Quiero Conocerte
Capítulo 9: Indebido pero Necesario
.::Adrien::.
Casi la beso...
Un poco más... solo un poco más y la habría besado.
Creo que no podré superarlo. ¡No lo planeé! Solo se dió... Y lo más increíble de todo es que ella no hizo nada para evitarlo, bien pude hacerlo... ¡Y no lo hice!
¿Por qué?
¡Por idiota! Por querer respectar su matrimonio, a su familia... Por "hacer lo correcto"
Ahora me verá como un completo depravado... Es imposible que no se haya dado cuenta que quería besarla.
- ¿Chat Noir? -
Ahora mismo como el pastelillo que me ha regalado, dándole la espalda para que no vea la frustración en mi rostro. Intento exagerar un poco mis movimientos y decir tonterías a cerca de lo rico que está el pastel mientras que por dentro filosofo acerca de mi existencia absurda.
No sé en qué estaba pensando, más bien... ¡No estaba pensando! No sé, si Marinette fuese como cualquiera de esas chicas que me buscan para tan solo tener sexo seguro que la habría besado y la habría hecho mía allí mismo en la bodega... Pero... ella no es como cualquier chica y eso... me aterra.
- ¿Chat...?
Bien... Acepté haberme enamorado de ella, sin embargo... Sé que entre ella y yo no puede haber nada, además mi propia situación no lo permite, solo con el hecho de estar aquí la estoy poniendo en riesgo.
- ¿Ya te lo acabaste? -
Tan sumido estaba en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Marinette se acercó a mi para posar una de sus pequeñas manos sobre uno de mis brazos, sobresaltándome al acto. Miré la mano con la que sostenía el empaque del pastelillo, dándome cuenta de que, efectivamente, ya me había acabado el pastelillo, sin siquiera haberlo saboreado...
- Parece que si... ¡No me culpes! ¡Es delicioso! -
- Yo quería un poco... Dijiste que lo podríamos compartir - Dijo ella con cara de tristeza forzada, y a pesar de eso logró hacerme sentir culpable.
- Ah... ¿Ups? Lo siento, no pude detenerme -
- Si, bueno, la ventaja de trabajar en la repostería en donde hacen esos pastelillos...es que puedo tener uno cuando quiera jajajaja -
- ¡Entonces no llores! Solo querías hacerme sentir mal, traviesa -
- Un poquito - Marinette sacó su lengua en un gesto infantil y rió jovialmente. - Y bien... ¿Te irás ya? -
- Auch ¿Ya me corres? - Expresé en tono ofendido.
- ¡No! no, no... Es solo que.. Se supone que venías solo por el pastel ¿No? -
- ¿Bromeas? También vine a ver a la chica respnsable de esta repostería. De hecho... Me preguntaba si te gustaría dar un paseo conmigo -
Y no, esto nuevamente no estaba dentro de mis planes ¡Pero vamos! que ya debería de estar acostumbrado a que todo lo que hago frente a ella es completamente improvisado.
- ¿Bromeo? ¿Bromeas tu? ¿Es enserio? -
- Totalmente. Solo tengo que avisarle a la Subteniente que se mantengan un poco más atentos a las calles mientras yo no estoy. Vamos, tampoco es como que me vaya a ausentar toda la noche. Solo un ratito... ¿Si? -
- Pero... ¿Por qué? ¿Yo? ¿Ahora? - Bueno, esta mujer ya está complicando un poco la invitación... No la culpo.
- Si, tu, ahora... Porque me caes bien. Eres la primera chica a la que invito a pasar el rato. -
- y... ¿qué fan no daría lo que fuera con tal de tener un meet & great con su estrella favorita, no? -
- Aaaalgo así, tampoco es como que me crea una verdadera celebridad -
- Bueno... Anochecerá en un momento y no tengo planes. Mi hijo está con sus abuelos y mi esposo trabajando... ¿Seguro que está bien? -
Mi yo interior gritó un fuerte "¡Si!" ante la respuesta de Marinette, sintiéndo la emoción y también el alivio por saber que de cierta forma no me había tachado como una mala persona después de lo que estuve a punto de hacerle.
