Capítulo 1: Prólogo de una maldición

Especialmente el día de hoy se me hizo tarde, no pude ni siquiera comer por culpa de ese maldito juego de zombis, es tan adictivo que no puedo parar una vez entro en una partida de 3 horas. El uniforme quirúrgico que me puse estaba un poco arrugado, pero con la bata no se vería, o eso pensé hasta que la lluvia empapó mi bata de camino al hospital.

Chequé la entrada a las 7:59 p.m. un minuto antes de mi entrada, me di el lujo de ir el sanitario para arreglarme un poco. Mi reflejo en el espejo lo decía todo de mí. Doctora recién egresada con sus primeros meses laborando en un hospital privado, cabello alborotado, mis ojos con ojeras naturales y el rímel que compre en el mercado "aprueba de agua" derramado en mis ojos haciendo parecerme a un panda, pecas naturales muy marcadas por la exposición a la luz solar, mi vestimenta de un vagabundo que encontró ropa medica en un bote de basura, si mi padre me viera seguramente se moriría de vergüenza.

Recibí una llamada a mi celular

—Hola—digo de mala gana

¿Ya llegaste?

—Si, estoy en el baño

Ok, ok… solo quería avisarte que tu compañero de guardia se incapacitó—suspiró—Se fracturo un par de dedos de la mano

—¿Es enserio? Ese idiota— hoy más que nunca tenía ganas de romperle el resto de sus dedos sanos

Si, ya sabes. Bueno yo confió en ti eres grandiosa sola

—Estaré sola en las noches en urgencias adultos y pediátricos. ¡Eso es una locura!

—Hermanita sabes que no hay presupuesto suficiente para cubrir ese turno— Ese es el tono de voz más odioso que conozco de Touya

—Espero, aunque sea un maldito bono—suspire— ¿Touya?

Él había colgado, sabe que últimamente me he vuelto más agresiva. Que tu hermano mayor sea el subdirector del hospital tiene sus ventajas, pero desde que llegue a trabajar aquí no veo ninguna. Me siento sobreexplotada.

Había 26 pacientes hospitalizados las urgencias, no son muchos considerando el servicio. Solo 2 niños que iban a darse de alta ya que solo estaban constipados. Podría controlarlo, eso pensaba.

Mi enfermera es muy ágil y me ayudo a medicar y dar de alta a unos 6 pacientes que solo venían por síntomas de infección, y estaba el becario, se llamaba Kev o algo así, lo mande a dormir desde la media noche, no me sirvió de mucho. Me comenzó nuevamente esa picazón en todo mi cuerpo que ninguna crema controlaba, seguramente es por ansiedad. Estaba en la computadora de escritorio acabando mis notas medicas cuando se escucha una ambulancia. Maldición. Era un paciente en paro, lo trasladamos directamente a sala de choque. Ya venía canalizado y la enfermera empezó a pasar medicamentos, inicie el primer ciclo de RCP, Kev acababa de llegar tenía líneas de la almohada en el rostro.

Masculino de 88 años, con hipertensión arterial y diabetes mal controlada, y su "esposa" 40 años menor dice que hace un mes le dio un infarto. En fin, este señor tiene mal pronóstico, pero como quiera dimos los ciclos de reanimación pertinentes.

Olvide cenar algo, por lo que al terminar el ciclo me maree un poco y la visión se volvió borrosa, me hice hacia atrás tratando de estabilizarme.

—Doctora, sigue sin pulso, inicio otro ciclo—Dijo Kev que estaba muy sudado

—Si, si

Enfoque mi mirada a la esquina de la habitación, había una sombra obscura, alta como una persona, y una vaina detrás de el en forma de "T". Froté mis ojos, pero no ayudo mucho a mi visión, el rímel entro en mis ojos haciendo que empezara a lagrimear. La figura parecía acercarse.

—Sigue sin pulso

—Hora de muerte—digo viendo el monitor que la sombra empezó a cubrir, la sombra estaba sobre el paciente

—02:55 am—dice la enfermera

La sombra desapareció unos segundos después.

Lo más difícil de mi trabajo es decir malas noticias, aunque para la esposa no parecían tan malas, ya que seguramente recibiría una buena pensión económica.

—¿Ya murió?

—Hicimos todo lo posible, pero…

—Bueno, ya descansó—me interrumpió y se puso a buscar su celular

Se acerca un joven de unos 30 años con el cabello muy corto, sus ojos estaban vidriosos.

—¿Usted atendió a mi abuelo?

—Soy la Doctora Kinomoto, mi equipo de trabajo y yo hicimos todo lo posible por sacarlo del paro cardiaco, pero es muy difícil cuando ya tienen una enfermedad avanzada…

Parece que todo lo digo de memoria, si me duelen las muertes de mis pacientes, pero después de tanto te vuelves un poco frio. Lo he visto con mis compañeros de trabajo.

—Gracias doctora, ¿Puedo pasar a verlo?

