NA: Publico los martes, me gusta publicar los martes porque así mi semana empieza con la emoción de escribir capitulo nuevo los lunes.

Amor desesperado era el drama de moda. Tenía dos temporadas y estábamos rodando la tercera y última.

Era una historia común de cómo una chica sencilla lograba entrar en la Todai. Allí se enamoraba del chico popular, es decir yo, un tipo de familia adinerada. El personaje que yo interpretaba parecía desde las primeras temporadas tener arrebatos violentos y ser muy mal carado, peor poco a poco se desglosaba como en un pasado trágico donde unos tipos habían matado a su madre y como él debía ir al psicólogo para reconducir su conducta. Así mismo también había compañeros de universidad que Le hacían la vida imposible a la chica y claro mi personaje debía rescatarla. Así mismo otro interés romántico interpretado por un enemigo conocido.

Ni es patente que dentro del mundo de los actores los compañeros de profesión sean rivales. Seamos claros yo interpretaba papeles de moda, no papeles complejos por los que fuera a ir a los Oscar.

Todo eso lo tenía muy claro, y supongo que por eso mi competidor tenía el listón más alto y siempre trataba de reírse de mí simplemente porque yo no eligiera ser el mejor actor del mundo. Ni siquiera me interesaba la escuela de arte dramático... Estaba allí de casualidad.

Mi competidor, no diría que fuera mejor actor que yo, pero ciertamente Le echaba toda la carne al asador. Él sí quería ir a los Oscar y de hecho nuestra producción era práctica para ambos por ello. Haruki Komi vivía a caballo entre EEUU y Japón, haciendo películas de nivel mundial Con directores como Quentin Tarantino, Gore Verbinski, etc.

Y eso era lo que nos ayudaba mutuamente a seguir creciendo laboralmente. Los rodajes paraban para la liga y paraban para que él trabajara en sus proyectos en el exterior.

Realmente el trabajo que yo disfrutaba era el voley, lo demás solo engrosaba mi cuenta bancaria y mi ego. La diferencia era que en el trabajo de modelo me gustaba el resultado, no el proceso.

Estábamos ambos sentados en maquillaje y peluquería mientras repasábamos el guión.

–En esta escena el guionista dice que tienes que amenazarme, pero ¿no crees que tu personaje está muy enfadado? –comentó y releei la zona del texto a la que se refería–. Yo creo que sería más desmedido y debería pegarme.

De Komi se podía destacar un super defecto, lo mismo que había pasado cuando trabajamos juntos en el puñetero maid Café. Me liaba la mente para meterme en problemas.

–Tío, yo entiendo que tu eres un actorazo guay de Hollywood y te las das de listo – cuando empezábamos hablar, las maquilladoras solían salir de la sala. Los cotilleos de que éramos dos divas egocéntricas corrían por todo el estudio. Disfrutaba aquello como un niño pequeño un caramelo–.Pero no voy a cambiar mi interpretación solo para que tu personaje quede mejor.

Komi chistó, Le gustaba tocarme los cojones.

–Oikawa el mediocre que no aspira a más de lo que aspira su agente –se mofó. Pero era Komi, cuanta más confianza te tenía peor te trataba–. Quizá deberías plantearte la psicoterapia para trabajar ese autoestima tan bajo.

Oh, claro y llamar mediocre a la gente ayudaba muchísimo a mejorar el autoestima de la gente. Aunque no iba a negarle que ahí tenía un punto, la psicoterapia no tenia que hacerme daño. Me había planteado asistir millones de veces, pero siempre quedaba relegado a un segundo plano.

-Si, por eso el último anuncio de Bvulgary vinculado a la serie lo interpreto yo solo y no junto a ti - Le guiñé el ojo.

Sabía que le daba la rabia de la vida. Y es que al ser más alto la mayoría de las firmas me elegían a mí, ya que casi todas las fotos las podían exponer junto a la de los modelos occidentales sin que se notara la diferencia de altura. Que quieres, Komi-san en la lotería genética gané yo.

Komi se levantó y salió indignado de la sala de maquillaje. A veces era yo quien salía indignado, pero no era lo habitual.

La maquilladora, que se había quedado en la retaguardia esperando que esto sucediera, se acercó de nuevo.

