Quiero Conocerte
Capítulo 2: La Damisela y el Héroe
.::Adrien::.
Un asalto a mano armada, un tipo que pretendía golpear a la que parecía ser su novia y hasta ayudar a un niño con la llanta baja de su bicicleta son algunos de los "actos heroicos" que había hecho hasta ahora. Aún era relativamente temprano así que seguro que aún faltaban muchos otros.
No sé cómo explicar la sensación que me produce el sentirme así de libre siendo éste personaje al cual los parisinos han bautizado como "Chat Noir". Me gusta el nombre, no lo niego, el atuendo lo justifica.
Generalmente me gusta vigilar desde las alturas y cubrir mucho terreno con rapidez para así poder recorrer las calles más de una vez en diferentes momentos de la noche, pues nunca falta el listillo que espera a verme pasar para después hacer sus "fechorías"... pero hoy voy con tranquilidad; me paro a la orilla de los techos y tejados y camino revisando cada rincón, siempre atento a los sonidos a mi al rededor y saludando a una que otra persona que se anima a hablarme desde la calle. Quizás ya más avanzada la noche comience con mis rondas más rápidas.
Ahora me encuentro en una zona comercial que suele estar siempre con sus tiendas cerradas después de las 6 de la noche, pequeñas tiendas muy exclusivas que naturalmente yo nunca veo abiertas.
Justo cuando me disponía a seguir con la siguiente área, uno de mis poderes me permitió escuchar perfectamente el momento en que la puerta de un auto era abierta y cerrada, en seguida, los pasos de alguien que posiblemente era una mujer ya que eran rápidos y cortos.
Por alguna razón me sentí curioso de saber qué haría una mujer en éste lugar tan vacío, por lo que sin pensarlo me dirigí sigilosamente hacía el lugar de donde provenían los pasos. No tardé nada en ubicar la esbelta y delicada figura de una chica ataviada con un bonito vestido rojo que caminaba apresurada por las calles; su cabello largo le caía por encima de los hombros y contoneaba sus caderas en un movimiento que me pareció de lo más hipnotizante... Me pregunto si será una de esas chicas de dinero que se van paseando por la vida como si fueran dueñas de todos...
- ¿Será bonita? - Susurré para mi mismo, pues hasta el momento solo había logrado verla de espaldas - ¿o será de esas a las que tienes que ponerle una bolsa en la cara pero follan como diosas? - Reí irónicamente y aceleré un poco el paso para poder adelantarla y poder mirarla...
- Pst ¡hey! hermosura ¿Por qué tan sola? ¿Te acompañamos? -
La voz grave de un hombre robusto acercándose a la chica me obligó a prestar atención nuevamente en mi entorno, sin embargo me mantuve oculto, esperando por cualquier movimiento que tuviese que obligarme a actuar.
- No, gracias. Estoy bien sola -
- Oh, vamos... Te aseguro de que te encantará nuestra compañía - Dijo otro hombre, uno alto y musculoso.
Para ese punto un tercer hombre se había agregado a la ecuación y todos caminaban directo hacia la chica, quien poco a poco retrocedía y yo solo esperaba el momento justo para terminar por darles una pequeña sorpresa a esos muy refinados señores.
- ¡No! por favor, no me toque - El más grande de todos quizo tomar con una mano el antebrazo de la chica, jalándola a él, por suerte ella fue más rápida y se zafó antes de que lo último sucediese.
- Le prometo, señorita, que la va a pasar muuuy bien con nosotros -
Ugh, si a mi me dió asco el tono lascivo que ese tipo usó para hablar, no quiero imaginarme el como se habrá sentido la chica.
El mismo hombre enorme de antes volvió a tomar el brazo de la ahora sollozante mujer, que aun a pesar de ello...se mantenía firme y oponía resistencia; debo admitir que es valiente, cualquier otra chica se habría cohibido y paralizado ante el miedo.
- Disculpen, caballeros... Pero ella acaba de pedir muy amablemente que no la toquen. Lo menos que pueden hacer es respetar su deseo y dejarla en paz -
Ayudado por la poca luz del lugar, me mantenía oculto en las sombras para darle un poco de dramatismo a mi entrada... ¿Qué? ¿Creen que esté mal que haga eso? Soy como el Batman de París, hay que hacerle honor a quien honor merece ¿No? La gente lo aprecia, los criminales no tanto.
Como sea...
- Lo que nos faltaba... es Chat Noir... - Le susurró el que parecía ser el mayor de los 3 al que se encontraba más próximo.