- Todo mundo me ve cargando a gente en brazos en todo momento, ya sabes, por aquello de que los rescato y esas cosas, así que no será nada raro llevar a una chica más ¿No? -
- Supongo...-
Esperamos a que afuera comenzara a anochecer para poder salir a la calle. Marinette aseguró la puerta principal con llave y bajó las cortinas metálicas que cubrían las ventanas de exibición con candados. Una vez todo listo, respiré profundo y me preparé mentalmente para lo que venía ahora.
- Bien, sostente bien de mi ¿quieres? Vamos a ir rápido y alto, así que intenta no gritar, mis oídos son muy sensibles -
- ¿A qué te refieres con no grit...¡Aaaaaaaaaaaaaah! -
No le di el chance ni de terminar su pregunta, simplemente la cargué al mero estilo princesa y comencé nuestro camino dando saltos por los tejados de las casas. No lo hice así por ella, más lo hice así por mi; no quise darme el tiempo de pensar demasiado en el hecho de que su cuerpo estaría y está tan pegado al mío.
- ¡Aaaah! ¡Dios! ¡Aaaah...aaaaahhh! ¿Cómo rayos puedes...? ¡Aaaaah! ¡Mi estomago! - Gritaba ella revolviendose entre mis brazos como niña pequeña.
- ¡Jajajajajaja! Solo cierra los ojos, eso ayuda. O al menos eso me han dicho - Le sugerí, agredeciendo que de hecho esa situación me estuviese ayudando a mi a relajarme. - De hecho... De verdad creo que deberías cerrarlos ahora mismo. Sostente bien de mi, no te voy a soltar, confía en mi. Pero debo liberar una de mis manos -
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qu...?! ¡Aaah! -
En ese momento solté sus piernas para hacer que su cuerpo se pegase a un costado del mío y así poder hacer uso de mi bastón para lograr impulsarme verticalmente. Para cuando lo hice, Marinette había dejado de gritar y se aferraba fuertemente a mi cuello y con sus piernas rodeaba mi cintura como si yo fuese un poste en el que estuviese colgada. En realidad fue mucho más gracioso que morboso todo este asunto ¿Saben?
Cuando mis pies volvieron a tocar un piso firme fue porque al fin habíamos llegado a nuestro destino, sin embargo parecía que ella no se había dado cuenta porque seguía igual de sujeta a mi.
- Princesa, ya puedes abrir los ojos. Lo de soltarme ya te lo dejo a tu elección - Dije, riéndo un poco al ver como ella abría los ojos lentamente sin atreverse a ver a su al rededor. En realidad me parece muy tierna y estoy seguro de que si ella hubiese visto la mirada que ahora mismo le dedicaba...se habría dado cuenta de lo perdido que estoy por ella. Suerte que no se atrevía a mirar más allá del piso.
- ¿Dónde me trajiste? Tengo miedo a las alturas ¿Es un lugar alto? - Preguntaba ella con voz algo temblorosa mientras finalmente cedía un poco y dejaba a sus piernas relajarse para plantarse en el piso... ésto aún abrazada a mi cuello.
- Oh... Quizás debiste decirme eso antes -
- ¡¿Mis gritos no te lo anticiparon?! - Gritó, alzando la mirada hacia mi y con ello dándose cuenta de que efectivamente nos encontrábamos en un lugar alto - ¡DIOS! -
Asustada, Marinette me abrazó nuevamente, atrapando en sus brazos también los míos y pegando su mejilla a mi pecho.
- Oye, puedes estar tranquila. Respira, yo estoy contigo, no te pasará nada. Quizás sea un buen momento para enfrentar tu miedo ¿No crees? - Ella negó con la cabeza energicamente - ¿Me creerías si te digo que antes de convertirme en Chat Noir yo también le temía a las alturas? -
- ¿De verdad? - Dijo ella volviendo a alzar la mirada y mirándome solo a mi y aflojando un poquito su agarre contra mi.
