REVENGE
~Capítulo 3~
Yamato le dio un sorbo a su copa con wisky de manera rápidamente vacío todo el contenido en su boca y rápidamente tragó. Movió su cabeza ante lo fuerte del licor.
Suspiró.
Se suponía que cada cumpleaños de sus hijas debía ser un día feliz y lo eran, sin embargo, el dolor siempre se hacía presente ¿Dolor? Mejor dicho, ira, enojo, desilusión, entre otras cosas ¿Por qué? Porque a su mente venía el recuerdo de la mujer con la cual se involucró y que dio como fruto a sus hijas mayores.
Yamato le dio un rápido sorbo a su wisky y tragó con fuerza todo el líquido esperando que el efecto del alcohol fuera más fuerte que el dolor que sentía en ese momento ante aquel recuerdo.
¡Toc, toc!
El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Fue así como dejó la copa en la mesa y caminó hacia la puerta para abrir, ya que, a esa hora la ama de llaves se encontraba durmiendo.
Grande fue su sorpresa al ver a un chico castaño de ojos azules en aquel lugar. Todos se habían ido, incluso su padre.
—¿Ryo que haces aquí? — Preguntó el mayor.
El menor observó al Ishida e hizo una mueca—Tanto tiempo ¿e?
Yamato asintió serio— ¿Qué haces aquí?
Ryo respiró profundo, para él siempre fue difícil hablar con Yamato, sobre todo cuando trataba del tema que a continuación le haría saber.
¿Por qué?
Porque no era fácil. Al contrario, era muy complejo y con él venían recuerdos dolorosos a su mente que quería eliminar, pero que era imposible de hacer, ya que formaban parte de su pasado y del pasado de Yamato con sus hijas.
—Necesito hablar contigo. — Respondió finalmente— Sé que es tarde, pero es importante. — Se excusó— Esperé a que todos se fueran para poder estar tranquilos.
Yamato alzó una ceja de alguna forma quería hacerse el desentendido y curioso, pero en su interior sabía exactamente a lo que venía— ¿De qué quieres hablar?
—De lo mismo que te he hablado los últimos años. De tus hijas. — Contestó Ryo sin titubear— Mis sobrinas.
Un silencio se hizo presente ante esto, evidentemente el mayor no quería tocar el tema que siempre hablaban cuando sus hijas cumplían años o cuando se cumplía un año después de…
Esa tragedia.
—Hoy ambas cumplen veintiún años ¿recuerdas lo que prometiste hace un año atrás? — Preguntó el castaño.
—¿Lo qué prometí? — Yamato repitió esto y esa conversación vino a su mente.
—Tú sabes a lo que me refiero. — Respondió el menor con firmeza— Tú prometiste, cuando cumpliese la mayoría de edad le dirías la verdad, ha pasado un año desde entonces y lo le has dicho nada.
El rubio hizo una mueca— Lo siento Ryo, pero no lo he podido hacer. Es un tema difícil, tú lo sabes.
—¿Difícil? — Preguntó el joven— Esa siempre ha sido tu excusa desde Izumi y Nene están bajo tus cuidados. Y te has respaldado en ella para quedarte callado.
El mayor apretó los dientes, el enfado de Ryo se hacía presente en sus ojos, prácticamente con su mirada le exigía una respuesta.
—Lo siento. — Respondió el rubio— Pero no es una excusa, es una realidad. — Declaró con firmeza— Decirle la verdad no es tan fácil como…
—¿Cómo mentir? — Cuestionó el castaño— ¿U omitir información? Porque tú te has encargado de camuflar tu mentira con "omitir"
—No puedes presionarme a que les diga la verdad como si nada. — Respondió el mayor molesto.
—¿Por qué?— Preguntó el castaño— Porque te avergüenza que estén relacionadas conmigo ¿no? Por ser pobre.
Yamato hizo una mueca— Ryo, no lo digo por eso.
—Claro que sí, jamás te ha interesado que sean parte de mi familia, que quiera relacionarme con ellas. Jamás fue tema para ti que Nene e Izumi sean hijas de mi her…—Se contuvo a decir esto último, era difícil hablar de aquello, porque abría una herida mucho mayor.
Cerró sus ojos y suspiró.
—O por ser tío de tus hijas. — Corrigió— Rompiste la promesa que me hiciste cuando abandonaste a Mi…—Se detuvo.
—Yo no la abandoné.
—Claro que sí.
El rubio frunció el ceño— No lo hice, ella se volvió loca, tú misma la viste.
~Recuerdo~
Un auto que venía a toda velocidad se detuvo en seco frente a ellos levantando polvo. La puerta del conductor se abrió de ahí salió una mujer de ropa degastada, cabello castaño completamente alborotado y desaliñado. Con unas ojeras bastante marcadas en el rostro.
Ryo abrió los ojos como plato ante aquella figura tan desfavorable.
—¿Mimi?— Preguntó el castaño sorprendido.
La mujer simplemente posó su mirada en los niños—¡Hermano!— Gritó antes de correr hacia el pequeño.
—Herma...—Ryo intentó hablar— ¿Mimi por qué estás así?
—Mi amor.— La mujer prácticamente se abalanzó contra él para abrazarlo, provocando que por el impacto ambos cayeran— Mi cielo, pensé que no te iba a encontrar.— Tomó su rostro entre sus manos.
Ryo observó el rostro de su hermana, no parecía ella, estaba completamente irreconocible. Esas ojeras, esas marcas en su rostro, sus labios pálidos, su rostro apenas tenía color y sus ojos ya no tenían esa luz especial, al contrario, estaban apagados.
—Mi amor.— Besó su mejilla— Ven, vamos...—Lo jaló del chaleco para que se levantara— Nadie nos va a separar, nadie nos va a separar.— Nuevamente jaló de su chaleco y lo abrazó.
—Mimi.— Preguntó el pequeño Ryo asustado por la apariencia y comportamiento de su hermana.— ¿De dónde sacaste ese auto? ¿Y por qué estás vestida así? ¿Te escapaste del hospital?
—¡Ven! ¡Vente!— Mimi lo jaló de la chaqueta y prácticamente lo arrastró hasta el auto— E-ellos, los lobos malos vienen.
¿Qué?