- Pero qué halago ¿Me conocen? - Dije, mostrándome al fin, tomando mi bastón y clavándolo en el suelo para sostener mi peso mientras adoptaba una pose despreocupada - Disculpen, no traigo boli como para dejarles mi autógrafo -
- No molestes, gato callejero - Vociferó el más grandote, aún sosteniendo por el brazo a la chica, quien mantenía su cabeza agachada, impidiéndome verla a la cara.
- Perdón, creo que en realidad no saben bien quién soy...de lo contrario estoy seguro que ya habrían soltado a la damisela que bien pidió que no la molestaran -
- Sabemos que eres un tipo que se cree que puede hacer justicia por mano propia, pero no eres nadie -
Sonreí. Siempre resultaba mucho más placentero el poner en su lugar a tipos que creían que podían hacerme frente.
- Bueno ¿Qué se le va a hacer? ¿Qué tal si acabamos con esto de una buena vez, señores? -
Los dos que se encontraban libres arremetieron juntos contra mi mientras que el musculoso sonreía y miraba lascivamente a la chica, por lo que me obligue a terminar rápido con el par de estorbos que intentaban golpearme en vano, pues evidentemente yo era mucho más rápido que ellos y no me representaba ningún problema el esquivar sus languidos ataques.
- ¡Suéltame! -
La asustada voz de la mujer me hizo voltear en su dirección para ver que aquel corpulento hombre que la sometía se encontraba ya abrazándola por la espalda, pegándola a su cuerpo mientras le sostenía por la muñeca y la cintura, así que sin mucho más que hacer con los dos tipos a los que me enfrentaba, usé al fin mi bastón para de un solo golpe estamparlos contra la pared de uno de los locales del lugar, sacándoles el aire y dejándolos medio inconscientes en el suelo.
- ¡Aaah! ¡Maldita zorra! ¡Me has mordido! -
Para cuando estuve a punto de ir al rescate de la chica me encontré con ella en el piso y con el hombre que la sostenía ahora mirándose la mano con un gesto de dolor y enojo. Si, ella le había mordido al parecer con mucha fuerza y deduzco que él la aventó al suelo para zafarse de ella. Irónico ¿no? Pero bien por ella.
En cuanto vi que el hombre volvía a querer acercarse a la chica, me adelanté para interponerme entre ellos.
- Hey, grandote. Estoy seguro de que no quieres más problemas ¿Verdad? -
Sonreí, pues a lo lejos escuché el sonido de las sirenas de una patrulla policial, sonido que seguramente solo yo había podrido escuchar de entre todos los involucrados en tan desafortunada escena. Si, quizá sea un vigilante fuera de la ley en París pero "trabajo" de la mano con el departamento de policía...
Ok, tal vez no es tanto así...
Generalmente lo que hago antes de frustrar las fechorías de algún criminal es activar un rastreador en mi bastón que le da señal directamente a policías en el rango para que así puedan venir hasta donde estoy y así encerrar al maleante en curso. Claro está que no puedo ir golpeando a la gente sin tener pruebas de que estaban haciendo algo malo así que antes de cualquier cosa planto una mini cámara que de igual manera transmite el video a cualquier policía que cuente con un smartphone. Listo ¿Eh? Claro que también tengo mis contactos directos dentro del departamento de policía pero ese es otro cuento.
- Hey... Lo siento ¿Está bien? - Dijo el tipo al ver inconscientes a sus dos compañeros. Vaya cobarde resultó ser.
- Oh si, yo sé, todo mundo siempre termina disculpándose. -
El sonido de las sirenas llego a oídos de todos los presentes, alterando sobre todo al grandote, quién dió media vuelta con toda la intensión de huir de la escena pero antes de que pudiera hacer algo hice uso de mi bastón para golpear sus pantorrillas y hacerlo caer al suelo.
- ¡Mierda! Hey, Chat Noir... oye, déjame ir - Suplicaba desde el piso - Te juro que ésto no se volverá a repetir -
- Y te creo, grandulón. Estoy seguro que no se volverá a repetir al menos en unos meses, por que seguro que será lo mínimo que recibirás como condena -
Unos segundos después una patrulla hacía acto de presencia en la calle y de ella descendían 2 oficiales que no dudaron en ir primero contra los tipos tirados.
- ¡Chat Noir! ¿Nos ayudas? - Gritó un oficial lanzándome unas esposas que sin problema alcancé en el aire para así con ellas esposar al tipo delante de mi.
- ¡Que gusto verlo de nuevo, oficial Rogers! ¡Ha sido un placer colaborar! Se los encargo -
Planeaba salir del lugar sin más dilaciones, tomar mi pequeña cámara y tomar rumbo hacia cualquier otro sitio para continuar con el patrullaje de la noche, sin embargo el brillo de dos increíbles zafiros me hizo detenerme en seco...
