Gales se ha despertado a media noche de la golpiza que le ha dado escocia, y para hacerlo todo más doloroso hoy, se ha ido al bar en su casa y se ha vaciado una botella casi entera de whiskey de unos cuantos tragos...
A lo mejor puede llevártela si negocias. A Escocia le concedimos una mágica.
Lo que nos lleva a que hoy haya medio abierto el ojo que no le ha cerrado a Escocia, estando tirado ahí junto al bar con un puto dolor de cabeza de aquellos, unos escalofríos terribles y unas ganas de vomitar de miedo.
Por ahora se ha levantado, ha tomado otra botella, porque la única puta forma de curarse esto es con unos cuantos traguitos más, y se ha ido a la regadera a intentar bajarse la resaca con un baño de agua caliente.
Al fin no lo consigue del todo, pero se siente un poco mejor una vez bañado y medio arreglado, aunque tiene un ojo morado, prácticamente cerrado, el labio roto y una sarta de moretones horrendos.
Son los dos iguales, Escocia también iba con un ojo morado y el labio partido. Es decir, un desastre los dos.
Se toma un par de aspirinas, suspira porque todo esto es complicado y triste y... da otro trago a su botella y llena su petaca. De hecho, saca otra y la llena también.
¿Solo lleva dos? Amateur...
Debe tener otras dos en el coche. Además hay que estar un poco sobrios, ¡maldita sea! y a Galia no le gusta que esté borracho.
Era sarcástico
Le da una punzadita de dolor en el pecho... que no sabe si es de un golpe de Escocia, que le duele el corazón o las agruras... vamos, acidez estomacal debida a la cantidad de alcohol que tiene encima. Toma las llaves de su coche que están muy bien puestas en la percha junto a la puerta donde van y sale a por Galia como ha quedado.
Traga saliva estacionándose fuera de la estación y mirando su argolla de matrimonio puesta en su sitio. Aprieta los ojos porque nada de esto debía salir así. Vale, vale. Venga, que esto no es el fin del mundo. Abre la puerta y se baja y es que, sabe. SABE que a Galia le va a tomar tres segundos saber que todo está de cabeza. Se toca el ojo, que le duele. Estúpido codo puntiagudo de Escocia.
Sinceramente igual se roba distraídamente una flor de uno de los puestos y va a buscar en las pantallotas la hora de llegada del tren de Galia y el andén.
Andén tres en diez minutos.
Vale. Necesita un té. Va ahí a la cafetería de la estación y compra un té para él y... Ehm... lo que sea que beba Galia, poniéndole un buen chorro de whiskey a su vaso antes de cerrarlo y dirigirse al andén, nervioso como pocas veces. Por Dios.
Debe tomar té también porque Britania...
Pues te, mejor. Eso la hace una persona civilizada. Se pasa una mano por el pelo y va hasta el andén apropiado Justo a la hora, mirando su reloj y suspirando otra vez al ver venir el tren.
Ella llega en el tren, con su vestido rosa pastel y sus zapatitos y bolso a juego... y su muchachito aleatorio cargando la maleta como imbécil.
Gales sonríe un poco al verla porque... es que... Se le humedecen un poco los ojos y se riñe a sí mismo, porque no jodas. NO. No va a llorar solo de verla. Se acerca, olvidándose de su ojo morado, con la flor en la mano, con la misma cara de idiota de la primera vez que la vio.
Pero es que ya se le está haciendo un nudo en la garganta. Lo está intentando, ¿vale? Debió ponerse lentes oscuros. ¿Será tarde para ir corriendo al coche a por ellos?
Sí, porque ella le ve y le saluda con la mano lo lejos
Fuck. Él saluda de vuelta, deteniendo los tés con fuerza y... sin caminar hacia ella. Sinceramente, aún tenía toda la capacidad de hacer que se le detuviera un poco el corazón.
Ella parpadea porque parece... le indica al chico a donde tiene que ir y se acerca. Gales... suspira una vez más, tragando saliva y solo dando un par de pasitos hacia ella.
—Hey... —la saluda cuando está a suficiente distancia.
—Allò, mon am... —es que se congela. Da un pasito atrás. Igual tiene que ver el olor a alcohol.
—G-Galia... —es que... solo con esa reacción, Gales piensa que quizás si valga la pena que vengan Roma y Germania y también le golpeen.
—¿Q-Qué pasa?
—Te... te he traído una flor. Y compré té. Vamos al coche.
—Pero... ¿Estás bien?
—Toma esto... para que yo lleve tu maleta, ¿vale? —le extiende los dos tes en su base de cartón y la flor, encogiéndose de hombros y asintiendo sin contestar realmente a la pregunta.
