Bonus holes.
Perdida en sus pensamientos, Ashley se permitió fijar su mirada en la nada infinita que apuntaba por esta vez hacia el cielo plagado de nubes. Ella no solía interesarse en el pronóstico del tiempo, aunque el primer pensamiento que le llegó a la mente fue que probablemente llovería ese día mientras todavía se encontraba en la escuela; en una hora serían las actividades de taller y la sola idea de mirar a la flácida de la encargada la hizo gruñir, por suerte pudo ocupar su cabeza en algo que de verdad le interesaba: su relación con Andrew. Si, aquello había evolucionado más de lo que esperaba, al principio lo consideró un experimento, algo que las chicas ponían a prueba para saber qué se sentía el amor. Y ya que Ashley siempre estuvo interesada en el amor de sus hermanos, no le pareció raro darle a Andrew la oportunidad. Ella no había estado inclinada en hacerlo su pareja, sólo quería intentar algo que curiosamente le generaba asco al pensar en otros chicos. Sus hermanos mayores eran los únicos seres en ese mundo que no le causaban asco, así que creyó que sería buena idea, más nunca imaginó empezara a sentir más de lo que estimó.
Comenzó apreciar más a ese loco pegajoso, por alguna razón su humor negro se volvió mucho más divertido de lo que ya era y sus besos lograban que se desconectara del universo por completo. Siempre tenía a Andy y Andrew en sus pensamientos pero de pronto quedaba engatusada con los recuerdos de ella y el menor de los gemelos compartiendo caricias. Siendo sincera no se habría dado cuenta de aquello de no ser porque Andy lo mencionó aquella madrugada que ambos salieron del departamento tras Andrew.
Y lo que sucedió días posteriores, cuando sorprendió a Andy atado por Andrew, fue un momento muy extraño para ella. Estaba confusa al principio, su cerebro volvió a desconectarse en cuanto el menor de los gemelos la besó, por lo que su torpeza le impidió reaccionar como habría hecho de no haber pasado tanto tiempo desde la última vez que ella y Andrew habían compartido su espacio personal. Por algún motivo a su cuerpo le agradó que Andy observara, un placer retorcido y otros sentimientos igual de fuertes le impidieron resistirse al toque de Andrew o a la mirada tan penetrante de Andy. Es porque era una mujer al final del día. No le gustaban las teorías complicadas pero supuso este modo de comportarse se debía a algo instintivo, pues había escuchado que una mujer era débil al calor del hombre del que estaba enamorada. Lo estaba comprobando. Vaya mierda.
—Oh, vaya, ojalá no esté lloviendo cuando se llegue la hora de salida. No traje paraguas. —La voz le fue indiferente, suponiendo que no era a ella a quien se dirigían—. ¿Trajiste paraguas, Ashley? —Inesperadamente sí se estaban dirigiendo a ella, y lo peor fue que por fin reconoció esa tímida voz, por ello no tardó en experimentar disgusto, así que no le dio el placer a Julia de obtener siquiera una mirada suya—. Te estoy hablando.
—Y yo estoy tratando de ignorarte.
—Entiendo… escucha, sé que las cosas entre nosotras no terminaron bien pero…
—Literalmente me traicionaste. No es sólo un "no terminaron bien", ¿verdad?
—Todavía no entiendo cómo se supone que yo te traicioné —dijo Julia con enojo reprimido, una emoción con la que Ashley estaba bastante familiarizada.
—Eres una tipa inteligente, ¿por qué no reflexionas un poco? Ya que éramos "amigas".
—Sí, aunque nunca me hiciste sentir como si lo fuéramos, siempre me mirabas como si te estorbara, nunca confiaste en mí para nada y no me escuchabas cuando quería evitar que te metieras en problemas.
—Mira, no me interesa escuchar tus reclamos ahora, tengo mejores cosas que hacer.
—Dudo que puedas hacer mucho sola —espetó formando una temblorosa sonrisa de burla.