La chica, víctima de estos degenerados, me miraba directamente desde su lugar, con la respiración entre cortada y ojos vidriosos. Era la primera vez que podía verla a la cara... y creo que jamás en la vida había sido testigo de tremenda belleza.
- ... Eh... ¿Está bien, señorita? - Pregunté medio atontado todavía, acercándome a ella lo suficiente como para darme cuenta de que era bastante más bajita que yo y que... olía a vainilla.
- Yo... creo que si. Ha sido el shock del momento nada más, creo... - Dijo con voz suave y sinceramente no me sorprendió el hecho de que incluso su voz fuese tan bella como ella misma. - Muchas gracias, no sé qué hubiera sido de mi si no venías a mi ayuda -
- Según a lo que vi, creo que se sabe defender muy bien, pero... si, menos mal que pasaba por aquí... ¿Necesita escolta? - Pregunté, ofreciéndome implicitamente a ayudarla a llegar a cualquier lugar que necesitara pero recordé que de hecho había llegado en su coche así que seguramente mi ayuda no será requerida.
.::Marinette::.
Por unos largos segundos mi cuerpo de quedó paralizado debido a la impresión, al miedo... Me costaba creer lo que acababa de pasarme y no es como que nunca antes hubiese sido acosada por algún tipejo en la calle, pero definitivamente si era la primera vez que llegaban al punto de atreverse a tocarme. Que asco...
Sinceramente jamás llegué a pensar toparme cara a cara con el famoso héroe de París, mucho menos en esta situación. Y si se lo preguntan...Si, es tan apuesto como dicen que es, o al menos eso parece por el perfil que tiene y esos extraños ojos verdes tan penetrantes y a la vez tan reconfortantes, quizás esa sea la razón por la que ahora al parecer todo el miedo que me albergaba ha desaparecido, como si nada hubiese pasado.
Que afortunada había sido de ser salvada por este personaje que ante cámaras se mostraba siempre confiado y altanero y que nunca me había interesado llegar a conocer, pero ahora que está delante de mi... no sé como explicar esta rara sensación de paz que se ha alojado en mi pecho. Supongo que es normal... me ha salvado, me ha hecho sentir segura.
- No es necesario, muchas gracias. De hecho, venía aquí porque ese negocio de allá es mío y olvidé algo dentro del local - Respondí al fin, después de haberme quedado un buen tiempo observándolo como idiota.
- ¡No es cierto! ¡¿Es la dueña de *Douce Joie?! - Exclamó con una sorpresa que parecía sincera y que definitivamente no me esperaba.
- Pues... si - Respondí algo cohibida por su repentino interés.
- ¿Es una broma? ¡En ese lugar hacen los mejores pastelillos de todo París! Lo que quiere decir que usted es la mente maestra detrás de eso -
¿Los mejores de todo París? Bueno, como ya sabrán, ciertas revistas y programas de repostería han calificado muy bien mi repostería pero no sé porqué hasta ahora es realmente lo noto como algo importante.
- Gracias por tremendo halago, Chat Noir... ¿Te gustaría venir conmigo? Creo que lo menos que puedo hacer es ofrecerte gratis alguno de mis pasteles después de que me has salvado de... bueno, de esos tipos -
- ¿Ir a por criminales o saborear un delicioso pastel? - Dijo, adoptando una pose curiosa en la que usó su bastón para recargar su barbilla en él - Uhmmmm ¿Qué sabores tiene? -
No pude evitar reir ante tan despreocupada actitud, agradeciendo también el hecho de que ésta pequeña interacción me ayudase a distraer mi mente de lo que acaba de suceder.
- ¡Disculpe, señorita! - Llamó un oficial acercándose a mi. - Aún es necesario que haga la denuncia correspondiente -
- Aah... ah... Claro ¿Tiene que ser ahora? -
- Sería lo mejor, pero yo le recomiendo no tardar más de 24 horas para hacerlo ¿De acuerdo? -
Asentí con la cabeza.
- Si, muchas gracias -
- Que tenga buena noche - Giró su rostro para dirigirse a Chat Noir - Hasta la próxima -
Una vez que la patrulla se hubo ido empecé a caminar hacia la repostería seguida inmediatamente de Chat Noir, quien caminaba de una manera que me pareció de lo más... ¿cómo decirlo? Parecía la caminata de un modelo de pasarela, como si supiera que era tan atractivo que podía darse ese lujo caprichoso ante todos.