—Mimi no puedes manejar así.
—¡Claro que puedo!— Exclamó Mimi, jalando a Ryo, quién perdió el equilibrio y cayó al suelo. La castaña rápidamente se arrodilló— Hermanito, amor ¡Vamos! ¡No hay tiempo!— Intentó levantarlo del suelo— ¡Los demonios te quieren llevar!
Ryo intentó alejarse, moría de miedo ante el comportamiento de su hermana— Pe-pero, Mimi...
—A mis hijas no las puedo salvar, pero a ti sí.— Habló Mimi y nuevamente tiró de su amigo— ¡Vamos! Quieren separarnos, esos lobos quieren convertirte en uno de ellos.— Lloró— ¡Y yo no puedo dejar que esto ocurra!— Este grito fue desgarrador— ¡Por favor!— Se abrazó a Ryo— Vamonos.
—No, Mimi, no puedes conducir así.— Habló Ryo alejándose.
—¡Si puedo!— Respondió la oji-miel tirando de su hermano.
El oji-azul jaló de su brazo intentando soltarse de su agarre, pero Mimi tenía más fuerza y logró que se fuera a su lado.
Sin embargo, no logró mucho, ya que, Yamato salió de la casa.
—¡Hey! Mimi ¡Detente!— Gritó.
La castaña se sorprendió al verlo— ¿Yamato?
Ryo hizo una mueca— ¡Ayuda! Quiere llevarme.
Yamato observó a su hermano, quién tenía su ropa llena de polvo como si hubiera caído al suelo, evidentemente estaba asustado, su rostro lo decía. Volvió su mirada a la mujer— Mimi ¡Suelta a Ryo!
—¡No lo soltaré!— Respondió la castaña— ¡Es mi hermano!
—Claro que lo harás.—Exigió Yamato.
—¿Para qué?— Preguntó Mimi— ¿Para qué me lo arrebates como a nuestras hijas?— Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro.
—Quiero que lo sueltes, porque lo estás asustando.
—¿Asustando?— Cuestionó la castaña— Es mi hermano, jamás se asustaría por mí.
—Tan solo míralo.— Respondió Yamato antes de acercarse a ellos y tomar al niño por el hombro.
—¡No lo toques!— Gritó Mimi desesperada jalando a Ryo lejos del Ishida, provocando que cayera al suelo— ¡No quiero que vuelvas a tocar al niño, Yamato! ¿Me oiste?
Yamato hizo una mueca— Mimi ¡Calmate!
—¡No puedo tranquilizarme! ¡Me quieres quitar a Ryo!— Gritó la castaña desesperada.
El Ishida apretó su puño, en verdad le preocupaba que Mimi actuara de esa forma, no solo le estaba haciendo un daño físico y psicológico a su hermano, sino que también a la criatura que llevaba en su vientre—¡Deja de actuar así y piensa en nuestra bebé que llevas dentro!
¿Bebé?
Ryo alzó su mirada sorprendido ante esto.
¿Acaso su hermana nuevamente estaba embarazada?
—¿Para qué?— Preguntó Mimi— ¿Para quitarmela como me quitaste a Izumi y Nene?
—No es por eso.— Respondió el Ishida—Es porque estás actuando mal.
—No estoy actuando mal.— Gritó la castaña y jaló al castaño del brazo— ¡Vamos Ryo!
—¡No! ¡No iré contigo!— Gritó Ryo soltándose de su agarre— Estás loca.
Miles de lágrimas brotaron por los ojos de Mimi y comenzaron a caer—¡No me digas eso mi amor!— Le rogó— No estoy loca, simplemente no quiero que me alejen de ti.
—Pues yo no quiero estar contigo.— Respondió Ryo totalmente asustado por la forma en que actuaba.
¿Dónde estaba la hermana dulce y brillante que conocía?
~Fin del recuerdo~
Ryo frunció el ceño, en ese tiempo apenas era un niño pequeño de seis años, todo le asustaba, mas, ahora se arrepentía de haber actuado así.
—No estaba loca, simplemente agonizaba por el dolor al estar alejada de sus hijas. — Respondió— Dolor que ¡Tú! Le causaste.
—No fue un dolor que yo quise causarle, recuerda que ella comenzó. — Respondió Yamato— Ella fue amante de Taichi y no feliz con eso mató a mi ma…— Se detuvo ante esto, era muy doloroso decirlo— Ella se convirtió en una asesina.
—Ella jamás te fue infiel. — Contestó Akiyama— Ni Mimi, ni Taichi les hubieran hecho algo así a Sora y a ti, yo lo sé. — Apretó su puño— ¡Y jamás hubiera matado a alguien! Mucho menos a tu madre.
—Tú no puedes saber eso, todas las pruebas lo señalaron.
—Esas pruebas estaban mal.
—¡No lo estaban!
—¡No tienes forma de saberlo! — Gritó Yamato— Apenas eras un niño.
—¿Y eso qué? A diferencia de ti conocí de verdad a Mimi y es por eso que confió en su palabra. — Respondió Ryo.
El rubio frunció el ceño dispuesto a responder, mas, se contuvo, estaban gritando y si continuaban así llamarían la atención de sus hijas que dormían en casa, lo que provocaría más problemas, no que Nene e Izumi vieran al Aiyama.
—Ryo, si vienes a discutir conmigo, entonces te pediré que te vayas, no estoy de humor. — Habló un tanto molesto. Este día en especial era de alegría para él al tener a su hija un año más con él. Pero también era difícil, ya que a su mente venía el recuerdo de esa mujer que arruinó su vida.
El menor se mantuvo en silencio unos momentos completamente molestos, contando en su mente hasta diez para calmar su ira.
Finalmente suspiró resignado.
—Yamato, si vine a hablar contigo no fue porque quiera discutir. — Habló Ryo, aunque, tenía ganas de gritarle por todos los años de sufrimiento que vivió por su culpa— Si no porque quiero que Izumi y Nene sepan la verdad, porque mientras más tiempo transcurra, más fuerte se volverá la situación. Y más doloroso será para ella saber que ustedes les han mentido toda la vida, así como muchos a su alrededor que saben la verdad.