- Hay veces que la vida no te da muchas opciones ¿sabes? Ser Chat Noir fue mi elección pero... la realidad es que nadie estuvo allí para enseñarme a serlo... ¿Cómo demonios iba yo a saber que convertirme en este héroe me obligaría a tener que viajar por las alturas? Cuando descubrí que mi bastón podía extenderse a longitudes estúpidamente inimaginables inmediatamente supe que podría funcionar como un buen "medio de transporte" pero no lo quise aplicar precisamente por mi miedo a las alturas. Al principio hacía mis rondas de manera lenta y procurando solo dar saltos básicos entre edificios... Antes debes saber que yo no sabía los poderes que este traje podrían darme, no sabía que me protegía de practicamente todo...-
- ¿Qué tuvo que pasar para que lo supieras? - Preguntó, esta vez separándose ligeramente de mi pero aún ejerciendo presión con sus pequeñas manos en mi espalda.
- Oh... muuuchas cosas. Pero en una de mis primeras noches me enfrenté a unos ladrones armados, evidentemente temí por mi vida pero también quería proteger la de las personas que estaban siendo víctimas de ellos; una familia entera, con niños pequeños... No podía permitir que les pasara nada ¿Verdad? - Ella asintió en silencio. - Así que los enfrenté e hice que me siguieran para alejar su atención de aquella familia. Hubo un punto en que yo solo me acorralé y mi única salida era... hacia arriba... así que no tuve más remedio que usar mi bastón para impulsarme y así llegar a lo más alto de uno de los edificios. Juro que en ese momento casi se me sale el corazón, creo que la adrenalina me ayudó mucho a darme el coraje de simplemente ignorarlo y lanzarme de vuelta contra los ladrones. -
- ¿Y que pasó? ¿Lograste atraparlos? -
- Claro ¿Qué esperabas? Tenía que... -
.::Marinette::.
Me quedé callada un momento, no sabía qué decir. Chat Noir se había preocupado por contarme algo que quizás nadie más sabía solo para distraerme y también para hacerme enfrentar mi propio miedo a las alturas.
- Ok, veré a mi alrededor con una condición - Dije, tomando un poco de valor.
- ¿Cuál? -
- Sostenme, quiero sentir que... no caeré... - Tragué pesado, no solo por lo que venía si no porque Chat Noir me sonrió de una manera sumamente tierna, reflejándose en su mirada que realmente me entendía.
- Tenlo por seguro. No todos tenemos que estar solos para enfrentar nuestros mayores miedos. Cierra los ojos - Pidió él después de aquellas palabras tan conmovedoras, a lo que yo obedecí, sintiéndo después como Chat Noir se movía de posición para pararse detrás de mi. - Te prometo que estaré aquí todo el tiempo, sosteniendo tus hombros - Susurró sobre mi oído, logrando alterarme los sentidos y ayudándome así también a animarme a abrir los ojos.
Lo hice lentamente, alzando la mirada para encontrarme con un bello atardecer que pintaba el horizonte de bellos tonos rosados, naranjas, amarillos e incluso morados y debajiode todos esos colores, pequeños puntitos de luz que provenían de los faros, casas y edificios de la cuidad. En ese momento estaba tan embelesada con tan hermosa visión que olvidé por un segundo que me encontraba en algún lugar de París que aún no lograba identificar por temor a mirar justo debajo de mis pies.
- Esto es... lo más hermoso que he visto nunca...- Dije con total sinceridad.
- A veces lo que creemos como nuestro más grande impedimento puede llegar a convertirse en nuestro más grande logro... ¿No lo crees? -
- Creo que si...pero...debo confesar que en realidad no he querido mirar más abajo del horizonte. Siento que me paralizará el miedo...-
- No importa. Te he prometido que aquí estaré yo en todo momento..
Aún si no puedes moverte yo estaré aquí para ayudarte a hacerlo. No temas, Princesa. Recuerda que es Chat Noir quien cubre tu espalda -
¿Es que acaso me encuentro en alguna de esas novelas románticas de fantasía? La forma de hablar de Chat Noir sonaba casi poética y por loco que sonara... creo que en verdad me está ayudando...
- El gran Héroe de París... - Susurré, queriendo completar su última frase.