- Bueno... ehm ¿En qué estábamos? -
- Me iba a decir que sabores de deliciosos pastelillos tienes para mi- Dijo Chat Noir entusiasmado. Je, parece un niño pequeño...
Me pregunto cuantos años tendrá...
- Ah, eso...uhmmm, no estoy segura, depende de lo que haya quedado de la venta de hoy, generalmente no queda mucho. -
- Ojalá haya uno de esos pays de queso con fresa, kiwi y mango... Es la mejor combinación del mundo. -
- Veo que en realidad si eres cliente de mi repostería... ¿Pero no es peligroso que me lo digas así? Digo, por aquello de tu identidad secreta y esas cosas -
- Oh, no... Yo nunca vengo personalmente a comprar cosas de aquí, así que creo que mi identidad no está comprometida -
- ¿Ah no? - Para ese momento me encontraba buscando las llaves de la puerta principal y la del candado de la reja interior - ¿Así que eres uno de esas personas ricas que necesita que otros hagan las cosas por ellos? ¿O de esos que viven pidiendo todo online? -
- ¿Es usted detective acaso, señorita? ¿Alguien la contrató para investigar la procedencia del gran Chat Noir? - Preguntó él en tono burlón apartándose un poco para dejarme espacio a abrir el local.
- No, pero creo que sería interesante que una simple chica lograse descifrar la identidad del más misterioso ser en todo París solo haciendo uso de datos tan simples como esos ¿No? -
Abrí ambas puertas que aseguraban la entrada principal de mi repostería y sin más pasé al interior de ésta a la vez que le indicaba a Chat Noir que podía pasar; al hacerlo, él aspiró profundamente con una expresión de satisfacción en su rostro.
- ¡Aaah, huele tan delicioso! - Exclamó, casi como si fuese un niño pequeño y yo volví a reir al ver sus reacciones. Es increíble que alguien que de por si mismo ya es increíble se pueda maravillar tan fácilmente por cosas tan banales...
Aunque... posiblemente lo hizo así solo para evitar el tema acerca de su identidad.
- Iré atrás para ver qué queda en el refrigerador -
Para llegar hasta nuestro cuarto refrigerado tenía que pasar a un lado del mostrador, lugar en donde seguramente habría dejado mi celular así que di un rápido vistazo y alcancé a verlo justo encima de una papel y una pluma... ¡Seguramente una nota de Margot o de alguno de mis compañeros! ¿Qué haría yo sin ellos?
Ya más tranquila pasé de largo para buscar algún rico postre para mi salvador y sonreí feliz al descubrir que quedaba justo uno de los pays que él había mencionado, así que sin más lo tomé y salí a su encuentro.
- ¿Sigues ahí? - Pregunté antes de siquiera poder verlo, ya que había mucho silencio.
- No pensaba irme sin ese pay - Respondió, asomando su cuerpo por la puerta, obligándome a detenerme de golpe pues de lo contrario era seguro que habría chocado contra él, sin embargo si terminamos cara a cara a apenas unos milímetros de distancia entre nuestras narices...y es que él se había inclinado para pasar medio cuerpo por la puerta y así asomarse.
Si no solté el pay por la sola impresión fue pura suerte y la verdad fue increíble que no lo hiciera después debido al trance en el que aquellos ojos me hicieron entrar.
Wao, es...realmente apuesto.
Oh, vamos, Marinette, reacciona. Seguramente creerá que eres una rara.
- Eh... ¡Tuviste suerte! ¡Justo solo quedaba uno de esos pays que mencionabas! - Dije con voz quizás un poco demasiado alta, apartándome de él de un salto y estirando mis brazos con el pay entren mis manos hacia él...
Bueno, aquí lo curioso radica en que él no se movió de su sitio ni un poquito y ahora mantenía una sonrisa coqueta en sus labios.
Así que eres de ese tipo de chicos...
- ¡Debo ser la persona más afortunada de todo París! - Dijo, dándole poca importancia a nuestro accidentado acercamiento, tomando el pay y sacándolo inmediatamente de su empaque para hincarle una buena mordida - Esto es malditamente delicioso ¡Tiene un don! -
- Ah... no me des todo el crédito, mis chicos ayudan mucho y...-
- ¿Es su receta? -
- Bueno, si, pero...-
- Entonces no se quite mérito -
Después de eso no supe que más decir, así que simplemente me quedé callada pasando a su lado mientras él terminaba el pay para tomar mi celular y leer la nota a un lado de este.