El rubio simplemente cayó, lamentablemente sí, había varias personas que sabían, pero él se encargó de siempre mantenerlas lejos de todo, porque no quería que sufrieran, ellas no lo merecían.
Ser catalogadas como hijas de "una asesina" no sería algo sano para ellas (Y no decía esto porque él lo pensase. Al contrario, siempre creyó que merecían conocer la verdad de Mimi, pero Hiroaki Ishida no lo pensaba y no quería tener más problemas con él de los ya tenía)
~Una semana después~
Mimi se observó atentamente al espejo, estaba irreconocible. Su cabello no mantenía su color castaño claro, ahora era con un tono anaranjado a juego con sus ojos, físicamente se veía muy similar a su madre, sin embargo, su cabello era unos tonos más oscuros. Además, con todo ese maquillaje su cara no parecía la misma. Bueno, en realidad su rostro no era el mismo desde esa explosión, ya ni ella se reconocía en el espejo.
Bajó su mirada a su ropa, era extraño no utilizar ropa deportiva. Su vestimenta era bastante elegante, utilizaba un ajustado del vestido elegante color azul y unos tacones altos, además, lucía unas elegantes joyas de zafiro.
—¡Vaya!— La voz de Jou llamó su atención— Ese cambio de color en tu cabello te hace ver mucho más elegante que antes.— Comentó—Con ese vestido, esos zapatos y joyas te ves diferente. — Suspiró— Aunque…
—¿Aunque?
—Tu mirada sigue siendo la misma. — Comentó Jou.
—¿Mi mirada?— Preguntó la castaña.
El Kido asintió— Te pareces bastante a tu madre.
—¡Vaya! Al parecer no soy la única que lo nota.— Comentó la Tachikawa.
—Lo cual es bueno y a la vez no.— Musitó Jou— No todos conocieron a tu madre.
Si, lamentablemente su madre murió hace muchos años.
—Bien Mimi...— Jou habló llamando su atención y extendió una carpeta— Aquí tienes tu nueva identificación.
La mujer recibió la carpeta y la abrió, había unos papeles, un pasaporte, lo tomó y lo abrió, había una foto de ella.
—Tu nombre ya no es Mimi Tachikawa.— Habló el hombre— Tu bien sabes que te llamas.
—Haruna Anderson. — Completó la frase.
—Exacto. — Respondió Jou— Eres una mujer de treinta y siete años, exitosa en el mundo de los negocios, elegante, con buenos modales.
—¿Elegante? ¿empresaria?— Repitió Mimi y rio— Eso no suena propio de mí. Más bien, suena propio de la mujer que soñaba ser.— Y que un día fue su madre al casarse con su padre.
—Bueno, ya sabes actuar como una, todos estos de entrenamiento dieron fruto a lo que eres ahora.— Comentó Jou.
—¿Así como tú aprendiste a actuar como un serio y elegante detective?— Preguntó la Tachikawa y a su mente vino la imagen del joven Kido que soñaba con ser médico algún día.
—No me quedó de otra.— Musitó Jou— Así como tú, ahora eres alguien completamente diferente a lo que era. Yamato y Sora jamás te reconocerán.
—Eso espero.— Comentó Mimi.
—Es necesario que estés preparada para esta situación, tu imagen no lo es todo, sino tu comportamiento, tu actuar y como te desenvuelves en el entorno que deberá enfrentar, tu sabes que en la alta sociedad te analizaran de pies a cabeza. — Habló Jou.
—Lo sé, hace años me examinaron de pies a cabeza cuando estuve con Yamato.
—Pero a diferencia de ese entonces, ahora tú debes sobrellevar la situación, apoderarte de ella, recuerda, tú mandas ahora. — Declaró Jou— Koushiro te está preparando el camino, estará contigo, mas, tú debes demostrarle a todos que eres la empresaria y dueña de la fortuna que tienes.
Su fortuna.
Suspiró.
Esa fortuna la formó gracias a esos pendientes de diamante rosa que su madre le heredó. Nadie sabía de su existencia, pero gracias a su madrina logró obtenerlos y con ello obtuvo riqueza, los empeñó, ganó, invirtió y luego de varios años los recuperó.
Ahora estaban en manos de su digna heredera, su hija, Izumi.
Ese fue el regalo que le envió.
Bueno, en realidad era una especie de "carnada" independiente de quién los recibiera Nene o Izumi, debían llamar la atención de sus padres, abuelos y demás.
Mimi suspiró.
Debía ser fuerte.
—Mimi, ya es hora de viajar. — Declaró el Kido.
La Tachikawa respiró profundo, sin embargo, el nerviosismo fue evidente para su amigo.
—Mira, yo sé que esto debe ser difícil y si te sientes presionada lo entendería.— Comentó Jou— Tal vez, vamos muy rápido y quieras tomarte un tiempo...
—No.— Mimi lo interrumpió— Ya he esperado mucho tiempo.— Diecisiete años en ese tiempo fueron suficiente para pensar y analizar todo— Quiero empezar desde ya a actuar.
Mientras antes comenzara, más rápido podría ver a sus tesoros.
Mientras tanto en Japón, las tres hermanas Ishida se encontraban tomando desayuno antes de comenzar cada una su día.
—Han trascurrido bastantes días desde que comenzaste a trabajar en la empresa Nene. — Izumi le habló a su hermana castaña—¿Cómo te ha ido en la empresa?
—Excelente. — Musitó la nombrada pensativa— Papá me puso a trabajar con Kiriha.
—¿Con Kiriha? — Preguntó la rubia.
La castaña asintió.
—¡Uh! Supongo que estás feliz ¿e? — Comentó la oji-verde.
Nene rodó los ojos divertida—Claro que me siento feliz al trabajar con alguien tan responsable como él.
—No me refiero a eso hermana. — Respondió Izumi— Me refiero a que debes estar feliz por trabajar con tu amor platónico de la juventud.
Su amor platónico.
—No digas tonterías.
—No es tontería, es verdad, dime ¿no te ocurre nada?
—Claro que nada ocurre.
—¿Tu niña interior ya no brinca de felicidad?
—Claro que no.
—¿Enserio? — Preguntó Rika sin interés— ¿Aquella Nene se soñaba con bodas, anillos y todas esas estupideces ya no siente nada por ese?
