Capítulo 13: Engaño
-"¡De ninguna manera, yo voy contigo!"- gritaba Fred mientras iba y venía de un lado a otro de la habitación.
-"¿Podrías no gritar tanto? Tengo un dolor de cabeza terrible."- protestó Em antes de tomarse un ibuprofeno con un poco de agua que su ex le había traído.
Era por la mañana, Fred, preocupado por el estado de Em, no quiso despegarse de ella en toda la noche, así que decidió quedarse a dormir en el sofá, y decidió por sí mismo acompañar al grupo de jóvenes a buscar a Miaka al aeropuerto a pesar de la negativa de Em.
Genro no tuvo más remedio que ir a su casa a pasar la noche, sin embargo no le hacía ninguna gracia dejar a Em sola con su ex. Camille intentó tranquilizarlo, pero no consiguió disipar sus celos.
-"No te preocupes, conozco bien a Fred. Él no le haría nada a Em. Cuidará bien de ella."
De nuevo por la mañana, todos se reunieron en el apartamento de Em para ir al aeropuerto juntos. Mintieron a Fred diciéndole que Miaka era la prima de Genro y que venía a visitarlo unos días. En realidad, Em no quería mezclarlo en aquella situación, pero él estaba decidido a permanecer pegado a su amada ex novia ya que sospechaba que algo extraño ocurría con aquel asiático, y estaba dispuesto a descubrirlo.
Miaka cruzó con emoción la puerta de salida tras recoger su maleta de la cinta, y llegó al hall principal del aeropuerto, allí donde amigos y familiares esperan a sus seres queridos. Tratando de encontrar una cara familiar, sus ojos inmediatamente identificaron el destello del llamativo cabello de aquel que antaño había sido su mejor amigo.
-"¡Tasuki!"- gritó con su habitual voz alegre. Él respondió con la mejor y la más genuina de sus sonrisas, aquella que dejaba ver sus característicos y afilados colmillos. Ambos se fundieron en un abrazo, y un par de lágrimas se deslizaron por las mejillas de la joven japonesa.
-"Te he echado de menos"- susurró ella apretando aún más su abrazo, mientras apoyaba su mejilla en el pecho de su antiguo guerrero. Tasuki notó el calor subir hasta su rostro, pero disfrutó aquel momento. Ella seguía siendo igual de cercana y cálida. Se sentía como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto.
Los demás observaban la emotiva escena expectantes de conocer al fin a la famosa sacerdotisa. Em en cambio no soportaba verlos juntos de aquella manera. La complicidad que habia entre ambos hacía evidente el intenso vínculo que aún guardaban. Como un animal que se retira frente a su oponente más fuerte, Em se escudó acercándose más a Fred, intentando demostrar de forma inconsciente, que también tenía a alguien que se preocupaba por ella y que la protegería dado el caso. A pesar de que Fred seguía ajeno a la verdadera razón de la visita de Miaka y del peligro que la acechaba, sabía que podía contar con él.
Tras ponerse un poco al día, Tasuki hizo las presentaciones. Todos quedaron fascinados por el carisma de la joven extranjera. Excepto Em. Se preguntó por qué Miaka se comportaba diferente con ella que con los demás. Con Em parecía estar nerviosa, incómoda. ¿Habría notado la sacerdotisa el rechazo por parte de Em? ¿o eran imaginaciones suyas?
Montaron en el coche de Fred, quien condujo hasta el apartamento de Tasuki, y después llevó a Camille y Em a sus respectivas casas.
-"Que descanses. Llámame cuando despiertes"- le dijo. Em asintió y se despidió.
Deshacerse de Fred no había sido tarea fácil, pero finalmente consiguieron convencerlo de que Em seguía con resaca y que necesitaba dormir un poco. Además le aseguraron que Miaka había hecho un largo viaje y también necesitaba descansar. De ese modo, más tarde el grupo podría reunirse para trazar un plan para salvar a Em, sin él.
Una vez llegados a casa de Tasuki, Miaka aprovechó para darse una ducha rápida. Dejó su maleta en la habitación de su amigo guerrero, quién se había ofrecido a dormir en el sofá para cederle su cama.
-"Me alegro tanto de verte de nuevo Tasuki..."- confesó ella tras cruzarse con él en el pasillo tras salir del baño, envuelta en una pequeña toalla. El bandido tragó saliva, mientras observaba su piel y sus cabellos aún goteando. ¿Por qué últimamente todas las chicas se le acercaban tanto nada más salir de la ducha y tapadas con solo una toalla? pensó maldiciendo para sí mismo.