Olvidó su celular! No sé si venga por él hoy o si piense que lo ha perdido, pero está sano y salvo. Me di cuenta que estaba aquí cuando intenté llamarle para cuando cerramos la tienda. Menos mal que todos nuestros clientes son geniales y nadie lo tomó ¡estaba a la vista de todos!
¡Nos vemos por la mañana! - Margot
Sonreí. En verdad era muy afortunada de contar con Margot y los demás chicos en mi equipo, no sé qué sería de mi sin todos ellos.
- Entonces... Usted debe ser Marinette Dupain Cheng ¿Verdad? - Dijo de pronto Chat Noir, haciéndome levantar la mirada en el momento en que tiraba el empaque del pay que anteriormente comía en un bote de basura cercano a él.
- ¿Co...cómo lo sabes? - Pregunté, sorprendida.
- Bueno, ha salido en las noticias; entrevistas y esas cosas. Creo que usted y su repostería son más famosas que yo y sinceramente nunca creí llegar a toparme con usted, señorita -
- ¡Ah! Claro... si... eso. - Seré tonta ¡No me culpen! Es solo que a veces olvido esos pequeños detalles, lo juro. - Pero no digas tonterías, no hay parisino que no conozca del gran Chat Noir -
- Modestia a parte - Dijo él, guiñándome un ojo e inevitablemente me sonrojé.
¿Qué te pasa Marinette? ¡Pareces una niña de secundaria! Hablando de eso...
- Un favor, no me llames de "usted". Me haces sentir vieja... -
- ¡No era la intensión! Solo quería mostrarme educado con...tigo. Espero me disculpes -
- Si, no pasa nada. Es decir...tampoco me veo tan vieja ¿o si? - Pregunté fingiendo indignación mientras me tocaba la cara.
- Por supuesto que no, no te ves de más de... ¿25? -
- Casi, un año más y le atinas - Reí - ¡Uf! Menos mal que sigo aparentando mi edad, hay algunas chicas que a pesar de tener mi edad parecen ser mayores -
- Bueno, tu estás muy bien... - Se interrumpió - Es decir, eres muy guapa - Corrigió y yo me sonrojé por ese primer comentario tan osado.
- Ejem...¿No es momento ya de salvar a París? - No era que quisiera que se fuera, realmente su compañía me hace sentir bien.
- Auch ¿Tan rápido me corres, princesa? -
- ¿Princesa? - Repetí a modo de pregunta al apodo.
- si, digo... generalmente los damiselas en peligro son hermosas princesas. Tu has sido mi damisela y yo he sido tu héroe -
Achiné los ojos intentando entender su lógica infantil.
- ¿Tu qué edad tienes? No serás como Shazam ¿verdad? -
- Meeee gusta tu referencia a tan interesante comic...pero no, creo que no aplica para este héroe - Se señaló a si mismo. - Sin embargo... Tienes razón, creo que ya debería irme, es decir, París no se va a salvar solo ¿Verdad? -
- Bueno, estoy segura que algo harán los polis, pero... creo que les vendría bien tu ayuda -
- Si, definitivamente. - El héroe se acercó a mi para tomar una de mis manos entre las suyas para plantar un beso sobre mis nudillos, logrando así que mi sonrojo aumentara - Fue un verdadero gusto conocerte, Marinette -
- El gusto ha sido mío - Sonrió de lado viéndose tremendamente atractivo, para después encaminarse hasta la puerta y abrirla - Ve con cuidado, no me gustaría verte de nuevo al tener que volver a rescatarte... Aun que sería bueno hacerlo en otras circunstancias -
Finalmente guiñó un ojo y tras salir a la calle, usó su bastón para ascender hasta, lo que me imagino, algún techo y de ahí emprender su camino.
Yo, por mi parte, intentaba controlar mis sentidos y ordenar mis pensamientos. Vaya encuentro tan más curioso había sido este. No sé por qué de alguna manera nuestra interacción había sido tal como si fuésemos amigos desde hace mucho tiempo, como si llevásemos toda una vida conociéndonos.
He pasado de no tener ningún interés en éste ser tan peculiar... a simplemente querer saberlo todo de él.
.::Adrien::.
Miro el reloj, son las 12:35 de la madrugada. Generalmente termino mis patrullajes un poco después y llego a casa a dormir a eso de las 2, pero hoy he terminado más cansado de lo habitual tras una noche un poco más larga.
Quizás debí hacerle caso a mi madre y quedarme a descansar desde que salí de la empresa, pero vamos... ¡Soy Chat Noir! Tengo un deber diario con París y no voy a dejarlo así nada más por que no me entran ganas. Además... si no hubiese hecho el patrullaje de hoy... es seguro que jamás la habría conocido a ella...