—Pues no, ya no. — Comentó la castaña.
—¿Enserio? — Cuestionó Izumi— ¿Ni siquiera te parece un poco guapo?
Nene observó la mirada intrigada de su hermana y rio— Bueno, no te negaré que sigue siendo guapísimo y muy atractivo. Incluso más que hace años.
—¿Y no provoca algo en ti?
—Pues…—Comentó Nene— Tal vez algo.
—¿Algo?
—Bueno, bastante. — Musitó la castaña.
—¡Uh! — Exclamó Izumi.
—Pero…— Nene suspiró— Es un tanto extraño ¿sabes? Me acerco a él y es como si de un fantasma tratare, ya que siempre se aleja.
—¿Se aleja?
—Si. — Comentó la castaña— No te negaré el hecho de que tal vez he querido acercarme no solo en sentido de trabajo, pero en vez de responder como un hombre retrocede, como si me tuviera miedo.
—Tal vez se siente incómodo contigo, no me sorprendería, con lo coqueta que eres intimidas fácilmente a las personas. — Habló la pelirroja.
Izumi frunció el ceño— Rika. — La regañó levemente— No hables así.
—Simplemente digo la verdad.
—Claro que no, simplemente buscas insultar a…— Respondió la rubia.
—¿Tu hermana favorita? — Preguntó la pelirroja molesta— No me sorprendería. — Comentó antes de levantarse de su lugar.
—Rika, no…—Izumi intentó hablar, pero la pelirroja no lo permitió.
—Adiós. — Rika la interrumpió antes de irse.
Nene e Izumi intercambiaron miradas sorprendidas.
—Al parecer Rika no está de buen humor.
La rubia suspiró triste, no le gustaba que su hermana se alejara de ellas— Lamentablemente este tiempo en el cuál has estado fuera, su rebeldía aumentó de nivel. Papá y mamá ya no saben qué hacer con ella.
Nene hizo una mueca— ¿A qué se debe su comportamiento?
—Ni idea. — Comentó la oji-verde— Solo sé que vive fuera de casa y papá está completamente enfadado por esta situación.
—¿Y dónde va?
Izumi suspiró— A la comuna de Adachi.
—¿A la comuna? — Preguntó, mejor dicho, gritó Nene sorprendida por esta declaración.
—Sh. — La rubia llevó su dedo índice a sus labios— No lo digas en voz alta, ya sabes que a papá no le gusta ni siquiera que nombremos ese lugar.
Nene observó a su alrededor— Disculpa, pero ¿por qué va a ese lugar?
—Tiene unos amigos allá. — Comentó Izumi.
—¿Amigos? — Cuestionó la castaña— ¿De esa comuna tan miserable? Rika debe estar loca.
—Todos pensamos lo mismo. — Habló la oji-verde preocupada— Pero ella jura tener amigos allá.
—¿Amigos? Traficantes seguramente.
—No me sorprendería, pero Rika no se ha drogado. — Musitó Izumi— O eso espero. — Comentó— No estoy segura, lamentablemente no sabemos mucho de lo que hace o deja de hacer.
—Que mal. — Habló Nene— ¿Y papá no la ha castigado? ¿Ha hecho al menos para que despierte?
—Ha hecho todo lo posible, pero es más terca que mula.
Eso no era bueno.
Takeru pasó su mirada por la hermosa mesera que recién les tomó la orden a Kouji y él.
Suspiró.
Como todos los días, se veía bellísima aquella chica, incluso parecía que su belleza aumentaba cada día más, cada semana que pasaba la veía más deslumbrante.
—Un día más perdiendo tu tiempo como idiota al observar a esa chica sin decir palabra. — Comentó Kouji rompiendo su burbuja.
—No molestes. — Musitó el rubio.
—No molesto, simplemente digo la verdad. — Respondió Kouji sin interés deslizando sus dedos por la Tablet— ¿Sabes? Si continuas así, creo que esa chica no demorará en demandarte.
—¿Demandarme? ¿Por qué?
—Porque prácticamente la acosas con la mirada. — Contestó el Minamoto— Es normal que se sienta incómoda, sobre todo cuando apenas le dices algo.
—Claro que hablo con ella. — Respondió Takeru— Le pido la orden.
—¡Vaya forma de conquistar! — Exclamó el pelinegro— Eres un inepto.
El rubio frunció el ceño, en verdad le molestaba aquella actitud de Kouji, siempre se burlaba de su forma de ser, prácticamente como un hermano menor que le gustaba recriminar y reírse de él.
—Bueno, eso se acabó.
—¿A sí?
Takeru asintió— Hoy la invitaré a salir.
—Si ¿cómo no?
—Lo digo en verdad, hoy será el día.— Declaró el rubio— Puedo sentirlo.
—Ya perdí la cuenta de todas las veces que te escuché decir eso.— Musitó Kouji sin despegar su mirada de su Tablet.
—Esta vez es verdad.— Respondió el Ishida.
—Podría apostar un millón de dólares a que no.— Comentó el Minamoto seguro.
—Pues los perderías ¡Ya verás!— Exclamó el rubio antes de levantarse rápidamente de la silla, sin percatarse que la mesera a quién tanto anhelaba invitar a salir, traía los pedidos y debido al inesperado del movimiento de Tk, la bandeja que traía Hikari tambaleo y los tazones con café cayeron sobre la chica.
¡Rayos! Pensó el oji-azul alarmado.
—¡Ups! Lo siento.—Se disculpó rápidamente el rubio. Sin embargo, la situación empeoró, ya que el agua de los tazones estaba hirviendo y al caer sobre la chica comenzaron a arder.
¡Rayos! ¡Rayos! Pensó Hikari moviendo sus brazos.
—Está caliente.— Exclamó la castaña.
¡Oh no!
—Hielo, traigan hielo.— Gritó Takeru alterado y a lo lejos divisó una cubeta plateada con hielo con una elegante botella de champagne. Fue así como corrió a la barra, literalmente. Sacó la botella, llevó la cubeta hacia la chica y vertió todos los hielos sobre sus brazos.
¡Pésima idea!
El dolor se intensificó para Hikari.
—¡Auch!— Exclamó ante esto.
—¿Te dolió?— Preguntó el rubio.
