¿Te casas conmigo?

—¿Te casas conmigo?

Aquellas fueron las palabras que Mimi dijo a los 11 años cuando se despidió de Yamato en aquella línea aérea. Yamato se quedó muy sorprendido tenía apenas 12 años, un año mayor que ella, no habían Sido novios, pero si después de aquella aventura en el Digimundo se habían vuelto más cercanos. Mimi pasaba todo el tiempo con él, le enseñaba a tocar guitarra y a veces salían a pasear. No eran novios, solo eran dos chicos que compartían el tiempo juntos.

Pero después de eso la madre de Mimi "enloqueció" y dijo que no quería vivir en una ciudad tan peligrosa como Odaiba después de los ataques de los Digimons, así que su esposo consiguió empleo en Estados Unidos.

Y de un día para otro Mimi le dijo a Yamato que se iba a ir, dejando un vacío en el corazón del chico.

Cuando él estaba en segundo año de preparatoria recibió un mensaje.

"Te casas conmigo?" Sabía de quién era, pero no sabía por qué lo había dicho.

Platicaba por internet casi diario con ella, y no le había dicho nada sobre eso en muchos años.

"Vas a responder? O me voy de aquí?"

Yamato no entendía los mensajes se Mimi, estaba en una ventana del pasillo, viendo hacia el patio y no entendía el porqué de la pregunta de Mimi.

"Voltea" Yamato seguía sin entender, pero algo dentro de él hizo que obedeciera.

Y al voltear se dio cuenta de que estaba ahí frente a ella, con una enorme sonrisa. Había crecido y las fotos que le enviaba no le hacían justicia, era más hermosa de lo que recordaba, más alta, y con una figura ya no de niña si no de mujer. Era una señorita ya.

—¿Entonces qué dices?

—Primero tenemos que ser pareja ¿No lo crees? —Yamato dijo con una sonrisa de medio lado.

—Así que el señor tundra quiere una relación formal ¿Eh? —Mimi dijo burlándose un poco.

—¿Tu no?—fueron esas palabras que sacaron de balance a la castaña.

Yamato le sonrió y luego en un impulso la abrazo, ella correspondió al abrazo. Mimi le dijo que había vuelto por el trabajo de su padre, algo que le alegro muchísimo al rubio, pero no sé lo dijo simplemente lo pensó. Yamato volvió a tener a su amiga en sus brazos.

Un día Mimi invito a comer un helado al rubio y el acepto, siempre aceptaba, la relación que tuvieron antes no se había perdido, inclusive se podría decir que era más fuerte que nunca, salían casi diario y uno se la vivía en la casa del otro, incluso sus padres pensaban que salían, pero no solo eran, nuevamente, dos buenos amigos conviviendo. Ese día Yamato le pregunto algo que no entendió desde hacía varios años.

—¿Por qué siempre me pides que me case contigo?

Mimi se sorprendió un poco por la pregunta que le estaba haciendo, pero realmente en algún punto de su vida tendría que responder esa pregunta, pero no estaba lista para responderla, aun así, se atrevió a confesar algo que no sabía si resultaría.

—Porque quiero hacerlo—Dijo un poco avergonzada haciendo que el rubio también se sonrojara.

—Ah sí...—Yamato no sabía que responderle. Estaba tan avergonzado por esa respuesta tan simple.

—Es que...yo...Tú me gustas...desde que éramos niños—Mimi dijo bastante avergonzada algo que sinceramente no le sorprendió al rubio, sino que más bien se sintió aliviado por esa confesión, ya que...

—Tú también me gustas Mimi, desde hace mucho tiempo—Mimi no supo que decir, el helado en su mano se derretía cada vez más, estaba nerviosa y no sabía que hacer o que responderle—Así que...por qué no lo hacemos...por qué no nos casamos...

Mimi olvido en ese momento como respirar, no sabía que decirle, pero aquellos hermosos ojos azules que la veían con tanta ternura la hicieron asentir. Ambos estaban demasiado avergonzados por lo que acababan de decir, se gustaban, y habían formado un compromiso, pero no sabían que hacer ahora, fue algo tan rápido y confuso que no tuvieron tiempo de pensar en el siguiente paso.

Al día siguiente en la escuela ambos se veían con vergüenza, si se habían confesado al otro, si habían hecho un compromiso, pero ninguno de los dos se dijo que si querían salir con el otro. A la hora del almuerzo comían junto a sus demás amigos, y veían como los dos chicos se evitaban de algún modo.

Yamato no podía resistir con la presión de estar junto a Mimi estar con ella lo ponía nervioso, y algo en el pedía a gritos que la besara, algo en él le pedía a gritos que la abrazara, pero como lo podía hacer si no era nada de ella. Tenía que actuar rápido.

Pocos días después de eso, sería el festival escolar, Yamato Ishida toco junto a su grupo un par de canciones en el patio de la escuela, y después irían a visitar todos los demás puestos de comida y juegos.

—Escucharon, las chicas de tercer año hicieron una pequeña capilla—Dijo Hiro mientras comía una banderilla.