Ella inclina la cabeza un poco desconsolada y lo toma, acariciándole un poco la mano al hacerlo. Gales traga saliva y la mira a los ojos... y es que se le rompe un poco el corazón, sinceramente, acercándose del todo y besándola en los labios.
Parpadea un poco pero le besa de vuelta casi enseguida, él la abraza de la cintura, tratando de que no se le caigan los tés, apretándola contra sí, angustiado y eso aún más la tensa a ella.
Él se separa un poco del beso después de unos segundos.
—I-I'm sorry... he estado bebiendo —solo por si te mareas nada más de besarme, debes tarte cuenta que ha estado bebiendo bastante—. Estoy asustado de tener esta.
—No me he acostado con nadie, de veras estaba con mi hijo.
La mira a los ojos y es que me lo matas, Galia. Traga saliva.
—No sé si has visto una de esas películas que hacen o alguien te ha dicho algo, pero no es de verdad.
—¿P-Películas? Hablas de... ¿videos? Ohh... no, esta vez no he visto nada. Lo que me digas te lo creeré... pero necesitamos tener una conversación más profunda.
Es que ya está toda angustiada.
—Ven... —tira un poquito de ella, empezando a caminar hacia el coche.
Le sigue, un poco a trompicones. Él se enfoca en tareas simples: Pedir al chico de la maleta que les siga, caminar hasta el coche, abrirle a Galia la puerta y subir la maleta en la cajuela...
Galia le espera sentada en el asiento del copiloto intentando no lloriquear. Finalmente, él... cierra la puerta de su lado, mete la llave en la ignición y antes de encender el coche se gira a mirarla.
Ella se sorbe los mocos porque de veras no has hecho nada y el parece tan serio y hasta enfadado.
—Galia... n-no quiero hacerte daño.
Lloriquea solo con eso.
—Eh... eh. Please —estira la mano hacia ella y toma la suya —. Sólo quiero encontrar una solución.
—No sé qué te han dicho, pero no… No es verdad.
—No, no... te creo. Te creo, pero esto... es que mira cómo estás solo porque yo pueda creer que tu... has hecho algo que además sé que te gusta hacer —le aprieta.
—No me gusta, por favor, no te enfades.
—No estoy enfadado, estoy asustado. Y no es por nada que hayas hecho tú.
—¿A-Asustado?
—Please... solo... vamos a hablar de ti y de mí. De Galia y de Cymru. No de Rome, no de Germania, no de Mum. I love you... pero necesito que nos sentemos Galia y yo a hablar de nosotros dos.
Solloza y baja la cabeza
—Galia, vengaaaa... solo quiero hablar. No es justo para nadie todo esto —levanta la mano y le mueve el pelo un poco. Ella intenta tomar aire y respirar y no lo consigue del todo—. No quiero hacerte sentir mal ni culpable... ¿no estás cansada ya de sentírtelo?
—Hago lo que puedo. No ha pasado nada —susurra.
—De verdad lo sé, lo sé y en serio sé qué haces muchísimos esfuerzos para que las cosas vayan bien.
—No sé por qué me riñes entonces —se mira las manos.
—No te estoy riñendo, my love.
Saca un pañuelo de dentro de su bolso para limpiarse los ojos y la nariz
—No te riño, de hecho, no quiero que pienses que lo hago. No quiero ya ser duro, no quiero reclamarte ya... pero algo estamos haciendo mal que no arreglamos los problemas.
—Pero los estoy arreglando...
—Estas tratando con todas tus fuerzas de arreglar algo, que... pese a que intentas, no termina de ir como quieres. Y yo soy horrible contigo y no tengo paciencia.
—Pero... estamos bien, lo estoy consiguiendo, hace mucho que esto no sucede otra vez. Tú estabas contento hace unos días y no ha pasado nada.
—Sí, pero eventualmente Rome o Germania van a darse cuenta que hace mucho que no pasa y van a venir... o vendrá una fiesta y estarás ahí… y va a pasar porque siempre pasa.
—¡Tal vez no!
—Galia, esto no está siendo como debería ser. Aun cuando nos hagamos a esa idea cada vez de que "tal vez" no pase. Quizás ni siquiera es justo de mi parte exigir que no pase…
—P-Pero...
—Yo sé que quieres que funcione... tanto como yo. Pero nuestra situación demuestra que no es suficiente con querer que funcione para hacerlo funcionar.
Galia solloza otra vez. Él le acaricia el pelo.
—No entiendo por qué ahora.
Gales se humedece los labios.
—Anoche tuve un sueño...
—¿U-Un... sueño?
—Alba y yo... drogas. Él necesitaba... aclararse la cabeza para lo que va a hacer con Belgium, y... yo fui con él. Yo no quería... nada más que ir con Alba. Pero tuve por unos segundos, la idea clara de la vida sin el drama de pelear una batalla perdida
—Pero no es una batalla perdida...