-"Yo también me alegro Miaka. Sinceramente, creí que jamás volveríamos a vernos, y mucho menos en tu mundo..."- pudo decir con gran autocontrol.
-"Se hace raro verte con las ropas y el estilo de este mundo"- le dijo ella con una sonrisa. -"Te queda bien".
-"Uuumm... gracias..."- respondió él nervioso. Si no fuera porque Miaka estaba loca por Tamahome, hubiese jurado que ella estaba intentando coquetear con él. Observó una gota resbalar por su hombro. No podía entender cómo ella no se daba cuenta de lo erótica que era aquella escena, y de que él como hombre no podría aguantar mucho más. La recordaba ingenua, pero suponía que con la edad eso habría cambiado un poco, ¿o no? Además, ¿no se acordaba de lo que pasó en la posada de Kahou? ¿Como osaba plantarse medio desnuda y goteando delante de él? ¿Tanto confiaba en él?
-"Deberías secarte bien y vestirte o te resfriarás... ¡Sigues siendo tan imprudente como siempre! - le dijo tras revolverle el cabello como solía hacer antiguamente. Jugar el rol de hermano mayor le había salvado una vez más. Pensar en ella como una adorable hermanita, le había ayudado a no cruzar el límite cuando se había sentido atraído por ella en años pasados. Pero desde lo de Kahou, se había vuelto mucho más díficil.
-"Tienes razón"- respondió ella con una sonrisa antes de meterse en la habitación.
Una vez se hubo vestido, Miaka se sentó en el pequeño sofá, al lado de su amigo para tomarse una taza de té caliente que él había preparado.
-"Y cuéntame, ¿qué tal te ha ido todos estos años? ¿Tienes familia?"- le preguntó tras tomar una humeante taza entre sus manos.
La expresión de Tasuki se tornó triste, algo que no pasó inadvertido para Miaka.
-"No."
-"Oh... bueno... pero seguro que tienes un montón de chicas haciendo cola para salir contigo..."- le insistió inclinándose hacia un lado para empujarlo burlonamente con su hombro.
-"No se me dan muy bien las relaciones, ya sabes..." - dijo con sonrisa agridulce.
Miaka supo que había metido la pata hasta el fondo. A pesar de que solía ser un bruto, ella siempre pensó que era muy atractivo, así que no entendía cómo podía seguir soltero.
-"¿Y qué tal están Koji y los demás?"- dijo en un intento de desviar el tema mientras dejaba su taza sobre la mesita.
-"Igual que siempre. La verdad es que por allí todo sigue más o menos igual. Pero cuéntame tú, he sabido que tienes un hijo..."
-"Sí, se llama Hikari"- dijo con un brillo en sus ojos que jamás había visto él, ni siquiera cuando estaba con Tamahome.
-"Ahora tiene 5 años, es la alegría de mi vida."
Sin embargo, su expresión repentinamente se tornó triste.
-"Aunque la verdad, ser madre es bastante aburrido a veces...echo de menos las aventuras que pasamos juntos..."
Tasuki percibió una gran nostalgia en su voz.
-"¿Y qué hay de Tama? ¿Seguís juntos, no?"- preguntó con mucha prudencia. Tasuki sentía que algo no iba bien en Miaka. A pesar de su alegría, había una ligera tristeza que asomaba en sus palabras.
-"Oh sí, sí. Seguimos juntos. Él tiene un buen trabajo como ingeniero..."
-"No te habrá hecho llorar, ¿verdad? ¡Ya le dije que como te hiciera llorar le iba a patear el culo!"
Miaka rió a carcajadas y para Tasuki fue como música para sus oídos.
Estuvieron charlando durante un buen rato más hasta que sonó el timbre. Em y Camille habían llegado, era hora de preparar el plan.
Miaka les contó que la noche que habló por primera vez con Em por la mensajería del facebook, había tenido un sueño en el que se le había aparecido Taitsukun. En el sueño, ella le explicaba brevemente que debía usar el pergamino de nuevo para salvar el universo de los cuatro dioses.
-"Cuando el enemigo se acerque al potenciador, usa el pergamino y los cuatro dioses neutralizarán la amenaza. Esas fueron sus palabras."- explicó Miaka.
-"¿Y eso qué quiere decir?"- preguntó Tasuki.