—Claro que le dolió idiota.— Respondió Kouji y llevó una mano a su frente decepcionado— El hielo en las quemaduras agravan la lesión.
¿Qué?
El rubio volteo hacia él— ¿Cómo sabes eso?
—¿Cómo no lo sabes? ¡Es básico!— Exclamó el Minamoto.
¡Ups! Cierto.
Takeru volvió su vista a Hikari, totalmente alarmado— Lo siento, lo siento, lo siento.— Se disculpó por enésima vez con la chica y alejó todos los hielos—En verdad, lo lamento, no quise que esto ocurriera, soy muy torpe.
—N-no te preocupes.— Respondió la castaña.
Kouji simplemente movió la cabeza desilusionado— Llamaré a una ambulancia.— Comentó antes de sacar su Iphone.
—¡Si! Por favor, llama.— Exclamó el rubio.
—No es necesario.— Comentó la mesera.
—Claro que sí.— Contestó Takeru— Te quemaste.
—Solo es una leve quemadura.
—¿Leve?— Preguntó Takeru— La quemadura está recién de seguro empeorará.
—Lo dudo.
—No.— Respondió el rubio— Déjame ayudarte. — Y en un rápido movimiento tomó a la chica en sus brazos ¿De dónde sacó esa fuerza? Ni idea.
—¿Q-qué haces? — Preguntó Hikari sorprendida.
—Te llevaré yo mismo a la clínica. — Contestó el Ishida antes de comenzar a caminar en dirección a la salida.
—La ambulancia ya viene Takeru. — Habló Kouji.
—Cancélala.
El Minamoto rodó los ojos. Algunas veces se preguntaba ¿por qué se juntaba con Tk? Siempre pasaba vergüenzas a su lado.
Takuya ingresó a la oficina principal de un lujoso edificio.
Observó a su alrededor.
Ese lugar no era nuevo para él, ya que hace unos días estuvo ahí para una entrevista que Daisuke, su amigo le consiguió. Fue así como la encargada de relaciones públicas le hizo una entrevista y luego de revisar su trabajo que trajo como muestra lo contrataron.
Hoy sería su primer día.
Observó a su alrededor, tras un mesón de encontraba una mujer de cabello lila y ojos avellana.
—¿E? Disculpe. — Llamó a la mujer, quién volteo hacia él.
—Hola.
—Hola. — Respondió Takuya— Estoy buscando a la señora Miyako Inoue. Soy un nuevo empleado y me dijeron que la buscara.
—¿Señora? — Preguntó la mujer de anteojos— Señorita querrás decir. — Corrigió— Soy yo.
—¡Ups! Disculpe. — Contestó la castaña—Me presento, mi nombre es Takuya Kanbara.
—¿Takuya? — Cuestionó la mujer— ¿Tú eres el nuevo fotógrafo? ¿no?
—Fabuloso. — Comentó Miyako— De ante mano quiero felicitarte, las fotografías que entregaste en la entrevista a nuestra encargada de relaciones públicas son impecables, hace bastante no veíamos un trabajo de esa calidad.
Takuya sonrió— Gracias. — Cuando vino a la entrevista se encargó de traer lo mejor de lo mejor— Será un agrado para mí trabajar con ustedes.
—Ya lo creo. — Comentó Miyako—Ven, tenemos mucho que hacer antes de comenzar con tu jornada laboral, tenemos muchos proyectos que están atrasados debido a la falta de fotógrafo, así que tendrás que hacerte la idea de estar estos primeros días enfocado simplemente en el trabajo.
Takuya asintió.
—Antes quiero presentarte a nuestra diseñadora gráfica de espacios y vestuario.
Fue así como Miyako dirigió al moreno a una oficina.
¡Toc, toc!
Ambos ingresaron.
—Qué extraño, no está. — Comentó la mujer de anteojos— Tendré que ir a buscarla. — Dirigió su mirada a Takuya— Disculpame ¿puedes esperar unos minutos?
—Claro, no hay problema.— Respondió el moreno.
—Permiso.— Fue así como la mujer salió del lugar.
¿Mujer? Mejor dicho joven, por los anteojos se veía mayor, mas, Takuya podría jurar que no lo era tanto.
El moreno observó a su alrededor.
La oficina era grande, lujosa, tenía un escritorio gigante, una silla de cuero negra bastante grande, tras ella había un gran ventanal donde se veía toda la ciudad. A un costado se encontraba un mural gigante con dibujos de ropa, en otras, diseños.
De repente la puerta sonó, Takuya volteo hacia ella esperandose encontrarse con la señorita Miyako. Sin embargo, no se encontró con ella sino que frente a frente se encontró con aquel ángel de cabello rubio y ojos verdes.
Ella venía hablando por celular, mas, al detectar la presencia del moreno también se sorprendió.
—¿E? M-me tengo que ir.— Declaró la chica— Luego te llamo. Sí, adiós, beso.— Musitó antes de colgar.
Literalmente ambos quedaron en shock, observándose de frente y sin decir palabra por la impresión.
—¿Tú?— Musitó la rubia.
—¿Tú?— Takuya también repitió esa pregunta.
Ambos se observaron.
—¿Eres el niño que cantó y cayó sobre nosotros?
—¿E? S-sí.— Respondió el castaño avergonzado— ¿Y tú la chica del auto?
Izumi asintió— ¡Vaya! No esperaba volver a verte.
—Yo tampoco.— Musitó Takuya, aunque, sí tenía ganas, después de todo, quedó encandilado por su belleza.
—¿Qué haces aquí?
—Estoy esperando a la diseñadora que trabaja en esta oficina, verás, soy el nuevo fotógrafo de la empresa.
—¿El nuevo fotógrafo?— Cuestionó Izumi.
Takuya asintió.
—¡Genial! Yo soy la diseñadora que justamente trabaja aquí. Me alegra finalmente conocerte ¿sabes? Las fotografías que trajiste a tu entrevista fueron espectaculares.
—¿Las viste?— Preguntó el moreno sorprendido.
La oji-verde asintió.
—Fueron increíbles. Tienes talento.
—Gracias.— Respondió el castaño— Espero ser de aporte para la compañía.
—De seguro sí, tus fotografías impresionaron incluso a mi madre y eso es mucho decir.— Contestó Izumi.