—Es que no está funcionando... son tres pasos adelante y dos para atrás, my love. Y aún creo que te estoy forzando a dejar a la gente que quieres, solo porque yo no soy capaz de aceptar lo que tú quieres y necesitas.
—P-Pues... —solloza otra vez.
—Galia... necesito que encontremos otra forma. Please... no quiero hacerte sentir mal, no quiero vivir reclamándote. Solo... es que esto no funciona. Quiero...
—P-Pero... me estoy esforzando y casi lo consigo y... no sé porque ahora esto tampoco es suficiente —se tapa la cara con las manos
—Quizás es por la misma razón, que yo para ti no soy suficiente... —Gales susurra.
—Pero sí que lo eres.
—Si lo fuera, les dirías que no. Galia... please.
—¡Lo estoy haciendo!
Gales la mira, en silencio, por unos instantes. Quizás si lo está haciendo. Quizás está siendo muy duro con ella. Quizás no vuelva a pasar, de verdad.
—No entiendo por qué de repente te has rendido conmigo.
Gales se mira el anillo en el dedo y ella vuelve a limpiarse la cara
—Solo quiero... intentar arreglarlo de otra forma, porque esta forma no me hace feliz. Lo intento, de verdad lo intento. Y sé que tú lo intentas también, pero..
—¿Q-Qué otra forma? —se sorbe los mocos.
—No lo sé —es que... se le encoge el corazón de verla así. Traga saliva y aprieta los ojos, se le corta la voz—. Pero no puedo reclamarte más, no puedo ni quiero.
—Pero no tenías que hacerlo, no ha pasado nada.
—Quizás estoy siendo horrible. No quiero ser horrible —se limpia los ojos mirándola de reojo—. Quiero que hagas lo que quieras... y no sentirme mal. ¿Como lo hace la gente?
—Je... t'aime
Gales solloza con eso.
—No sé qué me estás pidiendo... —susurra al oírle.
—Yo también te quiero y no sé... no sé cómo hacer esto —se tapa los ojos y solloza un poco más—. Quiero dejar de estar enfadado, quiero una pareja que no quiera irse con otros.
—¿Quieres a... otra persona? —susurra suavemente.
—No sé... no. Quisiera que fueras tú, pero... no estás siendo tu. Lo siento...
Galia se mira las manos otra vez porque puede que esa sea la cosa MÁS dura que Gales le ha dicho nunca. Traga saliva de nuevo aguantándose las lágrimas.
—N-No soy... feliz así. Quisiera serlo... con todo mi corazón, me encantaría ser completamente feliz con lo que tenemos —sigue él, se humedece los labios y se limpia los ojos.
Ella vuelve a sollozar, apretando los ojos.
—T-Tu tampoco puedes ser feliz conmigo reclamándote todo el tiempo y con miedo de que me enfade o no te crea... —susurra acercándola a él y abrazándola de los hombros.
Es que ella se estaba conteniendo de tocarle por que él va conduciendo, pero es que… de verdad que si tiene que detener el coche y abrazarla, lo hace, porque... es que está llorando así. Probablemente se haya detenido fuera de casa, de hecho.
Entonces ella se le pega y le besa otra vez. Gales la abraza y le besa de vuelta, porque todo esto es feo y triste y no sabe cómo arreglarlo
C Es que no quiere que... ya no la quiera, va a usar todas las artimañas, por lo menos te vas a llevar una buena ronda a ver si estás seguro... SEGURO que no quieres esto más.
No, si de que te quiere te quiere, créeme. Cielos. No, no está en lo absoluto seguro. EN LO ABSOLUTO. Le acabas de pasar por encima como una locomotora
No te creas que tú a ella no con tu discurso.
Quizás en algún punto... solo... ¿le puedes devolver un trocito de su cerebro? No necesita mucho... solo lo vital para respirar y esas cosas,
Cuando acaben.
Nada que objetar, con trabajos sabe que se llama Cymru.
Pues ahí se queda, hecha bolita sobre él. Gales la abraza, con el cerebro en blanco y el corazón en el pecho que siente que le quema. Galia no se atreve a moverse.
—I love you... —susurra y seguro que no es la primera vez que se lo dice en los últimos minutos. En lo absoluto.
—Je t'aime aussie
—Quizás... todo pueda estar bien... —susurra él cerrando los ojos.
Galia suspira y de repente se paraliza, apretando los ojos. Gales le acaricia un poco la espalda. Ella se separa y abre la puerta, intentando bajarse
—¿Q-Qué pasa?
—Acabo de... L-Lo siento. Vamos. Vamos dentro.
