Quiero Conocerte

Capítulo 4: Imprudencia

.::Adrien::.

Los días pasan, al fin es fin de semana ¿Qué es lo que haré hoy? Generalmente los viernes todos en la empresa salimos temprano, a no más de las 3:30pm, y yo suelo aprovecharlo para salir con alguna linda chica o para relajarme en casa antes de salir a patrullar.

- ¿Estará abierta la repostería? - Dije para mi, no importándome mucho que Nathalie estuviese a mi lado ordenando unos papeles.

- No lo sé señor, sus horarios varian muchísimo porque solo está abierto hasta que se terminan lo que hornearon en el día ¿Quiere que llame para preguntar? -

- ¿Tienes el número? - Pregunté, intentando ocultar un poco mi entusiasmo.

- Claro, aparece en Uber Eats, tienen servicio a domicilio. -

- ¿En serio? ¡¿Por qué no sabía de esa maravilla?! -

- Quizás porque hasta hace apenas unos días es que desarrolló esa pequeña adicción a los pasteles de esa repostería - Respondió Nathalie sin darle mucha importancia.

- Si, claro, debe ser por eso. Nathalie...¿Tengo algún pendiente para hoy? - Pregunté sin pensarlo mucho.

- No, señor. Su última junta fue con el joven Kurtzberg y los demás diseñadores, está libre desde que terminó esa reunión -

- ¿En serio? ¡Haberme dicho antes! - Tomé mi saco y me levanté de mi silla para dirigirme sin demora a la salida - Te encargo el resto ¿si? Confío en ti, cualquier cosa, llámame, pero que todos sepan que ya no estaré disponible ¡Adieu! -

Besé de forma despreocupada y rápida la mejilla de Nathalie a modo de despedida y salí a toda prisa de la oficina.

- ¿Ya se va, señor? - Dijo una voz detrás de mi, era Max, nuestro jefe de sistemas -

- Si, llevo algo de prisa, Max ¿Pasa algo? -

- No, para nada, todo perfecto. Que tengas un buen día Adrien -

- Igualmente -

Max fue compañero mío dentro de los primeros semestres de mi carrera de Administración y es que muchas materias son de tronco común, lo que significa que todas las carreras la cursan sin importar la rama en la que estén. Cuando lo conocí supe inmediatamente que se trataba de un cerebrito y en cuanto mi padre requirió de un nuevo Jefe de sistemas no dudé ni un momento en recomendar a Max, que a pesar de que llevaba meses sin saber de él, sabía que su condición de chico nerd amante de las computadoras sería perfecta para el puesto...

En fin.

He llegado al estacionamiento de la empresa. Localizo mi auto, una camioneta Renault Oroch verde esmeralda... ¿Qué? Bien podría ir por la vida en un auto deportivo porque tengo los recursos para ello, pero me gustan este tipo de autos, cómodos, grandes y ¿Ya dije cómodos? Cristales polarizados... ¿Lo entienden? Mi más reciente adquisición y no me arrepiento de ella.

- Que tenga bonito fin de semana, señor Agreste - Me despidió el vigilante del estacionamiento, a quien de igual forma le respondí y deseé un buen día.

¿Por qué era tanto mi apuro? No lo sé, lo cierto era que... por alguna extraña razón me sentía ansioso y mi corazón latía fuerte y rápido, casi de la misma forma en la que late cuando me encuentro peleando contra algún criminal en las calles, esa adrenalina...

Cuando menos lo esperé me encontré estacionando mi auto frente a la Repostería "Douce Joie" la cual aun estaba abierta. Gente entraba y salía del local en un flujo constante.

En un intento por no llamar demasiado la atención me quité el saco y el chaleco y la corbata que caracterizaban mi atuendo diario y me atavié con unos lentes de sol discretos y una boina que ocultaba en buena parte mi cabello rubio, esperando así no ser reconocido...

Al bajar del auto y entrar al local todo parecía estar en orden.

- ¡Bienvenido! ¿Quiere una charola? - Una joven muchacha me recibió a los dos segundos de haber entrado al lugar, ofreciéndome una charola junto con unas pinzas para elegir el pan que desease.

- No, muchas gracias, solo vengo por una cosa - La chica se sonrojó ligeramente e hizo un gesto con su mano para indicarme que pasara... Y así lo hice, sintiéndome nervioso mientras buscaba con la mirada aquel único rostro conocido que sabía que debía encontrarse en este lugar.