Vaya mujer tan más hermosa... Y bueno, ya es mucho decir pues al verme rodeado de modelos de lo más cotizadas a diario, es raro que alguien de afuera llame mi atención... y ella definitivamente lo hizo.
Toda la noche estuve pensando en esa chica de profundos ojos azules y en lo desafortunado que soy al saber que es poco probable que vuelva a verla debido al estilo de vida que llevo. Quizás pensarán que estoy exagerando... Sería fácil simplemente ir a visitarla bajo mi identidad de héroe ¿No? pero no; debido a mi labor como vigilante es demasiado peligroso que se me vea frecuentando a cualquiera, pues se me puede relacionar de manera incorrecta y esa persona se vería afectada por aquellos que bien se podría calificar como mis enemigos.
Así que...Es mejor así.
Creo que le pediré a Nathalie que me consiga unos pasteles de Marinette para mañana, mi frigobar ya está muy vacío.
ooo
- Señor, aquí está el pedido que me encargó -
Un nuevo día y todo es como siempre. Nathalie, mi asistente de más confianza ha llegado al fin con esos deliciosos pasteles y pays que le he encargado. Sonrío, ahora que sé quien es la responsable de tan deliciosos manjares, creo que los disfrutaré aún más.
- Muchas gracias, Nath. Déjalos aquí, yo me encargo de guardarlos -
- No hace falta, señor. Puedo hacerlo, es mi trabajo -
- Nath, eres mi asistente, no mi mamá. En serio, muchas gracias -
Ella me dedicó un gesto como de desaprobación, sin embargo hizo caso y dejó la bolsa en donde le indiqué.
- Y ni siquiera yo siendo su madre me encargaría de guardar los antojos de mi hijo -
Mi madre y su manía por no llamar antes de entrar a ningún lugar. No sé como es que nunca me ha descubierto cuando tengo momentos... "recreativos" con alguna que otra modelo.
- Madre ¿En serio? ¿Podrías ser como le gente normal y tocar la puerta? - Le reprendí, a lo que ella caminó muy seria hasta mi lado con la exclusiva razón de pegarme un buen golpe en la frente.
- Más respeto, que soy tu madre, muchachito -
No se dejen engañar por mi querida progenitora, puede lucir adorable por fuera y una santa también, pero la verdad es que tiene su carácter y se sabe defender y eso lo saben todos los que la conocen, es por eso que aquí en la empresa es más que respetada no solo por su jerarquía.
- ¡Auch! ¿Tenías que pegarme tan fuerte? - Me quejé, sobandome el lugar en donde había recibido el golpe.
- Puedo pegarte tan fuerte como quiera y entrar a donde sea que estes sin pedir permiso, que para eso soy tu madre. Si bien te descubrí masturbándote cuando eras un niño ¿que de malo tiene verte atendiendo negocios? -
Nathalie soltó una risita nerviosa.
- ¡Mamá, por favor! ¡No digas esas cosas frente a Nathalie! -
- Perdón, debo atender la agenda de éste día, me retiro - Dicho eso, Nathalie salió apresurada de la oficina, cerrando tras de sí.
- ¿¡Ves?! La asustaste, mamá -
- ja ja ja ja ja ¡Debes aceptar que fue gracioso! -
Puse cara seria intentando llevarle la contraria a mi madre pero ella reía con tantas ganas que no pude evitar contagiarme de su risa.
- madre mía, no sé que haré contigo ... - Dije, cuando al fin pude hablar correctamente sin que me ganara la risa.
- ¡Amarme! Sabes que no podrías tener una mejor madre - Me guiñó un ojo y se posicionó detrás de mi para comenzar a jalar algunos mechones de mi cabello...
Ah, amo que haga eso, es tan relajante.
- La verdad es que no - Recargué mi espalda en la silla mientras dejaba que mi madre me regalara mimos.
- Y dime... ¿Que tal tu descanso del día de ayer? - Susurró, sin dejar de manipular mi cabello.
- Eh... Muy bien. Conocí a una chica muy agradable - Contesté sin pensarlo mucho y arrepintiéndome de haberlo dicho; mi madre no suele ser muy discreta con el tema de "chicas en la vida de su hijo".
- ¿Una chica...? ¿Y qué pasó con Kagami? Es una linda chica, muy responsable y además muy guapa ¿No has vuelto a hablar con ella? -
Y dale con Kagami. Creo que mi madre se enamoró de ella más de lo que yo pude haberlo hecho, cosa que de hecho jamás pasó. Imposible al solo haber tratado prácticamente unas horas con aquella chica asiática.