—¿Una capilla? Y ¿Para qué? —Pregunto Ryo un poco escéptico de aquel lugar

—El concepto es el siguiente—Hiro saco un folleto que le habían dado las chicas de tercero y comenzó a leer— "Si tienes un novio o novia y quieres reafirmar tu amor ven a casarte a nuestra capilla. Si quieres declararle tu amor a alguien, ven a nuestra capilla. Aquí te escribiremos un certificado de amor verdadero y con el certificado podrás tomarte una foto de bodas y tendrás tus argollas de caramelo. El matrimonio dura hasta te comas el diamante de caramelo"

—¿Argollas de caramelo?—Yamato no entendía como podían hacer todas esas cosas, simplemente para declararse a una persona.

—Sí, de esos dulces para niños, un ringpop creo que se llama, tienen sabores muy ricos, el rojo es mi favorito—Hiro dijo—Lastima que no tengo con quien ir, tendré que ir al convini por uno de esos después del festival.

Ambos jóvenes se rieron un poco de la desgracia de su amigo, cuando a lo lejos Yamato vio a Mimi con su grupo de amigas, la chica parecía que era un poco forzada a caminar. Yamato no supo por qué, pero veía a la chica un poco incomoda así que las empezó a seguir. Las amigas de la chica iban riéndose de la travesura que estaban haciendo, Yamato y sus amigos se dieron cuenta de que se dirigían hacia el salón de tercero, donde estaba la capilla.

Se asomaron a ver y realmente estaba decorada como si fuese una capilla de iglesia, con una chica vestida de sacerdote quien firmaba los certificados y otras chicas tomaban fotos a los "novios" con velo y con un sombrero de copa, muchas chicas y chicos estaban divertidos jugando, pero Mimi no, Mimi parecía algo incomoda con eso, parecía como si no le gustase aquello. Las amigas de la chica reían mientras tras Mimi se quería ir de ahí. Después de llego un chico alto, un poco más alto que Yamato, bien parecido que se acercó a Mimi.

Yamato no pudo evitarlo y se adentró a aquel salón, veía como el chico le decía algo a Mimi que él no pudo entender del todo, y cuando acordó Yamato se encontraba en medio de Mimi y aquel chico.

—¿Qué haces senpai?—Dijo el chico, a lo que Yamato supuso que el chico era del mismo año que Mimi.

—Dime que haces tú.

—Pues, me le estoy declarando a Tachikawa, pero como lo voy a hacer si tu estas en medio.

—¿Cómo te atreves a declararle tu amor y a jugar a estas tonterías con una chica que realmente está comprometida?

Hubo un sonido de sorpresa en el salón, seguido de un silencio que se podía escuchar el caer de un alfiler, Hiro había tirado la banderilla que se estaba comiendo por el asombro, las amigas de Mimi estaban todas sorprendidas que ni siquiera podían murmurar algo.

—Así es grandote, Mimi Tachikawa está comprometida conmigo, realmente ella está comprometida conmigo y nos vamos a casar—Los murmullos se hicieron presentes en el salón por primera vez.

Yamato estaba bastante enojado por lo que el chico le acaba de decir, y no quería que Mimi se fuera con otro, sabía que no eran novios, pero no quería que nadie más le ganara ese puesto, él quería ser el único en la vida de Mimi. Yamato se acercó a la mesa donde estaban las argollas de dulce. Tomo tres y dejo dinero en la mesa, el suficiente para pagarlas, después tomo a Mimi de la mano y aquel chico dijo un poco sorprendido

—¿Qué haces?

—Robándome a la novia...—Yamato salió con Mimi jalándola por la mano, paso al lado de Hiro y le dio uno de los anillos de dulce.

Después salió con Mimi de ahí, la chica estaba bastante avergonzada de ir de la mano de Yamato, y de todo aquel escándalo que había hecho el chico, para su buena suerte de Yamato había un salón vacío donde entraron los dos.

—¿Por qué hiciste eso?—Pregunto nerviosa la chica.

—¿Qué no es obvio? Me gustas Mimi y no permitiré que nadie más sea tu novio.

—¿Pero porque lo haces? Si tú tampoco eres mi novio...

—Por qué me gustas, que no lo entiendes, quiero serlo, quiero ser tu novio...Pero soy tan cobarde que no he podido decírtelo...además...

Las mejillas rojas del chico eran bastante notorias, Mimi estaba de la misma manera que él no sabía que decirle a Yamato, no sabía cómo remediar la situación.

—Además...de que realmente me quiero casar contigo...quiero estar a tu lado...siempre...pero primero quiero que seas mi novia.

La castaña asintió avergonzadamente, Yamato respiro hondo y luego suspiro aliviado, se había quitado un peso de encima hablando de eso. Abrió uno de los paquetitos que llevaban los anillos de caramelo, y el que había abierto era de color verde. Tomo la mano de la chica y le coloco el anillo.

—Con este anillo, prometo amarte y cuidarte hasta que la muerte nos separe—Dijo haciendo un voto de promesa hacia la chica.

Mimi estaba avergonzada y tomo el otro anillo, era de color azul tomo la mano de Yamato y también se lo coloco.

—Con este anillo...prometo amarte...y cuidarte...hasta que la muerte...nos separe—Dijo nerviosamente la castaña.

Después de haber dicho sus votos de amor Yamato tomo el rostro de Mimi y le planto un tierno beso, a su futura esposa.


Mis estrellitas, vamos en el octavo one short, tengo muchos mas pero aun no los termino de corregir, así que por el momento serán algunos 10 one shorts, después subiré más. Este one short era para una week, realmente no me acuerdo de que año fue esa week, pero me divertí mucho en escribirlo. Espero les guste