Astoria leyó al menos cinco veces la carta de Ginny.
Astoria, sé qué prometimos no volver a comunicarnos pero está pasando algo muy grave. Pansy, Theo y los demás están investigando las actitudes qué Malfoy y su madre tuvieron el día de su visita, además piensan hablarle de eso a Harry y no queremos que eso pase, además han estado hablando con Kingsley, no sé mucho al respecto pero sería bueno idear un plan para que nunca vuelvan a estar juntos, y cómo siempre, cuentas conmigo.
Ginny Weasley.
¡Mierda!
No podía estarle pasando, supo desde el primer momento que Lucius le comunicó la visita de los amigos de Draco que algo malo pasaría y ahora temía que su plan se viniera abajo pues tenía a esos metiches investigando qué diablos pasaba y si Potter decidía tomar cartas en el asunto las probabilidades de que eso sucediera eran mucho más altas.
Así que tuvo una idea que podría ser riesgosa pero no tenía otra opción, tenía que lograr que Potter se desilusionara completamente de Draco, así no se atrevería a intentar separarlos.
Tomó un pergamino y se apresuró a responder lo que necesitaba y si todo salía bien sería la última vez que recurriera a Ginny, además para cuando los efectos de lo que le estaba suministrando al rubio terminaran, Draco y ella tenían que estar casados, así no podría separarse de su lado al ver había un bebé de por medio. Astoria llevó sus manos a su vientre de casi cuatro meses, por el momento todo iba bien y sí continuaba así, podría vivir plena y feliz al lado del rubio.
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—Te agradezco mucho pero con esto será suficiente, y si necesito algo tienes total libertad de ir allá por ropa o lo que sea —respondió Harry guardando la última prenda de ropa en su maleta.
—Al menos puedes comprar un abrigo para el frío, Grimmauld Place no es muy cálido que digamos —debatió la pelirroja en su intento por convencer a Harry de ir de compras al callejón diagon.
La carta que recibió de parte de Astoria llegó muy rápido para su gusto, aunque lo mejor fuera actuar sin pensarlo, temía que algo dentro de sus planes no resultaran tan bien, debido a que tenían a todos investigando que sucedía, a excepción de Harry quién no sabía nada sobre el tema y no se iba poner a preguntarle.
Acordaron verse en el callejón diagon esa misma tarde, su reciente aliada le había escrito que si Harry veía a Draco junto a ella se decepcionaría tanto que no querría volver a verlo, un acto fácil y sencillo.
—Para eso existen los hechizos de calefacción —dicho esto cerró la maleta con su ropa limpia que Molly se había encargado de lavar y doblar.
—No quiero sonar insistente pero lo necesitarás, y déjame decir que si no lo haces mi madre tejerá suéteres sin parar —Ginny río de eso.
Harry se lo pensó un poco, tenía razón, si no se abrigaba bien Molly lo regañaría, además que el cuarto de su padrino no contaba con demasiadas cobijas y sinceramente no quería a nadie visitando su casa dónde los recuerdos de Draco estaban por todas partes.
—Está bien, tal vez pueda comprar algunas otras cosas —mencionó el chico.
Ginny celebró internamente.
—Bien, vamos de una vez y regresamos por tus cosas
Harry asintió tomando una bolsa de galeones la cual guardó en el interior de su chaqueta, avisaron a la mujer que irían de compras, quiso acompañarlos pero prefirió continuar cocinando algo para que Harry se llevará cuando dejara su hogar.
Caminaron hasta el salón dónde tomaron la chimenea y segundos después se encontraban en el lugar.
Harry no había salido a tomar aire fresco desde el momento en que apareció en san mungo y luego en la madriguera, había sentido un cambio de ambiente favorable que le había dado ligeros ánimos. Normalmente el practicar deporte se lo daba, pero momentáneamente tuvo que suspender los entrenamientos por su reciente estado de salud, Ron le había dicho que Dennis le deseó lo mejor y esperaban verlo pronto de regreso.
Caminaron un rato, recorriendo las tiendas y comprando cosas que según Ginny iba necesitar, una vez estando a tope de cosas las encogieron a modo que en una bolsa cupiera todo.
—Listo, así no llevarás tantas cosas —dijo la chica.
—Me sorprende que hayamos comprado tanto, aunque supongo que todo eso me hará falta —Harry tomó la bolsa del suelo y estaba dispuesto a seguir caminando, sólo que esta vez volverían a la madriguera.
—No lo dudes, además le darás una vista diferente al lugar qué pensándolo bien podremos remodelarlo —sugirió la chica entusiasmada.
Harry analizó la idea de Ginny, bien podría tomarle la palabra y continuar con su reciente idea de evadir el tema de Draco a toda costa.
—Te tomaré la palabra —Harry sonrió y Ginny no pudo evitar acercarse abrazarlo.
Justo en ese momento a espaldas del chico en sus brazos la pareja que esperaba ver, caminaban tomados de la mano con una felicidad reflejada en sus rostros, la de Astoria era real, la de Draco no.
—Vámonos —Ginny tomó a Harry del brazo y caminaron a una chimenea que les llevaría de vuelta.
El chico sonrió un poco tenso ante la muestra de afecto pero no dijo nada y tampoco estaba en condiciones de hacerlo.
Se encontraban a escasos metros de ahí cuando Harry alzó la mirada que llevaba clavada en el suelo todo ese rato mientras caminaban y la peor imagen que alguna vez pudo ser testigo después de haber visto a sus padres reflejados en el espejo de Oesed dándose cuenta que no eran reales, volvió a destrozarle el corazón casi de la misma manera.
Draco tomaba ambas mejillas de Astoria dándole un ansiado beso qué si bien, Harry no creyó que algo peor a lo que fue testigo en la Mansión Malfoy, podía terminar de romper su corazón, qué equivocado estaba, la misma sensación asfixiante que vivió el día que se dio cuenta de las mentiras de su esposo, la presenció de nuevo.
—Harry —murmuró una voz a su costado, él ni siquiera le prestó atención.
El chico caminó sólo hasta la chimenea dónde desapareció.
—¡Harry! —gritó Ginny pero este ya se había ido.
La pelirroja no sabía que hacer, por un momento pensó en seguirlo pero conociendo a Harry desaparecería sin dejar rastro y en su estado no era bueno. Ginny siguió parada observando la chimenea de una tienda dónde Harry había desaparecido qué ni se dió cuenta el momento que su alrededor estaba lleno de reporteros.
—Vaya, qué interesante —dijo Rita Skeeter.
Ginny ni siquiera respondió a lo dicho por la mujer y apresuró su paso hasta dónde estaba la pareja causante del mal de Harry. Astoria le miró con sorpresa y algo de inseguridad, presentía que sus intenciones no eran buenas. Confirmó la deducción después de ver cómo su "prometido" recibía una bofetada de parte de la chica frente a ellos.
—Es lo mínimo que te mereces —dicho esto dio media vuelta dándose cuenta cómo Draco sostenía su mejilla roja y adolorida luego del golpe. Había sido más un desahogo de su parte que lo que había pasado.
—¡¿Qué te pasa?! —bramó Astoria, la pelirroja la ignoró y desapareció de ahí.
Ahora quedaba la parte difícil, buscar a Harry.
