Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, pero la historia es completamente mía. Está PROHIBIDA su copia, ya sea parcial o total. Di NO al plagio. CONTIENE ESCENAS SEXUALES +18.

Capítulo 40:

La estrella de la noche

Los adultos se quedaron en silencio por un rato, mientras sus hijos esperaban una respuesta.

Bella miró a Edward, buscando una forma de generar una mentira coherente. No quería que esta fuera la manera en que se enteraran de su embarazo.

—Me puse a discutir con el padre de unos chicos porque había hecho comentarios soeces sobre Bella —medio mintió. En realidad, eso si había sucedido, sólo que él no quiso entrometerse a pesar de la rabia que le generó haberlo escuchado. Ahora parecía la excusa perfecta—. Detesto ese tipo de cosas.

Tony frunció el ceño.

—¿Es eso cierto, mamá? —preguntó.

Ella asintió con rapidez, acongojada por tener que mentirle a su propio hijo.

—¿Qué demonios está ocurriendo con esos imbéciles? —inquirió el adolescente, estallando en frustración.

—Hey, tranquilo —lo calmó el teniente—, no tienes que preocuparte por eso.

—Espero que hayas querido defenderla por más que simplemente estar interesado en ella…

—Edward y yo no tenemos nada que ver —exclamó Bella con rapidez.

Todos se quedaron en silencio.

—No hay nada que puedan pensar —aseguró su madre—. Y espero que eso no vuelva a pasar por tu cabeza, Tony.

El chico miró al suelo por unos segundos, comprendiendo cuánto le inquietaba que el padre de Ness, su novio, estuviera con su madre… en lo que sea que estaban.

Suspiró.

—¿Eso es cierto? —inquirió Ness, enarcando una ceja.

Edward y Bella se miraron y finalmente asintieron.

Esa era la respuesta que debían dar, porque era lo correcto y lo que siempre debió ser.

Un silencio espectral se cernió sobre los adultos, mientras Tony respiraba más tranquilo y Ness contemplaba la escena con algo de inquietud.

—Descuida, chico, no hay nada que asegurar —añadió el teniente, palpándole el hombro.

El aludido asintió.

—¿Quién fue? —inquirió.

—Sólo alguien sin importancia. Pensaba contarlo para que no te enteraras por otras personas —susurró Bella—, pero también sabía que podía afectarte y no quiero que eso ocurra. Ya sabes que puedo defenderme sin problemas.

Tony asintió.

—Sí, lo siento, a veces me comporto como un hombre cavernícola —musitó el chico—. Sin ofender.

Miró a Edward, quien no se había sentido aludido hasta ahora.

—¿Qué quieres decir?

Bella se rio con suavidad, lo que nuevamente llamó la atención del teniente; le era imposible evadir los gestos espontáneos que nacían de ella.

—Creo que se hace tarde —susurró finalmente, mirando a Ness para que fueran a casa.

El adolescente asintió y se despidió de ambos, mientras Edward lo hacía con un suave gesto de mano, marchándose con cierto dejo de inquietud.

—¿Qué pasa, Tony? —inquirió Bella una vez que se quedaron a solas—. Pareces muy callado.

—No es que quiera interferir en tu vida, mamá, sé que eres una mujer adulta que puede hacer lo que quiera, pero… —Bufó—. No había pensado en lo incómodo que me pone saber que ustedes… Que el señor Cullen y tú… ¡Ya sé que me lo has dicho!, pero necesitaba confesártelo.

Ella tragó.

—Hay mucho que quiero contarte, mamá. Sé que ahora te parece medio complejo entender a qué va todo esto, pero me alivia saber que sólo son vecinos, o amigos… Supongo.

Bella sonrió cuando Tony le besó la frente y se marchó para cepillarse los dientes, pero su expresión se apagó en cuanto él le dio la espalda.

—¿Cómo lo hago? —se preguntó en voz baja—. ¿Cómo?

Se sentía asfixiada y repentinamente angustiada.

Tenía que decírselo luego del show de talentos, el cual sería mañana. Era una fecha adecuada, sólo cuarenta y ocho horas… Sólo cuarenta y ocho horas.

.

Nessie miraba el entusiasmo de Rosalie, que se contemplaba en el espejo mientras cantaba la canción que iban a bailar.

Se veía feliz y eso lo animaba a continuar ayudándolas.

—Uy, Rose —estalló Lauren, mientras Eric y Ángela miraban detrás de ella.