—¿Tu madre?
—Sí.— Contestó la rubia— Verás, mi madre es la jefa de toda esta empresa.
—¡Wow! No, lo sabía.— Musitó el morneo.
—Bueno, es lógico, recién nos conocemos.
—¿E?— Balbuceo el chico— S-sí.— Aun le costaba fórmular palabra, la presencia de la rubia lograba colocarme nervioso ¡Muy nervioso! Eso pocas veces ocurría— P-por cierto, me presento soy Takuya Kanbara y seré tu nuevo compañero de trabajo.— Extendió su mano.
La rubia sonrió—Mucho gusto, mi es Izumi Ishida, bienvenido a la empresa.— Musitó antes de depositar su maletín y bolso sobre la mesa para quedar con las manos libres para corresponder el gesto, sin embargo, no se percató que el cierre lateral de su bolso estaba abierto y el obsequio que su novio le dio en su cumpleaños cayó en el suelo.
Esto no pasó desapercibido para el moreno, quién rápidamente se arrodilló para recoger la cadena, mas, no fue buena idea.
¡Esa era su cadena!
—Está cadena.— Musitó Takuya.
—¿Qué ocurre con esa cadena?— Preguntó Izumi.
El moreno se levantó del suelo y observó a la oji-verde— Es mía.
—En verdad lamento lo que pasó. — Musitó Takeru arrepentido con la cabeza baja— No quería quemarte con café, ni generar escándalo en tu lugar de trabajo.
Literalmente dio vergüenza con su exageración, tanto así que Kouji actúo como si no lo conocía y simplemente se fue.
—No tienes que disculparte. — Habló Hikari— Fue un accidente.
—Sí, pero fue accidente por estar distraído. — Habló el rubio— Soy un estúpido. Si fuera tan distraído no te hubieras quemado.
La castaña negó con la cabeza—A cualquiera le puede pasar. Además, no te culpes, fueron unas quemaduras leves.— Dirigió su mirada a la pequeña venda que envolvió su muñeca derecha— Más afectado quedó mi móvil.
Takeru alzó una ceja— ¿Tu móvil?
Hikari sacó de un bolsillo de su delantal su móvil.
—¡Oh no!— Exclamó el rubio e hizo una mueca— No me digas que por el agua no funciona ya.
La castaña hizo una mueca— Lamentablemente no es anti-agua.
—¡Lo que faltaba! — Pensó el rubio.
—Debes estar furiosa.
—¿Furiosa?— Preguntó Hikari— ¿Por mi móvil?
Takeru asintió.
—Es algo material.— Comentó la chica.
—Que perdiste por mi culpa.— Habló Takeru.
—Lo material no importa. — Musitó la castaña.
—Te lo compensaré.
—Lo digo enserio, no es necesario. — Habló la chica— Fue un accidente a cualquiera le puede pasar, estoy acostumbrada a que ocurra, incluso ay muchos que no responden y se enojan conmigo, que me trajeras hasta acá es más de lo cualquier otro hubiera hecho.
—No podía dejar a una chica tan linda como tú ahí como si nada. — Comentó el oji-azul provocando que la castaña se ruborizara ante esto.
—¿E? — Balbuceo Hikari ante esto nerviosa— No es para tanto.
Takeru se acercó y posó su mano en su hombro—Juro compensarte por este momento.
La castaña alzó una ceja— Ya te dije que no es necesario. — Habló— ¿Cuántas veces tendré que repetirlo?
—Lo siento. — Musitó el rubio— ¿Estoy siendo hostigoso?
—Un poco. — Habló Hikari— Bastante.
El rubio respiró profundo— Lo siento ¿sí? Pero no me gusta ser tan distraído en la vida y perjudicar a otros con eso.
—Bueno, no me has perjudicado en gran medida. — Respondió la castaña— Y aunque así lo fuera, me trajiste a la clínica prácticamente volando, eso habla bien de ti. Ya que, generalmente cuando las personas tienen estos inconvenientes conmigo o con otras chicas del bar jamás se disculpan, al contrario, reclaman.
—¿No soy el primero? — Preguntó Takeru sorprendio.
—No, no lo eres. — Contestó Hikari— Y créeme eres suertudo, generalmente el café cae directo en la camisa de los clientes y tengo que reparar los daños.
—Bueno, en este caso tendré que yo pagarte los daños a ti.
—No es necesario con la clínica basta. — Respondió la castaña.
—Tu móvil quedo afectado.
—Tengo dinero para comprar otro. — Tal vez no mejor, pero nuevo— Aunque no lo creas fuiste bien asertivo justo quería cambiar mi móvil, porque ya no funcionaba del todo.
—Oye si lo dices para que no me sienta culpable no es necesario que lo hagas.
—No lo digo por eso, lo digo de verdad. — Respondió Hikari.
—Disculpen que me entrometa en su conversación de disculpas y auto culparse. — La enfermera llamó su atención— Pero necesito que el doctor firme tu alta, así que, iré a buscarlo, permiso. — Musitó antes de salir.
Así fue como Hikari y Takeru quedaron solos.
—Nuevamente quiero disculpar…
—¡Hey! — Hikari lo interrumpió posando sus manos sobre las manos del rubio— Lo digo enserio, no te disculpes más ¿sí? No hay problema.
Takeru no evitó colocarse nervioso ante el contacto de las manos de aquella chica. Jamás estuvieron tan cerca y ahora que lo recordaba por primera vez hablaban más que pedir una orden.
—Cre-creo que…—Aclaró su garganta— Es primera vez que hablamos más allá que pedir una orden ¿no?
La castaña alzó una ceja sorprendida ante el cambio de tema—¿E? Cre-creo que sí, no habíamos hablado antes.
—¿Cuál es tu nombre? — Preguntó el chico.
—Mi nombre es Hikari Kanbara.— La chica extendió su mano.
El rubio le correspondió al gesto— Mi nombre es Takeru Ishida, mucho gusto.
Y sí, como lo presintió ese fue el día en el cual le habló a esa chica, sin embargo, en vez de salir a una cita terminaron en una clínica.
—Disculpa chico, pero creo que te equivocas, este collar es mío.— Declaró Izumi desconcertada.
