Hola a todos! El día de hoy les traigo un capitulo bastante corto, pero no se preocupen que el que sigue ya esta muy avanzado y lo terminare en los próximos días :)

Gracias a todos quienes leen mi historia a pesar del tiempo. Gracias sus favoritos y comentarios significan mucho para mi.

Un último comentario antes de empezar! En el capítulo anterior me preguntaron con quien se quedaría Kagome, si con Inuyasha o Sesshomaru pero yo no les puedo decir! Tendrán que esperar a ver el final, lo siento mucho :( bueno ahora si podemos empezar.


Kagome caminó hacia su cabaña asignada evitando la mirada de todas las personas en su camino. No tenía muchos ánimos de nada más que estar sola. Sentía una inquietud en su pecho que no podía comprender, y esta solo parecía crecer cada vez más y más. La sacerdotisa trataba de contener las lágrimas en cada paso que daba, y aunque su pecho dolía y la incertidumbre la ahogaba, no estaba muy segura de porque se sentía tan mal. Quizá estaba a punto de resfriarse, pensó ella.

A su al rededor, el sol desaparecía lentamente en el horizonte, enrojeciendo el cielo y dando paso a una noche más. Las personas de la aldea aún se encontraban limpiando la destrucción hecha por el ataque del dragón, enterrando a los caídos y tratando reconstruir lo que quedaba con optimismo y sonrisas. En otra ocasión le hubiera encantado unirse y ayudar, pero no esta vez. Tenía un mal presentimiento que no podía explicar y se sentía cada vez mas débil.

No quería ver a Sesshomaru, no quería ver a Kioshi, y tampoco quería ver a—

-Al fin te encontré, -dijo Inuyasha con voz firme y demandante como siempre, quien se metió en su camino, parándose justo frente a ella causándole irritación.

La sacerdotisa rodó los ojos con cansancio y el Hanyou se cruzó de brazos.

-Quiero descansar, Inuyasha, muévete por favor.

Inuyasha, obstinado como siempre, no se movió, en su lugar miró fijamente a Kagome. Ninguno de los dos iba a retroceder.

No tenia que ser muy observador para darse cuenta que la sacerdotisa estaba de muy mal humor, y no pudo evitar culpar a su hermano por eso. Conocía bien a Kagome y con el tiempo había aprendido a identificar sus cambios de humor, al igual que como se veían sus ojos antes de llorar.

-Tenemos que hablar, me tienes que explicar lo que está pasando con Sesshomaru. -demandó el en un tono firme como de costumbre. Podía notar que Kagome se encontraba algo sensible y claro que cuando ella le contara todo él trataría de consolarla si ella se lo permitía, pero nada de eso pasó. Kagome alzó la voz con frustración:

-¡Yo no tengo que explicarte nada! ¡Tu no eres mi dueño y no se por que todos aquí creen que lo son!

-Por que me gritas!? -el también elevó el volumen de su voz igual que ella. -Si vas a molestarte con alguien que sea con Sesshomaru por querer aprovecharse de ti, o con Kioshi por ocultarte cosas, ¡pero no conmigo!

Sus palabras parecieron afectar a la sacerdotisa quien pareció estremecerse aún más. El talento de Inuyasha para enojar a Kagome seguia intacto, aun despues de mucho tiempo, al parecer.

-Claro que me enojo contigo! ¡Me enojo con todos! Todos mienten y me ocultan cosas, y no se si lo notaste, pero mi vida se puso de cabeza en el momento en el que entraste al templo de Getsu y ahora ya no entiendo nada!

-Que? -le reclamó el Hanyou incrédulo. -¡Entonces todo es mi culpa!?

-Yo creo que si! -dijo ella, pero antes que pudiera irse de paso, Inuyasha la tomó por el brazo lo cual solo le ganó una mirada aterradora de parte de Kagome, la cual él sostuvo.

-Estás mal, -le dijo él. -si hay alguien aqui que no te ha mentido somos los chicos y yo! Te prometo que puedes confiar—

Y entonces se quedó helado, sus siguientes palabras murieron en su garganta. La precion espiritual de Kagome se elevó a su alrededor, su poderosa aura amenazando en dispararse en cualquier momento. No lo podia creer. Todo este tiempo había notado que sin duda los poderes de Kagome habían crecido considerablemente desde la ultima vez que la vio, pero el aura que acababa de desatar Kagome hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. Lentamente y sin decir nada, Inuyasha soltó su agarre a el brazo de la sacerdotisa y dio un paso atrás.