—Adelante

Una vez sola me lavé los ojos con abundante agua, ahora está libre de restos de maquillaje, volví a la sala de choque y la mancha que vi ya no estaba.

Fue la primera señal.

Parálisis del sueño: incapacidad para moverse o hablar durante el sueño. Me paso durante un tiempo cuando era adolescente, pero las últimas noches eran frecuentes, imágenes de manchas sobre mí, y por lo tanto no podía dormir bien.

El imbécil de mi compañero de guardia seguiría incapacitado por al menos 2 semanas más. Eso significa otra noche solo.

Por más que me esfuerzo por limpiar mi pequeño departamento había una infestación de moscas, ayer maté tres, hoy antes de irme había otras 4 moscas rondando en la sala y la habitación extra. Ni siquiera tenía basura, y kero mi recién llegado gato tenía todo especialmente limpio.

Esta vez volví a ver una sombra más vivida, estaba junto a ese paciente, que sufrió un accidente de motocicleta, manejaba ebrio a alta velocidad y sin casco de seguridad. Es el trio perfecto para un mal pronóstico, debo de mencionar que el paciente estaba bajo custodia ya que atropello a una niña que ahora está en urgencias con las piernas fracturadas. No es que me alegre por que vaya a morir, si no que no me sentiría mal si no sale adelante.

Mientras disfrutaba de mi pan relleno de chocolate observaba esa sombra en la esquina de donde estaba el paciente intubado, la frecuencia cardiaca empezó a bajar al mismo tiempo que la sombra se materializaba, era un cuerpo alto, con una túnica que cubría su rostro, no caminaba, flotaba, y esa "T" se volvió en una hoz. Frecuencia cardiaca de 10, el monitor rompió el silencio despertándome del trance. Pero la muerte no se iba.

El paciente murió, al mismo tiempo que la muerte se posó sobre él y desapareció.

—Doctora, el paciente de la cama 5 acaba de…

—¿Qué le pusiste al esto Kev? —Le agite el pan cerca de su cara

—¿Eh? Solo lo compre en la panadería frente al hospital

Mierda.

—La tercera fue más cerca, y no hice nada para detenerla. Se llevo el alma del paciente a escasos centímetros de mí, el aire se sentía pesado. No podría ser solo una casualidad o algún defecto visual ¿o sí?

—Sakura, tu visión es perfecta, ya te lo dije dos veces. No tienes ni siquiera que usar lentes

Tomoyo mi mejor amiga desde siempre, y también oftalmóloga del hospital donde trabajo.

—¿Cómo te explicas todo eso?, se me cae mucho el cabello, no duermo bien, no como bien…

—Has pensado hablar con el psiquiatra—dijo seria tomando asiento

—Muy graciosa— me levante del banquito explorador—Bien te dejare para que continúes tu consulta, te veo el sábado.

—Tijeras bajo tu cama y un vaso con agua a lado…

Agregó antes de que dejará su consultorio

La pesadilla nocturna fue diferente, no podía respirar como si una almohada estuviera sobre mi cara. Desperté de golpe dando una bocanada enrome de aire, mi corazón aprecia salirse de mi pecho, intente incorporarme sentándome en la cama, pero tenía todo mi cuerpo en trance de un espasmo. Una sensación muy extraña, junto a mi espejo de pared había alguien. No me asuste porque no parecía una muerte, parecía un hombre, alto, con ropa obscura, cabello alborotado y peinado de lado, es lo único que se distinguía por la poca luz que pasa por el balcón, sus ojos…completamente negros.

Al prender la lampara del buro, el hombre desapareció.

Considerare ir con el psiquiatra.

No tenía hambre, y menos ahora que al peinarme se me cayó un puñado de cabello. Era demasiado, me estaba asustando, eso no era normal. No me veía tan pálida para pensar en una anemia. Antes de irme al trabajo, vomite. No tenía nada en el estómago, pero vomite algo negro. Cáncer. Soy muy joven para esto. Ni siquiera he tenido hijos. Ni siquiera he tenido una pareja estable. ¿Por qué yo? Kero estaba dando vueltas entre mis pies, me miró como si quisiera decirme algo. Lo levante y lo abracé un rato. Me ayudo a relajarme.

Evidentemente todo el camino me quede pensando en mi futuro y como morir sin hacer nada en esta vida. No le diré a Touya, le dirá a papá y será un caos.

Después de hacer notas de los adultos, me pase el resto de la noche en pediatría, había un bebé de 6 meses con neumonía, era tan adorable, pero si estaba un poco grave, no se mucho de los niños, pero la pediatra estaba ocupada con otra urgencia así que tardaría en bajar a verlo.

Estaba sola viéndolo, luchando por respirar con esa mascarilla de oxígeno, y apareció la sombra. Se volvió tan clara como antes. No podía permitirlo, es un bebe, que pudo hacer para merecer la muerte.