La interpelada levantó las cejas y dirigió su mirad a todos, mostrando su bello perfil ante los ojos de su sobrino.

—¿Uh?

—Creo que no te hizo bien la malteada —exclamó su amiga, dejando el suyo a un lado.

—¿Por…?

Rose se miró y se dio cuenta que su vestido estaba más apretado que antes.

—¡El colon! —aseguró Eric y luego se metió una paleta rosa en la boca.

Ella se ruborizó, insegura de su aspecto y claramente asustada de que se dieran cuenta de su embarazo.

—Yo creo que estás perfecta —manifestó Nessie, entregándole su cartera a Ángela, la más tonta de los tres—. Ahora, tiempo para ensayar, no queda mucho para el gran día.

Él aplaudió y los obligó a calentar para hacer los últimos ensayos del baile del festival.

—Gracias por ayudarme a hacer el baile —susurró Rosalie, quien tenía experiencia siendo la reina de cada festival—. No tenía cabeza para continuar con esto sin tu ayuda.

—Descuida, me sirve para demostrar mi poder como coreógrafo. Y no tomes en cuenta las palabras de esas tipas… Y ve cambiando de amigas, tómalo como consejo.

Rosalie respiró hondo y asintió, pensando en ello con seriedad. No iba a permitir que en su último año escolar no se convirtiera en la reina de la noche.

Ness volvió a aplaudir y comenzó la canción, una de ritmo pop muy famosa de Lady Gaga. Como se sentía extasiado, su entusiasmo llevó a que todos se unieran a ello y comenzaran a bailar, con Rosalie, como siempre, siendo la principal del espectáculo.

.

Bella suspiró y cerró las cajas, sonriendo en el proceso.

Edward la contemplaba desde su rincón y se levantó para acercarse a ella a paso lento.

—Al fin están listas —musitó, llamando su atención.

La psicóloga tragó y lo miró, sin saber cómo tomarse los pensamientos que habían inundado su ya loca cabeza.

Desde que había ido con Lindsay, se había instalado una horrenda preocupación que no sabía cómo describir, o al menos, no de la manera correcta. Decir que le provocaba exasperación y tristeza a la vez era quedarse cortos.

—¿Crees que esto sea suficiente para darles la noticia? —inquirió ella.

—Es suficiente. Está perfecto.

Habían armado regalos para darles a conocer la noticia a los señores Swan, a Jasper y a Alice, como también habían alistado un presente para los señores Cullen y Rosalie, quienes lamentablemente se habían tragado la noticia de una forma muy brusca.

—¿Crees que les guste ver una ecografía con un mameluco de osito? —preguntó Isabella.

—Claro que sí —afirmó el teniente.

—Me pone muy nerviosa lo que dirán Tony y Ness…

—Deja de preocuparte por eso —susurró él con suavidad—. Tarde o temprano todo estará bien.

Bella suspiró y asintió.

Ellos ya habían planeado comer al día siguiente con sus hijos y contarles la noticia, por lo que la ansiedad les comía el cuerpo.

—Hoy debes estar feliz por el festival. Esta noche, Tony demostrará todas sus habilidades.

La psicóloga sonrió y su entusiasmo la atrapó.

—Me muero por verlo.

Edward sintió ganas de abrazarla, pero se mantuvo quieto, manteniendo siempre la distancia.

El festival de talentos sería en una hora, por lo que Bella se alistó con unos pantalones rojos y una blusa blanca impecable. Usó mocasines para aliviar sus piernas, que ya se notaban débiles y adoloridas. Lo que no sabía era que Edward seguía mirándola de forma directa, casi sin parpadear, como si estuviera hipnotizado. Cuando se dio cuenta de lo que hacía, volvió a desviar su atención, convirtiéndose en lo que sería su rutina durante esta noche.

Edward le abrió la puerta de la camioneta y se embarcaron juntos a la preparatoria, donde ya debían estar sus hijos.

.

Tony respiraba de forma desacompasada mientras se miraba al espejo. El estilo de Bowie te sienta bien, pensó. Las lentejuelas de color tornasol reflejaban las luces tras bambalinas, donde muchos se encontraban en su misma situación.

—No puedo creer lo guapo que te ves —señaló Ness, apareciendo por detrás.

Tony le sonrió, mirándolo a través del espejo.

