Se sentía culpable por no haber acompañado a Ness más tiempo del que quería y necesitaba, por su trabajo demandante y por la dificultad que eso requería para su hijo. Edward comprendía que era su único padre y que madre no tenía, por lo que se tomaba muy en serio su lugar en la vida de Ness y que cuando pudiera, le daría todo el tiempo que no pudo antes, aunque siempre le atormentaba la idea de no haber podido estar cada segundo para él cuando era más pequeño y debía dejarlo al cuidado de su generosa abuela Esme.

Suspiró.

Aquella pequeña catarsis le hizo entrar en razón otra vez y no pudo sostenerse a la petición de su adolescente hijo, por lo que se obligó a ofrecer sus servicios para la comunidad escolar de la nueva preparatoria de Ness. Cuando le notificaron que estaban expectantes por recibirlo y que la presentación de todos ellos sería el próximo lunes, resopló y volvió a decirse a sí mismo: "esto es por tu hijo".

Como quería que fuera una sorpresa, no le comentó nada y se preparó para ese día, llegando temprano como un buen militar.

—Señor director, ¿podemos ir hacia la sala…? Oh, buenos días —dijo una mujer delgada con grandes anteojos—. ¿Señor Cullen?

No era algo que se veía todos los días, al menos eso era lo que se repetía la subdirectora Wendy al ver a semejante hombre delante de sus ojos. Por poco se le cayeron las bragas delante de él.

—Soy yo —respondió el teniente.

Ella se movió la blusa mientras lo miraba de arriba abajo antes de reaccionar de manera adecuada. Nunca había visto a un hombre vistiendo un traje de esa manera tan… ¡Por Dios! ¡Qué ganas tenía de descubrir qué más había allá abajo!

—Pase por aquí, señor Cullen.

Edward la siguió mientras miraba la decoración de la preparatoria, recordando sus pasos en ella cuando apenas era un chiquillo flacucho y estudioso. Vaya cambio había tenido.

Cuando saludó al resto de los presentes, varios lo miraron por un largo rato, pero él no los tomó en cuenta.

A decir verdad, estaba nervioso, no acostumbraba a actuar como si no fuera un teniente, uno que tenía demasiada experiencia para siquiera olvidarla.

De pronto, al escuchar que se acercaban unos tacones fuertes y poderosos, sintió un profundo déjà vu. Al girarse a mirar, se encontró con la peor pesadilla para sus huevos y cabeza (la superior, claro). Isabella estaba delante de él, dispuesta a sentarse a su lado mientras pregonaba de un vestido perfectamente puesto en su cuerpo. Cuando notó que se le cayeron un par de legajos al suelo, instintivamente se levantó para ayudarle, aunque cuando ambos estaban en el suelo, fue inevitable mirarse. Cuando Edward terminó de apilar todo, no pudo evadir el escote que Bella tenía al momento de agacharse.

—Gracias —espetó ella, quitándole los legajos de las manos.

—De nada —musitó él, enarcando una ceja.

Ambos se sentaron al lado del otro, preguntándose qué hacían ahí, aunque ya sabían que iban a lo mismo.

—¿Dispuesto a reclutar jóvenes para ser igual de patanes que tú? —preguntó Bella sin mirarlo.

Edward tensó la mandíbula, odiándola por ser tan desagradable.

—¿Y tú? ¿Esperando darles charlas aburridas de psiconoséqué?

—Es psicología y es una carrera que llevo con mucho orgullo, Teniente Noséhacernadamás —respondió ella.

—Sé hacer bastantes cosas, vecina, ya verás que los chicos morirán por entrar a mi taller.

—Si es que quieren aburrirse.

—Lo mismo digo.

Todos escuchaban con interés lo que estaba sucediendo, pero entonces comenzaron a llegar los docentes establecidos de la preparatoria junto a los alumnos, quienes se sentaron en sus asientos a medida que entraban.

Bella intentaba no mirar de reojo al maldito teniente, pero era difícil si el muy idiota estaba usando un traje que le apretaba la entrepierna.

«No mires, no mires, no mires», se repetía mentalmente.