—Lo siento, pero estoy seguro, no me equivoco.— Respondió el moreno— Esta cadena es mía.
—No, es mía.— Insistió la rubia.
El moreno hizo una mueca—Te estoy diciendo que es mía.
—¿Por qué dices eso? — Izumi intentó tomar su cadena, pero, el castaño se lo impidió— Hey, devuélvemela.
Takuya frunció el ceño— No.— Respondió— Es mía.
—¿Tuya?— Cuestionó la rubia— Claro que no ¡Es mía!— Contestó antes de arrebatarle la cadena de las manos.
—¡Hey! ¿Qué te ocurre?— Reclamó el moreno— Te estoy diciendo que es mía.
—Sin justificación.— Contestó Izumi.
—Claro que sí.— Contestó el moreno— Tiene una I.
—¿Una I?— Preguntó la oji-verde— ¡Wow! No me digas y también es dorada.— Musitó con ironía— Que casualidad.
—¡Oh, que graciosa!— Exclamó el castaño con sarcasmo.
—Si verdad.— Musitó Izumi— Así que no la toques porque creo que se te están patinando las pocas neuronas que te quedaron luego de caer sobre mi auto.
Takuya frunció el ceño ¿Quién rayos se creía que era para hablarle asi?
—¡No me obligues hacer algo que no quiero!— Advirtió antes de tomar la cadena por el borde.
—¡Ay! No me obligues a hacer algo que no quiero.— Izumi imitó con burla su advertencia— No me amenaces, ya que hagas lo que hagas no me quitarás esta cadena, porque es mi cadena.— Declaró— Me la regalaron ayer.
—¡Qué casualidad! Justo el día en que me la robaron.— Respondió Takuya molesto.
—¡Ay no me digas!— Exclamó Izumi antes de jalar la cadena— Es mi imposible, es mi cadena y se acabó.
—Es mi cadena.
—Mi cadena.— Respondió Izumi jalando de la cadena.
—Mi cadena.
—¡Mía!
Ambos jalaron de cada lado de la cadena y tanta fue la fuerza que provocaron que la letra "I" se desligara de la cadena larga y ambos cayeran al suelo.
—¡Mira lo que hiciste!— Respondió gritó la rubia enfadada.
—¿Lo qué hice yo?— Preguntó el moreno— Lo que hiciste tú, señorita ladrona.
—¿Ladrona?— Cuestionó Izumi— ¿Me vas a tratar a mi de ladrona cuando tú fuiste quién me quiso quitar ¡Mi! Cadena?
Takuya frunció el ceño— Ya te dije que es ¡Mi cadena!
—Ya te gustaría.— Musitó la rubia antes de arrodillarse rápidamente en el suelo y tomar ambas partes.
Takuya tuvo intenciones de arrebatarselas de las manos, sin embargo antes de hacer esto, la puerta se abrió y en el lugar apareció la mujer de cabello lila.
—Chico que bueno que te encuen...—Miyako pasó su mirada por la chica rubia— ¿Izumi? ¡Vaya! Qué bueno que se hayan conocido.— Se acercó a ambos— Izumi te presento a Takuya Kanbara, nuestro nuevo fotógrafo.
—Ya lo sabía.— Contestó Izumi molesta y arrepentida de ser tan coordial al darle la bienvenida.
—Takuya.— La mujer de anteojos volteo hacia el castaño— Te presento a Izumi Ishida.— Señaló a la rubia— Ella es hija de la dueña de esta gran compañía de modas, Sora Ishida.
Lamentablemente.
Pensó el moreno. Ella era hija de la dueña de ese lugar.
—Y también es la encargada de imagen.— Habló Miyako— No sólo se encarga de nuestras modelos, si no que diseña atuendos al igual que su madre.
¡Que suerte la suya!
Su primer día laboral en su trabajo nuevo y ya tenía problemas con una compañera ¡Más encima hija de la dueña!
—Me alegra que se hayan conocido, ya que pasarán mucho tiempo juntos en las siguientes semanas, la colección de invierno se viene fuerte, necesitamos muchas fotografías.— Habló la Inoue— Pero claro, luego hablaremos de eso.— Volteo hacia el moreno—Takuya necesito que vengas conmigo, te presentaré al resto del personal.
¡Rayos! No quería salir de ahí, tenía que arreglar este asunto con esa rubia.
—Y también debo mostrarte el set donde realizamos las sesiones de fotografías.
Takuya hizo una mueca—Pe-pero...
Miyako ante esta pequeña palabra alzó una ceja y lo observó seriamente— ¿Hay algún problema?
—¿E?— Balbuceo el moreno, esto no era bueno, se suponía que era su primer día de trabajo, no debía hacer problemas, ya que necesitaba el dinero, por Hikari y por él— N-no, no hay problema.— Luego se encargaría de hablar con esa chica y recuperar su cadena.
—Bueno, entonces vamos.— Musitó la chica Inoue.
Mientras tanto en la empresa Ishida.
Yamato se encontraba revisando detenidamente el primer informe del primer proyecto que su hija Nene realizó en la empresa esa primera quincena.
—¿Y?— Preguntó Nene curiosa a la reacción de su padre— ¿Qué opinas de mi primer trabajo?
El rubio alzó la mirada y observó a su hija, tenía una sola cosa que decir—Nene.— Pronunció su nombre— Siempre he dicho que tener poca experiencia en las cosas tiende a ser un punto en contra cuando hablamos de negocios o proyectos de este tipo. Sin embargo...—Cerró la carpeta y observó seriamente a su hija— En tu caso creo que no es necesaria la experiencia, este trabajo es perfecto.
La castaña sonrió.
—Hace bastante no recibía un trabajo tan impecable como este.— Comentó el hombre— Es excelente.
—Ya lo sabía.— Habló Nene orgullosa antes de tomar asiento frente a su padre.
El rubio alzó una ceja—¿Perdón?
—Lo que escuchaste, ya sabía que mi trabajo estaba bien.— Respondió la castaña— Simplemente apliqué todo lo que tú me has enseñado hasta la fecha y lo que he aprendido con mi esfuerzo.
—Que humildad la tuya, hija mía.— Comentó el rubio.
La castaña sonrió— ¿Humildad?— Preguntó— Antes muerta.