- Buenas tardes, señor ¿Puedo ayudarle en algo? ¿Lo atienden bien? -

Aquella voz femenina sonó en mis oídos tan fuerte y clara como la primera vez que la escuché, era ella...

Di media vuelta para encontrarme con la dueña de aquella voz, siendo recibido con una bonita y cortés sonrisa de su parte.

- Todo está perfecto, es solo que... buscaba por un pastelillo específico -

- Cl-claro...sin problema - ¿Tartamudeó? - aún tenemos de todo un poco ¿Cuál quiere? Yo me encargo de conseguirlo para usted. -

- Es el que tiene... - Espera ¿qué tan obvio sería si un chico rubio, igual que Chat Noir, le pide el mismo pastel que... Chat Noir le pidió hace tan poco tiempo? - el que es todo de chocolate; pan de chocolate, betún de chocolate, chocolate rayado... - Mejor prevenir ¿no? - ¿Sería tan amable? -

- Por supuesto. - Giró un poco hacia su derecha para encontrarse con la misma chica que me había saludado a la entrada - Margot ¿me harías el favor de traerme un "Explosión de Chocolate"? Ah... ¿Señor? ¿Solo uno? -

- Si, uno está bien. Se me antojó y no pude evitar pasar a por uno - Dije, intentando sonar natural. - Menos mal que llegué antes de que todo se acabara-

- Solo uno, Margot, por favor. Gracias - Volvió su atención a mi - En seguida se lo traen empacado, la caja está por allí - Señalo la esquina del local, a un lado de la puerta.

¿Soy yo o ignoró mi tonto comentario sobre mi antojo?

- Usted es la dueña del negocio ¿Verdad? - Pregunté, antes de que pudiera irse a atender a algún otro cliente. - He escuchado mucho de usted -

- Eh, si... Marinette Dupain Cheng, mucho gusto... - Se presentó.

- Si le digo quien soy... ¿Promete no decirle a nadie? - Dije, bajando un poco mis lentes para guiñarle un ojo al mismo tiempo que me inclinaba un poco para quedar a su altura.

- Espere... Oh Dios... - Oh oh, no es posible que se haya dado cuenta que yo soy Chat Noir ¿Verdad? - ¿Adrien Agreste? ¿Es usted Adrien Agreste? - Preguntó llevándose las manos a la boca para amortiguar el sonido de sus palabras.

- Veo que sabe de mi -

- Por supuesto que sé de ti... perdón, de usted. Es el nuevo dueño de Gabriel's, diseñador, modelo, fotógrafo... ¡Es perfecto!...quiero decir... E-es... muy conocido en el mundo de la moda - Todo lo que decía lo hacía gritando "en voz baja".

Sonreí ante ese comentario que ella quiso disfrazar. No me pregunten porqué pero... por alguna razón deseo que esta mujer me note. Si, a pesar de que se supone que no debería estar aquí.

- Pues si, mucho gusto - Dije, fingiendo cortesía - Lo cierto es que no cualquiera conoce de mi más allá de mi trabajo como modelo y usted parece saber algo más que eso sobre mi - Asunto que en realidad me llenaba de orgullo... y curiosidad.

- Si, bueno...- Ella retrocedió un poco hasta un lugar en donde no estorbásemos a la gente, por lo que la seguí, situándonos en un rincón en donde bien podíamos pasar desapercibidos debido al barullo de la gente - La verdad es que me gusta mucho todo el tema de la moda y esas cosas, de hecho estudié unos cuantos semestres la carrera pero... bueno, pasaron cosas... y ahora estoy aquí ¡No es que me queje! No... pero a pesar de que ya no pude seguir con mi carrera, siempre estuve al tanto de diferentes diseñadores y empresas. No es por nada, pero... el señor Gabriel Agreste siempre fue mi diseñador favorito -

La mención del nombre de mi padre me tomó un poco desprevenido, aún tenía muy fresco el recuerdo de su muerte y la realidad es que si me afectaba hablar de él...

- ¿De verdad? -

- Si... bueno, perdón por hablar así tan entusiasta, de verdad lamento que haya fallecido, no puedo imaginarme como se sentirá usted. De verdad, perdón -

Sus palabras parecían sinceras, pero lo que me lo confirmó fue más bien su mirada.