—Qué aburrido ver esto —se quejó Tony, quien no se sentía muy cómodo con muchas personas a su alrededor.

Ness sonrió y se apoyó en el respaldo de Tony, mirándolo de cerca y disfrutando de sus ojos tan lindos. Luego suspiró, sin saber realmente si estas cosas debían suceder tan rápido, no estaba acostumbrado a tener el corazón ocupado y menos de esa manera en la que a veces leía en sus libros favoritos. En realidad, nunca había tenido tampoco una relación amorosa, lo único de lo que estaba seguro era de que le gustaba muchísimo Tony y que no era un gusto tonto, le gustaba cómo era, su inocencia y la facilidad con la que le hacía acelerar su corazón.

Tony no se daba cuenta de que Ness lo miraba y cuando este último suspiró, se atrevió a mirarlo, curioso por aquel respiro tan… profundo. Cuando se encontraron frente a frente, ambos sonrieron y entonces Tony sintió que su estómago vibraba de eso que llamaban mariposas en sus canciones favoritas. Él no sabía mucho del amor, no aquel que su instinto le decía que significaría Ness en su vida; claro, amaba a su madre con locura y a sus abuelos, pero esto era diferente, muy diferente.

Estaba asustado.

—Te diría lo mismo, pero nos sirve para estar juntos —susurró Ness.

Ambos se sonrojaron y agacharon la cabeza mientras repasaban las últimas palabras.

Cuando el director se presentó delante de todos, no pudo contenerse a mirar a los nuevos miembros de la comunidad educativa docente. En cuanto topó con Bella, por poco aúlla.

«¡Vaya!», fue lo único que pensó, turnio y desenfrenado.

Bella apenas y lo miró, no era su tipo ni estaba interesada en enredarse con otro tipo que no supiera usar el miembro ni la lengua.

—¡Finalmente, quiero presentar al señor Edward Cullen! —Todos aplaudieron y el teniente se levantó de la silla con las piernas un poco temblorosas. Se sentía algo nervioso—. Quien les acompañará en talleres de ejercitación física y acondicionamiento, así como talleres de protección personal.

Todos aplaudieron y las chicas no escatimaron en miradas, en especial las más adolescentes. Era claro, todas tenían el sueño instaurado de tener un profesor que fuera así de… guapo.

Cuando Ness vio a su padre, dio un salto en su silla y llamó la atención de Tony, quien estaba abstraído ante lo mucho que le dificultaba rodearse de todas esas personas.

—Es papá —gimió, demasiado contento para contenerse.

El resto comenzó a mirar al adolescente, curiosos por sus exclamaciones.

Edward vio a su hijo y le sonrió.

—Y la última persona que presentaremos es a la señorita Isabella Swan, quien será la nueva terapeuta de la preparatoria —anunció, aplaudiendo de manera enérgica mientras la veía subir al escenario.

Tony salió de su trance cuando escuchó el nombre de su madre. Cuando alzó la mirada y la vio, sonriendo con soltura ante todos sus compañeros de preparatoria, por poco se le sale el corazón.

¿Qué hacía ella aquí?

Mierda.

—¿Qué ocurre, Tony? —preguntó Ness.

Él no dijo nada, estaba perplejo al ver a su mamá ahí.

—Vaya—. Escuchó que el grupo de chicos populares de la preparatoria reía sin parar, entre ellos Chace, Jessica y Lauren—. ¿Si no es la mamá del perdedor de Tony?

Tony frunció el ceño al escuchar, mientras eso llegaba a los oídos de Alec Vulturi y su séquito.

—¿Es tu mamá, Tony? No recordaba que estuviera tan buena—. Él carcajeaba y sacudieron su cabello, dispuestos a hostigarlo más de lo que ya estaba.

—¿Es tu mamá, Tony? —inquirió Ness.

Pero él no respondió, simplemente se levantó de la silla mientras escuchaba cómo describían las bondades de su madre y salió de la sala, sin detenerse siquiera a mirarla.

