A Hinata le dolía la cabeza cuando se despertó al otro día. La fuerte luz del sol entraba por la ventana de su habitación y se quejó.
La resaca estaba haciendo un buen papel en ella.
Fue a su baño privado, dándose una rápida ducha y limpiándose los dientes, para volver a bajar a la cocina con su bata blanca de nuevo. Ella estaba arrastrando los pies y se detuvo de golpe cuando vió la cocina.
- Maldito hijo de puta-, gruñó al ver todo el desastre que había.
La copa seguía volcada en la mesa, vino esparcido por el suelo y la mesa. Ella hasta podía ver las huellas que había dejado el inútil de Sasuke cuando salió de allí esa noche. Se tapó la nariz, el olor a vino le revolvió el estómago.
Suspiró mientras evitaba el charco seco y pegajoso de vino y abrió el refrigerador para tomar agua. Ella había agarrado algunas pastillas para calmar su dolor de cabeza y las tomo. No tenía ganas de desayunar nada. Se dió la vuelta, observando el desastre y volvió a suspirar.
Por lo menos tenía algo que hacer, se dijo mientras se movía para ir a buscar los productos de limpieza.
Cerca del medio día, ya con la cocina limpia, ella estaba aburrida tecleando su teléfono , sobre el sofá vestida con una simple camiseta larga y una malla elástica. Estaba más que nada, viendo videos en instagram y se sobresaltó un poco cuando el teléfono de la casa sonó. Por suerte tenía uno justo al lado del sofa y sólo tuvo que estirarse para tomarlo y ponerlo sobre su oreja.
- Hola -, dijo aburrida, sin dejar de mirar la pantalla de su teléfono.
- Te paso a buscar en 5. Iremos de compras.
-¿Eh?..- el pitido le dijo que ya habían cortado-. ¿Hola?- volvió a preguntar, aunque era obvio que nadie contestaría. Miró al aparato y le sacó la lengua-. Idiota.
Hinata suspiró mientras lo dejaba de nuevo en su lugar. Había reconocido la voz de Sasuke, y había entendido bien lo que había dicho. Pero ¿de verdad creía que ella podía arreglarse en cinco minutos? ¿Qué tan idiota podía ser?
Sólo se levantó del sofá y fue a un lado de la puerta de entrada para buscar sus zapatillas deportivas y se las puso. Miró su remera enorme y sonrió. Entonces corrió hacia su habitación.
Hinata bajó cuando escuchó que la puerta era abierta y sonrió por su travesura. Ella se había sacado la remera holgada y se había puesto un simple deportivo color morado, dejando suelto su cabello. Sonrió aún más al ver a Sasuke levantar la mirada y fruncirle el ceño.
-¿Piensas ir así?- le preguntó con la voz llena de desaprobación.
Hinata se detuvo al frente de él, aparentando inocencia y miró su atuendo. Tenía el deportivo, que era prácticamente un sostén ajustado y casi transparente, aunque sus pezones estaban cubiertos por almohadillas que estaban por la parte interior de este. Su vientre estaba desnudo, mostrando piel blanca y suave. Luego estaba su malla color blanca, que le quedaba como segunda piel. Sabía que era algo transparente y por eso se puso una tanga color morada. Su atuendo se completaba con sus zapatillas deportivas color blanco.
Ella levantó la mirada y se encogió un hombro.
- Es lo que tenía. ¿De verdad esperas que me preparé en tan poco tiempo?
Sasuke puso los ojos en blanco y luego se volvió, caminando a la salida. Hinata troto tras él, hasta que logró llegar a su lado.
-¿A dónde vamos?
Sasuke no contesto, sólo abrió la puerta. Ella se sorprendió un poco que él esperara que ella saliera primero. Pero se encogió de hombros y salió caminado como si todo el lugar fuera suyo. Su sonrisa traviesa se quedó congelada y se detuvo de golpe cuando vió que no eran sólo ellos.