- No. Por ahora solo seré tú héroe -
¿Qué estaba pasando aquí? ¿Por qué sentía tan personales sus palabras? ¿Por qué me transmitían tanta confianza? Sentía que de verdad podía creer todo lo que me decía, que no me dejaría caer y que me protegería sin importar nada.
Mi corazón late apresurado dentro de mi pecho... ¿Será la adrenalina?
Animada por sus palabras y su sola presencia, me atreví por fin a dejar que mis ojos viajasen por todo el panorama que se ofrecía delante y debajo de mi. Fue entonces cuando supe que nos encontrabamos en lo más alto de la Torre Eiffel. Al parecer fue evidente mi asombro ya que sentí cómo Chat Noir apretaba ligeramente mis hombros, recordándome nuevamente que no estaba sola.
- Es... tan hermoso... - A pesar de mi miedo y cualquier pensamiento negativo que pudiese tener, no podía negar lo que había delante de mi. La hermosura de las tonalidades del cielo que ahora se mostraban de azules debido al caer de la noche y las estrellas que se podían apreciar al estar alejados de las luces artificiales de más abajo.
- Lo es... - Reafirmó él. - Ahora que sabes que tienes un barandal a tu al rededor y que en realidad siempre estuviste completamente a salvo... ¿Crees que necesites sentir que te sostengo? -
- Eh... No es como que mi fobia se haya ido del todo ¿Sabes? No soy tan valiente como lo fuiste tu...-
- ¿Ah no? Lo dice la chica que tuvo el valor de morder a un tipo mucho más grande que ella y que seguramente pesaba el doble, para poder defenderse a sí misma... ¿De verdad no crees que seas valiente? Para mi lo fuiste y te admiré mucho por ello -
No pude evitar sonrojarme ante lo que para mi era un gran halago de su parte ¡Vamos! No es de todos los días que un superheroe te diga que eres valiente ¿verdad?
- Creo que tu me diste seguridad aquella noche... Es decir, si algo salía mal en mi intento por huir... Seguro que tu me habrías salvado - Dije con total seguridad, tal y como había sido.
- A veces no sé quién salvó a quién... - Susurró, soltándo mis hombros y dejándome un sentimiento profundo de confunsión ¿Por qué diría algo así? Fue tal mi duda que ni siquiera me importó saber que me encontraba a cientos de metros de altura. Me giré para encararlo y me sonrojé al notar que me miraba de forma serena y con una media sonrisa en los labios. - Dices que yo te hago sentir segura y sin embargo... tu me haces sentir así a mi, en paz... Tenerte cerca de mi es algo que... me llena, como hace mucho nada ni nadie lo hacía. Seguro pensarás que es una locura, es decir... Sabemos que somos practicamente unos desconocidos y... esta es la... bueno...¿la tercera vez que interactuamos frente a frente?-
- ¿Sientes como si nos conocieramos desde hace mucho? - Pregunté, sabiendo perfectamente a qué se refería, pues yo me sentía exactamente igual.
- ¿No es una locura? - Dijo él, rascando su nuca con su mano derecha.
- Si, lo és... pero... ¿Y si esto es el inicio de una increíble amistad? - Pregunté ingenuamente, no esperando que realmente me contestara afirmativamente.
- El solo hablar directamente contigo es algo que no debería estar haciendo ¿Sabes? - Asentí - Pero hay algo que me hace ignorar mi sentido común por solo querer conocer más de ti -
Una amistad prohibida... ¿Era eso realmente lo que quería de él? Al paso de los días nuestra interacción había sido meramente platónica, nunca creí que algún día hubiese podido tener la oportunidad de hablar con él nuevamente como ahora lo hago ¿Qué pasaría si ignorabamos la lógica de la realidad y simplemente lo dejábamos ser? No lo sé, pero... lo cierto era que necesitaba estar más cerca, sentirme más cercana a él. Había traspasado una barrera que, aunque para mí siempre había sido inalcanzable, resultó ser inexistente. Poco a poco sentía más y más fuerte ese enfermo sentimiento que decía que era MI Chat Noir, mi...gatito.