— ¡Es mejor estar sola que mal acompañada con una desvergonzada como tú! —exclamó, importándole poco si los pasillos estaban vacíos o no mientras pasaban los minutos destinados al receso—. Además, sé cuál es tu truco, sólo te acercaste a mí para preguntarme sobre Andy. Lo siento, perra, suerte para la próxima porque no diré nada.
—…No iba a preguntarte nada de él. Lo nuestro nunca tuvo nada que ver contigo de todas formas.
— ¡Una vez más te equivocas! —declaró después de una ácida risa—. Siempre tuvo todo que ver conmigo. Ese es uno de los motivos por lo que quisiste ganarte mi amistad, ¿no es así? Para acercarte a Andy. Yo te importaba una mierda, porque en el instante que conseguiste llamar su atención te dio igual estar bien conmigo. Todo era Andy, Andy, Andy… porque Andrew nunca te hizo caso. Por dios, vaya zorra, tan ansiosa de coger con mis hermanos y al final no te sirvió de nada. Porque Andy te dejó en cuanto se dio cuenta lo poco que vales la pena.
— ¿Entonces fue eso? —Julia se mostró indignada por la revelación—. ¿Te enojó tanto que comenzara a salir con Andy que comenzaste a tratarme como basura?
—Es mi deber protegerlos.
— ¡¿Y por eso comenzaste acosarme enviándome todas esa amenazas de muerte!? ¡Estás loca!
— ¿De qué hablas? Yo no te envíe nada —se burló Ashley. Julia apretó los dientes.
—Eso es asqueroso, Ashley. Es como si tus propios hermanos te gustaran.
Ashley sintió a su sangre helarse con aquella declaración. Una acusación así no le hubiese resultado chocante en el pasado si no hubiese comenzado a experimentar roces de pareja amorosa con Andrew. Ella habría continuado con una venda en los ojos considerando que todo lo hacía para no ser abandonada por sus hermanos si no hubiera dejado que sus instintos carnales la atravesaran cada vez que el menor de los gemelos la acariciaba, incluso con Andy, cuando estaban juntos en la cama pretendiendo dormir y él se tomaba la libertad de explorar su cuerpo creyendo que ella no estaba despierta para darse cuenta.
— ¿Qué puede saber una puta como tú sobre el amor fraternal? —dijo a la defensiva—. No tienes hermanos que siempre están bajo la mira de lujuriosas enfermas como tú.
—No, pero tengo una hermana. ¡Y yo nunca acosaría a sus pretendientes e impediría que encuentre el amor si eso es lo que ella quiere!
— ¡Pues deja que el semen de millones de perros infecten a tu estúpida hermana con toda clase de bacterias mortales y déjame a mi cuidar a mis propios hermanos!
Ashley se dio la vuelta para marcharse e ignoró por completo los gritos de Julia llamándola insistentemente, al parecer tenía más que decir pero la menor de los Graves ya tenía suficiente de ella y sus ojos color orina. Sus palabras realmente habían calado hondo y no tenía idea cómo sentirse. Le dolía el estómago de respirar por la boca al correr, todas sus extremidades estaban temblorosas por la adrenalina sufrida y un terror indescriptible se instalaba en su pecho a medida que procesaba las palabras de Julia, las cuales se repetían en su cabeza como un eco inagotable.
"Eso es asqueroso".
¿De verdad lo era tan asqueroso? ¿Sentirse bien de que sus hermanos la amaran de todas las formas existentes era así de reprobable? Andrew nunca tuvo problema en mostrarle su amor pero repasando los hechos, se daba cuenta que a pesar de todo cuidaba que si se besaban en público estuvieran cubiertos por cualquier cosa que sobrepasara su tamaño. Andy siempre buscó librarse los rumores, especialmente de los que lo involucraban con ella. Ashley lo entendió como una tontería todo este tiempo pero porque no analizó correctamente la gravedad.
Pero el amor que sentía por sus hermanos no podía ser asqueroso. Era imposible. Se negaba a relacionar los lindos sentimientos que ellos le provocaban como algo sucio cuando sus hermanos eran lo mejor del mundo. Simplemente no podía aceptarlo.