- Madre, ella vive en Japón ¿Recuerdas? Solo fueron negocios hace más de 3 meses. Supéralo ¿quieres? No voy a ponerme detrás de una chica que ni conozco -
Ok, quizás esa sea una mentira... Vaya que si me he puesto detrás de un par de chicas que no conocía.
- Supongo que tienes razón...y es una verdadera lástima. Ojalá volvamos a hacer trato con la familia Tsuguri pronto ¡ella podría trabajar aquí como modelo! -
- Mamá... Ni se te ocurra mover nada para que eso pase ¿Ok? Además ella no es modelo - Si, mi madre es muy capaz de hacer eso y me da miedo pensar en ello porque bien tiene los recursos para hacerlo.
- No, claro que no - Susurró, dándome un último jalón en el cabello y volviendo a rodear la mesa para verme de frente. - ¿Ya resolviste el problema con Wayhem? -
No sé porqué no lo creo nada que intente "cambiar de tema", estoy seguro de que sigue teniendo en la cabeza a Kagami y cómo hacerla venir a París...de por vida. Ugh, hasta me dio un escalofrío, y es que Kagami es una chica bastante bonita y sexy pero es como un témpano de hielo, solo se enfoca en los negocios y parece no importarle nada más. Intenté más de una ocasión hacerla reír pero ella solo se me quedaba mirando de maneras que pareciera que me estuviese analizando hasta el alma... O quizás solo intentaba entender lo que decía, ya saben, por la diferencia del idioma. Aun que creo que el apodo de "La Reina del Hielo" que le puso Wayhem fue más que acertado.
- Ehm... en teoría si. Ayer le di un ultimatum que pienso cumplir sino hace caso. Hasta yo sé que hay límites -
- Que bueno, muy bien. Ah, una cosa más... Venía para decirte que bajes al foro para conocer a la modelo que contraté ayer por ti, los de recursos humanos ya tienen el contrato listo, Nathalie te lo dará para que tu se lo proporciones a la chica ¿Ok? -
Me estiré en mi asiento con pesadumbre, asintiendo con la cabeza.
- Ok, ok. Momento de activar el modo Pro Agreste - Dije, levantándome al fin y dirigiéndome a la puerta junto con mi madre.
Cuando ambos salimos me aseguré de cerrar la oficina con llave, como siempre, y me encaminé hasta el amplio escritorio de mi asistente.
- Tome, señor. El contrato de la señorita Rossi -
Tomé los papeles dedicándole una sonrisa a modo de agradecimiento a Nathalie, que ya bien conocía mis gestos como para tener que decírselo en voz alta todo el tiempo.
Lila Rossi ¿Por qué me suena de algo?
- Ten un buen día, hijo. Debo encargarme de algunos asuntos de la casa -
- ¿La remodelación? -
- No se te escapa nada ¿eh? Nos vemos -
Remodelación... Sería un tema simple de no ser porque sé perfectamente que decidió hacerlo debido a los recuerdos que esa casa le traían de mi padre. Intenta borrar un poco el dolor cambiando aunque fuese una pequeña parte de su vida y eso incluye el cómo lucía el hogar que compartió con mi padre por tanto tiempo y lo peor del caso es que oculta cómo se siente a pesar de que sabe perfectamente que yo sé que solo finge su sonrisa. Puf...
Tras despedirme de mi madre me dirigí al tercer piso con ayuda de las escaleras de servicio, nada raro en mi, me gusta estar activo físicamente lo más que se pueda y la planta solo estaba a 2 de la mía.
No tardé nada en encontrar al área de Recursos Humanos, lugar en donde me topé inmediatamente con una cara conocida, una que a decir verdad... no me emocionaba para nada.
Así que por eso me sonaba de algo el nombre.
- ¡Lila! No llevas mucho tiempo esperando ¿Verdad? -
La susodicha me miró primero de reojo con cara de pocos amigos, sin embargo en cuanto se dió cuenta que se trataba de mi me regaló una muy anormalmente grande sonrisa, levantándose del sillón individual en el que reposaba y se abalanzó a mis brazos sin decir "agua va".
- ¡Adrien! ¡Sabía que no podías olvidarte de mi! -
Si, bueno, en realidad fue suerte acordarme de ti.
- ¿Cómo olvidarme de alguien tan hermosa como tu? - Le adulé, aunque quizás fue un error, sé perfectamente lo egocéntrica que es esta mujer. - Que pequeño es el mundo ¿No? -
- Mucho, pero para alguien como yo que lo conoce casi todo...no es sorpresa encontrarme con gente que haya conocido en otros lugares - Me guiñó un ojo y yo intenté sonreírle.