Después de nuestra "declaración de amistad", me animé a sentarme en el frío piso de hierro y él no tardó en unirse a mi, mirándonos de frente. Comenzamos a platicar sobre el día que habíamos tenido y lo curiosa que había sido nuestra introducción; el exceptisismo de ambos y el alivio de saber que realmente eramos nosotros. Después, cualquier tema trivial parecía interesantísimo y nosotros hacíamos plática como si fuesemos amigos de antaño.
La realidad era que él no decía mucho, se notaba que omitía detalles que podrían poner en riesgo su verdadera identidad, pero vamos... ¿Qué posibilidades había de que yo conociera a Chat Noir en su identidad como civil? ¿Qué clase de persona sería? La última vez obtuve una pista que podría o no tomar en serio, y era que él no era el tipo de persona que se tomara la molestía de hacer sus propias compras ¿Era una person ocupada? ¿Un empleado más? Sus patrones de conexión me decían que definitivamente era un trabajador ¿Pero de qué tipo?
- Así que... ¿Tu esposo es famoso? - Preguntó de pronto, casi como no queriendo.
- Un poco... Digamos que es "reconocido" dentro de su rubro. Eso es bueno... - Comenté un poco desganada, recordando todos los inconvencientes que había tenido con él.-
- Al menos tienes alguien a quién amar... Yo creo que no estoy hecho para eso, sobre todo después de haberme convertido en Chat Noir. Mucha responsabilidad -
- ¿Por qué lo dices? -
- Nunca he tenido el... "tiempo" de buscar algo serio y creeme... Con la vida que llevo es practicamente imposible pensar siquiera en encontrar a alguien que de verdad esté interesada en mi por quien soy -
Por alguna extraña razón algo en mi corazón se removió ¿Cómo una persona tan encantadora y joven había perdido ya la esperanza en el amor?
En ese momento, sin importarme nada, quise besarle. Demostrarle que, como él lo hizo conmigo, no estaba solo y que podía encontrar a alguien. Que podía apostar a que tenía muchas buenas cualidades y que podía ser feliz a lado de una mujer que lo amara de verdad. Pero claro ¿Quién era yo para hacer y decir todo eso? Nada más que una fan de su labor de héroe, a la que acababa de conocer.
.::Adrien::.
- Me gustaría poder saber aunque sea un poco más de ti... - Susurró bajito y casi con verguenza, conmoviéndome fácilmente por su dulce interés por mi.
Y a mi me encantaría poder revelarte todos mis secretos, Princesa. Poder estar a tu lado sin parecerme a mi mismo un completo maniático acosador, pero... ¿Y si lo hiciera? ¿Qué pasaría después?
Hay personas que solo quieren acercarse a mi por mi fama, por mi dinero, por mi nombre... Mientras que hay otras que hacen todo lo contrario. Tu has sido la primera en mostrar un verdadero interés hacia mi como la persona anónima detrás de la máscara solamente. Me conoces como Adrien Agreste y aún con ello sé que no pretendes aprovecharte de ello... Eres tan dulce y sincera que se puede ver a través de tus ojos. Me has cautivado de tal manera que temo por lo que pueda llegar a sentir por ti, sentimientos que de antemano sabía que estaban prohibidos y aún así me atreví a acercarme a ti.
- No hay mucho que sea interesante de mi, te lo puedo asegurar. Tengo una historia bastante generica: Una familia ocupada, problemática y cerrada; una educación dura y un trabajo que consume mucho de mi. Simplemente no soy la clase de persona que pueda darse el lujo de amar -
- Todos tienen derecho a amar y ser amados - Aseguró ella con un tono más alto en la voz, como regañandome. - Verás que te equivocas...-
Suspiré y le sonreí como buenamente pude. Hablar de este tipo de cosas solo me hacían recordar aquella etapa de mi vida en que de verdad creí que el amor podía jugar un papel fundamental para mi. Esa época en que me enamoré y amé ciegamente y en la que lo único que obtuve fueron engaños de parte de esa mujer que supuestamente me amaba también. No, ser Adrien Agreste, hijo de Gabriel Agreste y Emilie Graham no era un privilegio, en realidad aquello solo era sinónimo de acuerdos por convenencia, de mentira y de soledad.