Bella seguía sonriendo, mientras buscaba a Tony por todos lados. Cuando dio con él, quiso sonreírle y darle un gesto que dijera "estoy aquí para ti"; sin embargo, el verlo salir cabeza gacha de la sala, solo hizo que su corazón se rompiera en pedazos y su sonrisa se disolvió de manera rápida.

Una vez que se sentó, Edward notó su cambio de expresión y acabó sintiendo la enorme necesidad de preguntarle qué sucedía, pero luego se contuvo, recordándose que lo que sucediera con ella le importaba un carajo. Aun así, cuando siguió notando las miradas curiosas del director y del otro imbécil llamado Louis Vulturi, quien era el principal entrenador de baloncesto de la preparatoria, quiso levantarse y darles de golpes, sin reconocer que esas miradas también se las daba a su vecina cuando nadie se daba cuenta.

«¡La hipocresía es una característica que no puede estar dentro de un teniente de tu nivel, soldado!», se gritó de forma interna.

Luego de la presentación de cada nuevo miembro de la comunidad docente, se abrieron las listas para iniciar con los talleres y las citas de terapia. Como era de esperarse, varios se dejaron llevar porque participar en ello serviría para aumentar las calificaciones escolares de algunas asignaturas complejas o menos estimadas, como también, muchos de ellos entraron a los talleres para ver de cerca al nuevo entrenador Edward Cullen y, bueno, para mirar de cerca a la guapa madre de Tony Swan.

Bella se fue rápido, mientras que Edward la vio alejarse con esa misma rapidez. ¿Qué había sucedido? Intentó deshacerse de la curiosidad y buscó a Ness, pero este no estaba por ningún lado.

Tony se había escondido cerca de unos arbustos, los que cubrían parte de los cristales de la sala de música, su refugio el último tiempo. Se sentía fatal, en especial por las palabras de sus compañeros de secundaria.

—Tony —llamó Ness.

—Necesito estar solo —suplicó.

—Lo sé y lo entiendo, pero… ¿Es tu mamá?

Asintió.

—Es muy bonita.

—Ya lo sé —respondió de mala gana.

—Bueno, sé que debes escuchar las mismas palabras, pero quiero decirte que me ha parecido una mujer súper genial. Me gustaría conocerla.

Tony alzó la mirada y respiró hondo.

—No sé porqué ha hecho esto.

—¿Qué cosa? —preguntó Ness.

—Esto, venir aquí y…

—Quizá quiere estar contigo, Tony.

Él cerró los ojos, demasiado culpable y enojado a la vez. Su mamá estaba invadiendo su privacidad, pero también estaba permitiendo que lo señalaran como la burla de la secundaria, ¡y lo peor era escuchar esos comentarios tan… soeces! Pero sentía tanta culpa porque probablemente lo estaba haciendo porque apenas era capaz de mirarla sin sentir que fuera a explotar. Necesitaba hablar con ella, recibir sus brazos y que le dijera que lo amaba, pero no se sentía digno de que ella fuera su mamá, de ocultarle lo que le inquietaba el corazón y de haberle ocultado lo que su papá hizo aquella vez que decidió que una muñeca era suficiente para su cumpleaños y no aquel carro de juguete de último modelo que "todo hombre debía ansiar".

—Te dejaré a solas, lo necesitas, puedes llamarme cuando estés listo.

Cuando se quedó a solas, se limpió los ojos y se levantó para caminar. Lo necesitaba.

Bella buscaba a su hijo por todos lados, mirando de esquina en esquina para poder lograr dar con él. Se puso a pensar qué lugar podría servir para que se sintiera tranquilo y entonces concluyó que su guarida siempre había sido el salón de música en el que se preparaba desde que era muy pequeño. Al cruzar el umbral y verlo ahí, tocando su violín con añoranza, sintió que su estómago se retorcía de nerviosismo. Últimamente sentía que enfrentarse a su hijo adolescente era más difícil de lo que alguna vez pensó.

—Tony —exclamó.

Él se dio la vuelta al escucharla y dejó el instrumento sobre su caja.

—No quiero hablar, mamá.

—Tienes que escucharme —insistió.