Ness había decidido traer lentejuelas también, pero no tan llamativas como el otro. Estas eran rojas y estaban puestas sobre su camiseta corta de tirantes. La combinación con sus pantalones negros y setenteros y sus botas de tacón blanco le hacían parecer un verdadero rey de la elegancia.

—He querido unirme a tus brillos y destellos, pero sin opacarte. —Le guiñó el ojo y luego lo abrazó—. Me siento muy orgulloso de ti.

—Quisiera estar tan abierto a la realidad como tú, pero me asusta —le confesó Tony al separarse.

—Ya sabes que debes abrirte a tu propia realidad, no a la de otros. Si bien ya estoy dispuesto a mostrar quién soy, eso no significa que no haya sido difícil.

—¡Oh, Dios! Te ves increíble —exclamó Rosalie, corriendo hacia ellos—. Tony, por todos los cielos, ¡me encanta!

La chica llevaba un leotardo negro con plumas sintéticas que también adornaban su cabello rubio y largo. Llevaba medias de malla y tacones despampanantes.

—Tú también te ves increíble —señaló el interpelado, tomando su mano para darle una vuelta.

—¡Increíble! —gritó el amigo de Rose, vestido de blanco y maquillado de manera exagerada, como las Drag Queen.

Tanto Lauren como Ángela llegaron al mismo tiempo, ambas también de blanco y plumas, pero más pequeñas que las de la rubia.

—¿Te has hecho un tatuaje en la cara? —preguntó Ángela, aludiendo al rayo que Tony llevaba en la cara.

—Por Dios, ¿cómo crees? —gruñó Lauren, dándole un codazo—. ¿Quién iba a pensar que el perdedor Ton-Tony podía ser capaz de esto?

—No te atrevas a decirle así —reprendió la líder, Rosalie Cullen.

Elevaron sus cejas en respuesta, para luego dar media vuelta y caminar hacia los espejos.

—No les hagas caso —le aconsejó la rubia, dándole un abrazo apretado—. Ambos seremos los reyes de la noche.

Tony rio con humildad.

—No sé si…

—Lo serán y punto —exclamó Ness, interrumpiéndolo—. Ahora, quiero que ambos me hagan sentir más orgulloso de lo que ya estoy, ¿de acuerdo?

Ambos asintieron y respiraron hondo, porque sólo faltaba un par de minutos.

.

Bella había llegado junto a Edward cuando ya se estaba presentando el show, el de un chico de último año que tocaba la gaita y a la vez utilizaba una ruidosa armónica que lo que menos hacía era generar música.

—Si quieres, puedo sentarme un poco más allá —comenzaba a decir Edward, esperando mantener algo de distancia, una sana y que le permitiera mantenerse enfocado en la vida que pronto se le presentaría con su hija.

—Descuida —respondió Isabella—, no me molesta, ¿y a ti?

Negó y se sentó a su lado, extrañamente nervioso.

La música de la gaita provocó que todos hicieran un gesto de dolor y desagrado, lo que finalmente terminó con otro horroroso y ceremonioso final de la armónica.

Todos se sintieron aliviados.

—Bueno, ¡ese era el espectáculo de talentos de Peter! —dijo el presentador, uno de los profesores de matemática—. ¡Un aplauso, por favor!

Unos pocos lo hicieron.

—He hecho peores cosas —susurró Edward.

—¿Puede ser peor?

—Canté como Freddie Mercury cuando tenía dieciséis. Fue una maldad que me aceptaran estar en el escenario.

Ella se rio, lo que llamó la atención del teniente.

—¿Ningún miedo al ridículo?

—Evidentemente, no.

—Habría pagado por ver eso.

—Sería una pérdida de dinero.

—¿Acaso tú no estuviste en algo similar?

Bella sonrió.

—Era muy tímida, no me gustaban estas cosas, pero siempre quise que mi hijo pudiera disfrutar de esto, ya sabes, él tiene mucho talento.

—Creo que tú también lo tienes. Y bueno, creí que en la escuela eras más avasalladora, como ahora.

—Lo aprendí con el tiempo, sin ello, todos te pasarán por encima.

—Pues, si quieres, un día podemos hacer el ridículo juntos —le instó Edward.

—Quizá sea una buena idea.

Los dos se quedaron en silencio.

La música del siguiente espectáculo comenzó. Era una canción de rap bastante deslenguada. En ese instante, el equipo de baloncesto, las estrellas deportivas de la escuela, hicieron malabares con sus balones, y por supuesto, sin usar camiseta, mostrando sus esculturales cuerpos. Para muchos, lo que mostraban era algo interesante, pero quienes más buscaban la atención de ellos eran las chicas de la preparatoria.