—¿Q-Qué? Acabas de... —se acomoda el sur de Gales... sonrojándose un poco.
Ella no le mira, yendo hacia dentro y él va detrás de ella. Ni siquiera saca la maleta.
—¿Galia?
—Lo siento —responde metiéndose al baño—. Ve... ve a la cocina y tomate el té. Deja qué me bañe y ahora hablamos.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Ve, confía en mi —casi casi le cierra la puerta en los morros. Gales facepalm.
—Galiaa... ¿Estás bien?
No a va a tener respuesta más que el agua corriendo
Gales aprieta los ojos, agobiado. Sin entender. Yendo a beberse el té, muy obedientemente.
Galia tarda un poco en salir, vestida diferente y con cara de drama, intentando respirar profundamente.
Gales se levanta en cuanto la ve, visiblemente nervioso y ella le mira a los ojos.
—Perdóname por lo de antes. ¿Qué es lo que quieres hacer?
—¿Que te perdone qué? —se le acerca preocupado —. Perdóname tú a mí, estaba asustado y desesperado y... A-Alba siempre me hace pensar cosas. Creo que me deje llevar.
Niega.
—Lo he hecho expresamente para que pienses esto. Es lo que me hace Rome cada vez. No quería hacértelo a ti, pero es más difícil de lo que parece también de este lado.
Gales parpadea. Le cambia la cara y se le ensombrece la mirada un poco, baja la cabeza.
—Lo siento.
—E-Esto del a-amor e-es demasiado difícil... —susurra, teniendo que sentarse porque es que es casi imposible de este lado—. Ven.
—Estaba intentando... —se acerca, apretando los ojos.
—Mjm? —abre los brazos para que venga entre ellos, escuchándola.
—Que recuerdes lo que vale la pena y... pese más que tus... dudas —se sienta sobre él, que suspira—. Pero sé cómo funciona eso.
—Y ha tomado nada de tiempo que yo recuerde que te quiero muchísimo y que sí que vale la pena.
—No estoy segura.
—¿De qué parte?
—Que sirva. Esto suele servir... un rato. Y luego... tus dudas no se disipan. Lo sé, volverán. Especialmente si nada cambia.
—E-Es que algo tiene que cambiar... n-no sé el qué —Gales traga saliva y suspira otra vez, abrazándola del todo.
—Tendrías que... pensar en ello —le mira a los ojos con la mano en su mejilla.
—Estar en esta posición tampoco es divertido. D-Decirte esto... y saber además que puedes dejar de quererme... —le acaricia la espada.
—Yo suelo estar de ese lado, Cymru.
—A-Ahora lo sé... no me había dado cuenta de ello hasta ahora.
—Así por lo menos me entenderás mejor —suspira.
—C-Creo que te entiendo demasiado bien, p-porque busco lo mismo que tú.
—¿Porque no puedo ser yo?
—Supongo que por la misma razón que... Rome o Germania no pueden ser...
—Pero yo no quiero ser como Rome. No soy como él.
—No lo eres en todo... pero hay cosas en las que sí. Obtienes... las cosas que muchas personas sólo obtienen de una persona, tú aprendiste, como mum o como... todos ustedes, a obtenerlas de muchas personas distintas.
Le mira desconsolada.
—No lo digo a mal, piénsalo. De hecho, vamos a analizarnos a todos. Es Mum quien es como... tu piedra guía. Con quien hablas de verdad, a quien escuchas quejarse, la que lo puede siempre cambiar todo. Por Mum harías lo que fuera.
—También lo haría por ti.
—Lo sé. De hecho... creo que yo soy un poco de todos para ti. Soy Mum, y soy Germania y soy Rome...
—Eres Cymru... mi príncipe.
—Y-Yes —se le hace un nudo en la garganta. Ella vuelve a besarle, porque... no quiere hacer esto pero...
La besa de vuelta, bastante desesperadamente, apretándola contra él y ella le acaricia la cara con toda la angustia. Gales solloza en el beso y se lo va a tirar otra veeeeez. Sigue haciendo lo que hace Roma.
No la va a detener, para nada. Es que no nos extraña. Aprendidísimo lo tiene y no crean que esto se hace más fácil para él. Ella le mira otra vez cuando acaban.
—I-I love you...
—Y yo a ti.
—Sabes que de verdad lo hago, ¿verdad?
Asiente, él le acaricia la cara y la mira a los ojos.
—Y tú que yo lo hago de vuelta.
—Lo sé... lo sé, my darling.
—¿Qué vamos a hacer entonces?
—Lo he pensado muchas veces y... creo que la única solución real parece ser una que sea.. drástica —Gales le acaricia los brazos. Ella le mira, escuchándole, intentando no sollozar de nuevo—. ¿T-Tú tienes alguna idea? —susurra él.