Afuera de su casa, había dos autos. En uno estaba el chófer, Kiba, esperando con la puerta de atrás abierta. Pero lo que le llamó la atención a Hinata fue las otras dos personas que estaban afuera del segundo auto.
Itachi le dió una mirada asombrada, él estaba hablando con la otra persona, pero se quedó con la boca abierta mientras la miraba. Hinata comenzó a sentir que su cara quemaba. Pero todo su piel hormigueo cuando vió al otro hombre.
Naruto Uzumaki estaba allí, con una suelta camisa color naranja que le quedaba tan bien como la blanca que ella había visto el día de ayer. Él tenía lentes oscuros, pero cuando giró la cabeza hacia ella, bajó el rostro y con un dedo corrió los lentes para verla mejor. Esa sonrisa depredadora nació de sus labios lentamente otra vez, haciendo que sus chicas se pusieran tensas y listas bajo su simple deportivo.
De pura vergüenza y nervios, se dió media vuelta, para intentar entrar de nuevo a la casa. Pero Sasuke estaba justo atrás, con la puerta ya cerrada.
— Muévete —, le dijo molesto.
Hinata le frunció el ceño. No quería admitir que quería ponerse algo mejor. Miró nerviosamente hacia atrás, notando que Itachi estaba abriendo la puerta de conductor de su auto, pero Uzumaki seguía allí. Hinata notó que se había sacado los lentes, poniéndolos en su cabeza, apoyando un brazo sobre el techo del auto. Seguía sonriendo y mirando fijamente su trasero.
— Yo..—, murmuró buscando una escusa para entrar a la casa—. ¡Ay!— se quejó cuando Sasuke agarró su brazo, sin nada de delicadeza y empezó a arrastrarla a la puerta que aún sostenía Kiba—. Suéltame, imbécil —, murmuró.
Sasuke no le prestó atención. Ella miró nerviosamente a Uzumaki de nuevo y él le guiño un ojo, haciendo un simple saludo son dedos agitándose. Hinata no pudo evitar responder con una sonrisa como una estúpida, sintiendo sus mejillas quemar.
Pero esa expresión se borró cuando Sasuke le obligó a entrar al auto, perdiendo de vista al rubio. Ella le frunció el ceño cuando él le cerró la puerta. Lo observó rodear el auto, notando que Uzumaki también había entrado al de Itachi. Se tensó cuando Sasuke abrió la otra puerta y se sentó a su lado. Lo miró enojada, con los brazos cruzados.
— Podrías haber dicho que no íbamos a ir solos—, regañó Hinata.
Sasuke no la miró, se desabrochó un botón de su saco, acomodándose mejor mientras Kiba encendía el auto. Finalmente la miró cuando comenzaron a cruzar las rejas de la casa.
—¿Para qué?
— ¿Cómo que para qué?— le dijo con voz profunda —. Para ponerme algo más.. apropiado.
Sasuke alzó una ceja y bajó la mirada fría a su deportivo. Luego levanto los ojos a su rostro, no parecía muy impresionado.
— ¿Qué tiene de malo?
Hinata apretó los dientes. No iba a admitir al frente de él que no quería aperantar, otra vez, una prostituta vip con Naruto Uzumaki presente.
— Eres un idiota —, se quejó mirando por la ventanilla.
— Por más que la mona se vista de seda..— murmuró.
Hinata se giró y lo miró furiosa. Él mostraba una sonrisa fría y divertida. Ella también le dió una mirada, comprobando que tenía un traje oscuro, como siempre.
— No necesitas vestirte de negro siempre, ¿sabes? Todo el mundo sabe que tu corazón en negro y frío, casi inexistente. Como tu polla—, ella sonrió, feliz por decirle eso.
La sonrisa de Sasuke despareció. Hinata se sintió bastante orgullosa por eso y volvió a mirar por la ventana del auto mientras se movían hacia el centro. Pero sus dientes se apretaron y apenas se contuvo de golpearlo cuando él dijo:
— Y todo el mundo sabe que eres una prostituta. No debes de sentirte avergonzada.
Continuará...