- No se preocupe. Muchas gracias por sus condolencias - Vamos, no iba a reprocharle nada de la mención de mi padre cuando ella en realidad no sabía cómo me afectaba o no. - Ahora sé porqué sabe tanto de mi, aunque debo decir que me siento apenado por no saber tanto de usted ...En realidad me gustaría hacerlo...-

Adrien ¿Qué pretendes? Sabes que no está bien involucrarte de ninguna manera con las personas que has salvado.

Hubo un pequeño silencio después de mis palabras en el que ella parecía incrédula y al mismo tiempo sorprendida.

- Es... ¿Es en serio? - Alcanzó a decir al cabo de un par de segundos más.

- Por supuesto. Es muy interesante lo que me ha dicho acerca de su gusto por la moda. En Gabriel's nos gusta darle oportunidad a aquellos que realmente son buenos en lo que hacen ¿Usted es buena, señorita? -

- Eh... Bueno, no creo poder juzgarme a mi misma a estas alturas...-

- Entonces... - le interrumpí - Me encantaría ver algunos diseños suyos ¿Los tiene? ¿Bocetos? ¿Alguna prenda terminada? -

- S-si... Pero todo lo tengo en casa, tendría que verlo otro día o... mandarle algún correo con mis diseños, quizás eso sea lo mejor -

- No, un correo electrónico se puede perder muy fácilmente de entre todos los que llegan diariamente a mi bandeja de entrada ¿Le parece bien si nos citamos en algún lugar cercano una próxima vez? Sin tener que presionarnos por estar trabajando, de hecho... ¿Que tal el próximo viernes? ¿Me permites tu teléfono? -

Adrien, sabes que estás siendo muy imprudente y aún así no paras tu juego ¡El correo basta y sobra!

- Mi...¿mi teléfono? - Ella sacó del bolsillo de sus jeans el objeto en cuestión de manera distraída, a lo que aproveché para tomarlo y abrir el teclado numérico.

- ¿Qué hace? - Preguntó un poco alarmada, sin embargo pronto le devolví su teléfono.

- Ahora estoy dentro de tus contactos. Es mi número privado así que ten por seguro que cualquier mensaje o llamada que hagas, será contestada ¿Está bien? -

Ella asintió distraídamente mirando la pantalla de su teléfono y yo no pude evitar pensar en lo linda que se le veía.

Te estás convirtiendo en una especie de acosador.

Si, no voy a negar eso y tampoco voy a negar que hasta para mi mismo resulta ser algo bastante perturbador. No sé que es lo que tiene esta persona a mi lado que hace que toda lógica en mi cabeza se esfume como si realmente no existiese.

- Entonces... señorita Dupain, espero su llamada para ponernos de acuerdo -

Quise parecer inmutable, quise parecer elegante e incluso despreocupado, pero digamos que el haberme tropezado justo antes de salir de la tienda no ayudó mucho, por suerte no caí o en serio habría querido transformarme allí mismo para salir corriendo.

- Eh... ¡Espere! ¡¿Su pastel?! - Gritó corriendo hacia mi la chica que en un principio me había recibido.

.::Marinette::.

¿En verdad no fue un sueño?

Aun no lograba asimilar lo que me había sucedido por la tarde dentro de mi repostería ¿De verdad había conocido a Adrien Agreste?

- ¿!De verdad me citó a una...especie de... entrevista!? - Me pregunté en voz alta, como si eso lo hiciera más real.

Vaya cosas tan más bizarras me están pasando; primero lo de Chat Noir y luego... ¡Wao! ¿!Cuántas eran las posibilidades de que una sola persona, común y corriente como yo, conociese a dos celebridades en tan poco tiempo?!

- ¡Dios! ¡¿Qué le voy a enseñar?! ¿Tengo algún diseño que sea lo suficientemente digno?- Miré hacia la esquina de la habitación, lugar en donde tenía un maniquí de tela que lucía una de mis más recientes creaciones; un vestido casual rosado sin mangas que lucía un escote sencillo inspirado en los años 80 ¿Qué tan buena idea sería usarlo para el día en que nos viesemos?

Enseguida posé mi atención sobre la pantalla de la laptop que descansaba sobre mis piernas y comencé a buscar los que consideraba mis mejores diseños, aun que quizás sería mejor idea si llevase los dibujos originales, para que de esa forma no haya duda sobre su autenticidad.