—¡No! —grite mientras me levantaba hacia él bebe

No sé de dónde tomé el valor y me atravesé en su camino, me puse frente a la muerte, pude ver su mandíbula en forma de calavera, levanto su hoz, para imponerme miedo, pero no lo iba a hacer. Mátame, pero no te llevaras a este niño. Apreté los ojos fuertes esperando mi final. Pero se escuchó un chasquido que me hizo abrir los ojos, ya no estaba…

—Hola, ya por fin pude venir—dijo Ally la pedíatra de turno nocturno,

Fue extraño, él bebe seguía estable. La pediatra hizo modificaciones y lo subieron a piso de pediatría. El resto de la noche no pude dormir. Kev me tomo muestras sanguíneas y resulte con todos los parámetros normales.

De todas formas, no descanse hasta que terminó mi turno.

La comezón invadía mi cuerpo y no pude evitar rascarme, se volvió un círculo vicioso donde solo me detuve a las notas las marcas en mi cuello. Me coloque un suéter con cuello de tortuga para evitar mostrar las marcas. Espere impaciente a que dieran las 8 de la mañana para ir a la subdirección. La oficina de mi hermano.

—Hermanita

—Basta, ya estoy harta, contrata a otro médico para el turno nocturno o renunciare y me seguirás manteniendo como lo establecido por papá

—Que agresividad—empezó a acomodar las cosas de su escritorio—Hay un nuevo médico, que especialmente pidió su cambio al turno de la noche, a partir de mañana tendrás un nuevo compañero

—Más te vale—soné grotesca, él no tiene culpa de mis desgracias— Gracias, adiós

—¡Cuídate!

No es la mejor relación de hermandad del mundo, pero nos amamos, a nuestro modo. Mire mis pasas mientras caminaba en el pasillo para salir por la puerta principal del hospital, topándome de frente con un hombre.

—Disculpé—dije en voz baja

Al levantar la mirada me percate que se trataba de un Doctor, muy alto, cabello grisáceo bien peinado, con esos ojos risueños y sus lentes de gafas redondas. Me sonroje, era el Doctor Yukito, el geriatra del hospital, la persona más dulce del mundo. Lo mejor era su perfume, le bleu de Chanel un aroma muy familiar.

—Hola, Doctora Sakura, que tenga un buen día—me regaló esa sonrisa tan tierna típica de él

—eh, gracias igualmente…hasta luego— trate de no tartamudear.

Me escabullí de la escena, me sentía tan avergonzada que mis mejillas se sentían ardientes. Por un segundo olvide todos mis males. Pero el sentimiento de que alguien estaba detrás de mí me invadió en el momento que salí del hospital. Tenía miedo, escalofríos, mi piel estaba de gallina, hoy era un día nublado, empezó a llover un poco, por suerte tenía una pequeña sombrilla. Al abrir la sombrilla sentí un pequeño mareo, acompañado de susurros en mis oídos, palabras incomprensibles. Fije mi mirada hacia el frente, donde estaba una muerte, la misma que evite que se llevara la vida de ese bebé.

Venia por mí.

Corrí dándole la vuelta esperando que no me siguiera, pero sentía la presencia en mi espalda. Cada que corría lejos de él, volvía a aparecer frente a mí. Fui su presa durante un rato que para mí fue una eternidad. Hasta que la entidad me acorralo en un callejón, que estaba entre edificios abandonados, el olor a basura y humedad invadía el lugar, el piso estaba mojado al igual que yo, no sé en qué momento perdí la sombrilla.

Escapar ya no era una opción, me tenía acorralada y se acercaba a mí con lentitud propagando el terror en mí. Su imagen tenebrosa, las falanges largas de sus manos y su hoz serán lo último que veré en mi estúpida vida. Cerré los ojos, me puse en cuclillas y cubrí mi cara con mis brazos.

Mi audición se agudizó, escuche un tintineo y después un chasquido de dedos. Mis huesos se helaron.

La muerte no es dolorosa, tenían razón.

Pero seguía respirando, quité los brazos de mi rostro, con la visión un poco borrosa pude ver una figura delante de mí. Un hombre con un paraguas, todo obscuro. Color negro.

No había rastro de la muerte.

El hombre me extendió la mano para ayudarme a levantarme. Al tacto su piel estaba fría.

—¿Estas bien? —su voz era gruesa

—¿Lo… viste? —Fue lo único que pude decir, tenía un nudo en la garganta

—Ah, la parca, no te molestara más…

Se llaman parcas…no muertes. Es lógico. Vi los ojos del hombre frente a mi… totalmente negros…sin escleróticas. Parpadeo y se volvieron "normales"

—¿Qué eres tú?

Su cabello era castaño obscuro alborotado, era alto y de tez clara. Delgado, pero con una espalda ancha y parecía hacer ejercicio.

—Soy Shaoran…Li

No era la respuesta que esperaba. Pero algo me decía que debía de fiarme de él.

….

N.A. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Yamilna.