-"Em es el potenciador. Creo que para que funcione, ella debe estar cerca del ser que la acecha."
-"Suena demasiado peligroso."- dudó Tasuki.
-"Le tenderemos una trampa. No debes preocuparte, estaremos todos ahí, no dejaremos que le pase nada."- le tranquizó la sacerdotisa.
Em asintió. Aunque estaba muerta de miedo debía ser fuerte para poder librarse de su trágico destino. Debía confiar en que sus amigos la protegerían.
-"¿Y cómo lo encontramos?"- preguntó Camille.
-"Yo puedo sentir su aura, así es como lo encontré la última vez, y pude encontrarte a tí, Em."- afirmó convencido el bandido.
-"Bien, pues salgamos a dar una vuelta a ver si lo percibes".- propuso Em fingiendo valentía.
Tasuki sabía que el Emperador de Kuto la buscaba en aquel mundo, y que la última vez que la había visto fue en la Discotéque, así que intuyó que seguiría buscándola por aquella zona, y no se equivocaba. Pudo percibir un ligero aura no muy lejos de la sala de fiestas, así que decidieron entrar para atraer su atención.
-"Preparaos, él podrá percibirme también, así que no tardará en aparecer"- avisó el bandido nada más entrar.
-"Aún lo percibo lejos, pero tened los ojos abiertos"- avisó alzando la voz por encima de la música.
La gente bailaba en la pista, pero el local aún no estaba lleno. Podían moverse sin dificultad entre la multitud. Miaka tenía el pergamino bien agarrado en su bolso, listo para sacarlo cuando llegara el momento.
-"Así que ibas a dormir un poco, ¿no?"- una voz familiar los sorprendió.
Em hizo una mueca y enseguida se giró para encontrarse con Fred.
-"No podía creérmelo cuando os he visto desde el otro lado de la balconada. ¡Me has mentido para librarte de mí! Si no querías incluirme en vuestro plan, habérmelo dicho y punto, qué rastrero por tu parte, esto sí que no me lo esperaba de tí, Em..."
Fred no paraba de hablar cuando de pronto el emperador Tashio apareció de la nada junto a Em.
-"Hola encanto"- le dijo con voz seductora.
Todos se sobresaltaron. Debido a la repentina aparición de Fred, Tasuki se desconcentró y no percibió la presencia del enemigo.
-"Ahora vendrás conmigo".- ordenó auroritario, agarrándola firmemente por la cintura
-"¿Quién es este tipo?"- preguntó Fred ignorando la situación y realmente molesto de ver a aquel hombre tan cerca de su ex.
Miaka no vaciló y rápidamente sacó el pergamino y comenzó a leer las frases escritas en él.
Fred no entendía nada y se quedó perplejo cuando vió una luz roja aparecer y envolver a Em y al desconocido. La luz se hizo cada vez más intensa hasta que cegó sus ojos.
Una vez se hubo disipado, Tashio había desaparecido, y Em estaba en el suelo inconsciente.
Fred llevó al grupo de amigos hasta la casa de Em, y tumbaron el cuerpo inconsciente de la joven sobre la cama.
-"¿Qué ha pasado? ¿Ha terminado? Nos hemos deshecho del tipo ese?"- preguntó Camille casi sin aliento por el susto que llevaba encima.
-"Eso creo..."- contestó Miaka dubitativa fijando sus ojos en la chica rubia dormida.
-"Entonces, ¿por qué no se despierta?"- cuestionó preocupado Tasuki sin quitar la vista de la joven inconsciente.
-"¿Alguien me puede explicar lo que está pasando?- preguntaba una y otra vez un neurótico Fred mirando a unos y a otros, esperando que alguien le diese una respuesta de una vez.
-"¿Quieres hacer el favor de calmarte?"- le reprendió Tasuki. -"¡Ya bastante nerviosos estamos todos!"
-"Em..."- lloró Fred apoyando su cabeza sobre el pecho de su ex.
-"¡No la toques!"- le gritó Tasuki fuera de sí.
Fred se incorporó desafiante.
-"¿Quién cojones te crees que eres para decirme si puedo o no tocarla?"
-"¡El tipo que la ha estado protegiendo todo este tiempo!"- Tasuki se puso a su altura y lo encaró. -"¡Tú lo único que haces es llorar por ella todo el tiempo! Ella te dejó, por algo sería. ¡Pasa página de una vez!"
