III. Confrontación
No han pasado siquiera unos segundos cuando veo cómo los dos pulpos se dirigen hacia nosotros. Interceptan a Akane a apenas unos pasos de mí y comienzan a hablar en alto, por supuesto para que pueda escucharles.
—¿Akane, no nos vas a presentar a tu… amigo?
Parpadeo incrédulo. ¿Me ha llamado "amigo"? ¡Soy su PROMETIDO, gilipollas! Creo que tenía ganas de llamarme de otra manera para tomarme el pelo, pero se lo ha pensado dos veces. Automáticamente me mira de arriba abajo, con una expresión de que no está nada impresionado con lo que ve, queriendo hacerme de menos. El pobre no sabe a quién tiene delante. Sigue con tus tonterías, que te vas a enterar, "co-le-ga".
—Ah, hola Kiro. Shun. —Se nota que han pillado a Akane por sorpresa, ya que le lleva un momento reaccionar—. Claro —continúa, dándose la vuelta para mirarme de nuevo, alzando las cejas divertida, acercándose los tres para quedar delante de mí como una barrera. Se nota que Akane se está aguantando la sonrisa. Le debe de resultar gracioso tras lo que hemos hablado hace nada—. Os presento a Ranma Saotome.
—Pensaba que ibas a decir el "hombre-estatua" —interviene el otro, riendo tontamente después, queriendo hacerse el gracioso. Intercambio una mirada con Akane en la que me pide dejarlo correr, así que asiento ligeramente y me quedo quieto, aunque de lo único que me están entrando ganas es de partirle la cara.
—Ranma, estos son Kiro Narasaki y Shun Uchimura —se apresura a presentar Akane para mantener un ambiente irreal de cordialidad, porque lo que en realidad hay es tensión a patadas.
El que se llama Kiro extiende la mano. Me pienso dos veces el dársela. No se la merece y tampoco me fío, por muy universitario con modales que parezca. Lobo con piel de cordero. La expresión de Akane hace que ceda. El apretón es hosco, e implica más fuerza de la necesaria. Se nota a la legua que ambos nos estamos midiendo, y no sólo con la mirada.
—¿Qué, Ranma? ¿Espiando a todo el mundo desde aquí? Eso no es de muy buena educación —comenta con socarronería. Lo hace en un tono que, en apariencia, no denota afrenta, pero que, en el fondo, lo único que consigue es ponerme de peor humor—. ¿O es que no sabes hacer amigos? —continúa chistoso.
Frunzo el ceño y estrangulo la piedra en mi mano como si fuera el cuello del papanatas que tengo delante. Me incorporo despacio, dejando de apoyarme en el muro de la casa, para quedar totalmente de pie, y acto seguido miro a mi prometida.
—Perdona, Akane, ¿quién carajo has dicho que es este? —Soy consciente de que sueno cortante y frío, pero no lo puedo evitar. Por como me mira ella de vuelta, entiende que se me está acabando la paciencia.
Al aludido se le cambia la cara, de lo cual me alegro enormemente. Ya va siendo hora de poner a los payasos de la fiesta en su sitio.
—Ranma, no le hag- —comienza Akane, pero es interrumpida por "Kiro, el bocazas".
—¡Mira, Shun, se ha ofendido! —dice riéndose, queriendo hacer ver que mis palabras no le han afectado—. Venga, tío, no te lo tomes tan a pecho, estamos de broma. Esto es una fiesta.
Quiere quitarle hierro al asunto, pero ya es tarde; lo que ha dicho no me aplaca.
—Ya, de broma… —hago una pausa adrede, inspirando a la vez que miro a Akane, para después depositar mi helada mirada sobre uno de mis rivales—. ¿Me estáis buscando las cosquillas, Kiro? Porque si seguís así, me vais a encontrar.
El susodicho rebufa con la boca y cambia su postura a una más agresiva, irguiéndose y dando un pequeño paso hacia adelante. Bien, me alegro de que no te haya gustado lo que te acabo de soltar.
—¡Uuuuuh, fíjate en lo que ha dicho! —exclama el perrito faldero en plan chulito, haciendo de animador—. ¿Pero tú de qué vas, flipao?
—¿Es eso una amenaza? —pregunta Kiro envalentonándose.
Akane interviene y no me da tiempo a dar una réplica.
—Chicos, por favor, vamos a calmarnos todos un poco—. Da un paso hacia delante de forma que queda en medio con las manos en alto. Primero se dirige a ellos—: Ranma no está haciendo daño a nadie y, además, vive en esta casa. —Por dentro me regocijo, agradecido enormemente de que Akane dé la cara por mí—. Tiene derecho a estar aquí.
¡ZASCA! No puedo evitar que se me escape media sonrisa por las comisuras, gesto que no pasa desapercibido para Kiro.
—¿Te refieres a que es un caradura? Ya estamos al tanto de ello… —dice el tal Narasaki con desprecio.
—¡Kiro, basta ya! —Akane le mira de forma mordaz.
—¿A quién estás llamando caradura, gilipollas? —escupo ultrajado. Quiero avanzar hacia él para meterle un par de hostias, las que se merece, pero Akane se interpone una vez más, deteniéndome con una mano en el pecho.
—Ranma, por favor, yo me encargo —me pide Akane. En sus ojos veo que quiere que respete su decisión, así que me relajo—. Gracias —murmura asintiendo con la cabeza.
—Eso ha estado fuera de lugar, Kiro —comenta Akane visiblemente molesta, cruzándose de brazos.
—¿Por qué? No es ningún secreto —insiste Kiro encogiéndose de hombros, sin parecer importarle. Pobrecito, no sabe que está cavando su propia tumba—. ¿Acaso no es cierto que él y sus padres viven en esta casa "de invitados"? —el cabrón de él hace con los dedos el gesto de entrecomillado y me sonríe malévolo.
Akane no responde inmediatamente, sino que se toma unos instantes, observando a su "amigo" detenidamente.
—Sabes, Kiro, creo que te estás comportando como un crío. ¿Y qué si todo lo que dices es cierto? —le pregunta retóricamente de vuelta—. No es de tu incumbencia. Métete en tus asuntos. No me gustaría tener que echarte de la fiesta.
—Venga ya, Akane, ¿me vas a echar por esta tontería? —exclama abriendo los ojos de forma exagerada, con cara de incrédulo.
—No me pongas a prueba.
Kanakosmiles: Siento la tardanza en actualizar, pero estos últimos meses han sido complicados. ¿Qué os ha parecido el nuevo capítulo?