- No puedo creer que esto me esté pasando a miiii - Chillé.

- ¿Qué cosa? -

La voz de Luka me obligó a levantar la mirada para encontrarme con su apacible mirada, la cual ahora parecía más bien confundida.

- ¡Hola, amor! ¿Cómo te fue? ¿No es muy temprano? - Saludé desde mi lugar, pues tenía sobre mi no solo la laptop, sino también algunas hojas desordenadas con bocetos y no quise arruinarlos.

- Son las 11, amor. No es tan temprano - Dijo él, sonriendo divertido y acercándose él a mi para depositar un suave beso sobre mis labios.

- ¿¡Qué?! - Exclamé al darme cuenta de lo tarde que era - Vaya... -

- ¿Me dirás qué es lo que no crees que te esté pasando a ti? Espero que nada malo - Decía mientras se iba quitando el chaleco y desabotonando la camisa que llevaba, sentado a un lado de mi, dándome la espalda.

- Pues... No vas a creerlo... Ni yo puedo creerlo -

- ¿Qué? -

Quise contener mi emoción pero lo siguiente que dije lo hice casi gritando.

- ¡Conocí a Adrien Agreste! ¡¿Te acuerdas?! ¡El hijo de mi diseñador favorito! -

- Wao ¿de verdad? - Preguntó, viéndose en serio interesado.

- ¡Si! ¡Pero eso no es lo más loco! Le dije que siempre me había interesando el mundo de la moda y... ¿¡Adivina que!? - Para este punto ya había acomodado el desorden que tenía en mis piernas en el lado de mi buró, junto con mi laptop, por lo que tenía total libertad de moverme y ya me encontraba arrodillada en la cama, cerca de Luka, mirándo como se deshacía de su camisa y sus zapatos.

- ¿Qué?... Ya hasta yo me emocioné y no sé que es - Rió y yo también lo hice.

- ¡Me citó para una entrevista! - O algo así...

Ahí fue cuando hubo un silencio incómodo que no me esperaba para nada. Creí que la reacción inmediata de Luka sería alguna felicitación pero más bien me miró de forma un tanto dura, como dudoso.

- ¿Pa-pasa algo? - Pregunté.

- Eh... No lo sé, es decir... ¿No te parece raro que aun si conocer nada de tu trabajo como diseñadora, aún así te haya "citado" tan pronto? -

- Bueno... Si, supongo... pero... Tampoco voy a desaprovechar la oportunidad ¿No? Puede que simplemente vea lo que hago y después me deje en el olvido. Creo que de cualquier forma no pierdo nada ¿No crees? -

Luka se levantó de la cama y dió media vuelta para poder mirarme, sin embargo yo también pude mirarlo y rápidamente me sentí abochornada cuando tuve perfecta vista de su torso desnudo y de su rostro tan apuesto.

- Ven aquí - Pidió, ofreciéndome sus manos para que yo las tomase y así jalarme hasta él. - Espero que te vaya muy bien en esa entrevista ¿Ok? - Dijo, abrazándome y apegándome a él. - ¿Sabes cómo está Louis? -

- Eh...- Pregunta fuera de contexto, me confundió un poco- ... Supe que a eso de las 9:30 ya estaba perdidamente dormido. Hablé un rato con mamá... ¿Por qué? -

- Bueno... Hace un tiempo que no podemos... terminar lo de la otra noche - Susurró a mi oído, erizándome al segundo toda la piel...- ¿Qué dices? -

Ni siquiera tuve tiempo de responder cuando de un segundo a otro sus labios ya estaban sobre los míos, así como una de sus manos sobre mi trasero y la otra sobre mi cintura, apegándome más a él. Mi cuerpo no necesitaba más para encenderse, la sola idea ya me ponía a mil.

Pronto las caricias se volvieron más intensas, casi lastimosas y los besos en mordidas cargadas de deseo, sin embargo... no de mi parte, fue Luka quien tomó esa actitud mucho mas salvaje de la que recordaba y tampoco era que me molestase pero él siempre había sido muy tierno y cuidadoso conmigo.

Bueno, quizás se deba a todo el tiempo que hemos estado sin hacer nada...es comprensible.

Con eso en mente, simplemente me dejé llevar sin mayor preocupación, intentando disfrutar de aquellas nuevas acciones sobre mi cuerpo.