Niega.
—Es que no podemos solo seguir así, my love... ¿entiendes por qué lo digo?
—¿Quieres ir a buscar otra chica? —responde negando de nuevo.
—N-No. Pero si... encuentro a alguien... —Gales aprieta los ojos y la aprieta contra sí.
—No quiero que vayas con otra chica—es que tiembla. Gales aprieta los ojos pensando en si debería decirle que ya fue con otro chico, sintiéndose un pedazo de mierda—. No quiero que la prefieras y dejes de quererme —es casi es lo que Roma le dice palabra por palabra. Solo le falta añadir por qué no es ella suficiente para que sea también la pregunta de Germania.
—Esto es injusto... y lo sabes —susurra tragando saliva—. Yo podría decirte lo mismo.
Ella aprieta los ojos y lloriquea infantilmente.
—Yo no creo nunca jamás poder dejar de quererte, ni quiero. Pero eso no desaparece a Roma y a Germania... y la verdad, es error mío. Yo pensé que casarnos los haría desaparecer, te convencí de que todo estaría bien si nos casábamos... y no. No es verdad.
—¡Pero estaba haciéndolo! ¡Estaba lográndolo!
—Estabas rompiéndote el corazón cada vez que les dejabas. Y estabas cayendo otra vez cuando venían porque... hay cosas que podemos cambiar y hay cosas que no. Y esa es una de las que no...
—Pero yo...
—Sé que lo estás intentando con todo el esfuerzo del mundo... y sé que has conseguido mucho, de verdad que lo sé...
—Pero no es suficiente —se limpia los ojos.
—L-Lo siento... —susurra tragando saliva
—Creo que... —solloza—. Será mejor que me vaya.
—No. ¡No! —es que el corazón se le va a salir —. Galia, please… Olvida todo lo que te he dicho... —le aprieta contra sí y tiembla un poco, en pánico.
—¿Que me... olvide? Cymru...
—I'm sorry —solloza asustado, porque Galia le quiere, si se ha querido casar con ella y seguramente está haciendo la cosa más imbécil del mundo.
—¿Y qué quieres? ¿Qué me quede aquí... a qué?
—Tengo mucho miedo. De perderte. De lastimarte. De... hacerlo mal. De tomar la decisión incorrecta. De dejar esto, de seguir así.
—Creo que necesitas pensar esto bien... sin que yo esté aquí —le mira. Probablemente va a emborracharse otra vez hasta quedarse inconsciente
—¿A dónde vas a ir tú? Esta es tu casa...
—Sé que esta es mi casa, pero siento que tú la necesitas más que yo.
—¿Vas a ir a Rome? —Gales se limpia los ojos.
—Oui
—Te llevo.
—No hace falta. De veras, puedes quedarte aquí y... pensar en esto. Pensar en lo que quieres y cuando lo sepas...
—No vas a irte sola a Rome... déjame llevarte.
—He venido sola hasta aquí.
—No creo que no puedes irte sola, pero... quiero llevarte. ¿Prefieres irte sola en el tren y usar ese tiempo para pensar?
Niega
—¿Qué estás pensando?
—Que no sé si esto va a ser cómodo y no sé qué hacer.
—Por qué no le digo a Mum que venga...
—No —aprieta los ojos—. Ella no.
—Va a enfadarse conmigo... todo el mundo. Así que, de verdad, si quieres que venga ella... o ¿quién puede ser si no? ¿France?
—Germania.
—Germania está bien... ¿quieres que le llame yo? —le acaricia un poco un brazo tragando saliva igual porque de todos…
—Non. Yo le llamaré...
Gales asiente, con el corazón encogido. Ella le mira porque de nuevo esto es... una estratagema maligna
Ohh. Gales no se entera... sigh. Levantándose de la cama, pensando que... no. No hay suficiente alcohol en la casa para entregarle a Germania a su esposa...
Exacto, eso es lo que ella quiere que pienses. Aun así, ella se levanta y se va a por su teléfono para que además... venga y la consuele y le haga el amor cuarenta y tres veces y ella se olvide de él en los próximos quince minutos
Así, desnudo cómo está, se va al carrito de bar que tiene más cerca, sirviéndose un loquesea, pensando… Si es que no viene Roma también
Nah, no creo, pero probablemente se acueste con él por la noche. O mañana.
Porque le va a faltar tiempo a Germania para decirle a Roma que Galia no está bien y que Gales le hizo algo... y aunque no venga, va a acostarse con el más tarde hoy y mañana... y en dos o tres días, la tendrán otra vez en casa. Ni siquiera vendrá ella por sus cosas... vendrá su madre seguramente.