Fue Mike Newton el personaje principal, provocando gritos y alabanzas, lo que, por supuesto, aumentó su ego ya elevado.

—Qué básico —dijo Rosalie, llamando la atención de sus amigos.

—¿Estás bromeando? Mira a ese hombre —chilló Lauren—. Moriría por tocarlo.

En ese momento, Mike miró hacia uno de los extremos del escenario, lugar en el que se encontraban los próximos en salir ante el público. Cuando Rosalie hizo contacto visual con él, no dudó en guiñarle un ojo de forma coqueta.

—No sabes la oportunidad que te estás perdiendo, Rose —afirmó Ángela.

—Sé perfectamente a quien estoy rechazando —les respondió de forma suficiente.

En medio de aquel instante, el jugador estrella se encontró con Tony. El impacto de verlo dispuesto a subir al escenario le hizo perder la pelota, causando que los otros chocaran entre ellos, perdiendo la coordinación. La risa de Ness, que estaba ya en primera fila, esperando el turno de sus pupilos de baile, se escuchó en todo el lugar, por lo que los demás se le unieron. Cuando el espectáculo finalizó, los jugadores siguieron buscando sus balones, que ya habían caído entre los asistentes.

—Bien —dijo el animador, sosteniendo su micrófono con una sonrisa falsa—, ¡ha finalizado otro gran espectáculo!

El jurado, compuesto por otros miembros de la preparatoria, entre ellos la enfermera Lindsay, comentaron entre ellos lo difícil que sería elegir a un ganador ante las babosadas que habían tenido que ver.

—¡Y seguimos con el show! —continuó el animador mientras se limpiaba el sudor de la frente—. Tenemos un increíble trío que nos mantendrá expectantes durante toda la noche… Espero —musitó.

La música pop dio su inicio, usando una voz sintética que decía algunas palabras en alemán. El ritmo era pegajoso e intenso, lo que incrementó el entusiasmo por los presentes. Fue en el aumento del volumen que aparecieron Rosalie y sus amigos, atrayendo aún más la atención.

Ness corrió hacia el pasillo, a centímetros del escenario, y apuntó con la cámara de su iPhone, gritando las letras de la canción con entusiasmo.

Rosalie y los demás iniciaron su baile al ritmo de la melodía pegadiza, moviéndose con gracia y delicadeza. Como era de esperarse, era ella, la dulce y sensual rubia, quien destacó ante los ojos de decenas de expectantes.

La chica inició un recorrido por el escenario de manera carismática y sensual, por lo que Edward abrió los ojos de sopetón y apretó los labios.

No quería ver a su hermana de esa… manera.

—Supéralo, ya es una adulta —le susurró Bella, rozándole la oreja con su aliento.

El teniente dio un brinco ante la estimulación.

—Sigue siendo…

—Olvídalo. Mira qué hermosa está.

Y claro que sí, porque la atención era impresionante. Pero ¿cómo no iba a serlo si era la reina cada año?

—No puedo creer que está tan grande, lo que me lleva a pensar en Ness. Al menos me queda un buen tiempo para sentir el nido vacío.

El teniente sintió deseos de tocar el vientre de Bella, pero se contuvo con todas sus fuerzas.

—Ella estará con nosotros cuando sus hermanos partan a la universidad —musitó Bella, sintiendo su respiración muy cerca.

Se miraron los labios y luego tragaron al mismo tiempo.

—Quiero ser un buen padre.

—Ya lo eres.

Sonrieron con timidez, algo que se les estaba haciendo frecuente.

Ness bailaba frente al escenario y cantaba, instando a los bailarines a continuar con la coreografía. Se robaba las miradas de todos, entre ellas las de su padre, que se percató de su talento y carisma.

Vaya que había criado a un chico maravilloso, eso significaba que, con mucho esfuerzo, su futura hija iba a serlo también. Le hacía sentir tanto orgullo que no cabía en su gozo.

—No debió querer robarle el espectáculo a Rosalie —susurró la psicóloga, sorprendiéndolo.

—¿Cómo…?

—Es que es un chico genial y nadie puede dejar de mirarlo.

—Lo es —aseguró Edward en voz baja.