- Sienteme - Ordenó Luka, guiando una de mis manos hasta su entrepierna, lugar en donde yacía esperando por mi aquella erección que tanto ansiaba tener dentro de mi, no pudiendo evitar gemir al sentirlo tan duro. - ¿Lo quieres? -

Asentí, pero antes de que él pudiese hacer algo más, aproveché que el seguía parado y yo en la cama para agacharme más y así liberar su erección para llevarmela a la boca y así saborearlo de extremo a extremo, excitándome más y más al sentir como se ponía más duro gracias a mis atenciones. Sin embargo, sin decir nada, de pronto Luka se apartó de mi y sin más me posicionó sobre la cama de manera que él quedó encima de mi, hizo a un lado mis bragas y entró de una estocada. Suerte que para ese momento ya estaba suficientemente mojada o de lo contrario seguro que no habría sido nada satisfactoria la intrusión...

- Lu-Luka... más despacio, es..pera-

Debo aceptar que apesar de lo incómodo del momento aún así las sensaciones eran buenas y placenteras, pero no podía disfrutarlo como quisiera debido a lo repentino e inesperado de la actitud de mi esposo.

- Ah, extrañaba tanto sentir cómo me aprietas, es tan... delicioso... - Decía él mientras seguía penetrandome y aumentando el ritmo.

En un intento por sentirme tan bien como él, alcé una de mis piernas sobre su hombro para tener una posición un poco más cómoda para mi, sin embargo él lo interpretó de otra forma y tomó mi otra pierna de manera que sostenía mis tobillos con cada mano, lo cual le permitió tenerme a su merced y marcar penetraciones más profundas que por un momento me hicieron gemir incontrolablemente.

Justo cuando creí que al fin todo esto iba por buen camino, Luka comenzó a tener pequeñas convulsiones involuntarias, cosa que me indicaba que había terminado dentro de mi... ¿De verdad lo necesitaba tanto?...

Luka salió de mi interior y se tumbó a un lado respirando entrecortadamente por el ejercicio, me miró un segundo y tras darme un corto beso en la frente murmuró un quedo "te amo" para después levantarse directo al baño, como si todo hubiese terminado ya.

¿Y yo que?... Aún no he terminado. Bueno, seguro que solo fue a limpiarse y regresará para hacerme tener el orgasmo de mi vida ¿No?

... Pues no.

Salió del baño, se quitó el pantalón que aún llevaba medio puesto y se puso el pijama para después desearme "buenas noches", todo de manera muy natural, como sino me hubiese dejado con el calentón. Por un momento quise decir algo, insinuarme o incluso obligarle a hacerme terminar, sin embargo al final simplemente opté por ir al baño a hacerme cargo yo misma. No sé... quizás está muy cansado como para seguir...

ooo

- ¡¿De verdad te dejó así nada más?! - Gritaba mi amiga del otro lado de la línea.

Ya habían pasado un par de días y yo iba de vuelta a casa para después ir a recoger a Louis a la guardería, sin embargo ya era casi una costumbre para mi y mi amiga el hablarnos por teléfono en ese trayecto para platicar un poco, claro, siempre con la debida precaución de usar manos libres.

Suerte que tenía las ventanas del auto arriba o de lo contrario ya medio mundo se habría enterado de mi desdicha sexual.

- Ya te dije que seguramente estaba muy cansado, no quería presionarlo -

- Bueno, supongo que de algo a nada.. mejor es..."algo" - Comentaba Alya, aunque bien me la podía imaginar en ese momento pegándose en la barbilla con cualquier cosa que tuviese a mano. - Solo que si se vuelve a repetir... entonces yo si me preocuparía, amiga -

- Ni me lo digas, además...quién sabe cuanto tiempo tendrá que pasar para que se repita algo así -

- ¡Se me ocurre una cosa! - Dijo de repente con voz entusiasta. - ¿Qué tal si yo cuido del pequeño Louis por unas horas del domingo? Es cuando suelen estar todos juntos de inicio a fin de día ¿no? Sin Louis de por medio seguro que podrá haber algo más... "completo" -

- Uhm, no lo sé, Alya. Tu lo has dicho, solo los domingos estamos todos juntos...-

- ¡Pero solo será un día! Además seguro que Louis se la pasa tan genial que ni se va a acordar de ustedes ¡Vamos! No siempre estoy dispuesta para estas cosas ¡Aprovechame ahora! -