...Ser Chat Noir me permitía alejarme de todo eso, de ser un héroe sin identidad al que no hay porque mentirle. Ser Chat Noir me había permitido conocer a Marinette Dupain Cheng, esta hermosa chica frente a mi, que a pesar de no saber nada de mi, se muestra genuinamente preocupada... Y yo, como idiota, me enrredé a propósito en su vida, aún sabiendo que mi fantasía no podría cumplirse nunca...
Ella era mi consuelo, mi...salida de emergencia; la prueba vehemente de que en realidad seguía creyendo en el amor, aun que fuese solamente en el que yo podía sentir.
- Quizás sea hora de llevarte de vuelta a casa - Propuse, no solo como distractor al tema, si no que en realidad ya había pasado un buen rato desde que habiamos llegado a la Torre. - Deben estar esperándote en casa y a mi... bueno, las calles de París-
Ella casqueó la lengua con un gesto irónico en el rostro.
- Nah... Seguramente no hay nadie. Luka debe seguir trabajando, de lo contrario muy probablemente ya me habría llamado para saber si aún sigo en la Repostería. Pero... si, tu debes de volver al cuidado de los parisinos ¿no? -
- Es un peso que cargo con honor - Dije, haciéndome el dramático, posando muy al estilo de Superman, con los puños en las caderas. - Así que... ¿Vamos? - Dije, ofreciéndole mi mano.
- Eh... - Su semblante se alteró de inmediato, echándo incluso un poco el cuerpo para atrás.
- Tranquila, bajarémos como cualquier mortal. Por el elevador - Le guiñé un ojo - No volveré a hacerte pasar por lo mismo cuando sé que te aterra.
- Pero... hay gente abajo, te van a reconocer -
- Te dije que soy el rey de la discresión ¿no? Mira esto -
Me levanté del suelo y bajo su atenta mirada primero enrosqué mi cola al rededor de mi cintura, de forma que simplemente se viese como un cinturón. Después, hice el ademán de ponerme el gorro de una polera que evitentemente no traía puesta, sin embargo mágicamente junto con mi movimiento dicho gorro se materializó, cubriendo así mis orejas y cabello y gran parte de mi rostro. Finalmente, alcé ambas manos a la altura de mi pecho para hacer que los guantes con garras desaparecieran, dejándo totalmente expuestas mis manos, quedándo únicamente mi anillo en la mano izquierda.
- ¡Waaaao! - Exclamó emocionada e incluso aplaudiendo. - ¡Qué increíble! -
- Bueno, sigo siendo muy...lustroso - Reí. - Esto también se puede arreglar.-
El material de mi traje como Chat Noir era uno que reflejaba demasiado la luz, por lo que resultaba ser bastante llamativo, así que simplemente pensándo en ello hice que el material se apocara totalmente.
- ¿¡Es eeeenserio?! - Volvió a exclamar. - ¿Te imaginas que existiera algo así al alcance de cualquier diseñador? ¡Las posibilidades!... -
- Lo siento, ya lo patenté yo - Bromeé.
- Bueno, tampoco es como que alguien como tu por si mismo no llame la atención. Eres muy alto. -
- Pero con una mujer tan hermosa a mi lado... Creeme, a la que mirarían es a ti, no a mi...-
Ese solo comentario fue suficiente para que las mejillas de Marinette se pintaran de rojo y que al mismo tiempo yo me sintiese orgulloso por ser capaz de provocar algo así en ella.
- No seas ridículo... Va-vamos. -
Con aquel adorable tartamudeo, Marinette comenzó a caminar hasta el lugar donde se encontraba el elevador, por lo que me dispuse a seguirla.
- Creo que tu esposo es muy afortunado de tenerte - Comenté, así, casual, como si realmente quisiera hablar de ello. - Eres una mujer emprendedora con éxito, famosa en el mundo de la repostería y querida por tus empleados. No lo digo solo por que sí, se notó durante el evento -
- Toda una mujer independiente ¿no? - Dijo ella un tanto más seria, cosa que llamó mi atención de inmediato ¿Qué, de todo lo que dije, fue lo que la puso así?