La verdad es que poco conozco de ésta chica y lo más que recuerdo de ella son los gemidos que daba en mi habitación de hotel después de una semana en la que trabajamos con ella para un shooting sencillo pero importante para la nueva línea de lencería que se pondría a prueba en ese entonces.
Lila Rossi es todo una diva, de esas que gritan a medio mundo para hacerse obedecer y ciertamente nunca me causó gracia que tratara tan mal a mi staff. Era Wayhem quien había intentado ligarla durante todos esos días, sin embargo al final, sin siquiera haberlo planeado, terminó en mi cama en una noche en la que sin más tocó la puerta de mi habitación y atacó a matar; supongo que ella obtuvo lo que quería y yo, bueno... pensé que no la volvería a ver así que no me importó darle un poco de mi. Es de ese tipo de chicas que definitivamente no las quieres en tu vida, solo en tu cama. Es hermosa, si, y hace bien su trabajo modelando por lo que no dudo del juicio de mi madre al haberle elegido de entre todas en el casting, aunque igual algo tuvo que ver ese shooting en el pasado.
- Si, ser modelo es bueno para las relaciones sociales - Le contesté, rogando mentalmente que no hilara las palabras e hiciera mención alguna a nuestra pequeña aventura de hotel.
- Claro, no te hubiese conocido si no - Ella guiñó un ojo coquetamente.
- Perdón, me fascinaría quedarme a platicar contigo para ponernos al día, pero me temo que no puedo, tengo muchos asuntos que atender... Toma - Le ofrecí el contrato que Nathalie me había dado a mi - Por favor, leelo muy bien y firma todas las hojas al calce y también escribe tu nombre completo. Una vez que acabes entrégale el contrato a la señorita de allí - Señalé a una chica de cabello rizado - su nombre es Milen, ella te ayudará a partir de allí - Comencé a caminar lejos de ella sin darle el chance de hablar - y... ¡Espero que la pases genial con nosotros! ¡Te estaré viendo después! -
Salí lo más rápido que pude del lugar... ¿Cobardía? Claro que no, creanme, si conocieran el verdadero carácter de esa mujer, me entenderían perfectamente.
- ¡A-a-a-adrien! ¡¿Qué hay?! ¿Mucha prisa? -
Wayhem había salido prácticamente de la nada, aunque no me sorprendía. El muy listo solía pasearse cuando podía por el área de RH para andar de mirón con las nuevas modelos que eran contratadas.
- Eh, un poco, si -
- Un poco no es mucho, así que está bien ¿No? ¿Ya fuiste a ver la nueva? Me suena de algo -
Yo caminaba y Wayhem me seguía el paso, no dejándome en paz.
- Si, ya fui. Y si, la conoces -
- ¿¡En serio!? Bueno, es cierto que es difícil olvidar tan... - se mordió el labio de forma libidinosa - ...tan...guapa mujer ¿Pero de dónde fue? ¿Alguna sesión? -
- Hace casi un año, sesión de fotos de lencería. Lila Rossi -
- ¡Claaaaro! Oh, claro...claro. Hey, quizás tenga una oportunidad con ella, ya que ya me conoce...tu sabes -
- No, Wayhem. - Me detuve en seco por el pasillo que ahora mismo cruzábamos - Parece que no te dije nada ayer. Tienes prohibido acercarte de esa forma a las modelos ¿Ok? Además, en ningún punto en ninguno de esos días te hizo caso, así que déjalo por la paz. Deja de pensar con los huevos, estás en el trabajo, no en un prostíbulo -
Dicho eso, retomé mi caminata hasta mi oficina adentrándome nuevamente por la puerta que daba a las escaleras de servicio, dejando a un mudo Wayhem en el pasillo en el que nos habíamos detenido.
¿Fui muy duro con él? No lo creo, solo está acostumbrado a que le siga el juego con sus perversiones, y claro... eso fue error mío, pero espero que con lo que acaba de pasar entienda de una buena vez.
Bien, Adrien. Solo debes aguantar unas horas más, una vez que lo logres... Podrás desestresarte un poco en las calles de Paris.
Notas de la Autora:
Segundo capítulo! Al fin nuestros protagonistas se han "conocido" Un primer contacto ¿pero podrán tener más? Hay veces en que uno mismo tiene que amoldar el destino para que las cosas sucedan...
Si les está gustando la historia no olviden dejarme su poderosísimo review! Leo cada uno de ellos! ya saben que AAAAMOO leerlos :D
Nos leemos en el siguiente!
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