- ¡Ok! ok, ok... Tu ganas... ¿Podrías recoger a Louis desde temprano? -

- Estoy allí desde las 9 de la mañana, si así lo deseas -

- Ok, 9 de la mañana... Gracias Alya, eres la mejor -

- Lo sé, lo sé. Ahora debo irme, Nino ya me está presionando, tenemos cita con mi ginecologo para un ultrasonido de seguimiento -

- ¡Qué bonito! Me cuentas luego cómo va todo ¿vale? -

- Claro, niña ¡Ah! A ti no se te vaya a olvidar contarme como te va con tu entrevista, que ni yo me creo que hayas tenido tan buena suerte -

- ¡Y con lujo de detalle! Nos vemos ¡bye! -

Al llegar a la guardería, Rose, la dueña del lugar me recibió gustosa, pues no solo resultaba ser una buena amiga mía de muchos años atrás, si no que también era la novia de Juleka, la hermana de Luka, por lo que bien podía considerarla como de la familia ya que llevaban más de un par de años como pareja.

- Louis siempre es un encanto, hoy defendió a una de sus compañeras de un gato negro que se coló en el patio. Claro que el pobre gato realmente nunca tuvo intensión de atacar a nadie, pero como Julie les tiene miedo, Louis no dudó en ponerse frente a ella para no dejar que el gato se acercara -

- Aaaw, mi amor... - Chillé mientras miraba a Louis a lo lejos recoger sus cosas de manera tranquila - Ese niño me va a matar de amor un día de estos, ojalá hubiera estado aquí para ver eso -

- ¡Pero lo grabé! - Dijo Rose muy contenta mientras sacaba su móvil. - Te lo paso en un momento -

- ¡Aw! ¡Muchas gracias! - La abracé agradecida y emocionada por poder ver esa escena tan tierna.

- ¡Mami! - Gritaba Louis al acercase a mi a paso más acelerado.

- ¡Hola, mi niño hermoso y valiente! - Lo cargué en brazos en cuanto estuvo lo suficiente cerca de mi - Ya me contó tía Rose que hoy fuiste un gran caballero con Julie -

Mi querido Louis no suele ser muy expresivo cuando se encuentra rodeado de más personas de lo habitual, por lo que muchos lo ven como un niño introvertido, pero quienes lo conocen en un ambiente más hogareño saben que en realidad puede ser todo lo contrario y también muy astuto.

En estos momentos ese caracter introvertido salía a la luz con una pequeña risita nerviosa como respuesta de parte de mi adorado hijo.

- Que modesto - Comentaba Rose, tocando la naricita de mi hijo.

- Alguien se ha ganado una buena porción de su helado favorito - Louis pataleó ligeramente de emoción al escucharme y se abrazó de mi cuello para intentar ocultarse de Rose.

- Es tan adorable - Volvió a chillar Rose con esa voz tan aguda que posee - Espero que tengan un buen día. Mañana nos vemos, Marinette -

- Claro, muchas gracias por cuidar de mi hijo. Me saludas a Juleka, hace tiempo que no la veo

- Por supuesto, ella también te está extrañando -

Casi diario los encuentros con Rose son muy fugaces pero todos igual de amenos. En verdad me da mucho gusto su relación con Juleka.

- Shoco, shoco, shoco...-

Al salir, Louis se la pasó cantando feliz el sabor de su helado favorito mientras yo lo miraba enamorada por el retrovisor, agradecida con la vida por haberme dado a tan hermoso niño como hijo.

ooo

Tengo todo preparado; los bocetos, fotografías de atuendos terminados y hasta el vestido que llevaré puesto ¿Qué podía salir mal? Es decir... lo peor que podía pasar era que no le gustase nada de mi trabajo y me betaran del mundo de la moda... Aun que realmente no es como que aún tuviese una oportunidad real de volver a mi pasión.

Ahora mismo tengo el móvil en la mano con la agenda abierta, mirándo el contacto de "Adrien Agreste" como si con tan solo haciendo eso él pudiese saber que quiero comunicarme con él...