En un momento tan tenso, Tasuki dejó ver sus más profundos sentimientos y los celos hablaron por él.
Miaka, conocedora del temperamento impulsivo de su amigo, se interpuso entre ambos, mirando de frente a Tasuki, lo que hizo que él se retirara, resoplando de impotencia.
-"¿Quién...quién es este tío en realidad? ¿Camille?"- preguntó Fred mirando a la joven. A pesar de que sus sospechas se confirmaban, al menos esperaba una explicación a toda aquella farsa.
-"Fred, yo..."- intentó decir ella titubeando. La situación de su amiga era díficil de explicar y los nervios estaban a flor de piel.
-"Escucha Fred, creo que es hora de que conozcas la verdad"- intervino decidida Miaka poniendo una mano conciliadora sobre su hombro.
Así las cosas, Miaka explicó a Fred todo lo que estaba ocurriendo. Él ya no podía ser excluído de todo aquello. Estaba implicado tanto física como emocionalmente por su relación con Em.
Tras escucharla, Fred quedó en shock e inmediatamente después, volvió a llorar una vez más sobre el cuerpo de su amada.
-"¡Eeemmm!"
Miaka se anticipó y agarró a Tasuki del brazo, negando con su cabeza, evitando una nueva pelea entre ambos.
-"Dale una tregua."- le dijo en voz baja. -"Todo esto lo está sobrepasando. Entiende que él sigue amándola..."
Tasuki gruñió, pero ella tenía razón. Miaka parecía ahora mucho más sabia y pausada, más madura.
Llegó la madrugada y Em seguía sin despertar. Todos se habían retirado a descansar, Camille dormía en el sofá, Fred no quiso separarse de Em, así que se quedó dormido sentado con sus manos y su cabeza apoyadas en la cama. Miaka se había tumbado sobre un edredón estirado en el suelo del salón, y Tasuki, él se había tumbado sobre el suelo al lado de la cama de Em, en el lado opuesto a Fred. Como no podía dormir, se levantó para ir a por algo de beber, preferiblemente con alcohol, a ver si eso lo ayudaba a dormir. De camino a la cocina, se sorprendió al ver a Miaka despierta. Sin embargo , no esperaba verla envuelta en la luz roja de Suzaku, sentada, con el pergamino en sus manos mientras pronunciaba una oración.
-"¿Miaka?" - preguntó perplejo.
-"Lo siento Tasuki, tenía que hacerlo, no queda otra opción." - le dijo con lágrimas en los ojos.
-"¿Qué? ¿De qué hablas?"- preguntó el ex guerrero confundido.
-"Es peligrosa y puede hacerte daño. No puedo permitirlo."
En ese instante la sacerdotisa empezó a desaparecer. Tasuki corrió hacia ella en un intento de agarrarla pero la luz se hizo aún más intensa y de pronto todo se volvió oscuro.
Cuando abrió los ojos,se encontraba en la habitación donde su cuerpo descansaba en el Monte Taykyoku. Al parecer, Miaka le había llevado de vuelta a su mundo, pero ¿dónde estaba ella? Oyó unos murmullos, salió de la habitación y se encontró con Taitsukun y Chichiri en el pasillo.
-"¡Tasuki! No deberías haber vuelto tan pronto, si."- le dijo Chichiri sorprendido de verlo, y por la cara de pocos amigos que traía su compañero, intuyó que algo no iba bien.
-"¿Dónde está Miaka?"- preguntó el pelirrojo ansioso mientras miraba en todas direcciones.
-"¿Miaka?"- repitió el monje intentando ganar tiempo para encontrar una respuesta.
-"¿Qué está pasando Chichiri?"- preguntó a su amigo agarrándole de los hombros suplicante. -"Miaka estaba muy rara, dijo cosas sin sentido y luego la luz de Suzaku la envolvió, y yo..."
Chichiri no respondió y simplemente apartó su mirada.
La expresión de Tasuki se desencajó. Un presentimiento le recorrió a lo largo de su médula espinal hasta la cabeza, erizándole el cabello.
-"¿Dónde está Miaka?"- insistió levantando la voz amenazante.
-"¡Cálmate Tasuki!"- ordenó Taitsukun autoritaria. -"Ya empiezo a hartarme de tus estallidos emocionales. Eres un guerrero de Suzaku, así que ¡comportáte como tal!"
Tasuki apretó los dientes para contenerse, pero en su interior la confusión y la ira se mezclaban como un cocktail a punto de explotar.