O Roma se las comprará nuevas y se quedarán todas sus cosas aquí y para siempre, y el dormirá diario pensando en lo imbécil que es y lo bien que estaba antes, y Galia es que ni siquiera va a acordarse.
Y ahí va... necesita otra copa más grande porque desde YA le pesa esta casa vacía y no quiere que venga Germania. Porque si viene Germania, Galia no va a volver.
Bueno, de hecho, si tú le dices lo que quieres hacer, que según ella será volver, porque eso es lo que siempre pasa, volverá
Botella en mano, desnudo... va a buscarla, ella está al teléfono con Germania.
—Galia... N-No quiero que venga Germania por ti...
—Ya lo sé, mon amour —le mira.
—Dile que no venga...
—Pero tiene que hacerlo.
—N-No. no tiene que.
—Sí que tiene que... ¿qué quieres hacer si no?
—N-No sé... pero Germania... —es que le mira con unos ojitos
—Quoi?
—Esto es justo lo que quiere —"y es lo que tú quieres también", añade para si mismo, temblando un poco. Estas son tus opciones... o te quedas cómo estás, o les entregas a Galia y te machacas con ello.
—Ya lo sé. No le voy a decir a nadie más nada de esto. No hasta que decidas lo que quieres —lo siento, está siendo una cabrona.
—Q-Quiero que les dejes.
—Eso lo estaba haciendo —frunce el ceño.
Gales traga saliva y ella le sostiene la mirada. Él la mira unos segundos y es que hasta le tiembla el labio un poco.
—E-Está bien. Que venga Germania por ti —responde apretando los ojos y dándole un trago a la botella. Ella le mira y su cara cambia, desconsolada—. Que venga Rome y Germania por ti... y mum. Y France. Y mis hermanos.
—Quoi?
—Y Austria también. Y Switzerland —se le corta la voz —. Que vengan todos los que viven en Rome... por ti y te lleven y sabemos bien lo que va a pasar. Van a hacerte sentir bien, y a quererte, y a convencerte de que irte es lo mejor que ha podido pasar. Y yo seré siempre el mayor imbécil de la historia.
—Tú eres el que me ha pedido todo esto, Cymru.
—Yo también te he pedido otras cosas. Que dices que estás cumpliendo, pero lo PRIMERO que harías si te fueras de aquí sería ir corriendo a la cama de los otros.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me quede aquí a prepararte la cena y a seguir oyendo todos tus motivos por los que soy horrible y mis esfuerzos son inútiles y te he arruinado la vida? —protesta como hace en muy raras ocasiones, frustrada.
—No eres horrible... ni me has arruinado la vida —Gales traga saliva mirándose las manos.
—¿Crees que esto no me molesta? ¿Que no me duele que me digas que nos sirve de nada todo por lo que llevo los últimos años luchando? Que siempre no es suficiente Nunca es suficiente, para nadie. Todos insistís en pedirme cosas y más cosas porque aparentemente nunca hago lo bastante, pero nadie valora lo que sí hago. Lo que sí logro. Lo que yo quiero —empieza a llorar de rabia e impotencia.
—Es que justamente porque sé que todo esto es también injusto para ti, Galia, es que creo que no podemos seguir así. Yo también soy horrible e impaciente, yo también lo hago mal.
—Pero yo no te estoy reclamando, yo te escucho pacientemente. Estoy intentando darte lo que quieres. Todo lo que quieres.
—Lo sé... y yo estoy intentando ser paciente.
—Pero no quieres serlo, quieres otra cosa... y estoy intentando dártela también. Pero no pareces saber qué. Creo que necesitas pensarlo con calma y decidir qué es tu solo, porque si me quedo aquí solo voy a... —aprieta los ojos, él la mira, agobiado—. Seguir manipulándote o... sentirme mal intentando ser comprensiva de algo que no quiero comprender y que me hace daño.
—Lo siento, Galia... de verdad, no quiero hacerte daño.
—Voy a llamar a tus hermanos —suspira.
—¡No! —aprieta los ojos, porque ya bastante caña le ha metido Escocia, solo le falta aquí Inglaterra burlándose de lo mal que lo ha hecho.
—Sí, porque no me fío de que te quedes solo.
—No te vayas —le mira, un poco suplicante. Le mira y luego aprieta los ojos.
—Voy a llamar a Eire.
—Soy un idiota... no quiero que te vayas, no quiero que pienses que no te quiero, no quiero no tener paciencia... perdóname —sigue desnudo, botella en mano, y está empezando a sentir los efectos de vaciar media botella de ginebra de dos tragos.