- ¡No puedo! ¡Qué verguenza! - Pensé, dejándo el celular a un lado. - ¿Y si...? - Tomé de nuevo el celular y abrí WhatsApp, todo mundo tiene WhatsApp, seguro que él también, y seguro que será mucho más fácil para mi hablar con él por medio de mensajes de texto que con voz. Para mi gran suerte, el contacto si que aparecía en la lista así que abrí una nueva conversación. - Ok, Marinette, solo debes confirmarle que lo verás el viernes -

Envié el mensaje y me quedé como tonta mirando por si respondía, cosa que era altamente improbable. Grande fue mi sorpresa cuando vi que ponía el letrero de "escribiendo...". Juro que pensé que tardaría al menos hasta el final del día para poder ver mi mensaje. Sin embargo pasaban los minutos y el mensaje nunca llegó, incluso el letrero desapareció y lo marcó fuera de línea.

Desilusionada quise guardar mi celular para poder volver al trabajo, ya que me encontraba afuera del local.

El tono de mi celular y la vibración del mismo casi me hacen pegar un grito al cielo. Miré la pantalla y en ella aparecía en grande el nombre de Adrien Agreste... ¡Me estaba llamando! ¡Dios, me va a dar un algo! ¿Qué hago? ¿Qué hago?¿Qué hago?...

Ok, Marinette ¡CALMATE! Solo es el modelo más famoso de París y el dueño de Gabriel's ¡CONTESTA!

- ¿Aló? -

.::Adrien::.

- Que gusto oírla, señorita Dupain. Por un momento creí que nunca se comunicaría conmigo -

Y en verdad lo creí así. Casi me salía de mis casillas al ver que pasaban los días y no tenía ni una sola pista de ella. Fui un tonto, debí haberle pedido su número y ser yo quien la contactase. Menos mal que al final ella se comunicó, aunque no de la forma en que hubiese deseado.

Quise contestar a su educado mensaje con otro pero por alguna razón me temblaban tantos las manos que simplemente opté por llamarle, al menos de esa manera no tendría que preocuparme por que mis torpes dedos me jugaran una mala pasada al momento de escribir.

- No, no. Es solo que estaba intentando ordenar todo lo que quisiera mostrarle... -

Uhm, eso suena muy bien.

- No tiene que preocuparse demasiado por eso. De hecho me gustaría tener nuestra reunión en algún lugar más casual; la empresa sería algo que seguramente la pondría nerviosa y a mi personalmente me gusta mantener una conversación natural con las personas que entrevisto ¿Qué piensa? -

Soy un maldito genio.

La verdad es que no he dejado de reclamarme a mi mismo esa imprudencia de niño puberto que he desarrollado tan estúpidamente rápido por culpa de mi deseo por saber más de ésta chica ¡pero oigan! La vida solo se vive una vez ¿Por qué no alocarse de vez en cuando?

Claro que también dicen que "la curiosidad mató al gato" y en este caso el gato vendría siendo yo, nunca mejor dicho...

- Supongo que está bien, si así lo hace con todos...-

No, la verdad es que no, solo con clientes importantes, no con gente nueva pero... eso ella no lo sabe.

- Por supuesto, no se preocupe, que no muerdo - Pero si me lo permites, claro que podría. - Usted digame el lugar que mejor le parezca y yo intentaré adaptarme para no ser... Usted sabe... "descubierto" -

- Oh, no... si ese es el caso, mejor digame usted el lugar y yo voy encantada. No quiero ser la razón de un mal momento para usted. -

- De acuerdo, si no tiene inconveniente, entonces le mando la ubicación en cuanto colguemos ¿Ok? No es un lugar que requiere de atuendos elegantes ni mucho menos, así que no se preocupe, allí me conocen bien y suelen darme la privacidad que necesito-

- Ok, viernes...¿A qué hora? -

- ¿Qué tal...a las 17?

- Suena muy bien, me parece bien. Allí nos vemos -

- No puedo esperar a ello...-

Y sin más, colgamos.

"No puedo esperar a ello"... ¿No sonó tan desesperado, verdad?

Ya es un hecho, en 2 días más veré a Marinette Dupain Cheng. Me pregunto qué pensaría de mi si supiera que yo soy esa persona a la cual ha estado criticando junto a mis fieles seguidoras. Supongo que es algo que nunca sabré... ¿O si?


Notas de la autora:

¿Hasta dónde nos puede llevar un capricho? Ya lo descubrirá Adrien pronto :P La historia de Marinette con Adrien es una, pero la de Chat Noir con ella es aun una muy distinta ¿Se llegarán a juntar? ;)

Lealo en los siguientes capitulos xD jajaja

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