–Oikawa-San no debería meterme pero.. – la chica se sonrojó mirándome, probablemente por hablarme con tanta franqueza–. A pesar de lo que digan yo creo que su actuación es más sublime y correcta.

Lógicamente, porque mi interpretación se adecuaba a los cánones japoneses. Yo actuaba para mi público y no para complacerme a mi mismo. Y es que debíamos darle la razón a Komi en algo, y es que mi autoestima estaba por los suelos.

¿Cuando había dejado yo de complacerme a mi mismo para hacer lo que los demás esperaban de mí?

La respuesta se asimilaba al momento en el que dejé de confiar en mi super motivación y empecé a dejarme llevar por otros. Eso me había llevado a la cumbre, pero ¿cuan más alto podía llegar si rompía ese techo? Si tomaba mis propias decisiones podía arruinar todo aquello. Después de todo, solo había logrado escalar después de abandonar algo que mi corazón anhelaba un poquito menos cada día.

Pero la mejor parte era salir a la calle, ver mi cara en todos lados y pensar "Que te jodan Bokuto Kotaro, vas a ver mi cara en todas partes". Aunque quizá él ni siquiera continuaba en Japón... Era un buen jugador y fácilmente podría haberse dedicado profesionalmente. Esperaba que no, que trabajara en un 7eleven en horario nocturno muriéndose de sueño y con dolor de espalda por cargar cajas.

Cuando salí del rodaje tenía la intención de volver a casa, pero mi teléfono sonó. Era mi agente. Me citaba en Yokohama a las 12 de la noche para un set fotográfico importante. Era para una firma de moda nueva que al parecer estaba en auge. El set sería en la playa y tan sólo podía hacerse un día de luna llena como hoy...

Tenía la opción de declinarlo, llegar a casa, servirme un vaso de whisky y relajarme mirando un par de capítulos de "casos sin resolver", pero decidí ir.

Me daba tiempo de cenar en algún restaurante de la playa, así que tomé un Taxi hasta allí.

El Mengual grill no era el mejor restaurante de la zona pero estaba cerca de donde me habían citado y además estaba abierto hasta las 11... Así que me senté en la terraza con vistas al mar y me permití el lujo de pedir un Coffee Negroni para acompañar mi plato de salmón marinado cuando Ushiwaka entró en la terraza.

Si no hubiera pedido, me hubiera largado sin pensarlo. Era de noche, así que no vi posible ponerme las gafas de sol para ocultarme sin llamar más la atención.

El pesao y la loca me llamaron a las 2 am, fácilmente podrían haber estado en Polonia, ya que la diferencia horaria es más o menos d horas...

Por suerte, tan solo saludó y se sentó varias mesas alejada de la mía. Lo malo era que a mi me carcomia la curiosidad, estaba claro que si se había prometido tenía que venir a casarse pero... Aún no tenían fecha de boda ¿no?

Intenté cenar sin pensar en que estaba allí aquel atontado, centrándome en el set fotográfico que haría después. Normalmente mi agente me mandaba un portafolio explicando vagamente en qué tipo de ropa llevaría, que trabajo artístico se esperaba de mí y todo aquello, pero todo había sido repentino.

Después pasee por la playa mirando la luna, su reflejo brillante iluminaba más que las farolas. Había una leve brisa agradable pero que me hacía dudar de querer hacerme fotos en la playa. El 99,9% aquello significaba acabar mojado por el agua del mar y acercarse a la hipotermia.

Cuando me acerque a la zona del set vi a una chica disfrazada de sirena. Su piel estaba decorada con joyas brillantes que simulaban escamas, llevaba una falda con cola de sirena exagerada y una camiseta ajustada de vóley femenino mezclada con un animal print.

Al verme me hicieron pasar enseguida a pesar de que llegaba pronto. Mi maquillaje y mi ropa era algo más sencillo, pero también tenía un toque intenso y dramático. No tenía ni idea de para que firma estaba modelando, así que mire las etiquetas de aquel vestuario peculiar que cruzaba la ropa deportiva con la moda pret a porte de alto standing. Vintage Azumane. Conocía aquella firma. Sonreí, iba a estar en todas las paradas de autobús de Japón de nuevo.