Y con eso Kagome se marchó sin más, de regreso a su cabaña, dejando a Inuyasha con los pelos de punta por la manera en la que su enojo había casi explotado. Lo único que faltaba era un Osuwari, pensó Inuyasha con terror. En otra ocasión la habría detenido, pero no le pareció tan buena idea…Kagome habia cambiado de verdad, no pudo evitar el pensar, pero el sabia que debajo de esa tristeza reflejada en sus ojos y esos poderes espirituales estaba la Kagome que el conocia, y a la cual estaba decidido en recuperar.

Ya pronto encontraria la manera de averiguar que sucedía en realidad entre Kagome y Sesshomaru. Para nada que dejaría esta situación en el olvido, simplemente no quería pelear mas con Kagome por el momento. Le daría su espacio ahora, pero después lo iba a escuchar…

En su alrededor, los aldeanos resumían la reconstrucción de su hogar, y se encontraban felices de al fin estar fuera de peligro gracias a Inuyasha y los demás. En la distancia pudo ver como las personas invitaban a sus amigos a comer y conversar al rededor de una fogata en muestra de agradecimiento. Pudo notar a Sango y Miroku mirándolo con preocupación, pero este solo les respondió sacudiendo la cabeza y dándose la vuelta. Sin duda ellos tambien habian sentido el cambio en los poderes de Kagome y tenían muchas preguntas.

No se encontraba de humor para explicaciones ni discusiones. Ademas, sus amigos esperaban que el se uniera a la celebración con los aldeanos, pero Inuyasha no se sentía con ánimos para eso tampoco. Nunca había disfrutado mucho de ese tipo de cosas. Claro que antes, cuando Kagome seguía con ellos, había sido diferente. Con Kagome se sentía seguro y feliz de convivir y ser aceptado por las personas, de tener amigos. Sin ella, solo quería estar solo, las cosas no tenían sentido como antes.

Inuyasha se encontraba tan medito en sus pensamientos depresivos y llenos de preocupación, que no se dio cuenta como cuando todos se encontraban distraídos, Kioshi se escabulló a la cabaña donde se encontraba Kagome.


Esa noche mientras Inuyasha se encontraba alejado de la aldea, decidió que no le gustaba estar enojado con Kagome. Había pasado demasiado tiempo sin ella y no iba a dejar que una pelea tonta los alejara otra vez. El haría todo lo que fuera necesario para que ella le sonriera otra vez. No importaba si tenia que enfrentarse a Kioshi o hasta a el mismo Sesshomaru, esta era una batalla que el se rehusaba a perder. Habían pasado años para encontrarla de nuevo, y no iba a dejar que la segunda oportunidad se le escapara entre los dedos, aunque tenia que ser muy cuidadoso.

Estaba decidido a ir a buscar a Kagome para hablar, pero de pronto una voz desconocida junto a el lo sorprendió.

-Hace frío, aquí afuera ¿no lo crees?

Inuyasha fue sacado abruptamente de la burbuja de silencio y soledad que había creado en los últimos minutos. El abrió los ojos de pronto..

Entonces vio, fue a una pequeña anciana, sentada en una roca junto a el, quien tenía la vista perdida en el cielo, en el cual se paseaban nubes pesadas con lluvia esperando a caer, oscureciendo todo en su paso.

Inuyasha no hizo más que mirar a la anciana con curiosidad, y un poco de molestia, sin contestar, por lo que ella continuó:

-Aunque claro, no me imagino que ese sea un problema para ti, querido Hanyou. Los de tu especie no suelen molestarse mucho por cosas como estas, ¿no es así?

Su voz, aunque rasposa por la edad, le hablaba con familiaridad y aunque Inuyasha nunca la había visto antes, mucho menos hablado con ella, le daba un extraño sentimiento de confianza que no podía explicar.

-Te estoy hablando, Hanyou, es que te vas a quedar callado? -ella miró al lado y negó con la cabeza. -Los jóvenes de hoy en día no tienen modales y no respetan a los ancianos, y eso que te estoy tratando de ayudar.

-Ayudar? -preguntó Inuyasha frunciendo el ceño. Inuyasha no era una persona amigable por naturaleza, y no disfrutaba cuando gente extraña se le acercaba, pero algo le decía que necesitaba escuchar lo que sea que esta anciana le fuera a decir. -Y de que manera me puedes ayudar tu, anciana?

-Ah! Así que si puedes hablar. Acaso te interesa saber lo que yo sé? -ella se dio la vuelta y lo miró a los ojos. Su expresión seria hizo que escalofríos recorrieran el cuerpo del Hanyou.