—Es que sé en que acaba esto, Cymru... he estado ahí muchas veces. Hoy me vas a perdonar y nos acostaremos otra vez y nos dormiremos del cansancio y mañana todo parecerá estar bien y en dos semanas volverá a no estarlo y además te sentirás culpable por haber sido débil y vendrás de nuevo y pasaremos esto una y otra y otra vez
Gales traga saliva con eso.
—Es que no quiero dejarlo contigo... ¿a ti te pasa lo mismo? —le da otro trago, otro BUEN trago a su bebida
—Claro que no quiero dejarlo contigo, eres mi marido.
Gales le mira y se pregunta por un momento si le ha dicho eso mismo exacto en algún punto a Roma.
—¿Me das un beso?
Ella se acerca a hacerlo y él la abraza del todo.
—Tu eres mi esposa... —susurra entre besos.
—No quiero dejar de serlo.
—Yo tampoco quiero que dejes de serlo, princesa.
—Entonces ¿por qué me estás diciendo todo esto?
—Porque no estamos bien y no sé cómo arreglarlo...
Ella toma aire y saca el teléfono marcando a Irlanda.
—Galiaaaa... —lloriquea.
—No te preocupes, mon amour. Pasa esta noche y mañana hablamos otra vez.
—No tienes que hablarle a Eire. Estoy bien...
—No te irá mal igualmente que venga ¿Eire? —pregunta con el teléfono al oído cuando oye ruido al otro lado de la línea.
—Galia? Hello —sonríe irlanda.
—No quiero que te vayas... —Gales la abraza.
—Allò, Eire... necesito que vengas a cuidar de tu hermano
—What? —pregunta Irlanda, descolocado.
—Cymru, Eire... necesito que vengas aquí y cuides de él.
—¿Por? ¿Qué le pasa?
—Va a beber demasiado y yo no puedo quedarme. Por favor, Eire, no te lo pediría si no fuera importante.
—Ugh, pero Galiaaaaa
—Si'l vous plait. Ojalá pudiera pedírselo a tus otros hermanos también, pero no pueden venir
—Vaaaale, vaaaaale. Pero ¿por qué no puedes quedarte?
—Necesito... solucionar un asunto en casa de Rome —explica.
—¿Y por qué va a beber tanto Cymru?
—No se siente muy bien.
—Ugh... bueno, voy en un rato para allá, pero si quiere beber...
—Habrá bebida para ti también —por el amor de dios, bebe tú también, que todo lo que te bebas tú no se lo beberá él.
—Vale, vale... Ugh, no me tardo.
—Merci, mon cher.
—Galia... no te vayas —pide Gales besándole el cuello. Lo siento. Es que ahora sí... está un poco a la desesperada
—Me quedaré hasta que llegue Eire.
—Vámonos... vámonos a un sitio, solo tú y yo —Ugh
—Cymru... No me obligues además a ser yo la fuerte
—N-No. Perdona — Gales aprieta los ojos.
—No llaméis a Alba. Ni a England —Ella suspira.
—¿T-Te veo mañana? —se limpia los ojos.
—Oui.
—¿Me das otro beso?
Ella lo hace.
—V-Voy a vestirme— Se limpia los ojos otra vez—. ¿Qué estás pensando?
—Estoy pensando en lo que me has dicho
—¿Y qué piensas? —se levanta, trastabillando un poco y sacando unos calzoncillos del cajón de calzoncillos, mirándola de reojo
—En que aun no entiendo que ha hecho colmar el vaso.
—He visto lo que podría ser...
—¿En un sueño? Es que los sueños son tan volátiles.
—La verdad, Galia... viajamos con magia a un universo paralelo en el que... yo tenía esa vida.
—¿Qué vida?
—Una en la que no había todos estos dramas.
—Los sueños no son verdad y... no funcionan en la realidad.
—Quizás no... —se pone una camisa y pantalones.
—Nadie es perfecto en la realidad.
—Lo sé... Quizás te estoy pidiendo demasiado.
—Lo que digo es que no sé si nunca vas a encontrar a alguien más con quien tengas una vida tan perfecta como quieres —Galia sacando todas, TODAS las armas. Gales se sienta en la cama otra vez.
—Seguramente no. Seguramente voy a morir solo y... amargado —es que le duele la idea. Aprieta los ojos—. Y a arrepentirme todos los días.
—No voy a... cerrar mi puerta—le mira de reojo.
—¿N-No?
—Haz los experimentos que creas y si al final no resultan como quieres... solo vuelve a mí y te recibiré lo mejor que pueda. Lamento haberlo hecho tan mal.
—No lo has hecho mal —le susurra y es que eso es lo más dulce que le ha dicho nadie nunca.
Ella suspira porque si lo hubiera hecho bien, no le estaría pasando esto.
—Por favor... perdóname, soy terrible.
—Piénsatelo bien.
Asiente, queriendo morirse. Ella suspira de nuevo.