- Si, ya lo creo. -
Justo en ese momento el elevador abrió sus puertas y nosotros entramos para disponer nuestra salida de la Torre.
- La verdad es que yo no saqué a flote Douce Joie con el objetivo de hacerla tan popular. Yo solo quería que mis padres pudiesen tener un ingreso seguro. No digo que ser famosos sea malo, al contrario... Es solo que... muchas veces tener éxito en la vida conlleva a tener que hacer sacrificios que nisiquiera contemplabas ¿Sabes? -
Vaya que sé perfectamente a lo que se refiere...
- ¿Tuviste que hacer demasiados? - Yo sabía que si, que su carrera como diseñadora había tenido que ser desplazada para que su repostería cobrara vida... Claro que ella no sabía que yo lo sabía.
- Un par... Lo que no pensé es que incluso después de la resignación, otro tipo de sacrificios tendrían que venir... -
En medio de nuestra charla la puerta del elevador se volvió a abrir y 3 chicas entraron sin preocupación, sin embargo,para impedir que lograran verme a la cara (ya que aún llevaba el antifaz y mis esclerótica verde era muy obvia) tuve el impulso de girar para darles la espalda y con ello arrinconé a Marinette en una de las esquinas. Ella pareció entender la razón de mis acciones y no se opuso en lo absoluto. Creo que a como estabamos, cualquiera pensaría que eramos una pareja que simplemente quería un poco de privacidad.
- ¿Qué clase de sacrificios? - Pregunté en un intento por ignorar nuestra cercanía y el insensante palpitar de mi corazón.
- Casi no veo a Luka... Es muy poca nuestra interacción como pareja...-
- ¿De verdad? No lo parece...- Por lo poco que había visto, en realidad parecía que de verdad se querían mucho. Pero claro, bien dicen que las apariencias engañan.
- ...Me preocupa que es poca la interacción que tenemos como familia. Louis merece lo mejor de nosotros... pero ¿Cómo se lo vamos a dar cuando solo estamos juntos los 3 un solo día a la semana? -
- Eso no quiere decir que tu hijo no se sienta amado, te lo aseguro -
¿Bajo qué concepto podía asegurarlo? Bajo mi propia experiencia con padres a los que rara vez veía más de un día a la semana, además eran pocas las veces en que la familia se reunía realmente, y aún con ello... siempre sentí el amor que mi madre y mi padre me brindaban. Sabía que de verdad me extrañaban y sentían el hecho de no poder estar siempre a mi lado.
- ¿De verdad lo crees? - Preguntó, esperanzada...aunque rápidamente volvió a su semblante pesumbroso.
- ¿Qué pasa? - Quise saber.
Las puertas del elevador volvieron a abrirse, pero esta vez debíamos bajar, ya que al fin habíamos llegado hasta el primer piso. Se supone que se debe pagar por el acceso a la Torre, pero vamos, seguro nadie recordará quien paga y quien no, así que simplemente le ofrecí mi brazo a Marinette para que lo tomara con sus manos y así poder retirarnos como si nada raro hubiese pasado, y si me lo preguntan, creo que tuvimos muchísima suerte de que nadie más haya subido hasta la cima mientras nosotros estabamos arriba.
.::Marinette::.
- Creo que nos toca caminar - Comentó de pronto él mientras nos alejabamos de la gente, aprovechando la poca o mucha oscuridad de la calle.
- Tengo que llegar a la Repostería, allí dejé mi carro...-
- Sin problema. De todos modos no está tan lejos.-
- ¿Sabes que? - Dije, llamando su atención jalandole del brazo para evitar que comenzara a caminar. - Ya que estabamos en eso de "vencer mi miedo"... Quizá pueda aceptar que me lleves... ¡Pero nada de saltos demasiado altos! -
¿Era acaso masoquista? En este punto creo que la respuesta es afirmativa, ya que en verdad me gustaba sentirme en sus brazos; saberme protegida por él y al mismo tiempo sentir su calor.
Con la duda marcando sus finas facciones, Chat Noir me acercó rodeando mis hombros con un brazo.