Muchas preguntas pasaban por su mente, ¿quién era esta persona? él se preguntó ¿Que quería ella, y que es lo que sabía?

Después de un pesado silencio, ella por fin habló.

-Sabes, me llamaban una bruja en mi aldea anterior, pero todos son muy amables aqui.

-¿Una bruja?

-Pues es un término un tanto ofensivo. Me alegra que ya no me llamen así y que sepan reconocer mis talentos. Pero no soy bruja en realidad, soy más alguien sabe mucho de magia…y de hechizos. - pronunció las últimas palabras susurrando, con cuidado y con un aura llena de misterio, como si supiera algún secreto y varias respuestas.

-Hechizos…-dijo Inuyasha pensativo después de un rato. -no tengo idea de lo que estás hablando.

-Ten cuidado muchacho, -le advirtió ella. -Dime, ¿tienes idea alguna por que estoy aquí?

Inuyasha consideró su pregunta por un momento, pero luego se dio cuenta que no tenía idea y que no estaba del todo seguro que le importara.

-No lo sé, -dijo Inuyasha, levantando la mirada al cielo para admirar las nubes de lluvia que parecían acercarse cada vez más y el cielo gris.

-Se acerca una tormenta…-advirtió la bruja e Inuyasha sospechaba que no solo se refería al clima. -Escucha Hanyou, quería hablarte sobre uno de tus amigos, esos que viajan contigo y que ayudaron a liberar nuestra aldea del dragón.

Sus orejas de pronto se animaron con curiosidad.

-¿Uno de mis amigos? ¿Quién? ¿Hay algo mal? -Inuyasha se alteró al escuchar esas palabras y comenzó a imaginarse las peores cosas.

La bruja solamente sonrió.

-Al parecer no me equivoque, te interesan mucho esas personas, ¿no? Hice bien en decidir hablar contigo.

-Digame, señora, que es lo que esta sucediendo? ¡Sin rodeos!

-Esta bien, te lo dire. Escucha, pude sentirlo en el momento en el que llegaron a esta aldea. Un Hanyou, un Youkai de fuego, un Kitsune, una Nekomata y tres humanos. Pero es que había algo fuera de lo común, había algo mas que podia sentir, ademas de su presión espiritual, había algo…extraño. Aunque lo note al instante no supe que era al principio, pero luego derrotaron a el monstruo y entonces me di cuenta.

-Te diste cuenta de que? -preguntó Inuyasha, preocupado y con curiosidad al mismo tiempo.

-Un hechizo. -dijo la bruja de pronto. -Alguien aqui es victima de un poderoso hechizo.

La confusión, así como el asombro, golpearon a Inuyasha mientras trataba de descifrar lo que significaban las palabras de la bruja.

Un hechizo…

-¿Quién? -le tomó a Inuyasha un minuto contestar, no sabia como tomar lo que la anciana habia dicho. Sentia que su cabeza daba vueltas. -¿quién de mis amigos? ¿Y que clase de hechizo?

-Pues, eso no lo se. Lo que sé con certeza es que es uno de tus amigos humanos. Uno de ellos no es completamente libre, ya que puedo sentir que su corazon lucha contra magia oscura.

Uno de los humanos….

De pronto todo tenia sentido. Entendio a quien se referia a bruja.

-Kagome… -El nombre de su amada sacerdotisa escapo sus labios en respuesta, en un susurro lleno de preocupacion al confrmar sus sospechas gracias a las palabras de la bruja.

Era Kagome, Inuyasha no tenia duda alguna. Kagome luchaba para regresar…luchaba contra la magia que le habia robado sus recuerdos y trababa de regresar! ¿Era eso lo que la anciana le trataba de decir?

-Podría ser, -preguntó Inuyasha cuidadosamente, mientras su corazón latía violentamente contra su pecho, temiendo la respuesta a su pregunta. -un hechizo de…memoria?

La bruja coloco su mentón en sus manos y pareció considerarlo por un momento.

-No lo se Hanyou, esos son muy antiguos y peligrosos….pero si tienes razones para sospechar eso, entonces quiza eso sea precisamente lo que esta pasando.

-Puedes romperlo? -Preguntó el ansiosamente y levantando la voz.

-Yo no puedo hacer eso.

-Bueno, entonces dime como puedo yo romperlo?

-No lo se. -le respondió ella e Inuyasha se molestó.

-Entonces no me sirves de nada! Yo ya sabia que algo raro le habia pasado a Kagome, no me haz dicho nada nuevo! -como si de un niño pequeno se tratara, Inuyasha cruzo los brasos y molesto le dio la espalda.