Una vez que el espectáculo de Rosalie acabó, los aplausos eran intensos y honestos, así como también los piropos. Ella lanzó besos de forma coqueta y salió junto a los demás; cuando Ness se les unió los aplausos para él no se hicieron esperar, haciendo notar su protagonismo.

—¡No puedo creerlo! —chilló, abrazando a Tony, quien ya temblaba de nerviosismo.

—Lo has hecho de maravilla —le dijo al oído.

—Ahora es tu turno —murmuró en respuesta—. Es tu momento de brillar.

Tony respiró hondo y salió, sintiendo los focos en su cara, calurosos, intensos y brillantes. Al principio estuvo enceguecido, pero mediante pestañeaba, todo iba aclarando. Cuando vio la gran cantidad de personas, su corazón comenzó a latir con fuerza, hasta el punto en que pensó que iba a desmayarse.

Nadie se imaginaba lo que iba a suceder y menos aún que fuera Tony quien estuviera en el escenario.

Él miró su piano y suspiró, para luego buscar a su madre entre los demás. Cuando la vio con sus ojos brillantes y su sonrisa incrédula, sintió el valor suficiente para continuar.

Ella era su mayor empuje.

Tony se sentó frente al piano y comenzó a tocar algunos acordes para luego dar inicio a la melodía. Fue sorpresivo para todos que el chico callado y alejado de todos los grupos pudiera tocar esa melodía. Su estilo le dio una imagen mucho más rebelde, una que jamás se había visto en él. Sin embargo, el estallido de todo el público se dio cuando comenzó a cantar la suave canción de David Bowie, la misma que había estado preparando en silencio para cuando fuera lo suficientemente valiente para presentarla.

—Dios, me encanta esa canción —susurró Bella con los ojos bañados en lágrimas.

Edward la contempló por un momento y sonrió al ver la alegría y el orgullo en su mirada.

—A mí también me encanta —añadió él.

—Al fin tenemos una canción en común.

La melodía lentamente se transformó en un acorde en conjunto con un violín y una guitarra de fondo, y Tony se levantó para seguir cantando y comenzar a bailar, disfrutando de su talento en todo su esplendor.

Lo que no sabía era que él era quien se estaba convirtiendo en el rey de la noche de talentos.

Los chicos entre el público que lo conocían de forma lejana o tenían un rechazo por su constante silencio, empezaron a aplaudir y a animarlo; el verlo actuar con tanta libertad y entusiasmo, olvidándose por completo de la realidad y el miedo, lo estaban transformando en una celebridad.

Tony llevaba su baile en tacones y en maquillaje, mostrando su identidad, su forma de ver su personalidad y la alegría de ser él.

No cabía en su felicidad.

Cuando fue el momento de terminar, Ness, quien estaba en el techo, rodeado de los focos, lanzó lentejuelas y brillos, los que cayeron sobre Tony como si fuese lluvia.

—Sabía que eras el rey de esta noche —susurró el chico Cullen, sonriendo de felicidad.

Los aplausos ardieron, convirtiendo toda una batahola a favor de Tony, el chico callado que se había transformado como un ave fénix.

Bella se levantó para aplaudir junto a Edward, lo que instó al resto a hacer lo mismo.

El adolescente miraba a su alrededor sin poder creer lo que había ocasionado, pero su mayor interés era la felicidad de su madre, que estaba ahí, gritando su nombre con todo su amor.

.

El espectáculo había terminado y la deliberación fue rápida, pues se había convertido en una decisión unánime.

—Y el ganador de la versión anual del concurso de talentos de la preparatoria principal de Chicago es… —El presentador se limpió la frente sudorosa mientras creaba expectación—. ¡Anthony Simmons Swan!

No cupo duda, todos estaban de acuerdo con la decisión: Tony era el ganador.

Pero a él no le importaba el galardón, sólo quería correr a abrazar a su madre, quien lloraba de alegría mientras aplaudía. Cuando al fin pudo ir con ella, se abrazaron con intensidad, manteniéndose en un momento íntimo que nadie podría siquiera comprender.

—Estoy muy orgullosa de ti, Tony —le susurró Bella.

—Gracias por venir, mamá.

—Lo haría mil veces, cariño, ¡mil veces! ¡Has ganado!

—Sí… He ganado.

Ness se unió a la celebración junto a Rosalie y Edward.

—¿Qué te he dicho?, ibas a ser la estrella —afirmó el chico.

—Gracias por creer en mí.

—¡Me has quitado el premio! —lo molestó la joven Cullen.

Tony rio.