-"Miaka, como sacerdotisa que es...,"- continuó Taitsukun, -"es la única que puede acabar con la amenaza que supone Ruby para este mundo. Gracias a sus oraciones y al pergamino de los cuatro dioses, el antiguo siervo de Seyriu, Tashio, ha sido enviado ante su Dios para ser condenado."
-"¿Y qué pasa con Em?"- preguntó el bandido con preocupación.
-"Ruby siempre perteneció a este mundo. Mientras ella viva, la brecha entre mundos seguirá abierta. Los dioses no pueden arriesgarse a que otro ser mágico intente poseerla y se convierta en una amenaza de nuevo, por eso ella está ahora en manos de los cuatro dioses esperando a ser exterminada."
-"Exterminada..."- repitió Tasuki con la mirada perdida. Dura palabra para decir que iban a matarla como a una plaga.
La tristeza y la rabia se instalaron en los ojos del guerrero pelirrojo. ¿Cómo podría él evitar que la mujer que más le importaba en este mundo, y en todos los que él conocía, muriera a manos de unos dioses desalmados?
Taitsukun lo miró con lástima.
-"Acéptalo Tasuki. Al igual que lo aceptó Miaka. Para ella fue muy díficil aceptar esta misión, pues los dioses por sí solos no pueden acabar con el poder que Ruby alberga en su interior. Solo una sacerdotisa puede hacer desaparecer a Ruby con el poder que le otorgan el pergamino y los cuatro dioses. Pero al final entendió que Ruby solo traería problemas a ambos mundos. Es mejor así."
El señor de los cielos posó brevemente su mano sobre el hombro de Tasuki en un intento de consolarlo, y después se marchó, dejando a los dos amigos y compañeros guerreros solos.
-"¿Tú lo supiste todo este tiempo?"- preguntó al monje sin levantar la mirada.
Chichiri asintió.
-"Intenté encontrar una alternativa. Me agrada Em, ella es valiente y... sé que es importante para ti..."- dijo con pesar. -"Pero no había más opción, los dioses son implacables."
-"¡Implacables mis cojones!"- se rebeló el bandido alzando la mirada y la voz, como si estuviese desafiando directamente a los cielos.
-"Dime dónde está Miaka. ¡Necesito encontrarla cuanto antes!"
-"¿Qué? ¿Qué estás tramando? ¡No puedes hacer nada! ¡El destino de Em está ya escrito!"- le avisó Chichiri en un intento de evitar que su amigo se metiera en problemas.
-"Chichiri por favor, tengo que hacer todo lo que esté en mi mano para evitar que maten a Em. Por favor, yo... la amo. Todos estos años desde que se fue Miaka, he creído estar enamorado de ella, pero en realidad solamente era un amor platónico, la tenía completamente idealizada como mi primer amor, y aunque mi deseo de protegerla sigue siendo igual de intenso, no la amo de esa manera, yo... solo quería tener lo que tenía Tama, pero Miaka no es la mujer que yo quiero como compañera de vida. Nunca nadie me había hecho sentir como Em. ¡Ella es a la que quiero a mi lado, y pienso luchar por ella! ¡Me enfrentaré a mil dioses si es necesario!
Chichiri se quedó boquiabierto por la sincera confesión de su amigo. Se le encogía el corazón al verlo así de nuevo, una vez más sufriendo por su mala suerte en el amor.
-"Ella está en el salón sagrado de Suzaku, a la espera de que los dioses la convoquen, si."
-"Qué pasará cuando sea convocada?"
-"Ascenderá a los cielos para reunirse con los dioses y ella pronunciará las oraciones necesarias para anular el poder de Em, y así los dioses podrán... acabar con ella.
-"Gracias, amigo."
Tasuki no perdió un segundo y se dirigió al salón sagrado de Suzaku. Chichiri lo observó alejarse. El amor había triunfado para Miaka y Tamahome en el pasado, haciendo que ambos vivieran felices después de todo, pero esta vez todo parecía estar destinado a terminar en tragedia para Tasuki y Em.
CONTINUARÁ...
Hola! La historia está llegando al final. No sé si lo haré en un capítulo, o si me sale demasiado extenso dividirlo en dos. Espero que os esté gustando, y que el final sea de vuestro agrado.
Me ha gustado mucho escribirlo, me encanta la idea de que Tasuki al fin supere su amor platónico con Miaka y conozca a alguien que de verdad pueda hacerle feliz