-Lo lamento, muchacho, no puedo hacer mucho por ti. Quiza si descubres mas sobre el hechizo de tu amiga te pueda ayudar, pero por el momento no es asi.

-Como dije antes, eso no me ayuda en nada.

La bruja suspiró cansada y se levantó lista para darse la vuelta e irse de regreso a su hogar en la aldea.

-Quizá no pueda ofrecer mucho, pero escucha esto, ya que es lo único que puedo decirte por el momento.

Inuyasha frunció el ceño, indicando que al menos estaba escuchando.

-Todos los hechizos y todas las maldiciones, sin importar que tan oscuras y poderosas sean, pueden ser rotas, sin excepción. -eso no le servia de mucho al Hanyou, necesitaba mas información.

-Eso me parece obvio- dijo el Hanyou, -pero es que acaso no sabes nada mas?

-Bueno…-continuo la bruja. -Si piensas que es un hechizo de memoria eso es muy peligroso, ya que cada uno es diferente, pero para sellar recuerdos siempre hay que dar algo a cambio, y el precio siempre es bastante caro. Ademas los recuerdos casi siempre se tienen que abandonar voluntaria mente, lo cual hace las cosas mas dificiles.

-...Comprendo. -dijo cortante Inuyasha después de un silencio pensativo. ¿Así que voluntariamente? No podia ser que Kagome haya renunciado a sus memorias a propósito….a caso había sido culpa de el, y de lo que sucedió entre ellos aquella ultima noche que la vio hace cinco años? Inuyasha no queria ni pensarlo…

-Piensa mucho y reflexiona, estoy segura que si buscas bien, tu y tus amigos podrán encontrar las respuestas que buscan y salvar a tu amiga, así como salvaron nuestra aldea el día de hoy., -dijo la bruja, y luego se preparo para irse. A Inuyasha ya no tenia nada mas que decirle. -regresaré a mi casa ahora. Buena suerte, Hanyou.

Inuyasha volvió a sentarse mientras ella se iba y no notó la última mirada llena de lastima que la mujer le dirigió antes de darse la vuelta.

¿Debería compartir sus nuevos conocimientos con Sango, Shippo y Miroku?

"Para sellar recuerdos siempre hay que dar algo acambio, y el precio siempre es bastante caro," había dicho la anciana.

Esas palabras que lo llenaban de terror se repetian una y otra vez en su cabeza hasta no poder mas.


El hanyou camino de regreso a la aldea con la cabeza en las nubes, y el corazón lleno de preocupación por lo que la bruja le habia dicho sobre Kagome. En su mente trataba de descifrar que podía hacer, pero el no era muy bueno para crear planes, solamente para atacar y este enemigo misterioso no estaba seguro de como derrotarlo. Primero tendría que preguntarle su opinión a los muchachos, seguro ellos tendrian alguna idea de que hacer despues.

Al acercarse más, pudo notar a sus amigos susurrando entre sí, desesperados y agitados, mientras todo el pueblo dormía. Solo Kikyo se encontraba serena y tranquila como siempre, parada hacia un lado sin tomarle importancia alguna a los demás. La inquietud de su grupo causó curiosidad y preocupación, así que Inuyasha corrió con prisa a encontrarlos.

-Miren es Inuyasha! Al fin apareces, tonto! -le gritó Shippo al notar a su amigo en la distancia.

-¿Dónde estabas? -le preguntó Sango. -Hemos estado buscándote por doquier!

-Estabamos a punto de partir de aqui! -dijo Miroku apurado.

Inuyasha no entendía nada y parpadeo en confusión. ¿Se iban? Pero que estaba pasando? Normalmente era él quien siempre se encontraba de prisa, y sus amigos quienes le decían que tenía que calmarse. Algo había pasado sin duda. ¿Dónde estaba Kagome?

-No entiendo, -dijo Inuyasha, -¿Que nos vamos ya? ¿Por qué? Diganme que esta pasando aqui?

Sus amigos guardaron silencio y se veian entre si preocupados. Un rayo iluminó sus rostros sombrios por un segundo, seguido por un trueno en la distancia. Fue Sango quien al fin habló y sus palabras llenaron de ira a Inuyasha.

-Kioshi se escapó. se escabullo sin que nadie se diera cuenta…y se llevo a Kagome.


Como les comente al principio un capítulo corto pero el que viene después es muy emocionante se los prometo, es uno de mis favoritos y no puedo esperar a que lo lean! Nos vemos en la próxima! Que tengan un precioso dia, los quiero mucho!