—Voy a ver que puedo preparar de cenar en lo que llega Germania.
—¿G-Germania?
—Y luego Eire. No sé qué voy a contarle…
—Dile si quieres, que soy horrible contigo.
—No le voy a decir algo para que te haga daño.
—Lo merezco— Gales suspira mirándola a los ojos.
—Non.
—No debí hacer nada de todo esto —sentencia, levantándose.
—Si mañana sigues pensando eso, volveré aquí y... nada de esto habrá pasado. Sé que esto no ayuda para nada a... mis intereses, pero de verdad no quiero... no quiero hacerte lo que me han hecho a mi miles de veces. Por favor, tenlo en cuenta y aprovéchalo.
—Gracias —se gira a mirarla, tragando saliva. Ella se va a la cocina.
Gales la mira irse, volviendo a pensar que esto que ha hecho es idiota. Absolutamente idiota.
La parte buena es que aún puede deshacerlo. La parte mala es que no sabe si quiere. La cosa es que... esto, todo esto, al fin SÍ implica hacer algo distinto a lo de siempre. Aunque... es algo feo y duro y triste para todos.
Pues más lo es la frustración e incertidumbre.
Se lava la cara y se mira al espejo y es que tiene una pinta... que no sabe cómo es que Galia no le ha dicho que sí, que le deja, con lo feo que se ve.
Ay, no seas idiota.
Es que, entre el ojo morado, el labio partido, el otro ojo hinchado de llorar, los dos medió vidriosos de borracho, igual que la nariz roja del alcohol. Ugh.
Hace lo que puede peinándose y poniéndose zapatos y... baja a ayudarle a Galia, que ahí está, en la cocina preparando algo ligero de cena, que les ayude con el alcohol. Gales suspira recargándose en el marco de la puerta.
—Galia, estaba pensando... Dile a alguien esto que pasa. Que te ayude y te de consejo.
—No te preocupes por mí. No quiero que... venga nadie a hacerte daño —le mira de reojo.
—Me preocupo por ti porque esto es feo... y sería bueno contárselo a alguien.
—No quiero que... Eventualmente alguien venga.
—Venga aquí a hacerme daño —Gales suspira asintiendo y acabando la frase—. ¿Quién podría venir? ¿Rome? ¿Germania? Que se atrevan.
—No lo sé, todos. No creo que solo ellos.
—Lo merezco por tonto...
Suspira, con pocas ganas de pelear y Gales se humedece los labios.
—¿Qué necesitas que haga?
—Que lo pienses bien.
Gales suspira porque, aun así, ¿pensar bien qué? Lo que quiere que piense bien es si quiere o no seguir viviendo exactamente como hasta ahora.
—¿Y si hablo otra vez con Rome y Germania?
—Non —le mira de reojo.
Es que de verdad no quiere ser horrible, pero pensarse si quiere o no volver a lo mismo de siempre no es realmente pensarse nada.
No es tanto eso si no como resolverlo.
—¿Quieres que te prepare y te o algo?
Niega
—Te prometo una cosa... —le toma de la mano y ella se detiene de lo que hace y le mira—. No haremos nada radical hasta no encontrar una solución en la que los dos nos sintamos tranquilos y al menos un poquito mejor.
—¿Radical cómo qué?
—¿S-Separarnos?
—Si eso es lo que... —suspira.
—No. No quiero. Pero parecería el camino de las cosas si no nos entendemos y no somos felices. Quiero encontrar otro camino.
Es que le caen las lágrimas otra vez, preguntándose donde está Germania. Y... tocan el timbre.
Galia levanta las cejas y se limpia la cara. Gales aprieta los ojos.
—Oye, oye... —le pone una mano en el hombro, intentando que le mire, ella lo hace—. I love you. De verdad, DE VERDAD... no lo olvides ni por un instante.
—Pero no como... —suspira—. En fin... Debo abrir, debe ser Germania.
—Te acompaño —Gales traga saliva y asiente.
Galia le mira sin saber si... es buena idea, pero vale. Vuelve a limpiarse los ojos y se arregla un poco el pelo.
—¿Q-Qué le has dicho para que viniera?
—Que por favor viniera.
—¿Sin motivo?
—Oui
—Que... amable de no preguntarte.
—Pues ¿porque no iba a venir? —va y abre la puerta.
Germania está ahí, con sus barbas medio largas y su peinado hípster, como es su moda últimamente... según él es un "sugar daddy", la verdad con lo joven que estás... pero bueno. Trae además chaqueta de cuero. Y Gales quiere estrangularle desde ya porque se ve guapo.
Galia le sonríe, porque siempre hace cualquier cosa por ella sin casi explicaciones apenas, aunque igual se contiene de besarle.