—No es bueno alardear en los negocios ¿sabes?
—Eso no es lo que dice el abuelo.— Musitó Nene.
Yamato hizo una mueca y suspiró, algunas veces se preguntaba ¿por qué el gen de la ambición era tan marcado en su segunda hija?
—Bueno, este no es solo un trabajo tuyo.— Comentó el rubio— Kiriha te ayudó ¿no?
Nene asintió— Sí, él me ayudó.
—Se entendieron bien siendo compañeros.— Habló Yamato resaltando levemente la última palabra.
—Si.— Respondió la oji-morada antes de tomar la carpeta y comenzar a ojear en sus páginas—Me encanta trabajar con él.— Sonrió— Y no lo digo solo como compañeros.
—¿Perdón?— El rubio preguntó— Ustedes solo son eso, compañeros.
—Sí, eso somos.— Contestó Nene sin despegar su mirada de la carpeta— Pero no quita que me atraiga como algo más.
Yamato apretó su lapicera un tanto molesto, últimamente siempre que encontraba a Kiriha con Nene estaban ¡Muy! Cerca, demasiado cerca para su gusto.
El Aonuma negaba que algo ocurría, pero él no era tonto, notaba las miradas que le daba a su hija, Nene, y viceversa.
—Después de todo, Kiriha es guapísimo.— Finalizó la castaña.
El rubio hizo una mueca—Lastima que sea gay.— Declaró sin más.
Sorprendiendo tanto a su hija como a él mismo ante aquella mentira tan improvisada y estúpida.
—¿Qué?— Preguntó la castaña sorprendida ante esto— ¿Gay?
Sí, raro, pero no se le ocurrió una mejor excusa.
—Sí, gay.— Habló el rubio— Le gustan los hombres.— Observó a ambos lados— Pero solo yo lo sé.— Susurró— Ya que él todavía no se atreve a...
—¿A?
—¿Cómo se dice?— Yamato buscó la frase— ¿Destapar la olla?
Nene rodó los ojos— Se dice salir del closet papá.— Corrigió.
—Pues eso.
—¡Que desperdicio de hombre!— Se lamentó Nene.
Yamato hizo una mueca al percatarse que tal vez esa no fue la mejor excusa que se le pudo ocurrir. Sin embargo, ya lo había dicho y no se arrepentiría, después de todo, no le gustaba como Kiriha observaba a su hija, porque le conocía el historial. Era de esos chicos que no se comprometía con nadie y que vivía de mujer en mujer, sin importarle sus sentimientos.
—Así que evita en lo posible cualquier coqueteo hacia él.— Advirtió— Porque no vas a tener futuro.
La castaña frunció el ceño un tanto molesta ante esto.
—Hey tú.— Izumi escuchó que alguien la llamaba y al voltear se encontró con aquel fastiodoso chico moreno de hace unas horas— Necesito hablar contigo.— Se acercó a ella— Amiga.— Comentó con sarcasmo.
—Mi nombre es Izumi.— Corrigió la rubia— Izumi Ishida y no soy tu amiga.— Comentó— Debes llamarme señorita Ishida.
—¿Señorita Ishida?— Cuestionó el castaño, esa chica parecía tener su edad ¿por qué debía tratarla con tanta formalidad?
—Soy tu jefa, después de todo.
Lamentablemente, deferente esa chica que parecía en ángel se convirtió en demonio.
—Cómo sea.— El moreno rodó los ojos— Señorita Ishida, necesito hablar con usted.
—Ya sé de qué quieres hablar.— Musitó Izumi— De mi cadena ¿no?
El moreno hizo una mueca— Si.— Respondió— Necesito que me devuelvas ¡Mi! Cadena.
—Lo siento, pero no te devolveré ¡Mi cadena!
Takuya frunció el ceño— ¿Por qué no?
—Porque nada me asegura que sea tú cadena.— Habló Izumi— Tal vez, seas un ladrón que simplemente me la quiere quitar porque es valiosa.
—No soy un ladrón.— Respondió el castaño.
—¿A no?— Cuestionó la rubia— Si andas cantando en la calle, frente a semáforos para autos significa que no eres muy de fiar.
¡Qué prejuiciosa! Pensó Takuya enojado. Evidentemente era una niña malcriada de personas con dinero que desconocía la realidad de muchas personas con escasos recuersos.
—Que ande cantando en las calles no es sinónimo de que sea un ladrón.— Respondió Takuya ofendido.
—¿A no?— Cuestionó Izumi— Entonces ¿por qué lo haces?
—Porque necesito dinero.
—¿Lo ves? Eso refuerza mi teoría.
—No ando simplemente buscando dinero ¿sabes?— Comentó Takuya— Canto en la calle porque amo la música.— Contestó el moreno— Me gusta compartirla con la gente, expresar con ella felicidad y alegría.
—¿A sí? ¿Y crees que cayendo sobre los autos lo vas a lograr?
—Pues no.— Respondió el castaño— Lo que ocurrió el otro día fue un accidente.
—Lamentablemente.
Sin duda.
—Pero lo digo en verdad, si canto en las calles es porque quiero compartir la música con las personas.— Comentó Takuya— Y darles felicidad, sobre todo a personas amargadas como tú.
—¡No soy amargada!— Respondió la rubia.
—Claro que sí.
Evidentemente ese primer encuentro entre ambos no se comparaba con el momento desagradable que estaban viviendo y el desencantamiento que cada uno estaba sintiendo con respecto al otro.
Lo que pudo empezar como una buena historia se estaba oscureciendo, mas, así como es fácil odiarse, también es fácil conocerse.
+Tercer episodio piloto y creo que aquí ya no subo más capítulos hasta salir de vacaciones.
+Como dije tengo 10 capítulos escritos, pero quiero ir adelantada, no apresurarme. No obstante, quería subir este tercer capítulo.
+Respuesta a comentarios:
mimato bombon kou: Hola! Gracias jejeje literalmente he escrito con mucha dedicación esta historia, cada escena y pareja está bien pensada ojalá te guste y puedas ir uniendo el rompecabezas como el tema de los apellidos (Ej: Hikari Kanbara). Espero que sigas leyendo y comentando. Te mando un abrazo a la distancia.