—Mamá… No…

—¡Soy tu madre y vas a escucharme! —exclamó.

Tony la miró con los ojos muy abiertos, pues no acostumbraba a alzar la voz, no desde que era un infante y su obsesión era acercarse a la chimenea.

—No estoy aquí para molestar, no hice esto para causarte conflicto —afirmó.

—Son todos unos soeces, ¡lo único que querrán será verte las…!

—Tony —lo frenó su madre—. ¿De verdad crees que todos ellos irán a por mí para mirarme?

—¡No entiendo qué haces acá! Si querías vigilarme o ver en qué ando, pues…

—¿Querías que te preguntara? ¡No eres capaz de darme una respuesta y a mí me rompe el corazón! ¡Solo estoy aquí para ayudarte! —exclamó desesperada.

Tony se vio envuelto en una catarsis que solo le hizo correr con las manos en las orejas, tapándoselas para no volver a oírla. Mientras Bella lo veía desaparecer, se sintió tan desesperada por no saber qué demonios le ocurría a su hijo, que pronto comenzó a llorar, medio chillando de rabia por no poder controlar la frustración que le generaba no saber cómo llegar a Tony.

Entonces negó y decidió que era momento de devolverse, pensando en qué estrategia utilizar para poder saber qué le estaba doliendo tanto a su hijo. Abrió la puerta de la sala de música y se encontró de frente con Edward, mientras ella seguía sollozando y aguantándose los mocos que le caían por la cara.


Buenos días, les traigo un nuevo capítulo de esta historia, sé que he demorado, pero es porque el trabajo está desesperante, pero bueno, ¿qué piensan de lo que ocurrirá desde ahora en adelante que Edward y Bella están más cerca en un solo lugar? Tony está explotando y es que ya no tolera encontrarse con su propia identidad enfrentada al miedo que significa decirle a su madre lo que él considera "no ser perfecto". ¿Qué creen que ocurrirá? ¡Cuéntenme qué les ha parecido! Ya saben cómo me gusta leerlas

Agradezco los comentarios de Gibel, Veronica, Teresita Mooz, twilightter, Chiarat, Vero Morales, EloRicardes, Ansiosa, sandju1008, Mentafrescaa, Paula, BrendaCullenn, Belli swan dwyer, NoeLiia, Claribel cabrera, patymdn, Flor Santana, Valentina Paez, KRISS95, Iva Angulo, Anabelle Canchola, Naara Selene, Fallen Dark Angel 07, Ana Karina, somas, Jackie rys, beakis, Quiero saber mas, Elizabeth Marie Cullen, ELIZABETH, Liliana Macias, alejandra1987, jupy, Maribel hernandez Cullen, Celina fic, almacullenmasen, Annabcn, LM, Tata XOXO, NarMaVeg, Sool, Liz Vidal, MakarenaL, sool21, Toy Princes, stella1427, johannamaribel14, Adriu, MariaL8, Bitah, rosycanul10, Alittlehappypig, ElimMsen, miop, ale173, Jocelyn, roberouge, esme575, nydiac10, ari Kimi, calvialexa, Aidee Bells, Lore562, JMMA, Noriitha, Pancardo, Elizabethpm, Freedom2604, Franciscab25, AnabellaCS, kathlenayala, SeguidoradeChile, saraipineda44, Gan, ELLIana11, C Car, cavendano13, Pam Malfoy Black, Valevalverde57, Mime Herondale, piligm, , krisr0405, Jimena, Jade HSos, Rero96, Angel twilighter, BreezeCullenSwan, nikyta, Ady denice, Rose Hernandez, valem0089, JOCPS, DanitLuna, Santa, Wenday 14, Arlette Cullen Swan, natuchis2011b, Viviana, merodeadores1996, CinthyaVillalobo, morenita88, EChan Cullen y Guest, espero volver a leerlas, cada gracias que ustedes me dejan es invaluable para mí, no tienen idea del impacto que tiene su cariño, su entusiasmo y sus palabras, de verdad, gracias

Ya ven que ante más entusiasmo, más rápido habrá capítulo

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