- Recuerda intentar no gritar - Decía mientras se encargaba de sostener mis piernas. Ya en esa posición, yo misma me acomodé para recargar mi peso mayormente sobre su pecho, abrazándome de su cuello y acercando mi rostro al suyo...solo lo suficiente para no taparle la visión.
Esta vez el viaje no resultó tan terrible, no sé si se debía a que él me había hecho caso y se mantenía a una altura bastante decente o si era por mi ensimismamiento al poner atención en su rostro; realmente parecía ser un hombre muy apuesto. Poseía un mentón fino pero fuerte, pómulos marcados y ojos grandes y penetrantes, aunque también amables; su piel se notaba ligeramente bronceada, característica que hacían resaltar sus labios, de esos finos pero no tanto... que se antojan.
La realidad de las cosas es obvia en estos momentos... Este personaje de verdad me tenía cautivada en más de un solo sentido...
Cuando al fin llegamos a nuestro destino y Chat Noir se disponía a soltarme y el momento de despedirnos se volvía inevitable, no lo pensé dos veces y sin más, le besé. Le besé con todo el cariño que me había hecho sentir esa tarde. Con toda la necesidad de ser algo más para él y con toda la esperanza de reparar algo que en él parecía roto. Y sobre todo, esperando que no me rechazara.
Y no lo hizo.
Nos besamos un rato sin saber qué vendría después, ni mañana. En ese instante no me importó aquel importante detalle de lo que pasaría cuando volviese con mi esposo e hijo, ya después me preocuparía por ello... En ese instante para mi lo más imperioso estaba en disfrutar del suave pero intenso roce de la lengua de mi héroe dentro de mi boca. En sentir sus manos apretando mis piernas y hombros y en obligarme a creer que esto que estaba pasando no era un sueño.
Sinceramente no supe en qué momento mis pies tocaron de nuevo el suelo, solo supe que cuando nos separamos él estaba inclinado hacía mi y yo colgada de su cuello.
- Eres la primera que logra romper la coraza de Chat Noir en años - Susurró, mirándome directamente a los ojos... y yo le creí, mientras me sentía derretir ante él. - Oh, Princesa... No sabes lo que has provocado con ese beso -
- Me encantaría averiguarlo... Gatito -
Chat Noir sonrió de la manera más sensual mientras se mordía el labio inferior para inmediatamente después ser él quien me robaba un beso, uno rápido, corto, fugaz, pero igual de increíble que el primero.
- Ve a tu carro antes de que decida raptarte...-
¿Es normal que mi cuerpo se haya estremecido con esa "amenaza"? Dios, siento que me derrito.
- ¿Te volveré a ver? - Pregunté, sintiendo mi corazón palpitar acelerado y un creciente sentimiento de alegría pura que hacía mucho que no sentía.
- Más pronto de lo que crees -
Dicho esto, Chat Noir me alejó de su cuerpo y comenzó a caminar al otro extremo de la calle sin dejar de mirarme, yo por mi parte me acerqué a mi carro como bien pude, pues sentía mis piernas flaquear después de lo ocurrido.
- ¡Hasta luego, milady! - Gritó antes de hacer uso de su bastón para pasar de un solo salto el edificio de 3 pisos que le estorbaba para irse.
Suspiré.
Dios... ¿Qué estás haciendo, Marinette?
Notas de la autora:
¿Qué clase de relación es la que acaban de comenzar nuestros protagonistas? ¿Alguno de los dos será capaz de detenerlo antes de que se vuelva algo más grande? ...¿o simplemente lo disfrutarán hasta que termine?
Aaaah! El capítulo más largo hasta ahora. Seguro que más de una me lo agradecerá :p jejeje Les ha gustado? Si sí, no olviden dejar su review.
En éste capítulo me toca agradecer nuevamente a HanakoDosukoi por aportar de sus ideas. Como he dicho, este fic no es una colaboración, pero si he recibido ayuda exclusiva de esta personita :) Vayan a leer sus historias!
No olviden seguirme en mi Instagram! Me encuentran como Karlahoshi! Bye!