—Vas a tener que acostumbrarte a la competencia —le respondió.

—Bien, creo que esto amerita una celebración —aseguró Bella—. Todos pueden venir, finalmente son quienes más han creído en mi hijo.

La camioneta de Edward ya estaba preparada para irse a casa para disfrutar de la noche en la que Tony se había convertido en una estrella.

Bella iba a subir a los asientos junto a los demás, pero un mareo le hizo tambalear, amenazando con caer al suelo. Fue Edward quien la sostuvo, sin embargo, su bolso cayó, desparramando maquillaje, dólares y una que otra cosa extra. Tony se agachó para ayudarla, pero su atención se fue hacia unas ecografías que estaban ahí.

—¿Qué es esto? —preguntó, mostrándoselas.

Ella se quedó congelada en su posición, mientras Tony llegaba a las conjeturas correctas: su madre estaba embarazada.


Buenas tardes, les traigo un nuevo capítulo de esta historia, algo triste y acongojada por no poder entregarles las cosas como se merecen. No tienen idea de cuánto quiero volver a darles todo con más rapidez, demostrarles que la autora sigue aquí, me cuesta tanto ordenarme con tanto trabajo, y para quienes no saben, estoy estudiando también. Sólo quiero pedirles su apoyo, a veces cuesta demasiado escribir cuando te sientes sola contra el mundo. Tengo tantas ideas, tantas ganas, pero a veces me consume el miedo a no poder hacer las cosas bien, a la incapacidad de convertirme en una autora olvidada, aburrida y que jamás podrá cumplir sus sueños. Ay, chicas, me muero de la angustia. Sólo puedo decirles que por esta y muchas cosas más su entusiasmo es lo único que me alienta a continuar y buscar más horizontes, pero sobre todo a ordenarme y continuar dando lo mejor para ustedes, pues en breve quiero darles una sorpresa. Pero bueno, la historia nos entregará a la pequeña pronto y con ello cómo se irán dando las cosas para Edward y Bella como padres, con sorpresas que pronto darán con el inmenso clímax que nos espera. ¡Cuéntenme qué les ha parecido! Ya saben cómo me gusta leerlas

Agradezco los comentarios de Saraes16, Angel twilighter, Veronica, Teresita Mooz, Laliscg, miop, maria2678, Angi marie Cullen, beakis, Echan Cullen, Valevalverde57, SeguidoradeChile, Eli mMsen, jupy, Gan, Mentafrescaa, ari Kimi, cristiheca, Jimena, Celina fic, Naara Selene, Pam Malfoy Black, Valentina Paez, Liliana Macias, NarMaVeg, Rero96, merodeadores1996, rguezmimi30, Shinigami Cullen Grey Darcy, Karensiux, seiriscarvajal, MariaL8, KRISS95, Iva Angulo, Gabby352, EloRicardes, Adriu, MakarenaL, JadeHSos, Ana Karina, Hora, Angelus285, Rosana, joabruno, Santa, saraipineda44, LuAnKa, Jocelyn, ady denice, Wendy andino, Lizzye Masen, valem0089, Marbelli, Twilightsecretlove, melucha76, Belli swan dwyer, Berenice, Alice569, francicullen, SanBurz, Wenday14, almacullenmasen, Cinthyavillalobo, cavendano13, maries24, Elizabethpm, DanitLuna, piligm, Lore562, patymdn, NaNYs SANZ, lilyycb1501, ELLI11 0x, nikyta, Tata XOXO, Lauguilln, Mabelli MMasen Grey, Fleur50, PRISGPE, dery 05 y Guest, espero volver a leerlas, cada gracias que ustedes me dan es invaluable para mí, su cariño, su entusiasmo y sus palabras lo son todo, de verdad gracias

Aquí estoy, cumpliendo mis sueños y dándoles todo lo que puedo, ¡las quiero mucho!

Recuerda que si dejas tu review recibirás un adelanto exclusivo del próximo capítulo vía mensaje privado, y si no tienen cuenta, solo deben poner su correo, palabra por palabra separada, de lo contrario no se verá

Pueden unirse a mi grupo de facebook que se llama "Baisers Ardents - Escritora", en donde encontrarán a los personajes, sus atuendos, lugares, encuestas, entre otros, solo deben responder las preguntas y podrán ingresar

Si tienes alguna duda, puedes escribirme a mi correo contacto (arroba) baisersardents (punto) com

Cariños para todas

Baisers!